MISTERIO DE CARNE NUESTRA
Introducción
Ponerse ante el misterio de la encarnación es, ante todo, ponerse ante el misterio. Eso no quiere decir que haya que provocar una especie de enajenación mística, sino que hacer referencia a una actitud interior viva, gozosa, disfrutante. Ponerse ante ese misterio con unas entrañas capaces de “concebir”, no como las entrañas secas de Sara (Gen 18,11). El realismo, los años, la pertenencia a la cultura secular, la herida de los días nos incapacitan para temblar de vida y de deseo ante el misterio. Pero ¿cómo hablar de encarnación sin ese temblor? ¿Puede llevarnos a algo una reflexión ordenada, fría, escolar, oficial sobre el tema de la
... (... sigue)