BRIZNAS DE ESPERANZA
BRIZNAS DE ESPERANZA
EN EL MARCO DE UNA SOCIEDAD
GASEOSA[1]
Queremos empezar esta reflexión con una serie de textos poéticos. Parece que la seriedad de un trabajo de componente social no pega con los brillos de la poesía. Pero deseamos indicar que los análisis sociales de hoy que, a veces, nos agobian pueden ser tratados en hondura y, a la vez, con una cierta holgura. No es caer en la “existencia banal” que Heidegger criticaba tanto o en el “nihilismo débil” del que habla G. Vattimo[2]. Es poder hablar de los interrogantes de hoy sabiendo que se puede caminar si se levantan los hombros un poco[3]. No son los nuestros malos tiempos para la lírica[4]. Todo lo contrario.
Dice el poeta M. Rico:
«Nunca poseeremos la tierra.
Si acaso, una brizna de aire o un destello»[5].
Hemos de ser modestos en nuestras pretensiones. No se puede entender todo. No vamos a dar con la piedra filosofal de la realidad que lo explique todo. Siempre quedarán flecos de oscuridad. Abundarán los interrogantes sin respuesta. No es echarse en brazos, desalentados, en un relativismo que nos deje «sin criterio, sin razonamiento, sin ambición ética, sin capacidad crítica…ante la pura superficialidad, ante la absoluta ramplonería»[6].
Y en esta tesitura de lo humilde, del trabajo sencillo decía G. Apollinaire:
«Brizna de brezo, olor del tiempo.
Recuerda que yo te espero»[7].
Hay que hacer trabajos sencillos para recabar sentido en esta época turbia en la que se desarrolla nuestra vida personal y social. Es preciso que no mueran las raíces de la esperanza, «la tierra donde esas raíces anidan»[8]. Esa tierra que somos nosotros mismos como personas y como grupo. Si muere la esperanza, si damos por descontado que entender nuestro momento y vivirlo con lucidez son cosas imposibles habremos renunciado a la iluminación que puede abrir el camino del sentido. Esperemos las “briznas de brezo”, como cosa que anuncia el resplandor tras el que andamos.
Finalmente, dice el poeta canario J. Díaz Armas:
«Estás en los recodos vericuetos de este atajo
que en soledad desando y tú transitas
camíname despacio, dame vueltas,
detente a contemplar un canto solitario
un insecto, una brizna de hierba,
date tiempo que no tengo otro sitio,
ni otro asiento, ni otra sed, ni otro ocio que ofrecerte»[9].
Es necesario detenerse a contemplar la brizna de hierba, para contrarrestar «la excesiva distracción a la que estamos sometidos y la dificultad para dedicarnos al pensamiento contemplativo»[10]. Como luego diremos, la reflexión, y sobre todo si se hace en grupo, puede ser una óptima manera de contemplar, de ahondar, de oponerse a la tiranía de la superficialidad.
1. El dinamismo de la reflexión
Podría dar la impresión de que únicamente los jóvenes son quienes están “abducidos” por los medios tecnológicos y que si se les quita el móvil parece que se les está robando el “alma”. Todos participamos de ese “abrevadero” que son las redes sociales donde la comunicación es, ciertamente, acelerada, pero, con frecuencia, superficial. «La celeridad con la que nos comunicamos no aporta mayor riqueza ni fluidez. Solo es más veloz y, a veces, precipitada. Y excesivamente ligera. A menudo los pseudoargumentos son meros eslóganes, simples consignas, a veces incluso con pretensión de originalidad, que no resisten un análisis mínimamente solvente»[11].
Por eso, se demanda hoy un plus de reflexión porque «la capacidad de conexión y difusión de las ideas pierde todo su potencial si nos fallan el espíritu crítico y la capacidad reflexiva que solo proporciona el verdadero conocimiento, si limitamos la actividad a lo virtual…si pensamos que lo nuevo tiene, por el hecho de serlo, más interés que lo viejo»[12].
La reflexión nos hará ver que «el mundo se cambia en la vida real…y no escribiendo frases que se diluyen en un mar de agresividad virtual»[13]. Si se quiere detectar las briznas de esperanza en el magma de la sociedad de hoy, si se pretende sobrevivir al tsunami de las opiniones que oscurece las informaciones, si se quiere caer en la cuenta de que nada cambia mientras uno no se levante del sillón, habrá que recurrir a esa vieja y conocida herramienta de la reflexión. Quizá sea cierto que «lo virtual provoca blandura, porque el usuario opina parapetado en su domicilio; también alienta la inmovilidad y el conformismo, dado que una vez que se ha mostrado airadamente un enfado a través de los caracteres que permite el medio se puede salir del cuarto con la satisfacción falsa de haberse comprometido»[14]. Hoy más que nunca queda claro que «el compromiso verdadero con la injusticia requiere tenacidad y es incómodo por naturaleza porque obliga a dar la cara, a no callarse»[15].
Desde este punto de vista, la reflexión se hace imprescindible porque únicamente puede hacer buenos análisis de la realidad una mente contemplativa que emplea tiempo en pensar y en elaborar lo pensado con palabras lo más adecuadas posible. Cualquier camino que lleve a la reflexión será positivo: la lectura que desvela «el drama del propio vivir y sentir» de los humanos[16]; el diálogo constructivo en cualquiera de sus variantes donde descubrimos la reciprocidad[17]; la belleza disfrutada con otros y ampliada por la interculturalidad[18]; la convivencia pacífica y paciente que «que vence las incomprensiones y previene los conflictos»[19].
Reflexionar en común es un modo extraordinario tanto de elaborar la reflexión como el de crear comunidad. Dice FT 36 una frase luminosa: «Si no logramos recuperar la pasión compartida por una comunidad de pertenencia y de solidaridad, a la cual destinar tiempo, esfuerzo y bienes, la ilusión global que nos engaña se caerá ruinosamente y dejará a muchos a merced de la náusea y el vacío». Por eso es tan importante el grupo: para encontrar sentido. Y por ello hay que hacer inversiones en el grupo para que sea productivo: tiempo, esfuerzo, bienes, reflexión.
2. Vivir en una sociedad gaseosa
Las metáforas tienen un alto poder cognitivo. Las metáforas no son mero adorno literario sin consistencia ni contenido real. Muy al contrario contribuyen a la ampliación y ahondamiento del sentido. La idea de un sentido objetivado es siempre peligrosa porque el sentido, ligado a la experiencia y su elaboración, es dúctil y móvil. La construcción lingüística que es la metáfora elabora y, en el mejor de los casos, amplía y profundiza el sentido. Efectivamente, la metáfora sugiere, como círculos en el agua, posibilidades de acercamiento experiencial que no podemos captar de manera cognitivamente más fiable. Y, a la vez, contribuye al ahondamiento del sentido porque las experiencias básicas se ven bombardeadas por la superficialidad que tiende a su dominio. La metáfora desvela componentes que no aparecen a primera vista en la mera experiencia. Así se convierte en herramienta decisiva para la construcción del sentido[20]. Hay quien dice que «tal vez a las metáforas también las cargue el diablo y por eso, quien pone una metáfora en circulación, al mismo tiempo que ilumina determinados aspectos de la realidad termina comprobando sus limitaciones»[21].
Pues bien, todos convienen en que Z. Bauman logró con su metáfora de la “sociedad líquida” dar con una clave de comprensión de nuestra sociedad[22]. En la sociedad líquida, dice Bauman, «estamos condenados a vivir en la incertidumbre permanente” de una sociedad acaparada por el “síndrome” del consumismo, la competencia individual, el desecho incesante de los productos y la dependencia de lo nuevo que el mercado ofrece, y, también, el rechazo, sino el miedo, al otro, cuando el otro es fuertemente impuesto por los efectos de la propia globalización desregulada»[23]. Esto, de laguna manera, sigue siendo una realidad.
Pero hay quien dice que sería más propio hablar de un mundo y de una sociedad “gaseosa”: «Esta metáfora responde mejor a la realidad de los actuales mercados financieros y al mundo de los medios que se caracterizan, como los volúmenes que se contraen y se expanden del estado gaseoso, por ciclos de expansión y contracción, de expansión y recesión, que no tienen un volumen constante. Lo gaseoso responde mejor a los intercambios inmateriales, vaporosos y volátiles, muy alejados de las realidades sólidas que caracterizaba eso que nostálgicamente denominamos economía real, pero también más complejos que el discurrir de los flujos líquidos. Es una imagen muy apropiada también para describir la naturaleza cada vez más incontrolable de determinados procesos sociales, el hecho de que todo el mundo financiero, mediático y comunicativo se base más sobre la información “gaseosa” que sobre la comprobación de hechos»[24]. Esto es algo con lo que habrá que trabajar, no algo a lo que habrá que sucumbir. El gran problema político es cómo gobernar lo gaseoso, cómo crear unos parámetros de mercado gobernables.
¿Cómo elaborar la certeza de vivir en una sociedad gaseosa? Quizá haya que decir, en primer lugar, que los diversos modos de sociedad pueden convivir. No se funciona a un ritmo uniforme. «Si adoptamos la metáfora gaseosa, podemos ir más allá y pensar que la vida social atraviesa por fases sólidas, o sea, momentos donde se frena el cambio y se privilegia la consolidación y reproducción de lo existente; fases líquidas, donde se dan desplazamientos y transformaciones colectivas orientadas hacia un gran objetivo compartido; y fases gaseosas donde lo que reina es la hibridación, el caos, la indeterminación y la incerteza. Tampoco es para descartar que mientras algunas sociedades están inmersas en una fase, otras se explican mejor a través de otra metáfora»[25].
En segundo lugar, será preciso desarrollar una serie de estrategias que doten al ciudadano para afrontar mejor las “arenas movedizas” de esta época:
- Ante el individualismo exacerbado que no se ve interpelado por el caído en el camino, habrá que cultivar todos los cauces de solidaridad social por encima de los vaivenes de las legislaciones del momento. Mantener lo conseguido, luchar por lo que falta y soñar en lo que aún no entra en los parámetros legales. Pongamos, por caso, el derecho a morir dignamente.
- Ante la desregulación de los mercados promovida por al talante ferozmente especulativo del neoliberalismo económico, será preciso luchar por una gobernanza que apunte a una realidad económica de mercado cuyo mejor activo sea el bien ciudadano y no las ganancias del capital. Pongamos el ejemplo de la regulación de los pisos turísticos.
- Ante la incertidumbre interesada por quien maneja los hilos en la sombra para generar acciones lucrativas desde el punto de vista político o económico, favorecer el cultivo de certezas que están un poco más allá de las limitaciones del tiempo concreto. Hablamos, por ejemplo, de la certeza del amparo familiar en sus diversas modalidades.
- Ante la falsa creencia de que los cambios virtuales cambian algo, habrá que volver a la lucha vecinal que es la que puede empujar al poder político a reconsiderar muchas de sus decisiones. Pongamos el caso de la lucha contra la gentrificación por el turismo.
- Ante el deseo irrefrenable de poseer el último artilugio electrónico del mercado creyendo que eso nos asienta en la vida sería preciso desarrollar una sensatez consumista que se piense dos veces las cosas antes de comprar para ajustar el deseo a la realidad. Controlar el ansia de poseer el último móvil cuando el anterior es más que suficiente para nuestro plan de vida.
- Ante la fiebre del éxito inmediato reforzar la certeza de que la siembra precede a la cosecha y aquella ha de ser generosa y continua para esta sea colmada. Trabajar, por ejemplo, el tema educativo dejando de lado el desaliento de que hoy es batalla perdida.
- Ante la insatisfacción vital alentada por un consumo que dice que no serás feliz hasta que tengas todo, sería productiva la estrategia de la sobriedad feliz que parte de la comprensión de la pobreza no meramente como un desvalor, sino como un valor de bienestar. «La moderación como principio de vida y la moderación como experiencia interior constituyen el anverso y el reverso de una sola y misma búsqueda de sentido y coherencia»[26]. La moderación en el uso del plástico serviría de ejemplo.
- Ante la soledad entendida como un subproducto necesario que brota de la maquinaria social de hoy habría que confiar en las estrategias de acompañamiento social, desde el club de jubilados hasta no cesar de demandar el correcto funcionamiento de la seguridad social.
- Ante la fragilidad del amor líquido que fluctúa según las conveniencias de las situaciones personales, habría que mantener vivo el viejo valor de la fidelidad lucida que demanda mucha entrega para que el amor brille. No ha desaparecido el baremo de la fidelidad en la relación de pareja, ni siquiera tras el bombardeo del modelo americano que se nos impone en la colonización cultual.
3. Vivir con esperanza
Ahí está el quid: ¿cómo mantener viva la esperanza en que haga de contrapeso a la incertidumbre de la sociedad gaseosa? ¿Cómo elaborar la desesperanza de serie y las desesperanzas que se van añadiendo en el largo caminar humano? Vamos a tomar un párrafo del librito de M. Zambrano, Los bienaventurados para ahondar en estos interrogantes[27].
- La esperanza envuelve toda la obra del ser humano, aunque este no se percate de ello. La cuna del ser es la esperanza. Por eso resulta tan definitiva: «Todo lo que el hombre busca conocer, toda acción que proyecta, todo padecer que cae sobre él, toda verdad que le sale al encuentro, es acogido primariamente por la esperanza, sin que ella se dé a ver»[28]. La esperanza es el lugar de la vida acogida. Por eso, una vida en la desesperanza, en el disgusto, en la crítica amarga y negativizadora no aporta nada a esclarecimiento del camino que hay que seguir.
- La esperanza tiene un apoyo insustituible que, si falla, resulta imposible: «Y en el fondo de esta esperanza genérica, absoluta, podemos discernir algo que la sostiene: la confianza»[29]. Sin confianza es imposible entender la esperanza. Por eso mismo, generar confianza es posibilitar la esperanza. Una vida urdida en la desconfianza es una vida necesariamente desesperanzada.
- Creemos que vivir en la esperanza es estar siempre en una vida de buen tono vital, optimista, creativo. Pensamos que la esperanza es incompatible con un cierto desaliento. Pero «la esperanza se deja ver como todo lo que alienta constantemente en sus desfallecimientos, en sus atonías». Es pues compatible el dinamismo de la esperanza con una debilidad existencia hecha de desfallecimiento y atonía. No puede ser estas excusas definitivas para apearse del carro de la esperanza.
- El desaliento cerca a quien se esfuerza por leer la realidad de hoy de manera positiva. Pero, dice Zambrano, «la esperanza salta visible en la desesperanza; en la desesperanza y en la exasperación que advienen por un suceso habido en la intimidad del ser entregado a sí mismo, o encerrado dentro de una situación sin salida»[30]. Quien reflexiona sobre la esperanza ya está construyendo un camino esperanzado; quien intenta sacudirse el yugo pesado de la negatividad, ya es constructor de esperanza, quien emplea palabras de contenido esperanzador ya colabora a la causa del futuro; quien aporta un grano de esperanza a la vida de alguien que lo pasa mal, es hijo de la esperanza.
4. La esperanza política
No son pocos quienes piensan que trasladar la esperanza al ámbito de lo político es destruirla. Los niveles de desafección respecto a la política siguen muy altos, convencido el ciudadano de que la mentira es la mejor herramienta que tiene el poder: «con la política reducida a una representación mediática y plagada de asesores de comunicación, nuestros políticos no dedican sus mejores energías a tratar de mejorar nuestras vidas, sino a intentar engañarnos…los políticos tradicionales han empezado a mentir con un descaro y un cinismo inéditos, transformando el arte de la política en el arte de mentir y decretando que el mejor político es el que mejor miente o mejor engaña, o el que mejor disfraza la mentira de verdad»[31].
Esto es lo que, de manera explícita, creen muchos ciudadanos. Es preciso salir de ahí para pensar la verdad política. ¿Cómo lograrlo? 1) sintiendo la necesidad de hacerlo lo que le hará fuerte para no sucumbir a la tentación de un “salvador” (un tirano) que los saque del marasmo; 2) recuperando la fiabilidad de las instituciones públicas; 3) despertando la motivación con un proyecto ilusionante; 4) intentado sacar a la política de la succión de la economía. Hay que creer en el dinamismo de las utopías para aceptar estos planteamientos[32].
Es bueno escuchar a personas alejadas de la política pero sensibles en lo social porque son más próximas a la ciudadanía. El director de cine Ken Loach presentó en el festival de cine de Cannes de 2023 la película social, como todas las suyas, El viejo roble (The old oak). En declaraciones a la prensa decía: «La esperanza es un asunto político, porque si la gente tiene esperanza y se les dice que tienen la fuerza de cambiar las cosas podremos avanzar. Si no tienen esperanza, si están desesperados, votarán por la extrema derecha, por los fascistas. Así que la esperanza es un asunto político, la esperanza da fuerzas y da la capacidad de cambiar las cosas. Las personas que son fuertes tienen confianza en su propia capacidad. Las personas que no tienen esperanza son cínicas y se encogen de hombros. La anarquía alimenta a la derecha, la esperanza alimenta a la izquierda. Por izquierda me refiero a la gente que imagina que otro mundo es posible»[33].
Quizá pueda parecer un análisis simplista. Pero hay que ver lo que encierra de verdad. ¿Cómo suscitar ese dinamismo esperanzador que mantenga viva la utopía de que las cosas puedan cambiar? Añade Ken Loach: «Es una cuestión de movilización, de encontrar una organización que consiga una forma de organizar a la gente y que las personas que luchen contra el cambio climático también apoyen a quienes exigen condiciones laborales y salariales justas. Son las grandes corporaciones las que están destruyendo el planeta, y esas son las mismas personas que están reduciendo los salarios, y son las mismas personas que son dueñas de los periódicos, y son las que dicen que nuestro principal problema son los inmigrantes. Sirven al mismo interés, a preservar el status quo. Creo que la gente se está dando cuenta de esto, y esa unidad de entendimiento puede darnos esperanza»[34].
Este status quo es lo que llamamos sistema y, en su lado depredador cobra hoy rostro en el llamado capitalismo de la vigilancia. Es, al decir de algunos analistas, el más sutil y peligroso de los capitalismos modernos. Brota de la gestión de los big data en el ámbito económico y social. Hay autores que observan que el capitalismo de vigilancia va más allá del terreno institucional convencional de la empresa privada, que no solo acumula activos y capital de vigilancia, sino también derechos. Este fenómeno podría presentar un cambio en las estructuras de poder más allá del Estado-nación y hacia una forma de corporatocracia. Y de cara a la vida corriente de la ciudadanía, aunque pueda tener consecuencias positivas, se suscita el temor al avasallamiento del poder que lleva a la pérdida de vida ciudadana, necesaria para la persona como el aire que respira. Pensar que se está hablando de asuntos ajenos a los sencillos pasos de cada día es un error. No estaría mal que esta clase de temas aparecieran alguna vez en el debato público con las consiguientes aplicaciones más allá del mero cumplimiento con las obligaciones legales de las leyes de tratamiento de datos[35].
¿Hay manera de hacer frente a esta situación y situarse correctamente ante el avasallamiento de los algoritmos y de la dependencia que generan en la vida diaria de los ciudadanos? Hay quien, los menos, han optado por huir al “desierto” de la desposesión de las redes y su desborde agobiante. Son los “ignotos” que no quieren dejar huella en esas redes[36]. Es difícil conseguirlo. Además, funcionar socialmente sin contar con esas herramientas es prácticamente imposible. Tal vez haya que comenzar por sentar la base de otro tipo de educación y trabajar por estar atentos al mundo leyendo la trayectoria social con el mayor sentido crítico posible[37]. Y será preciso «introducir factores de corrección en el sistema que garanticen la distribución de la riqueza, la igualdad de género, el respeto a la diversidad y que el enfoque de la inmigración sea de derechos y no de amenaza a supuestas civilizaciones que se pierden»[38]
5. Briznas de esperanza
Vamos a recoger, a modo de pequeño muestreo, una serie briznas que nos ofrece la prensa diaria. En último término, queremos leer ahí la pervivencia de la esperanza.
a) Briznas de tipo personal
- La queda llamada al espíritu crítico: porque sorprende que en esta época masificada, gentrificada, donde se mide el potencial de una idea por el número de fieles que acuden al estadio, haya quien, quedamente, llame a la necesidad del sentido crítico. J. A. Rojo escribía apropósito del tercer centenario del nacimiento de Kant: «La crítica se va construyendo, es una tarea infinita, y derrumba y horada y masacra cada uno de esos mitos en los que se siguen sosteniendo los proyectos absolutos —¿absolutistas?— y sentimentales de los líderes iluminados»[39]. Es la llamada a la necesaria independencia de cada cual para construir sus criterios con la vocación de ser libres. ¿Quién escucha estas voces?
- La necesaria interdependencia: en épocas de aislacionismo, de suficiencia vivida en las redes, de desentendimiento, se escuchan voces que llaman a la interdependencia. Dice J. M. Esquirol: «Somos interdependientes, y esta independencia no es un defecto. No es decir: ‘Oh, somos débiles, dependemos de los demás’. Depender de los demás es un regalo, una suerte, un don. Por suerte, nadie se sostiene en pie solo. Para vivir, uno necesita de la confianza de los demás, de su mirada y de su reconocimiento»[40]. Esto fortalece la identidad personal y la cohesión social. Voces que suenan contra viento y marea.
- Elogio de la duda: puede parecer una “brizna” que no interesa porque se entiende que la duda es un desvalor, algo de débiles. Pero no hay tal. escribe la psicoanalista L. López de Mondéjar: «Es buena costumbre dudar, requiere fortaleza, soportar la incertidumbre…Aceptar la duda exige escucha y consideración, tomar en cuenta las opiniones del otro, explorarlas y reflexionar sobre ellas, aunque esto nos aleje de nuestra anterior certeza. Tolerar la duda es fruto de una madurez personal y social que supone el ejercicio de la diplomacia, de la negación y de la pérdida de omnipotencia, poder aceptar que nuestros deseos no se cumplan o que nuestras opiniones estén equivocadas»[41]. ¿Cuántas lectoras y lectores leerán estas palabras? ¿Cuántas tomarán un rotulador para subrayarlas porque se sienten concernidas?
b) Briznas de tipo social
- La inmigración como interrogante continuado: no puede dejarse de lado, no vale con mirar a otra parte, siempre que nos lo queremos quitar de encima, a pesar de todas las mezquindades, el problema sigue siendo una realidad viva[42]. A pesar de que quienes entran ilegalmente son una gota en el océano en comparación de quienes entran de forma legal, la batalla política se centra en los irregulares. Los datos son elocuentes: las entradas irregulares suben un 66%[43]. El problema está ahí cada día porque la única manera de superarlo es elaborarlo y no maldecir de los emigrantes. Y no solo eso: la inmigración está modificando el hecho social, relacional: «La transformación de la sociedad no se debe solo a los recién llegados, sino a una nueva generación de jóvenes más diversa que nunca. Casi uno de cada cuatro menores nacidos en España tiene al menos un progenitor extranjero (el 22,3%, y sube hasta el 25% si se incluyen los menores nacidos fuera). En el 80% de los casos, la madre o el padre emigró desde un país no comunitario. De todos los niños de menos de tres años nacidos en España, uno de cada tres tiene al menos un progenitor extranjero»[44]. Pero está viva la queja de quien, nacido español y negro, sigue siendo mirado con recelo, ironía y, en definitiva, como ciudadano de segunda categoría: «Este país siempre ha sido un mosaico de culturas y aún somos muchas las personas no blancas que no nos sentimos representadas ni amparadas por la Constitución. Aunque a muchos les pese, España no es del todo blanca. Y faltan políticas de inclusión más allá del deporte»[45].
- El escalofrío de la crisis climática: algo que se ve como cuestión personal, no como si estuviera fuera de cada uno. El paisaje cotidiano comienza a ser irreconocible. Dicen los expertos que «la flora y la fauna ibéricas están viviendo una serie de impactos provocados por la nueva realidad climática. La agricultura, el costado humano más cercano a la naturaleza, no se ha visto en otra como esta…En España, lo que está pasando es que las condiciones climáticas, variables como temperatura, humedad, precipitaciones… propias del sureste español, se están trasladando cada vez más al norte»[46]. Nadie sabe aplicar por ahora medidas eficaces. Pero que no se desista de buscarlas es ya un motivo de esperanza ante la desolación de la crisis.
- La sororidad visibilizada: porque el problema de la mujer (no solo en cuanto a techos de cristal, sino en cuestión de muertes por el hecho de ser mujer) sigue lacerante. En las olimpiadas de París más de la mitad de los participantes eran mujeres. Y quedará en la retina la imagen de la reverencia fraterna de Simone Biles y Jordan Chiles a Rebeca Andrade tras recibir las medallas en gimnasia artística[47]. La hermosura del deporte no oculta las dimensiones del problema que sigue estando ahí y cuyas gestoras principales son las mujeres.
- La presencia juvenil en la política: aun a riesgo de que salga el tiro por la culata, como popularmente se dice, Sumar, con el apoyo del PSOE, ha propuesto el otorgamiento de voto a los jóvenes de 16 años. Eso, en su opinión, evitaría el peligro de gerontocracia que sufre Europa. «Si no ampliamos el censo electoral por abajo, España y Europa se convertirán en gerontocracias, y la democracia representativa no recuperará jamás su prestigio ni su vigor»[48]. Quizá por ahí pueda haber una vía de oxígeno para nuestra sociedad. Hay quien se opondrá porque se piensa que los jóvenes no tienen ideas políticas. Pero «de tarugos sin ideas políticas está Europa llena, y nadie les niega el derecho a votar monstruosidades»[49].
6. Un apunte cristiano
El tema de la esperanza atraviesa las páginas del Nuevo Testamento y se concentra en un asunto que, para el judaísmo del tiempo es vital: la esperanza mesiánica. Israel siempre ha esperado un Mesías potente y liberador. Al ser un pueblo de reducidas dimensiones, muchas veces oprimido por potencias extranjeras, su anhelo mesiánico ha salido reforzado. Con la declaración de independencia del moderno estado de Israel en 1948, se han visto concretados sus sueños mesiánicos en un escenario político con los resultados, desastrosos, que todos conocemos.
La esperanza mesiánica iba acompañada en tiempos de Jesús de la certeza de que el mesianismo, para que fuera liberador, debía ser potente, económica y políticamente, capaz de expulsar al opresor y de mostrar la soberanía de Israel y Jerusalén sobre todos los pueblos del mundo. De ahí el sentido general de la embajada de los enviados del Bautista Jesús en Lc 7,18ss.
Aunque espiritual, la idea mesiánica del Bautista es heredera del espíritu de Elías: la restauración del yahvismo devolverá a Israel su primacía. Para eso hay que anunciar la purificación por el “fuego” y por la “poda” de los árboles destinados al infierno, el “bieldo” que separará a los fieles de los infieles (Mt 3,10ss). La tradición mesiánica del bajo judaísmo espera a este mesías nacionalista Por eso se le preguntará directamente a Jesús: “¿Eres tú Elías?” (Jn 1,21). Porque Jesús ha tomado un extraño camino: el mesianismo de la pobreza, la compasión, la piedad y la inclusión (Lc 4,14-30). Es perceptible el desconcierto del Bautista cuando envía una embajada a Jesús. Su esperanza mesiánica no concuerda con el pretendido mesianismo pobre de Jesús. Confundido en el mesianismo y en la esperanza: ¿qué hay que esperar? Esa es la cuestión final.
Según Lc 7,22 lo que se debe esperar es un cambio radical de situaciones sociales. Para ello hay que comprender que el discernimiento que conlleva la cadena de comentarios (los que la gente comenta en Lc 7,16-17) empuja a creer que el honor de Jesús como Mesías no está hecho a costa de nadie, sino por la entrega generosa a todos, sobre todo a los frágiles[50]. Mesías pobre para los pobres. De ahí que lo que haya que esperar de este Mesías es que las esperanzas de los pobres vayan siendo realidad sobre todo la de aquellos que han sufrido pérdidas irreparables: ciegos, cojos, leprosos, sordos, muertos, pobres.
Un mesianismo para una sociedad de inclusión, para una economía igualitaria, para una fraternidad social. Ese es el gran sueño de Dios y la intención última del mesianismo de Jesús[51]. No consigna el evangelio la reacción del Bautista y el elogio que Jesús hace de él (Lc 3,24-35) no es suficiente para disipar las dudas.
De cualquier manera, la esperanza cristiana más que escatológica es social: quiere alentar más a una vida en el más acá de la muerte que en el más allá de ella. Eso se corresponde a la certeza de que la fe cristiana es praxis antes que ideología, que el hacer determina el ser. Por eso la mística cristiana apoya todas las esperanzas que tienden a la conformación de una sociedad distinta, igualitaria, social, fraterna y que trate a los débiles con equidad. Construir una fe histórica es la gran tarea de la teología, de la espiritualidad y de la praxis cristiana. Ese es el cimiento de su esperanza.
Conclusiones
Tras este recorrido, hacemos balance de las certezas que de él se desprenden:
- No se puede escapar a la sensación de que esta clase de temas están muy “verdes”. Necesitan maduración, reflexión y praxis. Contagiarse el interés por ellos es hacer una buena contribución al crecimiento social.
- La lectura de este hoy tan complejo demanda una reflexión implicativa. Pensar sin colaborar es arriesgarse a una reflexión estéril. Por eso mismo, quien reflexiona ha de examinar su praxis ciudadana.
- Las estrategias para vivir en una sociedad gaseosa son realidades “tocables”. Lo gaseoso se hace “sólido” porque no puede haber solidez sin experiencias incorporadas al vivir diario.
- Vivir con esperanza es un aprendizaje sobre todo práctico. No es algo dado de antemano. Por eso hay que hablar de la construcción de la esperanza, tarea a la que es llamado todo ciudadano y ciudadana.
- La esperanza política demanda trabajar en dos vertientes: la fe en las utopías y la lucha contra el sistema. Creer en las utopías no es una fe ciega: hay que verificar si, por poco que sea, las utopías se acercan a la realidad. La lucha contra el sistema es una lucha contra uno mismo porque de tal sistema hacemos parte. El consumo razonable puede ser uno de los correctivos más eficaces.
- La captación de briznas de esperanza pide, además de una mística de ojos abiertos, una tenacidad manifestada en no abandonar el sentido crítico y en el mantenimiento de una humildad esencial que vea la interdependencia como un valor. Con estas mimbres se puede tejer la tenacidad de quien interroga a la realidad.
- También las espiritualidades pueden aportar su grano de arena a esta tarea de vivir con lucidez en el hoy social. La aportación cristiana, en concreto, es la de la fraternidad igualitaria. Cuanto más cerca estamos de ella, más próximos al evangelio de Jesús.
Fidel Aizpurúa Donazar
Logroño
[1] Conferencia para CODEF de Zaragoza el 28 de setiembre de 2024.
[2] Cf G. VATTIMO, El pensamiento débil, Cátedra, Madrid 1995.
[3] Como decía la vieja canción vasca de Pantxo eta Peio: “Lepoan hartu ta segi aurrera”.
[4] Como reza el título del poema de B. BRECHT, Poemas y canciones, Alianza Editorial, Madrid 20124, pp.129-130.
[5] M. RICO, Donde nunca hubo ángeles, Visor Libros, Madrid 2003, p.34.
[6] A. ROYO, La sociedad gaseosa, Plataforma Editorial, Madrid 20232, p.20.
[7] https://ciudadseva.com/texto/tome-esta-brizna-de-brezo/#google_vignette (2024).
[8] M. ZAMBRANO, Los bienventurados, Alianza Editorial, Madrid 2022, p.131ss.
[9] J. DÍAZ ARMAS, Poemas, Cuadernos Hispanoamericanos, Nº 763, 2014, pp.109.
[10] A. ROYO, Op.cit., p.91.
[11] Ibid., p.90.
[12] Ibid., p.90.
[13] E. LINDO, “Tú eres tonto, chaval”, en El País, 23-12-2016.
[14] Ibid.
[15] Ibid.
[16] PAPA FRANCISCO, “Cata del Santo Padre Francisco sobre el papel de la literatura en la formación”: https://www.vatican.va/content/francesco/es/letters/2024/documents/20240717-lettera-ruolo-letteratura-formazione.html (2024).
[17] FT 103,
[18] «El mundo crece y se llena de nueva belleza gracias a sucesivas síntesis que se producen entre culturas abiertas, fuera de toda imposición cultural»: FT 148.
[19] FT 224.
[20] Cf J. NUBIOLA, “El valor cognitivo de las metáforas”, en: https://www.unav.es/users/ValorCognitivoMetaforas.html (2024).
[21] D. INNERARITY, “Un mundo gaseoso”, en El Diario vasco/El Correo 10-05-2010.
[22] En su famosa trilogía “Modernidad líquida”, “Vida líquida” y “Amor líquido”.
[23] A. LEAL, “En la sociedad líquida o en la gaseosa hay que gobernar la incertidumbre”, en: https://elpensador.io/en-la-sociedad-liquida-o-en-la-gaseosa-hay-que-gobernar-la-incertidumbre/(2024).
[24] Ibid.
[25] C. A. SCOLARI, “Adiós sociedad líquida. Bienvenida sociedad gaseosa”, en: https://hipermediaciones.com/2021/08/13/adios-sociedad-liquida-bienvenida-sociedad-gaseosa/ (2024).
[26]Ibid., p.98.
[27] M. ZAMBRANO, Los bienaventurados, Alianza Editorial, Madrid 2022.
[28] Ibid., p.136.
[29] Ibid., p.136.
[30] Ibid., p.136.
[31] J. CERCAS, “La verdad ya importa poco”, en El País Semanal, nº 2499, 18-8-24, p.60.
[32] Cf J. A. MARINA, “Esperanza política”, en: https://www.joseantoniomarina.net/categoria-blog/la-esperanza-politica/ (2024).
[33] https://www.sinpermiso.info/textos/ken-loach-la-esperanza-es-una-cuestion-politica-cuando-la-gente-la-pierde-vota-al-fascismo (2024).
[34] Ibid.
[35] S. ZUBOFF, La era del capitalismo de la vigilancia. La lucha por un futuro humano frente a las nuevas fronteras de poder, Paidós, Barcelona 2020.
[36] Ver el poema “¡Benditos los ignotos!” de J. A. González Iglesias en; https://www.madrimasd.org/cienciaysociedad/poemas/poesia.asp?id=686 (2024),
[37] Cf J. M. ESQUIROL, La escuela del alma, Acantilado, Barcelona 2024, pp.122ss.
[38] A. FANO, “Soy un filósofo binario”, en La Rioja, 18-8-2024, p.56.
[39] J. A. ROJO, “Kant, la invitación a la crítica”, en El País 89-8-24, p.11.
[40] J. M. ESQUIROL. “Depender de los demás es un regalo, una suerte, un don”, en El País, 11-8-2024 Ideas p.5.
[41] L. LÓPEZ DE MONDÉJAR, “Despreciar al otro: la derrota del diálogo”, en El País 16-8-2024, p.9.
[42] X. HERMIDA-V. MARTÍNEZ, “La inmigración rebrota como la nueva gran batalla política contra el gobierno”, en El País 18-8-2024, p.18.
[43] M. MARTÍN, “Las entradas irregulares suben un 66% y se disparan las salidas de Mauritania”, en El País 17-8-2024, pp.14-15.
[44] M. MARTÍN-D. GRASSO, “La España más diversa: uno de cada cuatro menores tiene un padre extranjero”, en El País 11-8-2024, p.22.
[45] A. BUIKA, “Este país también es negro”, den El País 11-8-2024, p.23.
[46] M. A. CRIADO, “La irreconocible España que deja la crisis climática”, en El Paíd, 18-8-2024, Ideas pp.2-3.
[47] P. GOSÁLVEZ, “Tres gracias, dos equis”. En El País 9-8-2024, p. 13.
[48] S. DEL MOLINO, “Jóvenes y gerontocracia”, en El País 14-8-24, p.11.
[49] Ibid.
[50] Cf el tema “Cadena de comentarios” de B. J. MALINA-R. L. ROHRBAUGH, Los evangelios sinópticos y la cultura mediterránea del siglo I. Comentario desde las ciencias sociales, Verbo Divino, Estella 1996, pp.324-325.
[51] Ef 1,10 y Col 1,20 dicen que podemos conocer el secreto designio de Dios: hacer una gran obra de reconciliación en lo creado. La nueva sociedad.
5 comentarios
Teresa -
Lo que hay que esperar de este Mesías es que las esperanzas de los pobres vayan siendo realidad; sobre todo las de aquellos que han sufrido pérdidas irreparables: ciegos, cojos, leprosos, sordos, muertos, pobres. Nos desviamos muchas, demasiadas veces, de este mesianismo. Cualquiera diría que aún esperamos otro u otros.
Un mesianismo para una sociedad de inclusión, para una economía igualitaria, para una fraternidad social. Un mesianismo así une a gentes de todo credo, de buena voluntad, en una causa común para un mundo más humano.
Magníficas conclusiones. Subrayo una: La captación de briznas de esperanza pide, además de una mística de ojos abiertos una tenacidad manifestada en no abandonar el sentido crítico y en el mantenimiento de una humildad esencial que vea la interdependencia como un valor. Con estos mimbres se puede tejer la tenacidad de quien interroga a la realidad. No se puede decir mejor.
Teresa -
Depender de los demás es un regalo, una suerte, un don. Por suerte, nadie se sostiene en pie solo. Toda una puñalada al individualismo galopante.
Tolerar la duda es fruto de una madurez personal y social. Todo un avance cualitativo para quien piensa que solo se vive de certezas o evidencias.
Aunque a muchos les pese España no es del todo blanca. Y faltan políticas de inclusión más allá del deporte. Un equipo como el Athletic de Bilbao, que hace bandera de su esencia vasca, tiene tres jugadores de raza negra titulares. Sin embargo, lo que en los equipos es una realidad, la diversidad de razas y culturas, reflejo de la que se vive en la sociedad, algo muy distinto se vive en las gradas, donde el racismo parece campar a sus anchas.
Nadie sabe aplicar por ahora medidas eficaces (ante el cambio climático). Pero que no se desista de buscarlas es ya un motivo de esperanza ante la desolación de la crisis. Por lo menos, hay una importante conciencia global de la situación. Ya no se niega. Y, poco a poco, todos queremos contribuir lo que podemos para mejorar la situación o evitar que vaya a más. No será a nivel de gobiernos, pero sí a base de pequeñas iniciativas y gestos que nos educan y que se van transmitiendo incluso a los más pequeños.
(Continuará)
Teresa -
La esperanza es un asunto político, la esperanza da fuerzas y la capacidad de cambiar las cosas. Las personas que son fuertes tienen confianza en su propia capacidad. Las personas que no tienen esperanza son cínicas y se encogen de hombros. Entonces, urge educar a las personas para alcanzar la madurez como tales; para ser fuertes y esperanzadas.
Que las personas que luchen contra el cambio climático también apoyen a quienes exigen condiciones laborales y salariales justas. Todos a la búsqueda de un objetivo común en beneficio de todos.
Este status quo es lo que llamamos sistema y, en su lado depredador cobra hoy rostro en el llamado capitalismo de la vigilancia. Brota de la gestión de los big data en el ámbito económico y social. Impresiona verlo así analizado y expuesto. A veces parece que vivimos de espaldas a la realidad más amenazante.
Y será preciso introducir factores de corrección en el sistema que garanticen la distribución de la riqueza, la igualdad de género, el respeto a la diversidad y que el enfoque de la inmigración sea de derechos y no de amenaza a supuestas civilizaciones que se pierden. A un buen análisis sigue una buena propuesta de soluciones.
(Continuará)
Teresa -
La esperanza es el lugar de la vida acogida. Por eso, una vida en la desesperanza, en el disgusto, en la crítica amarga y negativizadora no aporta nada al esclarecimiento del camino que hay que seguir. Si son estos tiempos desesperanzados entonces habrá que llenarlos de esperanza. Es la única manera, ciertamente, de seguir caminando y vivir mientras tanto.
Sin confianza es imposible entender la esperanza. Sin nada ni nadie en quien confiar no puede improvisarse la esperanza; es verdad.
Es pues compatible el dinamismo de la esperanza con una debilidad existencial hecha de desfallecimiento y atonía. Siempre y en todo, seres de luz y sombras.
Quien reflexiona sobre la esperanza ya está construyendo un camino esperanzado; quien intenta sacudirse el yugo pesado de la negatividad, ya es constructor de esperanza; quien emplea palabras de contenido esperanzador ya colabora a la causa del futuro; quien aporta un grano de esperanza a la vida de alguien que lo pasa mal, es hijo de la esperanza. Consolador, luminoso e inspirador.
(Continuará)
Teresa -
Siempre quedarán flecos de oscuridad. Si esto es así, que lo es, cuánto mejor asumirlo y amar incluso esta realidad.
Si muere la esperanza, si damos por descontado que entender nuestro momento y vivirlo con lucidez son cosas imposibles habremos renunciado a la iluminación que puede abrir el camino del sentido. Y renunciar a encontrar el sentido es mucho renunciar.
detente a contemplar un canto solitario, un insecto, una brizna de hierba, date tiempo . Nunca se ponderará bastante la necesidad y la importancia de pararse y contemplar lo más pequeño. Es el alimento y el aire de lo más profundo de nosotros mismos.
Si se quiere detectar las briznas de esperanza en el magma de la sociedad de hoy habrá que recurrir a esa vieja y conocida herramienta de la reflexión. Vieja herramienta e imperecedera, sea cual sea el número de los que la utilicen.
Únicamente puede hacer buenos análisis de la realidad una mente contemplativa que emplea tiempo en pensar y en elaborar lo pensado con palabras lo más adecuadas posible. Por más que cunda el ejemplo de quienes ofrecen multitud de análisis sin reflexionar antes acerca de lo que hablan.
Reflexionar en común es un modo extraordinario tanto de elaborar la reflexión como de crear comunidad. No se puede desaprovechar tal herramienta. Toda riqueza compartida, y una reflexión en común lo es, es más riqueza. Fuerza y luz para andar el camino juntos.
(Continuará...)