3 Juan 2
C3J
Domingo, 5 de abril de 2015
SERVICIO O PODER
Plan de oración con 3 Juan
2. 3 Jn 5-8
Introducción:
Dicen que la lealtad, que es poner confianza en quien sabes que no te va a traicionar,es escasa en nuestra sociedad y que la desconfianza brota en la sociedad con una pujanza inusitada. No estamos seguros de ello, porque vemos también mucha gente leal en la que se puede confiar. Sobre todo, la lealtad brilla cuando se traduce en generosidad con los frágiles sin exigirles nada a cambio. Ser leal con el poderoso puede albergar temores o esperanzas de recompensas. Serlo con el frágil que o puede devolverte el favor es decir con claridad que el único premio que se espera de uno es que sea él quien prospere y nada más. Por extraño que parezca, como lo hemos dicho, el nuestro no es mal tiempo para la lealtad que se traduce en generosidad.
3 Jn habla de la lealtad de Gayo que se ha traducido en ayudar a unas personas a las que ni siquiera conocía, sin pedirles nada a cambio. Quien detentara el “poder” en la comunidad, habría de ser persona leal. La deslealtad y el egoísmo le desautorizan. Si no se puede confiar en quien está llamado a presidir la fe, si su generosidad es escasa, si los frágiles, de hecho, no le importan, ese tal no merecería estar al frente de la comunidad. Para que estos criterios sean efectivos se necesita otra mentalidad de más calado humano y cristiano. Esta mentalidad es la que todo seguidor puede ir cultivando y las comunidades irán conformándose no en base a nombramientos sino en base a valores.
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Texto:
5Querido amigo, qué lealmente te portas en todo lo que haces por los hermanos, y eso que para ti son extraños; 6ellos han hablado de tu caridad delante de la comunidad de aquí. Por favor, provéelos para el viaje, como Dios se merece, 7pues emprendieron este viaje por Cristo sin aceptar nada de los paganos; 8es deber nuestro hacernos cooperadores de la verdad ayudando a hombres como estos.
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La sociedad nos ayuda a volver a Jesús:
Hablando de personas leales, vuelve a nuestro recuerdo la persona de FelixArrondo. Muchos de vosotros lo conocisteis. Un hombre bueno y humilde en quien se podía confía. Un amigo lo definió como “una luz que nos guió cuando estábamos despistados”. Otro amigo cura dijo de él que se le podía aplicar aquello del viejo canto: “Iba diciendo por los caminos amigo soy, soy amigo”. Uno en quien se podía confiar, una persona leal.
Oramos: Te damos gracias por todos los leales; te bendecimos por quienes no tienen doblez; te damos gracias por quienes brindan amistad.
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Volver al Jesús del Evangelio:
En Jn 3,33 se dice que Dios pone su sello en la realidad de Jesús y que ese sello lleva una inscripción: “Dios es leal”. O sea: Jesús es el rostro de la lealtad de Dios con nosotros. Por él podemos saber que Dios se porta con nosotros lealmente, sin doblez, con generosidad desinteresada. Esta lealtad de Dios con Jesús se traduce en lealtad con nosotros. Jesús es uno de quien la persona se puede fiar. Esto es mucho más importante que creer.
Oramos: Gracias, Señor, por tu inagotable lealtad; gracias por ser generoso en extremo con nosotros; gracias por ser para nosotros rostro de la lealtad de Dios.
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Volver a los valores hondos:
Lógicamente el valor social al que habría que volver sería la lealtad. Pero en lo cotidiano. Como todos los grandes valores humanos, la lealtad se juega en el metro cuadrado en que se desenvuelve la vida de uno. No hay que pensar en lealtades extraordinarias sino en la que demanda esa persona que entreteje su camino contigo, en esa situación laboral o social que te afecta directamente, en ese ámbito del que haces parte. Lealtad en lo diario; ése es un buen ideal.
Oramos: Que seamos leales en lo diario; que lo seamos con las personas cercanas; que la vivamos con naturalidad.
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Volvemos a la comunidad:
No sabemos si la lealtad es uno de nuestros valores, pero pensamos que sí, aunque sea en pequeña medida. Efectivamente, construir un grupo orante asentado en el cimiento de la desconfianza sería algo realmente imposible. Uno de los frutos de la oración compartida es la posibilidad de fiarnos los unos de los otros. Lo contrario sería extraño.
Oramos: Que confiemos siempre en quien ora con nosotros; que apoyemos siempre a quien ora con nosotros; que nos situemos cerca de quien ora con nosotros.
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Palabras que alientan:
Poema de Pascua
El instante se ha llenado de azul.
Caminamos bajo la monarquía absoluta del sol.
Hay un total acuerdo
entre el estar aquí y estar vivos.
José Emilio Pacheco
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Tu parte:
Procura vivir con la mayor lealtad posible en estas semanas de Pascua.
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¡¡¡FELIZ PASCUA!!!
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