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Descubrir a Clara, hermana luna

 

 

DESCUBRIR A CLARA, HERMANA LUNA

 

         El apelativo de “hermana luna” no le va mal a Clara de Asís (ya lo decía la película de Zefirelli). Tanto la luna como la tierra giran en torno al sol. Para Francisco y Clara, Jesús es el sol, a él le quieren seguir ambos. Y cada uno a su manera, apoyándose y animándose, pero cada uno tiene su camino. Quizá el de Clara sea más oculto, pero no menos interesante. Tal vez el de Francisco sea más conocido, no en vano es hombre y la historia (la de la Iglesia también) ha sido escrita por hombres. Pero Clara está ahí como una figura y un mensaje por descubrir. La parroquia nos da esa oportunidad este año que se cumplen 800 años del comienzo del camino evangélico de Clara en comunidad. Ochocientos años y su valor sigue casi intacto porque Clara es de esas personas cuyo valor crece con el futuro.

 

1

VIDA

 

         La vida de Clara es apasionante. No podemos resaltar más que algunos elementos:

 

a) Algunas fechas elementales

 

-         1194: nacimiento de Clara (Francisco nace en 1182 con lo que Clara es 12 años más joven que él).

-         1212: Comienzo de la vida fraterna de Clara el 28 de marzo, domingo de Ramos en que se escapó de casa (Esto es lo que celebramos este año y el que viene).

-         1216: le aprueban el “Privilegio de la Pobreza” (permiso del Papa para poder vivir una vida fraterna humilde sin que le den la lata; en 1228 lo confirmará otro Papa. En ese año se funda el monasterio de damianitas de Pamplona, primero fuera de Italia).

-         1234: Comienza a escribir las cartas a su amiga Inés de Praga (tenemos cuatro de ellas)

-         1240: Ataque de los sarracenos a san Damián (pasaron mucho miedo).

-         1253: El 9 de agosto el Papa aprueba la regla de santa Clara (primera regla escrita por una mujer en la Iglesia). El 11 de agosto muere clara. Mayor para aquella época, 60 años, más o menos.

 

b) Algunos rasgos sencillos de su vida familiar

 

-         Físico: dicen los documentos que era “bella de rostro” (Francisco parece que era más canijo).

-         Familia: era una familia noble, de muchos miembros. Parece que quedó huérfana de padre pronto, como a los 6 años (la orfandad es un dato a tener en cuenta, lo contrario que Francisco). Su ti Monaldo cogió las riendas del clan (el que fue a buscarla cuando se escapó de casa). Su madre se llamaba Ortolana. Junto con sus hermanas Catalina, Beatriz e Inés, las cuatro se fueron monjas con Clara (debía tener mucho empuje para convencerlas a todas. Francisco no convenció a su hermano Ángel). 

-         Vivienda: Tiene sus consecuencias. Al ser nobles maiores (siempre estaban en pugna con los del pueblo, lo minores) vivían en una casa torre, baluarte defensivo. Vivir en una casa torre era peor que en un monasterio cerrado. Las ansias de libertad que anidan en una mujer despierta que vive ahí. Clara se hace monja para ser más libre, no para encerrarse más. La de Clara no es una vida para la clausura sino para la libertad (por eso no es clarisa, sino damianita).

-         Vida social: Quisieron casarla en una boda apañada probablemente, como las de aquella época. El afortunado se llama Rainerio de Bernardo. No lo aceptó, aunque parece que era buena persona (testificó en el proceso de canonización, porque le sobrevivió). Clara entiende que la mujer medieval que quiera ser libre tiene que ser monja u otra cosa menos aceptada socialmente. Su vocación tiene mucho de liberación social.

-         Cultura: A diferencia de Francisco que sabe un poco de latín comercial y nada más, Clara es una mujer culta. Quizá porque las mujeres de la nobleza tenían preceptores (clérigos) que les enseñaban latín y con él la Biblia. Sus cartas denotan buen conocimiento del mismo y de los textos bíblicos. Supo escribir una regla a su manera, aun acatando la rigidez de las normas canónicas.

-         Religión: Da la impresión, y eso dicen los documentos, que Clara era una mujer religiosa. Por eso, a diferencia de Francisco, su camino vocacional es sencillo y directo. O, por lo menos, no aparecen grandes dificultades  personales. Pero se ve que su fe era recia, nada imitativa, sensata, libre (tema de la “clausura”).

 

c) Algunos rasgos de su vida en comunidad

 

-         Aventura común: Da la impresión de que la opción de Clara es una especie de aventura común, de una serie de mujeres excepcionales, aunque no nos haya llegado casi nada. Lo de Francisco fue inicialmente más personal, aunque pronto fue fraterno. Lo de Clara apunta más a lo común. Da la impresión de que con las mujeres de su familia hay planes comunes.

-         Vida valiente: Todos, el mismo Francisco, se quedaron a cuadros cuando vieron que aquellas mujeres, con menos posibilidades que los hermanos para defenderse en una vida pobre, lograban aguantar el pulso con toda entereza. Un grupo valiente. ¿Dónde encontraron ese arrojo? En la mística cristiana, en la evidencia de que habían dado con un camino posibilitador.

-         Ternura a raudales: Porque sin ternura no hubieran podido aguantar. Más que una vida monacal, los textos traslucen una vida en gran familia, con rasgos entrañables (todas las monjas testifican que Clara se encargaba todos los días de vaciar los orinales de las enfermas. Decir esto en un Proceso…).

-         Vida luchadora: Porque no se le entendió: no le entendía el Papa y los jerifaltes que creían que ese modo de vida humilde no tenía futuro; no le entendían a veces ni los mismos hermanos que querían hacerlas tan “grandes” como ellos, tampoco le entendieron otros monasterios que pronto empezaron a acumular campos, tierras, viñas, molinos, etc. Ella lucho por el “privilegio de la pobreza”, por no apartarse de un estilo de vida simple y de buen corazón. Lograron mantenerse difícilmente. Luego las cosas tomaron otro rumbo. El valor de las utopías.

-         Gente sensata: Como se demuestra cuando habla a Inés del tema de los “ayunos” en la tercera carta. Personas que aprendieron a poner el acento en lo importante: el aspecto “revolucionario” del Evangelio.

-         Personas disfrutantes: Por encima de su pobreza, con el canto (san Francisco llegó a escribirles letrillas), con la Palabra y la oración, con la creación (“Gracias, Señor, porque me has creado”). Personas a las que la vida en estrechez no les amargó el alma ni suscitó una ambición mayor.

 

d) El sueño de Clara

 

            Seguir a Jesús siendo “hermano” franciscano, por el mismo cauce que había descubierto Francisco: vida bondadosa, fraterna, y sencilla. Quien aprecia a Clara habría de valorar eso.

 

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ESCRITOS

 

            No deja de ser una gran suerte que de una santa de la Edad Media (mujer, además) tengamos una serie de escritos personales y de otro autores. De grandes personajes, como santo Domingo de Guzmán, contemporáneo de Clara, por ejemplo, no hay casi nada personal y no tanto de otros autores. Los escritos de Clara son para los franciscanos un tesoro.

            No sabemos hasta dónde Clara es autora material de sus propios escritos ya que están bien estructurados e “iluminados” con textos bíblicos. Pero ya hemos dicho que su cultura era mayor que la de Francisco. No obstante, seguramente, que se hizo ayudar de hermanos secretarios, sobre todo en cuestión bíblica y jurídica.

 

a) Clases de escritos de santa Clara

 

-         Personales: Son los más importantes. Son ocho: La Regla, el Testamento, la Bendición y cinco cartas (cuatro a Inés de Praga y una a una tal Ermentrudis de Brujas).

-         Documentos sobre su vida escritos pro autores de la época: Proceso de Canonización, Carta sobre su muerte, Leyenda versificada, Bula de canonización, Leyenda de santa Clara. La primera y la última son las más interesantes.

-         Documentos que los Papas dieron a santa Clara: Privilegio de la pobreza de Inocencio II y de Gregorio IX: Siempre luchando por este asunto.

-         Textos legislativos dados por la Curia romana a las Clarisas: Regla de san Benito, Regla de Hugolino, Regla de Inocencio IV, Regla de Urbano VI. Ninguna gustaba a Clara. Siempre el mismo tema: querían que fueran monjas de clausura como todo el mundo: grandes casas, grandes tierras, muchos bienes.

-         Escritos de san Francisco a santa Clara y a las hermanas de san Damián: Forma de Vida, Última voluntad, Canto “Escuchad pobrecillas”.

-         Cartas a santa Clara y a las damas pobres: Del Cardenal Hugolino, de Gregorio IX, del Cardenal Reinaldo, De su hermana Inés.

 

b) Traducción de una carta

 

            Vamos a leer una de las Cartas, la tercera, a Inés de Praga. Hacemos una traducción libre adaptándola a nuestro lenguaje:

 

Querida Inés: te escribo a ti y a tus hermanas con todo el cariño. Todas las hermanas de aquí os envían saludos. Vosotras y nosotras estamos unidas en este empeño loco de vivir un seguimiento de Jesús que nos mantenga enamoradas de él, más allá de nuestra edad que avanza.

Sabes que te quiero mucho. Si no te he escrito antes es porque no he tenido con quien mandarte la carta. Dicen que los caminos están peligrosos. Pero ahora que puedo lo hago con gusto. Es una manera de que te llegue parte de mi corazón.

Tú y yo, digámoslo sin rubor, estamos enamoradas de Jesús. Nos atrae la hermosura de su alma, nos anima su manera benigna de mirarnos y su recuerdo a través de su Palabra nos hace vivir.

Jesús, querida Inés, es como un espejo: mirémonos todos los días en él. Pongámonos hermosas para él. Y sabes que nuestra “belleza” es la vida bondadosa y sencilla vivida con nuestras hermanas y con todos.

En ese espejo que es Jesús descubrirás la hermosura de su nacimiento pobre, de su vida modesta y de su muerte dura. Asentar la vida sobre la persona de un Jesús hondamente humano será el mejor cimiento de nuestra experiencia espiritual. No te apartes nunca del modesto camino humano. Ahí ha puesto Jesús su casa.

Tendrías que alegrarte por Él en lo profundo de tus entrañas: ¿cómo oler su perfume? ¿Cómo sentir sus abrazos y besos? ¿Te parece todo esto fuera de tono? Yo lo siento y lo anhelo así. ¿Crees que esto es algo vacío, que no tiene sentido una fe que enamora?

Quizá no debería decir estas cosas. Tú las entenderás no como “cosas de monja”, sino como algo que brota de lo más vivo de mi opción cristiana. Te deseo a ti y a tus hermanas lo mejor y te abrazo.

Te mando esta carta con los hermanos Amado y Bonagura. Adiós

 

Subrayemos algunos aspectos:

 

  • Una fe que engendra amistad: Nosotros creemos que la fe y sus actividades engendran creencia, pero también engendran amistad. Eso lo vemos también en nosotros. Trabajar lo cristiano con un poco de hondura nos acerca unos a otros, se entrelazan nuestras vidas.
  • Una fe cálida, no fría: La de Clara es muy cálida. Una fe que no nos entusiasma un poco, que no nos reconforta, que no nos alegra, no es una fe calidad.
  • Una relación viva con Jesús: No tanto de dogmas, de cosas aprendidas en el catecismo, de verdades que aceptamos. Una fe, sobre todo, de vida, de gozo, de búsqueda de Jesús, de no cansarnos de mirarlo en la Palabra, de ahondar en ella porque siempre nos puede decir cosas valiosas.
  • Redescubrir a Jesús en su honda humanidad: Ninguno como él podría ser tan Dios porque quizá nadie como él fue tan humano. Amar la historia pobre y humilde, pero hermosa, de Jesús. No cansarse de descubrir aspectos de su persona que han quedado velados o no han sido mostrados.
  • Una mística de signos cordiales con Jesús: Abrazos, besos, cordialidad, mirada continua a Jesús. Eso puede ayudarnos a ser menos fríos en nuestras mismas relaciones humanas, parroquiales.

 

c) Textos vivos

 

            Hay textos vivos. El Evangelio y los escritos de personas carismáticos pertenecen a esa clase. Si se los lee con interés, siempre tienen cosas que decirnos, siempre “hablan”. No cansarse de mirarlos, de leerlos.

            Los humildes textos de Clara pueden ayudarnos en ese sentido. Despojados de su “cáscara” medieval, son muy útiles. En Francisco pasa lo mismo, con la ventaja de que muchos de sus textos casi no tienen “cáscara”. Son elocuentes en sí mismos.

            De Francisco y Clara tenemos sus textos. Es, no lo dudemos, su mejor herencia. Sin ellos, el franciscanismo se habría perdido. En épocas pasadas se miró más bien poco a los textos y, aun así, el franciscanismo aguantó. Mucho más ahora que miramos más a esos textos.

            Estos textos tienen que llevarnos a una convicción: para ser franciscano no hay que ser fraile o monja. Todo el mundo puede serlo, cada uno a su manera. Lo importante es estar adheridos a Francisco y Clara, o mejor, estar adheridos al Jesús de Francisco y Clara que es el Jesús del Evangelio. ¿Podríamos formar un colectivo los “adheridos” a Francisco y Clara?

 

3

ESPIRITUALIDAD

 

La espiritualidad es un componente de la realidad humana básica. No es prerrogativa de las religiones. Toda persona, sea religiosa o no, puede ser espiritual. Una sociedad espiritual es una sociedad mejor (como una sociedad culta es mejor). Por eso, el cultivo de la espiritualidad es un acto de enriquecimiento humano, antes que de enriquecimiento cristiano.

            Hay quien dice que estos tiempos nuestros, tan materialistas y consumistas, no son tiempos buenos para la espiritualidad. Pero se equivocan: hoy se puede ser espiritual (aunque quizá cueste un poco más). Y de hecho muchas personas lo son y buscan la espiritualidad. ¿Qué significa, por ejemplo, el fenómeno del camino de Santiago que vemos a diario? Hay gente que busca en otro lado que el consumo y el ir tirando.

Clara de Asís puede ayudarnos porque la de Clara puede ser una espiritualidad “moderna”, salvadas las distancias. Vamos a subrayar algunos aspectos más básicos:

 

  • Espiritualidad del decrecimiento: Es la que dicen algunos de que se puede vivir con menos para vivir mejor. No se trata de volver a la pobreza, sino de disminuir el consumo, la productividad y sus tremendos desajustes para volver a una vida más sosegada, mejor relacionada, más humana. Los bienes pasan a un segundo lugar y la persona y sus necesidades de humanidad se sitúan en el primero.

Así habría que entender la dura pobreza que Clara y sus hermanas han vivido en san Damián. No ha sido ni por austeridad (ella tiene otra visión, recordar lo del ayuno), ni siquiera por solidaridad con los empobrecidos (aunque ha estado presente también: los panes que dio a los frailes), sino por llegar a tocar el corazón de las hermanas y del mismo Jesús, por vivir esa vida mejor de un seguimiento hermoso y lúcido. Por eso, la pobreza ha sido soportable y ha tenido sus “beneficios”: vivir mejor la fraternidad y el Evangelio.

  • Elogio de la lentitud: Es la espiritualidad que propugnan algunos en medio de esta sociedad que va a mil por hora, sin capacidad para gestar nada, en una sociedad de la obsolescencia programada: nada está hecho para durar. Dicen estos que hay que volver a los modos de vida que van más despacio, que se fijan en la suerte de los demás, que rumian lo que pasa y lo que nos pasa, que meditan y “contemplan”.

La contemplación de Clara ha sido algo de eso: llevar a la vida una “lentitud” deseada para poder contemplar, para mirar con detalle al “espejo” que es Jesús. A Francisco le decían sus propios compañeros que era muy lento rezando. Y él decía que también hay que comer lento para que haga provecho la comida. Clara es una persona que contempla con lentitud, que mira a Jesús en los detalles, que no le importa pasar tiempo con la Palabra y que no cree que sea tiempo perdido.

  • La espiritualidad de la resiliencia: La resiliencia (del verbo latino resilio: rebotar) es una magnitud que cuantifica la cantidad de energía por unidad de volumen que almacena un material al deformarse elásticamente debido a una tensión aplicada; en psicología, es la capacidad de las personas o grupos de sobreponerse al dolor emocional para continuar con su vida. Hay muchas personas que quieren vivir esta espiritualidad para sobreponerse a los palos que da la vida.

Clara ha sido una resiliente, una resistente, porque ha luchado muchísimo para llevar adelante el ideal de una vida en seguimiento de Jesús en maneras sencillas y bondadosas. Ha luchado contra los jerarcas que, con buenas intenciones, querían que formara un movimiento potente, poderoso y fuerte (rico); ha luchado contra visitadores que, con buena voluntad, querían darle una espiritualidad más “oficial”; luchado contra papas que le daban reglas que ella no quería porque todas apuntaban a lo mismo: una vida organizada y controlada por el sistema (ella, en su pobreza, encuentra la libertad. Dios es su Padre, no el Papa).

  • Espiritualidad transpersonal: Porque más allá de lo físico hay elementos de la persona que nos componen: historia familiar, traumas infantiles, visiones de la realidad, certezas que no podemos en duda (entre ellas las religiosas), modos de ver al otro, etc.

Da la impresión de que en la comunidad de Clara esto cuenta. No se tiene la certeza de que es una comunidad de monjas que rezan, sino un grupo de personas que quiere crecer en un ideal y que por eso unen sus vidas en tal empeño. Hay una vida familiar en san Damián que se aleja de nuestros esquemas habituales de comunidad religiosa (arropar a quienes duermen, consolar a quien anda mal, cariños de madre. Quizá lo habría aprendido de Francisco. De ahí todos los rasgos de ternura, de amparo, de apoyo, de acoger las situaciones débiles del otro.

  • Espiritualidad ecológica: Algo a lo que es cada vez más sensible un sector de la población. Personas que no solamente cuidan de la tierra porque la respetan, sino porque se saben tierra. Han aprendido que hacemos parte de un gran coro, lo creado, que vamos en la misma barca, que dependemos unos de otros, sobre todo los humanos, en grados elementales.

Clara vive esto aprendido de Francisco que tiene realmente a las criaturas por hermanas, ya que tienen el mismo Padre (origen común). Clara celebra que Dios la haya creado porque con la creación le vienen todos los dones. Entienden lo que dicen los teólogos modernos que la verdadera, básica, única vocación primordial es vivir y dar vida. La espiritualidad de Clara, a pesar de la época oscura en la que vive, es una espiritualidad vitalista y luminosa.

  • Espiritualidad laica: Es la que dicen algunos que, basados en que la espiritualidad es patrimonio de lo humano, consideran que también las personas no religiosas pueden ser espirituales porque sus vida están orientadas a eso que no se oye, a lo que subyace a las apariencias y buscan los elementos espirituales (silencio, meditación, aprecio a las palabras hondas, descanso, mirada) en la vida cotidiana sin más.

No se puede decir que Clara tenga una espiritualidad laica. Ella es religiosa en una época religiosa. Pero su estilo de fe y de vida conectaría con facilidad con quien, no teniendo fe, aspira a una vida profunda. La evidencia de su casa abierta, de su lucha por la libertad, de su modo fraterno de entender la relación, de humanizar el desconsuelo, apuntan en esa dirección.

 

¿Es todo esto forzar demasiado? Creemos que en las grandes personas espirituales hay un sustrato común, más allá de los tiempos en que vivieron, que conecta con la gran corriente de vida y de espiritualidad que corre en los fondos de la vida. Quizá por eso su espiritualidad sigue siendo elocuente tras tantos siglos. Son personas que, como Jesús, alimentan el incendio del anhelo de algo distinto y bueno para todos, aquel cielo nuevo y tierra nueva en que habite la justicia (2 Pe 3,15).

 

 

1 comentario

luz ma. Rodríguez -

Un artículo muy bueno desde la realidad que me gusto mucho disfrute mucho al leerlo y me parece genial la manera como se aborda a la espiritualidad franciscoclariana.