Juan 143
CVJ
Domingo, 28 de abril de 2013
VIDA ACOMPAÑADA
Plan de oración con el Evangelio de Juan
143. Jn 21,15-23
Introducción:
El amor es una realidad tan hermosa y compleja que tiene miles de variantes. Una de las más conocidas es aquella que llamamos “amor de amistad”. Éste, cuando se da, no está sujeto al atractivo físico, cosa inherente al amor sexual. El amor de amistad no es porque el otro me atraiga físicamente ,sino porque lo valoro como una persona. Este amor de amistad tiene, a su vez, muchos modos, todos válidos: amor de amistad para pasar el rato, para divertirse; amor de amistad para compartir experiencias, hallazgos de vida; amor de amistad para la práctica de la solidaridad y la justicia; amor de amistad para construir juntos un camino de fe. Todo este abanico de posibilidades es hermoso.
Porque resulta que el texto de esta semana contrapone los dos amores: el del afecto y el de la amistad. Jesús pregunta a Pedro si le quiere con afecto (“¿me amas?”). Y Pedro, que ha experimentado la traición a su amigo querido, le responde moderadamente que ya solamente “le quiere” (hay un juego de palabras en el texto). Pedro es solo capaz de tener a Jesús un amor de amistad, realista, humilde, limitado, pero no menos hermoso que el amor de afecto. Este amor de amistad de podrá trasformar, quizá, en un amor de afecto. Pero, aunque no lo hiciera así, ya sería hermoso. Porque los amores de amistad, con todas sus variantes, miran en la dirección del otro y por eso mismo tienen un valor incalculable.
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Texto:
15Cuando acabó de comer con ellos, preguntó a Simón Pedro:
-Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?
Él le contestó:
-Sí, Señor, tú sabes que te quiero.
Jesús le dice:
-Apacienta mis corderos.
16Por segunda vez le pregunta:
-Simón, hijo de Juan, ¿me amas?
Él le contesta:
-Sí, Señor, tú sabes que te quiero.
Él le dice:
-Pastorea mis ovejas.
17Por tercera vez le pregunta:
-Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?
Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó:
-Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero.
Jesús le dice:
-Apacienta mis ovejas. 18Te lo aseguro, cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas donde querías; pero cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras.
19Esto lo dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto añadió:
-Sígueme.
20Pedro, volviéndose, vio que los seguía el discípulo a quien Jesús tanto amaba (precisamente el mismo que en la cena se había apoyado en su pecho y le había preguntado: “Señor, ¿quién es el que te va a entregar?”).
21Al verlo, Pedro, dice a Jesús:
-Señor, y éste ¿qué?
22Jesús le contesta:
-Si quiero que se quede mientras vengo, ¿a ti qué? Tú sígueme.
23En consecuencia se empezó a correr entre los hermanos el rumor de que ese discípulo no moriría. Pero no le dijo Jesús que no moriría, sino “Si quiero que se quede mientras vengo, ¿a ti qué?”.
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Ventana abierta:
Este señor es Ángel Olaran és un misionero vasco que lleva más de 40 años al continente Africano ayudando a las personas más necesitadas en paises como Tanzania, Somalia y por último Etiopía. En Wukro, localidad de la región del Tigray en el norte de Etiopía y con una población de más de 40.000 habitantes se encuentra la misión de S. Mary's, donde el misionero tiene a su cargo más de 2.400 huérfanos que dependen totalmente de la ayuda que les proporciona. Ángel Olaran es una persona abnegada, sacrificada y entregada en cuerpo y alma a los más necesitados donde vive y comparte su miseria, su hambre, su sufrimiento, sus enfermedades y su muerte. Un “amor de amistad” llevado a todas sus consecuencias.
Oramos: Te damos gracias, Señor, por quien se entrega al débil; te damos gracias por quien ama con todas sus consecuencias; te damos gracias por quienes sienten como suyas las vidas de los débiles.
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Desde la persona de Jesús:
Cuando Jesús dice a Pedro que “apaciente sus ovejas” no está refiriéndose a nada de cuestiones “pastorales” en el sentido habitual religioso que damos a la palabra “pastoral”. Se refiere a la simple espiritualidad del cuidado. La amistad cívica, básica, humana, ha de tener como rostro específico el cuidado del otro, la preocupación por los afanes de quien me rodea. El amor de amistad es un amor que mira en la dirección del otro, no en la exclusiva de uno mismo. Así lo ha hecho Jesús con todos.
Oramos. Que miremos siempre en la dirección del otro, como Jesús; que nos preocupen los afanes de los débiles, como a Jesús; que cuidemos al otro con tino, como Jesús.
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Ahondamiento personal:
Pedro será uno “llevado a donde no quiere”. Es decir, el amor de amistad tiene sus consecuencias cuando es serio. No es simplemente algo para pasar el rato, para divertirse sin más. Ese amor lleva a donde uno no querría ir porque no es su problema, porque es cosa desagradable, porque hay que empeñar en ello tiempo e ilusión. Son los precios del amor de amistad, que los tiene. Estar dispuestos a arrostrarlos es el único camino para dar cuerpo a tal amor.
Oramos: Que seamos generosos con quien decimos amar; que no temamos ir al terreno difícil por amor; que encontremos gozo en darnos al otro.
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Desde la comunidad virtual:
Es un hecho comprobado muchas veces que uno de los indudables beneficios de la comunidad virtual es que tenemos un tipo de amistad que no disfrutamos con otros de nuestros amigos/as. Es decir, la cercanía común a la Palabra crea indudables vínculos de amistad en el terreno de la espiritualidad, del compartir la fe, de la comunicación de vivencias que no tenemos con otras personas que amamos. No cabe duda que este es para nosotros un gran beneficio y una suerte.
Oramos: Nos damos las gracias por nuestra amistad creyente; nos damos las gracias por los compartires sencillos; nos damos las gracias por el camino hecho juntos/as.
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Poetización:
Tenía presente y viva
la sangrante herida
de la traición,
de la negación,
cuando le dio la espalda.
Por eso, al preguntarle
si le amaba,
la pregunta
era como un dardo
clavado en el alma.
Sí, le amaba,
pero con otro amor.
No el alocado amor del corazón sin freno,
del idealismo que no cuenta sus fuerzas,
de la ebriedad del disfrute común.
Ahora le quería,
sencillamente,
calladamente,
realistamente.
No era un amor de más baja calidad
que el anterior,
pero era distinto.
Era el amor de la amistad honda,
sin orgullo ni vanidad,
el amor de quien sabe que necesita del amado.
Por eso su pregunta
se le clavaba dentro,
Pero tenía una fácil respuesta:
le quería
y le seguiría queriendo
por encima de cualquier debilidad.
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Para esta semana:
Trata de amar con amor sencillo y realista a la gente con la que topes esta semana.
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1 comentario
jesus -
Gracias