Apocalipsis 15
CVA
Domingo 26 de enero de 2014
BUSCAR LUZ
EN TIEMPOS OSCUROS
Plan de oración con el Apocalipsis
15. Ap 3,7-11
Introducción:
La constancia es un valor, varias veces lo hemos dicho. Es cosa distinta a la mera tenacidad y, más todavía, a la cabezonería. Esos son modos de comportamiento que encierran una cierta debilidad. Sin embargo, la constancia es la actitud de quien, desde el aprecio e incluso el amor, se mantiene en actitud humanizadora aunque no sea bien aceptado, aunque las cosas no vengan de cara. Por eso, la medida del valor de la constancia es el amor. Si alguien es constante de manera amargada o violenta, o está siempre echando en cara lo que hace por los demás y no se le reconoce, no es una constancia de calidad humana. Ésta, ya que tiene el aprecio y el amor como base, sabe aguantar y, a la vez, sabe decir las cosas con humanidad; sabe sufrir la incomprensión, pero no se doblega ante la injusticia; sabe estar en la trinchera pero no se sitúa en los modos del desprecio. Constancia y amor, ambas cosas van juntas.
Porque el vidente de Apocalipsis quizá sea realmente el prototipo de alguien constante. Pero, a veces, da la impresión de que su constancia es no solo “frente al otro” sino, incluso, “contra el otro”. Esa constancia que se forja a base de exclusión y rechazo de quien me está jorobando no puede ser de calidad cristiana. La constancia de Jesús, a la que se apela, es aquella que está hecha de su tenacidad y de su amor, de su aguante y de su comprensión, de su no dar un paso atrás ni tampoco empujar violentamente al otro hacia adelante. Lo dicho: una constancia con amor. Ahí está el secreto.
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Texto:
7El ángel de la Iglesia de Filadelfia dice así: Esto dice el santo, el veraz, el que tiene la llave de David, el que abre y nadie cierra, cierra y nadie abre (Is 22,22). 8Conozco tus obras; mira, ante ti dejo abierta una puerta que nadie puede cerrar, pues aunque tu fuerza es pequeña has hecho caso de mis palabras y no has renegado de mí. 9Haré que algunos de la sinagoga de Satanás, de esos que dicen ser judíos (pero es mentira, no lo son), vayan a postrarse ante ti y se den cuenta de que te quiero. 10Por haber seguido el ejemplo de mi constancia yo te preservaré en la hora de la prueba que va a llegar para el mundo entero, y que pondrá a prueba a los habitantes de la tierra. 11Llego en seguida, mantén lo que tienes para que nadie te quite tu corona.
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La luz de la vida:
Esta señora es Anna Ferrer, la mujer de Vicente Ferrer. Tras la muerte de éste, ha cobrado un cierto protagonismo. Pero lo bueno de ella no es solamente su dedicación a la causa de los más humildes en la India sino su decisión tenaz de permanecer de por vida en esa línea. Esa constancia en creer que la solidaridad puede cambiar la faz de la tierra es lo más valioso de personas como éstas. Tienen la misma tenacidad que Jesús.
Oramos: Gracias, Señor, por los solidarios tenaces; gracias por quienes no se alejan nunca de la vida de los débiles; gracias por el amor de que manifiesta su constancia.
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La luz que es Jesús:
Habla el texto del “ejemplo de la constancia de Jesús”. Esa constancia, lo sabemos, está hecha de respeto, acogida, abrazo, amparo y delicadeza. Pues bien, de esa misma materia habría de estar hecha la constancia cristiana. Por eso, todo aquello que lleve a la exclusión, a la condena, al olvido, nada tiene que ver con la constancia de Jesús. En todas las páginas del Evangelio tenemos ejemplo de tal constancia.
Oramos: Que como la de Jesús, nuestra constancia sea respetuosa; que como la de Jesús, nuestra constancia se acogedora; que como la de Jesús, nuestra constancia sea delicada.
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La luz que viene de la sociedad:
Lo más opuesto a la constancia es dejarse llevar, caer en la rutina, pasar de las cosas. Esa actitud de pasotismo no engendra búsqueda, ni anhelo, ni utopía. La constancia tiene por debajo la pasión por la persona. Una pasión que no se desinfla por las limitaciones, ni siquiera por las traiciones. Es una constancia fuerte y correosa que no se quiebra a la primera dificultad. Por eso mismo, la constancia es virtud de fuertes.
Oramos: Que nuestra constancia tenga por debajo la pasión por Dios y por la persona; que nuestra constancia no se desinfle ante las limitaciones y traiciones; que nuestra constancia sea correosa para no sucumbir a los embates de la adversidad.
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La luz que aporta la comunidad virtual:
Llevamos años en este camino de oración y fraternidad. Se puede decir que una de las pruebas de su valor es su constancia que nunca ha renegado de nadie, que se alegra con cualquiera que se acerca y que seguimos ahí, aunque no seamos mucho. Cuando la constancia es libre, gustosa, deseada, se parece a la constancia de Jesús. Así es la constancia de calidad, la que engendra comunidad. Por eso, ser constantes es otra forma de amistad y fraternidad.
Oramos: Que nuestra constancia sea deseada; que nuestra constancia tenga siempre rostro amable; que nuestra constancia se alegre del encuentro.
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Palabras de luz:
Quieren ponernos
una venda en los ojos
y no saben que es la cinta
que vamos a cortar
en la inauguración
de una nueva mirada.
José Alcaraz,
Edición anotada de la tristeza,
(Valencia 2013), 19.
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Para estos días:
Intenta mantener con una constancia humanizadora tus compromisos laborales, familiares y sociales.
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