Filipenses 16
CVF
Domingo 8 de febrero de 2015
VOLVER A JESÚS
Plan de oración con Filipenses
16. Filp 4,2-3
Introducción:
La vida social y personal nos muestra la dificultad que es, a veces, lograr y llegar a un acuerdo. El desacuerdo parece ser lo normal; sin embargo, algo dentro nos dice que los humanos estamos hechos para lograr acuerdos. Efectivamente, cuando se logra un acuerdo, aunque sea a costa de ceder algo, lo humano, lo personal, sale potenciado. Los acuerdos generan humanidad, mientras que los desacuerdos nos llevan a la oscuridad y a la ruina. De ahí que, por razones de humanidad, haya que estar siempre dispuestos al acuerdo y sea preciso alejar lo más posible el desacuerdo que no lleva a nada. Propiciar acuerdos es crear humanidad; fomentar desacuerdos es sembrar la mala semilla de lo inhumano. Por eso, quien anhela ser persona anhela a la vez colaborar siempre con la espiritualidad del acuerdo.
Es que el pasaje de esta semana nos pone delante un caso singular: dos mujeres, Evodia y Síntique, que son cristianas, que han trabajado codo a codo por el Evangelio y ahora están enemistadas. Es decir, el Evangelio no ha logrado que anduvieran de acuerdo, no ha sido capaz de englobar la diferencia. Es la evidencia del fracaso de la propuesta de Jesús que es una propuesta para el acuerdo. Por eso, Pablo recomienda a Timoteo que haga todo lo posible para volver al acuerdo entre ellas, porque volver al acuerdo es volver a lo genuino del Evangelio. Porque un Evangelio en el desacuerdo no es el Evangelio de Jesús.
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Texto:
2Recomiendo a Evodia y lo mismo a Síntique que anden de acuerdo como cristianas que son; por supuesto, a ti en particular, leal compañero, te pido que les ayudes, pues ellas lucharon a mi lado por el evangelio, con Clemente y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están inscritos en el registro de los vivos.
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La sociedad nos ayuda a volver a Jesús:
Estos son A. Tsipras y M. Schultz, presidente de Grecia y del Parlamento europeo respectivamente. Es encomiable que, partiendo de posturas políticas y económicas, tan distintas y distantes traten de llegar a un acuerdo. Están ambos convencidos que el camino de los acuerdos es más productivo para un país que el desacuerdo. Ellos no lo enfocan así, pero al ir en la línea de lo humano van en la línea del Evangelio.
Oramos: Te bendecimos, Señor, por quienes quieren lograr acuerdos para el bien de todos; te damos gracias por quienes creen que el camino de la concordia lleva al corazón de lo humano; te pedimos que los acuerdos provechosos sean el terreno de lo humano.
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Volver al Jesús del Evangelio:
Se puede decir que el Jesús del Evangelio ha sido uno que ha querido propiciar acuerdos, entre pobres y poderosos, entre enfermos y sanos, entre legisladores y legislados. Pero eso sí, siempre con la verdad. Por eso, los acuerdos de Jesús potencian el lado de los frágiles, ya que ellos, por razones de equidad, deben ser socorridos y amparados con un plus de humanidad. Los acuerdos del Evangelios no son meros pactos de no agresión, de puro equilibrio. Son acuerdos para el bien de los humildes, no hay que olvidarlo.
Oramos: Gracias, Señor, por tus acuerdos a favor de los frágiles; gracias por tus acuerdos que humanizan a todos; gracias por tus acuerdos con cimiento de justicia.
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Volver a los valores hondos:
Para llegar a acuerdos sociales hay que creer en la posibilidad de construir un acuerdo. Ir a la negociación con la certeza inicial de que esto no hay quien lo arregle es condenar de antemano el resultado al fracaso. Para ir en una actitud positiva es necesario volver al valor elemental de la bondad del corazón humano: toda negociación demanda que se crea que en el fondo de la persona anida el bien y el deseo de vivir en bondad. Si esta certeza no se halla presente, el acuerdo es poco menos que imposible.
Oramos: Que creamos en la bondad del corazón de toda persona; que creamos en las posibilidades de buen entendimiento entre humanos; que creamos que hay caminos para el encuentro.
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Volvemos a la comunidad:
Raramente estamos en desacuerdo en la comunidad virtual. Como hay un previo de aprecio y cariño, el acuerdo, para una actividad u otra, resulta siempre fácil. Es otro de los beneficios de este grupo, ayudarnos a entender que la posibilidad de acuerdo entre quienes se aprecian es mucho más grande que si no media el aprecio primero. Por eso mismo, para estar de acuerdo, antes es preciso tener un talante amable y afectuoso con el otro.
Oramos: Que andemos de acuerdo con facilidad; que nos respetemos para que el acuerdo sea posible; que el amor sea el previo de todo acuerdo entre nosotros.
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Palabras que alientan:
Y LA LLUVIA vendrá y se irán con ella
la clausura, el dolor, la culpa, el frío.
Los aullidos del viento.
Consuélate, por fin febrero es corto.
Ya no puede tardar la primavera.
Carlos Aganzo
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Tu parte:
Intenta estos días evitar el desacuerdo. Pon por medio el respeto y el aprecio para que el acuerdo brote.
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