Juan 88
CVJ
Domingo, 30 de octubre de 2011
VIDA ACOMPAÑADA
Plan de oración con el Evangelio de Juan
88. Jn 13,1
Introducción:
Demostrar amor es una de las más hermosas características de las personas. No se demuestra amor, sobre todo, en palabras y gestos de cariño, sino en acciones sencillas y cotidianas de respeto, desprendimiento, generosidad. Se demuestra amor cuando no se pasa factura, cuando se escucha sintonizando con la situación del otro, cuando se hace un trecho de camino juntos, cuando se pone realmente a disposición del otro lo que yo tengo y vivo. Demostrar amor solamente es posible si el interior de la persona está sensible a la situación real de quien tengo enfrente. Hay personas que demuestran amor cada día en manera simple y bondadosa. Son los auténticos benefactores y benefactoras de la humanidad. No importa que sus nombres no salten a la fama ni que sus acciones de amor estén en lo oculto. Riegan las raíces de la vida.
Dice el Evangelio que Jesús fue uno de esos que demostró amor. Y que lo hizo “hasta el extremo”, o sea, hasta el límite, hasta allí donde no se espera, hasta allí donde no se merece. No le importó que su demostración de amor no fuera captada, no fuera agradecida ni aplaudida. No quiso cobrar su amor a ningún precio y lo pareció suficiente “pago” el que quienes le rodeaban sintieran un poco más cerca el amor del Padre y el amor de los demás. Al demostrar amor construía el amor social y personal. Nadie se percató entonces de su demostración. Solamente luego, cuando recapacitaron sobre lo que habían vivido, se dieron cuenta de que habían tenido al lado a una persona que no hizo otra cosa que amarles como eran sin pedirles absolutamente nada a cambio.
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Texto:
13,1Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo a estar frente al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, les mostró un amor hasta el extremo.
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Ventana abierta:
La foto representa a sus padres, a quienes acusaron del asunto, que ahora presentan un modesto libro en Madrid. Ellos no han dejado de vivir para encontrarla. Toda su fortuna ha sido gastada en el empeño. La foto es la viva imagen de la desolación. La madre, Kate, sentada con la mirada cansada y la pena en cada uno de sus rasgos. El marido, Gerry, detrás, casi a punto de llorar, apoyando las manos delicadamente en los hombros de su mujer como si quisiera unirse a ella en la desolación que los habita. La frase con que se cierra el reportaje da una idea de lo que decimos: “Nunca dejaremos de sentirnos culpables y arrepentidos por lo que pasó. Si hubiéramos visto el más mínimo peligro habríamos obrado de otra manera, pero ya nada podemos cambiar. Tenemos que vivir con ello”, dice Kate. Gente que ha demostrado amor y que sufre. Su entrega no es en vano.
Oramos: Gracias, Señor, por quien ama más allá de su dolor; gracias por quien es fiel en amar aunque no corran tiempos buenos; gracias por quien siembra amor sin poner muchas condiciones.
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Desde la persona de Jesús:
Dice el texto de esta semana que Jesús hizo su demostración de amor a sus amigos “en medio del mundo”, es decir, en el torbellino de los días, en el desasosiego de la incomprensión, incluso en la dureza del rechazo. Se curtió en la dificultad y ahí siguió amando. Nunca pensó que amar sin condiciones era tarea fácil; por eso, vacunado contra el desaliento, permaneció fiel, resistente, en su empeño de amor. En medio del mundo, en medio de nuestra increíble incomprensión.
Oramos: Gracias, Jesús, por amarnos aunque no te comprendamos; gracias por amarnos, aunque nos alejemos de ti; gracias por amarnos aunque no sepamos corresponderte.
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Ahondamiento personal:
Hay cosa complicadas en la vida que demandan mil explicaciones. El amor parece que es cosa simple. Por eso, habrá que amar sin dar excesivas explicaciones, sin poner demasiadas condiciones, si demandar toda clase de garantía. Amar en forma directa y simple, como quien da generosamente sin muchos requisitos. A veces trabajamos tanto las condiciones de nuestro amor que nos fatigamos antes de darlo.
Oramos. Que nuestro amor sea rápido y generoso; que sea fácil y sin condiciones; que sea amplio y sin trabas.
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Desde la comunidad virtual:
Acabamos de venir de nuestra convivencia de Ejulve. A veces nos preguntamos por qué son reuniones tan gozosas, ya que esos encuentros esporádicos podrían salir mal. Salen bien, en parte, porque, en maneras muy simples, queremos “demostrar amor” a quien viene a esa reunión. Puede parecer algo lírico, pero no lo es. Si uno repasa los gestos de las jornadas descubre una generosidad que hace posible que el encuentro no nos canse, sea vibrante y nos nutra, dentro de su modestia. Demostraciones elementales de amor.
Oramos: Agradecemos los gestos sencillos de amor; agradecemos las palabras cordiales que contienen amor; agradecemos el ánimo personal que brota de una actitud de amor.
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Poetización:
No se daban cuenta,
no captaban el fondo del asunto,
no entendían apenas
que tenían con ellos
uno que demostraba amor
en cada cosa que hacía.
Nunca le importó
que no le pagasen,
que no le agradeciesen,
que no lo aplaudiesen.
Él seguía amando con generosidad,
con respeto,
con dedicación total.
Por eso,
cuando se presentó
el duro momento
de la prueba
no lo dudó:
siguió amando,
aunque eso le costará
la sangre y el alma.
Lo suyo era darse,
tocar los corazones,
sembrar abrazos,
derramar alientos.
Lo hacía como quien ama a fondo,
como quien no pregunta,
como quien no exige.
Quizá lo hiciera así
por algo muy simple:
él también se creía amado
por la demostración de amor
hondísima y viva,
del amor de su Padre,
Allá en el fondo
nunca dudó de eso.
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Para la semana:
Procura hacer demostraciones de amor sencillo con quien convives. Inténtalo.
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