EL DECRECIMIENTO EN LA BIBLIA (2016)
EL DECRECIMIENTO EN LA BIBLIA
(2016)
Introducción
Abrimos este Curso con un texto de Laudato si’: “De todos modos, si en algunos casos el desarrollo sostenible implicará nuevas formas de crecer, en otros casos, frente al crecimiento voraz e irresponsable que se produjo durante muchas décadas, hay que pensar también en detener un poco la marcha, en poner algunos límites racionales e incluso en volver atrás antes que sea tarde. Sabemos que es insostenible el comportamiento de aquellos que consumen y destruyen más y más, mientras otros todavía no pueden vivir de acuerdo con su dignidad humana. Por eso ha llegado la hora de aceptar cierto decrecimiento en algunas partes del mundo aportando recursos para que se pueda crecer sanamente en otras partes. Decía Benedicto XVI que «es necesario que las sociedades tecnológicamente avanzadas estén dispuestas a favorecer comportamientos caracterizados por la sobriedad, disminuyendo el propio consumo de energía y mejorando las condiciones de su uso» (193).
Tiene parte de razón quien piensa que tratar de percibir en la Biblia una espiritualidad como la del decrecimiento es no solamente forzar los textos, sino intentar justificar posturas ideológicas con textos ajenos a las mismas. Pero, dado que el itinerario histórico de los humanos no evoluciona en maneras bruscas sino que hay una base que se mantiene constante, sí que es posible conectar la moderna espiritualidad del decrecimiento con las páginas bíblicas.
Efectivamente, las utopías del decrecimiento (“vivir con menos para vivir mejor”; “vivir sencillamente para que otros sencillamente puedan vivir”) pueden encontrar confirmación, iluminación y aliento en los textos de la Escritura. Esto es de importancia para los creyentes porque la mezcla de mística y política es lo que va impulsando las distintas opciones vitales.
La Biblia ofrece luz, dada su capacidad inspiradora. No propone, lógicamente, estrategias de actuación en el hoy. Estas deben contar con el momento sociológico. Pero, como decimos, puede facilitar una luz que haga más posible la estrategia concreta de actuación. Negar esta capacidad inspiradora, iluminadora a los textos bíblicos sería dejarlos por inútiles.
Además, un modo fecundo de leer la Palabra es hacerlo desde una perspectiva social. La perspectiva espiritual (muchas veces espiritualista), aunque valiosa, no puede ser la única. Una forma de leer con mucho provecho la Palabra es conectarla con los aprendizajes sociales, con las maneras como la sociedad elabora sus planteamientos vitales y espirituales. Eso no es rebajar el élan místico de la Palabra sino, por el contrario, potenciarlo con el empuje de la más inmediata realidad.
Muchas veces, los cristianos apelamos a la necesidad de conversión que tiene la vida cristiana para ser fermento en la masa. Pues bien, la espiritualidad del decrecimiento puede ser un cauce tocable para ese cambio de mentalidad y de prácticas que exige la constante conversión. La Palabra puede ser una instancia de apoyo real para quienes la apreciamos e intentamos incorporarla a nuestro diario vivir.
I
“NO TE CIERRES A LA CARNE DE TU HERMANO”
(Is 58,7-8)
- 1. Texto
7“El ayuno que yo quiero es éste:
abrir las prisiones injustas,
hacer saltar los cerrojos de los cepos,
dejar libres a los oprimidos
romper todos los cepos;
8compartir tu pan con el hambriento,
hospedar a los pobres sin techo,
vestir al que ves desnudo
y no cerrarte a la carne de tu hermano.
- Este texto hace parte del llamado III Isaías, aunque es, más bien, una colección de oráculos heterogéneos. De cualquier modo, pertenece a tiempos donde la vieja ilusión de una patria floreciente (tema de Isaías II) ha dejado paso a un cierto desencanto, un desinfle. Por eso, se vuelve sobre “cosas de siempre”, como la práctica del ayuno (muy importante en aquellos contextos) dándoles un sesgo nuevo: un ayuno existencial, social.
- El texto alude, en palabras actuales, a una nueva idea de justicia y de economía. Se viene a decir que la opción por una sociedad justa es decisiva para lograr tiempos de humanidad. Y que el logro de tal justicia ha de ser construido, trabajado, perseguido. La justicia no va a venir por su pie. Por eso se habla de abrir-hacer saltar-dejar libres-romper. La sociedad nueva no brota sin una opción decidida por la justicia, de manera explícita, con compromiso tocable.
- Y, además, es necesaria una nueva economía, una economía de igualdad e inclusión. Si los parámetros económicos son los mismos, no hay posibilidad de soñar con una humanidad nueva, con un país distinto. No se trata de “obras de misericordia”, sino de un reordenamiento económico nuevo basado en una redistribución distinta. Por eso se habla de compartir pan-compartir techo-compartir vestido. Otro horizonte económico.
- Y la razón definitiva es clara: el otro es “tu carne”, es como tú; su dignidad se basa en la pertenencia a la familia humana. Si se es de la misma familia la justicia y la economía han de ser comunes e iguales. Cerrarse a esto, aislarse, volverse refractario a la justicia y la economía es ser un inhumano, un antifraterno, un no persona.
- Es importante atribuir a la profecía un pathos que va más allá del simple consejo, de la inocua recomendación. Quien relativiza esto, quien no le otorga la decisividad que el profeta quiere darle, quien desvirtúa este planteamiento alejándolo de su horizonte vital o tomándolo a broma, no solo aleja a Dios de su vida, sino que reniega de la Alianza. La Alianza de Dios, efectivamente, es una alianza de dignidad y humanidad. Una fe que no tenga esto en cuenta no es la fe de la Palabra.
- Si se camina en la dirección de la nueva justicia y economía, “surgirá tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía” (v.10). Es decir, la justicia basada en la dignidad y la economía de inclusión son la base de una sociedad luminosa, distinta, hermana. Estos son los grandes “dogmas” de quien da fe a la Palabra.
- 2. Derivaciones espirituales
- La necesaria conmoción: No nos referimos a una conmoción sensiblera, a flor de piel, pasajera, olvidadiza, lamentatoria pero ineficaz. No, es la conmoción de quien mira desconcertado, herido, concernido, implicado, en el silencio de la verdad de lo humano. Nuestro bienestar nos hace perder el sentido de conmoción social y económica. Nuestro no tener problemas con la justicia y nuestro armario y nuestro frigo bien abastecidos nos hace de epidermis dura, no hay quien nos taladre. Conmoverse desde los adentros es el motor de los procesos de amparo humano (como sucede al samaritano en Lc 10,33).
- La conciencia aislada: La evidencia de los desvalores (antivalores, contravalores) es tan contundente que negarla sería propio de quien cierra los ojos sobre la realidad. Todo un cúmulo de compactas y tóxicas estructuras tanto a nivel personal (la deshonestidad, la arrogancia, el odio) como social (la corrupción, el desprecio al frágil, la des-socialización).
¿De dónde brotan estos desvalores para hacerse tan presentes en el caminar humano. Quizá tenga razón Husserl cuando habla de “la conciencia aislada” entendiéndola como una realidad que “no tiene verdad, por lo que tiende hacia el objeto por la tendencia del deseo. Necesita el objeto para realizarse pero la realización del deseo es la eliminación del objeto con lo que la evidencia del objeto del deseo se derrumba”. En esa definición filosófica se encierra una simple verdad existencial: quien vive en la conciencia aislada está desligado de los demás, alejado de la relacionalidad, instalado en un egoísmo estructural de difícil reorientación. Con palabras más asequibles lo dice el papa Francisco: “El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada. Cuando la vida interior se clausura en los propios intereses, ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien” (EG 2). Esa conciencia aislada es, como decimos, el origen de los desvalores. Estos pueden llegar a ámbitos sociales de universalidad con lo que su potencial destructivo resulta inmenso.
- Estremecidos por la desigualdad: Percibir la desigualdad es relativamente fácil. No hay más que acudir a cualquier informe, bien de rango nacional o internacional. Pero “ver” la desigualdad es otra cosa. Hay que “salir” para verla, para entrar en contacto con ella. Y luego, percibir si esa desigualdad va entrando en nuestra casa, en nuestra persona, o se queda fuera.
- Abrirse a la “carne” del hermano: Porque el problema está en la “carne”, en la carnalidad de las personas. Si ese problema no encuentra solución es muy difícil dar paso a preguntas de otro calado. Las preguntas esenciales no son las teológicas o las científicas. Son las preguntas de la carne: ¿dónde y qué comen, cómo se asean, dónde duermen, quién los sana, dónde defecan, etc.? Y luego vienen las otras: ¿quién los ama, cómo lloran y quién les consuela, qué sueñan, quién o qué les sostiene, etc.? Y más adentro ¿cómo creen, cómo trascienden lo concreto, a quién rezan, etc.?
- 3. Lectura subrayada
Lo inaceptable:
- Es inaceptable que la vida de un ser humano tenga menos valor que una supuesta seguridad o impermeabilidad de las fronteras de un estado. Es inaceptable que una decisión política vaya llenando de sepulturas un camino que los pobres recorren con la fuerza de una esperanza.
- Es inaceptable que mercancías y capitales gocen de más derechos que los pobres para entrar en un país. Es inaceptable que las políticas migratorias de los llamados países desarrollados, ignoren a los empobrecidos de la tierra, vulneren sus derechos fundamentales, y se conviertan en el caldo de cultivo necesario para que se multiplique en los caminos de los emigrantes el poder de las mafias que los explotan.
- Es inaceptable que se reclamen fronteras impermeables para los pacíficos de la tierra, y se toleren permeables para el dinero de la corrupción, para el turismo sexual, para la trata de personas, para el comercio de armas. Es inaceptable que una política inhumana de fronteras obligue a las fuerzas del orden a cargar la vida entera con la memoria de muertes que nunca quisieron causar.
- Es inaceptable que el mundo político no tenga una palabra creíble que dar y una mano firme que ofrecer a los excluidos de una vida digna. Es inaceptable que a los fallecidos en las fronteras se les haga culpables, primero de su miseria, y luego de su muerte. Ellos no son agresores: han sido agredidos desde que sus corazones empezaron a latir al sur del Sahara, hasta que se paran para siempre, antes en nuestra indiferencia que en nuestras fronteras.
- Es inaceptable que el negrero de ayer perviva en los gobiernos que hoy vuelven a encadenar la libertad de los africanos, supeditándola a los mismos intereses y al mismo poder opresor.
(Santiago Agrelo, arzobispo de Tánger)
- 4. Actividad en sala
- Se habla con quien se tenga a derecha y a izquierda sobre este punto: Subraya una idea del lo explicado que te parezca interesante?
- Se van comentando las ideas.
II
CALDEROS COMUNES
(Zac 14,20-21)
- 1. Texto
20“Aquel día los cascabeles de los caballos llevarán escrito: Consagrado al Señor. Los calderos del templo serán como los aspersorios del altar. 21Todos los calderos de Jerusalén y de Judá estarán consagrados al Señor. Los que vengan a ofrecer sacrificios los usarán para guisar en ellos. Y ya no habrá más mercaderes en el Templo del Señor Todopoderoso en aquel día”.
- Este pertenece al “segundo Zacarías”, más utópico, soñador, en el extremo de la profecía. De ahí esas series inacabables de oráculos “aquel día”. El autor tiene una fe explícita en Dios como Señor de la historia: las maravillas que dicen que hizo antaño, las seguirá haciendo hogaño. Desde esa confianza plantea la utopía de un mundo nuevo. Quizá por esto, Zacarías II es el más citado en el NT, porque creían que lo de Jesús visibilizaba el sueño del visionario Zacarías. Palabras para utópicos que sueñan con otra realidad, con otra justicia, con otra humanidad.
- Los versos que proponemos son, justamente, los dos últimos, el postrer oráculo de “aquel día”. Estos oráculos mezclan la apocalíptica, la profecía, la visión y, sobre todo, el anhelo de una realidad distinta. A veces, como en Daniel o el mismo Apocalipsis, la visión es vindicativa, a costa de los enemigos. En Zacarías es más benigna, más social, más ecológica incluso.
- Hay un cierto talante secular cuando Zacarías equipara la santidad de los aspersorios del altar con la de los calderos del Templo que se usaban para guisar la comida de quienes trabajaban en el lugar y de quienes peregrinaban. Tan santo era el culto como el cubrir las necesidades humanas. Jesús romperá definitivamente la frontera entre lo sacro y lo profano (Mt 15,11). Habría que tener una visión salvífica, humanizadora, englobante, de lo social y de lo religioso frenando el sacralismo exagerado.
- Eran “ollas comunes” al amparo de la institución religiosa. La preocupación de que quien se acerca a lo sagrado ha de tener sus necesidades cubiertas. Y que las necesidades humanas son tan sagradas como las necesidades de la fe. Y que eso ha de estar enmarcado en lo común, en aquello en lo que pueden participar todos, en lo no elitista. Todos los que “vengan a ofrecer sacrificios” podrán comer en ellas; no hace falta que cada uno traiga lo suyo. Es el misterio del compartir que Jesús consagrará en relatos como el de la multiplicación de los panes (Jn 6,1ss).
- Y de ahí lo innecesario de que haya mercaderes en el Templo. Asentada la espiritualidad sobre las necesidades comunes cubiertas y sobre el compartir básico, se alejan todas las tentaciones de lucro, de privatización y de explotación. Jesús, que arrojó a los mercaderes del templo lo propuso de manera contundente (Jn 2,13-22).
- 2. Derivaciones espirituales
- ¿Una fe sin utopías?: Si la experiencia creyente no alberga utopías (por ejemplo, la de la justicia para todos, la de la necesidad saciada para todos) se termina hallando en la religión un modo de instalación, de aquietamiento, de parálisis en suma. Si la utopía anida en la experiencia creyente, ésta puede convertirse no solamente en motor de cambio social, sino también en dinámica renovadora, desinstaladora, del hecho religioso.
- Soñar un mundo de necesidades cubiertas: Creerlo posible, desearlo, defenderlo sin dar un paso atrás. Para todos, no solamente para una parte del planeta. Creerlo como derecho, no como limosna que se otorga generosamente. Percibir lo que los modos de vida de quienes tienen más que lo que necesitan influyen en quienes no tienen aún lo que les es necesario. Análisis y compromiso.
- Valoración de lo común: Frente a la tendencia a creer que lo privado funciona mejor, que tiene otra fuerza, otra calidad. Creer en la fuerza de lo común, y estar atentos a los peligros de lo individual, la economía de exclusión. Para ello, librarse de la autorreferencialidad, personal y social. Salir al ámbito de lo público con amor.
- Entrar en el misterio del compartir: Algo más que la mera práctica de la ayuda puntal. Creer que en el compartir hay un dinamismo transformador del hecho humano y cósmico. Creer en ello para que creer al Evangelio y superar la paradoja de creer en Dios no dando fe a los mecanismos evangélicos.
- Abandonar posiciones de lucro, de élite, de privatización: Porque desde ahí, hablar de decrecimiento es hablar de algo imposible. Discernir los aspectos institucionales que, recibiendo el amparo de la legalidad, se sitúan en esos ámbitos de superioridad. Huir de la conciencia de moralidad superior para sentirse hermanado con quien busca y anhela un estado de cosas distinto.
- 3. Lectura subrayada
El Retorno de las "Ollas Comunes" y la "Economía de la Solidaridad"
El aumento de los comedores solidarios, las cajas de alimentos y de ollas comunes son soluciones obligadas para quienes ya no les alcanza el dinero para satisfacer sus necesidades básicas por su propia cuenta. Es la otra cara de la crisis económica, la cara más dura. Parroquias, fundaciones, universidades y organizaciones de diversa índole ayudan a personas que han perdido su fuente de ingresos, a los nuevos desempleados que ya ascienden a alrededor del 13% en Santiago, según datos de la Universidad de Chile.
El número de comensales y beneficiarios de las organizaciones sin fines de lucro indudablemente ha aumentado junto al desempleo, al mismo que tiempo que la crisis económica ha llevado a los donantes a disminuir sus aportes en dinero, alimentos, remedios o vestuario.
Las organizaciones privadas de beneficencia, entre enero y abril de este año ya atendieron a la misma cantidad de personas que en todo 2008 y han notado un aumento de hombres que piden asistencia social, especialmente desempleados de la construcción y del sur del país.
"No sólo estamos atendiendo a los más pobres, sino que hoy también ayudamos a los que debido a su cesantía pasan a ser vulnerables y ese grupo ha ido en aumento", explica Marta Grez, subdirectora de Caritas Santiago.
También las iniciativas para la búsqueda de empleo han aumentado. Por ejemplo en la parroquia Nuestra Señora del Carmen del Salto, desde hace 6 años, 13 voluntarios dedican dos días a la semana a encontrar empleo a los vecinos cesantes de Recoleta.
La historia de las Ollas Comunes, comedores comunitarios, organizaciones colectivas de consumidores no es nueva. "A partir de 1870 comienzan a aparecer en los diarios descripciones del hambre desoladora que atacaba a los indios como consecuencia de la guerra", de acuerdo a Bengoa. Aparecieron las primeras ollas comunes, que volverían a organizarse durante la crisis del 1930, y el retorno de los trabajadores del salitre del norte. Miles de obreros que volvían con lo puesto a Santiago.
La historia reciente de nuestro país está llena de personas que trabajan juntas para producir lo que necesitan, que comparten bienes y servicios para satisfacer sus necesidades comunes, que colaboran unos con otros para desarrollar sus comunidades locales y generar formas de consumo comunitario. Esto es lo que Luis Razeto denominaría la “Economía de Solidaridad”.
Es interesante conocer el origen de la "economía de la solidaridad", que emerge en el año 1981, porque es uno de los pocos conceptos que llegan a formar parte de una ciencia, y que se incorpora a la enseñanza social de la Iglesia, habiendo nacido del mundo popular, en nuestro país. Surge de las reflexiones e intercambios de experiencias de una serie de organizaciones con diferentes nombres: "talleres solidarios", "ollas comunes", "comedores populares", "comprando juntos", "centros de servicio a la comunidad", "instituciones de apoyo y servicio", etc.
Lo interesante de estas organizaciones de Economía de la Solidaridad es que se potencian justamente por la fuerza de la solidaridad. Y, en este sentido, aunque para algunos parezca insólito, la solidaridad es una fuerza económica, un factor de alta eficiencia y productividad. En tiempos de crisis económica las personas se reorganizan en función a tareas de asistencia para cubrir las necesidades básicas; se constituyen con sus familias, amigos y vecinos para transformarse en grupos de consumidores con mayor poder de negociación en pro de mejores precios de compra; los grupos sociales se reorganizan para apoyar la satisfacción de necesidades básicas de los que lo están pasando mal. Este y otros ejemplos asumen los grupos más afectados en tiempos de crisis económica que, según Vittorio Corbo, no hay ninguna evidencia de que haya tocado fondo aún.
Mahia Saracostti Schwartzman
Jueves, 21 de Mayo 2009
- 4. Actividad en sala
- Personalmente se toma la explicación del texto bíblico de Zacarías y se formula una pregunta sobre él.
- Se hace la pregunta en voz alta.
III
EL JUBILEO
(Lev 25,8-19.23-55?
- 1. Texto
8Contarás siete semanas de años, siete veces siete años; de modo que el tiempo de las siete semanas de años vendrá a sumar cuarenta y nueve años. 9Entonces en el mes séptimo, el diez del mes, harás resonar clamor de trompetas; en el día de la Expiación haréis resonar el cuerno por toda vuestra tierra. 10Declararéis santo el año cincuenta, y proclamaréis en la tierra liberación para todos sus habitantes. Será para vosotros un jubileo; cada uno recobrará su propiedad, y cada cual regresará a su familia. 11Este año cincuenta será para vosotros un jubileo: no sembraréis, ni segaréis los rebrotes, ni vendimiaréis la viña que ha quedado sin podar, 12porque es el jubileo, que será sagrado para vosotros. Comeréis lo que el campo dé de sí. 13En este año jubilar recobraréis cada uno vuestra propiedad. 14Si vendéis algo a vuestro prójimo o le compráis algo, ved que nadie dañe a su hermano. 15Comprarás a tu prójimo atendiendo el número de años que siguen al jubileo; y según el número de los años de cosecha, él te fijará el precio de venta: 16a mayor número de años, mayor precio cobrarás; cuantos menos años queden, tanto menor será su precio, porque lo que él te vende es el número de cosechas. 17Ninguno de vosotros dañe a su prójimo, antes bien teme a tu Dios; pues yo soy Yahveh vuestro Dios.
- El jubileo comienza con el toque del jôbel, cuerno de carnero, con la que se invita a tomar conciencia de ser pecador y con ello a la penitencia para escapar de la ira divina.
- El jubileo plantea un problema técnico en relación con el año sabático: si éste es al final de un septenario de años, el año jubilar sería el siguiente al año sabático del séptimo septenario, con lo que si se le suma el hecho de que las cosechas vienen al año de sembrarse, el pueblo estaría nada menos que tres años seguidos sin cosechar (el sabático, el jubilar y el que tarda en venir la cosecha): ¿Puede un pueblo pobre subsistir en estas condiciones?
- El jubileo parece iniciarse en el día del gran perdón (yom hakippurîm) y proclama una gran “liberación” (deror), un año para regresar a la propiedad familiar y un año de descanso para la tierra. El corazón del jubileo es “el regreso a la propiedad y el regreso a la familia” (Lev 25,10): se trata de volver a la tierra patrimonial. Es decir, se pretende corregir las desviaciones sociales acumuladas en años por la recuperación de la integridad de la tierra patrimonial. Cree el teólogo sacerdotal que así se mostrará que Dios es el único dueño de la tierra y que el israelita no es más que el usufructuario, teniendo solo el derecho a explotarla, el usufructo.
- Quizá piensa el autor sacerdotal que la vuelta del exilio, tras cuarenta y ocho años de condena, es el momento ideal para poner en pie esta utopía social y religiosa.
- La legislación del jubileo concluye con una larga serie de cuestiones casuísticas que tienen como afán común el de mantener íntegro el patrimonio familiar a la vez que se tiene viva la convicción de que explotar al compatriota nunca asegurará la prosperidad.
Con matices diversos y con inflexiones propias de la época, el AT mantiene una línea bastante uniforme en su sueño social que dimanan de una mirada profunda y nueva en torno a la persona y a la realidad. Desde ahí, mucho de este sueño se convierte en profecía.
- 2. Derivaciones espirituales
- Un jubileo social: No cabe duda que el sueño social de Israel ha sido hermoso y aún lo es. Pero su gran “fallo” ha sido poner el dinamismo último de todo esto en una realidad religiosa. Así se ha mostrado que lo religioso como motor de lo social no solamente lleva a la inoperancia y a la frustración, cuando no a una fanática talibanización de las reformas sociales. Mucha de la normativa legal en torno a la desigualdad social del AT tiene, sí, una valoración nueva y profunda de la dignidad humana. Pero el absoluto es Dios, ahí está la “razón” última del comportamiento social. Esta ha sido, y sigue siendo la raíz de “fracaso” porque el absoluto último es la persona en toda la dimensión de su propia altura y dignidad. De donde se puede deducir, por contraste, que la Palabra enseña que el jubileo, para que pueda ser efectivo, ha de ser social más que religioso, histórico, más que trascendente, teniendo a la persona débil como centro ya que Dios mismo une su suerte a la persona débil. La espiritualidad del decrecimiento puede ayudarnos a poner rostro social al anhelo profético del jubileo.
- Un jubileo peligroso: El jubileo del AT no llegó realmente nunca a ser peligroso a nivel social. Las desigualdades siguieron, al parecer, más vivas que nunca. Solamente la voz de algunos profetas fueron un peligro y el poder se encargó muy bien de acallarlas. Pero la ideología de los teóricos, la espiritualidad de los teólogos, no llegó a ser un peligro real para el poder establecido. Pues bien, hay que decir que un jubileo que no resulta peligroso no es el verdadero jubileo al que apuntaban los anhelos del AT. La espiritualidad del decrecimiento se la tiene que ver como “peligrosa”.
- Un jubileo que experimenta la indignación: Puede parecer hoy que las teorías sociales en torno al jubileo del AT son cuestiones de escuela, pero para muchos sin duda que habrán sido de una auténtica experiencia de indignación: la indignación que causa el ver que los poderosos acumulan cada vez más tierras y los pobres no tienen donde caerse muertos, la experiencia indignante de quien ve cómo se esquilma la tierra en una relación de amo siervo y no de fraternidad con lo creado; la experiencia indignante y humillante de quien tiene que vender sus cosas y su persona en un último intento de sobrevivir. Es imposible pensar en un jubileo social sin haber dicho alguna vez ¡basta ya!, sin haberse plantado ante el poder, sin haber plantado cara a situaciones inaceptables con el riesgo de que te partan esa cara. Un jubileo y una espiritualidad del decrecimiento planteados desde una sensación de bondad beatífica ante la situación tremenda de desigualdad social, mucho más lacerante hoy que hace dos mil setecientos años, no es lo que soñaron los viejos profetas de Israel.
- Un jubileo racionalizador: El jubileo con el que sueña Israel no es un jubileo para la limosna sino para la racionalización económica. Es el viejo y moderado sueño del pobre que tiende a igualar, a hacer desaparecer un poco las estridentes diferencias que marcan la vida de las personas en todos sus detalles. Si hay algún paradigma de la sinrazón humana, junto con el de las guerras, es el de la desigualdad social, sobre todo cuando esa desigualdad proviene por simples condicionamientos históricos y sociales que uno no elige.
- Un jubileo vigilante: Porque el jubileo en el AT brota de una actitud vigilante sobre la realidad social. La religiosidad genera, con frecuencia, un desentendimiento una irresponsabilidad ante el hecho creado, ante la historia, ante el lento caminar de lo humano. El jubileo podría ser entendido como un verdadero “observatorio” del proceder humano en materia de reparto de recursos, porque el problema de todo esto no está en la producción sino en el reparto. Erigirse en observadores de la realidad y mostrarla lo más crudamente posible cuando es injusta, ésa sería una óptima manera de enmarcar la espiritualidad del decrecimiento.
- Un jubileo que nos hermane con la tierra: Porque ésa es otra de las grandes preocupaciones de los teólogos del AT en el asunto del jubileo. Hoy más que nunca el grito de la tierra, y hasta su silencio que es una manera de decir su herida, habría de ser escuchado por quien entiende algo de lo que es este camino nuestro. Un decrecimiento que celebre la hermandad con la tierra, la certeza de que vamos en la misma barca, que nos une una indudable comunidad de destino.
- 3. Lectura subrayada
“El pobre ocupa un lugar epistemológico central, es decir, el pobre constituye el lugar a partir del cual se intenta pensar el concepto de Dios, de Cristo, de la gracia, de la historia, de la misión de las iglesias, el sentido de la economía, de la política y el futuro de las sociedades y del ser humano. Partiendo de la perspectiva del pobre nos damos cuenta de hasta qué punto son excluyentes las actuales sociedades y en qué medida las religiones y las iglesias se ven arrastradas por los intereses de los poderosos”: L. BOFF, Ecología: grito de la tierra, grito de los pobres, Ed. Trotta, Madrid 20115 , p. 139.
- 4. Actividad en sala
* Se comenta en grupos pequeños algo sobre la MV (Misericordiae Vultus) del papa Francisco. ¿Se conoce el documento? ¿Se podría decir algo de él?
IV
“La esquina de tu campo”
(Peah)
1. El texto
Este tratado de La Misná versa sobre unas antiguas disposiciones a favor de los pobres: la esquina de tu campo, la rebusca y la gavilla olvidada. Es, en definitiva, vivir con menos para vivir mejor. Se trata con más amplitud lo referente a “la esquina de tu campo” en torno a la obligación de todo propietario de dejar sin recoger una esquina de su campo a favor de los pobres (Dt 24,19-21; Lev 23,22).
Peah toma en serio la causa de los pobres y mantiene una posición clara en contra de cualquier forma de favoritismo, falta de consideración, trampa o actitud negligente que afecte la ayuda a los pobres. Afirma que “quien no permita que los pobres espiguen o permita que uno lo haga y no el otro, o ayude sólo a uno de ellos (en la recolección), roba al pobre” (Peah 5, 6). El granjero también “roba” al pobre cuando coloca una cesta en el suelo para atrapar las uvas que caen de las matas para prevenir que sean clasificadas como “uvas caídas”, las cuales serían elegibles para que las tomaran los pobres (Peah 7, 3).
De igual manera, los sabios exigieron que se les diera alojamiento y comida a los pobres transeúntes. Peah insiste en esta obligación moral: “Al pobre que deambula de lugar en lugar no debe dársele una hogaza de pan por menos del valor de un dupondium cuando cuatro se’ahs cuestan una sela. Si la persona quiere pasar la noche, debe dársele para el costo de su estadía. Si se queda durante el día de reposo, debe dársele alimento para tres comidas. (Peah 8, 7a).
Siguiendo esta corriente de pensamiento, los rabinos se pronunciaron en contra de quienes pudieran aprovecharse de la generosidad de sus benefactores: “Quien tenga los recursos para dos comidas, no debe aceptar nada del comedor de beneficencia para los pobres. Si tiene para catorce alimentos, no debe aceptar ayuda del banco de ayuda pública para los pobres. Dos personas se encargan de pasar la caja de los pobres como colecta y es compartida por tres” (Peah 8, 7b). De esta manera se trata de evitar abusos al utilizarse los servicios sociales públicos. Por eso los rabinos apelan a la conciencia de los mismos pobres para que tomen la decisión correcta.
Peah 8, 7 identifica dos fuentes de asistencia a los pobres: el tamhuy y la quppah. El tamhuy era una especie de “plato de caridad”, es decir, la comida que se recogía diariamente y se distribuía por la noche a los pobres de otras poblaciones. La quppah (lit. “cesta”) era un fondo comunal para dar socorro a los pobres del pueblo, no a los pobres de otras localidades. La comida se dividía los viernes para el resto de la semana. Estos datos perecen indicar que existía un sistema bastante organizado de ayuda pública.
Finalmente, en Peah 8, 8-9 los rabinos parecen haber determinado niveles de pobreza. Para tal efecto desarrollaron algunos “criterios” a objeto de determinar quiénes eran pobres y quiénes no debían participar de Peah u otro tipo de donativos. Por ejemplo, quien tenía doscientos zuz no era elegible para optar a ninguna de las ayudas contempladas en el tratado Peah. Si la persona solo tenía doscientos zuz menos un denar, ésta sí calificaba para la ayuda. En caso de que estuviese en deuda con un acreedor o que tuviese que pagar por el contrato matrimonial de su esposa, podía también beneficiarse de Peah. En dicha circunstancia, tal persona no estaba en la obligación de vender su casa o vestidos para saldar la deuda. Quien tuviera cincuenta zuz y comerciara con esta cantidad no calificaba para la ayuda. Y quien no tuviese necesidad de la ayuda de Peah, no moriría hasta que dependiera de otros. Y quien esté en necesidad y no se beneficia de Peah, no morirá de viejo hasta tanto no ayude a otros de sus propios recursos, y de él el versículo dice: “bendito es el hombre que confía en el Eterno y el Eterno ha de ser su confianza” (Peah 8, 8-9). Los sabios también definieron “el nivel básico de pobreza” y, al hacerlo, delimitaron la elegibilidad de los beneficiarios. Los criterios son esencialmente económicos; es decir, basados en los ingresos económicos, pero también buscan minimizar algunos abusos potenciales que ciertas personas pudieran cometer, sean éstas necesitadas o no.
2. Derivaciones espirituales
- Contra una mentalidad explotadora: Que genera muchas disfunciones en el comportamiento económico: siempre que se gane, se puede explotar. No se entiende que los recursos son agotables y que, por lo tanto, hay que establecer políticas y comportamientos de cuidado y de regulación. En definitiva, hay que luchar contra el egoísmo que justifica todo.
- “Robar al pobre”: Una de las mayores inquidades humanas. Se puede hacer de muchas formas. De todos modos, hay que luchar contra la canalización de la indiferencia: da igual que el pobre sea expoliado o no. Es prueba máxima de inhumanidad.
- La “conciencia del pobre”: Aunque muchas veces esté velada por su propia pobreza (material y espiritual), los pobres tienen valores, sentido de la justicia y de la equidad. Tienen activado el mecanismo de amparo entre ellos. Tienen voz (eso de “voz de los sin voz” es muy discutible). Lo que es preciso hacer es darles cancha, dejarles el ámbito social que en justicia les corresponde, no hacerlos, sin más, náufragos del bienestar.
- Algo no logrado: Leyendo las páginas de La Misná en el tratado Peah uno ve que hay una enorme legislación para soportar (cuando no para burlar) el peso del precepto de “La esquina de tu campo” sobre todo en tiempos de pobreza (y de no pobreza). Seguramente, como el jubileo, no funcionó. ¿Por qué? Porque se quiere hacer el socorro al débil por vía de la normatividad y no por vía del amor. Y las normas nunca favorecen al débil, aunque puedan ayudarle. Lo que mueve todo es, en definitiva, el amor apasionado al débil.
- Ampliar el nivel de la pobreza: No para abajo, ni para arriba, sino en la dirección de la igualdad. El ideal del decrecimiento no puede ser que todos seamos más pobres. Quizá tampoco que todos seamos más ricos, sino que todos seamos suficientemente iguales, con las necesidades cubiertas para vivir en dignidad.
3. Lectura subrayada
El Ayuntamiento de Sevilla amplía las multas por “rebuscar” en la basura
Las personas que rebuscan en los contenedores de basura podrán ser multadas con una multa de hasta 750 euros a partir del 24 de octubre de 2015 en Sevilla. Ese día entra en vigor la nueva ordenanza municipal de limpieza pública y gestión de residuos municipales, que eleva las sanciones por hurgar entre los restos. Entre las ‘Prohibiciones y deberes’ incluye explícitamente lo siguiente: “Queda prohibido extraer o rebuscar residuos una vez depositados en los contenedores” (artículo 11, punto 19).
El Ayuntamiento hispalense lleva esta cuestión al capítulo de ‘Infracciones’, especificando que tendrá la consideración de leve “la manipulación, extracción o rebusca de los residuos una vez puestos a disposición de los servicios municipales”, es decir, una vez se arrojen al contenedor. Las multas en este apartado se elevan en su cuantía máxima respecto a la anterior ordenanza, que establecía sanciones de entre 90 y 300 euros, pasando ahora a ser de entre 90 y 750 euros.
La nueva normativa aprobada por el Consistorio dirigido por el popular Juan Ignacio Zoido va más allá, terminológica y económicamente, que la aprobada en 2003, que ahora queda derogada. Entonces, el aspecto de buscar en los contenedores se encuadraba en el apartado ‘Propiedad de los residuos’, donde se establecía que “se prohíbe seleccionar y retirar para su aprovechamiento cualquier clase de material residual depositado”, incluyéndose entre las infracciones leves “la manipulación de basuras en la vía pública”.
El matiz de la ordenanza en esta cuestión, aparte de elevar las sanciones máximas, llama la atención en un momento en el que, por desgracia, cada vez es más habitual ver a personas buscando en los contenedores de basura, de Sevilla y otras ciudades, con la crisis socioeconómica encima y con índices de pobreza nunca conocidos en España.
Para el Ayuntamiento, según consta en la exposición de motivos de la nueva ordenanza, la normativa municipal viene “a regular en el ámbito jurídico descrito los servicios de limpieza viaria, recogida y gestión de los residuos municipales de la ciudad de Sevilla, adaptándolos a lo previsto en las nuevas normas, y adecuándolo a la nueva realidad social, con la finalidad de atender, en todo lo posible, las demandas sociales, y mejorar el medio ambiente de la ciudad de Sevilla y, en definitiva, la calidad de vida de la ciudadanía”.
4. Actividad en sala
- Pensar: ¿Te resulta extraño todo esto de Peah? ¿A qué puede obedecer? ¿Tiene esto algo que ver con el decrecimiento?
V
PRIMER ICONO DE DECRECIMIENTO:
LA MUJER VIUDA (Mc 12,41-44)
1. El texto
41”Se sentó enfrente de la Sala del Tesoro y observaba cómo la gente iba echando monedas en el tesoro; muchos ricos echaban en cantidad. 42Llegó una viuda pobre y echo dos ochavos, que hacen un cuarto. 43Convocando a sus discípulos, les dijo: - Esa viuda pobre ha echado en el tesoro más que nadie, os lo aseguro. 44Porque todos han echado de lo que les sobra; ella, en cambio, sacándolo de su falta, ha echado todo lo que tenía, todos sus medios de vida”.
- El Tesoro del templo es el verdadero motor: ahí está la sala de impuestos, el banco del Templo, el almacén de la leña, el matadero, la cancillería, etc. El verdadero motor no es el santo de los santos, sino el tesoro. Allí había al parecer diversos “cepillos” (sopharim”) donde se recogían las limosnas. Uno de ellos era para la ayuda a los pobres.
- Cuando Jesús “se sienta…y observa” establece un parámetro social: se mide la fe por los comportamientos económicos. Si hay fe, tendría que importar lo económico.
- Es lógico que muchos ricos echan en cantidad porque tienen mucho. Pero la calderilla de la mujer-viuda-pobre (múltiple desamparo) se opone al mucho de los muchos ricos. Es decir, hay que hacer una lectura no solo de las riquezas, sino del dinamismo de las pobrezas.
- El quid de la cuestión está en la oposición “echar de lo que sobra…echar de la propia falta”. Cada postura revela la diferente perspectiva: a) echar mucho teniendo mucho indica que uno no se fía del Templo, aunque lo sostenga; b) echar de la falta significa una fe en la estructura del templo como estructura santa y una confianza, teniendo la certeza de que si se da para los pobres, para los pobres irá. No solamente hay generosidad, sino buena voluntad. La mujer, en su pobreza, no emplea la crítica como elemento de discernimiento
- La viuda es, ciertamente, antítesis de los dirigentes, infieles a Dios por su amor al dinero. Su mayor pobreza es su generosidad sin posibilidad de discernimiento; su mayor riqueza, su confianza en la bondad de las instituciones y de las personas. En esto es modelo del reino, pero habría que completar el parámetro: no se trata solamente de ser generoso, no se trata incluso de dar el todo, sino de darlo con la certeza de que se está dando en la dirección correcta, apuntando a las causas.
2. Derivaciones espirituales
- Lectura social del Evangelio: Casi todas las lecturas son espirituales (a veces espiritualistas). Habría que animarse a la lectura social, a hacer ver que los asuntos sociales están en el meollo de las preocupaciones de Jesús. Trabajar el tema del decrecimiento es un trabajo evangélico. Jesús lo habría hecho.
- La fuerza que encierran las pobrezas: Porque creemos que las pobrezas son solamente debilidad y negatividad. Pero encierran el dinamismo de la justicia, del anhelo, de la pregunta. De ahí que no es tanto que haya que ayudar a los pobres, sino que es preciso hacerse eco de su situación y darles cancha en el espectro social.
- La crítica como elemento de discernimiento: Es imprescindible en el acto de pensar y en el de colaborar. Si se hace la solidaridad sin discernimiento se pueden cometer, con toda buena voluntad, verdaderos despropósitos. La solidaridad ha de incluir el discernimiento, la evaluación, el control de los proyectos si se quiere avanzar en la dirección de un desarrollo humano.
- Ir a las causas: No trabajar solamente el campo de los efectos. Y no solamente hay que apuntar a las causas estructurales, que también. Sino incluso en la dirección de la propia persona en cuento hace parte de las causas, del sistema imperante. La profecía, los gestos, las tomas de postura individuales son aquí muy valiosas.
3. Lectura subrayada
Por una Iglesia pobre, libre y solidaria
El camino hacia una Iglesia pobre y solidaria requiere múltiples esfuerzos, todos ellos orientados hacia la AUTOFINANCIACIÓN. Nuestras propuestas en el caso que nos ocupa, el de la Declaración de la Renta, se concreta en dos puntos:
A) Ante el Gobierno y el Parlamento: *ELIMINAR LAS CASILLAS DE ASIGNACIÓN TRIBUTARIA voluntaria, tanto la de la Iglesia Católica como la de “Fines sociales”.
B) A todos los ciudadanos: *NO MARCAR NINGUNA DE LAS DOS CASILLAS CITADAS en nuestra Declaración de la renta. Porque seguir usando estas casillas implica:
--Reducir una parte de nuestros impuestos, pues una parte de lo recaudado de los contribuyentes que marcan la casilla, se detrae (resta) de la bolsa común para la solidaria financiación de los Servicios Públicos que todos necesitamos: Sanidad, Educación, Dependencia, Desempleo, Infraestructuras y transportes públicos…etc.
--Aumentar la discriminación ya existente respecto a otros ciudadanos de creencias no católicas o de convicciones no religiosas
--Respaldar a la Iglesia Católica que sigue beneficiándose con más de 10.000 millones de Euros a costa de los Presupuestos del Estado, un dinero que es de todos y se concede a los católicos, privando de atención a otras necesidades comunes y de mayor urgencia.
En un momento de crisis tan grave como la que hoy vivimos, en medio de los brutales recortes que se acometen hoy contra la sanidad, la educación, la atención a los dependientes…, mantener intocable ese privilegio es una inmoralidad mayor. Así, por ej., los 900 millones que el gobierno ha suprimido de la Ayuda a la Cooperación (lucha contra la pobreza en el mundo) se podrían cubrir con los más de 1000 millones que se recaudarían si la Iglesia pagara el IBI de sus inmuebles y propiedades.
--La casilla de “fines sociales” es contradictoria con el espíritu de la democracia. Pues tales “fines sociales” no son ‘obras de caridad a cargo de ONG, sino de justicia social’. En una democracia son una cuestión de Estado, y a éste le corresponde atenderlos a través de los Presupuestos públicos, controlados por el Parlamento, no de forma opaca ni en función de la discrecionalidad de unos u otros ciudadanos.
Por todo ello, reclamamos la eliminación de las citadas casillas en el IRPF
Para los cristianos, la solidaridad radical con el necesitado y la pobreza evangélica son señas de identidad. El privilegio, el poder y las riquezas patrimoniales son contrarios al evangelio. Nuestra fidelidad al mensaje de Jesús en este terreno nos impele a seguir reclamando la Autofinanciación de la Iglesia Católica, sin recurrir a privilegios del Estado. ¡POR UNA IGLESIA POBRE, LIBRE Y SOLIDARIA!
Manifiesto de la Iglesia de Base de Madrid 2014
4. Actividad en sala
- Escribe una frase sobre el tema de la Declaración de la Renta.
VI
SEGUNDO ICONO DE DECRECIMIENTO:
EL SAMARITANO: (Lc 10,25-37)
1. Texto
“25En esto se levantó un jurista y le preguntó para ponerlo a prueba: - Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar vida definitiva? 26 Él le dijo: - ¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo es eso que recitas? 27Éste contestó: - “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente. Y a tu prójimo como a ti mismo” (Dt 6,5; Lv 19,18). 28Él le dijo: - Bien contestado. Haz eso y tendrás vida. 29Pero el otro, queriendo justificarse, preguntó a Jesús: - Y ¿quién es mi prójimo? 30Tomando pie de la pregunta, dijo Jesús: - Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y lo asaltaron unos bandidos; lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon dejándolo medio muerto. 31Coincidió que bajaba un sacerdote por aquel camino; al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. 32Lo mismo hizo un clérigo que llegó a aquel sitio; al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. 33Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y, al verlo, se conmovió, 34 se acercó a él y le vendó las heridas echándoles aceite y vino; luego lo montó en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. 35Al día siguiente sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo: “Cuida de él, y lo que gastes de más te lo pagaré a la vuelta”. 36¿Qué te parece? ¿Cuál de estos tres se hizo prójimo del que cayó en manos de los bandidos? 37El jurista contestó: - El que tuvo compasión de él. Jesús le dijo: - Pues anda, haz tú lo mismo”.
- La inagotable parábola del samaritano compasivo puede ser leída desde la perspectiva del decrecimiento: uno que tiene bastante, se conmueve, y pone en marcha un mecanismo de igualación social que va más allá de la simple caridad ya que el jurista habla de “compasión”, mientras que Jesús habla de “hacerse prójimo”, de aproximar los niveles humanos y económicos.
- Los trasfondos económicos son interesantes: a) un samaritano que atraviesa solo Judea tiene forzosamente que dedicarse a los negocios siendo raro otro motivo para andar fuera de casa; b) tiene que ser un comerciante relativamente próspero, porque lleva vino y aceite, cosas de valor en la cultura mediterránea y más en tiempos de pobreza; c) tiene cabalgadura, lo que le sitúa por encima de las clases más pobres; d) tiene dinero líquido, aunque no sea excesivo (dos denarios: un denario era un día de jornal según Mt 20,2.9; e) anda por posadas, que hay que pagar, aunque fuera un punto mal visto en la época (Abandonan a la mujer por la noche en casa, dice el judaísmo).
- El mecanismo de amparo que desata la conmoción tiene, así mismo, una lectura económica: vierte aceite y vino a las heridas del caído, monta en la cabalgadura, paga en la posada, promete pagar. Es decir, la “compasión” para “hacerse prójimo” ha de pasar por mecanismos económicos igualadores. No vale aducir que lo dado al herido es poco. Es suficiente para elevarlo de nivel social y existencial: de futura carroña para las fieras del desierto a persona curada.
- Hay, en el fondo, un cambio de estatus que dibuja bien el tema de la cabalgadura: el amo a pie y el socorrido en el caballo. Se han trastocado los niveles sociales. Para hacerse prójimo se acepta el cuestionamiento de los planteamientos de estatus que hace el sistema.
3. Derivaciones espirituales
- Una relación dinámica: La expresión evangélica “hacerse prójimo” dice que la relación no existe como cosa estática; hay que crearla por iniciativa propia, con cualquier persona, sin distinción de raza o credo. Eso ocurre con la relación en la espiritualidad del decrecimiento: es una relación que se cultiva, se trabaja, se va creando. No brota por su propio dinamismo.
- Una idea de economía igualadora: Esa es la que está detrás del relato y del decrecimiento. En el fondo se aspira a una economía de igualdad y de equidad. No es solamente un modus vivendi personal (“vivir con menos para vivir mejor”), sino sobre todo social (“vivir sencillamente para que otros sencillamente puedan vivir”). Si se carece de esta conciencia de economía igualadora, si de algún modo eso no pasa al imaginario personal, es muy difícil que esta espiritualidad cobre cuerpo en nuestra estructura de vida.
- Hacia el nivel social de la común dignidad: La jerarquización y la estratificación social es algo casi congénito en las sociedades humanas. Pero la novedad del Evangelio no es tanto la desaparición de clases, sino la aparición de la clase de la común dignidad. Eso es lo que puede generar una economía de inclusión y de equidad que, al menos, no estratifique la sociedad hasta llevar al convencimiento de que las situaciones de desigualdad son prácticamente inamovibles.
- El cuestionamiento de la religión aislada: El punzante “haz tú lo mismo” de Lc 10,37 está queriendo decir que la mera ideología y practica religiosas aisladas del contexto social son realidades muy cuestionables. La 1 Jn dice claramente que los comportamientos fraternos, sociales, hacen visible al rostro de Dios. Por eso, este tipo de espiritualidad puede ser una buena aliada de nuestros anhelos religiosos más profundos.
3. Lectura subrayada
«La economía de la exclusión mata»
El papa Francisco suma su voz a quienes creen que la economía del siglo XXI tiene que dar un giro radical y romper una dinámica de desigualdad impuesta por «ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera». «Tenemos que decir no a una economía de la exclusión y la desigualdad. Esa economía mata».
En su en su primera exhortación apostólica -Evangelii Gaudium (La alegría del Evangelio)- el papa deja claro que la actual Iglesia no le gusta, pero tampoco el mundo en el que vivimos, en el que sólo queda espacio para los más fuertes. «Cómo el mandamiento de ‘no matar’ pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir no a una economía de la exclusión y la desigualdad. Esa economía mata», resalta el papa en el documento de 142 páginas.
Según el papa, «vivimos en la idolatría del dinero» y a todo ello se añade «una corrupción ramificada y una evasión fiscal egoísta, que han asumido dimensiones mundiales». Tras la crisis financiera, según el papa, se encuentro «una profunda crisis antropológica que niega la primacía del ser humano y la sustituye con otros ídolos».
El papa, que recientemente ha encargado a la consultora Ernst and Young una auditoría a fondo de las cuentas del Vaticano, lamenta como mientras «las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, la de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz». «De ahí que nieguen el derecho de control de los Estados, encargados de velar por el bien común», señala.
El papa se dirige a los dirigentes políticos para pedir «una reforma financiera que no ignore la ética» y que afronten «este reto condeterminación y visión de futuro».
Así, el papa se rebela a que «no sea noticia que muera de frío un anciano en la calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa”. «Eso es exclusión», exclama el papa, que denuncia con fuerza en el texto la «cultura actual del descarte».
Una cultura en la que no sólo «se tira la comida cuando hay gente que pasa hambre» sino que «considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar». «Ya no se trata simplemente del fenómeno de los excluidos o explotados, sino de considerarlos como desechos, sobrantes».
Jorge Bergoglio critica a quienes «todavía defienden las teorías que suponen que todo crecimiento económico, favorecido por la libertad de mercado, logra provocar por sí mismo mayor equidad e inclusión social en el mundo».
El papa lamenta como mientras «las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, la de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz». «El dinero debe servir y no gobernar», sentencia el papa, que aunque asegura que «ama a todos, ricos y pobres, tiene la obligación, en nombre de Cristo, de recordar que los ricos deben ayudar a los pobres, respetarlos, promocionarlos».
En otro de los pasajes del amplio texto, el papa considera que la política, a pesar de estar tan denigrada, «es una de las formas más importantes de la caridad». «Ruego al Señor que nos regale más políticos a quienes les duela de verdad la vida de los pobres», asevera.
El papa dedica un espacio a analizar la relación entre los conflictos y la pobreza y explica que «hasta que no acabe con la exclusión y la injusticia entro de una sociedad y entre los distintos pueblos será imposible erradicar la violencia».
4. Actividad en sala:
* Pedir aclaración de algún concepto que no haya quedado suficientemente claro.
VII
ESCÁNDALO Y DISCERNIMIENTO
(Mc 9,42-48)
1. El texto
“42Y a quien escandalice a uno de estos que comienzan a creer en mí, más le valdría que se colgara del cuello una piedra de molino que mueve el asno y lo echaran al mar. 43Y si tu mano te pone en peligro, córtatela. Más te vale entrar manco en la Vida, que ir con las dos manos al infierno, al fuego que no se extingue. 45Y si tu pie te pone en peligro, córtatelo. Más te vale entrar cojo en la Vida que ser arrojado con los dos pies en el infierno. 47Y si tu ojo te hace escandalizar, sácatelo. Más te vale entrar tuerto en el Reino de Dios que ser arrojado con los dos ojos en la gehena, 48donde el gusano de ellos no muere y el fuego no se extingue”.
En el texto anterior, Juan ha querido impedir a “uno” que echara demonios “porque no era de nuestro grupo”. La ambición les hace ver peligros en quien se mete a hacer lo que Jesús hace, liberar. Funcionan como todo grupo humano, por el mecanismo de la ambición.
Eso escandaliza a uno que comienza a creer, quizá a un pagano que se acerca al grupo de seguidores. No se trata de un escándalo de costumbres o de moral sexual, sino de comportamientos económicos. El que se acerca piensa que los seguidores de Jesús no funcionarán como los demás grupos sociales, que lo hacen por el motor de la ambición. Se acerca, y ve que ellos también son ambiciosos. Y se escandaliza.
La hipérbole de la rueda de molino al cuello está indicando la enorme importancia que se da al asunto, la imposibilidad de minimizarlo o considerarlo sin valor. Es decisivo y configura la identidad del grupo de seguidores.
Lograr erradicar la ambición, funcionar en base a la dignidad y al bien de la persona, imaginar una economía que no despierte la ambición de unos contra otros, demanda grandes discernimientos que tocan a todas las áreas de la vida personal: a) las obras, por eso hay que “cortar las manos” que hacen las obras cuando estas son obras de egoísmo y opresión; b) los caminos, por eso hay que “cortar los pies” porque con ellos hacemos nuestras sendas vitales, nuestras orientaciones; c) las ambiciones, por eso hay que “sacarse los ojos” porque en ellos está la sede de la ambición.
Es decir, una visión de una economía alternativa demanda fuertes discernimientos que no le serán ahorrados a ningún creyente en Jesús. Como decimos, aquí se juega la verdadera identidad del seguidor, no tanto en cuestiones de adscripción religiosa.
2. Derivaciones espirituales
- La ambición destroza el horizonte del decrecimiento: Porque ahí, en el mundo del ambicioso, no entra la situación de los demás, ni sus preocupaciones, ni sus gritos de justicia. Solamente se contempla la propia ganancia y la palabra talismán es “crecer”, aunque sea a costa de otros.
- Una estructura inmersa en el “escándalo”: Y quizá no pueda salir de ahí. Pero siempre hay márgenes personales y grupales que puedan mantener viva la profecía de un mundo económicamente y humanamente distinto. Por eso la verdad del conforme, del que ha sucumbido al imaginario del sistema no es la única manera de enfocar la realidad.
- Una igualdad en base a las posiciones económicas: A los planteamientos que se manejan en el fondo. Si los cristianos funcionamos como todo el mundo ¿qué aportamos de hecho al horizonte de lo humano? ¿Si no conectamos con quien, desde lados distintos a la fe, anhela otra economía, si los tratamos como “enemigos” de la sociedad, estamos realmente en el anhelo de Jesús.
- Se puede controlar la ambición: Al menos en estratos sencillos de vida. Y una forma de hacerlo es cultivar el decrecimiento en maneras sencillas y cotidianas: cuando ambicionamos menos, y sobre todo cuando dejamos de ambicionar lo superfluo, la vida se esponja, el otro y su necesidad se hacen más presentes, los ideales afloran mejor y las utopías se mantienen por encima de argumentos que pretenden mostrar que lo que hay es lo único.
3. Lectura subrayada
Los 20 puntos centrales de la economía del Bien Común
de Christian Felber
1. La economía del bien común se basa en los mismos valores que hacen florecer nuestras relaciones: confianza, cooperación, aprecio, democracia, solidaridad. Según recientes investigaciones científicas conseguir buenas relaciones es la mayor fuente de motivación y felicidad de los seres humanos.
2. El marco legal económico experimenta un giro radical, cambiando las reglas del juego de afán de lucro y competencia por cooperación y contribución al bien común: Empresas que practican la cooperación serán recompensados. En cambio, el comportamiento competitivo conlleva desventajas.
3. El éxito económico no es medido por indicadores monetarios como el beneficio financiero o el BIP, sino con el balance del bien común (a nivel de empresas) y el producto del bien común (a nivel de sistema). El balance del bien común se convierte en el balance principal de todas las empresas. Cuanto más social, ecológica, democrática y solidaria sea la actividad, mejores serán los resultados del balance del bien común alcanzados. Mejorando los resultados del balance del bien común de las empresas en una economía nacional, mejorará el producto del bien común.
4. Las empresas con buenos balances del bien común disfrutarán de ventajas legales: tasas de impuestos reducidas, aranceles ventajosos, créditos baratos, privilegios en compra pública y a la hora de reparto de programas de investigación, etc. La entrada en el mercado se verá, por tanto, más favorecida para actores éticos y sus productos y servicios, que los de los no-éticos, indecentes y no ecológicos.
5. El balance financiero será el balance secundario. El beneficio financiero pasa de ser fin a ser medio. Éste sirve sólo para aumentar el ‘nuevo’ fin empresarial: Aportación al bien común. Los excedentes del balance financiero deberán utilizarse para: inversiones con plusvalía social y ecológica, devolución de créditos, depósitos en reservas limitadas, bonificación a los empleados de forma restringida, así como créditos sin intereses a empresas cooperadoras. No se utilizarán los excedentes para bonificar a personas que no trabajan en la empresa, adquisición hostil de otras empresas, inversión en mercados financieros (éstos dejarán de existir), o aportaciones a partidos políticos. En contrapartida, el impuesto sobre el beneficio empresarial será eliminado.
6. Como el beneficio financiero es ahora un medio, y deja de ser un fin, las empresas pueden esforzarse hacia su tamaño óptimo. No tienen que temer ser adquiridas, o sentirse obligadas a crecer para ser más grandes, más fuertes o con mayores beneficios. Todas las empresas están liberadas de la coerción de crecer y tragar.
7. Existiendo la posibilidad de aspirar sin miedo al tamaño óptimo, habrá muchas empresas pequeñas en todas las ramas. Como no tienen que crecer más, les será más fácil cooperar y practicar la solidaridad. Se pueden ayudar mutuamente con conocimientos, tecnología, encargos, personal o créditos sin interés. Serán recompensadas con resultados del balance del bien común positivos. Las empresas van formando una red de aprendizaje solidaria, la economía se transforma en un sistema win-win.
8. Las diferencias de ingresos y patrimonios serán limitadas: Ingresos máximos de por ejemplo 20 veces el salario mínimo. Propiedades que no excederán p. ej. los 10 millones de euros, el derecho de cesión y herencia, 500.000 euros por persona, en empresas familiares a 10 millones de euros por hijo. El excedente sobre estos límites serán repartidos a través de un “fondo de generaciones” como “Dote democrático” a las siguientes generaciones: igualdad de capital inicial significa mayor igualdad de oportunidades. (Los márgenes exactos deberán ser definidos democráticamente en una asamblea económica.)
9. En grandes empresas a partir de un elevado numero de empleados (por ejemplo, más de 250) los derechos de decisión y propiedad pasan parcial y progresivamente a los empleados y ciudadanos. La población podrá ser representada directamente a través de “parlamentos económicos regionales”. El gobierno no posee derecho decisorio o de intervención en empresas publicas.
10. Esto es igualmente válido para los bienes democráticos, la tercera categoría de propiedad, junto a una mayoría de pequeños y medianos empresarios y grandes empresas de propiedad mixta. Por bienes democráticos entendemos instituciones económicas públicas en campos de enseñanza, salud, acción social, movilidad, energía, o comunicación: la infraestructura básica.
11. Un bien democrático importante es el banco democrático. Éste sirve, como todas las empresas, al bien común y, como todos ellos, controlado por la ciudadanía soberana y no por el gobierno. Sus servicios consisten en depósitos de ahorro garantizados, cuentas corrientes gratuitas, créditos de interés reducido y créditos de riesgo com plusvalía social y ecológica. El Estado se financia primordialmente a través de créditos sin interés del Banco Central. El Banco Central obtiene el derecho exclusivo de la creación de dinero y efectúa las transacciones de capitales internacionales para impedir evasión fiscal. Los mercados financieros en la forma actual ya no existen.
12. Siguiendo la propuesta de John Maynard Keynes del 1944, se establece una cooperación monetaria global a base de una unidad de calculación (p. ej. “globo”, “terra”) para el comercio international. A nivel local, monedas regionales pueden complementar la moneda nacional. Para protegerse de la competencia injusta, la UE inicia una zona de comercio justo (Zona del Bien Común) con estándardes harmonizados o con tarifas aduaneras correlacionadas con el resultado del BBC de la empresa productora. A largo plazo, la meta es una Zona del Bien Común en la ONU.
13. A la naturaleza se le concede un valor propio por lo cual no puede transformarse en propiedad privada. Quien necesite un pedazo de tierra para vivir, agricultura o comercio, se le cede una superficie limitada de forma gratuita o pagando una tasa de utilización. El uso de la tierra está condicionado a criterios ecológicos y al uso concreto. Esto será el final de la especulación inmobiliaria, el “landgrabbing” (apropriación de grandes superficies por multinacionales u otros países) y el latifundismo. En contrapartida, se anula el impuesto sobre el terreno.
14. El crecimiento económico deja de ser un fin. Un nuevo objetivo será la reducción de la huella ecológica de personas privadas, empresas y naciones, hacia un nivel globalmente sostenible y justo. El imperativo categórico de Kant será extendido a la dimensión ecológica. Nuestra libertad de elegir un estilo de vida determinado encuentra su fin cuando limita la libertad de otros de elegir el mismo estilo de vida o por lo menos llevar und vida en dignidad. Personas privadas y empresas serán incentivadas para medir su huella ecológica y reducirla a un nivel globalmente sostenible y justo.
15. El horario de trabajo retribuido se verá reducido escalonadamente hacia la marca, deseada por mayoría de 30 a 33 horas semanales. De este modo queda tiempo libre para otros tres campos de trabajo de gran importancia: trabajo de relaciones y cuidados (niños, enfermos, ancianos), trabajo de crecimiento personal (desarrollo de la personalidad, arte, jardín, ocio), trabajo en la política y actividades públicas. Como consecuencia de este reparto más equilibrado entre las distintas actividades, el estilo de vida se hará más suficiente, menos consumidor, y más sostenible.
16. Cada décimo año en la profesión es un “año sabático” que será financiado a través de un salario mínimo incondicional. Las personas pueden hacer en este tiempo lo que quieran. Esta medida descarga el mercado de trabajo en un diez por ciento de la tasa de desempleo en la Unión Europea.
17. La democracia representativa será completada por la democracia directa y la democracia participativa. La ciudadanía soberana debería poder controlar y corregir su representación, decretar leyes por si misma, modificar la constitución y poder controlar las infraestructuras de abastecimiento: ferrocarril, energía, agua, correos, bancos. En una democracia real son idénticos los intereses de los representantes y los de la ciudadanía soberana. Requisitos para ello son derechos constitucionales de co-legislar y de controlar por parte de la ciudadanía soberana.
18. Todos los puntos angulares deberán madurarse a través de discusiones intensas en un amplio proceso de bases, antes de que se conviertan en leyes elaboradas por una asamblea económica directamente elegida; su resultado se votará democráticamente por la ciudadanía soberana. Lo que sea aceptado, se introducirá en la constitución y sólo podrá volverse a cambiar con el respaldo de la ciudadanía soberana. Aparte de la asamblea económica del bien común puede haber otras convenciones para profundizar la democracia: asamblea para la educación, asamblea para los medios de comunicación o una asamblea para el desarrollo de la democracia.
19. Para afianzar en los niños los valores de la economía del bien común y poderlos practicar, el sistema de educación debería estar orientado igualmente hacia el bien común. Esto requiere otra forma de enseñanza y otros contenidos, como por ejemplo: emocionología, ética, comunicación, educación democrática, experiencia de la naturaleza y sensibilización corporal.
20. Debido a que en la economía del bien común, el éxito empresarial posee un significado muy diferente al que actualmente recibe, se demandan otras competencias de gestión. Las empresas ya no buscan a los gerentes más duros y ejecutivos de la “eficiencia cuantitativa”, sino a los más responsables y socialmente competentes, los más empáticos y sensibles que consideran la codeterminación como una oportunidad y un beneficio para todos.
La economía del bien común no es ni el mejor de los modelos económicos ni el final de una historia, sólo el paso siguiente hacia un futuro más sostenible, justo y democrático. Se trata de un proceso participativo, de desarrollo abierto que busca sinergia en procesos similares como: economía solidaria, economía social, movimiento de bienes comunes, economía del postcrecimiento o democracia económica. Juntando sus esfuerzos, una gran cantidad de personas y actores son capaces de crear algo fundamentalmente nuevo. La implementación de la visión requiere motivación intrínseca y autorresponsabilidad, incentivos económicos, un orden político-legal coherente, así como concienciación. Todas las personas, empresas y comunidades están invitadas a participar en la reconstrucción de la economía hacia el bien común.
4. Actividad en sala
- ¿Te parece que hemos hecho una lectura correcta, mínimamente entendible, de Mc 9,42-47?
VIII
DECRECER COMPARTIENDO
(Jn 6,1ss)
1. El texto
4”Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los Judíos. 5Jesús levantó los ojos y, al ver que una gran multitud se le acercaba, se dirigió a Felipe: -¿Con qué podríamos comprar pan para que coman estos? 6(Lo decía para ponerlo a prueba, pues él ya sabía lo que iba a hacer). 7Felipe le contestó: -Doscientos denarios de plata no bastarían para que a cada uno le tocase un pedazo. 8Uno de los discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: 9-Hay aquí un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero, ¿qué es eso para tantos? 10Jesús les dijo: -Haced que esos hombres se recuesten. Había mucha hierba en el lugar. Se recostaron aquellos hombres, adultos, que eran unos cinco mil. 11Jesús tomó los panes, pronunció una acción de gracias y se puso a repartirlos a los que estaban acostados, y pescado igual, todo lo que querían. 12Cuando quedaron satisfechos dijo a sus discípulos: -Recoged los trozos que han sobrado, que nada se eche a perder. 13Los recogieron y llenaron doce cestos con trozos de los cinco panes de cebada, que habían sobrado a los que habían comido”.
Hemos superado ya hace tiempo la lectura historicista de este signo creyendo que, por el poder de una bendición, salían incontables panes del cesto. El envoltorio narrativo que ya nos era conocido por 2 Re 4,42-44, ha de ser superado y hay que apuntar a la ideología, al mensaje.
El problema que plantea el texto es cómo pasar de una economía de pobreza a otra de necesidades satisfechas (el reino de Dios es un reino de necesidades satisfechas y, por lo tanto, de igualdad y equidad). El primer paso es estar dispuesto a compartir lo que se tiene no siendo obstáculo la pobreza (cinco panes “de cebada” y dos “pececillos” en salmuera).
Es que la teoría del compartir sobre la base del todo no siendo obstáculo la pobreza desplaza el problema de lugar: la pregunta no es si Dios puede socorrernos o no, sino si nosotros estamos dispuestos a abrir el zurrón o no. Cuando un “empobrecido” (un muchacho) está dispuesto a poner sobre la mesa lo que tiene, pueden “sentarse”, empieza el mecanismo del compartir.
Ese acto del compartir sobre la base del todo sin ser obstáculo la pobreza viene a ser como una “eucaristía”, el fondo de la eucaristía. De ahí, el uso de los “verbos eucarísticos”: tomó…pronunció…repartió. Que haya sobras abundantes deja ver que el mecanismo funciona: la preocupación por el otro, la organización de los recursos dejando fuera el ánimo del lucro (base del decrecimiento) lleva a la “abundancia”, a que llegue a sobrar.
Los mecanismos económicos lo confirman tanto a nivel de macroeconomía (informes de la FAO) como de microeconomía (socorros cercanos). Lo que hay que mirar no es la “ingenuidad” del argumento, sino si funciona o no. Y este, funciona.
2. Derivaciones espirituales
- La peor forma de leer relatos de milagros: Es aquella que no se despega de la historia. Y la peor forma de entender a Jesús (de hecho en el documento Q no hay relatos de milagros). Es preciso ir al fondo, racionalizarlos y espiritualizarlos para sacarles el sentido. De lo contrario su empobrecimiento los vuelve inservibles.
- Contra el egoísmo y la indiferencia esenciales: Esos que están en el fondo de la estructura humana. Uno lleva a la otra. Son los grandes obstáculos para construir una economía del compartir, un estilo de vida distinta. La evidencia de que hay personas e instituciones que luchan contra esta lacra, habría de animarnos a sumarnos decididamente a tales esfuerzos.
- Remedio contra el hambre: Todos los organismos internacionales dicen que hoy estamos en condiciones reales de poder superar el hambre (800 millones de personas lo padecen). Para ello se habla de una equitativa redistribución de los recursos. Eso es primordial. Pero la espiritualidad del decrecimiento puede ser más eficaz que las donaciones, porque lleva en su entraña la dignidad de toda persona y el derecho a las necesidades saciadas.
- Con arraigo antropológico: Ese es el tipo de espiritualidad cristiana que habrá que ir construyendo: aquel que transforma las estructuras personales y sociales, no solamente la que socorre puntualmente. Por tanto, una eucaristía en la espiritualidad del decrecimiento es aquella que lleva en su entraña la justicia (“sin justicia no hay eucaristía”, decía hace muchos años J. M. Castillo).
- La abundancia frugal: Así es la que postulan muchos ideólogos del decrecimiento (Latouche, Rahbi). Es un oxímoron, pero tiene su anhelo: se trata de que se pueda vivir en la “abundancia” de una seguridad económica básica, acompañándola de una frugalidad que controle los desmanes de quien derrocha. Esto es lo que el decrecimiento postula.
3. Lectura subrayada
Joan Antoni Melé, subdirector del Triodos Bank y autor del libro Dinero y Conciencia. A quién sirve tu dinero, analiza con RTVE.es el papel que juega la felicidad en la escena económica y cómo influye la satisfacción personal en la crisis financiera actual.
Pregunta: ¿Podemos medir la felicidad desde un punto de vista económico como hace el reino de Bután con su índice de Felicidad Interior Bruta (FIB)?
Respuesta: No conozco exactamente la forma de medirlo, pero lo que sí es importante es que la economía deje de ser tanto matemáticas y cálculo, como ha sido hasta ahora, y empiece a ser algo humano que es lo que tiene que ser.
Para mí ese es el gran problema. La economía siempre se ha basado en números, en beneficios, en costes, y la economía es la relación entre los seres humanos, nuestro trabajo y el planeta que nos da sustento. Todo lo que hemos hecho hasta ahora nos ha llevado al borde de la destrucción medioambiental y humana. En estos momentos, la mitad del planeta, más de tres mil millones, está en situación de pobreza.
Cualquier iniciativa que quiera llevar la economía al ámbito humano me parece bien. Está bien que se quiera enfocar en base a la felicidad en sentido de bienestar humano y no en base al beneficio económico.
P: Existen algunos estudios científicos que demuestran que el dinero no da la felicidad, ¿qué opinión le merece esta afirmación?
R: Hay unos umbrales. Cuando uno es pobre, tener el mínimo de dinero para sobrevivir evidentemente que da la felicidad, permite sobrevivir. Pero una vez cubiertas las necesidades básicas que pueda necesitar una persona -alimento y vivienda-, el resto es cierto que el dinero no lo da. Al contrario, cuanto más dinero se tiene peor. Con el dinero aparece el miedo, la codicia, el ansia de poder, y al final esto se apodera de la persona y la gente no es feliz.
En las civilizaciones que conocemos más ricas es donde hay más malestar, la gente está con tratamiento psicológico, con coaching, con pastillas para tranquilizarse. Tiene que haber unos mínimos, un nivel razonables de ingresos para vivir, pero superado ese umbral, el resto supone solo malestar.
P: ¿Cómo podríamos cambiar esta tendencia?
R: El ser humano tiene varios ámbitos. Por un lado, está el material porque necesitamos alimento, ropa. En un segundo nivel está el amor, todos necesitamos cariño, darlo y recibirlo. Pero luego hay un tercer nivel, más superior, llámelo espiritual si quiere, en el que el ser humano necesita entender un poco qué sentido le da a su vida y cultivarla.
Esté ámbito es el que hemos dejado abandonado. Yo digo que estamos 'anoréxicos de vida espiritual'. Todo lo hemos basado en el consumo y esto nos hace ser profundamente desgraciados.
Hay que dedicar un tiempo a cultivar esta parte superior. Hay quien hace yoga, medita, a quien lee, ahí no me voy a meter, pero hay que dedicarle un tiempo. Ésto realmente a la larga da un estado interior de paz, de tranquilidad y felicidad porque que te permite ir encontrando un sentido a tu vida. Si lo basas todo en el consumo, no hay salida, da igual que puedas comprar de todo en unos grandes almacenes, sigues igual de desgraciado que el día anterior.
P: ¿Cómo se podría cambiar la cultura dominante de consumo en la que vivimos?
R: Habría que cambiar la educación que damos a los niños. Se les está inculcando en la idea de que tiene que estudiar que si no tiene una carrera no se ganara bien la vida y ya le vamos metiendo el miedo en el cuerpo. No es esto. Un niño tiene que estudiar y tiene que viajar mucho, tiene que conocer para saber que tiene dentro, cuál es su vocación, que quiere hacer en esta vida y que sentido le quiere dar.
Cuando yo era pequeño me decían que tenía que estudiar para el día de mañana ser un hombre de provecho. No es lo mismo ser un hombre de provecho, decir que harás algo que servirá par la sociedad, que ganarte la vida inculcando el egoísmo. Habría que empezar a cambiar la educación, educar en valores.
El mensaje es: descubre quién eres, qué capacidades tienes, qué puedes tú aportar al mundo. Cuando hacemos algo que es útil es cuando nos sentimos felices en esta vida. No se trata de tener mucho dinero, por que en la cuenta corriente da igual que tengas cien mil euros que cien millones. ¿Qué más vas a comprar? ¿Qué te hace falta?
En cambio, descubriendo un potencial interior que además es inacabable, puedes ir desarrollándote más como persona, ésto es con lo que realmente uno se siente bien. En los últimos años cada vez hay más gente en esta búsqueda, pero aun hay una resistencia, se quiere mantener un sistema económico.
P: ¿Cree que sería interesante que el producto Interior Bruto (PIB) incorporara la 'felicidad' como un indicador más?
R: Está bien que se haga esto, que se conciencie a la sociedad. Debemos a ir a otra dirección más humana y más solidaria. No podemos ser felices si hay tanta gente a nuestro alrededor que está mal, hay que ir compartiendo un sentimiento más de comunidad.
Hasta ahora cada uno se ha preocupado de lo suyo y los demás no importaba. A la larga vemos que si hacemos ésto estamos todos mal. Que un Gobierno tome la iniciativa, como el reino de Bután, es bueno, está difundiendo otra visión para empezar a cambiar las cosas.
P: ¿Puede entonces ser útil para los Gobiernos contra con un indicador como el FIB?
R: No se si es tanto una cuestión del Gobierno. Creo que ya es hora de que los ciudadanos empecemos a decir lo que pensamos y a ser coherentes con nuestras ideas.
No se trata de que los gobiernos tomen grandes decisiones y salven a los países, sino que es la sociedad civil la que tiene que empezar a implicarse y a ser coherente. Es cosa de todos. Estará bien que los gobiernos colaboren y marquen pautas, pero el mundo lo tenemos que cambiar entre todos, es una tarea de todos. No va a ser fácil, porque hemos caído en muchas rutinas pero también es cierto que ya hay miles de personas que lo están haciendo.
4. Actividad en sala
- Pensar un momento: ¿Vamos viendo que la Palabra reflexionada puede ayudar a construir una base ideológica de la espiritualidad del decrecimiento?
IX
LA COMUNIDAD ESTÁ VIVA CUANDO ELLA ALIMENTA EL DECRECIMIENTO
(Hech 9,36-42)
1. El texto
36En Jafa había cierta discípula de nombre Tabita, que traducido significa Gacela, colmada de obras buenas y, en particular, de las limosnas que hacía. 37Sucedió que, por aquellos mismos días, cayó enferma y murió; la lavaron y la pusieron en la sala de arriba. 38Como Lida está cerca de Jafa, al enterarse los discípulos de que Pedro estaba allí, enviaron a dos hombres que le suplicaron: - No tardes en venir hasta nosotros. 39Pedro se fue con ellos al momento. Cuando llegó, lo llevaron a la sala de arriba y se le presentaron todas las viudas, mostrándole con lágrimas en los ojos los vestidos y mantos que hacía Gacela cuando estaba con ellas. 40Pedro mandó salir fuera a todos, y, de rodillas, se puso a orar. Se volvió hacia el cuerpo y dijo: - Tabita, levántate. Ella abrió los ojos y, al ver a Pedro, se incorporó. 41Él le dio la mano, la levantó y, llamando a los consagrados y a las viudas, se la presentó viva. 42El hecho fue notorio en toda Jafa, y muchos creyeron en el Señor.
El texto es la tercera parte del tríptico de personajes que han elaborado la gestación de la nueva comunidad cristiana: Felipe, Saulo y Pedro. De esta manera Hech describe no solo cuál era la situación de las comunidades primeras, sino qué elementos han de trabajar para que toda comunidad cristiana sea una realidad viva.
Tabita es exponente de la vitalidad que la comunidad de Jafa tenía otrora. Esa vitalidad ha desaparecido, ha muerto. Las limosnas que hacía son el centro de su actividad solidaria. Es decir, nos situamos en un plano de socorro económico, con comportamientos próximos al decrecimiento: rebajar el nivel de uno para que aumente el del otro. Economía de la subsidiaridad, equidad e inclusión. Todo eso se ha venido a pique en la comunidad. Ha perdido su sentido cristiano, su orientación evangélica.
Pero la subsidiaridad no ha bastado para evitar la muerte (todas las religiones hacen obras de caridad, más o menos). Se necesita otro elemento que el animador de la comunidad, Pedro, tiene que aportar pronto (“no tardes”…”al momento”). El desamparo de la comunidad es enorme: no hay comunidad si no hay solidaridad encauzada por la orientación evangélica.
Pedro restablece la situación con “una resurrección”, al modo de Jesús (Mc 5,41). Es una resurrección no solamente de la persona, sino del principio solidaridad y de equidad (como el hijo de la viuda Sarepta, 1 Re 17,17-24), o de la Sunamita, 2 Re 4,8-37). La comunidad vuelve a revivir cuando se instala desde el dinamismo de la resurrección, la entrega máxima, el principio de solidaridad.
Con ello se consagra el mecanismo del decrecimiento como motor de la solidaridad, equidad e inclusión. Cuando este mecanismo funciona, hay comunidad cristiana. Si no funciona, no la hay.
2. Derivaciones espirituales
- La solidaridad en el núcleo de la fe: No como una consecuencia de la fe, sino en el núcleo: la medida de tu solidaridad da la medida de tu fe. Desde esta mística habría que animar a que todo cristiano tuviera en su vida corriente esa dimensión solidaria para verificar la verdad de la propia fe.
- Resucitar la comunidad por la solidaridad: Cuando se pretende dar con caminos innovadores para la fe. En ese sentido, las espiritualidades económicas actuales (el decrecimiento, el bien común, la sobriedad feliz, la abundancia frugal, etc.) pueden mostrar caminos reales de vivencia nueva de la solidaridad. Pretender revitalizar las comunidades solamente por la doctrina es quedarse corto.
- Limosnas o desarrollo: Ya vamos aprendiendo que el camino a seguir en temas de solidaridad es el desarrollo. Pero hay que ser cauto para ver si, bajo el paraguas de una espiritualidad del desarrollo (las ONG religiosas, por ejemplo) se sigue practicando un modo limosnario más moderno. Es decir, no se haría nada con cambiar los métodos si no se ha cambiado la mentalidad.
- La búsqueda equilibrada entre evangelización y solidaridad: En muchas comunidades cristianas estos dos elementos están hoy descompensados: una gran inversión en evangelización (sacramentos, catequesis, liturgia, etc.) y una menor inversión en temas sociales (sensibilización, práctica).
3. Lectura subrayada: EG 53-54
No a una economía de la exclusión
53. Así como el mandamiento de «no matar» pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir «no a una economía de la exclusión y la inequidad». Esa economía mata. No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa. Eso es exclusión. No se puede tolerar más que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre. Eso es inequidad. Hoy todo entra dentro del juego de la competitividad y de la ley del más fuerte, donde el poderoso se come al más débil. Como consecuencia de esta situación, grandes masas de la población se ven excluidas y marginadas: sin trabajo, sin horizontes, sin salida. Se considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar. Hemos dado inicio a la cultura del «descarte» que, además, se promueve. Ya no se trata simplemente del fenómeno de la explotación y de la opresión, sino de algo nuevo: con la exclusión queda afectada en su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la que se vive, pues ya no se está en ella abajo, en la periferia, o sin poder, sino que se está fuera. Los excluidos no son «explotados» sino desechos, «sobrantes».
54. En este contexto, algunos todavía defienden las teorías del «derrame», que suponen que todo crecimiento económico, favorecido por la libertad de mercado, logra provocar por sí mismo mayor equidad e inclusión social en el mundo. Esta opinión, que jamás ha sido confirmada por los hechos, expresa una confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico y en los mecanismos sacralizados del sistema económico imperante. Mientras tanto, los excluidos siguen esperando. Para poder sostener un estilo de vida que excluye a otros, o para poder entusiasmarse con ese ideal egoísta, se ha desarrollado una globalización de la indiferencia. Casi sin advertirlo, nos volvemos incapaces de compadecernos ante los clamores de los otros, ya no lloramos ante el drama de los demás ni nos interesa cuidarlos, como si todo fuera una responsabilidad ajena que no nos incumbe. La cultura del bienestar nos anestesia y perdemos la calma si el mercado ofrece algo que todavía no hemos comprado, mientras todas esas vidas truncadas por falta de posibilidades nos parecen un mero espectáculo que de ninguna manera nos altera.
4. Actividad en sala
- ¿Cómo está organizada la solidaridad en la parroquia a la que perteneces?
X
LAS EXIGENCIAS DE LA IGUALACIÓN
(2 Cor 8,7-15)
- 1. Texto
7”Tenéis abundancia de todo; de fe, de dones de la palabra, de conocimiento, de empeño para todo y de ese amor vuestro por mí: pues que sea también abundante vuestro donativo. 8No es que lo mande; os hablo del empeño que ponen otros por comprobar si vuestra caridad es genuina; 9porque ya sabéis lo generoso que fue nuestro Señor, Jesús Mesías: siendo rico, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza. 10En este asunto doy sólo un consejo; os viene muy bien, pues hace ya un año que tomasteis la iniciativa, no sólo en la ejecución, sino en el propósito; terminad ahora la ejecución, 11de modo que el término corresponda a la buena ejecución del propósito; según vuestros medios, 12pues donde hay buena voluntad se la acepta con lo que tenga, sin pedir imposibles. 13No se trata de aliviar a otros pasando vosotros estrecheces, sino que, por exigencia de la igualdad, 14en el momento actual vuestra abundancia remedia la falta que ellos tienen, para que un día, la abundancia de ellos remedie vuestra falta, y así haya igualdad, 15como dice la Escritura: “Al que recogía mucho no le sobraba y al que recogía poco no le faltaba” (Ex 16,18).
Pablo organizó en las comunidades de Grecia una gran colecta a favor de los pobres de Jerusalén. El siglo I tuvo episodios de hambruna en Israel. Según Gal 2,10 la solidaridad con los pobres de Jerusalén fue la única prueba tangible de la “ortodoxia” de Pablo. Él puso mucho interés en este asunto. Según el final de Hechos, él mismo llevó la colecta en propias manos, lo que le granjeó muchos disgustos (Hech 21).
Las comunidades de Macedonia eran pobres y pidieron a Pablo insistentemente participar en la colecta. Pablo se lo recuerda a los de Corinto, que gozan de mejor posición económica (2 Cor 8,1-6). El equilibrio económico no depende únicamente de los bienes que se tienen, sino de la actitud de fondo a la hora de compartir.
Según Pablo, quien tiene abundancia ha de ser generoso en la igualación porque en tal caso no hay razón para racanear. Más aún: la generosidad verifica la calidad de la fe. Un fe rácana, es una fe de mala calidad. Y el argumento de fondo es claro: Jesús se ha empobrecido para sacar adelante a toda persona. Si se quiere seguir a ese Jesús “empobrecido” a favor de otros, habrá que repetir el mismo comportamiento.
Para Pablo, hay que terminar bien lo comenzado. No se trata de establecer cuotas, sino que, partiendo de la buena voluntad, se sea generoso para ver que merece la pena trabajar el equilibrio económico. Porque “no se trata de aliviar a otros pasando vosotros necesidad”, sino de igualar para remediar la falta que los pobres tienen. Y ello “por exigencias de la igualdad”, que es lo mismo que decir que por exigencias del Evangelio, ya que éste es un texto de igualdad, de fraternidad.
Pablo dice que no se sabe qué vueltas van a dar las cosas. Quizá un día cambien las tornas y sean ellos quienes tengan que socorrer a los corintios. El viejo texto de Ex 16,18 es un texto de igualación (hacer obra de igualdad). La solidaridad se impone a quien quiera ser seguidor de Jesús y ella pasa por un trabajo de igualación.
- 2. Derivaciones espirituales
- Igualación, más que igualdad: Porque podemos hablar mucho de igualdad, pero de lo que se trata en definitiva es de poner los mecanismos pertinentes para que la obra de igualdad surja. Se trata de pasar de la igualdad pensada a la igualdad vivida. Esta segunda es la que cuenta, por sencilla que sea la aportación real al mundo de la igualdad.
- Una actitud de fondo: Porque es cierto que la obra de igualación ha de tener cauces concretos. Pero depende de una actitud de fondo, aquella que entiende, anhela, sueña y trabaja para el logro de un mundo más humano. Y eso toca de lleno la igualación económica. Cambiar de mirada, moldear el corazón, llenarlo de humano es absolutamente imprescindible para que broten mecanismos de igualación y se mantengan estables.
- La calidad de la fe: Lo hemos indicado en textos anteriores, se mide por la solidaridad, no tanto por el componente ideológico o por la adscripción religiosa. De ahí que el baremo para calcular el vigor de la comunidad cristiana sea el del anhelo de igualdad, para la cual el decrecimiento es una herramienta espiritual y económica de primera magnitud.
- El decrecimiento, bien para todos: Para quien recibe la ayuda, para quien la da; para quien ajusta sus modos económicos de vida y para quien acoge la ayuda necesaria para su desarrollo. Para la misma sociedad en general. Son espiritualidades saludables para construir el caminos de humanización del que estamos muy necesitados.
- 3. Lectura subrayada
Los Objetivos del Milenio son la demostración de que el conjunto de los seres humanos podemos ponernos de acuerdo para fijar las metas que precisan inmediatas soluciones. Mujeres y hombres de todas las edades y condición se encuentran en estos momentos aportando todas sus capacidades para afrontar los graves problemas que padecemos. Parten de la idea de que otro mundo es posible, de que todos y todas somos responsables en la aldea global, de que desde cualquier lugar del mundo, por muy escondido y remoto que se encuentre, existe un espacio para la acción, la solidaridad y la justicia. Iniciativas como las que las organizaciones de la Plataforma 2015 han puesto en marcha nos demuestran que es posible cumplir, con la voluntad de todos y todas, las metas que nos hemos propuesto. No se trata, por tanto, de esperar que otros actúen. Se trata de sumarnos, de conocer, de saber, de escuchar y de actuar. Lo que ocurre a miles de kilómetros de distancia nos concierne. Lo que hacemos en nuestro entorno repercute a miles de kilómetros. Pensar globalmente, actuar localmente se ha convertido en un deber ético individual y universal
¿Tiene todo esto que ver con el discernimiento que la VR ha de hacer ante el mundo de las pobrezas? Si dijéramos que no habría que pensar que estamos viviendo nuestras opciones evangélicas desconectados de la realidad, lo que cuestionaría esa misma opción. Efectivamente, la teología más tradicional de la VR nos dice que ésta es anuncio de las realidades futuras. Una de esas realidades futuras es la fraternidad plena en el banquete del Reino, el gran sueño de Jesús. ¿Cómo vamos a anunciar esa hermosa realidad hoy si no nos inquieta la evidente exclusión de enormes sectores del planeta de ese banquete de la vida que es una existencia digna? ¿Cómo la VR va a ser significativa en nuestro mundo de hoy si las grandes lacras que sufre la humanidad no la inquietan vivamente? Por eso, con humildad y deseo, aprendamos de la profecía que nos viene de las organizaciones humanitarias que sueñan con un mundo más igualitario. Leamos sus planteamientos en torno a las duras situaciones de pobreza de grandes sectores de la humanidad. Asumamos la espiritualidad del decrecimiento como un cauce real para recrear la espiritualidad de la pobreza. Creamos en la posibilidad de humildes respuestas colectivas que se unan al caudal, cada vez más ancho, de quienes suman esfuerzos para el logro de un mundo más justo y más humano. Esto, no lo dudemos, tiene que ver directamente con la espiritualidad de la pobreza. En verdad, nuestros objetivos son sus derechos. Sólo por esto, ya merecería la pena entrar a considerarlos con interés.
- 4. Actividad en sala
- Hacer una sencilla evaluación del Curso terminado. Aspectos positivos, aspectos a mejorar.
Conclusión
Ya se dijo al comienzo de este Curso que pedir una conexión directa de la espiritualidad del decrecimiento con la Biblia era demasiado pretencioso y fuera de lugar. Pero no se puede negar que las semillas de espiritualidad humanizadora sembradas en el fondo de los textos bíblicos nos puede ayudar mucho a contribuir a un cimiento ideológico y espiritual que haga posible en la Vida Religiosa la acogida y la práctica del decrecimiento.
Más aún: nos preguntamos si este camino no será una estupenda manera de actualizar la espiritualidad y el voto de pobreza de manera que pueda ser creíble en la sociedad. De hoy. Nos preguntamos, así mismo, si no será una manera óptima de poner rostro al seguimiento de Jesús en nuestros días.
Fidel Aizpurúa Donazar
Madrid 2016
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