Marcos 22
CVMc
Domingo, 17 de abril de 2016
VIDA Y EVANGELIO:
UN MISMO CAMINO
Plan de oración con el Evangelio de Marcos
22. Mc 3,31-35
Una reflexión:
Hay gente que es tildada de “loca”, no por su desvarío, sino porque tienen ideas poco comunes, proyectos fuera de la norma, planteamientos de vida que están en ese terreno de lo distinto. Como no se sabe muy bien cómo asimilar esos planteamientos, se dice: son locuras.
Y, sin embargo, ocurre que esas locuras son, con el tiempo, lugares de inspiración y de vida de toda la sociedad. Hay, pues, locuras que no lo son tanto y que su único “fallo” es que no brotan del sistema, sino de la periferia.
El sistema siempre será “sensato”, es decir, siempre estará del lado del vencedor, de quien triunfa, de quien prospera. Por eso, como ocurre que algunas de esas “locuras” apuntan al beneficio de los más frágiles, es lógico que el sistema las tache de locuras y así las condene a la exclusión.
Pero como son locuras que contienen altos índices de humanidad, no hay sistema que las destruya totalmente. Y si se les cierra una puerta, vuelven a entrar por otra. Por eso siempre están ahí, acompañando el caminar de los humanos. Les debemos mucho.
Cuando te encuentres con una de ellas, míralas bien antes de darles el esquinazo o dejarlas de lado. Quizá contengan algo interesante para ti o para algunos otros.
El texto:
31Llegó su madre con sus hermanos y, quedándose fuera, lo mandaron llamar. 32Una multitud de gente estaba sentado en torno a él. Le dijeron: -Oye, tu madre y tus hermanos te buscan ahí fuera. 33Él contestó: -¿Quiénes son mi madre y mis hermanos? 34Y, paseando la mirada por los que estaban sentados en corro en torno a él, añadió: -Mirad a mi madre y mis hermanos. 35Cualquiera que cumpla el designio de Dios, ése es hermano mío y hermana y madre.
Este pasaje se inscribe en un gran esfuerzo que ha hecho la primera comunidad cristiana y que se refleja en sus escritos: hacer ver que la propuesta de Jesús es para todos, que no es algo solamente para Israel o para unos privilegiados, sino que es para toda persona, si la acepta. Esto destruye algo muy querido para Israel, para toda religión: el concepto de elección: el Evangelio quiere hacer ver que Dios elige a toda persona (a toda criatura). Por lo tanto sería una insensatez reclamar privilegios. Este planteamiento es una “locura” para la persona religiosa que tiende a situarse en el paradigma de los privilegios.
- La madre y los hermanos se quedan fuera; no han entendido la oferta de Jesús para todos.
- Mucha gente está en torno: la oferta se hace a muchos. No hay privilegios.
- Están sentados en corro: Jesús en medio. El requisito básico para aceptar la oferta es acoger las maneras de ser y de vivir de Jesús, sus valores.
- Mi madre y mis hermanos: esta familia subrogada es la verdadera familia del Jesús creyente.
- El designio del Padre es que todos seamos familia, que no haya desigualdad, la economía de los iguales.
Se inscribe esta “locura” en el sueño de muchas personas a lo largo de la historia que han creído en la dignidad de toda persona y en el futuro prometido a todos. Sin distinción. Locuras que humanizan.
Un valor: La decisión
Para proponer “locuras” hace falta decisión personal, ánimo, coraje. Este viene de la certeza de que lo que se propone puede ser bueno para alguien. No es un mesianismo extraño, sino la seguridad de que la vía de la “locura”, de lo que se sale del sistema, puede ser bueno para quien no quiera vivir a su sombra.
Esa decisión de fondo estaría hecha de:
- Confianza en la persona y fe inquebrantable en su dignidad.
- Certeza de que todos, aun los excluidos, están llamados a la mesa de vida.
- Fe en valores que no son los habituales, los más vendidos.
- Seguridad de que los caminos vitales son plurales, no solamente los que marca el sistema.
- Intuición de que hay horizontes insospechados que están más allá de los domesticados por la costumbre.
- Anhelo de que los días y el futuro sean más nuevos, más brillantes, menos sometidos.
Una foto:
Este es un grupito de misioneros capuchinos perdidos en las selvas del Ecuador. Han abierto una pequeña comunidad de presencia, acogida y oración en el km 50 del vía Aucas del oriente ecuatoriano, o sea, en el culo del mundo, como se suele decir. ¿Qué sentido tiene una vida perdida en la selva profunda? ¿A qué viene esa “locura” de querer ofrecer un espacio de humanidad en los confines más perdidos? Son “locuras” de gran valor humano y cristiano, aunque los frutos sean ignorados. Estos hermanos son del “corro”, de los que cumplen “el designio”. Nos iluminan, aunque no lo sepan.
Un pensamiento:
Sólo amamos en la vida las presencias que la cruzan como mensajeras de otros mundos.
Nicolás Gómez Dávila,
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