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FIAIZ

Juan 112

CVJ 

Domingo, 13 de mayo de 2012

 

VIDA ACOMPAÑADA

 Plan de oración con el Evangelio de Juan

 

112. Jn 16,12-15

 

Introducción:

 

                La verdad de la persona es su corazón, su bondad. Los filósofos y pensadores entablan arduas discusiones sobre el tema de la verdad. Pero, en realidad, quizá la cosa sea más simple: la verdad de la persona es su bondad. Esto admite la debilidad, el fallo, la incoherencia. Porque si se es bueno de fondo, se llegará a superar esas debilidades con cierta facilidad. La bondad es el lado más humano de la persona y, por ello, su máxima verdad. Más aún, esa verdad, esa bondad, se puede ir acrecentando día a día porque no hay ley humana ni divina que nos impida ser buenos hoy mismo. Y todavía: la bondad, en general, no está hecha de grandes hazañas, sino de pequeñas entregas cotidianas, siempre al alcance de la mano. Por eso la bondad, verdadero ideal divino, es también un ideal al alcance de la mano, algo que tú y yo podemos hacer hoy mismo.

                Lo mismo se pueden decir de la verdad de Jesús, ésa que, según dice el texto que vamos a leer, revela al seguidor el espíritu de Jesús. La verdad de Jesús no es su divinidad sino su bondad. Si no hubiera sido hondamente bueno no habríamos podido entender que Dios era bueno con nosotros. Si no hubiera acogido incansablemente, consolado sin cesar, abrazado con enorme calidez no sabríamos que Dios acoge, consuela y abraza. Por eso mismo, su mayor verdad es su bondad. Eso es lo que el espíritu quiere desvelarnos porque, al hacerlo, está ya empujándonos a nosotros también a una vida simple y bondadosa. El Padre y Jesús están unidos en el ideal de bondad y nos asocian a su “empresa” de bondad. Nos cerraríamos muchas salidas en la vida si nos hiciéramos los desentendidos.

 

***

 

Texto:

 

12Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora: 13cuando venga él, el Espíritu de la Verdad, os guiará hasta la verdad plena, porque no hablará por su cuenta, sino que os comunicará cada cosa que le digan y os interpretará lo que está por venir. 14Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando. 15Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que tomará de lo mío y os lo anunciará. 

 

Ventana abierta:

 

 

                Esta es una archiconocida foto de Albert Einstein. Además de un gran científico era un pensador porque era de esa gente que, más allá de sus contradicciones, tenía vida interior. Una de las frases que se le atribuyen es esta: “Soy en verdad un viajero solitario, y los ideales que han iluminado mi camino y han proporcionado una y otra vez nuevo valor para afrontar la vida han sido: la belleza, la bondad y la verdad”. La bondad y la verdad han sido luz en el camino de esta persona. Lo son en el de toda persona. Quizá haya que ir reduciendo muchos caminos a estas sendas simples.

                Oramos: Que seamos buenos de manera sencilla; que seamos verdaderos en modos bondadosos; que disfrutemos de la vida en modos fraternos. 

 

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Desde la persona de Jesús:

 

                Dice el texto evangélico que cuando el espíritu desvele la verdad de Jesús, su bondad, “tomará de lo mío”, es decir, empleará el mismo lenguaje de Jesús para hacerlo: la bondad de los buenos. Por eso, todos los gestos de bondad de cualquier persona son lenguaje revelatorio, nos dicen quién es Jesús y quien es Dios, ambos buenos. Si no existieran las personas buenas no podríamos saber, entre otras cosas, quién es Jesús y cómo es el Padre. Por eso mismo les estamos más agradecidos.

                Oramos: Gracias, Señor, por quienes nos desvelan tu bondad; gracias por quienes nos dicen cómo es el rostro bondadoso del Padre; gracias por quienes hablan el lenguaje de la bondad a diario.

 

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Ahondamiento personal:

 

                Dice el texto que el espíritu nos irá llevando hacia “la verdad toda”, la verdad completa. Es, ciertamente, un ideal inalcanzable porque nuestro saber y nuestra experiencia es muy limitada. Pero ese horizonte de verdad completa no es una utopía inalcanzable. Al contrario, cuando uno vive en bondad, ese ideal se acerca a pasos agigantados a la vida de las personas. Por eso, muchas personas, aun siendo débiles, viven en verdad “completa” porque son radicalmente, básicamente buenos. Son las personas como Jesús, las conozcamos o no.

                Oramos: Te alabamos por quienes viven en bondad creciente; te bendecimos por quienes no desisten de ser buenos; te damos gracias por quienes contagian bondad.

 

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Desde la comunidad virtual:

 

                Aún con el regusto bueno de nuestra última convivencia en la sierra de Urbasa podemos decir que en ella hemos palpado la dicha y la bondad. Cierto que es algo fragmentario, pasajero incluso y que eso no debe hacernos creer que la vida es siempre disfrute. Pero si uno analiza por qué tras ocho años de reunirnos oficialmente (16 convivencias ya) da la impresión de que el frescor de nuestras reuniones está tan vivo como lo estuvo en la primera, quizá encuentre alguna respuesta en esto de lo que hablamos: procuramos ser buenos, amables, respetuosos, comprensivos, los unos con los otros. La bondad es el marco de nuestras reuniones.

                Oramos: Gracias, Señor, porque nos gusta reunirnos con sencillez; gracias por la bondad que se palpa y respira; gracias por los gestos de bondad que alegran la vida.

 

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Poetización:

 

Los paisanos de Jesús

entreveían en él

algo del Dios soñado.

En su bondad

descubrían al Bueno,

en su respeto

intuían al Compasivo,

en su abrazo

desvelaban al Misericordioso.

Les atraía

no por sus grandes doctrinas,

o por sus palabras rutilantes.

Ni siquiera

por sus milagros,

pobres signos.

Les encantaba su bondad

y en ella

veían su verdad.

Si un bueno estaba de su lado

es que Dios estaba de su lado;

si un respetuoso les miraba con cuidado,

es que Dios mismo les miraba sin reproche;

si sus brazos cálidos

se enroscaban a sus cuerpos

es que Dios mismo los abrazaba.

Sí, su verdad era bondad

y eso era suficiente

para apreciarle,

para seguirle,

para quererle,

Aunque la nube negra de la traición

pasara por un momento

por encima de sus cabezas.

volvería el gozo

de tener a un bueno,

resucitado,

a su lado.

***

 

Para la semana:

 

                Que nada te impida estos días hacer el bien. Inténtalo sin desaliento.

 

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