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FIAIZ

Retiro Cuaresma 2023

 

 “TE NOMBRO CENTINELA” (Ez 33,7)

La Cuaresma tiempo para vivir una fe despierta 

 

         La Cuaresma, todos los sabemos, es tiempo en el que se apela a la conversión. Pero, al no concretar más, queda un poco todo en agua de borrajas. Si se intenta concretar, es otra cosa (como cuando el papa Francisco habla de una “conversión ecológica”). Pues bien, intentemos concretar para que la Cuaresma no pase sin pena ni gloria.

         Hay una clara diferencia entre vivir una fe despierta y una fe dormida. Esta es la que se vive en el tran tran de cada día, siempre lo mismo, en la rutina instalada, en la repetición de ritos que se perpetúan año tras año, siglo tras siglo. Si alguna vez se altera, es porque se la saca de esa rutina. Si no, sigue dando vueltas. Es la fe del bostezo, de la distracción, de lo ya sabido. La sorpresa, la novedad, están lejos.

         Por el contrario, la fe despierta es la que anhela horizontes nuevos, la que se vive con las antenas levantadas, la que se sorprende, la que no ha perdido el brillo en los ojos, la que encuentra motivos nuevos de disfrute de la Palabra, la intenta nuevo caminos por sencillos que sean, la que aleja el cansancio y tiene a raya a la rutina.

         Esta segunda es a la que se refiere Ez 33,7 cuando dice Dios al profeta que le nombra “centinela”, atalaya, traducen otros, alguien que vigila, que está en tensión, con los ojos abiertos y los oídos atentos, dispuesto a dar la voz de alerta. Por eso, vamos a hacer una pequeña reflexión bíblica en torno a personajes bíblicos del AT que, a nuestro juicio, son centinelas en un modo u otro. Y desde ahí sacaremos conclusiones para cómo la VR habría de ser centinela en esta Cuaresma, en este momento del itinerario cristiano.

         Quizá este ejercicio espiritual sirva para vivir la fe de manera más despierta, atentos a la vida y al momento cristiano, como centinelas que esperan la aurora (Sal 129,6).

 

1. Centinelas con vitalidad (Gen 3,20)

 

         «El hombre llamó a su mujer “Vitalidad” (Eva, Hawwa) por ser la madre de todos los que viven».

 

  • EVA, la Vitalidad (y Adán, la Humanidad) son ejemplo de resistencia y resiliencia. Se aferran a la vida. No tienen otra cosa. Terminarán por amarla. Y desde ahí darán vida a otros. El relato mítico apunta al milagro del aferrarse de la persona a la vida, por encima de su fragilidad. Hasta los procesos biológicos que se resisten al dolor y a la muerte son reflejo de este anhelo hondo de vitalidad que anida en el fondo de toda creatura.
  • Una comunidad que descubre el valor de su carisma es una comunidad que va haciendo y aprobando el curso de amor a la vida que demanda el seguimiento de Jesús. ¿Cómo va ser atractivo un carisma si se vive en conflicto con la vida, en relaciones tóxicas con cosas y personas, en ese  “rezongar” contra una sociedad que no nos entiende y que parece ser enemiga (aunque hacemos parte de ella)? ¿Cómo va a ser “vendible” un carisma sin vitalidad, atrapados por la rutina, desentendido de la vida y hasta de las cosas de la Congregación? Una comunidad vital es aquella que, por encima de la edad de sus miembros, se interesa y conecta con el hoy, ama la tierra que el Señor le da, aprecia lo humano y se duele de lo inhumano. Cuando, por edad o por lo que sea, la vitalidad parece menguar, la fuerza del corazón, del alma, de la vida se puede mantener sensible y activa.

 

2. Centinelas que perdonan y conviven (Gen 33,30)

 

«He visto tu rostro que me perdonaba y era como ver el rostro de Dios».

 

  • ESAÚ Y JACOB son los hermanos que siempre riñen hasta el punto de que no pueden vivir juntos. El pequeño tiene que exilarse a mil km de distancia para nunca más volver. Durante 20 años permanecerá lejos acumulando nostalgia (su hermano Esaú acumulando odio). Pero vuelve. Y en una extraña escena de reconciliación suelta la frase más hermosa de todo el AT: perdonar es hacer visible en la tierra el rostro de Dios, verdadero sacramento de su presencia.
  • La convivencia exige perdón, generoso y rápido. ¿Cómo una comunidad de hermanos va a estar en los parámetros del evangelio si mantiene vivos los agravios, si la relación es áspera, si el perdón no es elemento de la vida cotidiana? La gente que nos frecuenta  percibe nuestro nivel de perdón. Si en esto no somos generosos, la hermosura del carisma queda velada. Tener guardadas cosas en nuestra “papelera”, no vaciarla nunca del todo es indicio de que queda tarea por hacer. Un agravio cronificado es enemigo principal de una cultura del encuentro y de la fraternidad.

 

3. Centinelas que animan al desalentado (Ex 16,3)

 

«Nos habéis sacado al desierto para matar de hambre a esta comunidad»

 

  • MOISÉS es el líder de una comunidad que siempre está protestando, siempre desalentada. Le dice a la cara su disgustos; le acusan de todos sus contratiempos; un liderazgo sin satisfacción, sin aplauso. Pero cuando Moisés tiene que defender a su comunidad es el primero en hacerlo, incluso frente al mismo Dios (Éx 33,32). No tendrá ni siquiera la oportunidad de entrar a la tierra de Canaán. Toda su vida animando al desalentado sin éxito.
  • Una comunidad desalentada es contraria opción de vida en común. Sembrar desaliento, ser “bombero”, apagafuegos, “abortista” de planes de animación es situarse fuera de la cultura del encuentro. No creer en la formación, en las reuniones, en los planes conjuntos de animación es tener personalmente un grave problema vocacional. Por el contrario, sembrar esperanza, aun contando con lo real,  huir de catastrofismos a priori, dejar de acuñar frases desalentadoras, colaborar a que los días sean lo más bonancibles posible, no menospreciar los pequeños brotes que puedan surgir es entrar por el camino fraterno. De alguna manera, la ilusión es algo más importante que las mismas vocaciones. Y a esa ilusión podemos contribuir todos en el grupo carismático.

 

4. Centinelas con entrañas sensibles (2 Sam 18,29)

 

         «El rey preguntó: ¿Está bien el muchacho, Absalón?».

 

  • DAVID es prototipo de lo humano: de honda sensibilidad y humanidad, de profunda debilidad. Su hijo Absalón de levantó contra él; le hizo salir de Jerusalén llorando por la cuesta del monte de los olivos. Pero su pregunta al mensajero que vuelve de la guerra es si está bien el “muchacho”. La traición de su hijo no le ha hecho perder la sensibilidad ni amargarle el corazón. Aunque dolido, sigue amando.
  • La vida en grupo (religioso, familiar), con sus heridas y costurones, puede habernos apeado de la sensibilidad, del estremecimiento, del corazón sensible. Había que trabajar por recuperarlo sin sentir por ello reparo o vergüenza. Una comunidad insensible no puede estar en la órbita del carisma. Que la soltería no nos haga secos a los célibes. No matemos al niño que llevamos dentro. ¿Cómo una vida áspera va a atraer en nuestra sociedad de hoy? ¿Cómo va uno a participar en un camino despojado de detalles de amor? ¿Hay que ruborizarse de ello, hay que podar las efusiones de la relación cariñosa?

 

5. Centinelas de la espiritualidad (Job 42,5)

 

«Te conocía solo de oídas, ahora te han visto mis ojos».

 

  • JOB ha sufrido pérdidas que le han llevado a tocar fondo. Desde ahí ha reclamado justicia al mismo Dios. Y ha recibido, como respuesta, una serie larga de interrogantes que no sabe responder: ¿Has entrado en los hontanares del mar…has examinado la anchura de la tierra…por dónde se va a la casa de la luz…conoces las leyes del cielo…? La respuesta es un continuado “no”. Eso provoca en Job la certeza de que saber y hablar de Dios se hace, con frecuencia, de oídas, no por experiencia personal.
  • Vivir el carisma, la fe, puede hacerse “de oídas” (desde lo sabido, lo académico, lo establecido de siempre) o desde la experiencia personal, por pobre que sea. Desde esto segundo podría hacerse una oferta de espiritualidad al ciudadano de hoy.  ¿Qué ofrecemos a quienes vienen atraídos por el evangelio? ¿Ofrecemos mística, aliento, horizonte, ilusión, experiencia de Dios, belleza contemplativa, bondad, etc., u ofrecemos solamente actividad, trabajos, planes, estrategias educativas, etc.? Una oferta de fe sin una oferta de espiritualidad es una oferta empobrecida. ¿Qué experiencias vivas de espiritualidad vamos acumulando? ¿Qué vamos experimentando personalmente de ahondamiento evangélico, de intensificación en la relación, de conexión fuerte con la sociedad, de resistencia ante la adversidad? Quien se siente atraído por el evangelio busca un amanecer nuevo, un horizonte distinto, una iluminación del corazón. Eso es la espiritualidad, por difuso que sea. Ya lo decía Bruce Springsteen en Hungry hearth: “Todo el mundo tiene un corazón hambriento”. ¿Cómo saciar el hambre de espiritualidad de hoy?

 

6. Centinelas que crean ciudadanía (Is 41,18)

 

«Transformaré el desierto en estanque y el yermo en fuentes de agua».

 

  • ISAÍAS II, junto con Ezequiel, han logrado mantener la conciencia de pueblo en la época del exilio en que Israel estuvo a punto de ser borrada del mapa. Y han puesto en ello toda la imaginación como cuando, por ejemplo, dicen que brotarán estanques en el desierto y fuentes en el yermo. Algo imposible. ¿Imposible? Véase el Canal de Castilla (que lo hizo el riojano Marqués de la Ensenada). La fe en la ciudadanía puede hacer real lo que parece imposible.
  • Tener fe en la ciudadanía de la que se hace parte es más difícil que tener fe en Dios, pero tan necesario. ¿Cómo el evangelio va ser ofertable desde un talante negativizador de la ciudadanía. ¿Cómo superar ese talante, muy propio del pensamiento eclesiástico (y de los conservadores en general), de que todo va mal? ¿Cómo unir a la pasión por Dios la pasión por lo humano?  Separar ambas pasiones no beneficia a ninguna de las dos. El grupo creyente habría de significarse por el respeto al código de la ciudadanía, a las leyes e, incluso, a los gobernantes. No es de recibo lo que hay que oír en los cenáculos religiosos de los gobernantes que no son de la propia cuerda. El respeto no está reñido con la valoración crítica. La degradación en el lenguaje que vemos en los políticos puede estar también en el cuarto de estar de la comunidad. Los carismas, en su origen, fueron siempre constructores de ciudadanía. No habrá que olvidarlo.

 

Para dialogar:

 

  • ¿Cómo mantenernos despiertos en esta hora difícil de la VR?
  • ¿Cómo huir del pesimismo comunitario?
  • ¿Cómo darnos, unos a otros, la hermosura del evangelio?

 

ORACIÓN

1. Canto

 

NOS HAS LLAMADO AL DESIERTO, SEÑOR DE LA LIBERTAD,
Y ESTÁ EL CORAZÓN ABIERTO A LA LUZ DE TU VERDAD.
SUBIMOS CON ESPERANZA LA ESCALADA CUARESMAL,
EL PUEBLO DE DIOS AVANZA HASTA LA CUMBRE PASCUAL.

Tu pueblo, Señor, camina desde la aurora al ocaso:
a tu Pascua se encamina y te sigue paso a paso.

 

2. Pensamiento del papa Francisco

 

«La cuaresma es un viaje que implica toda nuestra vida, todo lo que somos. Es el tiempo para verificar las sendas que estamos recorriendo, para volver a encontrar el camino de regreso a casa, para redescubrir el vínculo fundamental con Dios, del que depende todo».

 

3. Oramos con el Salmo 129 (dos coros)

 

Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.

 

Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto.

 

Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.

 

Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos.

 

4. Pasaje evangélico: Mc 3,14

 

«Nombró a doce para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar».

 

5. Compartir

 

6. Oración común (juntos)

 

Jesús, ayúdanos:

-para que tu palabra no sobre en nuestra mochila;

-para que podamos conocerte mejor;

-para que nuestra caridad florezca con sencillez;

-que nuestra oración brote como un rayo de sol entre las nubes,

y sobre todo, que nunca dejemos de buscarte.

 

7. PN y Bendición

 

8. Canto

 

CAMINA PUEBLO DE DIOS, CAMINA PUEBLO DE DIOS.
NUEVA LEY, NUEVA ALIANZA EN LA NUEVA CREACIÓN.
CAMINA PUEBLO DE DIOS, CAMINA PUEBLO DE DIOS.

Mira allá en el Calvario en la roca hay una cruz,
muerte que engendra la vida, nuevos hombres, nueva luz.
Cristo nos ha salvado con su muerte y resurrección,
todas las cosas renacen en la Nueva Creación.

2 comentarios

Teresa -

Bellísima descripción de la “fe despierta”, “la que tiene a raya a la rutina”, tarea de titanes.

Otra hermosa intuición: ver “cómo la VR habría de ser centinela (…) en este momento del itinerario cristiano”. Un momento particularmente delicado para ella, tanto como para la misma Iglesia, el mundo en que vivimos y la sociedad en que se halla inmersa. Y en el que el peso de las estructuras pesa, valga la redundancia, más que el de los años y las enfermedades, la rutina y las costumbres inveteradas.

“Una comunidad vital es aquella que, por encima de la edad de sus miembros, se interesa y conecta con el hoy, ama la tierra que el Señor le da, aprecia lo humano y se duele de lo inhumano. Cuando (…) la vitalidad parece menguar, la fuerza del corazón, del alma, de la vida se puede mantener sensible y activa”. No se puede decir mejor ni más bonito.

“Perdonar es hacer visible en la tierra el rostro de Dios, verdadero sacramento de su presencia”. Preciosa definición.

“Sembrar esperanza, aun contando con lo real, huir de catastrofismos a priori, dejar de acuñar frases desalentadoras, colaborar a que los días sean lo más bonancibles posible, no menospreciar los pequeños brotes que puedan surgir…”. Bienaventurada la comunidad, grande o pequeña, que tiene entre sus hermanos/as alguno/a de ellos/as así.

“No matemos al niño que llevamos dentro”. De hecho, hacerlo, sería acabar con lo mejor de nosotros mismos. A lo mejor, lo único que, en un momento dado, nos puede salvar de lo peor de nosotros mismos.

“Quien se siente atraído por el evangelio busca un amanecer nuevo, un horizonte distinto, una iluminación del corazón”. Incluso dentro de la Iglesia y de la VR.

“Los carismas, en su origen, fueron siempre constructores de ciudadanía. No habrá que olvidarlo”. Es verdad.




Pilar -

Gracias siempre, Fidel!