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FIAIZ

Juan 77

CVJ

Domingo, 1 de mayo de 2011

 

VIDA ACOMPAÑADA

 Plan de oración con el Evangelio de Juan

 

 

77. Jn 11,17-27

 

Introducción:

 

            Las sombras de la noche caen cada día sobre la tierra. Más allá de ser un comprensible fenómeno físico, quizá sean un símbolo de la existencia humana: imposible vivir sin “sombras”, sin oscuridad. Difícil escapar del gris que, con frecuencia, atenaza la existencia. Y por eso mismo, hay personas que se empeñan en iluminar el presente. Con sus palabras y con su vida echan un poco de luz en la dura oscuridad que nos envuelve. No disponen de trucos mágicos: sus recursos son la utopía, la esperanza, la bondad, el consuelo, la ternura. Con esas “herramientas” ponen una pizca de luz en el caminar de las personas. No podríamos vivir sin ellas; hace tiempo que abríamos perdido el rumbo.

                Jesús ha sido una de esas personas. Todas las religiones, su misma religión, ponen mucha luz en el más allá. Por eso, todas colocan la resurrección en el más allá (largo me lo fiáis). Pero Jesús quiere poner luz ya en el más acá, porque si no tenemos la seguridad de tener un poco de luz en este presente oscuro, ¿cómo vamos a estar seguros de que hay luz en el más allá? De ahí que afirme contra Marta (que cree en la luz, en la resurrección, en el más allá) que “es” la resurrección en este más acá, que la dura oscuridad de la muerte ha de dejar alguna rendija para que en nuestra vida se cuele la luz. Decimos de Jesús: es hijo de Dios. Podríamos decir: es un iluminador de presentes. Quizá le haga más justicia lo segundo que lo primero. Quizá nos aliente más lo segundo.

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Texto:

 

17Cuando llegó Jesús, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado.

18Betania distaba poco de Jerusalén: unos tres kilómetros; 19y muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María para darles el pésame por su hermano.

20Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedó en casa.

21Y dijo Marta a Jesús:

                -Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. 22Pero aun ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá.

                23Jesús le dijo:

                -Tu hermano resucitará.

                24Respondió Marta:

                -Ya sé que resucitará en la resurrección del último día.

25Le dijo Jesús:

                -Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; 26y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?

27Ella le contestó:

                -Sí, Señor: yo he creído que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.

 

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Ventana abierta:

 

Esta es la última película de Montxo Armendáriz, No tengas miedo. Trata del abuso sexual a menores por personas del entorno familiar en donde se mezcla, incomprensiblemente, amor y abuso, oscuridad profunda y luz indudable. Es una metáfora de la persona, no solamente de los abusadores. Poner la sombra encima de la mesa, hacérnoslo ver claramente, hacerlo con delicadeza y sentido común, es ya una manera de echar luz en nuestra oscuridad.

                Oramos: Señor, que tu luz ilumine nuestra oscuridad; que vayamos siempre hacia ti más allá de nuestras noches; que pongamos algo de luz en nuestro caminar diario.

 

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Desde la persona de Jesús:

 

El Evangelio de Juan dice que la adhesión a Jesús produce el increíble efecto de morir un poco menos aunque se muera físicamente. Es que la muerte no es solamente el golpe del final, sino los pequeños (o no tanto), pero dolorosos golpes de cada día. La adhesión a Jesús habría de servirnos para que en esas muertes no definitivas vaya entrando la resurrección, la vida, otra manera de enfocar nuestros caminos y de situarnos en ellos. Un Evangelio para tener vida ahora, no solamente en el más allá.

                Oramos: Que cada día agradezcamos la luz de Jesús; que cada día amemos la luz, que cada día sembremos amor en las relaciones diarias para que brote la esperanza.

 

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Ahondamiento personal:

 

Marta quiere ver luz mirando “arriba”, al más allá, a lo que está lejos de la dura limitación, al brillo de lo divino, al mundo sin dolor de un cielo. Pero Jesús quiere que hagamos luz en nuestro camino mirando abajo, a la tierra, a nuestra historia, a nuestros caminos humanos, realidades marcadas por la sombra. Pero en esa sombra, en esa profundidad, en ese sótano, a veces frío, es precio alumbrar un  poco de luz y de esperanza. Para eso tendría que ayudarnos el Evangelio.

                Oramos: Que miremos abajo y creamos que es posible la luz; que miremos a nuestra historia con bondad para iluminarla cuanto podamos; que miremos a nuestras sombras con benignidad y comprensión.

 

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Desde la comunidad virtual:

 

Podemos decir que en nuestra comunidad virtual nos iluminamos algo, lo que podemos. Cualquier detalle, espiritual o humano, es útil para este cometido. Por eso, a medida que van pasando los años (llevamos ya muchos) es preciso renovar el deseo de “iluminarnos”, de ampararnos, de ayudarnos en nuestro presente. Podemos hacerlo de modo sencillo. No lo dudemos.

                Oramos: Que nos hagamos presente en el camino de la vida nuestros amigos y hermanos, que nos iluminemos con detalles, que sirven mucho; que nos amparemos sin desmayo no abandono.

 

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Poetización:

 

Luchaba a brazo partido

contra la oscuridad.

su propia religión

Iluminaba el más allá.

Pero él quería iluminar

el más acá,

 las duras sombras,

de los duros caminos

de sus paisanos.

Le pedían resurrecciones

y el ofrecía luz,

le rogaban por sus muertos

y él animaba a los vivos.

Tarde entenderían

que lo suyo era alumbrar caminos,

poner brillo en los ojos tristes,

hacer que el sol del amor

caliente el corazón

de los más desalentados.

Al final entenderían

que todos podemos

ser luz para los demás

cuando quitamos

la dura losa

de cualquier oscuridad.

 

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Para la semana:

 

No pongas oscuridades en los caminos de quienes conviven contigo. Trata de ser benigno y optimista.

 

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