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FIAIZ

Juan 43

CVJ

Domingo, 25 de abril de 2010

 

 

VIDA ACOMPAÑADA

 Plan de oración con el Evangelio de Juan

 

43. Jn 7,25-31

 

Introducción:

 

                Una de las maneras de calibrar (aceptando o rechazando) a las personas es hacerlo por su origen: es de mi tierra, de mi país, de mi pueblo, es bueno; es de otro pueblo, de otro país, de otra tierra, ojo. Es  de mi grupo, de mi nivel, de mi religión, es bueno; es de otro grupo, de otra religión, de otro nivel social, ojo. El origen nos condiciona mucho y casi para siempre. Sin embargo, habría otras maneras de valorar: ¿es una persona?, venga de donde venga, es buena. ¿Es una persona espiritual?, sea de la religión que sea (o sin religión) es interesante. ¿Es una persona solidaria?, tenga su piel el color que tenga, es buena. Romper los prejuicios del origen es una tarea todavía necesaria, porque nos reconforta anclarnos en nuestros orígenes considerados como buenos a la vez que rechazamos los de los otros como dudosos o malos. ¿Y si calibráramos por la bondad, la humanidad, la solidaridad, el amor? Otro gallo nos cantaría.

                Jesús ha tenido muchas dificultades entre sus paisanos por causa de su origen: era pobre, casi un paria, humilde y oscuro, un origen de pobreza conocido por todos; era inculto, sin poder, ignorado, ¿cómo podía aportar algo positivo al progreso humano desde ese origen tan negativo? No entendían que su verdadero origen era el amor, la fuente del amor del Padre de la que bebía a borbotones. Y, desde ahí, tenía mucho que decir.  Pero su origen humilde les despistaba y los engañaba. Para saber que su origen era la fuente del amor habría que haberlo calibrado con amor. Entonces lo habrían entendido; desde ahí lo podremos entender. Si no, imposible.

***

Texto:

 

                        25Algunos vecinos de Jerusalén comentaban:

                -¿No es éste al que intentan matar? 26Pues mirad cómo habla abiertamente y no le dicen nada. ¿Será que los jefes se han convencido de que éste es el Mesías? 27Pero éste sabemos de dónde viene, mientras que el mesías, cuando llegue, nadie sabrá de dónde viene.

                        28Entonces Jesús, mientras enseñaba en el templo, gritó:

                -¿A mí me conocéis y sabéis de dónde vengo? Sin embargo, yo no vengo por mi cuenta, sino enviado por el que es veraz: a ése vosotros no le conocéis; 29yo sí le conozco porque procedo de él y él me ha enviado.

                        30Entonces intentaban agarrarlo; pero nadie le pudo echar mano, porque todavía no había llegado su hora.

                        31Entre la gente, sin embargo, muchos le dieron su adhesión y decían:

                -Cuando venga el Mesías, ¿va a realizar más señales de las que éste ha realizado?

 

***

Ventana abierta:

 

                Es una fotografía desgarradora: un grupo de mujeres hindúes cristianas lloran los muertos producidos entre ellas por la violencia de algunos hindúes radicales. La pregunta es ¿por qué los persiguen, por ser cristianos o, tal vez, porque no creen en el régimen de castas que tan pingues beneficios ha traído siempre a las castas superiores? Es el drama evidente de una sociedad que engendra castas para el aprovechamiento de los poderosos. La fe cristiana considera que no hay nadie "intocable" por origen. De serlo, lo sería por su maldad. Y ni aún eso. Es preciso aliarse siempre con quienes no consideran aceptable una división, la que sea, por razones de origen.

                Oramos: Que nunca miremos el origen de una persona, sino su corazón; que nunca nos aprovechemos de personas que están en debilidad social; que nos aliemos con quien mantiene viva la dignidad de toda persona.

***

 

Desde la persona de Jesús:

 

                Jesús dice que hay uno que le ha enviado y que procede de él. Se refiere al Padre. Jesús no viene del Padre por vía de origen físico o dinástico, sino por el cauce del amor. Es enviado del Padre porque es cauce de amor para todos. Es hijo del Padre porque ha asentado su vida sobre el profundo amor a toda persona. Su origen es, en el fondo, un amor vivo e inapagable. Por eso "viene de Dios". Despojar a Jesús de su profundo y hondísimo amor sería como quitarle el amparo del Padre. Por eso, por su amor sin fisuras, Jesús es una persona de fiar. Por su amor asimétrico, a prueba de cualquier menosprecio es alguien que puede decirnos algo de Dios, que es amor y únicamente amor.

                Oramos: Gracias, Señor, por ser amor y solamente amor; gracias porque jamás te has apeado del amor, aunque no se te reconociera; gracias por haber creído en todos nosotros/as como sujetos capaces de amar.

 

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Ahondamiento personal:

 

                Dice el texto que entre la multitud hubo muchos que le dieron su adhesión. Es que siempre hay gente que responde al amor con amor. La maldad humana, abundantísima, puede hacernos creer que nadie responde al amor con amor. No es así: hay muchas personas sensibles al amor y generosas para amar. Esto tendría que reconfortarnos en los momentos en que, por lo que sea, desconfiamos de la capacidad de amar de los demás. Saber que hay quien ama, quien nos ama, quien nos amará, tendría que animarnos en momentos de desaliento. Si esto no fuera así, la vida del mismo Jesús carecería de sentido.

                Oramos: Que nunca desconfiemos de quien nos ama; que valoremos a quien siembra amor en modo sencillos y cotidianos; que creamos que el amor pervivirá e irá a más.

 

***

 

Desde la comunidad virtual:

 

                Dice el texto que Jesús hablaba públicamente del amor que le sustentaba, del amor del Padre y de su amor. Hablarnos del amor, en maneras sencillas, verdaderas y realistas, es un gran bien que nos podemos hacer y que, de hecho, nos hacemos. Nuestros encuentros, nuestra relación en la comunidad, está, desde siempre, envuelta en aprecio, recuerdo cariñoso, escucha y, en definitiva, amor. Por eso nos damos mutuamente las gracias: porque permitirnos amar y recibir amor es hacer en nosotros/as la mejor obra de humanización que podemos pensar.

                Oramos: Que nos hablemos con amor sin miedo; que nos apreciemos con amor sin rubor; que nos sostengamos con amor sin desfallecer.

 

Para orar:

 

Cállate, corazón, son tus pesares
de los que no deben decirse, deja
se pudran en tu seno; si te aqueja
un dolor de ti solo no acíbares

a los demás la paz de sus hogares
con importuno grito. Esa tu queja,
siendo egoísta como es, refleja
tu vanidad no más. Nunca separes

tu dolor del común dolor humano,
busca el íntimo aquel en que radica
la hermandad que te liga con tu hermano,

el que agranda la mente y no la achica;
solitario y carnal es siempre vano;
sólo el dolor común nos santifica.

 Miguel de Unamuno

 

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