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Llevar la dignidad al centro

LLEVAR LA DIGNIDAD AL CENTRO

La FT y el capitalismo inclusivo 

 

En diciembre de 2019, el Papa Francisco anunció algo que, aunque prácticamente ha pasado desapercibido, dejó perplejos a propios y extraños: anunció la creación de un Consejo para un Capitalismo Inclusivo (CCI). El lunes 11 de noviembre de 2020 acudió a la primera reunión del CCI y les dirigió un discurso[1]. Como luego diremos, el Papa ya había establecido contactos con estas personas con ocasión del foro Davos celebrado en Roma tres años antes[2]. Pero ahora, a propuesta del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral de la Santa Sede presidido por el cardenal Peter Tukson, la cosa se lanzaba a la plaza pública.

El creyente de a pie se preguntaba atónito: «¿Qué componendas puede hacer la Iglesia católica con el 1% más rico del mundo que acapara más de la mitad de los recursos de toda la Tierra, y que aprovecha los desastres y desgracias para amontonar más dinero?»[3]. Alguna asociación de inspiración franciscana, reaccionaba en maneras un tanto cáusticas[4]. Era el fruto del desconcierto, porque se tenían en la mente las palabras, muchas veces mordaces, del Papa sobre la “economía que mata”[5]. ¿Cómo conjugar una cosa con otra? ¿Cómo estar en contra de una economía asesina y, a la vez reunirse y amparar, con el capital moral de la Iglesia, a agentes destacados de la economía excluyente?[6].

Estamos necesitados de reflexión porque no hay otro modo de que el olvido juegue en contra de nosotros. El devastador día a día hará que muchos ciudadanos no nos acordemos ya de la recesión de 2008. Pero vivimos bajo sus consecuencias. El camino solamente puede abrirse por medio de una reflexión serena. El Vat.II habló en su día, ya lejano, de la necesidad de leer los signos de los tiempos[7]. Aunque se dé por obvio que las grandes fuerzas económicas devorarán a los débiles, la reflexión puede fortalecer los procesos de asimilación porque «pensar por uno mismo es poder preguntar acerca de lo que la realidad establecida da por obvio. Tan sencillo y tan peligroso como esto»[8].

Hay quien piensa que esta clase de temas no entran en el ámbito de la reflexión espiritual o teológica. Nosotros creemos que la sociedad y sus avatares pueden sumarse a las fuentes espirituales de inspiración carismática. Efectivamente, los aprendizajes sociales son no solamente útiles, sino necesarios para una correcta conexión de la vida cristiana con la sociedad[9]. Es preciso hacer un esfuerzo por superar la desazón y la desconfianza que esta clase de aprendizajes conllevan. Esta clase de trabajos pueden ayudar a responder a los fuertes interrogantes que pesan sobre la vida cristiana de hoy.

Este esfuerzo reflexivo culminará en una valoración franciscana del problema, porque pensamos que la espiritualidad franciscana debe decir algo sobre los planteamientos económicos de la sociedad y de la Iglesia: «Pensar y desear correctamente, en modo franciscano, consiste en saber qué es lo que se quiere y cómo se quiere. La purificación de las motivaciones de la propia voluntad debe propiciar estilos de vida coherentes con las relaciones fraternas, las prácticas pastorales, la visión del mundo, de la economía y de la política»[10]. Sentirse concernido por lo político es una de las maneras de vivir y expresar la madurez de la vida franciscana[11].

 

  1. 1.      HISTORIA DEL CAPITALISMO INCLUSIVO

 

Aunque reciente, el capitalismo inclusivo tiene su historia. El Papa se une a ese movimiento, pero nació antes de su intervención. Consignemos los momentos más relevantes.

  1. 1.      Origen

 

Más allá de sus antecedentes filosóficos, desde Hobbes hasta Polanyi pasando por Marx, se puede situar el origen de esta nueva mirada sobre el capitalismo en la caída del Lehman Brothers, el cuarto banco de inversión norteamericano, en setiembre de 2008. «La destrucción tuvo muy poco de creativa cuando el miedo se convirtió en pánico y la capacidad autodestructiva de las finanzas sacudió el corazón del sistema, Wall Street, y amenazó con llevárselo todo, absolutamente todo, por delante»[12]. A partir de ahí, para evitar el colapso financiero global, la política y la gran economía se unieron para salvaguardar sus intereses lo que se concretó en ingentes sumas de dinero para mantener vivo el sistema financiero y una enorme presión a los países de economía más frágil en forma de rescates. La indestructible alianza entre la democracia liberal y el capitalismo salió fortalecida.

Mientras esto ocurría en EE.UU., «lo mismo hizo la Europa de Angela Merkel que, después de salvar a los bancos, decretó recortes y austeridad a una Europa en la que estuvo a punto de reventar el euro tras una gestión de la crisis insuperablemente mediocre. A algunos rincones, como España, la crisis llegó con retraso: la burbuja inmobiliaria explotó a cámara lenta, pero se llevó por delante la mitad del sistema financiero, obligó a pedir un rescate y dejó a la economía española en medio de una crisis oceánica –no solo económica— de la que solo ahora saca la cabeza, y a duras penas»[13].

Bien entrado 2008, «los ministros de Finanzas del G7 y el G20 formularon un compromiso inequívoco para impedir la quiebra de las instituciones financieras sistémicas. No más Lehmans, fue la consigna: en última instancia, a pesar del triunfo de los apóstoles del libre mercado, solo la intervención decisiva y globalmente coordinada de los Gobiernos y los bancos centrales detuvo el pánico»[14].

Llegados al borde del abismo, empezó a entreverse la necesidad de refundar el capitalismo. El mercado no respondió a las expectativas puestas sobre él; los bancos pequeños, sin rescato, quebraron; el sector público era el que, al final, asumía los riesgos. Los líderes mundiales hablaban de refundar el capitalismo, pero lo que les preocupaba de verdad era embridar el sistema financiero. El resultado final lo conoce todo el mundo: «Estados Unidos y Europa han intentado reforzar los colchones de liquidez y capital, y han tratado de que la banca pague por sus desmanes, pero el resultado final es limitado; desesperanzador. No ha habido auténtica reforma»[15].

La situación de recesión aún se mantiene. Muchos ciudadanos, y de alguna manera el mismo Papa Francisco entre ellos, tienen la certeza de que «el modelo de negocio de Lehman era exactamente igual que el de la gran banca actual: emplear tan pocos recursos propios como se pueda; invertir en activos de alto riesgo; prometer una alta rentabilidad sobre recursos propios no ajustada al riesgo; vincular los salarios a los beneficios a corto plazo; asegurarse de que el contribuyente pagará la cuenta en caso de catástrofe; enriquecerse rápidamente y todo lo que se pueda. Ese es el maravilloso negocio de los banqueros»[16]. ¿Hubiera surgido esta inquietud sin el crack de Lehman Brothers y sus terribles consecuencias?

 

  1. 2.      Conferencia para un capitalismo inclusivo

 

En mayo de 2014, tuvo lugar la Conferencia sobre Capitalismo Inclusivo, copatrocinada por la City de Londres y el holding E. L. Rothschild[17].Se llevó a cabo en Londres, donde se discutió el concepto de capitalismo inclusivo como medida práctica. Destacamos el discurso de Christine Lagarde, Directora Gerente del Fondo Monetario Internacional[18].

El título del discurso de Lagarde es ya una declaración de intenciones: “Inclusión económica e integridad financiera”. Se planteará la pregunta por la inclusión económica, pero sin renunciar a la integridad financiera, a las ganancias. Ahí radica la dificultad. Por ello se pregunta desde el inicio: «¿Es el “capitalismo inclusivo” un concepto contradictorio? o ¿es la respuesta, ante esa funesta predicción de Marx, que llevará a que el capitalismo sobreviva y se regenere, para convertirse verdaderamente en el motor de una prosperidad compartida?»[19]. Queda la cosa más clara cuando se pregunta por los atributos del capitalismo: «Confianza, oportunidad, beneficios para todos dentro de una economía de mercado, que permita que todos y cada uno desarrollen plenamente sus talentos. Esa es la idea»[20]. En ese “beneficio para todos” es donde radica el escollo.

No ha de extrañar que los “excesos” del comportamiento de la banca hayan hecho perder la confianza en el sistema capitalista. Por eso, en la recuperación de la confianza radica una de las claves del éxito del nuevo planteamiento: «¿Cómo podemos recuperar y mantener la confianza? Ante todo, asegurándonos de que el crecimiento sea más inclusivo y que las reglas del juego sean las mismas para todos, favoreciendo a la mayoría, y no solo a unos pocos; premiando una participación amplia frente al clientelismo limitado»[21].

La autora reconoce la dificultad y la explica en modos gráficos: «Desde 1980, el 1% más rico de la población aumentó su participación en el ingreso en 24 de los 26 países sobre los que disponemos de datos… Las 85 personas más ricas en el mundo, que cabrían cómodamente en un autobús de dos pisos, controlan la misma cantidad de bienes que la mitad más pobre de la población mundial, es decir, 3.500 millones de personas»[22]. Es decir, el planteamiento del capitalismo inclusivo se estrella contra la evidencia de la desigualdad: a más desigualdad, menos inclusión.

El mismo FMI ha tomado medidas, pero no ha logrado acercar a “beneficiarios y a perdedores” llegando a la conclusión de que los grandes bancos han sido y son una fuente importante de riesgo sistémico. De ahí que la señora Lagarde confiese sin ambages: «el comportamiento del sector financiero no ha cambiado fundamentalmente en varias dimensiones desde la crisis. Si bien se observan algunos cambios de conducta, no tienen la profundidad y amplitud suficientes. En este sector sigue prevaleciendo la rentabilidad a corto plazo por encima de la prudencia a largo plazo, las primas de hoy por encima de las relaciones en el futuro»[23].

La conclusión de su reflexión desvela su pensamiento de fondo y es lo que genera una indudable perplejidad: «Si la economía mundial es más inclusiva, los beneficios serán menos difíciles de alcanzar»[24]. ¿De qué estábamos hablando, de igualdad, inclusión o beneficios?

 

  1. 3.      El Foro Mundial Fortune-Time

 

La revista Fortune 500 organiza un foro mundial de temática económica al que están invitadas las 500 mayores empresas del mundo según los baremos que establece la revista. En 2016 se celebró en Roma y el tema, a sugerencia del Vaticano, fue “El desafío del siglo XXI: crear un nuevo pacto social”. El Papa Francisco les dirigió un breve discurso el 3 de diciembre[25].

Comenzó con unas palabras de agradecimiento «por todo lo que estáis haciendo para promover la centralidad y la dignidad de la persona humana dentro de las instituciones y de modelos económicos, y para llamar la atención sobre la llaga de los pobres y los refugiados, que a menudo son olvidados por la sociedad»[26]. La ignorancia del grito de los pobres, dice el Papa, nos hace «más pobres, no solamente materialmente, sino también moralmente y espiritualmente»[27]. Aquí se halla la preocupación básica del Papa: es preciso generar procesos de inclusión que beneficien a los desheredados y a la misma sociedad, beneficios muy a menudo reservados a unos pocos.

El Papa defiende ante los líderes económicos del mundo «el derecho de cada persona de tener parte de los recursos de este mundo y de tener las mismas oportunidades para desarrollar su potencial, potencialidad que en último análisis se basa en la dignidad de hijos de Dios, creados a su imagen y semejanza…de manera que nadie quede excluido de la participación social»[28]. Aparece el tema de la dignidad como cimiento ideológico del una economía inclusiva. Termina diciendo que para ser sensibles a tal problemática es preciso mirar el rostro humano de aquellos a los que se intenta ayudar.

 

  1. 4.      El encuentro “Economy of Francesco”

 

El Papa convocó a jóvenes economistas, emprendedores y emprendedoras de todo el mundo a una reunión en Asís para los días 26 al 28 de marzo de 2020. Debido a la pandemia, al final se celebró on line los días 19 al 21 de noviembre. Días antes se había celebrado presentado el CCI. En el foro se fijó la fecha de la nueva reunión en Asís para otoño del 2021. El Papa escribió en mayo de 2019 una carta a los jóvenes citándoles al encuentro[29]. En ella se desvelan las intenciones del Papa respecto a la nueva economía:

  • Se trata de «empezar a estudiar y practicar una economía diferente, la que hace vivir y no mata, que incluye y no excluye, que humaniza y no deshumaniza, que cuida la creación y no la depreda…que nos lleve a hacer un “pacto” para cambiar la economía actual y dar un alma a la economía del mañana»[30].
  • El Papa ve como totalmente necesario «corregir los modelos de crecimiento que son incapaces de garantizar el respeto del medio ambiente, la acogida de la vida, el cuidado de la familia, la equidad social, la dignidad de los trabajadores, los derechos de las generaciones futuras. Desgraciadamente, sigue sin escucharse la llamada a tomar conciencia de la gravedad de los problemas y, sobre todo, a poner en marcha un nuevo modelo económico, fruto de una cultura de comunión, basado en la fraternidad y la equidad»[31].
  • Anima el Papa a los jóvenes a «escuchar con el corazón los gritos cada vez más angustiosos de la tierra y de sus pobres en busca de ayuda y de responsabilidad, es decir, de alguien que “responda” y no dé la espalda. Mientras nuestro sistema económico y social produzca una sola víctima y haya una sola persona descartada, no habrá una fiesta de fraternidad universal»[32]. Este es el “pacto común” tras el que anda el Papa.

 

  1. 2.      LA INCLUSIVIDAD EN LOS GRANDES DOCUMENTOS DEL PAPA FRANCISCO

 

Podemos avanzar que el pensamiento del Papa sobre la inclusión social ha sido ua constante explícita en sus grandes documentos[33].

 

  1. 1.      La inclusión en la Evangelii Gaudium

 

El Cap. IV de la EG está dedicado a “La dimensión social de la evangelización”. Dentro de él, el apartado 2º tiene por tema “La inclusión social de los pobres”. Se ve que, desde el comienzo del pontificado de Francisco, el tema de la inclusión ha sido una preocupación manifiesta[34].

Comienza el apartado proponiendo algunos requisitos necesarios para el correcto enfoque del problema. Uno primero es: «estar atento para escuchar el clamor del pobre»[35]. Es una escucha que lleva dentro la implicación: «implica tanto la cooperación para resolver las causas estructurales de la pobreza y para promover el desarrollo integral de los pobres, como los gestos más simples y cotidianos de solidaridad ante las miserias muy concretas que encontramos»[36]. Un segundo requisito es modificar algo que está esclerotizado en el imaginario social capitalista: «la función social de la propiedad y el destino universal de los bienes como realidades anteriores a la propiedad privada»[37]. Podríamos considerar un tercer requisito que afecta también al imaginario social: «recordar que el solo hecho de haber nacido en un lugar con menores recursos o menos desarrollo no justifica que algunas personas vivan con menos dignidad»[38].

Plantea a continuación un principio de discernimiento social que apunta al corazón del problema de la inclusión: «El imperativo de escuchar el clamor de los pobres se hace carne en nosotros cuando se nos estremecen las entrañas ante el dolor ajeno»[39]. Es decir, la respuesta que se da al sufrimiento del otro es lo que nos hace sujetos morales, lo que dice qué tipo de persona somos. De esa manera, el tener siempre presente la realidad del pobre se convierte en un “gran criterio”, criterio mayor de discernimiento social y cristiano[40].

La inclusión de los pobres en el torrente social acuña frases felices en la pluma del Papa: «Quiero una iglesia pobre para los pobres»[41]. Eso es lo que le lleva a afirmar que «la opción por los pobres es una categoría teológica antes que cultural, sociológica, política o filosófica. Dios les otorga su primera misericordia»[42]. Por más que haya sido o sea aún objeto de disputa, estas palabras valoran el conjunto de las diversas perspectivas con que se miran las pobrezas. Más aún, acuña el Papa el principio de  la “atención amante” que implica «valorar al pobre en su bondad propia, con su forma de ser, con su cultura, con su modo de vivir la fe»[43].

El documento entra en el corazón del problema de la inclusión. El primer problema son las causas estructurales de la pobreza y la inequidad que eso genera: «La necesidad de resolver las causas estructurales de la pobreza no puede esperar, no sólo por una exigencia pragmática de obtener resultados y de ordenar la sociedad, sino para sanarla de una enfermedad que la vuelve frágil e indigna y que sólo podrá llevarla a nuevas crisis…habrá que renunciar a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera»[44]. El segundo es la “cómoda indiferencia”  antes estas cuestiones que vacía la vida[45]. Y una tercera es la incorrecta comprensión de la vocación a la empresa (“servir al bien común”[46]) y de la política (“que le duela la vida de los pobres”[47])[48].

La inclusión ha de apuntar a los más frágiles. Porque ocurre que «en el vigente modelo «exitista» y «privatista» no parece tener sentido invertir para que los lentos, débiles o menos dotados puedan abrirse camino en la vida»[49].

Tenemos en este apartado de la EG los núcleos básicos de la espiritualidad de la inclusión que han obrado en la mente y el discurso del papa desde los inicios de su ministerio.

 

  1. 2.      La inclusión en la Laudato Si’

 

El tema de la exclusión social tiene gran importancia en la LS’[50]. Comienza el Papa constatando como hay en la sociedad una cierta incapacidad para pensar en quienes quedan excluidos del desarrollo. Esto se debe al inmediatismo con que se vive en la sociedad moderna. Para el Papa es evidente que no se puede «construir un futuro mejor sin pensar en la crisis del ambiente y en los sufrimientos de los excluidos»[51]. Dejarlos fuera ennegrece el horizonte de la vida. A la base de esta manera de pensar está la llamada “cultura del descarte” que convierte a los excluidos en “basura”[52]. Esto es obra de la información sesgada que vierten medios que se sitúan lejos de las pobrezas: «Hoy [los excluidos] están presentes en los debates políticos y económicos internacionales, pero frecuentemente parece que sus problemas se plantean como un apéndice, como una cuestión que se añade casi por obligación o de manera periférica, si es que no se los considera un mero daño colateral. De hecho, a la hora de la actuación concreta, quedan frecuentemente en el último lugar»[53]. Se impone la devolución de la dignidad a los excluidos[54].

La reorientación de este panorama viene de la mano de una crítica directa de la especulación financiera que, en base a sus expectativas de ganancias, pisotea la dignidad de los empobrecidos utilizándolos para rentabilizar aun más sus beneficios. Para el Papa «los poderes económicos continúan justificando el actual sistema mundial, donde priman una especulación y una búsqueda de la renta financiera que tienden a ignorar todo contexto y los efectos sobre la dignidad humana»[55].  Al globalizarse el paradigma tecnocrático «no se aprendieron las lecciones de la crisis financiera mundial… no parece preocuparles una justa dimensión de la producción, una mejor distribución de la riqueza…pero el mercado por sí mismo no garantiza el desarrollo humano integral y la inclusión social…y no se elaboran con suficiente celeridad instituciones económicas y cauces sociales que permitan a los más pobres acceder de manera regular a los recursos básicos»[56].

Por todo ello, el principio de maximización de las ganancias recibe una fuerte crítica en la encíclica: «[este principio] tiende a aislarse de toda otra consideración, es una distorsión conceptual de la economía…las empresas obtienen ganancias calculando y pagando una parte ínfima de los costos»[57]. Aquí se halla una las fuentes principales de exclusión social.

 

  1. 3.      La inclusión en la Fratelli tutti

 

La última encíclica del Papa Francisco, aunque diseminadas, contiene entre las líneas sus mayores preocupaciones en materia de inclusión. Como fuente primaria de exclusión quizá haya que citar, en primer lugar, al neoliberalismo y a la especulación financiera. La voz crítica del  Papa se une a quienes aún creen que la teoría económica del “derrame” puede influir en la equidad[58]. Visto su fracaso, esa teoría es «fuente de nuevas formas de violencia que amenazan el tejido social»[59]. Este posicionamiento tiene sus consecuencias en la valoración de las ganancias como objetivo mayor del neoliberalismo económico. El Papa emplea graves palabras para valorar esta visión económica tan ligada al pensamiento neoliberal: «En el mundo de hoy persisten numerosas formas de injusticia, nutridas por visiones antropológicas reductivas y por un modelo económico basado en las ganancias, que no duda en explotar, descartar e incluso matar al hombre»[60].

Se puede deducir lo que el Papa piensa de la inclusión verificando lo que dice acerca de la exclusión. En el comentario que hace en el el Cap. II a la parábola del samaritano y sobre la que se asienta la argumentación espiritual de la encíclica dice taxativamente: «La inclusión o la exclusión de la persona que sufre al costado del camino define todos los proyectos económicos, políticos, sociales y religiosos»[61]. Es decir, en el tema de la inclusión se halla la clave de la nueva economía. Y, tratando de concretar la tarea política de la inclusión, dice: « Las mayores angustias de un político no deberían ser las causadas por una caída en las encuestas, sino por no resolver efectivamente «el fenómeno de la exclusión social y económica, con sus tristes consecuencias de trata de seres humanos, comercio de órganos y tejidos humanos, explotación sexual de niños y niñas, trabajo esclavo, incluyendo la prostitución, tráfico de drogas y de armas, terrorismo y crimen internacional organizado»[62].

Ahondando más, el documento apunta a la posibilidad de generar sistemas económicos alternativos[63], que entiendan que es preciso invertir en los lentos y frágiles y construir, a partir de ahí, un sistema económico basado en la dignidad: «Invertir a favor de los frágiles puede no ser rentable, puede implicar menor eficiencia. Exige un Estado presente y activo, e instituciones de la sociedad civil que vayan más allá de la libertad de los mecanismos eficientistas de determinados sistemas económicos, políticos o ideológicos, porque realmente se orientan en primer lugar a las personas y al bien común»[64].

Y así se llega al cimiento  ideológico de estos anhelos sociales: la dignidad humana. El documento afirma con claridad: «tenemos que volver a llevar la dignidad humana al centro y que sobre ese pilar se construyan las estructuras sociales alternativas que necesitamos»[65]. De eso se trata, de volver a poner en el centro la dignidad humana desplazada por un sistema económico de expectativas de ganancias que se lucra de los frágiles y que los descarta cuando son improductivos: «Mientras una parte de la humanidad vive en opulencia, otra parte ve su propia dignidad desconocida, despreciada o pisoteada y sus derechos fundamentales ignorados o violados»[66]. De ahí la crítica a los poderosos, clara y explícita: «Guerras, atentados, persecuciones por motivos raciales o religiosos, y tantas afrentas contra la dignidad humana se juzgan de diversas maneras según convengan o no a determinados intereses, fundamentalmente económicos. Lo que es verdad cuando conviene a un poderoso deja de serlo cuando ya no le beneficia»[67]. La dignidad se convierte así en «la ley suprema del amor fraterno»[68] y ha de vivirse con pasión, como realidad que, si falta, nos altere: «No es una opción posible vivir indiferentes ante el dolor, no podemos dejar que nadie quede “a un costado de la vida”. Esto nos debe indignar, hasta hacernos bajar de nuestra serenidad para alterarnos por el sufrimiento humano. Eso es dignidad»[69].

Todo esto lleva a una meridiana declaración de la centralidad de la dignidad: «Todo ser humano tiene derecho a vivir con dignidad y a desarrollarse integralmente, y ese derecho básico no puede ser negado por ningún país. Lo tiene aunque sea poco eficiente, aunque haya nacido o crecido con limitaciones. Porque eso no menoscaba su inmensa dignidad como persona humana, que no se fundamenta en las circunstancias sino en el valor de su ser. Cuando este principio elemental no queda a salvo, no hay futuro ni para la fraternidad ni para la sobrevivencia de la humanidad»[70]. La dignidad se fundamenta, pues, en el valor del ser. Esto resulta inapelable.

Las consecuencias de esta manera de pensar afectan a las empresas: «El derecho de algunos a la libertad de empresa o de mercado no puede estar por encima de los derechos de los pueblos, ni de la dignidad de los pobres, ni tampoco del respeto al medio ambiente, puesto que «quien se apropia algo es sólo para administrarlo en bien de todos»[71]. Una segunda consecuencia afecta también al mapa político de un país: «Pero la incapacidad de reconocer la igual dignidad humana a veces lleva a que las regiones más desarrolladas de algunos países sueñen con liberarse del “lastre” de las regiones más pobres para aumentar todavía más su nivel de consumo»[72]. Una tercera consecuencia es la limitación de todo poder económico que se crea omnímodo: «La distribución fáctica del poder —sea, sobre todo, político, económico, de defensa, tecnológico— entre una pluralidad de sujetos y la creación de un sistema jurídico de regulación de las pretensiones e intereses, concreta la limitación del poder»[73]. Consignamos también una cuarta consecuencia que es una cierta militancia en la lucha por la dignidad: «Quien sufre la injusticia tiene que defender con fuerza sus derechos y los de su familia precisamente porque debe preservar la dignidad que se le ha dado, una dignidad que Dios ama»

La conclusión es clara: «Todo ser humano posee una dignidad inalienable es una verdad que responde a la naturaleza humana más allá de cualquier cambio cultural»[74].

 

  1. 4.      EL CONSEJO PARA EL CAPITALISMO INCLUSIVO

 

Creemos que, en conexión con esta ideología, el Papa Francisco auspició a principios de noviembre de 2020 la creación de un Consejo para el Capitalismo Inclusivo (CCI). La web de dicho Consejo presenta así su proyecto: «El Consejo para el Capitalismo Inclusivo es un movimiento de líderes empresariales y del sector público del mundo que están trabajando para construir un sistema económico más inclusivo, sostenible y confiable. Todos tenemos un papel que desempeñar para abordar los desafíos de la sociedad. Todos podemos hacerlo mejor y, juntos, nuestras acciones pueden mejorar la vida de las personas en todo el mundo. Nuestros miembros se inspiran en las enseñanzas del Papa Francisco, quien ha desafiado a los líderes a aportar ideas concretas y tomar medidas decisivas para extender los beneficios del sistema económico a todas las personas mientras protegen el planeta. Estamos a la altura de este desafío y actuando»[75].

La base ideológica de este Consejo viene expresada en estos términos: «El capitalismo ha proporcionado riqueza y prosperidad a miles de millones de personas en todo el mundo. Sin embargo, reconocemos que el capitalismo debe evolucionar para promover un sistema más sostenible, confiable, equitativo e inclusivo que funcione para todos. Esto es especialmente importante en estos días de avances tecnológicos sin precedentes, alteración del clima, crisis de salud pública y malestar social. El Consejo reconoce la necesidad de acciones decididas por parte de sus miembros y de otras personas que trabajan con ellos para lograr estas aspiraciones del capitalismo»[76].

 

  1. 1.      Discurso del Papa al Consejo para un Capitalismo Inclusivo

 

El lunes 11 de noviembre de 2019 el Papa Francisco dirigió un discurso al CCI donde se trazan  las líneas generales de este organismo según el deseo del Vaticano[77]:

  • Se entiende por capitalismo inclusivo: «Un capitalismo inclusivo que no deja a nadie atrás, que no descarta a ninguno de nuestros hermanos y hermanas»[78], algo que el Papa cree que está en línea con los principios fundamentales de la doctrina social de la Iglesia. Este foro tendría que buscar «formas de hacer del capitalismo una herramienta más inclusiva para el bienestar humano integral»[79].
  • A la base está también un gran anhelo del Papa que, como hemos visto, aparece en todos sus grandes documentos: «se trata de superar una economía de exclusión y de reducir la brecha que separa a la mayoría de las personas de la prosperidad de la que pocos disfrutan»[80]. Esa brecha es la desigualdad que prevalece. Para contrarrestarla, el Papa pide a los líderes económicos la construcción «urgente de un sistema económico justo y fiable capaz de responder a los desafíos más radicales a los que se enfrentan la humanidad y el planeta… el retorno de la economía y de las finanzas a un enfoque ético que favorezca a los seres humanos»[81]. En realidad este enfoque ético ha estado siempre en el horizonte de los anhelos, más que en la realidad.
  • Como también hemos puesto de relieve, el Papa cree en la vocación empresarial como creadora de puestos de trabajo. Pero basado en la “dimensión moral de la vida económica”, apela el Papa a una «una renovación, una purificación y un fortalecimiento de modelos económicos válidos basados en nuestra conversión personal y nuestra generosidad hacia los necesitados…para que la persona humana pueda estar siempre en el centro de la vida social, cultural y económica»[82].
  • El Papa amplía el ámbito del desarrollo económico diciendo que «el verdadero desarrollo no puede limitarse sólo al crecimiento económico, sino que debe favorecer la promoción de cada hombre y de todo el hombre»[83].

 

  1. 2.      Críticas al capitalismo inclusivo

 

Pueden ayudarnos a situar mejor las cosas. El abandono del clásico liberalismo y el ansia depredadora del neoliberalismo han motivado la reflexión de la gente de las finanzas[84]. Sus observaciones pueden sernos de interés para enfocar mejor el paso dado por el Papa de cara al capitalismo inclusivo.

Un primer punto es que el nuevo capitalismo ha de fraguarse en el ámbito de la empresa y más concretamente en el trabajo desplazando el foco desde el accionista hasta el cliente como mejor garantía para el dividendo sostenible[85]. Según parece, «muchos pequeños empresarios no sienten como propio un sistema que premia al accionariado y altos directivos de grandes corporaciones, frente a la figura del empresario que dedica su vida y compromete su patrimonio en un proyecto a largo plazo", añadía. Este tipo de reflexión empresarial se está haciendo en todo el mundo»[86].

Un segundo punto es que persiste la desconfianza sindical.  J. M. Álvarez, secretario general de UGT dice: «El capitalismo solo piensa en producir lo máximo posible con el mayor rendimiento y en la cuenta de resultados…El medio ambiente le preocupa (al empresariado) cuando va a su casa y enciende la luz pero no cuando está produciendo"…estoy viendo cada día lo que pasa en nuestra negociación con las patronales y por eso hay cosas que no me creo»[87].

En tercer lugar, una de los miembros y promotora del CCI, Lady Linn Forester de Rothschild afirma: «Para mucha gente, el capitalismo inclusivo es un oxímoron. Esto es así porque el capitalismo ha fallado a muchas personas. Claramente, tenemos un problema cuando tanta gente del mundo occidental y de otras partes siente que los beneficios del capitalismo la excluyen»[88]. Más cruda es la opinión del profesor D. Murillo: «La disciplina económica y sobre todo el management son muy buenos generando conceptos que normalmente no dejan de ser refritos de tradiciones de pensamiento y preocupaciones sociales mucho más antiguas. Debe ser cosa del marketing… El concepto varía. La preocupación (¿qué tipos de sociedades generan estos mercados?) sigue. Mientras no se corrijan sus desperfectos, con este u otro nombre, la búsqueda de un modelo económico inclusivo seguirá»[89].

En cuarto lugar, habrá que tener en cuenta que un movimiento ligado a la marcha de la economía es el crecimiento de los populismos, algo que afecta a muchos países democráticos. El citado profesor D. Murillo vaticina: «Lo que realmente daña la credibilidad del sistema democrático es la incapacidad de los gobiernos de hacer políticas diferentes, de reducir toda política económica y social al TINA (‘There Is No Alternative’ –’No hay alternativa’–) en nombre de un sistema económico autónomo e ingobernable y de unas promesas que muchos no ven. Si seguimos con ese patrón de pensamiento, efectivamente, la gente va a dejar de votar a partidos tradicionales, se deteriorará aún más nuestro modelo de democracia y veremos más autoritarismo»[90].

 

  1. 5.      VALORACIONES

 

Hasta aquí, los datos. Entramos ahora al terreno resbaladizo de las valoraciones. Es preciso hacerlas para provocar la reflexión:

1)      Asumir la perplejidad: Es fácil entender que la creación de CCI haya podido crear una situación de perplejidad en los creyentes que se hayan enterado de ello. ¿Cómo compaginar esa acción con el pensamiento social de las encíclicas del Papa Francisco que hemos expuesto? ¿Cómo entenderla cuando ha empleado duras palabras contra el neoliberalismo, la corrupción de las finanzas, la exclusión social y la perversión de lo económico? ¿Cómo unirlo a su valoración de los empresarios, a veces positiva, pero, en general, dura y hasta mordaz? ¿Cómo no entender la perplejidad de muchos cristianos que todavía se sitúan en contra de la voracidad del capitalismo?[91]. ¿Cómo no ceder a la indignación inicial y dar paso a una reflexión más serena? ¿Cómo no poner en duda el valor de la doctrina y de las acciones del Papa midiéndola por este único asunto del CCI? Se acumulan muchas cuestiones que, de salida, no tienen respuesta. Un cúmulo de interrogantes se cierne sobre este asunto. De ahí que surja la perplejidad[92].

2)      Intención dominante: Superando prejuicios, como el de la secular connivencia del capitalismo con la Iglesia, el deseo básico del Papa al auspiciar el CCI es que se reconozca la dignidad básica de toda persona, que nadie se vea excluido del progreso económico y que nadie se quede atrás. No se puede dudar de que al Papa lo que preocupa no son las ganancias de los bancos, ni los derroteros técnicos de la economía, sino la vida de los empobrecidos y descartados. La preocupación por el sistema económico viene por la inquietud ante los desechos crecientes que genera tal sistema. Esta preocupación por el sufrimiento del otro es la que salva a iniciativas como la del CCI. Otra cosa es si el camino elegido es el más adecuado o no. Pero la intención de fondo es profundamente humana y conectada al deseo evangélico de que el sufrimiento de los pobres mengüe y, si es posible, desaparezca de la faz de la tierra.

3)      Amparo moral: Por muchos que sean sus errores, para una notable parte de la sociedad la Iglesia tiene todavía un fuerte capital moral. Que el CCI tenga el amparo moral de la Iglesia institucional causa extrañeza en muchos. ¿Qué hubiera sido del movimiento de la Teología de la Liberación si hubiera tenido semejante amparo? ¿Qué habría sido de la vida de muchos teólogos y teólogas si hubieran gozado de ese amparo? ¿Por qué precisamente se ampara al capitalismo? Quizá se sigue anclado en la mentalidad de que es el empresariado el principal y casi único generador de empleo y que, por ello, hay que dialogar con él, aunque sea como quien habla con el diablo[93]. Suponemos que el Papa y el Prefecto de la Congregación para el Desarrollo Humano Integral son conscientes de que «para combatir y superar las injusticias socioeconómicas y ambientales, este Consejo propone la bandera de la salvación de un sistema  que, paradójicamente, sea capitalista y, al mismo tiempo, “inclusivo”»[94].

4)      La difícil confluencia: Dada la envergadura del anhelo, generar una economía inclusiva, se ve que el Papa quiere hacer confluir todas las fuerzas posibles para empujar en la misma dirección: empresarios, jóvenes emprendedores, movimientos populares, etc. Ignoramos si en sus convocatorias está contemplada la colaboración con los movimientos sociales (sindicatos, ecologistas, anticapitalistas, movimientos reivindicativos, etc.) que apuntan directamente en un abandono del capitalismo y su sustitución por economías alternativas[95]. ¿Tiene todavía sitio la profecía en estos asuntos o, simplemente, hay que trabajar en el marco de lo ya establecido? ¿Habrá novedad si no se sale de ese marco? ¿Habrá posibilidad de regenerar lo muerto si no se abandona el terreno de la muerte? ¿La difícil confluencia ha de lograrse en el terreno del capitalismo o en otro terreno?

5)      Reforma por convicción o por leyes: El Papa no es, obviamente ni un legislador ni un político. Por eso, él apela a la conversión personal a la hora de construir una nueva economía[96]. Pero lo que, quizá, pueda ser más eficaz sea el dotar de medios legales a los políticos para que, quien lo vayan viendo, efectúen cambios en los comportamientos económicos[97]. ¿Hasta dónde, pues, pueden ser eficaces los anhelos papales? No por ello pierden valor, pero es preciso ser conscientes de su limitación. Y otra cuestión: ¿qué falla en la transmisión de estos planes de nueva economía si la mayoría de los cristianos ni se enteran de ello? ¿Dónde habría que incidir?

6)      Qué han hecho otras Iglesias: En el discurso al encuentro de la “Economy of Francesco” había hablado el Papa a los jóvenes de un “pacto”: «un proceso de cambio global que vea en comunión de intenciones no solo a los que tienen el don de la fe, sino a todos los hombres de buena voluntad, más allá de las diferencias de credo y de nacionalidad, unidos por un ideal de fraternidad atento sobre todo a los pobres y a los excluidos»[98]. Las diferencias de credo no son obstáculo para un trabajo conjunto. Y dada la enormidad del proyecto, se hace necesaria una actuación global: todos los credos, y los no-credos también, habrían de coordinarse para dar cara a esta ingente tarea.

 

CONCLUSIÓN

 

Al término de este largo recorrido, nuestras conclusiones son dubitativas. Por supuesto que no somos quién para juzgar a nadie, y menos todavía al Papa Francisco. Por otro lado, pensamos que sus esfuerzos por una economía incluyente, además de sinceros, son loables. Pero no podemos menos de decir que, ante planteamientos como el CCI, algo se resiste por dentro. No sabemos si esos son caminos que nos llevarán al sueño de una economía inclusiva. Algo se resiste.

En cualquier caso al franciscanismo de le llama a la corresponsabilidad. No se pueden entender estos esfuerzos como si fueran asuntos que no van con los menores. Muy por el contrario, aun dentro de todas las perplejidades, este trabajo del Papa habría de ser aliciente para el propio y sencillo trabajo social del menor.

Por eso, tras el estudio y la reflexión, queda más de manifiesto que “llevar la dignidad al centro” es no una tarea más de la Iglesia, sino la tarea[99].

 

 

Fidel Aizpurúa Donazar

Logroño

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



[1]http://www.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2019/november/documents/papa-francesco_20191111_consiglio-capitalismo-inclusivo.html.

[2]http://www.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2016/december/documents/papa-francesco_20161203_imprenditori.html.

[3] F. ASKASÍBAR, “Consejo para una Capitalismo Inclusivo en el Vaticano”, en: https://www.alainet.org/es/articulo/211174?language=es.

[4]Ver: “Agua seca, carbón limpio, hielo caliente, nazismo fraterno, capitalismo inclusivo”. En: https://iglesiasymineria.org/2020/12/28/agua-seca-carbon-limpio-hielo-caliente-nazismo-fraterno-capitalismo-inclusivo/.

[5]EG 53: LS’ 95; FT 22.

[6] Obran en el imaginario social valoraciones del capitalismo como las mostradas en el film de M. Scorsese “El lobo de Wall Street” que, aunque sea tachado de caricatura, se parece notablemente a la realidad. Los “lobos” de Lehman Brothers no eran muy distintos como lo muestra también el film de J. C. Chandor “Margin Call”.

[7] GS 4.11.

[8] Marina Garcés, citada en: https://www.bbc.com/mundo/noticias-42735951.

[9] «La mera vivencia de lo ya elaborado en otras épocas, sin el dinamismo de lo descubierto hoy, relega a los valores místicos de la fe a una indudable inoperancia»: F. AIZPURÚA DONAZAR, La recreación de los carismas sociales en la vida religiosa desde los aprendizajes sociales, Ed. ESET, Vitoria 2016, p.4.

[10] Cf CtaO 62-65.Ratio Formationis OFMCap 109.

[11] Que sepamos, escasas publicaciones franciscanas se han hecho eco de este asunto:  el citado artículo de F. Askasíbar que aparece en el Boletín de JPIC de la Curia General OFM llamado Contacto, enero-marzo 2021, p.14-15 y la web Franciscanos de la Provincia de la Inmaculada Concepción de Brasil OFM que da la noticia sin valoración crítica: https://franciscanos.org.br/noticias/capitalismo-inclusivo-ser-mais-e-nao-ter-mais-afirma-o-papa.html#gsc.tab=0.

[12] C. PÉREZ, “Recesión a lo grande: crónica de los 10 años de crisis que cambiaron el mundo”, en El País 9-9-18. En: https://elpais.com/economia/2018/09/07/actualidad/1536333092_303809.html.

[13]Ibib., p.5.

[14]Ibid., p.7.

[15]Ibid., p.8.

[16]Ibid., p.9.

[17] En la organización de este evento aparece ya Lady Lynn Forester de Rothschild, empresaria que será el alma mater del movimiento por el capitalismo inclusivo y miembro del CCI.

[18] Ver: https://www.imf.org/es/News/Articles/2015/09/28/04/53/sp052714.

 

[19]Ibid.

[20]Ibid.

[21]Ibid.

[22]Ibid.

[23]Ibid.

[24]Ibid.

[25] Ver: http://www.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2016/december/documents/papa-francesco_20161203_imprenditori.html.

[26] Ibid.

[27] Ibid.

[28] Ibid.

[29] Ver: http://www.vatican.va/content/francesco/es/letters/2019/documents/papa-francesco_20190501_giovani-imprenditori.html.

[30] Ibid.

[31] Ibid.

[32] Ibid.

[33] Aunque lleva su firma, dejamos de lado la Lumen fidei que es una encíclica “heredada” y no toca el ámbito social.

[34] Esta encíclica es de 2013, primer año del pontificado de Francisco

[35] EG 187.

[36] EG 188.

[37] EG 189.

[38] EG 190.

[39] EG 193.

[40] EG 195.

[41] EG 198.

[42] EG 198.

[43] EG 199. Pone el Papa una nota de reserva a toda esta hermosa espiritualidad: «Temo que también estas palabras sólo sean objeto de algunos comentarios sin una verdadera incidencia práctica. No obstante, confío en la apertura y las buenas disposiciones de los cristianos, y os pido que busquéis comunitariamente nuevos caminos para acoger esta renovada propuesta».

[44] EG 202.

[45] EG 203. En EG 211 habla de “tener las manos preñadas de sangre debido a la complicidad cómoda y muda”.

[46] EG 203. Quizá aquí se halle un embrión de la postura del papa al convocar en el CCI a los empresarios: «La vocación de un empresario es una noble tarea, siempre que se deje interpelar por un sentido más amplio de la vida; esto le permite servir verdaderamente al bien común, con su esfuerzo por multiplicar y volver más accesibles para todos los bienes de este mundo».

[47] EG 205.

[48] Coincide en pensamiento del Papa con el Ch. Lagarde en el tema de la  distribución del ingreso (EG 204): “Uno de los temas económicos más importantes de nuestro tiempo es el aumento de la desigualdad del ingreso y la oscura sombra que esto arroja sobre la economía mundial”: Art.cit.

[49] EG 209.

[50] El vocablo “inclusión” aparece una sola vez diciendo que el mercado «por sí mismo no garantiza el desarrollo humano integral y la inclusión social» (109).

[51] LS’ 13. 162.

[52] LS’ 22.

[53] LS’ 49.

[54] LS’ 139.

[55] LS’ 56. Cree el Papa que no se aprendió la lección de la crisis financiera de 2008: «La crisis financiera de 2007-2008 era la ocasión para el desarrollo de una nueva economía más atenta a los principios éticos y para una nueva regulación de la actividad financiera especulativa y de la riqueza ficticia. Pero no hubo una reacción que llevara a repensar los criterios obsoletos que siguen rigiendo al mundo» (189).

[56] LS’ 109.

[57] LS’ 195.

[58] La teoría del derrame  propone reducir los impuestos a las empresas y a los ricos de la sociedad como medio para estimular la inversión empresarial a corto plazo y beneficiar a la sociedad en general a largo plazo. ​ La evidencia empírica muestra que la propuesta nunca ha logrado alcanzar sus objetivos declarados.

[59] FT 169. Esta postura crítica ante el neoliberalismo le ha granjeado a la encíclica no pocos enemigos, aun dentro de las filas del cristianismo..

[60] FT 22.

[61] FT 69.

[62] FT 188.

[63] Esta necesidad ha quedado de manifiesto en la crisis de Covid-19: «Si alguien cree que sólo se trataba de hacer funcionar mejor lo que ya hacíamos, o que el único mensaje es que debemos mejorar los sistemas y las reglas ya existentes, está negando la realidad» (LS’ 7). Ver también LS’ 168.

[64] FT 108.

[65] FT 169.

[66] FT 22. El Papa rompe una lanza a favor de los derechos de las mujeres, especialmente vulnerados: «De modo semejante, la organización de las sociedades en todo el mundo todavía está lejos de reflejar con claridad que las mujeres tienen exactamente la misma dignidad e idénticos derechos que los varones. Se afirma algo con las palabras, pero las decisiones y la realidad gritan otro mensaje. Es un hecho que «doblemente pobres son las mujeres que sufren situaciones de exclusión, maltrato y violencia, porque frecuentemente se encuentran con menores posibilidades de defender sus derechos» (FT 23).

[67] FT 25.

[68] FT 39.

[69] FT 68. Esto ha de tener su reflejo en la manera de evangelizar: «Para ello es importante que la catequesis y la predicación incluyan de modo más directo y claro el sentido social de la existencia, la dimensión fraterna de la espiritualidad, la convicción sobre la inalienable dignidad de cada persona y las motivaciones para amar y acoger a todos» (FT 86).

[70] FT 107.

[71] FT 122.

[72] FT 125.

[73] FT 171.

[74] FT 213

[75] https://www.inclusivecapitalism.com/.

[76] Ibid. «El Consejo está liderado por un grupo principal de líderes globales conocidos como los Guardianes del Capitalismo Inclusivo, quienes se reúnen anualmente con el papa Francisco y el cardenal Turkson. Estos líderes representan más de USD 10,5 billones en activos administrados, compañías con una capitalización de mercado superior a USD 2,1 billones y 200 millones de empleados en más de 163 países». Ver: https://www.prnewswire.com/news-releases/se-lanza-el-dia-de-hoy-el-consejo-para-un-capitalismo-inclusivo-con-el-vaticano-una-nueva-alianza-de-lideres-empresariales-del-mundo-832775760.html. En esta misma página está la lista de los Guardianes del Consejo.

[77] Ver: http://www.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2019/november/documents/papa-francesco_20191111_consiglio-capitalismo-inclusivo.html.

[78] Ibid.

[79] Ibid.

[80] Ibid.

[81] Ibid.

[82] Ibid.

[83] Ibid.

[84] Cf J. M. LASSALLE, El liberalismo herido,  Ed. Arpa, Barcelona 2021.

[85] Ya decía FT 162 que “el gran tema es el trabajo”.

[86] “El virus acelera el capitalismo inclusivo”. Ver: https://www.elperiodico.com/es/activos/20201205/virus-acelera-capitalismo-inclusivo-10116364.

[87] Ibid.

[88] Citada en: A. ARANDA, “¿Es el capitalismo realmente inclusico?, en FORBES, 4 setiembre 2019. Ver: https://forbes.es/empresas/52443/es-el-capitalismo-realmente-inclusivo/

[89] Ibid.

[90] Ibid.

[91] «El capitalismo neoliberal que desde los años 80 se extiende y se impone por doquier es la máxima institucionalización de los impulsos más inhumanos: la codicia de la riqueza, la ambición del poder y, en el fondo, el miedo irracional a poder menos o a tener menos que otros. Es un sistema económico inicuo, raíz de los peores conflictos bélicos y más mortífero que todas las guerras juntas. Destruye los cuerpos, las relaciones, la igualdad, la democracia, la familia, los pueblos, el planeta, la Vida». Ver: J. Arregi, “Espiritualidad y lucha de clases”, en: https://www.feadulta.com/es/buscadoravanzado/item/12825-espiritualidad-y-lucha-de-clases.html.

[92] «La contradicción y la extrañeza radican en que corporaciones de ganancias exponenciales, grandes actores globales de la acumulación, reproducción, concentración y centralización capitalistas, vengan a reunirse con el Vaticano con la supuesta intención de reducir la desigualdad y la exclusión, y portando la bandera de la “salvación del capitalismo”»: Agua seca…

[93] «Por empobrecer a los ricos, no enriquecemos a los pobres. Generalmente, la gente que tiene dinero es porque trabaja mucho o arriesga mucho. Amancio Ortega arriesga mucho, Juan Roig arriesga mucho. Tenemos que aspirar a tener más gente con esa capacidad»: J. Bravo Baena, consejero de hacienda en Andalucía, en: El País, 10-5-2021, p.42.

[94] Agua seca…

[95] Cf K. DA SILVA RAUPP, “La llamada del Papa Francisco a favor de una nueva economía”, Concilium, 390 (2021) 308: se cita al líder del MST de Brasil que pide «un proceso de articulación mundial que pueda llevar, más que a esbozar programas unitarios, a desarrollar acciones y movilizaciones que, a nivel internacional afronten, realmente los problemas causados por el capitalismo».

[96] FT 55. 114. 166.

[97]  El presidente de EE.UU, J. Biden nos ha sorprendido anunciando unas reformas económicas en línea social: «El presidente demócrata asegura que puede hacerse sin aumentar los déficits ni provocar inflación. Los ingresos vendrán de un aumento de los impuestos a los que ganan más de 400.000 dólares al año, a las grandes empresas y subiendo el tipo impositivo de las rentas del capital, equiparándolo al que rige para las rentas del trabajo. Joseph Biden ha dado el primer paso para lograrlo. Su conversión es extraordinaria»: F. G. BASTERRA, “La extraordinaria conversión de Biden”, en El País,  3-5-2021, p.5.

[98] Ver: http://www.vatican.va/content/francesco/es/letters/2019/documents/papa-francesco_20190501_giovani-imprenditori.html.

[99] FT 169.

2 comentarios

Teresa -

“La inclusión o la exclusión de la persona que sufre al costado del camino define todos los proyectos económicos, políticos, sociales y religiosos”. Me pregunto si nosotros, religiosos y religiosas, somos conscientes, en la administración de nuestros bienes, de estas palabras del Papa. O creemos, más bien, que no tenemos nada que cuestionarnos porque a nivel personal no poseemos nada (¿en teoría?). ¿O acaso hacemos un serio discernimiento sobre nuestra economía? Ya no vale ampararse en el paraguas del voto de pobreza, o invocarlo para minucias que no apagan el escándalo que supone nuestra adhesión al más puro y duro capitalismo.

“La dignidad se fundamenta en el valor del ser”. Si nuestra vida espiritual no nos lleva a este reconocimiento y al compromiso con ella, ¿en qué se fundamenta, de qué bebe, a qué conduce?

A lo mejor el paso dado por el Papa en orden a alcanzar un capitalismo inclusivo es también una forma del “ceder sin ceder” franciscano…

Muy buenas las preguntas que aparecen en “La difícil confluencia”. Apuntan a la línea de flotación de la cuestión. Por eso, es difícil que tengan respuesta.

Y otra buena pregunta: “¿qué falla en la transmisión de estos planes de nueva economía si la mayoría de los cristianos ni se enteran de ello?” Y también, ¿hay verdadero interés en que así sea?

Bien por la conclusión: siempre merece la pena, y hay que hacerlo, comprometerse con todas las buenas ideas que sirvan para hacer camino al andar, aunque no todo esté claro.





Teresa -

“Los aprendizajes sociales son (…) necesarios para una correcta conexión de la vida cristiana con la sociedad. (…) Esta clase de trabajos pueden ayudar a responder a los fuertes interrogantes que pesan sobre la vida cristiana de hoy”. Estar convencida de ello evita la inquietud de pensar que la vida espiritual se resiente por echar balones fuera. Es más, se entiende que la inmersión en lo social es el camino para encarnar la vida espiritual y hacerla fecunda.

“¿De qué estábamos hablando, de igualdad, inclusión o beneficios?” Reconozco que es desolador asomarse a la realidad económica mundial, y darse cuenta de que ni siquiera un análisis lúcido de la situación se resuelve en una toma de decisiones igualmente lúcida. La cuestión es que no se mira por el bien común. Pero, ¿acaso no pasa lo mismo a nivel cotidiano y mucho más pequeño?

“Dar un alma a la economía del mañana”: toda una meta a la que tender. Por más que la empresa se presente muy difícil y casi contradictoria con lo que entendemos, a día de hoy, por economía: “… en el vigente modelo “exitista” y “privatista” no parece tener sentido invertir para que los lentos, débiles o menos dotados puedan abrirse camino”.

(Continuará...)