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FIAIZ

Tránsito de san Francisco 2022

 

 

RECUERDO FRATERNO DE LA MUERTE DE SAN FRANCISCO

(Tránsito 2022)

 

1. Monición de entrada

 

         Como cada año, llegado el 3 de octubre, recordamos con cariño el momento culminante de la vida de Francisco de Asís: su muerte, su entrega total al Jesús que tanto amó. Recordamos las palabras de Fray Elías con las que comunicaba a los hermanos la muerte de Francisco: «Hermanos, bendecid al Dios del cielo y proclamadlo ante todos, porque ha sido misericordioso con nosotros, y recordad a nuestro padre y hermano Francisco, para alabanza y gloria suya, porque lo ha engrandecido entre los hombres y lo ha glorificado delante de los ángeles. Rezad por él, como antes nos pidió, e invocadlo para que Dios nos haga participes con él de su santa gracia. Amén. Nuestro padre y hermano nuestro Francisco marchó con Cristo la noche anterior al domingo cuatro de octubre de 1226». Nos unimos a los muchos amantes de Francisco que a esta misma hora recuerdan su tránsito. Comenzamos cantando.

 

2. Canto

 

Alabado seas, mi Señor,
alabado seas, mi Señor.
El sol y las estrellas
proclaman tu grandeza,
las flores y la luna
nos cantan tu poder;
Las flores y la luna
nos cantan tu poder;

ALABADO SEAS, MI SEÑOR,
ALABADO SEAS, MI SEÑOR.
CANTANDO EL UNIVERSO
TE OFRECE SU HERMOSURA,
PUES TODA CRIATURA
ES CÁNTICO DE AMOR;
PUES TODA CRIATURA
ES CÁNTICO DE AMOR.

 

 

  1. 3.   Lectura franciscana

 

Vamos a escuchar uno de los episodios finales de la vida de san Francisco, la escena en que el médico le descubre la fecha de su muerte y la honda aceptación de la misma por parte de Francisco: “Bienvenida sea la hermana muerte”. Escuchamos:

 

En aquellos días lo visitó el médico de Arezzo llamado Buen Juan, muy íntimo del bienaventurado Francisco. Éste le preguntó: «¿Qué te parece, Juan, de mi mal de hidropesía?»

El médico le dijo: «Hermano, por la gracia de Dios, te irá bien». De nuevo el bienaventurado Francisco: «Dime la verdad: ¿qué te parece? No te dé pena, pues, gracias a Dios, no soy un asustadizo que tema la muerte. Confortado con la gracia del Espíritu Santo, estoy tan unido con mi Señor, que estoy contento con morir como con vivir».

Entonces le dijo abiertamente el médico: «Padre, según los conocimientos de nuestra ciencia médica, tu enfermedad no tiene cura, y creo que a fines del mes de septiembre o el 4 de octubre morirás».

Al oír esto el bienaventurado Francisco, que yacía en el lecho, extendió con toda devoción y reverencia sus manos al Señor y dijo con íntima alegría de alma y cuerpo: «Bienvenida sea mi hermana muerte» (Espejo de perfección 122).

 

  1. 4.   Breve exhortación

 

 

  1. 5.   Oración con el salmo 141

 

Vamos a rezar ahora con el salmo 141, el mismo con el que Francisco recibió cantando a la muerte. Lo haremos a dos coros:

 

A voz en grito clamo al Señor,
a voz en grito suplico al Señor;
desahogo ante él mis afanes,
expongo ante él mi angustia,
mientras me va faltando el aliento.

 

Pero tú conoces mis senderos,
y que en el camino por donde avanzo
me han escondido una trampa.

 

Mira a la derecha, fíjate:
nadie me hace caso;
no tengo adónde huir;
nadie mira por mi vida.

 

A ti grito, Señor;
te digo: «Tú eres mi refugio
y mi lote en el país de la vida».

 

Atiende a mis clamores,
que estoy agotado;
líbrame de mis perseguidores,
que son más fuertes que yo.

 

Sácame de la prisión,
y daré gracias a tu nombre:
me rodearán los justos
cuando me devuelvas tu favor.

 

  1. 6.   Canto y signo del cirio

 

A la vez que cantamos, vamos a participar de la luz del cirio que simboliza la presencia de Francisco. Como él queremos ser signos de paz en medio de nuestro mundo:

 

HAZ DE MÍ, SEÑOR,
UN INSTRUMENTO DE TU PAZ
HAZ DE MÍ, SEÑOR,
UN INSTRUMENTO DE TU PAZ

Donde haya odio
que yo ponga el amor,
donde haya ofensa
que yo ponga el perdón.

 Donde haya duda
que yo ponga la fe,
donde haya tinieblas
que yo ponga la luz.

 

  1. 7.   Oración final Todos)

 

Hermano Francisco:

Tú, que acercaste tanto a Cristo a tu época,
ayúdanos a acercar a Cristo a la nuestra,
a nuestros tiempos difíciles y críticos. ¡Ayúdanos!
Estos tiempos esperan a Cristo con gran ansia.
¿No serán tiempos que nos preparen

a un renacimiento de Cristo?
Ayúdanos, San Francisco de Asís,
a acercar a Cristo a la Iglesia y al mundo de hoy.
Tu, que has llevado en tu corazón
las vicisitudes de tus contemporáneos,
ayúdanos, con el corazón cercano

al corazón del Redentor,
a abrazar las vicisitudes de las personas de nuestra época:
los difíciles problemas sociales, económicos, políticos,
los problemas de la cultura y de la civilización contemporánea,
todos los sufrimientos del hombre de hoy,
sus dudas, sus negaciones, sus desbandadas,
sus tensiones, sus complejos, sus inquietudes...
Ayúdanos a traducir todo esto a un lenguaje evangélico
sencillo y provechoso.
Ayúdanos a resolver todo en clave evangélica,
para que Cristo mismo pueda ser «Camino-Verdad-Vida»

Te lo pedimos por Jesús, a quien tanto amaste. Amén

 

  1. 8.   Bendición y Canto final

 

Rosas de sangre han florecido, 

reviven en tu cuerpo la pasión. 

Francisco, de amor estás herido, 

las manos, los pies y el corazón.

 

Sembrando la paz y el bien caminas, 

y yo, sembrador, iré a tu lado. 

En ti el evangelio es carne viva, 

y Cristo otra vez crucificado.

 

Rosas de sangre han florecido, 

reviven en tu cuerpo la pasión. 

Francisco, de amor estás herido, 

las manos, los pies y el corazón.

 

 

 

 

2 comentarios

Pilar -

Gracias, Fidel.

Teresa -

“Bienvenida sea la hermana muerte”. No es posible recibirla mejor. Y una auténtica gracia hacerlo así.

“No soy un asustadizo que tema la muerte. Confortado con la gracia del Espíritu Santo, estoy tan unido con mi Señor, que estoy contento con morir como con vivir”. ¿Hay alguien que no desee ser Francisco?

Es cierto: qué hermoso es el salmo 141 para recibir la muerte “mientras me va faltando el aliento”. Y, para recordar al Señor, que es “mi lote en el país de la vida”. Para pedirle: “Sácame de la prisión”.

Es bueno fijarse en Francisco como un inspirador de paz, un auténtico hacedor de paz.

Bellísima oración a San Francisco: “Ayúdanos a acercar a Cristo a la Iglesia y al mundo de hoy”. Porque también la Iglesia tiene necesidad de Jesús, y mucha. Y sí, somos nosotros quienes tenemos que “abrazar las vicisitudes de las personas de nuestra época” y “resolver todo en clave evangélica”.

Qué expresión tan bonita: “En ti el evangelio es carne viva”. El sueño de Dios para cada cristiano…

Mil gracias por este sencillo encuentro con Francisco a la hora de su tránsito. Sencillo, gozoso y bello.