Juan 140
CVJ
Domingo, 14 de abril de 2013
VIDA ACOMPAÑADA
Plan de oración con el Evangelio de Juan
140. Jn 20,30-31
Introducción:
Muchas personas e instituciones públicas tienen escasa credibilidad. La desconfianza se la han ganado a pulso. Eso genera en la sociedad un desaliento, como si ya no se pudiese creer a nadie. Cuanto más dicen los capitostes que “ponen la mano en el fuego” por alguien, tanto más se desconfía de ellos porque los chanchullos que luego aparecen demuestran su escasa posibilidad de credibilidad. Sin embargo, no muere el anhelo de creer en el otro, de confiar en la palabra, de dar adhesión a una persona honesta y cumplidora. Es que “creer” es connatural al caminar humano, porque necesitamos vivir en la confianza. Una vida eternamente desconfiada es una pesadumbre y una amargura. De ahí que, aunque haya fallos, siempre estamos dispuestos a renovar la confianza. Sin ésta, la vida se hace imposible.
El Evangelio de Juan dice que todo lo que ha escrito en él es “para que creáis a Jesús el Mesías”. No se trata tanto de creer en sus ideas, en su doctrina cuanto en su persona. Si el Evangelio no consigue que tu adhesión personal a ese Jesús suba de nivel, que tu amor por él salga más caldeado, que te animes a vivir un poco a su estilo, entonces el Evangelio no ha cumplido su cometido principal. Éste no es el de proporcionar ideas religiosas sino ánimo para vivir un poco al estilo de Jesús de Nazaret. San Juan lo dice bien claro: si no se creyera más a Jesús, el Evangelio no habría valido para nada. Si no brota una sincera adhesión, más viva a pesar de la lejanía y del tiempo transcurrido, la fuerza del Evangelio habría quedado en nada.
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Texto:
30Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús todavía a la vista de los discípulos.
31Éstos, pues, se han escrito para que sigáis creyendo a Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.
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Ventana abierta:
Esta chica es Beatriz Talegón, secretaria de las juventudes socialistas internacionales que les cantó las cuarenta a los capitostes mundiales del socialismo en Portugal. Luego, en una manifestación contra los desahucios, fue abucheada por unos desconsiderados y obligada a retirarse de la calle. Es bueno ver, con la que está cayendo, que aún hay políticos, aunque sean juveniles, con los ideales intactos. No es que no nos gusten los políticos, sino que no nos gustan estos políticos. Pero haberlos dignos de confianza, los hay, aunque no ocupen puestos directivos.
Oramos: Que no mueran los ideales en nuestra sociedad; que valoremos a quien no se contamina de poder y corrupción; que soñemos en una sociedad renovada y fraterna.
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Desde la persona de Jesús:
Dice el texto que la adhesión a Jesús genera vida en nosotros: “para que, creyendo en él tengáis vida”. No es esto ningún milagro: toda adhesión, todo amor, genera vida. Una relación ahondada es cauce de vida, lugar seguro de enriquecimiento personal. Por eso, quien quiera que su vida crezca, habría de construir el camino de la adhesión. Es la mejor garantía de éxito para tal fin.
Oramos: Que nos adhiramos al corazón de la persona para crecer en amor; que construyamos la relación para vivir con intensidad; que nos demos al otro sabiendo que eso genera vida en nosotros.
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Ahondamiento personal:
Dice el epílogo que Jesús realizó “muchas señales que no están escritas en este libro”. Pobres señales del Reino, pero claras porque dentro había mucho anhelo. Lo hermoso de las señales de Jesús no es su grandiosidad, sino el ánimo y la fuerza que llevan dentro. Esto habría de animarnos a huir de lo aparente, de lo publicitado, de lo relevante. Y nos habría de animar a lo significativo, a lo verdadero aunque sea pequeño, a lo animoso aunque sea humilde.
Oramos: Que nos tire lo humilde; que nos atraiga lo sencillo; que nos anime lo verdadero aunque sea pobre.
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Desde la comunidad virtual:
Dice el texto que el Evangelio ha sido escrito para tener vida. Esa es también la finalidad de la comunidad virtual: no tanto conseguir un método de oración o una práctica religiosa, sino tener un poco más de vida, un interior más rico, una vivencia relacional más gozosa. Y creemos que, llegados ya al final de este trayecto largo de oración común, lo hemos conseguido, aunque fuere en maneras modestas. Si echamos la vista atrás vemos que la Palabra y la relación común han contribuido a alimentar y engendrar vida en nosotros. Es verdadera, pues, la finalidad que el evangelista atribuye a su Evangelio.
Oramos. Agradecemos a Dios su amor constante sobre nuestra vida; agradecemos a Jesús y al evangelista la palabra del Evangelio; nos agradecemos nuestro acompañamiento en cualquiera de sus formas.
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Poetización:
Fue sin duda
un gran esfuerzo
escribir el Evangelio.
Pero la intención era clara:
que la adhesión a Jesús
creciera,
que el amor por el pobre de Nazaret
fuera más vivo,
que el aliento de Jesús
lo sintiéramos más cerca.
Y eso ha funcionado,
lo decimos al echar
la vista atrás.
Quizá no haya “ardido” el corazón
con la fuerza de un fuego vivo.
Pero muchas veces se ha avivado
un rescoldo en el fondo del alma,
ha crecido la sintonía con el nazareno,
nos hemos animados un poco
a vivir como él vivió.
Sí, el Evangelio
nos ha dado viva
y nos la sigue dando
en la medida en que crece
el amor,
en la misma proporción
en la que se cultiva
la adhesión.
No ha sido estéril
la siembra de la Palabra;
no han caído en saco roto
las hermosas palabras.
Un canto de agradecimiento
a quien nos ha hecho
un favor tan grande.
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Para esta semana:
Agradece a Jesús el mundo de relaciones que te enriquece. Cultiva en modos sencillos lam relación.
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