Filipenses 20
CVF
Domingo 8 de marzo de 2015
VOLVER A JESÚS
Plan de oración con Filipenses
20. Filp 4,15-17
Introducción:
Ante las tragedias humanas, ante los duros caminos de las personas, ante situaciones de dificultad nos conmovemos, tenemos palabras amables, pero nuestra solidaridad no llega a concretarse. Todo queda en el indefinido mundo del deseo. Pero no se encuentra un modo visible de actuar, no se llega uno/a a remangar para aportar algo, aunque sea un pequeño gesto, una aportación que parece que sirve poco. La concreción es necesaria para que fluya la verdadera humanidad. De lo contrario, todo queda en un limbo de incertidumbre que no solamente no ayuda nada, sino que termina por crear una indudable decepción. Para concretar la buena relación es preciso tener unas dosis altas de amor que es el motor de cualquier concreción. Si ese motor del amor falla, la concreción no amanece y brotan a raudales las bellas y vacías palabras. Donde hay amor, hay concreción.
Eso le ha ocurrido a Pablo: los de Filipos amaban a Pablo, desde aquellos lejanos días en que se encontró con aquella pobre comunidad que se reunía en un recodo del camino, porque no tenían ni un lugar de reunión. Por lo que fuera, el amor surgió entre ellos y ese amor no solamente se mantuvo a lo largo del tiempo, como vemos, sino que adquirió modos muy concretos. Pablo dice que tal amor fue una indudable ganancia para él y un socorro en su pobreza, pero, además, fue un motivo de que “los intereses se acumularan en la cuenta” de los filipenses. Ellos también salieron ganando, a la vez que daban generosamente al pobre Pablo. La concreción delamor fue, sin duda, beneficiosa para todos.
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Texto:
15Vosotros los filipenses sabéis además que desde que salí de Macedonia y empecé la misión, ninguna iglesia, aparte de vosotros, se hizo cargo de saldar mi debe y mi haber. 16Ya a Tesalónica me mandasteis más de una vez un subsidio para aliviar mi necesidad; 17no es que yo busque el regalo, busco que los intereses se acumulen en vuestra cuenta.
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La sociedad nos ayuda a volver a Jesús:
Pocas veces ponemos una viñeta gráfica. Esta es de una gran sencillez. La raíz del voluntariado es el buen corazón. Un buen corazón que no solamente se conmueve, sino que se concreta. Los voluntarios dejan ver lo que a nosotros nos cuesta mucho: que la solidaridad ha de cobrar algún rostro concreta, para que abandone el mundo de las meras buenas intenciones. Por eso, habríamos de agradecer mucho a los voluntarios porque nos recuerdan en maneras visibles que no basta con buenas intenciones para construir un mundo humano.
Oramos: Gracias, Señor, por quienes concretan los movimientos de su corazón; gracias por quienes ponen rostro a la bondad; gracias por quienes nos ayudan a mirar la realidad de los débiles de frente.
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Volver al Jesús del Evangelio:
Jesús no ha enseñado el Reino desde una ideología, en una escuela, con una teoría. Se ha lanzado a los caminos y ha concretado su enseñanza en una vida en relación humanizadora. Con ello ha dejado bien clara la primacía de la práctica sobre cualquier ortodoxia. El Evangelio pide la concreción de la vida, más allá de cualquier teoría. Una percepción del Evangelio que no va aterrizando en concreciones (algo más que meros propósitos) arriesga ser una teoría hueca.
Oramos: Que para nosotros sea más importante la práctica que la teoría; que concretemos la fe en modos de vida; que nos atraiga más el rostro de la persona que el brillo de las teorías.
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Volver a los valores hondos:
Socialmente es muy importante poder visibilizar la bondad. Efectivamente, predicar desde planteamientos sociales o políticos la bondad, la mejoría, el progreso, la misma riqueza sin que nada de esos cobre cuerpo y sea tocable en las capas sociales más frágiles es un cínico ejercicio de verborrea, palabras que nacen muertas y que acarrean la muerte. Por eso, quien las lanza con tanta facilidad haría mejor favor si, simplemente, se callara. Una bondad social que no se ve es una perniciosa estrategia de engaño. De ahí que quien se pretenda buen gestor social ha de mirar al lado de la bondad que se toca, no a las hermosas teorías que son intocables.
Oramos: Que colaboremos y exijamos la bondad que se toca; que se hagan visibles los buenos sentimientos que decimos tener; que no engañemos a nadie con palabras deliberadamente vacías.
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Volvemos a la comunidad:
La comunidad virtual habría de visibilizar su relación en pequeños gestos de cercanía, de preocupación por los itinerarios del otro, de amparo. Una comunidad que hace visible su preocupación no es la propia de los seguidores de Jesús. Para visibilizar el bien hay que volver la mirada sobre la realidad del otro, sobre su nombre, sobre sus caminos. A veces un pequeño gesto es suficiente. El silencio es, con frecuencia, el peor de los caminos.
Oramos: Que los caminos del otros se nos hagan visibles; que la mirada del otro se nos haga visibles; que los anhelos del otro se nos hagan visibles.
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Palabras que alientan:
EL CESTO
PRIMERO se toma una mimbre,
y se la pone en agua, para que pierda altanería, se haga dulce,
mandible, y tenga amor;
luego se la trenza como un sueño,
y, cuando ya está hecho el cesto,
puede ponerse en él la ropa blanca,
una frutas rojas, doradas, o un gatito.
A veces, crujirá en la noche;
pero así se hizo el mundo,
y así, a veces, se lamenta.
José Jiménez Lozano,
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Tu parte:
Durante esta semana intenta hacer visible la bondad que, indudablemente, anida en tu corazón.
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