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FIAIZ

3 Juan 3

C3J 

Domingo 12 de abril de 2015

 

SERVICIO O PODER

 Plan de oración con 3 Juan

 

3. 3 Jn 9-10

 

Introducción:

 

                El afán de dominio es un componente de la estructura humana y se manifiesta en el ámbito público y, también, en la más estricta intimidad. Queremos autoafirmarnos por el poder. Para ello empleamos un lenguaje opresor y construimos toda una normativa de exclusión. Sin embargo, hay ciudadanos que creen que ser respetuoso y comprensivo en el lenguaje es condición imprescindible para la convivencia. Y por ello hablan siempre con respeto, hasta de sus rivales. Y piensan también que incluir al otro, sobre todo al débil, es la mejor forma de construir la ciudadanía. Su mente y sus hechos de vida tienden a la inclusión. Estos segundos son los constructores de la amistad cívica, esa que es absolutamente necesaria para poder ser humano con y para el otro.

                Estos mecanismos relacionales existían ya en las primeras comunidades cristianas. De hecho, tenemos hasta el nombre de uno, Diotrefes, que habla mal de quienes no son de su cuerda y los excluye. Explota a la comunidad en su provecho. Nos hemos alejado ya del mensaje del servidor Jesús y sale a flote lo que uno es de verdad. La propuesta de 3 Jn es clara: hay que aceptar al otro, hablar bien de él y acogerlo. Con esos elementos relacionales tan sencillos se puede llegar a controlar el ansia de poder y, además, se construye la comunidad sobre bases sólidas. Efectivamente, una espiritualidad evangélica sin bases relacionales sólidas es una fantasía expuesta al derrumbe. Por el contrario, cuando la relación comunitaria es humana, respetuosa y acogedora, se puede comenzar a hablar de espiritualidad.

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Texto:

 

                9Escribí unas letras a la comunidad, pero Diotrefes, con su afán de dominar, no nos acepta. 10En vista de eso, cuando vaya por ahí sacaré a relucir lo que está haciendo con esas puyas malignas que nos echa. Y no contento con eso, él, por sí o ante sí, tampoco acepta a los hermanos, y a los que quieren aceptarlos se lo impide y los expulsa de la comunidad.

 

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La sociedad nos ayuda a volver a Jesús:

 

 

                Estos son los miembros de una Fundación denominada “Amistad Cívica”, de allá por Chile, en Valparaíso. Ciudadanos que tratan de difundiré en el ámbito educativo y social los más elementales valores ciudadanos. Puede que nos haga sonreír este sencillo afán, pero quizá sean los constructores de la sociedad del mañana, ya que una sociedad que pretende una básica amistad está engendrando la fraternidad humana soñada.

                Oramos: Gracias por quienes se esfuerzan en generar amistad; gracias por quienes miran benignamente a la sociedad; gracias por quienes aman socialmente.

 

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Volver al Jesús del Evangelio:

 

                No se suele calificar a Jesús como “buen ciudadano”. Pero, en realidad, lo fue. Aun cuando fustigó a quienes esquilmaban al pueblo, ejerció una ciudadanía responsable. Por eso, no se hallan en el Evangelio palabras duras contra los de su pueblo, ni su mensaje contempla ningún tipo de exclusión. Todo lo contrario, incluye a los más débiles y habla con humanidad a toda persona. La suya fue una ciudadanía curativa y humanizadora.

                Oramos: Gracias, Señor, por acogernos; gracias por hablarnos con amor; gracias por aceptarnos con nuestras debilidades.

                 

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Volver a los valores hondos:

 

                Uno de los valores hondos que son necesarios para vivir en amistad cívica es el sentido de familia humana. Efectivamente, si no miramos al otro, quienquiera que sea, como miembro real de nuestra familia humana estaremos tentados de aprovecharnos del él, aunque lo hiramos. Pero si lo vemos como familiar nunca ejerceremos violencia contra él y jamás lo expropiaremos o excluiremos. Nos conviene ejercitar una mirada benignamente crítica con nuestra sociedad.

                Oramos: Que nunca nos aprovechemos del otro; que nunca lo excluyamos; que jamás lo hiramos.

 

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Volvemos a la comunidad:

 

                De alguna forma, los tres elementos de la amistad cívica (aceptación, hablar bien, inclusión) se dan en nuestra comunidad virtual. Quizá la lejanía física facilite la cosa, porque es más difícil mantener estos valores en el roce diario. Pero, de todos modos, son valores que también en la lejanía se pueden vivir. Los largos años que llevamos en este empeño hablan de que esa amistad cívica ha sido la base de nuestra oración común en torno a la Palabra.

                Oramos: Que sigamos aceptándonos; que continuemos valorándonos; que persistamos en la acogida sin condiciones.

 

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Palabras que alientan:

 

Haz una llave, aunque sea pequeña, 

entra en la casa. 

Consiente en la dulzura, ten piedad

de la materia de los sueños y de las aves. 

 

Invoca el fuego, la claridad, la música

de los flancos. 

No digas piedra, di ventana,

no seas como la sombra. 

 

Di hombre, di niño, di estrella. 

Repite las sílabas

donde la luz es feliz y se demora. 

 

Vuelve a decir: hombre, mujer, niño. 

Donde la belleza es más nueva. 

 

 

 

                    Eugénio de Andrade

 

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Tu parte:

 

                Intenta valorar las declaraciones de los partidos desde un ángulo de amistad. Empuja en esta dirección en este tiempo preelectoral.

 

                              

 

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