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FIAIZ

Apocalipsis 12

CVA 

Domingo 8 de diciembre de 2013

 

BUSCAR LUZ

EN TIEMPOS OSCUROS

 Plan de oración con el Apocalipsis

 

12. Ap 7,9-17

 

Introducción:

 

                Los humanos tendemos a empequeñecer todas las cosas, a cortarles las alas, a domesticarlas, a hacerlas a nuestra pequeña medida. Por eso, la hermosa y amplia realidad del amor queda reducida a amores pequeñitos, excluyentes, egoístas. Pero sigue habiendo personas que no recortan las alas del amor sino que lo dejan libre para que abarque cada vez a más personas, a más situaciones, a más necesidades. Hay gente que vive amores universales donde caben todos, donde no hay fronteras ni vallas, donde no se echa la cerradura a las puertas. Por increíble que nos parezca, hay de esa clase de personas. Y hay otras que, desde su amor pequeño, quieren cada día ensanchar los límites y hacer un poco más de sitio a otras personas y realidades. Han descubierto que el amor no se empobrece cuanto más se ensancha, sino que ocurre justamente al revés.

                Es que el texto de esta semana habla de amores universales, de personas de toda raza y pueblo, de toda clase de gente  que han salido de la gran persecución y se han lanzado a los caminos del amor, gente que, porque ha secado las lágrimas de muchos ojos, las de los suyos también serán enjugadas. Estos son los que cantan las bodas del Cordero, de Jesús que se ha entregado por todos sin hacer compartimentos, sin excluir a nadie. Él sí tuvo un corazón universal; lo mismo quien se dedica a darse a los otros: dice con su vida que al amor no lo maniatará nadie porque es propio del amor extenderse a todo rincón, con libertad, sin que nadie le ponga cortapisas. ¿Resulta esto creíble?

 

***

 

Texto:

 

                9Después de esto apareció en la visión una muchedumbre innumerable de toda nación y raza, pueblo y lengua; estaban de pie ante el trono y ante el Cordero, vestidos de blanco y con palmas en la mano; 10aclamaban a gritos:

                -¡La victoria pertenece a nuestro Dios,

                que está sentado en el trono

                y al Cordero.

                11Todos los ángeles que estaban de pie rodeando el trono, los ancianos y los cuatro vivientes, cayeron rostro en tierra ante el trono y rindieron homenaje a Dios, 12diciendo:

                -Amén.

                ¡La alabanza, la gloria , la sabiduría,

                las gracias, el honor,

                la potencia, la fuerza

                se deben a nuestro Dios

                por los siglos de los siglos.

                Amén.

                13Se dirigió a mí uno de los ancianos y me preguntó: “Esos vestidos de blanco, ¿quiénes son y de dónde han venido?” Yo le respondí: “Señor mío, tú lo sabrás”. 14Él me contestó: “Ésos son los que han salido de la gran persecución; han lavado y blanqueado sus vestiduras con la sangre del Cordero, 15por eso están ante el trono de Dios, sirviéndole día y noche en su santuario; el que está sentado en el trono habitará con ellos; 16no pasarán hambre ni sed, ni el sol del bochorno pesará sobre ellos, 17pues el Cordero que está ante el trono será su pastor y les conducirá a las fuentes de agua viva (Is 49,10) y Dios enjugará las lágrimas de sus ojos (Is 25,8).

 

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La luz de la vida:

 

                Parecen dos pobres mujeres árabes. Y en realidad, sí, son dos pobres mujeres, una española (de Vitoria) y otra de la India. Son dos carmelitas vedrunas que trabajan en los desiertos del Sahel con los refugiados de Darfur. Podrían llevar otra vida, con otra comodidad y otras seguridades. Pero han elegido la pobreza, la arena del desierto y el riesgo. Sus amores universales de misioneras en África las hace valientes desde su fragilidad. Prueba de que existen vivos los amores universales.

                Oramos: Gracias, Señor, por quienes aman arriesgándose; gracias por quienes aman saliendo de su comodidad; gracias por quienes caminan al lado de quienes son menos amados.

 

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La  luz que es Jesús:

 

                Dice el texto que el pastor de quien tiene un corazón que ama universalmente va a ser el Cordero, Jesús que sabe de entregas. Es decir, quien ama no está en la cuerda floja, al borde del abismo, en el desamparo. No, hay alguien que se ocupa de él: Jesús el entregado. Aunque nos cueste creerlo la vida de quien ama con amplitud es una vida cuidada, acompañado. No está solo quien ama.

                Oramos: Tú, Señor, amas y cuidas a quien ama; tú, Señor, estás cerca de quien se pone cerca del débil; tú, Señor, amparas a quien no tiene mucho amparo.

 

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La luz que viene de la sociedad:

 

                Los que han salido de la “gran persecución” son los que han luchado y bregado en la vida y han llegado a la conclusión de que la vida les ha derrotado. No, su lucha no ha sido en vano. La Palabra y el amor les aseguran de que su lucha no ha sido baldía, aunque nadie haya reconocido ni aplaudido su generosidad. La vida se encargará de hacer ver que su ofrenda no ha sido inútil.

                Oramos: Agradezcamos a quien lucha en la vida con humanidad; bendigamos a quien ampara a los pequeños contra cualquier desamparo; demos gracias a quienes trabajan por sostener la vida de los frágiles.

               

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La luz que aporta la comunidad virtual:

 

                No vamos a decir que nuestra comunidad virtual es un lugar de amores universales. Pero un beneficio de ella es ampliar no solamente número de relación sino también hacer subir el nivel de aprecio a esas mismas relaciones. O sea, que un favor del trabajo orante es, sencillamente, ayudarnos a amar más. Solamente por eso habríamos de estar contentos/as.

                Oramos: Démonos las gracias por las buenas relaciones; démonos las gracias por el amor que crece; démonos las gracias por los amores que se amplían.

 

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Palabras de luz:

 

 DENTRO DE MÍ

 

LO que mis ojos ven

y lo que sueño,

la luz de cada día,

la extensión de las noches, 

el misterioso amor

y el largo olvido, 

todo el dolor

y toda la alegría. 

En un solo pecho

cabe el mundo. 

Lo inmenso en lo pequeño

puede encontrar morada,

y aún sobra mucho espacio.

 

Eloy Sánchez Rosillo,  Oír la luz,

Tusquets, Barcelona 2008,137.

 

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Para estos días:

 

                Trata de ampliar un poco el círculo de tus “amores”. Acoge con benignidad a quien anda un poco más solo.

 

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