Juan 21
CVJ
Domingo, 8 de noviembre
VIDA ACOMPAÑADA
Plan de oración con el Evangelio de Juan
21. Jn 5,25-27
Introducción:
Pasar de la muerte a la vida es imposible; sí al revés. Pero mucha de la actividad humana lo es contra la muerte, aunque aún no haya sido vencida. Muchas ayudas, muchos socorros, muchas posibilidades ofrecidas, muchos amparos, muchas mejoras, muchas casas y corazones abiertos, muchas conversaciones que consuela, muchos amores que permanecen, muchas curaciones que nos alivian, muchos trozos de pan y de amor dados con generosidad, muchas solidaridades, muchas batallas por la paz, etc., son trabajos por pasar de la muerte a la vida. La vocación humana y la cristiana es, por extraña que parezca, luchar por ese anhelo sabiendo que, de alguna manera, hoy se puede pasar, siquiera un poco, de la muerte a la vida, a la dicha.
Esto lo dice también claramente el breve párrafo que tomamos para la oración de hoy. Jesús quiere ser ayuda para pasar de la muerte a la vida (el signo del curado en la piscina, pobre signo, a eso apunta). Podría decirse que su aportación ha sido muy modesta, porque sus medios eran elementales. Pero su hondísimo amor al camino histórico, a la persona, ha sido una magnífica aportación a la vida. Nosotros pensamos que por eso podemos mantener, contra viento y marea, la certeza de que la muerte no tendrá la última Palabra. Si esto no fuera así, desde luego, la entrega de Jesús no habría servido para mucho, aunque su pobre aportación a la vida fuera de agradecer. Escuchar el mensaje, rumiarlo, orarlo, habría de animarnos a mantener siempre vivas esta clase de certezas, sobre todo cuando las cosas no pintan del todo bien.
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Texto:
25Os aseguro que llega la hora y ya está aquí, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que hayan oído vivirán. 26Porque igual que el Padre dispone de la vida, así ha dado también al Hijo disponer de la vida. 27Y le ha dado potestad de juzgar, porque es Hijo de Hombre.
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Ventana abierta:
Esta señora se llama Salud Hernández y es colombiana. El doctor Cavadas de Valencia le trasplantó en 2007 las dos manos, provenientes de un donante. Le han asegurado que las podrá disfrutar diez años. La medicina misma pone interrogantes. Pero ella acepta el regalo y lo disfruta día a día. Son personas que, de algún modo, logran pasar "de la muerte a la vida", de una situación de gran limitación a una de posibilidades abiertas. Si los humanos somos capaces de hacer cosas similares, ¿qué no hará el Padre con nuestra existencia?
Oramos: Gracias, Señor, por quienes dan vida; gracias por quienes disfrutan de lo sencillo de la vida; gracias porque abres horizontes a nuestra existencia.
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Desde la persona de Jesús:
Viene a decir el texto que una de las maneras de decir que se puede pasar de situaciones de muerte a ámbitos de vida es "oís la voz de Jesús", porque la suya es voz de vida. Nosotros/as escuchamos esa voz a través de su palabra, de los acontecimientos. No escucharemos nunca la voz de Jesús en directo, pero cada día, si abrimos los ojos y el alma, lo veremos en mil detalles que nos hablan de su acompañamiento, de su incansable deseo de darnos vida.
Oramos: Que te escuchemos, Señor, con anhelo y pasión; que te veamos en los signos humildes de nuestra vida; que te amemos en las mediaciones que pones en nuestro camino.
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Ahondamiento personal:
Dice el texto que el Hijo dispone de la vida. pero, en realidad, todos/as disponemos un poco de la vida del otro/a, todos podemos ser mediadores de vida. Esto tendría que llevarnos a activar nuestra responsabilidad hacia los demás. En parte, quizá en pequeña parte, la vida de los demás depende de nuestro aprecio, de nuestro amor, de nuestro amparo, de nuestra colaboración. Cuando la vida del otro se mete en mi horizonte vital es entonces cuando empiezo a ser persona de verdad.
Oramos: Que nos preocupe, realmente, la suerte de los demás; que nos interesen los caminos de las personas que amamos; que nos interroguen los derroteros de los humildes.
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Desde la comunidad virtual:
Aunque suene la cosa un tanto grandilocuente, podemos ayudarnos a vivir, a ir pasando a situaciones de más vida. Una de las maneras es ésta de ayudarnos a orar, a estar en contacto con el Evangelio, a estar en buena relación unos/as con otros/as. Puede que nos parezca poca cosa, que la vida no depende de asuntos tan cotidianos. Pero, en realidad, la vida se forja en lo humilde, en lo modesto. Ahí es donde se está ganando la batalla a la "muerte". No nos desalentemos.
Oramos: Que nos demos vida relacionándonos; que nos demos vida amparándonos; que nos demos vida recordándonos.
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Para orar:
Yo no vengo a ti, dice Dios,
para que tú te pierdas
bajo la fuerza de mi amor;
yo no vengo a ti para perderme
en tu existencia ni en la mía;
yo te amo y actúo en tu corazón
para vivir con tu naturaleza,
para que tú te extiendas en mi vida.
Ni tú ni yo. Ni tú ni yo.
Ni tus cabellos esparcidos aunque los amo tanto.
Sólo esta hermosa compañía. Ahora
sientes la libertad. Esparce
tus cabellos. Esparce tus cabellos.
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