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FIAIZ

Juan 17

CVJ

Domingo, 11 de octubre de 2009

 

VIDA ACOMPAÑADA

 Plan de oración con el Evangelio de Juan

 

17. Jn 5,1-9ª

 

Introducción:

 

                Uno de los trabajos imprescindibles de la vida en que, a veces, naufragamos es el de encarar las propias limitaciones. Éstas, están ahí. El asunto es como colocarlas en un movimiento de vida, cómo no tenerlas por enemigas a las que hay que odiar y marginar. Las limitaciones nos provocan desazón porque revelan nuestro lado débil. Pero están ahí, inexorables, delante. ¿No sería mejor mirarlas con benignidad, con comprensión, como parte real de lo que uno/a es y tratar de hacer un pacto de buena vecindad con ellas? Posiblemente no se las solucionaría, quizá nunca se solucionarán algunas. Pero, al menos, si se las trata con benignidad sufriremos menos, viviremos más sosegados y quizá aflore algún atisbo de solución para alguna de ellas. Por eso, encajar las limitaciones con humanidad es fuente de sabiduría humana y de gozo.

                Para algo de eso quiere servir el Evangelio, la buena noticia de Jesús que apunta a nuestro ser limitado. En la imagen del paralítico que coge su camilla y echa a andar se quiere decir: si uno encara sus limitaciones (la camilla) y se pone en seguimiento de Jesús (echa a andar), su persona revive (se "levanta"). Para el paralítico aquel, la camilla que le dominaba era la norma que le ataba (no podía llevar la camilla), la religión que le oprimía (esta en la piscina del templo). Atrapado por la norma, por la ley, por la costumbre. Al fin, apoyado en Jesús, se decide a dar cara a su limitación y coge la camilla y la lleva él. Ya no está sujeto a la camilla, sino que él es señor de su vida y la camilla le está sometida. Es, como decimos, una metáfora: el asunto es si uno/a va aprendiendo, con el correr de los años, a dar un tratamiento humanitario a sus limitaciones. Solo de esa manera podrá "librarse" de ellas.

 

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Texto:

 

                        1Un tiempo después se celebraba una fiesta de los judíos y Jesús se volvió a Jerusalén.

                        2Hay en Jerusalén, junto a la puerta de las ovejas, una piscina que llaman en hebreo Betesda. Esta tiene cinco soportales, 3y allí estaban echados una multitud de enfermos, ciegos, cojos, paralíticos[i].

                        5Estaba también allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo. 6Jesús, al verlo postrado, y sabiendo que llevaba mucho tiempo le dice:

                -¿Quieres quedar sano?

                        7El enfermo le contestó:

                -Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se remueve el agua; para cuando llego yo, otro se me ha adelantado.

                        8Jesús le dice:

                -Levántate, toma tu camilla y echa a andar.

                        9aY al momento el hombre quedó sano, tomó su camilla y echó a andar.

 

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Ventana abierta:

 

            Esta muchacha en silla de ruedas es Teresa Perales, una Zaragoza que decidió dar cara a sus limitaciones físicas y se ha convertido en una nadadora paralímpica varias veces campeona del mundo. Tiene un interesante libro escrito con el título "La vida sobre ruedas" donde reflexiona sobre sus limitaciones y llega a la conclusión que, dándoles cara, uno encuentra recursos increíbles dentro de ellas mismas. Si lo dijera alguien que ha triunfado sin tener que trabajar lo creeríamos con dificultad. Pero lo dice alguien que ha tenido que superarse día a día para ver su vida como algo bueno siendo lo que es. Esta clase de personas nos anima profundamente.

                Oramos: Gracias, Señor, por quienes se superan con buen ánimo; gracias por quienes no se quedan en lamentos; gracias por las personas que nos animan con su fortaleza.

 

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Desde la persona de Jesús:

 

                Dice el relato de san Juan que Jesús "viendo al paralítico echado...". Jesús mira de frente a la limitación, la suya y la de los demás. Y además la mira con detención, con benignidad, con amor. Y más aún: con fe en que más allá de esa limitación que se ve hay una persona con posibilidades de seguir adelante. No es menos maravillosa la fe de Jesús en el paralítico que la de éste en él. Efectivamente: Jesús "cree" en el paralítico. Y éste, de alguna manera, entiende y valora esa fe y ahí halla fuerza. Quizá sea este el verdadero milagro.

                Oramos: Gracias, Señor, por creer en nosotros/as; gracias porque nos das la posibilidad de ser personas por encima de cualquier limitación; gracias por sembrar vida en los pliegues de nuestra alma.

 

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Ahondamiento personal:

 

                Dice el relato que el paralítico, cuando vio que Jesús lo valoraba por encima de sus limitaciones, "inmediatamente, se puso sano...". No aguardó a más tarde, no lo dejó para mejor ocasión, no postergó la acción como si no confiase en quien realmente confiaba en él. Inmediatamente pasó a la acción. Quien realmente entiende que sus limitaciones pueden ser leídas con esperanza, se levanta y pone manos a la obra. Un día que se deja pasar sin ponerse a ser feliz, a ser persona, a trabajar con otros/as, a vivir con la mayor intensidad posible, es un día perdido.

                Oramos: Que no perdamos nuestros días, Señor; que seamos rápidos para vivir y ayudar a vivir; que disfrutemos del hoy como un don de tu amor.

 

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Desde la comunidad virtual:

 

                El paralítico del relato se queja de que "no tiene a nadie que le meta en la piscina". Es la persona en su honda soledad. Nosotros/as quizá no podemos decir eso: tenemos a muchas personas en nuestro entorno que nos pueden ayudar en nuestras limitaciones. Quizá no sean la solución llovida del cieloq ue, a veces, esperamos, pero nos pueden ayudar algo, mucho tal vez. Es cuestión de acoger y agradecer tal ayuda. Nuestra comunidad virtural, dentro de su sencillez, puede ser una pequeña ayuda en esa desigual batalla contra nuestras limitaciones.

                Oramos: Gracias, Señor, por quienes nos echan una mano en nuestra soledad; gracias por quienes nos quieren, por encima de nuestras limitaciones; gracias por quienes nos ayudan en nuestros caminos diarios.

 

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Para orar:

Amores imposibles,
Carámbanos de hielo en la nariz.
Ciudades deslumbrantes,
Que nunca te parecen lo que son.
Antílopes cruzando,
Llegando al otro lado.
Los ojos del coyote,
En un televisor de marca ACME.
La sombra que proyecta un DC10.
Las suelas de las botas, que se habrán gastado.
Y tú me estás mirando, igual que ha un bicho raro.
Soy lo que soy,
Y no me ha inventado nadie.
Todo lo que doy, todo lo que soy,
Todo lo que forma parte.
Todo lo que se, todo lo que ves,
Al final soy sólo lo que soy.
Mensajes de otro mundo.
Botellas de licor de flor de cactús.
Bólidos de nieve.
Kilómetros de bosques incendiados.
Tú me estás mirando,
Igual que a un bicho raro.
Soy lo que soy, sólo lo que soy,
Y no me ha inventado nadie.
Todo lo que se, todo lo que ves, todo lo que soy.

Al final soy sólo lo que soy.

 

Amaral

 

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