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FIAIZ

100 CAMINOS BÍBLICOS

100 CAMINOS BÍBLICOS

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10 ACTITUDES BÍBLICAS

 

  1. 1.      Mística del libro

 

Nuestra cultura española, en general, no ha cultivado la Biblia. La difusión bíblica era casi inexistente cuando no mal vista (que se lo digan a G. Borrows). En muchas de nuestras familias, cristianas viejas, la Biblia brillaba por su ausencia. De ahí venimos. ¿Cómo cultivar una mística del libro que atraiga la Biblia al creyente medio? ¿Cómo hacer una catequesis atractiva del texto de Jer 15,16?

 

  1. 2.      Apadrinar una versión

 

Hoy tenemos la suerte de disponer de unas cuántas versiones de la Biblia de gran valor bíblico y literario. Todas ellas son útiles. Nosotros recomendamos el NT de Juan Mateos (edición de 1987). Todavía se puede conseguir pidiéndolo a ediciones Cristiandad. La traducción es valiosa y las notas también, Es un comentario “portátil” al NT. Para quien quiera abrirse a otro horizonte. ¿Cómo transformar el reproche de Jn 5,39 en un aserto de vida positivo?

 

  1. 3.      Veneración del libro

 

En nuestra casa hay un buen número de libros. ¿Es la Biblia un libro más entre el montón de libros? ¿No merecería un lugar, un trato especial, un aprecio personal como acompañante de nuestro caminar cristiano? Habría que rodearlo de pequeños signos de aprecio: siempre encima de la mesa, siempre encima de los otros libros, un atril, unas flores de adorno, una luz sobre él?  Es “lámpara para nuestros pasos” (Sal 118,105 (escuchar la hermosa versión de Ain Karem).

 

  1. 4.      Propagar el texto

 

Propagar el texto bíblico ha sido un anhelo de grandes organizaciones (Sociedades Bíblicas Unidas, Verbo Divino, etc.) y de cualquier parroquia que difunde “El evangelio de cada día”. La propaganda tendría que ir emparejada con la continua catequesis para llegar a una verdadera asimilación del texto y tratar de superar el secular historicismo. ¿Cómo, por ejemplo, dar un giro a los relatos de la infancia de Lucas?

 

  1. 5.      Orar el texto

 

Es otra forma, óptima, de construir la vida cristiana con el ingrediente de la Palabra. Orar con las lecturas de cada día, orar sistemáticamente con un texto entero, etc. Pasar la vida cristiana al amparo de la Palabra orada. Hay intentos sencillos que los ofrecen las redes (Rezandovoy, por ejemplo). Dice el Pirqué Abot: “Si dos personas están sentadas juntas y median entre ellas las palabras de la Torá, Dios está en medio de ellas” (III,2). Compararlo con Mt 18,20.

 

  1. 6.      Cantar el texto

 

Es otro modo óptimo de aprender textos bíblicos porque el texto cantado se introduce en los pliegues del alma y se queda ahí para siempre. El posconcilio provocó una época dorada en el canto bíblico (Manzano, Deiss, Palazón, Taizé, etc.). Hoy hemos vuelto al cato del “yo-yo-yó. El cantor como centro del canto, la Palabra queda desplazada. ¿Cómo hacer realidad lo que dice el Sal 88?

 

  1. 7.      Sacar el texto a la red

 

Algo que se está haciendo en páginas de webs parroquiales, en blogs de creyentes, en cursos on line, etc. Es un areópago nuevo de dimensiones planetarias. Es algo que habría que aprovechar, siempre que lo que se pone ahí implique una cierta novedad, no la rutina de siempre. ¿Cómo presentar de maneras más laicas, espirituales en sentido amplio, sociales e incluso poéticas la Palabra? Si lo que pones en una web es lo de siempre, quizá sería mejor no ponerlo. ¿Por qué fracaso el discurso de Pablo en el mercado de Atenas según Hech 17,16-34?

 

  1. 8.      Generar pensamiento bíblico

 

No resulta fácil escapar de la rutina, de las interpretaciones consagradas por el sistema que hemos escuchado muchas veces. Quizá haya que comenzar por lograr una traducción novedosa, propia o ajena. Para ello, ir al texto original o a una traducción interlineal que nos desvele algo nuevo (El nuevo testamento interlineal de Cesar Vida, por ejemplo). Y luego, buscar una perspectiva de lectura que ilumine algo, que sugiere algo, que haga abrir los ojos. ¿Qué puede querer decir Jn 20,7 para que el discípulo, “al fin”, crea?

 

  1. 9.      Mantener una actitud proactiva

 

Llegados a cierta edad puede ser que, aun apreciando la Biblia, o eso se dice, sea un aprecio sin fuego dentro, sin alma y, por lo mismo, sin planes de adentramiento en la Palabra. Sería bueno tener una actitud proactiva, que se anticipa a un uso catequético de la Biblia porque uno mismo tiene dentro el aguijón de la Palabra. Solo puede explicar con fuerza la Palabra quien antes ha sido envuelto por ella. ¿No se explicaría así el texto de Hech 8,31?

 

10.  Introducirse en la espiritualidad judía

 

Tarde o temprano el lector asiduo de la Palabra se topa con el mundo y la literatura judía. Habrá que encararlo de alguna manera. Una “Introducción al Judaísmo” sería muy útil. Quizá habría que comenzar por leer el viejo Nostra aetate 4 y luego acercarse a nociones básicas de vida y de literatura. Al fin y al cabo, Jesús no es cristiano, sino judío. Y el mismo Pablo. ¿Cómo entender Filp 3,5-7?

 

 

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10 ANHELOS BÍBLICOS

 

  1. 1.      Enamorarse del texto bíblico

 

Enamorarse de sus viejas lenguas, aunque uno no las domine. Ampliar el vocabulario bíblico, en su  lengua original (shalom, hesed, ki leolam hasedô, kebod, splagizô) y en sus traducciones (lámpara, abatidos de viento, propiciatorio). Amar al Jesús que habla con acento galileo (Mt 26,73). Saber que aún se habla el arameo occidental en alguna aldea de Siria (Malula). Saber con regocijo que hemos escuchado al verbo de la vida” (1 Jn 1,1).

 

  1. 2.      Enamorarse de la tierra bíblica

 

Que es lo que permanece: el monte Sión y los montes de Judá, el desierto, el mar Muerto, Jericó, la llanura de Esdrelón, el Tabor, el lago de Galilea, etc. Ir, si se puede, una vez. Oler el aroma de los árboles, respirar el viento, sufrir el jamsin (viento ardiente del desierto) que sufrieron los profetas y el mismo Jesús. Ahí suenan textos como el de Jn 1,46.

 

  1. 3.      Enamorarse de los personajes bíblicos

 

Abrahán le paciente, José el buscador de la hermandad, David el rey ladrón y humilde, Isaías que consuela, Ezequiel que mantiene la idea de pueblo, Jesús hermano querido, Pedro el fiel débil, Pablo el anunciador de un nuevo amanecer, y tantos otros. Enamorarse de los personajes para poder enamorarse de las personas, para poder rezar con el corazón y los labios rebosantes de nombres (Rom 1,9).

 

  1. 4.      Enamorarse de los sueños bíblicos

 

Los grandes sueños (tierra prometida, reino de Dios) y los sueños más hondos (vida plena,  alegría inarrebatable). Creer que la palabra, en el fondo, es un libro de sueños que alimenta los sueños inapagables de toda persona. Soñar para conmoverse y para moverse. José el soñador, Ezequiel el soñador del país nuevo, Jesús el soñador del reino, etc. Acompañantes de nuestros sueños.

 

  1. 5.      Enamorarse de los caminos bíblicos

 

Caminos que saben de pies cansados: los pies de los patriarcas trashumantes, los pies de los profetas huyendo de la persecución, los pies de Jesús recorriendo los caminos de Galilea, los incansables pies de Pablo y los misioneros de primera hora por los caminos de todo el Mediterráneo.  Pies y palabra, las únicas armas.

 

  1. 6.      Enamorarse de la luz bíblica

 

La luz de Mediterráneo que tiene otro brillo. La que ha iluminado las vidas de muchos judíos y de muchos cristianos de primera hora, la que ha sorprendido a Jesús orando en descampado (Mc 1,35). La luz que le ha llevado a decir que el seguidor es lámpara que no hay que ocultar (Mt 5,15).

 

  1. 7.      Enamorarse del canto bíblico

 

El canto de los salmos de las subidas (120-135), los cantos cristianos del Apocalipsis (Ap 4,8.11; 5,9.10.12.13; 7,10.12; 11,15.17-18), los cantos de los profetas y profetisas, los cantos no reseñados de María a su hijo. No se puede entender la Palabra sin canto porque existen personas habitadas por cantos y cantos habitados por personas.

 

  1. 8.      Enamorarse de los silencios bíblicos

 

Los silencios que se ha tragado el olvido, los de los exilados 8como Esaú), los de los perseguidos (como Elías o Ezequiel, los de los ultrajados (como Tamar o Betsabé), los de los pobres que no dejan rastro en la tierra. Y, sobre todo, los silencios de Jesús en la dura hora de su entrega (Mt 26,33; 27,12; Mc 15,5; Lc 23,9).

 

  1. 9.      Enamorarse con los amores bíblicos

 

Los prohibidos (como el del violador Amnón, o el de David por Betsabé, y tantos otros) o amores hermosos (como el de Esaú Por Raquel, o el de Jesús por sus amigos de Betania y sus mismos discípulos). Es cierto que la Biblia está llena de violencias, pero también está llena de hermosas historias de amor. Estas tendrían que animarnos a una vida en buena relación y en amor generoso.

 

10.  Enamorarse de los interrogantes bíblicos

 

Porque la palabra no es un libro de respuestas explícitas sino de interrogantes mantenidos: qué somos ante Dios, cuál es el sentido del caminar humano, de dónde brota el mal y de dónde el bien, dónde encontrar amparo, etc. Sobre esos interrogantes pretende echar alguna luz, aunque la tarea siga sobre nuestros hombros.

 

 

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10 ESCENARIOS BÍBLICOS

 

  1. 1.      Moniciones bíblicas

 

Se suelen hacer antes de las lecturas bíblicas en la celebración dominical. Es algo “menor” pero tiene su importancia porque predispone a escuchar con las antenas levantadas o predispone al simple aburrimiento. Si no dice nada a quien la hace, ¿cómo va a decir algo a quien la escucha? ¿Cómo hacer, por ejemplo, una monición emocionante a Sab 12,13.16-19 que se lee en el domingo 16 del ciclo A donde se escucha la frase “así nos enseñaste que el justo debe de ser humano”?

 

  1. 2.      Homilías

 

Siempre han de tener una perspectiva bíblica, excepto en momentos puntuales. Normalmente se ha de hacer desde el texto evangélico. Volver a contar lo leído no tiene mucho sentido. Quizá, dado la brevedad del tiempo disponible, haya que contentarse con un subrayado. Tiene que ser algo que “sorprenda” a quien lo dice y a quien lo escucha. ¿Cómo hacer una homilía cautivadora sobre la expresión “le reconocieron al partir el pan” de Lc 24,35 que se lee en el tercer domingo de Pascua ciclo A?

 

  1. 3.      Catequesis

 

Las catequesis, en sus variadas formas, emplean con frecuencia el material bíblico. No cabe duda de que es un momento privilegiado para la difusión del texto bíblica. Sería un idea a perseguir el no construir explicaciones que en un segundo momento (mayoría vital o mental) haya necesariamente que desmontar para construir otra más adulta.  ¿Cómo hacer una catequesis sobre las apariciones del resucitado poniendo el acento en lo social, comentando la escena de Jn 20,24-29 que se lee, entre otros, en el tercer domingo de Pascua ciclo A en que Tomás “toca las llagas” (tocar las llagas como forma de vivir la resurrección hoy).

 

  1. 4.      Clases de religión

 

Lógicamente en este escenario se usa la Biblia todo el tiempo. El gran reto es huir del historicismo que entiende y “cuenta” las narraciones bíblicas como historia. A los de infantil es fácil engatusarles por su candidez; los de primaria tienen más sentido crítico y no se puede ir con cualquier cosa; y a los de secundaria nos les vengas con historias maravillosas. La peor opción es la historicista aunque sea la más empleada. Intenta mostrar a los niños la parábola del samaritano compasivo no como una historieta, sino como una interpelación al valor de la compasión: “Anda y haz tú lo mismo” (Lc 10,37).

 

  1. 5.      Grupos bíblicos

 

En muchas parroquias y similares hay grupos bíblicos que se reúnen con asiduidad en torno a la Biblia. Esta siempre ha tenido un atractivo entre los cristianos y de ahí la elogiable tenacidad de estos grupos. Un camino es seguir cursos organizados (Santander, Verbo Divino, Grupos de Jesús, etc.). Otra es construir el propio itinerario. En cualquier caso, tendría que existir una preocupación de ahondamiento. Si se repite lo de siempre, el grupo se agostará. Una novedad podría venir por la lectura social, la que intenta mezclar la Palabra y los acontecimientos de la vida. ¿Cómo mezclar, por ejemplo, la escena del tributo al Cesar (Mt 22,15-21) con el fenómeno de la corrupción económica a nivel social y a nivel personal?

 

  1. 6.      Comunidades virtuales

 

Es un fenómeno de hoy. Son grupos de personas que quedan un día a la semana, a determinada hora, para leer la Palabra, comentarla y, quizá, rezar un poco. Es bueno que alguien prepare un material previo, para no divagar y empezar en frío. A partir de ahí se podrán desgranar los comentarios que se quiera. En estos grupos se leen los acontecimientos familiares, laborales, etc., desde un texto. La Palabra sigue siendo “lámpara para los pasos” (Sal 118,105) del ciudadano de hoy.

 

  1. 7.      Retiros bíblicos

 

Es algo que hacen no solamente algunas comunidades, sino también laicos cristianos. Es un momento muy oportuno para hacer explicaciones ahondadas del texto bíblico ya que se dispone de tiempo para ello. Lo bueno sería leer el texto desde diversas perspectivas (exegética, teológica, eclesial, social). De cualquier manera habrá que perseguir una cierta novedad en el acercamiento a la Palabra. ¿Cómo leer, por ejemplo, 1 Cor 12 desde la perspectiva de una sinodalidad de base entendiendo la comunidad como realidad limitada y soñada a la vez?

 

  1. 8.      Celebraciones dominicales sin sacerdote

 

Dada la carencia de sacerdotes, más que por convicción eclesial, esto es una realidad que se da ya en muchas situaciones. En ellas hay que ceñirse a los textos bíblicos. Sería bueno intentar no caer en las deformaciones de funcionariado de los clérigos (repetir siempre lo mismo sobre los textos) y, además de preparar lo mejor posible, intentar dar una visión más laica de la Palabra. ¿Cómo explicar Lc 7,36-50 (que se lee en el domingo 11 del TO ciclo C) desde el grave problema de la violencia de género?

 

  1. 9.      Grupos en Cáritas

 

Puesto que Cáritas es una organización de la Iglesia, en sus programas de formación del voluntariado entra el tema religioso. Puede ser una muy buena ocasión para hacer lecturas sociales de los textos bíblicos. Cómo hacer, por ejemplo, una lectura del amor asimétrico (base del voluntariado) desde Jn 13,34-35.

 

10.  Las redes sociales

 

Es un escenario nuevo, la posibilidad de sacar el texto bíblico “secuestrado” por los mecanismos religiosos a su lugar natural, el escenario de la vida. Hace falta imaginación para no repetir los clichés religiosos en ese nuevo areópago. ¿Cómo explicar hoy en modos comprensibles para la persona secular el texto de Mt 22,34 sobre el mandamiento segundo (el amor al prójimo) que pasa a ser primero?

 

 

 

 

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10 CAMINOS DE ORACIÓN BÍBLICA

 

  1. 1.      Orar con los textos litúrgicos del día

 

Es algo que han hecho generaciones de cristianos. Tiene muchas ventajas: conecta y unifica con la oración litúrgica, camina al ritmo de lectura bíblica de la Iglesia, hace una propuesta amplia de lectura. Tiene la pega de que, incluso si solamente se hace de una lectura, normalmente el Evangelio, aun así, nos parece demasiada cantidad de texto. Las redes nos ayudan (plataforma Rezandovoy, por ejemplo).

 

  1. 2.      Orar con un texto amplio

 

Se toma un solo texto, por ejemplo el evangelio de Marcos. Se toma una perícopa por semana y se la ora desde todas sus posibilidades (textual, eclesial, social, etc.). Esto puede llevar casi dos años (Marcos tiene más de 70 perícopas). Es una lectura de fondo, que no coincide con los tiempos litúrgicos, aunque tampoco los estorba. Es una de las maneras de ahondar y de disfrutar de la Palabra.

 

  1. 3.      Orar con todo el NT

 

Hay cristianos decididos que se han propuesto acompasar su vida cristiana con una oración de todos y cada uno de los 27 libros del NT, a perícopa por semana. Calculan que esto puede llevarles 50 años. Es cosa para fuerte y para verdaderos amantes de la Palabra. Pero hay quien lo hace. Evidentemente la Palabra termina por ofrecer sus secretos a esta clase de buscadores.

 

  1. 4.      Orar en los “Grupos de Jesús”

 

Es el movimiento que inició José A. Pagola allá por 2014. En ellos la Palabra tiene un lugar central. Ahí se entiende a Jesús como maestro de interior de oración (desde ahí se han escrito varios manuales). No cabe duda de que ese ámbito grupal es un lugar ideal para adentrarse en la Palabra. Recomendable desde todo punto de vista.

 

  1. 5.      Orar con salmos

 

Este tipo de oración bíblica consagrada por la Iglesia no goza de mucho predicamento entre creyentes (religiosos y religiosas incluidos) debido sobre todo a que en no pocos salmos la venganza, la ira, la sangre y el rechazo a los impíos no cuadra con la perspectiva de misericordia de Jesús. Es una pega real y habrá que sortear en la oración al menos los pasajes más “escabrosos”. Pero muchos salmos encierran aún la experiencia de fe y de amor de sus autores y siguen siendo valiosos para la oración. Véanse las enormes posibilidades del “feo” salmo 118 en el que late un amor incontenible por la Palabra.

 

  1. 6.      Orar con cantos bíblicos

 

Tanto en el inmediato posconcilio (Manzano, Deiss, Palazón) como modernamente (grupo Ain Karem y su salmo 18a) los músicos han versionado los salmos con mucho acierto. Son muy útiles para la oración litúrgica y tambiénpueden utilizarse para la oración personal (están todos en el móvil).

 

  1. 7.      Orar con oraciones de la Biblia

 

Las hay tanto en el AT (2 Sam 22,1-7) como en el NT (Jn 17,20-21). Particularmente interesantes son las oraciones del mismo Jesús (Mt 11,25-27; Jn 11,41). Rebuscando en la Biblia se encontrarán muchas plegarias, además de los salmos. Hacerlas propias, rumiarlas, puede ser una manera de orar: orar con quien ora en la Biblia.

 

  1. 8.      Orar comentandola Palabra

 

Aunque pueda parecer algo pesado, lo han hecho creyentes notables (como Ch. De Foucauld, por ejemplo). Se trata de ir escribiendo un comentario personal a cada texto con el que se ora. Escribir fuerza la reflexión y puede abrir la puerta de la oración. Hay quien cree que esto es demasiado escolar. Pero se puede escapar de ese peligro si hay deseo verdadero de orar.

 

  1. 9.      Orar filocálicamente

 

Pertenece a esas formas sencillas de orar, extendiendo y superando la clásica expresión filocálica (“Señor, ten compasión de mí”). Se trataría de elegir y mantener durante el día una especie de eslogan o lema elegido en la oración (por ejemplo, si se medita el texto de Jn 1,35-42: “Maestro, ¿dónde vives?”). Ayudará a mantener la conexión con Jesús y a dar una dimensión espiritual a la jornada.

 

10.  Orar venerando la Palabra

 

No se trata, en primera instancia, ni de meditar, ni de orar. Es cuestión de estar ante la Palabra, de agradecer su presencia que nos ampara. Se puede materializar esto construyendo un “rincón de la Palabra”: una esquina del propio cuarto, con una vela, in pequeño icono y una Biblia abierta. Y luego, hacer una “oración de estar”, de sentirse acompañado y amparado.

 

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10 LECTURAS BÍBLICAS A SUPERAR

 

  1. 1.      Lectura historicista

 

Es la más común de todas. Es aquella que proviene del supuesto de que los textos bíblicos son históricos y que, por eso mismo, su valor radica en que lo sean. Si el relato no es histórico, pierde peso; si lo es, gana en credibilidad. Sobra decir que esta orientación tiene muchas pegas y lleva a mil disfunciones. Los textos son, mayoritariamente, experiencias de fe. No quiere decir que no contengan datos históricos; pero no van a eso. Interpretar, por ejemplo, los relatos de milagros como relatos históricos es, sin duda, una de las peores opciones. ¿Cómo leer Jn 11 desde una experiencia espiritual más que desde una perspectiva historicista?

 

  1. 2.      Lectura fundamentalista

 

Es la que parte del principio de que, dado que la Biblia es Palabra de Dios inspirada y exenta de error, debe ser leída e interpretada literalmente en todos sus detalles. Esta lectura exige una adhesión incondicionada a actitudes doctrinarias rígidas e impone, como fuente única de enseñanza sobre la vida cristiana, una lectura de Biblia que rehúsa todo cuestionamiento y toda investigación crítica. Puede llevar a auténticos desvaríos. ¿Cómo leer desde este punto de vista Mt 18,9-10?

 

  1. 3.      Lectura moralista

 

Es aquella que deriva de la Palabra comportamientos morales exagerados y que no tienen conexión directa con los textos, sino que provienen de principios morales previos a la interpretación. Es una lectura sometida al sistema moral, cuando debiera ser al revés: la Palabra genera ilumina comportamientos morales, no los crea. Es clásico en este sentido el texto de Gn 38,9.

 

  1. 4.      Lectura espiritualista

 

Una lectura espiritual de la Palabra siempre será útil, si se hace con cierta profundidad. Pero el exagerado espiritualismo termina por vaciar de contenido a la expresión bíblica. Esta lectura deriva de ideas previas que, generalmente, proceden de dos fuentes: de la espiritualidad del pecado (la salvación) y de un cierto gnosticismo (se puede llegar a Dios mediante una serie de prácticas religiosas). ¿Cómo leer lejos del espiritualismo textos como Jn 14,1?

 

  1. 5.      Lectura descontextualizada

 

Es la que ignora el contexto del texto. Partiendo de que todo es Palabra de Dios, el contexto se infravalora. ¿Pero es lo mismo leer una narración épica como el libro del Éxodo que una poesía de los salmos o un testimonio como el de Jn 19,35? La teoría ya vieja y aceptada por todos de los géneros literarios no termina de llegar a gran parte del pueblo cristiano. Cualquier variante de los  textos que se toque, genera problema y rechazo (aquello de la mula y el buey de Benedicto XVI). Sin contexto, la planta del texto perece.

 

  1. 6.      Lectura sistémica

 

Es aquella que no duda en usarse para justificar el sistema, generalmente el eclesiástico. No se pretende tanto dar con el contenido del texto sino justificar un comportamiento institucional. No sirve decir que la institución no existía cuando se escribió el texto. Se cree que si la Palabra apoya al sistema, éste es fuerte. Es un sometimiento en toda regla. Véase este fenómeno en el texto de Mt 16,18.

 

  1. 7.      Lectura rutinaria

 

La que se hace en los parámetros de siempre, sin ahondar, sin preparar y, peor todavía, sin ningún interés personal, sin que apunte al corazón de la persona. Es demoledora. Mejor sería no leer, no hablar superficialmente, dejar de sembrar rutina y cansancio. Esta lectura mata el brillo de la Palabra, lima sus aristas proféticas, todo lo redondea y, al final, la irrelevancia la anula. Hay que huir de ella como de la peste. ¿Cómo hacer una lectura de textos tan vivos como Jn 2,13-22?

 

  1. 8.      Lectura justificativa

 

Trata de justificar situaciones sociales que se consideran inamovibles. En el fondo, es una manera de utilizar la Palabra para que nada cambie, cuando su sentido es que todo cambie. Generalmente se aplica a situaciones sociales y económicas. Se cree que nada puede cambiar porque se está en el lado de los vencedores. ¿No se han interpretado así textos como Mt 26,11?

 

  1. 9.      Lectura improvisada

 

La que se hace, a veces, en grupos que comparten la Palabra. Se lee y se comparte, sin mediar silencio, reflexión, estudio, tomar alguna nota, etc. Es fácil que esta manera de leer, tan a salto de mata, lleve al empobrecimiento y al abandono. Dejarse llevar por los supuestos conocimientos que tiene uno e improvisar a renglón seguido puede ser un riesgo. ¿No hacía Jesús lo contrario según Mt 17,3?

 

10.  Lectura empobrecida

 

Se hace sin ningún cursillo, ninguna formación específica, ninguna información leyendo algún comentario. Se cree que con los estudios básicos para el sacerdocio realizados un día, o ni siquiera eso, se puede decir cualquier cosa sobre la Palabra. A veces, incluso, se alargan en prédicas inacabables donde pasa superficialmente toda la historia de salvación. Duermen a los bancos. ¿Cómo no recabar información sobre pasajes tan controvertidos como Mt 19,10-12?

 

 

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10 MANERAS ADULTAS DE LEER LA PALABRA

 

  1. 1.      Leer ampliando

 

Cuando un texto se encuentra constreñido por las circunstancias sociales de la época neotestamentaria se podría amplia desde la nuestra. Por ejemplo: ampliar 2 Tim que está en las antípodas de la teología política justamente a una lectura política de la espiritualidad.

 

  1. 2.      Leer “en contra”

 

Cuestionar un texto porque tiene dificultad de conexión con los valores evangélicos de fondo: Por ejemplo, el Apocalipsis. La mayoría de las lecturas lo lee como libro de resistencia a costa de los malvados. Pero eso vela el evangelio de la misericordia, esencial. Es preciso encontrar otro punto de vista.

 

  1. 3.      Leer desde interpretaciones inhabituales

 

Porque las interpretaciones habituales, “consagradas”, pueden encerrar defectos de siglos en las lecturas oficiales. Por ejemplo: Mt 16,18. “Tú eres Pedro…”. Pedro: guijarro, piedra arrojadiza, debilidad. Roca: lithos. La comunidad de seguidores tiene un cimiento frágil; no se hunde porque Jesús la sostiene.

 

  1. 4.      Leer desmenuzando un término

 

Porque ese desmenuzamiento puede abrir caminos insospechados de interpretación. Por ejemplo: desmenuzar la palabra “vislumbrar” (idein, oraô) en Jn 3,3. Todo el tema las intuiciones de cara a la comprensión de Jesús.

 

  1. 5.      Leer desde un Jesús insólito

 

Situarse correctamente en posturas de Jesús que consideramos normales pero que,  en el marco social de la época, son insólitas. Por ejemplo: su libertad militante en  Mt 12,1-8 (las espigas arrancadas en sábado y su manera de interpretar 1 Sam 21,1ss).

 

  1. 6.      Leer con preguntas

 

Se trataría de acompañar la lectura de preguntas que buscan una comprensión mejor y un mayor acercamiento a la persona de Jesús. Por ejemplo: ¿qué puede querer decir Mc 6,34 cuando dice que se uso a enseñarles con calma? ¿Qué puede querer decir Lc 24,30 cuando dice que se les abrieron los ojos cuando repartió el pan?

 

 

 

  1. 7.      Leer en actitud de búsqueda de sentido

 

Leer textos que se consideran cruciales desde su capacidad para generar sentido vital. Por ejemplo: ¿Qué significa llevar la cruz en Mt 16,21-27 como existencia de crucificado?

 

  1. 8.      Leer desde la sorpresa

 

Se da cuando el texto supera la rutina con que se lo lee y muestra una sorpresa que uno quiere desentrañar. Por ejemplo: la sorpresa que causa asomarse a la interioridad del Jesús evangélico en Jn 16,32 (“el Padre siempre está conmigo”).

 

  1. 9.      Leer desde intuiciones

 

Ir más allá del texto intuyendo entre sus pliegues lo que no se dice explícitamente pero que resulta luminoso. Por ejemplo: intuir en Lc 2,35 (“una espada te atravesará el alma”) algo más que el dolor de María (“y a ti tus anhelos te los truncará una espada”).

 

10.  Leer desde la nueva cosmología

 

Las nuevas cosmologías y la física cuántica empujan a lecturas más acordes con la ciencia de hoy. Por ejemplo: leer pasajes apocalípticos como Mt 24,29 desde la comprensión del universo como realidad destinada al acabamiento.

 

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10 MÉTODOS Y ACERCAMIENTOS BÍBLICOS

 

  1. 1.      Método histórico-crítico

 

Es un método analítico que estudia el texto bíblico del mismo modo que todo otro texto de la antigüedad, y lo comenta como lenguaje humano. Sin embargo, permite al exegeta, sobre todo en el estudio crítico de la redacción de los textos, captar mejor el contenido de la revelación divina. Este método considerado indispensable, ha abierto un camino nuevo de acceso a la Biblia. Corre tras el anhelo de saber qué es lo que quisieron decir con sus textos los autores bíblicos (DV 12). Un anhelo, quizá, excesivo.

 

  1. 2.      Nuevos métodos de análisis literario

 

El análisis retórico investiga por qué tal uso específico del lenguaje es eficaz y llega a comunicar una convicción. Quiere ser «realista», rehusando limitarse al simple análisis formal. Estudia el estilo y la composición como medios de ejercitar una acción sobre el auditorio. Con esta finalidad, aprovecha las, aportaciones recientes de disciplinas como la lingüística, la semiótica, la antropología y la sociología. El análisis narrativo propone un método de comprensión y de comunicación del mensaje bíblico que corresponde a las formas de relato y de testimonio, modalidades fundamentales de la comunicación entre personas humanas, características también de la Escritura. El análisis semiótico contribuye a nuestra comprensión de la Escritura, Palabra de Dios expresada en lenguaje humano, haciéndonos más atentos a la coherencia de cada texto bíblico como un todo, que obedece a mecanismos lingüísticos precisos

 

  1. 3.      Acercamiento canónico

 

Procura conducir a buen término una tarea teológica de interpretación, partiendo del cuadro explícito de la fe: la Biblia en su conjunto. Para hacerlo interpreta cada texto bíblico a la luz del Canon de las Escrituras, es decir, de la Biblia en cuanto recibida como norma de fe por una comunidad de creyentes. Procura situar cada texto en el interior del único designio divino, con la finalidad de llegar a una actualización de la Escritura para nuestro tiempo. No pretende sustituir al método histórico-crítico, sino que desea completarlo.

 

  1. 4.      Acercamiento a las tradiciones judías

 

El Antiguo Testamento ha tomado su forma final en el judaísmo de los últimos cuatro o cinco siglos que han precedido la era cristiana. Este Judaísmo ha sido también el medio de origen del Nuevo Testamento y de la Iglesia naciente. Numerosos estudios de historia judía antigua y especialmente Qumran han puesto de relieve la complejidad del mundo judío, en la tierra de Israel y en la diáspora, durante todo este período.

 

  1. 5.      Acercamiento desde los efectos del texto

 

Este acercamiento reposa sobre dos principios: a) un texto no se convierte en una obra literaria si no hay lectores que le dan vida, apropiándose de él; b) esta apropiación del texto, que puede efectuarse de modo individual o comunitario y toma forma en diferentes dominios (literario, artístico, teológico, ascético y místico), contribuye a hacer comprender mejor el texto mismo.

 

  1. 6.      Acercamiento sociológico

 

El estudio crítico de la Bíblia necesita un conocimiento tan exacto como sea posible de los comportamientos sociales que caracterizan los diferentes medios en los cuales las tradiciones bíblicas se han formado. Este género de información socio-histórica debe ser completado por una explicación sociológica correcta, que interpreta científicamente, en cada caso, el alcance de las condiciones sociales de existencia.

 

  1. 7.      Acercamiento por la antropología cultural

 

El acercamiento antropológico se interesa por un vasto conjunto de otros aspectos que se reflejan en el lenguaje, el arte, y la religión, pero también en los vestidos, los ornamentos, las fiestas, las danzas, los mitos, las leyendas y todo lo que concierne a la etnografía. En general, la antropología cultural procura definir las características de los diferentes tipos de personas en su medio social -como, por ejemplo, el hombre mediterráneo-, con todo lo que ello implica de estudio del medio rural o urbano. 

 

  1. 8.      Acercamientos psicológicos y psicoanalíticos

 

Los estudios de sicología y psicoanálisis aportan a la exégesis bíblica un enriquecimiento, porque gracias a ellas, los textos de la Biblia pueden ser comprendidos mejor en cuanto experiencias de vida y reglas de comportamiento. La religión, como se sabe, está siempre en una situación de debate con el inconsciente. La sicología y el psicoanálisis se esfuerzan por progresar en esta dirección. Ellas abren el camino a una comprensión pluridimensional de la Escritura, y ayudan a decodificar el lenguaje humano de la Revelación.

 

  1. 9.      Acercamiento liberacionista

 

En lugar de contentarse con una interpretación objetivante, que se concentra sobre lo que dice el texto situado en su contexto de origen, se busca una lectura que nace de la situación vivida por el pueblo. Si éste vive en circunstancias de opresión, es necesario recurrir a la Biblia para buscar allí el alimento capaz de sostenerlo en sus luchas y esperanzas. La realidad presente no debe ser ignorada, sino al contrario afrontada, para aclararla a la luz de la Palabra. De esta luz surgirá la praxis cristiana auténtica, que tiende a transformar la sociedad por medio de la justicia y del amor. En la fe, la Escritura se transforma en factor de dinamismo, de liberación integral.

 

10.  Acercamiento feminista

Se deben distinguir varias hermenéuticas bíblicas feministas, porque los acercamientos utilizados son muy diversos. Su unidad proviene de su tema común, la mujer, y de la finalidad perseguida: la liberación de la mujer y la conquista de derechos iguales a los del varón.

 

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10 TÓPICOS BÍBLICOS A DESMONTAR

 

  1. 1.      Está todo dicho

 

Para nuestra sorpresa, a veces dicen esto los mismos profesores de Biblia. Es verdad que la Palabra ha sido un campo muy cultivado en el siglo pasado. Una suerte. Pero siempre habrá algo nuevo que decir porque el acto de lectura se compone del texto y del ojo, la persona, que lee. Aquel no cambia, pero esta sí. Por eso, las perspectivas nuevas sobre la Palabra son inagotables, como lo es la vida misma. ¿Cómo decir, por ejemplo, algo de una cierta novedad de Mc 1,29-31?

 

  1. 2.      Siempre repetimos lo mismo

 

Es posible. Pero lo que nos cansa no es la repetición, sino la rutina, el poco esfuerzo por releer de nuevo un texto. Si se hace con interés, por pequeño que sea, el oyente lo capta. Para no caer en la rutina hay que mantener vivo el entusiasmo por la Palabra y la certeza de que es un pozo sin fondo y que en todas las edades y situaciones la palabra puede “hablar”. ¿Cómo no repetir, por ejemplo, el relato de 1 Cor 15,1-11?

 

  1. 3.      El mejor sentido es el literal

 

Es algo que se escucha y que, a veces incluso, se pone en boca de los santos (San Francisco de Asís y su “sine glosa”). Si por tal se entiende un literalismo fundamentalista, la cosa no es de recibo; si se entiende el trabajo por comprender el texto en su hondura, la cosa cambia. Y, sobre todo, si no se quiere marear la perdiz, porque el Evangelio empuja a actuar. ¿No está la cumbre del relato del samaritano compasivo en Lc 10,37?

 

  1. 4.      Nos han engañado

 

Es un sentimiento que aflora cuando se explica de manera diversa a la de siempre los textos bíblicos. No nos han engañado. Nos explicaron como mejor sabían o podían. Quizá no tuvieron los medios que tenemos nosotros. Por eso nuestra responsabilidad bíblica, si se puede llamar así, es mayor. Los modos de lectura bíblica mejoran y cambian. Hay que saber adaptarse a esos cambios. ¿Nos engañaron cuando nos dijeron que había un paraíso y no sabían nada de los géneros literarios?

 

  1. 5.      Los biblistas lo complicáis todo

 

En parte tienen razón porque se mezclan a la catequesis bíblica otras variables que nada tienen que ver con la Palabra (defensa de intereses, prestigio, etc.). No es argumento decir que los evangelios se escribieron para y por gente sencilla. Son, a veces, textos complejos, con mucha ideología detrás. Los evangelios son para gente sencilla que profundiza; si no se profundiza, se corre el riesgo de superficialidad. ¿Es sencillo el himno de Filp 2,6-11? ¿No está ahí el tremendo tema de la comprensión de la filiación de Jesús y de la transcendencia?

  1. 6.      Unos biblistas dicen una cosa, otros la contraria

 

Hasta cierto punto es normal porque, como decimos, el resultado de lectura depende en gran parte del ojo que lee. No es lo mismo el ojo de un hombre que el de una mujer, el de un rico que el de un pobre, el de un europeo que el de un asiático, etc. Pero si no median intereses espurios, las lecturas diversas se unifican en el fondo. La prueba de ello es que todas las traducciones interconfesionales han salido adelante. ¿No han llegado a algún acuerdo estas traducciones en el texto de Sant 15,14-15?

 

  1. 7.      Los evangelios no son históricos

 

Si se aplican los parámetros de la actual ciencia histórica donde todo ha de estar probado con un aparato documental, quizá no. Pero los textos bíblicos encierran experiencias absolutamente históricas. Por ejemplo: ¿no es histórica la adhesión de Pedro a Jesús por encima de fallos? ¿No es histórica la desazón de Ezequiel ante la infidelidad de su pueblo a la alianza? De cualquier manera, el valor creyente del texto no viene por su pericia histórica, sino por la fe de la comunidad cristiana. Descubre lo histórico de la escena de Mt 17,1-13.

 

  1. 8.      En la Biblia hay soluciones para todos los problemas

 

Es una postura un tanto fundamentalista. La Biblia ilumina, pero no da soluciones. Aporta luz, pero el camino lo tenemos que andar nosotros. Menos todavía en asuntos de ética actual o de biomedicina. Pretender encontrar soluciones para todo es trasladas a la Palabra nuestros problemas y nuestra responsabilidad. ¿Cómo leer e interpretar el texto de Lc 1,37?

 

  1. 9.      La Biblia es un libro violento

 

Sí que lo es en muchos pasajes. Hay que tener en cuenta de la Bibia es una biblioteca de 73 libros en los que han metido mano toda clase de autores y cuyos contextos son muy diversos. Los textos violentos hacen parte de la Palabra pero esta no es Palabra de Dios en directo, sino en la mediación de cada uno de los autores. Y hay algunos de componente violento. Habría que discernir esta clase de textos a la hora de la proclamación y de la catequesis. ¿Cómo entender correctamente, por ejemplo, el Sal 136?

 

10.  Todos los textos son Palabra de Dios

 

Sí, pero no del mismo modo, no con la misma densidad. Nada tiene que ver el evangelio de Juan, por decir algo, con la carta de Judas que es un texto muy cuestionable. Nada tiene que ver el mensaje del segundo Isaías con el libro de los jueces. Es “peligrosa” la consagración de la aclamación litúrgica “Palabra de Dios” a la que habría que responder “según y cómo”. ¿Cómo explicar correctamente 1 Pe 1,21?

 

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10 CAMINOS DE ACERCAMIENTO

A LA PALABRA

 

  1. 1.      Conteniendo a la ideología

 

No hay saber inocente. Y, por lo mismo, uno hace una lectura “biográfica” del texto bíblico: lo lee desde sus propias experiencias vitales, desde su manera de enfocar la vida, desde su modo de pensar. Por eso mismo, es preciso controlar la propia ideología para que influya adecuadamente en la lectura de la palabra. ¿Cómo controlar  la vivencia de una  religión burguesa ante textos como Mt 26,11?

 

  1. 2.      La osadía de palpar el “textum”

 

Textum significa tejido. El tacto del tejido da una información que no la ofrece ni siquiera la vista. Al cristiano medio se le ha dado el texto bíblico en la mediación de los maestros o de los catequistas. Pero quizá haya llegado la hora de que el creyente adulto palpe él mismo el texto, con las herramientas que tenga por sencillas que sea. Ese aprendizaje personal será de más importancia que el que viene por cauces ajenos. ¿Cómo palpar el texto del padrenuestro, por ejemplo, en Mt 6,9-13?

 

  1. 3.      La aventura de crear sentido

 

Precisamente porque la dificultad mayor al leer un texto es trabajar el ancho y multiforme campo del sentido, el lector de la Palabra habrá de hacer un continuado esfuerzo por ir creando un proceso de sentido en esas condiciones: cultivo del aspecto crítico y cultivo del aspecto existencial, que hacen viable esta tarea. ¿Cómo aplicar esas dos condiciones a textos como  Jn 20,24-29?

 

  1. 4.      Las exigencias del “oyente de la palabra”

 

¿Cuáles son esas exigencias? Que el discurso sobre el texto bíblico no camine en la indolencia de los caminos trillados; que resulta inaceptable, cuando no inmoral, ofrecer los resultados de un discurso que se saben de antemano; que no es de recibo, porque entre otras cosas va contra la lógica del discurso, el pretender ofrecer una lectura del texto compacta, blindada, intocable, ya que el creyente exige colaborar en la construcción del sentido; por eso, resulta absolutamente rechazable la oferta de lectura que lleva en su interior cualquier pretensión de dominio.

 

  1. 5.      En diálogo con la historia

 

Desde la certeza de una historia con Dios dentro, en cuyo fondo más herido ha venido a situarse el dinamismo de Dios, es desde donde puede entenderse que la misma Palabra de Dios sea realmente una instancia de diálogo de Dios con la historia. Dios “habla” con la historia, se le puede palpar como se palpan las realidades vivas, garantiza la vida como su mejor proyecto, activa la vida para que, por el seguimiento, se aproxime al camino humano el día de la plenitud total. ¿Cómo leer desde esta perspectiva Jn 4,26?

 

  1. 6.      Desde el ángulo de las pobrezas

 

Ya hemos dicho que ningún saber es inocente; todos tienen unos posicionamientos sociales y económicos concretos. El trabajo bíblico no escapa a esta norma. Una lectura social de la Palabra habría de ir convirtiendo en criterio hermenéutico la lectura del texto desde el ángulo de las pobrezas ya que estas son un instrumento adecuado de interpretación bíblica porque dan el sentido exacto de las intenciones de la Palabra. ¿Cómo leer desde aquí las “malaventuranzas” de Lc 6,24-26?

 

  1. 7.      Iluminación de situaciones

 

La necesidad de iluminación siempre ha sido acuciante en el devenir humano. Leer es una obra de iluminación: leer texto y realidad juntos es una doble obra de iluminación. El devenir humano, el éxito de la vida, depende en gran medida de la formidable lucha contra las tinieblas que, desde el inicio, se ciernen sobre lo humano. En ese sentido, una lectura iluminadora de la Palabra es altamente humanizadora. ¿Cómo leer Lc 9,28-36 como una escena de iluminación?

 

  1. 8.      Con lenguajes poco comunes

 

            Una lectura atenta del texto bíblico puede contribuir a verificar la hermandad de experiencias, quizá la unicidad de experiencias vitales, entre quien lee el texto y vive en el hoy. Este lenguaje común, fruto de experiencias comunes, es algo que ha de quedar patente a la hora de hacer una lectura actualizada del texto bíblico. ¿Qué lenguajes comunes entre el texto y nuestro hoy desvelamos en textos como el de Sant 5,4?

 

  1. 9.      En línea de humanización

 

            Una lectura matizada de la Palabra habría de hacer suyo ese ideal de humanización que puede englobar, como una nueva espiritualidad, las aspiraciones más hondas del ciudadano creyente. Efectivamente, humanizar no es despojar a la realidad de su dimensión transcendente sino, muy al contrario, imprimir a la vida ese giro a lo profundo que transciende lo superficial, lo inhumano. De esta forma se conecta con la utopía de Jesús que quiere a la persona erguida y dueña de su destino, participativa y constructora de la historia, con todas sus potencialidades desplegadas como un auténtico con-creador con Dios. ¿Cómo leer desde ahí Col 3,10?

 

10.  Una Palabra que alienta la aventura humana

 

            Por encima de la fragilidad y del sufrimiento, la Palabra confirma que la aventura humana está destinada al gozo, a una vida plena, feliz, erguida sobre su propia estatura, desde donde la misma muerte queda entendida de modos nuevos ya que vivir es morir sin saberlo y morir es vivir sin pretenderlo. Una lectura viva de la Palabra quiere ser, sin paliativos, una palabra de Dios y del creyente que alienta la aventura humana. ¿Cómo leer desde aquí el himno de 1Cor 15,51-57?

 

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10  TRABAJOS EN EL HORIZONTE

 

  1. 1.      Aprender lenguas bíblicas

 

No resulta fácil aprender griego, hebreo y arameo. Quizá en el bachillerato se tuvo una iniciación a la lengua griega. Cultivándola un poco, tal vez se pudiera llegar a leer el NT en griego para gustar su idiosincrasia literaria o, al menos, con ayuda de diccionarios, poder desmenuzar algunos términos en los que luego se apoyaría una lectura bíblica algo más novedosa. ¿Cómo desmenuzar el katalysai de Lc 19,7?

 

  1. 2.      Aprender literatura

 

Puede parecer que nada tenga que ver la literatura con la Biblia. Pero no hay que olvidar que esta es un texto y, con sus características, funciona como un texto. De ahí que cuanto más se lee, sobre todo buena literatura, poesía incluso, ayudará a leer los textos bíblicos. Por eso ocurre que muchos buenos escritores, a veces agnósticos o ateos, urden hermosos textos literarios sobre temas bíblicos (Erri de Luca, Amós Oz, G. Martín Garzo, Fallarás, etc.).

 

  1. 3.      Saber trabajar un texto literario

 

Esto tiene que ver con el punto anterior. Todo texto literario, y por ende bíblico, pasa por estas fases: comprensión ahondada, explicación clara y sugerente, diálogo enriquecedor, descubrimiento implicativo. Son los caminos que hacen fecundo al texto. ¿Cómo aplicar estas cuatro fases a textos como Hech 21,15-26?

 

  1. 4.      Reelaborar lo narrado

 

Que no es volver a contar lo leído (a veces con palabras peores). Reelaborar demanda, en primera instancia, llevar el texto a la intimidad personal porque esa es la fuente de la reelaboración. En segundo lugar, explicarlo de modo que muestre su verdadera riqueza. A continuación, contrastarlo con el hecho social a quien va destinado. Y, finalmente, sacar las consecuencias éticas para quien explica y para quien recibe la explicación. ¿Puede aplicarse esta dinámica a textos como Lc 16,19-31?

 

  1. 5.      Publicar trabajos bíblicos

 

Esto es para personas un poco más especializadas. No es terreno reservado a los grandes especialistas. A veces hay lectores de la Palabra que, desde su posición de fe y desde sus conocimientos personales, hacen pequeñas aproximaciones a los textos bíblicos. Habría que intentar publicarlos en alguna revista sencilla o especializada. Las revistas está escasas de estos trabajos y no cabe duda de que, si tienen contenido, serán bien recibidos. ¿Una serie sobre los comportamientos “carnales” de Jesús no sería muy interesante?

 

  1. 6.      Valorar los comentarios bíblicos no creyentes

Hay autores agnósticos o no creyentes que reelaboran los textos bíblicos. Siempre han sido numerosos y ahora también lo son. Puede calificarse de arbitrario su tratamiento de los textos. Pero la libertad con la que escriben propicia lecturas que, aunque lejos de los moldes canónicos, resultan muy sugerentes. Hay que partir de la Biblia es patrimonio de todos y que ninguna lectura es la “oficial”. Y, aunque desbordantes en imaginación, con frecuencia conectan con líneas básicas del Mensaje ¿Cómo entender desde ahí, a modo de ejemplo, la novela de G. Martín Garzo Y que se duerma el mar?

 

  1. 7.      Llegar a un ecumenismo bíblico

 

Una experiencia gratificante y lograda ha sido la de ver que todos los intentos de traducciones bíblicas interconfesionales han resultado positivas y se ha llegado a un acuerdo, incluso en textos históricamente muy divergentes. Eso demuestra que el vínculo que crea la fe y el amor a la Palabra hace que se superen fosos que duran siglos. ¿Cómo se puede llegar a un acuerdo a la hora de traducir Rom 3,28?

 

  1. 8.      Usar las versiones anotadas

 

La lectura de los textos bíblicos con notas fue vista con reticencias hasta épocas recientes. Pero hoy día, las notas dan un valor añadido a las traducciones bíblicas. Hasta el punto de que leer hoy sin notas es una anomalía. Se necesita constantemente el apoyo de las notas para poder ahondar en el texto. Hoy, la mayoría de las traducciones contienen notas de gran valor. Es preciso ser tenaz en su uso. ¿Cómo vamos a entender sin notas, por ejemplo, el texto de Rom 3,21ss?

 

  1. 9.      No recurrir siempre a los técnicos

 

Cuando en las parroquias, en los grupos cristianos, se quiere dar un cursillo de Biblia, se recurre a un especialista. Tendría que ser algo excepcional. Un sacerdote, un laico básicamente formado, una religiosa tendrían que ser capaces de, preparando un poco la cosa, dar un cursillo elemental sobre un tema bíblico. Es preciso animarse. Estar dependiendo siempre del especialista hace que, al final, consagremos una casta de “escribas” que es un peso para lo bíblico. ¿Cómo leer desde ahí el texto de

 

10.  Utilizar la técnica del puzle

 

Es una técnica sencilla para ir adentrándose cada vez más en la Palabra: ir construyendo pieza a pieza, texto a texto, el acceso a la Palabra. En una determinada circunstancia (homilía, lectura, propia reflexión, compartir bíblico, etc.) uno aprende algo interesante, lo anota en el margen de su Biblia y así tiene atrapado un texto. Uno a uno, poco a poco, se van sumando textos, como en un puzle. Eso sí, es imprescindible anotarlo.

 

5 comentarios

Teresa -

Verdaderamente sabios, profundos e interesantes cada uno de los “trabajos en el horizonte”. Estimulantes y enriquecedores estos 100 caminos bíblicos. Despiertan ilusión y destilan vida; así como promesas de mucho fruto si se recorren con constancia y fidelidad. Mil gracias, una vez más.

Teresa -

Conteniendo a la ideología. Desde luego, la lectura que se hace del texto bíblico es, necesariamente, “biográfica”. Y supongo que “controlar la vivencia de una religión burguesa” ante muchos de los textos bíblicos es muy, muy difícil. Complicado lo tiene, pues, el Espíritu Santo para penetrar por ahí como espada de doble filo. Aunque, yo creo que de vez en cuando, no muy a menudo, desde luego, sí lo hace; y entonces se dan esos auténticos milagros en algunas vidas.

“Quizá haya llegado la hora de que el creyente adulto palpe él mismo el texto, con las herramientas que tenga por sencillas que sean”. Sí. En tal caso, toda la Iglesia se beneficiaría de ello.

“Dios habla con la historia, se le puede palpar como se palpan las realidades vivas, garantiza la vida como su mejor proyecto, activa la vida para que, por el seguimiento, se aproxime al camino humano el día de la plenitud total”. Sí, ahí está. No se puede decir mejor.

“Una lectura iluminadora de la Palabra es altamente humanizadora”. Qué maravilla… porque, cuántas veces hemos acudido a la Palabra en busca de luz.

“Por encima de la fragilidad y del sufrimiento, la Palabra confirma que la aventura humana está destinada al gozo, a una vida plena, feliz, erguida sobre su propia estatura, desde donde la misma muerte queda entendida de modos nuevos…”. Precioso.

(Continuará...)

Teresa -

Maneras adultas de leer la Biblia. Muy buenas. Pero, hay que reconocer que, aparte del enorme fruto espiritual que una cosecha con ellas, resulta evidente que abocan a la soledad. Es decir, a llevarlas a cabo en solitario. Ya sería una suerte dar con algún grupo con el que compartir a ese nivel.

Diez tópicos bíblicos a desmontar. Es verdad, suena raro que alguien piense que la Biblia siempre dice lo mismo… Cualquier buen lector es capaz de leer muchas, pero muchas veces, los libros que le gustan, porque sabe que cada vez encuentra cosas nuevas, intuiciones diferentes, enfoques que no había captado… Lo mismo pasa con la Biblia. Por mucho que se repitan los salmos, o cualquier otro pasaje, suenan y dicen cosas diferentes según el estado de ánimo, el momento personal, la necesidad propia o ajena que se tiene presente…

Sí que se escucha ese “Nos han engañado”. Pero, quienes lo sostienen, tampoco atienden a razones sobre géneros literarios.

Es verdad: no tiene por qué asustar que “unos biblistas digan una cosa y otros, otra”. Más bien, apunta a la riqueza de enfoques, de lecturas, de intuiciones e interpretaciones...

“La Biblia ilumina, pero no da soluciones. Aporta luz, pero el camino lo tenemos que andar nosotros”. Sí.

“Es peligrosa la consagración de la aclamación litúrgica “Palabra de Dios””. Cierto. Y cómo cuesta, a veces, pronunciarla, después de ciertas lecturas.

(Continuará...)

Teresa -

Anhelos bíblicos. Enamorarse del texto bíblico, de la tierra bíblica, de los personajes bíblicos… Qué bonito que, en cuestión de “anhelos”, todo sea cuestión de “enamorarse”; absolutamente de todo. La mejor manera, al fin y al cabo, de pasar por la vida. A lo mejor, la única.

Escenarios bíblicos. Interesantes y sugerentes.

Caminos de oración bíblica. Muy buenas pistas para recorrerlos.

Lecturas bíblicas a superar. “Los textos son, mayoritariamente, experiencias de fe”. Todavía hace falta mucha formación en este terreno para ayudar a la gente a captar tanta riqueza como encierra la Biblia. Sin poner todo el acento en que es “palabra de Dios”.

Muy buen análisis de todas ellas. Certero, como siempre. Especialmente triste, la rutinaria: “sin ningún interés personal, sin que apunte al corazón… Es demoledora…”.

(Continuará...)


Teresa -

“La propaganda tendría que ir emparejada con la continua catequesis para llegar a una verdadera asimilación del texto y tratar de superar el secular historicismo”. Es verdad, y cuánta falta hace esto… Se nota, y mucho, a nada que se escucha a la gente piadosa de a pie y a muchos consagrados. Y salen perdiendo el camino de fe, la experiencia de Dios y el seguimiento de Jesús.

“Pasar la vida cristiana al amparo de la Palabra orada”. Hace unos años se celebró, a nivel eclesial, el año de la lectio divina. En mi comunidad se afirmó, en general, que no pertenecía a nuestro carisma… a pesar de todos los esfuerzos de la Orden por dar relieve al tema de la lectio (y los ejemplos concretos de nuestros santos).

Cantar el texto. Es cierto. Hay muchísimos textos bíblicos que, además de ser más fáciles de memorizar al cantarlos, adquieren un vigor y un esplendor mucho mayores de esta manera. Impactan más, calan mejor y con mayor profundidad, y transmiten con más fuerza su mensaje.

Generar pensamiento bíblico. “… buscar una perspectiva de lectura que ilumine algo, que sugiera algo, que haga abrir los ojos”. O la mejor manera de mantenerse viva y despierta en la fe y el camino espiritual.

(Continuará...)