Juan 44
CVJ
Domingo 2 de mayo de 2010
VIDA ACOMPAÑADA
Plan de oración con el Evangelio de Juan
44. Jn 7,32-36
Introducción:
El gran viaje de las personas en esta vida es el viaje al corazón. Es un viaje que tiene la llegada en realidades muy próximas, pero que para dar con esa meta hay que hacer un viaje tan largo como lo es la propia vida. Hay personas que se tiran toda la vida viajando, y no logran arribar a esa casa del corazón del otro. Permanecen en la más profunda de las soledades. Hay otras que viajan muy poquito, pero que terminan por entrar a la casa del corazón. Es que tal viaje decisivo no se hace ni por dinero ni con muchos kilómetros, sino con dosis elevadas de cariño, de entrega, de acompañamiento, de sintonía profunda. Si se acerca uno a esa meta o si, incluso, se llega, la alegría y la sensación de logro aumentan al máximo.
Jesús dice a sus paisanos (en estos tensos capítulos de Juan) que ellos no pueden ir donde él va. No entienden la alusión al viaje profundo al corazón de la persona. Por eso hablan de "irse con los griegos", es decir, de hacer largos viajes a los confines de la tierra. No entienden nada. Les está hablando de lo profundo del corazón y ellos entienden que habla de viajes. Totalmente despistados. Jesús hizo el gran viaje al corazón de la persona, de toda persona. Nunca se cansó de ir en esa dirección; nunca se desalentó cuando no se le abría la puerta de ese duro y "arcaico" corazón que es el nuestro. Siempre estuvo en camino hacia nosotros, hacia la verdad de lo que somos, hacia nuestro rincón más cálido. Y, en parte, lo logró.
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Texto:
32Oyeron los fariseos estos cuchicheos de la gente; entonces los sumos sacerdotes y los fariseos mandaron guardias a prenderlo.
33Dijo, pues, Jesús:
-Todavía voy a estar un poco de tiempo entre vosotros y luego me marcho con el que me mandó. 34Me buscaréis, pero no me encontraréis; y es que donde yo estoy, vosotros no sois capaces de venir.
35Comentaron entre ellos los dirigentes judíos:
-¿Adónde querrá ir este, para que nosotros no podamos encontrarlo? ¿Querrá irse con los emigrados en países griegos para enseñar a los griegos? 36¿Qué significa eso que ha dicho: "Me buscaréis, pero no me encontraréis" y "Donde yo estoy, vosotros no sois capaces de venir"?
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Ventana abierta:
Este es un libro de viajes, uno de tantos, de no ser porque lee la realidad de varios países desde el tema de la sed, de la necesidad perentoria del agua. Nada que ver con nuestro tema de oración. Pero el título nos ha parecido una hermosa metáfora de lo que quiere decir el Evangelio: el viaje al corazón no es tanto para beber cuanto para apagar la sed del otro/a; no es tanto para sentir compañía, como para acompañar; no es tanto para ser abrazado como para abrazar. Es aquello que dice la sencilla pero hermosa oración atribuida a San Francisco de Asís y con la que luego rezaremos: "Haz de mí un instrumento de tu paz...". Cuando se entiende que el viaje al corazón es, sobre todo, para entregarse a ese corazón, vamos por buen camino.
Oramos: Que nos entreguemos al corazón de la persona con generosidad; que busquemos la dicha del corazón de la persona como mejor camino para nuestra propia dicha; que entendamos el corazón del hermano débil para entender el nuestro en sus inevitables debilidades.
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Desde la persona de Jesús:
Cuando Jesús dice "me buscaréis pero no me encontraréis" no quiere decir que el anhelo de Jesús se va a saldar con un fracaso. No, quien le busca le encuentra; quien se deja buscar por él, siempre llega a "verlo". Lo que quiere decir es que buscar a la persona fuera del ámbito del amor es arriesgarse a no encontrarle jamás. Por eso, el evangelista, a su manera, anima a buscar en el marco del amor, porque eso es garantía de que la búsqueda va a tener mucho éxito. La búsqueda desde el amor es ya el comienzo del encuentro.
Oramos: Que busquemos con dosis altas de amor para que la búsqueda sea fructífera; que el buscar con amor nos aliente en nuestros desfallecimientos a la hora de andar el camino del corazón; que aprendamos a buscar con amor de quienes más y mejor aman.
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Ahondamiento personal:
Cuando los paisanos de Jesús hacen el comentario de si querrá irse "con los griegos", además de despistados, están siendo despectivos, porque para ellos los griegos, los paganos, son gente deleznable. No aman, no recorren el camino del corazón y, encima, menosprecian a quien anda esas sendas del amor. Es la manera que tiene el débil de defenderse. Por eso, el menosprecio es el camino opuesto y la peor de las sendas para quien pretenda andar el camino del corazón. Por el contrario, el respeto, el aprecio, el cuidado esencial, el matiz delicado son herramientas preciosas para andar las veredas intrincadas del corazón humano.
Oramos: Que respetemos para amar mejor; que cuidemos para amar con sabiduría; que valoremos para amar con matices.
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Desde la comunidad virtual:
Podemos decir que nuestra comunidad tiene como finalidad ayudarnos a hacer un trabajo orante en torno a la Palabra. Pero, en realidad, y aunque no lo pensemos ni lo formulemos así, lo que estamos haciendo es andar, poco a poco, el camino del corazón de las personas que nos reunimos en torno al Evangelio. Ojalá logremos dar con ese corazón, acercarnos un poco más a él, para que brote la dicha y florezca la planta hermosa de lo humano. Quizá no haya que hacer grandes cosas sino, simplemente, estar ahí y vivir ahí.
Oramos: Que orando apuntemos al corazón de la persona; que orando atisbemos el fondo del corazón de la persona; que por el trabajo orante se nos abran más las puertas del corazón de la persona.
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Para orar:
Señor, haz de mi un instrumento de tu paz.
Que allá donde hay odio, yo ponga el amor.
Que allá donde hay ofensa, yo ponga el perdón.
Que allá donde hay discordia, yo ponga la unión.
Que allá donde hay error, yo ponga la verdad.
Que allá donde hay duda, yo ponga la Fe.
Que allá donde desesperación, yo ponga la esperanza.
Que allá donde hay tinieblas, yo ponga la luz.
Que allá donde hay tristeza, yo ponga la alegría.
Oh Señor, que yo no busque tanto ser consolado, cuanto consolar,
ser comprendido, cuanto comprender,
ser amado, cuanto amar.
Porque es dándose como se recibe,
es olvidándose de sí mismo como uno se encuentra a sí mismo,
es perdonando, como se es perdonado,
es muriendo como se resucita a la vida eterna
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