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FIAIZ

Juan 80

CVJ

Domingo, 22 de mayo de 2011

 

VIDA ACOMPAÑADA

 Plan de oración con el Evangelio de Juan

 

 

80. Jn 11,47-57

 

Introducción:

 

                Nunca como ahora los intereses de los poderosos han estado más claros: su interés es su propio y exclusivo beneficio. Lo dicen y lo muestran a las claras. Pero también nunca como ahora hay posibilidad de apartarse de ese planteamiento, de cuestionarlo, de dejarlo de lado, de posicionarse en contra, de decir a la cara que quien roba al pueblo es un criminal, aunque la ley no le condene porque el poderoso hace la ley a su medida. Es posible que quien manda se mofe a la cara de quien es débil y dice su protesta; pero en esa protesta radica una esperanza, la esperanza de aunar igualdad y libertad, la esperanza de que la fraternidad englobe a ambas. Octavio Paz decía que “la fraternidad armoniza a la libertad y a la igualdad y nos ayuda a corregir sus excesos”. El día de la fraternidad está lejos, pero viene, aunque venga lento.

                Esta misma dialéctica poderosos-pueblo se esboza en el Evangelio: Caifás quiere salvaguardar la “nación”, es decir, la organización teocrática que es su negocio. Está dispuesto a sacrificar uno que muera “por el pueblo”, por las personas libres, por quienes buscan la fraternidad en la igualdad. La nación es el ámbito de los poderosos, el pueblo el de los libres. Jesús está situado y sitúa su mensaje en el ámbito del pueblo y en contra de la “nación”, del poder real. Nunca el Evangelio ha sido más actual; nunca interroga tanto a los cristianos para preguntarnos, como decía el viejo Schillebeeckx, “en qué orilla vamos estando, si en el lado de los oprimidos o en el de los opresores”. Si el Evangelio no llega a tocar actitudes sociales, ¿para qué nos sirve?

 

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Texto:

 

47Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron al sanedrín y dijeron:

-¿Qué estamos haciendo? Este hombre hace muchos milagros. 48Si lo dejamos seguir, todos creerán en él y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la nación.

49Uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo:

-Vosotros no entendéis ni palabra: 50no comprendéis que os conviene que uno muera por el pueblo, y que no perezca la nación entera.

51Esto no lo dijo por propio impulso, sino que, por ser sumo sacerdote aquel año, habló proféticamente anunciando que Jesús iba a morir por la nación; 52y no sólo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos.

53Y aquel día decidieron darle muerte.

54Por eso Jesús ya no andaba públicamente con los judíos, sino que se retiró a la región vecina al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y pasaba el tiempo con los discípulos.

55Se acercaba la Pascua de los judíos, y muchos de aquella región subían a Jerusalén, antes de la Pascua, para purificarse.

56Buscaban a Jesús y, estando en el templo, se preguntaban:

-¿Qué os parece? ¿No vendrá a la fiesta?

57Los sumos sacerdotes y los fariseos habían mandado que quien se enterase de dónde estaba les avisara para prenderlo.

 

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Ventana abierta:

 

 

                Esta es una de las múltiples fotos que está ofreciendo la increíble realidad de las manifestaciones de ciudadanos y ciudadanas “indignados” que están copando los lugares más significativos de las ciudades españolas. Nos alegramos de que “el pueblo” respire y proteste; nos alegramos de que la gente del poder se sienta “ofendida”; nos alegraría más (cosa más difícil) que la gente del dinero se echara a temblar. De todos modos, sea lo que sea este movimiento, es valioso porque pone delante valores a riesgo de perderse. Y eso es bueno.

                Oramos: Te damos gracias, Señor, por quienes sienten y hacen sitio a los problemas comunes; te damos gracias por quienes sienten la pasión de la fraternidad; te damos gracias por todos los anhelos de justicia.

 

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Desde la persona de Jesús:

 

                Jesús queda calificado en este pasaje como “un hombre que muere por el pueblo”, aunque, como dice luego, también muere por la nación, a causa de la nación (la nación, el sistema, es quien lo mata). ¿Tiene sentido una entrega así? La tiene. Si no fuera por esta clase de entregas estaríamos aún en las cavernas. Aunque se menosprecien, las entregas por los demás son las que hacen avanzar el camino de lo humano.

                Oramos: Gracias, Señor, por haberte dado sin reservas; gracias por no haberte alejado de nuestra necesidad; gracias porque te ha interesado lo nuestro.

 

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Ahondamiento personal:

 

                El contubernio de las autoridades, su obrar oculto, demuestra todas las estratagemas que urdimos para hacer daño a los demás. Necesitamos más “luz y taquígrafos” en nuestra vida. Cuanta más claridad, más posibilidad de humanidad; cuanta más oscuridad, cuanto más hay que esconder, menos posibilidades de humanidad.

                Oramos: Que nuestra vida sea lo más luminosa posible; que tengamos confianza en los demás para mostrarnos ante ellos como somos; que deseemos una vida ilusionada y luminosa.

 

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Desde la comunidad virtual:

 

                Nuestro trabajo orante, nuestra amistad, puede ayudarnos a ser más sensibles a un modelo social, igualitario, libre y fraterno. Puede ayudarnos a irnos colocando en el lado de los “oprimidos” y cada vez más alejados de la orilla de los opresores. Entonces es claro que el trabajo orante y la pertenencia a la comunidad virtual no ayuda a mejorar la calidad social de nuestra vida. Beneficios de la cercanía a la Palabra.

                Oramos: Que nos ayudemos a colocarnos mejor en la orilla de los débiles; que nos ayudemos a ser sensibles a las necesidades de los demás; que nos ayudemos a construir el sueño de una sociedad fraterna.

 

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Poetización:

 

Tramaron contra él,

a sus espaldas,

en lo oscuro.

Pero él lo sabía,

porque tenía dentro la convicción

de que su vida entregada

a la causa de la fraternidad

estaba en el punto de mira.

Quizá le sorprendería

el duro modo de la muerte en cruz.

Pero no le pilló de sorpresa

el contubernio del poder

sobre sus frágiles hombros.

Aun así,

nunca dudó

del valor de su entrega.

Nunca consideró

que la suya era una causa perdida.

Creía en el amor social,

en la libertad que ensancha la vida,

En la igualdad que hace

que nadie se sienta superior.

Y, sobre todo,

creyó a pie juntillas

en la fraternidad total.

Nunca se apeó de ahí.

 

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Para la semana:

 

                Aumenta tu sensibilidad hacia el futuro de tu sociedad. Vibra con quienes vibran por el pueblo.

 

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