Para mantener vivo el sueño de la justicia
PARA MANTENER VIVO EL SUEÑO DE LA JUSTICIA
La doctrina social en los textos del Papa Francisco. Su influencia en la espiritualidad de la VC.
Derivaciones a las Hijas de la Caridad
«No dejéis morir a los viejos profetas pues alzaron su voz contra la usura que ciega nuestros ojos con óxidos oscuros, la voz que viene del desierto, el animal desnudo que sale de las aguas para fundar un reino de inocencia, la ira que despliega el mundo en alas, el pájaro abrasado de los apocalipsis, las antiguas palabras, las ciudades perdidas, el despertar del sol como dádiva cierta en la mano del hombre».
(J.A. Valente “No amanece el cantor”)
El sueño de los “viejos profetas” contra la usura, a favor de la inocencia y de la justicia, su voz airada contra la opresión y su voz gozosa a favor de lo humano, sigue vivo. Sería una pena no solamente dejarlo morir, sino no ir dándole contenido.
Por eso mismo, hacer un curso sobre doctrina social de la Iglesia (DSI) no es solamente estudiar, aprender ideas, analizar conceptos. Sería poco. Es también echar leña al fuego del anhelo de la justicia en la medida en que exista, o encenderlo si no existe. Pero si quien hace un curso así no se pregunta si arde o no en su interior ese fuego de la justicia, no sería un comienzo atinado. De aquí partimos.
La DSI es algo muy importante en el tesoro doctrinal de la Iglesia. Pero es cosa poco conocida por los cristianos en general y por la VR en particular. Quizá porque hemos creído que se trataba de cosas teóricas. Pero en otras épocas, hubo gente en nuestra misma cultura que puso carne a tal doctrina y fueron personas decisivas para nuestras ciudades y pueblos (cooperativas, construcciones de viviendas, promoción de barrios, etc.). Eso se dio en la cultura de la carestía, en la posguerra.
¿Podría darse esto también en la cultura del bienestar (no para todos)? ¿Tendría hoy esta espiritualidad una influencia en nuestros planes personales y comunitarios de vida? Quizá sí. Primero habrá que “estudiarla” (en modos interesados), después, se verá.
Lo decimos ya desde ahora: un curso así puede ser útil para muchas cosas en quien, como las HHCC, trabajan en marcos sociales: útil para enfocar en modos correctos la actividad solidaria y asistencial; útil para avanzar en propuestas de desarrollo al alcance de la mano; útil para entrever empresas de justicia que, a veces, empiezan por caminos muy pequeños.
Y en cualquier caso, puede ser útil para alimentar nuestra espiritualidad cristiana que adolece mucho de componente social y le sobra, con frecuencia, componente religioso. Equilibrar mejor ambos aspectos puede ser un buen fruto de un curso como éste.
Nuestro curso tendrá tres lecciones: en primer lugar veremos algunos contenidos de doctrina social en el Papa Francisco (hacer un recorrido por todos los documentos de la Iglesia sería imposible en tan corto espacio de tiempo); en segundo lugar confrontaremos esa DSI con la VC; y finalmente haremos un aplicación más concreta a la espiritualidad de las HHCC.
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LA DOCTRINA SOCIAL EN LOS TEXTOS MAGISTERIALES DELPAPA FRANCISCO
1. Una larga historia
Nos parece que es más útil para un curso breve ceñirnos a un solo Papa y a unos pocos documentos. De esta manera podremos sacar más provecho. En cualquier caso, hay que decir, siquiera brevemente, que la de la DSI es una larga historia que resumimos en estos hitos:
- Propiamente la expresión “doctrina social” sería usada por primera vez por Pío XI en su encíclica Quadragesimo anno quien cita a León XIII, aunque reconoce que la preocupación por los problemas económicos y sociales es anterior a la Rerum novarum. Los grandes cambios del siglo XIX como la revolución industrial y el consiguiente crecimiento de las ciudades habían producido graves desigualdades sociales y económicas. Se debatía y se luchaba por establecer una justa relación entre trabajo y capital y de ahí el problema conocido como cuestión obrera. El Papa León XIII afrontó este tema y el de la propiedad privada en su encíclica que se constituyó en documento de referencia y de inspiración para todas las acciones cristianas en el campo social.
- Cuando en 1931 se cumplen 40 años de la publicación de la Rerum novarum, el Papa Pío XI publicó la Quadragesimo anno donde, además de repasar la doctrina anterior y aplicarla a la situación del momento, afrontó los nuevos problemas ligados al crecimiento de empresas y grupos cuyo poder pasaba fuera de las fronteras nacionales. Recuerda además la condena del socialismo así como la insuficiencia del liberalismo.
- Pío XII vivió los años de la posguerra con otro orden internacional al que dedicó sus intervenciones. Incluso no publicó encíclicas sobre temas sociales, no dejó de recordar a todos a través de sus radiomensajes, la relación que corre entre la moral y el derecho positivo así como los deberes de las personas en las distintas profesiones.
- Juan XXIII deja dos contribuciones: las encíclicas Mater et magistra y Pacem in terris. En la primera habla de la misión de la Iglesia por construir comunión que permita tutelar y promover la dignidad del hombre. En la segunda encíclica, además de afrontar el tema de la guerra (en tiempos de proliferación de armamento nuclear), afronta el tema de los derechos humanos desde un punto de vista cristiano.
- El Concilio Vaticano II trató en la constitución pastoral Gaudium et spes temas de actualidad social y económica, como los nuevos problemas que afrontaba el matrimonio y la familia (por ejemplo, desde las sucesivas facilidades al divorcio concedidas desde el liberalismo decimonónico y el socialismo), la paz y concordia entre los pueblos (en el escenario de la llamada Guerra fría), etc.
- Con Pablo VI hace su entrada en los documentos del Magisterio el tema del desarrollo en la encíclica Populorum progressio haciendo hincapié en la necesidad de que ese desarrollo sea de toda la persona y de todos los hombres.
- Juan Pablo II, fuertemente marcado por su experiencia en Polonia, publicó diversas encíclicas sobre temas sociales. La Laborem exercens presenta una espiritualidad y una moral propias del trabajo que realiza el cristiano. La Sollicitudo rei socialis retoma el tema del progreso y el desarrollo íntegros de las personas (publicada con motivo de los veinte años de la publicación de laPopulorum progressio). Finalmente la Centesimus annus -con motivo del centenario de la publicación de la Rerum novarum- se detiene en la noción de solidaridad, que permite encontrar un hilo conductor a través de toda la enseñanza social de la Iglesia. Aunque sus predecesores habían tratado temas sociales como orientaciones para la ética social o para la filosofía, Juan Pablo II planteó la Doctrina social de la Iglesia como una rama de la teología moral y dio orientaciones sobre el modo en que esta disciplina debía ser enseñada en los seminarios.
- Benedicto XVI publicó en 2009 la encíclica Caritas in Veritate, en la cual insistía en la relación entre la caridad y la verdad, a la vez que defendió la necesidad de una "autoridad política mundial" para dar respuesta adecuada a los problemas más acuciantes de la humanidad.
2. Qué es lo que está en juego
No se trata del buen nombre de la Iglesia, aunque este tema le ha granjeado, algunas veces, un cierto aprecio social. No se trata de saber de DSI para ser actual, para poder discutir con el ciudadano de hoy, para dar impresión de que el cristianismo también se moderniza. Todo esto es muy banal.
También hay que descartar el posible anhelo de influencia que se puede meter de rondón en esta clase de temas, como si la sociedad debiera funcionar al ritmos de las ideas de la DSI o la Iglesia debería ser escuchada en sus posiciones sociales por su autoridad. Es mejor entenderla como una aportación al concierto social para un camino de humanización conjunta.
Lo que está en juego es la verdad del Evangelio. Casi siempre hemos enfocado la doctrina evangélica desde lados moralistas y religiosos. Pero podría ser enfocado desde lados sociales. Efectivamente, una lectura social del evangelio no solamente es posible, sino que es altamente elocuente y descubre un evangelio de más capacidad evocadora que los otros modos de lectura. Hágase la prueba de leer socialmente por ejemplo el evangelio de Marcos. Se percibirá que más de la mitad de sus 80 perícopas tienen un contenido social claro. Al fin y al cabo, cuando uno lee el evangelio no puede sustraerse a la sensación de que no es tanto un libro religioso cuanto social, relaciona, humanizador.
Y también está en juego la posibilidad de ser creíbles. El Papa dice que la misericordia nos hace creíbles. La misericordia y la justicia, que también dice que van estrechamente unidas. Ser creíble hoy por la mera oferta del mensaje religioso es complicada, dado el componente secular de la sociedad. Pero por el lado social la cosa es mucho más factible.
Y más a la base de todo, está en juego la mera felicidad humana, porque toda realidad histórica (no solamente las personas) busca, de un modo o de otro, ser felices dentro de los límites de la historia. Pretender una felicidad sin justicia es una alienación. Por el contrario, si el bienestar se funda en la justicia ese es el camino correcto ya que es una felicidad global, para todos.
No habría que apearse de soñar el triunfo de la justicia. No sería bueno decir que eso de la justicia está ya pasado de moda, que huele a tiempos superados. El día en que no haya un excluido del banquete de la vida, entonces habrá que dar por concluida la batalla. Pero mientras tanto (y cuánto falta para que tal cosa llegue) hay que seguir en ese anhelo.
3. La DSI en los documentos del Papa Francisco
Analizaremos someramente algunos componente sociales de los grandes documentos del papa Francisco:
a) Lumen Fidel (LF)
En repetidas ocasiones se le había pedido a Benedicto XVI durante los últimos años de su pontificado que escribiera una encíclica sobre la fe, que concluyese así la trilogía que había iniciado con Deus caritas est sobre el amor, y Spesalvi sobre la esperanza; pudiendo terminar así con las tres virtudes teologalescatólicas. El papa no estaba convencido de realizar ese trabajo, aunque la insistencia hizo que Benedicto XVI la escribiese como conclusión del Año de la Fe que él mismo había convocado, cincuenta años después del Concilio Vaticano II, con la finalidad de «redescubrir los contenidos de la fe profesada, celebrada, vivida y rezada».56
Sin embargo, Benedicto XVI en un gesto insólito78 y calificado por algunos de «revolucionario»,910 anunció su renuncia el papado el 11 de febrero de 2013, cuatro meses después del inicio del Año de la Fe,11 y que se hizo efectiva el 28 de febrero del mismo año; convirtiéndose así en el primer papa en renunciar en seis siglos.12 Esto hizo que diese comienzo el cónclave para nombrar a su sucesor, del que salió elegido Francisco.
Francisco asumió el trabajo realizado por su antecesor, quien ya tenía prácticamente terminada una primera redacción de la encíclica, añadiendo al texto algunas aportaciones personales que, en línea con todo lo que el magisterio de la Iglesia había declarado sobre esta virtud teologal, pretendían sumarse a lo que el papa Benedicto XVI ha escrito en las encíclicas anteriores.
Es en el capítulo cuarto (Dios prepara una ciudad para ellos) donde aparece con más claridad el tema social.
La fe se relaciona con el bien común en cuanto que nace del amor de Dios y hace fuertes los lazos entre las personas. Se pone al servicio del derecho, la justicia y la paz; y por tanto, no aísla del mundo al individuo sino que «la luz de la fe» capta el fundamento último de las relaciones humanas y las pone al servicio del bien común. En cambio, el papa advierte de que sin el amor fiable de Dios, del que nace la fe, la unidad entre los hombres se basaría únicamente en el interés individual, la utilidad o el miedo; por lo que la fe ayuda al ser humano a edificar la sociedad.13
Entre los ámbitos que son «iluminados por la fe» se encontrarían la familia, fundada en el matrimonio, que se entiende como una «unión estable de un hombre y una mujer» y que fundado sobre Cristo, promete «un amor para siempre»; los jóvenes, que «manifiestan la alegría de la fe, el compromiso de vivir una fe cada vez más sólida y generosa»; las relaciones sociales, puesto que la la fe da un nuevo significado a la fraternidad universal entre los hombres que no es una simple igualdad, sino que los considera a todos hermanos hijos de Dios; la naturaleza, que la fe anima a respetar y a «buscar modelos de desarrollo que no se basen sólo en la utilidad y el provecho»; así como la muerte y el sufrimiento, al que el cristiano le puede dar sentido convirtiéndolo en un acto de amor de Dios, quien acompaña al ser humano en sus dificultades y le da esperanza.
b) Evangelii Gaudium (EG)
Es la primera exhortación apostólica escrita por el papa Francisco, publicada el 26 de noviembre de 2013 tras el cierre del Año de la Fe. Como la mayor parte de las exhortaciones apostólicas, ésta también se escribió tras una reunión del Sínodo de los Obispos: en este caso se trató de la XIII Asamblea General Ordinaria sobre La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana. Hay que notar que en la transmisión de la fe entra de lleno el tema socia
El tema social se desarrolla explícitamente en el Capítulo IV: La Dimensión Social de la Evangelización. La fe auténtica, dice el Papa Francisco, ‘siempre implica un profundo deseo de cambiar el mundo, de transmitir valores, de dejar algo mejor detrás de nuestro paso por la tierra‘ y por tanto nadie puede exigirnos que releguemos la religión a la intimidad. En este capítulo, el Papa, señala la inequidad, la falta de justicia social, como la raíz de los males sociales y reza para que crezca en el mundo el número de políticos ‘a quienes les duela de verdad la sociedad, el pueblo, la vida de los pobres!‘ y que sean capaces de ‘entrar en un auténtico diálogo que se oriente eficazmente a sanar las raíces profundas y no la apariencia de los males de nuestro mundo’
“La necesidad de resolver las causas estructurales de la pobreza no puede esperar, no solo por una exigencia pragmática de obtener resultados y de ordenar la sociedad, sino para sanarla de una enfermedad que la vuelve frágil e indigna y que solo podrá llevarla a nuevas crisis”
Respecto al progreso de las ciencias expresa que la Iglesia no solo no pretende detener su admirable sino que se alegra e incluso disfruta reconociendo el enorme potencial que Dios ha dado a la mente humana. Explica que, así como ‘los creyentes tampoco pueden pretender que una opinión científica que les agrada, y que ni siquiera ha sido suficientemente comprobada, adquiera el peso de un dogma de fe’ es una pena que algunos científicos vayan más allá del objeto formal de su disciplina y se extralimiten con afirmaciones o conclusiones que exceden el campo de la propia ciencia, haciendo proposiciones que no responden a la razón sino a una ideología ‘que cierra el camino a un diálogo auténtico, pacífico y fructífero‘. Termina el capítulo sosteniendo que ‘el debido respeto a las minorías de agnósticos o no creyentes no debe imponerse de un modo arbitrario que silencie las convicciones de mayorías creyentes o ignore la riqueza de las tradiciones religiosas. Eso a la larga fomentaría más el resentimiento que la tolerancia y la paz’
c) Laudato Si’ (LS’)
Laudato si' (en dialecto umbro: Alabado seas, del Cántico al hermano sol de san Francisco de Asís) es el título de la segunda encíclica del papa Francisco, firmada el 24 de mayo, Solemnidad de Pentecostés, del año 2015; y que fue presentada el 18 de junio de 2015. La encíclica se centra en el planeta Tierra como lugar en el que viven los hombres, defendiendo la naturaleza, la vida animal y las reformas energéticas en los seis capítulos compuestos; presenta el subtítulo: Sobre el cuidado de la casa común.
Toda la carta puede ser considerada como doctrina social. Pero nos parece que lo más nuclear está en el Capítulo 3. La raíz humana de la crisis ecológica
El poder tecnológico en pocas manos: Pero no podemos ignorar que la energía nuclear, la biotecnología, la informática, el conocimiento de nuestro propio ADN y otras capacidades que hemos adquirido nos dan un tremendo poder. Mejor dicho, dan a quienes tienen el conocimiento, y sobre todo el poder económico para utilizarlo, un dominio impresionante sobre el conjunto de la humanidad y del mundo entero.[…] ¿En manos de quiénes está y puede llegar a estar tanto poder? Es tremendamente arriesgado que resida en una pequeña parte de la humanidad.
Poder económico de la tecnología que niega la inclusión: (109) El paradigma tecnológico también tiende a ejercer su dominio sobre la economía y la política […]. El mercado por sí mismo no garantiza el desarrollo humano integral y la inclusión social.
Las personas antes que el negocio: (128) Dejar de invertir en las personas para obtener un mayor rédito inmediato es muy mal negocio para la sociedad.
d) Amoris Letitia (AL)
«La alegría del amor» (en latín) es la segunda exhortación apostólica post-sinodal del Papa Francisco, firmada el día 19 de marzo de 2016 y hecha pública el 8 de abril del mismo año. Como viene indicado en el subtítulo, el documento trata sobre el amor en la familia, por ello se hace mención explícita a los esposos cristianos en la parte que se indica a quien va dirigida. Esta exhortación se publica, como es costumbre en la Iglesia, al haber concluido dos Sínodos, uno extraordinario y otro ordinario (en este caso sobre la Familia), que tuvieron lugar en la ciudad del Vaticano en octubre de 2014 y 2015 respectivamente.
Donde podemos percibir mejor los contenidos sociales puede ser en el Capitulo quinto: “El amor que se vuelve fecundo”. El capítulo quinto esta todo concentrado sobre la fecundidad y la generatividad del amor. Se habla de manera espiritual y psicológicamente profunda del recibir una vida nueva, de la espera propia del embarazo, del amor de madre y de padre. Pero también de la fecundidad ampliada, de la adopción, de la aceptación de la contribución de las familias para promover la “cultura del encuentro”, de la vida de la familia en sentido amplio, con la presencia de los tíos, primos, parientes de parientes, amigos. Amoris laetitia no toma en consideración la familia “mononuclear”, porque es bien consciente de la familia como amplia red de relaciones. La misma mística del sacramento del matrimonio tiene un profundo carácter social. Y al interno de esta dimensión el Papa subraya en particular tanto el rol específico de la relación entre jóvenes y ancianos, como la relación entre hermanos y hermanas como práctica de crecimiento en relación con los otros.
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Trabajo en grupo: lectura subrayada
Cada grupo toma uno de los siguientes apartados. Lee las frases detenidamente. Elige por consenso una. La explica un poco. Luego esto se pondrá en común.
1. LF
- “Gracias a la fe, hemos descubierto la dignidad única de cada persona, que no era tan evidente en el mundo antiguo” (n. 54).
- “Incluso desde un punto de vista simplemente antropológico, la unidad es superior al conflicto; hemos de contar también con el conflicto, pero experimentarlo debe llevarnos a resolverlo, a superarlo” (n. 55).
- “La luz de la fe no disipa todas nuestras tinieblas, sino que, como una lámpara, guía nuestros pasos en la noche, y esto basta para caminar” (n. 57).
2. EG
- “Nadie puede exigirnos que releguemos la religión a la intimidad secreta de las personas, sin influencia alguna en la vida social y nacional, sin preocuparnos por la salud de las instituciones de la sociedad civil, sin opinar sobre los acontecimientos que afectan a los ciudadanos. ¿Quién pretendería encerrar en un templo y acallar el mensaje de san Francisco de Asís y de la beata Teresa de Calcuta? Ellos no podrían aceptarlo. Una auténtica fe —que nunca es cómoda e individualista— siempre implica un profundo deseo de cambiar el mundo, de transmitir valores, de dejar algo mejor detrás de nuestro paso por la tierra” (n. 183).
- “La necesidad de resolver las causas estructurales de la pobreza no puede esperar, no solo por una exigencia pragmática de obtener resultados y de ordenar la sociedad, sino para sanarla de una enfermedad que la vuelve frágil e indigna y que solo podrá llevarla a nuevas crisis. Los planes asistenciales, que atienden ciertas urgencias, solo deberían pensarse como respuestas pasajeras. Mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres, renunciando a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera y atacando las causas estructurales de la inequidad, no se resolverán los problemas del mundo y en definitiva ningún problema. La inequidad es raíz de los males sociales” (n. 202).
- “¡Pido a Dios que crezca el número de políticos capaces de entrar en un auténtico diálogo que se oriente eficazmente a sanar las raíces profundas y no la apariencia de los males de nuestro mundo! La política, tan denigrada, es una altísima vocación, es una de las formas más preciosas de la caridad, porque busca el bien común (…) ¡Ruego al Señor que nos regale más políticos a quienes les duela de verdad la sociedad, el pueblo, la vida de los pobres!” (pto. 205)
- “Entre esos débiles, que la Iglesia quiere cuidar con predilección, están también los niños por nacer, que son los más indefensos e inocentes de todos, a quienes hoy se les quiere negar su dignidad humana en orden a hacer con ellos lo que se quiera, quitándoles la vida y promoviendo legislaciones para que nadie pueda impedirlo. Frecuentemente, para ridiculizar alegremente la defensa que la Iglesia hace de sus vidas, se procura presentar su postura como algo ideológico, oscurantista y conservador. Sin embargo, esta defensa de la vida por nacer está íntimamente ligada a la defensa de cualquier derecho humano. Supone la convicción de que un ser humano es siempre sagrado e inviolable, en cualquier situación y en cada etapa de su desarrollo. Es un fin en sí mismo y nunca un medio para resolver otras dificultades. Si esta convicción cae, no quedan fundamentos sólidos y permanentes para defender los derechos humanos, que siempre estarían sometidos a conveniencias circunstanciales de los poderosos de turno. La sola razón es suficiente para reconocer el valor inviolable de cualquier vida humana, pero si además la miramos desde la fe, ‘toda violación de la dignidad personal del ser humano grita venganza delante de Dios y se configura como ofensa al Creador del hombre'” (n. 213).
- “Precisamente porque es una cuestión que hace a la coherencia interna de nuestro mensaje sobre el valor de la persona humana, no debe esperarse que la Iglesia cambie su postura sobre esta cuestión. Quiero ser completamente honesto al respecto. Este no es un asunto sujeto a supuestas reformas o ‘modernizaciones’. No es progresista pretender resolver los problemas eliminando una vida humana. Pero también es verdad que hemos hecho poco para acompañar adecuadamente a las mujeres que se encuentran en situaciones muy duras, donde el aborto se les presenta como una rápida solución a sus profundas angustias, particularmente cuando la vida que crece en ellas ha surgido como producto de una violación o en un contexto de extrema pobreza. ¿Quién puede dejar de comprender esas situaciones de tanto dolor?” (n. 214)
- “La Iglesia no pretende detener el admirable progreso de las ciencias. Al contrario, se alegra e incluso disfruta reconociendo el enorme potencial que Dios ha dado a la mente humana. Cuando el desarrollo de las ciencias, manteniéndose con rigor académico en el campo de su objeto específico, vuelve evidente una determinada conclusión que la razón no puede negar, la fe no la contradice. Los creyentes tampoco pueden pretender que una opinión científica que les agrada, y que ni siquiera ha sido suficientemente comprobada, adquiera el peso de un dogma de fe. Pero, en ocasiones, algunos científicos van más allá del objeto formal de su disciplina y se extralimitan con afirmaciones o conclusiones que exceden el campo de la propia ciencia. En ese caso, no es la razón lo que se propone, sino una determinada ideología que cierra el camino a un diálogo auténtico, pacífico y fructífero” (n. 243).
- “Un sano pluralismo, que de verdad respete a los diferentes y los valore como tales, no implica una privatización de las religiones, con la pretensión de reducirlas al silencio y la oscuridad de la conciencia de cada uno, o a la marginalidad del recinto cerrado de los templos, sinagogas o mezquitas. Se trataría, en definitiva, de una nueva forma de discriminación y de autoritarismo. El debido respeto a las minorías de agnósticos o no creyentes no debe imponerse de un modo arbitrario que silencie las convicciones de mayorías creyentes o ignore la riqueza de las tradiciones religiosas. Eso a la larga fomentaría más el resentimiento que la tolerancia y la paz” (n. 255).
N3. LS’
- “La tecnociencia bien orientada no sólo puede producir cosas realmente valiosas para mejorar la calidad de vida, también es capaz de producir lo bello ¿se puede negar la belleza de un avión?”.
- “Las iniciativas ecologistas pueden terminar encerradas en la misma lógica de la globalización: buscar sólo un remedio técnico a cada problema ambiental que surja es aislar cosas que en la realidad están entrelazadas, y esconder los verdaderos y más profundos problemas del sistema mundial”.
- “La gente ya no parece creer en un futuro feliz”.
- “Una presentación inadecuada de la antropología cristiana pudo llegar a respaldar una concepción equivocada sobre la relación del ser humano con el mundo: se transmitió muchas veces un dominio sobre el mundo que provocó la impresión de que el cuidado de la naturaleza es cosa de débiles”.
- “Cuando no se reconoce el valor de un pobre, de un embrión humano, de una persona con discapacidad; difícilmente podremos escuchar los gritos de la naturaleza”.
- “No es compatible la defensa de la naturaleza con la justificación del aborto”.
- “La lógica del «usar y tirar», genera tantos residuos por el deseo desordenado de consumir más de lo que realmente se necesita”.
- “Estamos llamados al trabajo desde nuestra creación. El trabajo es una necesidad, parte del sentido de la vida en esta tierra, camino de maduración, de desarrollo humano y de realización personal”.
- “Dejar de invertir en las personas para obtener un mayor rédito inmediato es muy mal negocio para la sociedad”.
- “La actividad empresarial, que es una noble vocación orientada a producir riqueza y a mejorar el mundo para todos, puede ser una manera muy fecunda de promover la región donde se instala, si crea puestos de trabajo”.
- “No es posible frenar la creatividad humana”.
- 4. AL
1. 165. El amor siempre da vida. Por eso, el amor conyugal no se agota dentro de la pareja.
2. 167. Las familias numerosas son una alegría para la Iglesia. En ellas, el amor expresa su fecundidad generosa. Esto no implica olvidar una sana advertencia de san Juan Pablo II, cuando explicaba que la paternidad responsable no es «procreación ilimitada o falta de conciencia».
3. 169. Es importante que ese niño se sienta esperado. Él no es un complemento o una solución para una inquietud personal. Es un ser humano, con un valor inmenso, y no puede ser usado para el propio beneficio.
4. 171. A cada mujer embarazada quiero pedirle con afecto: Cuida tu alegría, que nada te quite el gozo interior de la maternidad. Ese niño merece tu alegría. No permitas que los miedos, las preocupaciones, los comentarios ajenos o los problemas apaguen esa felicidad de ser instrumento de Dios para traer una nueva vida al mundo.
5. 173. Valoro el feminismo cuando no pretende la uniformidad ni la negación de la maternidad. Porque la grandeza de la mujer implica todos los derechos que emanan de su inalienable dignidad humana, pero también de su genio femenino, indispensable para la sociedad. Sus capacidades específicamente femeninas —en particular la maternidad— le otorgan también deberes, porque su ser mujer implica también una misión peculiar en esta tierra, que la sociedad necesita proteger y preservar para bien de todos.
6. 175. Hay roles y tareas flexibles, que se adaptan a las circunstancias concretas de cada familia, pero la presencia clara y bien definida de las dos figuras, femenina y masculina, crea el ámbito más adecuado para la maduración del niño.
7. 179. La adopción es un camino para realizar la maternidad y la paternidad de una manera muy generosa, y quiero alentar a quienes no pueden tener hijos a que sean magnánimos y abran su amor matrimonial para recibir a quienes están privados de un adecuado contexto familiar. Nunca se arrepentirán de haber sido generosos. Adoptar es el acto de amor de regalar una familia a quien no la tiene.
8. 183. Un matrimonio que experimente la fuerza del amor, sabe que ese amor está llamado a sanar las heridas de los abandonados, a instaurar la cultura del encuentro, a luchar por la justicia. Dios ha confiado a la familia el proyecto de hacer «doméstico» el mundo, para que todos lleguen a sentir a cada ser humano como un hermano.
9. 186. Cuando quienes comulgan se resisten a dejarse impulsar en un compromiso con los pobres y sufrientes, o consienten distintas formas de división, de desprecio y de inequidad, la Eucaristía es recibida indignamente.
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REFLEXIÓN DE FONDO:
LAS CAUSAS DE LAS POBREZAS
Vamos a proponer un tema “de fondo”. Creemos que no se puede ir creciendo en la dirección de la doctrina social si no se van trabajando algunas cuestiones sociales de fondo, una de ellas esta de las causas de las pobrezas.
No descubrimos nada nuevo si decimos, de entrada, que la VR, en su historia, larga y fecunda, se ha ocupado sobre todo de los terribles efectos de la injusticia y la pobreza. No nos cabe duda de que, sin su aportación, el caminar humano habría sido mucho más doloroso y el horizonte de la vida más gris. Cualquier cosa que digamos para ponderar la entrega de la VR en la realidad de los pobres de la historia nos quedará corta.
Esta impagable aportación se ha hecho sobre todo, y aún continuamos mayoritariamente en esa dirección, en la forma de lo que llamamos “obras propias”: orfanatos, hospitales, sanatorios, casas de acogida, dispensarios, escuelas populares, centros de atención primaria, etc. Son “nuestras” obras de solidaridad (de caridad, se decía antes). El trabajo en colaboración con otras entidades solidarias está todavía naciendo.
Junto a esto es preciso reconocer que el trabajo en las causas de las pobrezas ha sido prácticamente inexistente. Algo nos dice que eso no es cosa nuestra sino, más bien, de los políticos, de los economistas, de las ONGs, de la sociedad civil. Sin embargo, cualquiera reconoce que un trabajo en los efectos sin tratar de atajar las causas es pretender achicar el agua que amenaza hundir al barco sin taponar la vía de agua que inunda la nave. Intuye la VR, certeramente, que el trabajo en las causas es complicado, de gran calado, mezclado a cuestiones de política y economía harto complejas. Y deduce que ese no es su terreno. Por otra parte, piensa así mismo que esa clase de trabajos requiere grandes colaboraciones sociales que ponen en peligro la “firma religiosa” de nuestras obras. Y también eso puede echarle atrás.
La pregunta del millón es cómo no descuidar el campo asistencial, necesario siempre, uniéndolo a las actuaciones en las causas de las pobrezas. Puede parecer una cuestión teórica, pero, aunque el terreno esté todavía muy por desbrozar, tal vez se halle ahí un campo muy prometedor para la espiritualidad de la pobreza en maneras actualizadas. Comenzar por la reflexión es ya un intento; iniciar pequeñas colaboraciones con quienes apuntan a las causas, un logro inicial; plantear esto en términos de vida comunitaria, un horizonte.
1) De señuelos y pescadores:
Vamos a comenzar con una definición de señuelo tomada de un manual de pesca: Los señuelos tienen una composición estructural que corresponde a presentar estímulos cuyo fin es incitar o despertar algunos de los sentidos de los peces que están asociados al acto de la alimentación, esto es morder y tragar. O sea, si es que entendemos bien:
- Los señuelos tiene una “composición estructural”: hay alguien que los prepara, que los manipula, que tiene unos planes sobre el resultado de la pesca, unos planes de control, exterminio planificado y utilización en su propio provecho. El “compositor estructural” del señuelo es el pescador y sus planes.
- Para que el pez pique, el señuelo presenta “estímulos” que despiertan algunos sentidos orientados a la alimentación. Es decir, no muere el pez por la boca, sino por su estómago, porque el señuelo le despierta sus ansias estomacales. El pescador sabe dónde dar: lleno un poco su estómago, pero me quedo con todo el pez.
- Por eso, el éxito de la pesca está en que el pez “muerda y trague” creyendo que ha comido, cuando, en realidad, es a él a quien se van a comer entero. Creía, con buena voluntad, que mordiendo y tragando procuraba por su vida, cuando lo que ocurre es que le arrebatan la vida a él.
La conclusión es lógica: ojo con los señuelos y, sobre todo, ojo con los pescadores que están detrás de ellos.
Se cumplen 40 años de la Populorum Progressio escrita por Pablo VI en tiempos de descolonización, como apoyo a los países que alcanzaban la libertad y reivindicaban “un nuevo orden económico internacional”. Los “pescadores”, los países egoístas y desarrollados, celosos de lo que llaman “estado de bienestar” (un bienestar para unos pocos no deja ser una realidad envenenada), han ido lanzado una serie de señuelos para que la gente de buena voluntad, peces inocentes, vayamos picando y, en definitiva, ese nuevo orden económico se posponga hasta el día de la parusía por la tarde. Pueden ser estos y algunos más:
- El 0,7 %: Fue lanzado por la ONU. Solamente se impuso en países y ámbitos de decisión muy escasos. Pero ha servido de señuelo propagandístico para que muchos de nosotros nos apuntáramos a esa lucha dejando para un segundo momento los trabajos por la modificación de las causas estructurales de la pobreza. En el subconsciente se piensa que eso es imposible, inalcanzable y que, de hecho, no me implica a mí. Aunque se desmarca bastante de la caridad tradicional, la noble lucha por el 0,7, está muy lejos no solamente de conseguirse, sino de apuntar realmente a esas causas estructurales. Más aún, quien tenga implantado el 0,7 corre el peligro de pensar que ya ha llegado a una meta en el tema del desarrollo de los países empobrecidos.
- Los 8 Objetivos del Milenio: Juan Pablo II volvía en 1987 sobre el tema de los imperialismos explotadores en la Sollicitudo rei socialis que conmemoraba el 20 aniversario de la Populorum. Esta reivindicación caló en ciertos sectores de la opinión mundial y empezaron a llover críticas a la banca internacional, al FMI, al BM e, incluso, a la misma ONU por su inoperancia. A los pocos años, en 2006, de nuevo la ONU lanza un señuelo de mucho mayor calado: conseguir para el 2015 los ocho Objetivos del Milenio, el primero de los cuáles es la erradicación de la pobreza extrema y el hambre. De nuevo parece ser que lo que predomina es cómo reparar los destrozos, atrasos, insuficiencias, carencias, que se manifiestan en el tejido económico y social de los países empobrecidos, pero las preguntas sobre las causas de tales desaguisados (y que apuntan a los “pescadores”) quedan de nuevo en la sombra.
- Los proyectos de desarrollo inmediato: Nos referimos a los pequeños proyectos, cercanos, concretos, que manejan muchas de nuestras ONGs. Hemos dado, ciertamente, un paso de gigante al entender la solidaridad no meramente como acción caritativa (quizá siempre necesaria), sino también como ayuda al desarrollo, a crear posibilidades de emancipación económica. Pero de nuevo el ámbito de las causas parece poco tocado por nuestras ONGs. ¿Será un nuevo señuelo para que ese ámbito quede intacto? ¿Cómo es que, si no, muchas entidades bancarias y administrativas que se significan por su connivencia con las multinacionales que controlan el mercado y por el desarrollo desigual del planeta sean, con frecuencia, las mejores colaboradoras de nuestras ONGs?
¿Hay posibilidad de colaborar en causas de solidaridad sin picar en el señuelo y, desde ahí, apuntar a las causas de las pobrezas. La hay. De hecho podemos decir que, tanto a título comunitario como individual, es cada día mayor el número de hermanos y hermanas empeñados en la causas de la justicia; no mengua la inquietud por una sociedad distinta, aunque disminuyam nuestras fuerzas y estemos en épocas de reducción; cada vez trabajamos con más eficacia en temas de humanización, aunque nuestros trabajos son muy modestos. Desde estas certezas sugerimos:
- Se puede trabajar en el 0,7% con generosidad y lucidez. Tras las fuertes campañas de años pasados parece que este tema ha desaparecido. Pero el compromiso firmado en 1970 de invertir el 0,7% del PIB en temas de desarrollo sigue sin cumplirse en la mayoría de los países. Se ha avanzado a nivel social, lo que muestra que las campañas de sensibilización y movilización popular no han sido vanas. Muchos ayuntamientos, organizaciones cívicas, comunidades autónomas, etc., han incluido en sus presupuestos ese porcentaje para el desarrollo o están haciéndolo progresivamente. No percibimos que esto haya tenido eco en nuestras comunidades religiosas. Es cierto que muchos grupos dan para temas de solidaridad más que el 0,7. Pero entonces, ¿por qué cuesta incluir este tipo de partidas en nuestros presupuestos? Hacerlo nos llevaría con facilidad a las preguntas sobre las causas. La solidaridad no presupuestada, no “socializada”, tiene el peligro de seguir siendo caritativa, “nuestra”, apuntando únicamente a los efectos.
- Se puede colaborar en los Objetivos del Milenio porque éstos llevan emparejada la pregunta sobre las causas. No resulta fácil que estas inquietudes globales aterricen en la vida las comunidades religiosas. Nos parecen cosas lejanas, que no nos tocan. Los religiosos, incluso los de mayor edad, hemos olvidado pronto que provenimos del mundo de la pobreza y que una parte notable de nuestra vida la hemos vivido en un contexto social de escasez y de pobreza. Siquiera por eso, el Objetivo 1 (Erradicar la pobreza extrema y el hambre) habría de sernos cercano. Vistas las muertes numerosas de la violencia de género, el Objetivo 3 habría de encontrar resonancia entre nosotros, y más particularmente en las comunidades de mujeres (Promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer). Con la sensibilidad, incluso con el aliento del actual Papa proclive al tema del medio ambiente, el Objetivo 7 tendría que suscitar en nosotros un interrogante (Garantizar el sustento del medio ambiente). Si se quieren tratar estos objetivos con profundidad y cercanía, rápidamente surgirá la pregunta sobre las causas. Por eso, sin picar en el anzuelo con una respuesta rápida, meramente económica, habríamos de aprestarnos a hacer la fecunda y reveladora pregunta de las causas.
- También se puede trabajar y colaborar en las ONGs sin picar en el anzuelo de la mera subvención, de nuestro nombre puesto a un proyecto, del prestigio social que puede reportar eso, del sentido que quiero dar a mi opción religiosa. No se sabe cuántas ONGs hay en España (los más moderados dicen que 10.000; hay quien habla de 200.000. No hay un registro oficial). Muchas de ellas son de origen religioso y no pocas han nacido al amparo de obras de la VR. Se impone un severo discernimiento en las ya existentes y en las que se pretenden formar. No pueden ser excusa y tapadera para prologar el tema de “nuestras obras” ni tampoco para seguir haciendo caridad en formas más modernas. Para huir de estas asechanzas es preciso incorporar en esas iniciativas el tema básico de las causas. Si se hiciera, posiblemente disminuiría el número, pero aumentaría su vitalidad y compromiso. Y lo que es más: colaborarían de modo decisivo no solamente a paliar los efectos devastadores de las pobrezas, sino a extirparlas en su raíz promoviendo un desarrollo sostenible capaz de hacer evolucionar a los países pobres en la dirección de la justicia y la equidad.
2) Trabajos de mediación económica
Por extraño que parezca, quizá la VR esté llamada a colaborar en una cierta mediación económica. ¿De qué se trata? El desequilibrio entre países ricos y pobres, entre sectores sociales pudientes y otros necesitados es tan grande que alguien tendría que hacer trabajos de mediación económica que intentaran colmar ese profundo foso. ¿Es éste trabajo de la VR? ¿No habría dedicarse, más bien, a tareas de componente más religioso y espiritual? Pues no. La VR está en una posición estupenda para hacer tareas de mediación. Su despojo, su “pobreza”, su ausencia de intereses económicos, en la medida en que esto sea así, la posibilita para tareas de mediación.
¿Cómo podría la VR, reconociendo sus evidentes límites, ser instancia de mediación económica? Necesitaría ir decantándose crecientemente por la orilla de los débiles, interesándose de manera explícita por sus situaciones, poniendo rostro (personal y colectivo) a los inapagables anhelos de quienes heredan infortunios. Esto es una mística nueva, totalmente necesaria para plantearse la pregunta sobre la mediación económica. Además, habría de colaborar en proyectos de desarrollo a medio y largo plazo, zafándose un poco de las angustias más inmediatas que asaltan a los pobres y que copan, con frecuencia, todas sus fuerzas. Tendría también que apoyar con decisión planteamientos de mediación económica como el comercio justo, no solo para colaborar con las cooperativas de productores de los países empobrecidos, sino también para indicar que es posible encontrar caminos de reorientación económica. La VR tendría que ser cuidadosa en sus modos de consumo, tendiendo explícitamente hacia la oferta que viene de los países del Sur, aunque sea poco lo que accede a nuestros mercados.
Un ámbito de mediación es la organización de intercambios entre agentes de desarrollo del mundo rico y del mundo en vías de desarrollo. Este intercambio, camino de ida y vuelta, no solo de ida, podría colaborar a generar un pensamiento crecientemente común que luego, sin duda, llevaría a concreciones. Una ayuda al desarrollo, una acción de las ONGs únicamente en la dirección Norte-Sur es incompleta. Resulta necesario hacer espacio a la dirección Sur-Norte. Es entonces cuando los intercambios podrán ser generadores de una nueva conciencia que, sin duda, se traducirá en caminos de mediación económica.
Y, finalmente, hay que entender la mediación económica como un proceso, no como un acto puntual, alejándose la dinámica de subsidio (caritativa) que tiende a considerar que con una ayuda puntual hemos terminado. Esos procesos demandarán continuidad en lo planificado, acompañamiento en el trayecto del mismo, evaluación en su terminación. Es preciso ser consciente de que hacer obra de solidaridad y, más todavía, de mediación económica es complicado y que, con frecuencia, los planes se agostan mucho antes de llegar al final. Efectivamente, tales planes pasan por mil manos, por muchas vicisitudes, por imponderables que no entraban en lo planeado y, si no se está encima de ellos, terminan por agostarse antes de llegar a su final.
3) Discernimiento “empresarial”
Hay quien dice que los religiosos habríamos de reconocer, de una vez por todas, que somos “empresarios” (V. G. Mier). Así aparece en momentos de conflictividad laboral de nuestros centros de enseñanza, sanitarios u otros. Quizá tengan razón. Pero ese reconocimiento bien merece un discernimiento, porque hay matices que es preciso tener en cuenta.
Un primer paso es clarificar el procedimiento empresarial de nuestras obras propias, ver si nuestras prácticas laborales son buenas o rezuman el más duro neoliberalismo, analizar si nuestros comportamientos económicos son legales, e incluso generosos, comprobar qué calidad de trato se da a los trabajadores de nuestros centros. El tema de la justicia habría de ser una obsesión en nuestras prácticas laborales desterrando cualquier arbitrariedad que se haya podido colar en este campo. Además, sería preciso ver si funciona el principio de inclusividad, aquel que considera importante a todo trabajador, independientemente de su cometido específico, de su cualificación o de sus peculiaridades personales.
Por otro lado no se ha descartar que la VR participe en empresas de inserción que son, por definición, empresas en los márgenes, con personas de grandes dificultades de acceso al mundo laboral. Para ello tal vez haya que introyectar la idea de trabajar en empresas realmente “no rentables”; esto puede ser una colaboración a la mediación económica. Esta participación habría de serlo al menos en fases iniciales, dejando posteriormente la gestión a personas que pueden llevar tales empresas en la línea establecida. En este discernimiento entran también las instalaciones que poseemos y que, en un momento dado, pueden ser imprescindibles para dar salida al humilde sueño de las empresas de inserción.
Están más por descubrir todavía las ventajas del trabajo en empresas ajenas. Es cierto que son bastantes los religiosos y religiosas que trabajan en esas empresas. Pero el “modelo empresarial” mayoritario en la VR sigue siendo el de las obras propias. Pretender una especialización del religioso/a en trabajos por cuenta ajena demanda voluntad de caminar en la dirección del religioso profesional, formación adecuada y acompañamiento necesario. De todos modos, el campo del trabajo profesional por cuenta ajena acarrearía muchos beneficios al proyecto de VR no siendo de los menores la libertad y la posibilidad de mostrar un tipo de vida cercano al camino del común de los mortales. De lo contrario, ser del pueblo, vivir como la gente, estar con los pobres y similares anhelos no estarían fácilmente al alcance de la VR.
Un punto de discernimiento que consideramos importante se refiere al comportamiento de no pocas comunidades religiosas de nuestro entorno europeo que, en estos tiempos de reducción, envejecimiento y carestía vocacional, se lanzan a la construcción de grandes obras modernas (colegios, complejos sanitarios, universidades incluso). Por un lado, la embarcada que supone meterse en tales líos económicos quizá encuentre una razón de ser en el afán de que el esfuerzo económico de las congregaciones religiosas revierta en la sociedad y colabore al desarrollo económico de una ciudad o región. Pero los interrogantes afloran: ¿Por qué se hace tal despliegue económico? ¿Cómo se compaginan esas actuaciones con el testimonio de vida sencilla y pobre al que está llamado el seguidor de Jesús? ¿Quién va a gestionar tales obras dentro de veinte años? ¿Está claro el horizonte económico de tales inversiones? ¿A qué tipo de empresa estamos empujando? Son muchos los interrogantes; el discernimiento habría de ser también notable.
Por fin, un punto que sigue pesando en nuestros estilos habituales de VR es el tema de la formación de los gestores económicos que, con frecuencia, se realiza en nuestros centros educativos. J.M. Castillo dice que no puede entender que “los profesionales de la pobreza formen a los mejores gestores de la riqueza”. Esto desvela la necesidad de una clarificación de los comportamientos empresariales de la VR y de la ideología que hay detrás de ellos.
4) Buenas noticias en las causas de las pobrezas:
Ninguno religioso o religiosa ignora que el Evangelio es buena noticia. Así lo proclamamos con frecuencia. Pero se tiene la impresión de que, con frecuencia, esa buena noticia es religiosa, para asuntos de fe, pero no tanto para las necesidades que agobian el caminar humano. ¿Cómo ser buena noticia para los parados, para quien tiene problemas de vivienda, para quien ha tenido que emigrar a buscarse el pan, para quien naufraga en el océano de la crisis?
Podría la VR colaborar notablemente con los parados en estos tiempos de gran desempleo. Primero: acogida, comprensión, respeto, mirada benigna; no menosprecio, desentendimiento, olvido. Segundo, tratar de ser justos cuando necesitamos contratar a alguien que nos eche una mano en labores coyunturales; no aprovecharse de la precariedad del empleo o del poco tiempo del servicio contratado. Tercero: colaborar con entidades que proponen planes de mitigación de esta lacra (Cáritas, por ejemplo). Cuarto: creer que, si nos ponemos en marcha, encontraremos alguna salida que alivie a quien anda mal en cuestiones de empleo. Quinto: no desfallecer porque no encontremos solución; lo que hoy no es posible, tal vez mañana lo sea.
El difícil acceso a la vivienda de los sectores sociales más desfavorecidos (la emigración, sobre todo) podría encontrar un paliativo en la VR si ésta se animara a la creación de pequeñas “bolsas de vivienda” por las que la comunidad religiosa hiciera de intermediario entre quien alquila y quien tiene necesidad de vivienda pero no es fiable para el alquilador. Este método que no exigiría grandes inversiones, aunque sí un seguimiento ceñido, podría solucionar no pocos casos de gran dificultad para el acceso a una morada digna.
La VR se va sensibilizando a pasos agigantados en el acuciante tema de la inmigración. Van surgiendo iniciativas, incluso intercongregacionales, que tratan de hacer de colchón social para un colectivo numeroso que, al menos en sus primeras fases, pasa por situaciones de dificultad. Sin embargo, queda todavía mucho camino por recorrer. Los viejos prejuicios racistas que obran en nuestro país y que se mantienen en modos generalmente latentes pero que están ahí habrían de ser superados por una generosidad que conecte con el recuerdo de que nuestra patria ha sido (y aún lo es) tierra de emigración pura y dura. Los recursos que las comunidades religiosas en general prestan a los colectivos inmigrantes son todavía escasos. Es preciso un discernimiento más agudo y más animoso. Se necesitacaer en la cuenta de manera efectiva que el “fui extranjero y me acogisteis” de Mt 25,35 no solamente sigue vigente, sino que es signo del alborear del Reino. Y si éste no amanece, ¿a que luz contribuye la VR?
También la VR está llamada a poner más empeño para echar una mano a quien está apunto de naufragar en el marasmo de la crisis económica o a quien se ha hundido ya. Es cierto que, con mucha frecuencia, las posibilidades de actuación son escasas. Pero eso no habría de ser óbice para intentar actuar. Aquí habríamos de manifestar la alternatividad a la que apunta el seguimiento de Jesús.
5) Cuatro deseos para la Vida Religiosa:
Para terminar condensamos lo dicho en cuatro buenos deseos para la VR. Que el anhelo nos mantenga abiertos en esta situación de encrucijada, que moldee nuestra sensibilidad:
- Que el dolor no nos sea indiferente: Como canta la hermosa canción de León Greco. Que la VR no pase dando un rodeo a los grandes sufrimientos de la humanidad, que le conmuevan las lágrimas de los pobres, que haga suyas las situaciones de las pobrezas, que ampare y abrace a quien camina en profunda soledad, que se vuelque con fidelidad a las necesidades más hondas, que toque las llagas de la vida para curarlas.
- Que anhelemos otra manera de vivir: Una manera que rechace la razón cínica que decía que no existían fondos para cumplir los Objetivos del Milenio o condonar la deuda externa. Que también supere la razón indolente que renuncia a su mayoría de edad y no se atreve a pensar autocráticamente y con reflexividad; que entiende este mundo como fatal y necesario sin atreverse a abandonar los viejos mapas y a dibujar otros cuyas distorsiones de la realidad sean menos arbitrarias e inhumanas. Una manera de vivir que aproveche la experiencia vivida para ejercer la razón crítica, que es la que nos posibilita ejercer de seres humanos libres y responsables.
- Que soñemos con otra dirección: La de una alternativa “con menos y de otro modo, podemos vivir todos”, cosa que pasa por un pacto social que asegure la dignidad ciudadana de los excluidos por la crisis y ponga sobre la mesa los esfuerzos productivos que cada sector debe hacer. Y esto, sin denuncia de la realidad no será posible. Nadie cede nada en situaciones de crisis, si no hay denuncia de la realidad, presión popular y pacto democrático. La VR ha de mostrar con su estilo de vida que con menos y de otro modo hay para todos.
- Que nunca renunciemos a nuestros sueños de un futuro distinto: “Todavía cantamos, todavía soñamos”, dice la canción de Víctor Heredia. Nos atenemos a la palabra de Jesús: “Fuego he venido a traer a la tierra; y qué puedo querer sino que arda” (Lc 12,49). No es el fuego de la destrucción, sino el del anhelo por la justicia. En ese fuego habría de arder la VR. Si este fuego se apagara, moriría también la llama que alumbra el corazón de la vida comunitaria. Mientras haya soñadores que sueñen en común, un futuro de humanidad es posible.
***
Para trabajar este tema en grupos:
- Tras leer el capítulo, comenta brevemente en la reunión de comunidad uno de los cinco apartados propuestos.
- ¿Te parece que se van dando pasos en el discernimiento económico? Pon algún ejemplo concreto.
- Hablar de alguna iniciativa de la ciudad en la que vives en que se vea que hay quien intenta trabajar en las causas de la pobreza.
- Hablar de alguna iniciativa de la Compañía en que se vea que se apunta a las causas de las pobrezas.
3
LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA
Y LA ESPIRITUALIDAD DE LAS
HIJAS DE LA CARIDAD
El componente social nos parece imprescindible para el carisma de las HHCC. No hay duda. El asunto es trabajarlo para adecuarlo a los momentos históricos diversos por los que va pasando la Compañía.
1. Criterios solidarios de san Vicente
Espigamos entre sus pensamientos algunos criterios de solidaridad que hacen relación a lo más concreto, a la gestión de bienes a favor de los pobres. Esto ha de estar como telón de fondo a la hora de ir avanzando en el rema de la doctrina social.
1) “Es preferible que perdamos nuestros derechos antes que desedificar al prójimo” (SV III,63): Una acción solidaria que mira más a mantener los derechos (de la persona o de la institución) no es la que quería Vicente. La “edificación” del prójimo, la reconstrucción de su vida y persona van antes que los derechos de las HC.
2) “Cuando lo hicisteis con alguno de los más pequeños, conmigo lo hicisteis” (Mt 25,40): Es un texto muy querido por san Vicente. Lo admirable de la acción solidaria de Mt 25 es que la hicieron sin darse cuenta de que lo hacían a Jesús (¿Cuándo te vimos?). Entonces, ¿por qué lo hicieron? Por amor a la persona, por la simple conmoción ante su necesidad y dolor. Esa es la forma buena: hacerlo sin saber (sin siquiera querer saber) que se hace por Jesús, sino, simplemente, por amor a la persona.
3) “Por los enfermos…habría que vender hasta los cálices de la iglesia” (SV XI,675): ¿Hay que tomar este tipo de expresiones como una simple metáfora o como una elemental realidad? Eso querría decir que la luz del discernimiento tiene que estar siempre sobre nuestro estilo de obras de solidaridad para que la persona del frágil esté siempre por delante de nuestras obras.
4) “Un mismo querer y no querer” (SV IX,893): Que, sin leemos bien, quiere decir que, por los débiles hay que querer tener recursos pero, a la vez, para una misma, para la propia institución, no hay que quererlos. Si esto no se corrompe, si no incluimos artimañas (quién más pobres que nosotras y cosas así), la cosa puede ser interesante.
5) “Al servir a los pobres se sirve a Jesucristo. Por consiguiente, hay que vaciarse de sí mismo para revestirse de Jesucristo”. Son frases que pueden parecer comunes, pero encierran un fuerte vigor místico: la visión cristiana de las pobrezas va más allá de situaciones externas concretas, morales, sociológias u otras, para desvelar en su fondo el grito inapagable de justicia que surge de ahí. Por eso, para atender ese grito es preciso un tremendo vaciamiento, un reordenamiento de la estructura personal, un nacer de nuevo, un cambio de perspectiva vital. Si no se da esto, se hará caridad paternalista con las pobrezas, pero el grito real de las pobrezas seguirá sofocado y los mecanismos de las pobrezas se perpetuarán.
6) “No me basta con amar a Dios si no amo a mi prójimo”: Dentro de su aparente sencillez, esta frase encierra un auténtico explosivo. Es el tema de los absolutos. Siempre se ha creído que el absoluto para la persona religiosa es Dios: “Hágalo por Dios”. “A mayor gloria de Dios”. Dios es el techo de entre los motivos de actuación. Sin embargo el Evangelio, las actitudes de Jesús desvelan la realidad de un Dios “sometido”, servidor, acompañante al hecho humano. Él mismo toma por absoluto a la persona y se entrega a ella viniendo a poner en ella su “casa” (Jn 14,23). No se trata de ninguna clase de confusión inmanentista. Es la ofrenda del Dios totalmente generoso con la vida. Algo de eso capta Vicente de Paúl: el amor a Dios queda incompleto, cuestionado, relativizado si no cobra el rostro del amor a la persona (como dice 1 Jn 4,19-21). La equiparación del mandamiento del amor de Dios al del prójimo en Mt 23,34-40 está indicando una cierta primacía del amor a la persona en cuanto que éste hace visible al otro. Este principio de “visibilidad” parece asomar en las expresiones de san Vicente.
7) “¡Cómo! ¡Ser cristiano y ver afligido a un hermano, sin llorar con él, sin sentirse hermano con él! Eso no es tener caridad; eso es ser cristiano en pintura”. La frase es muy expresiva y gráfica. San Vicente ha logrado ver que el dolor ajeno es, de alguna manera, propio. Sin esa apropiación no puede brotar una implicación real, humana, solidaria. El llanto solidario habla de la participación real en ese sufrimiento. Y sin sentirse partícipe ¿cómo se va a aportar algún tipo de solución? De ahí su tajante afirmación de que una caridad desimplicada es una “pintura”, algo externo y tramposo, en relación con la fe.
8) “No puede haber caridad si no va acompañada de la justicia”: Un aserto que hoy firmaría cualquiera, pero que, suponemos, que en época de san Vicente sería novedoso e incluso escandaloso. Es de los primeros santos que han hecho de la justicia una causa explícita. De alguna manera ha entendido que la justicia es el alma de toda acción solidaria, de toda caridad. Y si falta, se corre el peor de los riesgos: el paternalismo, que no es sino la apropiación del otro a beneficio de uno mismo. Y si esto se hace por motivos religiosos, estamos en la peor de las situaciones.
- 2. Un asistencialismo racional y entrañable
Hablar de DSI no pone contra las cuerdas a la necesidad de un asistencialismo, mayor cuanto mayor es la época de crisis como la nuestra. De hecho, más allá de toda crítica, las ONG que se dedican a ello reciben, por encima de críticas el reconocimiento social. Algo de eso pasa con las HHCC. Los reconocimientos sociales son muchos (desde el Príncipe de Asturias a la concordia 2005, como el “Premio ciudadano europeo” a la Cocina Económica de Logroño 2014, por decir algunos notables).
Por desgracia, la necesidad del asistencialismo es manifiesta y más en estos tiempos últimos (el 27% de la población española está en riesgo de exclusión). Pero la aplicación de la espiritualidad de la DS puntualiza, de manera saludable, la forma de hacer la labor de asistencia al pobre. Un modo de resumirlo sería decir que ha de ser racional y entrañable a la vez.
Racional porque no se puede hacer con criterios “caritativos” de otra época, sino en maneras coordinadas, organizadas y en relación con las instancias civiles, tendiendo siempre a tratar de superar los modos crónicos que conllevan tantas desviaciones. Ha sonado hace mucho tiempo la hora de trabajar descoordinadamente haciendo la guerra cada uno por su cuenta. Esa misma racionalidad incluye el esfuerzo por alejar la “firma” de lo que hacemos y por no condicionar a nadie por el beneficio de asistencia que se le hace.
Pero también ha de tener el asistencialismo un componente de cordialidad, de entrañabilidad, de conmoción por la persona frágil. Si eso no aparece por ningún lado, el asistencialismo se vuelve frío y puede que reconforte los estómagos, pero no el interior de la persona. Y el frágil, como todos, busca ese calor de dentro que únicamente brota de un corazón cálido. Un asistencialismo frío tiene un algo de inhumanidad que lo hace cuestionable.
- 3. Apuntando decididamente al desarrollo del frágil social
Aunque una institución como las HHCC pueda haber estado centrada sobre obras asistenciales, la DSI le empuja a que, como orientación, tienda a generar desarrollo. Un desarrollo sostenible y humanizador, no un mero desarrollo económico. Pero el desarrollo es la puerta por la que se sale de la exclusión.
Para ello es preciso tener una nueva mentalidad, una manera de pensar acorde con la DS y con los tiempos de hoy, una mística distinta a la manejada durante siglos y de la que las obras son reflejo. Más aún, como hemos visto, los textos vicencianos, salvadas las distancias, pueden ser una buena base para esa mística nueva (quizá esos textos han sido fagocitados por la mentalidad “caritativa”). El mismo Evangelio ofrece posibilidades con la práctica de la lectura social de la Palabra, una manera nueva y distinta, muy iluminadora, de leer los textos. Si por algo puede caracterizarse esa nueva mentalidad es, como hemos propuesto, por unir conmoción y organización, tendencia a los márgenes y sentido crítico, conmoción por la situación del pobre y anhelo de justicia por su causa.
Pero esta mística nueva tiene que ir acompañado de una praxis concreta, tanto a nivel comunitario como institucional. No vale tener una mística más acorde con la DSI sin tener el ánimo de modificar los modos heredados de la caridad. A nivel institucional esto habría de marcar el derrotero de las opciones, las deciciones respeto a las inversiones, la elección de obras. Aquí hay un trabajo enorme para los diversos gobiernos en la Congregación. Pero dado que las comunidades tienen, indudablemente, un margen real de acción, ellas también están llamadas a la paulatina construcción de una praxis social nueva. No ha de ser solamente las circunstancias las que nos “obliguen” a cambiar, a reducir, a modificar (por ejemplo la carencia de vocaciones), sino que la elección en base a criterios evangélicos y sociales habría de ser la fuerza para tomar pequeños caminos nuevos de actuación para una caridad nueva o un desarrollo más actual.
- 4. Se puede
Se ha hecho célebre desde Obama aquel lema del “Yes, we can” que ahora se aplica a todo. También a estos derroteros de la DS se puede aplicar. Como una razón para el inmovilismo la VC esgrime la “realidad” de que no podemos, de que nuestras fuerzas son exiguas, de que estamos mayores. Siendo verdad una parte de esto hay que decir que la VC tiene, todavía, un potencial en personas y medios enorme. No deberíamos minimizar nuestras posibilidades, y menos para encubrir nuestras pocas granas de cambio. Quizá podemos más de lo que creemos o decimos. Si fuera así, habría que animarse. Evidentemente, como hemos dicho antes, para “poder” parece que hoy son necesarios la coordinación y el trabajo organizado. Yendo cada uno por su lado, esto es muy difícil.
Para “poder” hace falta una mística de la confianza. Primero, confiar en quien decimos confiar. En Mc 10,27 se dice aquella famosa frase: “Humanamente, imposible; pero Dios lo puede todo”. Las modernas traducciones (J. Mateos) suelen verter: “Humanamente, imposible, pero no con Dios; porque con Dios todoe s posible”. La obra social (la de la vida misma) tiene en Dios funamento y amparo (Jn 14,23). Pues bien, asumamos esa mística: sepamos que la obra social puesta en práctica, aunque sea sencilla, tiene el amparo de Dios. Esa confianza habría de aportar equilibrio, arrojo y ánimo contra cualquier desaliento.
Además, habría que confiar en la fuerza de la comunidad, e incluso en la fuerza de los pobres (la fuerza de los pocos). Siempre hemos creído que la fuerza solamente reside en el poderoso. Pero la vida nos enseña que es el frágil con su escuálida aportación lo que a veces nos saca las castañas del fuego. Lo mismo pasa en la vida de comunidad. Podemos creer que sus fuerzas son menguadas. Pues aunque así lo sean, mezcladas a la confianza pueden dar unos resultados insólitos.
- 5. Un nuevo vocabulario para una nueva espiritualidad
Hace ya 21 años que se publicó el magnífico libro de consulta de espiritualidad vicenciana Diccionario de espiritualidad vicenciana. La utilidad de este libro queda fuera de dudas, tanto para la Compañía como para la foráneos. Pero, manteniendo toda su vigencia, ¿no habría que ir pensado en un nuevo vocabulario que colaborase al impulso de una nueva espiritualidad?
A nada que leamos los textos de la DSI, tanto antigua como reciente, temas como Dignidad, desarrollo, Cuidado, Creación, bien común, economía, medio ambiente, etc. no tienen entrada en el citado texto y sería estupendo que, se pudiera leer en los textos vivencianos algo de esto, siquiera a nivel de simple semilla. ¿No hacemos algo así con los textos de la Biblia y no creemos que eso sea forzar las coas (léase el cap.II de LS’ sobre el evangelio de la creación)? Lo mismo podría hacerse con los textos carismáticos vicencianos.
Ello sería una buena herramienta para la puesta en pie y alimentación de una nueva espiritualidad ya que es difícil caminar por sendas de novedad si, de algún modo, no se cultiva una mística nueva. Quizá la Compañía esté necesitada de esta clase de herramientas nuevas. Para pensarlo.
- 6. Conclusión
1) La DSI es un tema que concierne a las HHCC tanto por razones carismáticas como de misión con los empobrecidos.
2) Se hace necesario acrecentar el nivel de lectura social de la espiritualidad para equilibrarla con el componente religioso que es el que ha primado, y aún prima en mayor medida. Los comportamientos concretos tienen que ver con esto.
3) Es una exigencia la mezcla DSI-carisma. Todo lo que se haga en ello redundará en beneficio de la misión.
4) Si se va asumiendo la DSI tendrá consecuencias en el ámbito del pensamiento, de la estructura y del comportamiento comunitario. De ahí su importancia.
5) Cuando se llama a la VC a la “fidelidad creativa” quizá se está llamando a algo de esto.
Para el trabajo en grupos:
¿En qué punto (uno solamente) de la doctrina social habría que hacer hincapié?
- A nivel de la Compañía
- A nivel de las comunidad
- A nivel personal.
Fidel Aizpurúa Donazar
Logroño
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