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FIAIZ

Marcos 8

CVMc

Domingo, 13 de diciembre de 2015

 

 

VIDA Y EVANGELIO:

UN MISMO CAMINO

Plan de oración con el Evangelio de Marcos

 

8. 1,32-34

 

Una reflexión inicial:

 

            Hay un sector de la población española, dentro de los que lo pasan mal, que se podrían denominar “los precarios”. Son gente que no está en la indigencia pero que no consiguen llegar a final de mes y, aunque trabajen, tienen que recurrir a la solidaridad social para poder salir adelante. No pueden permitirse ninguna clase de excesos y aprovechan todas las fuentes de financiación que “para los pobres” ofrece la sociedad.

                Son personas que no han perdido su conciencia de dignidad y aún luchan por participar en el banquete de la vida sobre el que creen tener un cierto derecho. Con frecuencia son el sector más crítico de la sociedad y el que tiene más conciencia política, aunque su formación escolar sea muy sencilla. Son buenos lectores de la realidad y saben situar en su correcto lugar a quienes les expolian.

                No doblan el cuello ante los atropellos de la maquinaria neoliberal, aunque se vean escachados por ella. Lo dicho, mantienen la dignidad en el fondo del corazón, en la entraña de su ser.

                Por eso, los “precarios” son una esperanza para el futuro de esta sociedad, aunque no se les vea así. Y sus posiciones, sus votos, sus protestas, sus acciones en la calle, aunque parece que son ninguneadas por el olvido y el menosprecio, son realmente la semilla de una sociedad nueva.

 

El texto

 

            32Caída la tarde, cuando se puso el sol, le fueron llevando a todos los que se encontraban mal y a los endemoniados. 33La ciudad entera estaba congregada a la puerta. 34Curó a muchos que se encontraban mal con diversas enfermedades y expulsó muchos demonios; y a los demonios no les permitía decir que sabían quien era”

 

  • Estos “sumarios” transmiten la idea que ha quedado en la mente y en el corazón de las primeras comunidades cristianas: Jesús fue uno que se preocupó del dolor de otros, que salió al paso de las carencias de las clases marginadas. Su respuesta al dolor ajeno da la medida de su calidad moral y de su calidad mesiánica: fue Mesías porque se preocupó hondamente del dolor ajeno.
  • “Los que se encuentran mal” son el pueblo que sufre ante la indiferencia de los dirigentes. Seguimos en eso mismo: la conciencia aislada de quien dirige y tiene las espaldas cubiertas no llega a tocar al sector frágil de la sociedad. Y, encima, se hacen llamar bienhechores, servidores del pueblo. Gran cinismo.
  • Los endemoniados son aquellos que les hacen el juego a los poderosos. Quieren situarse por encima de los que están mal, tienen una ideología opresora. Son gente que usa como arma principal la violencia. Jesús se opone frontalmente a los tales.
  • Los precarios se congregan en la puerta, en otro lugar que el poder, porque en el lugar del poder no hay vida para ellos.
  • Jesús hace una obra de curación que consiste en hacer ver que los precarios, y los pobres, tienen un sitio en la sociedad, que la vida les pertenece, que no deben tolerar que se les arrebate la dignidad, que hay un lugar para ellos en el banquete de la vida. Es, más que nada, una curación social.
  • Los violentos, los prepotentes, los endemoniados, quieren usar el nombre de Jesús para su triunfo. Jesús les prohíbe usarlo para eso.

 

Para pensar un momento:

 

  1. ¿Crees que las situaciones se repiten hoy?
  2. ¿Cómo mirar la precariedad con otros ojos, humanos y sociales?
  3. ¿Qué estamos dispuestos a hacer para que esto, en lo que se pueda, mejore?

 

Un valor: el inapelable derecho a una vida con dignidad

 

                Algo de lo que, por suerte, no se apean muchos de “los precarios”. Creen que nadie les puede arrebatar la dignidad y, con ella, el derecho a una vida digna. Y luchan por ello.

  • Más allá de la riqueza económica hay otra riqueza que no se contabiliza en las estadísticas y que debemos proteger porque no es propiedad de nadie.
  • Más allá de los mensajes bidireccionales de compraventa estamos nosotros como personas, con todos los pliegues de humanidad que ello implica.
  • Más allá de las dinámicas que nos reducen a meros agentes comerciales de nosotros mismos, a simples productos del mercado laboral, está nuestro inapelable derecho a vivir con dignidad, con acceso a nuestras necesidades básicas, a una educación y sanidad de calidad, a una vivienda y a un empleo decentes.
  • Y también, cómo no, está nuestro derecho a disfrutar de lo que una inmensa cúpula de estrellas tenga que decirnos en mitad de la noche. Qué sería de la civilización si no miráramos más allá de la pantalla del televisor.

 

 

 

Una imagen

 

 

            Este señor a quien el Papa Francisco está dando la mano es el sacerdote murciano Joaquín Sánchez, portavoz en la región de Murcia de la PAH, organización que ha parado más de 1500 desahucios. Gente como él son quienes se han situado de manera activa en el lado de los precarios y de quienes andan en el margen. Si no fuera por ellos creeríamos que el sistema devorará a sus propias víctimas. Pero por ellos sabemos que esto nos va a ser a sí. Hay que felicitarles y animarles.

 

Un pensamiento (Vanesa Pérez Sauquillo)

 

En campos de silencio

las estrellas que caen

siempre germinan. 

 

Todo nos reconoce. 

Todo inclina su gesto generoso

hacia donde la vida

nos cubre y nos concreta. 

 

Hay un cuenco de asombro

en el umbral

de los que saben esperar milagros, 

susurra una verdad. 

 

Hay música, también, 

bajo las cuerdas. 

 

 

 

 

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