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FIAIZ

Apocalipsis 20

CVA 

Domingo, 2 de marzo de 2014

 

BUSCAR LUZ

EN TIEMPOS OSCUROS

 Plan de oración con el Apocalipsis

 

20. Ap 2,1-7

 

Introducción:

 

                Dicen las canciones amor que los amores primeros son los más dulces y verdaderos, pero son también los primeros que se pierden justamente por eso, por ser primeros. De tal manera que, una vez perdidos, recuperarlos es casi imposible. Por eso, muchos terminamos por dejarlos en el olvido, o en el simple y buen recuerdo de lo que no pudo ser. Sin embargo, por causa de su verdad, porque realmente ahí anidó el amor, quizá merezca la pena recuperarlos pero desde otro lado, desde el lado del mayor desinterés, del respeto, del agradecimiento y, por qué no, desde una amor vivo pero menos egoísta, más sosegado y compartidos, más amable.  Pretender recuperar dando marcha atrás al tiempo, volviendo a aquel punto que abandonamos es poco menos que imposible. Pero recuperar desde un lado más amable, más humano más generoso, sin pretensiones, tal vez no sea tan imposible.

                Es que el texto de esta semana habla de una comunidad que ha abandonado el amor primero, ya no se acuerda del brillo inicial que suscitaba la propuesta cristiana, ha dejado de lado la entrega generosa que provocaba el Evangelio con toda su frescura. La comunidad se cansó y abandonó. Ahora sigue pero de manera renqueante, con paso cansino, si el vigor de un amor vivo. El autor echa en cara a la comunidad tal abandono, pero tampoco da muchas pistas para intentar recuperarlos. Quizá como “vidente” se le da bien el censurar, pero peor el dar pistas de novedad. Había tenido que explotar más el aguante y el no rendirse a la fatiga de esa comunidad. Aún hay vida y verdor en el centro de su tronco.

 

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Texto:

 

            21Al ángel de la iglesia de Éfeso escribe así: esto dice el que tiene las siete estrellas en su diestra y anda entre los siete candelabros de oro: 2Conozco tus obras, tu esfuerzo y tu entereza; sé que no puedes sufrir a los malvados, que pusiste a prueba a esos que se llaman apóstoles sin serlo y hallaste que son unos embusteros. 3Tienes aguante, has sufrido por causa mía y no te has rendido a la fatiga, 4pero tengo en contra tuya que has dejado el amor primero.

            5recuerda de dónde has caído, enmiéndate y vuelve a proceder como al principio; si no, como te enmiendes, vendré a quitar el candelabro de su sitio. 6Es verdad que tienes una cosa a tu favor: aborreces las prácticas de los nicolaítas, que yo también aborrezco.

            7Quien tenga oídos, oiga lo que dice el Espíritu a las iglesias. Al que salga vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en el jardín de Dios.

 

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La luz de la vida:

 

 

            Esta foto recoge el momento en que un niño sirio, Marwan, que atravesó el desierto de Siria camino de Jordania él solito, con cuatro años y su bolsa de plástico, es recibido por miembros de ACNUR. Una mujer se inclina hacia él como diciéndole: ¿de dónde sales? Y también con una actitud de abajamiento y cariño. Es el amor básico de lo humano, la ternura por el débil. Eso habría que recuperar siempre como “amor primero”.

                Oramos: Gracias por quienes aman con sencillez; gracias por quienes se inclinan ante el débil; gracias por quienes acompañan lo pasos de los pequeños.

 

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La  luz que es Jesús:

 

                Jesús está siempre recuperando el amor primero que nos tiene. Lo hace en la una entrega continuada, en un estar siempre a favor del camino humano. Es su modo de recuperar el amor que nosotros perdemos, porque el suyo no se pierde. Nos sigue manado como el primer día, acrecienta el respeto, aumenta la dosis de amor, vierte una medida más grande de alegría. Así logra él reorientar esa tendencia nuestra al cansancio, al abandono e incluso a la traición.

                Oramos: Te alabamos, Señor, por tu amor siempre vivo; te bendecimos por tu amor siempre nuevo; te damos gracias por tu amor siempre respetuoso.

 

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La luz que viene de la sociedad:

 

                A veces no nos resulta posible volver “al principio” de un amor, de una relación, de una vivencia, de una obra. Pero sí podemos dejar la puerta abierta para un posible nuevo capítulo en esa relación que no tendrá como finalidad volver a los días pasados (imposible) sino construir un camino nuevo juntos. Al amor de verdad le basta una grieta para renacer y siempre es posible dar con esa pista nueva que nos abra a otros horizontes. Una actitud derrotista que abandona la relación “acabada” no es positiva. Siempre hay resortes. Hay que animarse.

                Oramos: Que creamos en la posibilidad de una nueva relación; que tengamos siempre fe en las posibilidades de renacer; que abramos posibilidades y nunca tendamos a cerrarlas.

 

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La luz que aporta la comunidad virtual:

 

                El camino que vamos recorriendo es largo de años; quizá haya alguna pequeña amenaza de cansancio. No debería ser así por encima de cualquier reducción de número o de cambios que hay que aceptar a lo largo de los años. Siempre hay una pequeña posibilidad de crecer, de alimentarse, de dar con caminos que nos alienten. Esto debería ser suficiente, y el ampro fraterno, para alejar el fantasma del cansancio.

                Oramos: Que no nos pueda nunca el cansancio; que levantemos los hombros con facilidad; que respiremos el aire de lo nuevo.

 

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Palabras de luz:

 

Diez años esperó que el árbol seco

floreciera de nuevo.

Diez años con el hacha aguzada y temblorosa,

pero el árbol sólo exhibía sus desnudos brazos,

la percha de la urraca y de los cuervos.

Cortóle al fin, y,

de repente, vio su corazón verde,

borbotón de savia; un año más,

y hubiera florecido.

 

José Jiménez Lozano

 

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Para estos días:

 

Trata de ser benigno estos días con los amores perdidos y ábrete a la relación nueva.

 

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