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FIAIZ

Juan 11

CVJ

Domingo, 3 de mayo de 2009

 

VIDA ACOMPAÑADA

 Plan de oración con el Evangelio de Juan

 

11. Jn 3,22-30

 

Introducción:

 

                Siempre ha habido en la sociedad personas y organizaciones tildadas de ingenuas que siguen creyendo, tenazmente, en la fuerza del amor, en el valor de las relaciones cálidas, en el amparo que nos podemos dar los humanos. Estas personas, cuando son creativas, engendran hermosas estructuras de amor, maneras eficaces de solidaridad, modos de pensar en línea de humanización. Como decimos, no cesan en su camino ni aunque sean motejadas de irrealistas, de cándidas, de personas que no están con los pies en el suelo. Pero resulta que esta gente que crea estructuras de amor, por frágiles y sin sentido que se las quiera, son quienes más contribuyen al verdadero camino humano porque la senda de la vida se urde en el amor.

                A Jesús de Nazaret lo hemos hecho quicio y cimiento de una estructura religiosa, de una religión. Pero, en realidad, lo que él quería poner en pie era una estructura de amor, una manera social y personal de ampararse y abrazarse que hiciera creer en la posibilidad de la dicha para todos/as. Por eso, en pasajes como éste, se nos habla de un Jesús "esposo", "novio", maneras de decir que la vida está orientada a la calidez y al amor. La liturgia siempre comienza diciendo: "Señor, todopoderoso y eterno, te pedimos...". Es nuestra manera fría, teológica, religiosa, de dirigirnos a Dios. ¿Y si comenzara la plegaria: "Señor, novio nuestro..."? Quizá nos sonaría mal. Pero el Evangelio lo entiende así, como un novio amoroso, algo disparatado, exagerado en su forma de amar. Con eso se está queriendo indicar que las estructuras de amor, las que sean y por modestas que sean, constituyen el verdadero pilar de la vida y el cimiento sobre el que la persona, toda realidad, puede hacer pie. Para animarse.

 

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Texto:

 

                        22Algún tiempo después, fue Jesús con sus discípulos a la zona de Judea, se quedó allí y bautizaba. 23También Juan estaba bautizando en Enón, cerca de Salín, porque había allí agua abundante; la gente acudía y se bautizaba 24(a Juan todavía no lo habían metido en la cárcel).

 

                        25Se originó entonces una discusión entre los discípulos de Juan y un judío sobre ritos de purificación; 26ellos fueron luego a Juan y le dijeron:

                -Oye, Rabí, el que estaba contigo en la otra orilla del Jordán, de quien tú has dado testimonio, ése está bautizando y todo el mundo acude a él.

                        27Contestó Juan:

                -Nadie puede tomarse algo para sí, si no se lo dan desde el cielo. 28Vosotros mismos sois testigos de que yo dije: "Yo no soy el Mesías, sino que me han enviado delante de él". 29El que lleva a la esposa es el esposo; en cambio, el amigo del esposo, que  asiste y lo oye, se alegra con la voz del esposo. Pues esta alegría mía está colmada; 30él tiene que crecer y yo tengo que menguar.

 

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Ventana al mundo:

 

 

                            Esta foto recoge el momento en que la activista ecologista inglesa Laila Dee arroja un frasco de crema verde en el rostro del Ministro inglés de Medio Ambiente llamado Mandelson. Este ministro, que se dice defensor del medio ambiente, acude a una reunión para la construcción de una nueva pista en el aeropuerto de Heathrow, cosa que han denunciado todas las organizaciones ecologistas inglesas. Para mucha gente, esta clase de gestos es un desacato. Pero, en realidad, es la manera de protestar que tienen personas que creen que las cosas pueden hacerse de otra manera y que el progreso no está reñido con lo humano.

                Oremos: Te damos gracias, Señor, por quienes se mantienen sensibles a lo humano en nuestra sociedad; te bendecimos por quienes persisten en sus anhelos de bondad; te alabamos por quienes sienten el amor en maneras que les llevan a actuar a favor de los demás.

 

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Desde la persona de Jesús:

 

                Juan dice que siente alegría por escuchar la voz del Esposo. Alude a textos de Jeremías (como 7,34) donde se dice que en las callejas de Jerusalén nunca más se escucharán los cantos de boda, las voces del esposo y de la esposa, porque han sido infieles a Dios. Pues bien, con Jesús se vuelve a escuchar los cantos de bodas, porque con él vuelve la vieja profecía que habla de amor, de estructuras sociales de amparo, de caminos humanos envueltos en abrazos y acogida.

                Oramos: Señor Jesús, tú eres el novio a quien amamos; Señor Jesús, tú eres el esposo con quien convivimos; Señor Jesús, tú eres la voz que nos alegra.

 

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Apuntando a lo profundo:

 

                Dice Juan que él debe menguar para que Jesús crezca. En realidad, este menguar no es pérdida porque si él (Jesús) crece en nosotros/as, crecen también las posibilidades de vivir en estructuras de amor. Por eso, su crecer es también crecer para nosotros/as. Por el contrario, cuanto más centrados estamos en estructuras individualistas, en caminos de prestigio, en modos de vida superficiales, más pérdida se da en nuestra vida.

                Oramos: Que nos alejemos de maneras individualistas de vivir; que nos tienten cada vez menos los caminos del mero prestigio; que huyamos de la superficialidad que nos empobrece.

 

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Desde la comunidad virtual:

 

                Los discípulos del Bautista se quejan a él de que todos se van tras Jesús. Piensan que si se quedan solos están perdidos. Pero tendrían que darse cuenta de que irse tras Jesús no es pérdida para nadie, sino ganancia para todos. Tener experiencias de vida en torno a Jesús enriquece el grupo, por la simple razón de que con él, con Jesús, todos crecen. Este es el favor que podemos ir haciéndonos en la comunidad virtual: estar unidos en torno a Jesús, mirarle, orarle, apreciarle, compartirlo, sentirlo juntos/as, amarle en definitiva. Por esos caminos, todos/as mejoramos, todos/as crecemos

                Oramos: Que miremos a Jesús en comunidad; que apreciemos a Jesús en comunidad; que lo compartamos en comunidad.

 

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Para orar:

 

El amor está en lo que tendemos
(puentes, palabras ).

El amor está en todo lo que izamos
(risas, banderas).

Y en lo que combatimos
(noche, vacío)
por verdadero amor.

El amor está en cuanto levantamos
(torres, promesas).

En cuanto recogemos y sembramos
(hijos, futuro).

Y en las ruinas de lo que abatimos
(desposesión, mentira)
por verdadero amor.

José A. Valente

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