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FIAIZ

Marcos 29-40

CVMc

Domingo,  2 de octubre de 2016

 

 

VIDA Y EVANGELIO:

UN MISMO CAMINO

Plan de oración con el Evangelio de Marcos

 

29. Mc 4,26-29

 

Una reflexión inicial:

 

            Muchos se pregunta sorprendidos de dónde brota el bien y la dulzura, por qué sigue habiendo gente buena más allá de toda maldad, por qué la humilde planta del amor surge en cada esquina de la existencia, cuáles son las fuerzas que hacen germinar la semilla pequeña de la generosidad.

                En el subsuelo de lo humano obran unas fuerzas germinativas de enorme potencia: la entrega sin pedir nada a cambio, la preocupación por el otro aunque eso no sea de mi familia o de mi grupo, la impresión que siguen causando las lágrimas de los pobres, el interés por el bien de quienes son más frágiles, el cuidado de lo que se quiebra con facilidad, el empeño por sacar una sonrisa de los rostros apagados, el amor en definitiva por todo aquello que necesita ser amado.

                Estas fuerzas están siempre trabajando en el subsuelo de la vida, día y noche, sin fronteras ni límites, en las zonas más oscuras de la existencia. Hay quien llama Dios a tales fuerzas; hay quien las considera un misterio de la vida. Pero lo cierto es que hacen germinar el bien traspasando la dura corteza del mal, del desamor, del abandono, del frío.

                Por eso mismo, mientras esas fuerzas sigan estando ahí, que lo estarán siempre, la cosecha del bien está asegurada. Nadie podrá frenar su poder germinativo. Nadie las podrá encadenar.

 

El texto:

 

                26Y siguió diciendo: - Así es el reinado de Dios, como cuando un hombre ha lanzado la semilla en la tierra: 27duerma o esté despierto, de noche o de día, la semilla germina y va creciendo sin que él sepa cómo. 28Por sí misma la tierra va produciendo el fruto: primero hierba, luego espiga, luego grano repleto en la espiga. 29Y cuando el fruto se entrega, envía enseguida la hoz, porque la cosecha está ahí.

  • Las parábolas tratan de explicar lo incomprensible del misterio del reino que está ya actuando en la historia mediante comparaciones comprensibles: aquí la de una fuerza similar al “incomprensible” vigor de la tierra que hace que la semilla llegue a la sazón del grano.
  • El sembrador está dotado de una confianza sensata. No sabe si habrá cosecha o no. Pero como en otras ocasiones nunca ha fallado la cosecha, mejor o peor, vuelve a lanzar la semilla. No es una confianza ciega sino probada. Así es el reino y el bien: siempre han brotado ¿por qué no van a brotar una vez más si se siembra?
  • El misterio de la semilla que crece se resuelve en el poder de los nutrientes de la tierra. El reino tiene sus nutrientes: el amor, la le ternura, la generosidad, la preocupación por el débil, la respuesta al dolor ajeno, etc. Esos son sus nutrientes. Por eso el reino brota y llegará madurar. El bien hará madurar al reino.
  • El que haya “grano repleto en la espiga” está indicando que el proceso de eclosión del reino no se quedará a medias. Llegará a buen fin y de manera generosa. La certeza del triunfo del bien es lo que alimenta la esperanza del sembrador.
  • “La cosecha está ahí”. Y a veces no la vemos, pero la cosecha del bien acompaña el tortuoso camino de los humanos. Si la vemos es porque somos nutrientes de la bondad.

 

Para pensar u orar:

 

  1. 1.       Que celebremos los nutrientes del bien que hay bajo la vida.
  2. 2.       Que colaboremos nosotros a ser nutrientes del bien.
  3. 3.       Que la confianza en el bien nunca nos abandone.

 

Un valor: Descubrir a los bondadosos

 

            Se ha puesto de moda esa peculiar “caza” de Pokemon por las esquinas de las ciudades. “Cazar” el bien, descubrir a los bondadosos sería un ejercicio muy interesante para alimentar nuestra base humana y para confiar en la promesa del Evangelio de que el reino llegará a su cita, a ser “grano repleto”.

  • Para descubrir a los bondadosos es preciso ser atraído por el brillo de la bondad. Mientras lo oscuro de lo inhumano nos impacte más que el bien, nos costará dar el paso.
  • Para descubrir a los bondadosos es preciso capacitarse con prácticas de bondad. Es la mejor forma de establecer conexión con quien, en el subsuelo de la vida, no sucumbe al mal.
  • Para descubrir el bien es preciso no dejarse anegar por la corriente del mal, no engrosar el río de la desesperanza. Por el contrario, hay que verter la humilde gota de la vida en el cauce del gozo y del amparo.
  • Para descubrir a los bondadosos hay que ponerse las gafas del amor porque el bien, con frecuencia, se oculta entre los pliegues de lo cotidiano, como camuflado.
  • Para descubrir a los bondadosos hay que alejarse de una mentalidad de poder, porque a este no le interesa para nada el bien.

 

 

 

 

 

 

Una foto:

 

 

 

Hemos visto tantas fotos como esta que ya no nos impresiona. En uno de los “asaltos” de la valla  de Melilla, dos subsaharianos ayudan a un compañero desfallecido. Posiblemente lo hacen por amistad o por simple bonhomía. Es el amparo que se dan los excluidos. La bondad en estado puro. Descubrir a estos bondadosos natos es lo que habría de ayudarnos a no desfallecer en la certeza de que el bien dará fruto.

 

Un poema:

 

Que nada nos detenga. La llamada

del infinito debe obedecerse.

Soberana inquietud que nos animas,

enséñanos a merecer el néctar

de estos días que nos tocan. Muéstranos

un modo de luchar contra el vacío

de este dulce interludio. Que la fe

en la alegría posible no abandone

ni la razón despierta ni el recuerdo.

Sé que tengo sentido porque vivo,

y sé que no hay dolor ni menoscabo

que puedan inmolar esta fortuna

de ser en el presente, de existir,

de sentirme el orfebre del instante.

Yo soy mi propio riesgo. Doy por cierta

la sed de infinitud que me espolea.

Ante el placer de respirar me postro.

No hay verdad más profunda que la vida

 

R. Lanseros

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CVMc

Domingo,  9 de octubre de 2016

 

 

VIDA Y EVANGELIO:

UN MISMO CAMINO

Plan de oración con el Evangelio de Marcos

 

30. Mc 4,30-34

 

Una reflexión inicial:

 

            La tendencia a generar “cotos privados” parece imparable. Es una tendencia social e ideológica. Hay “cotos” que son urbanizaciones, barrios selectos, clubes, etc., y “cotos” ideológicos, religiosos, científicos, sociales, populares. Cotos de toda índole.

                Posiblemente sea esto debido a que los humanos necesitamos perfiles definidos de territorios. No hemos logrado todavía superar los límites de la “caverna” que nos acompañan desde la época de los homínidos.

                Pero puede haber otra manera de vivir. Una que tienda a ir superando la tendencia a construir cotos privados, aquella que empieza a entender en su pequeño ámbito de vida que las fronteras, del tipo que sean, no dejan de constituir algo cuestionable, con muchos interrogantes. Aquellas personas que entienden lo “selecto” no viene por el coto, sino por el amor y la entrega del corazón.

                Son personas del futuro, de los horizontes nuevos, de los caminos no hollados. Posiblemente su nombre no pase a la historia pero son los/as constructores/as de la historia nueva.

                Porque desde muchos lados vamos aprendiendo que el futuro está ligado a la generosidad, a los límites desaparecidos, a las fronteras inexistentes, a la cavernas ignoradas. El futuro de lo humano es la amplitud, la generosidad, el terreno amplio y común de una vida que abraza a todas las realidades, de una mesa en la que cada ser tiene un puesto. No son utopías totalmente inalcanzables; hay quien las está construyendo.

 

El texto:

 

                30Dijo Jesús también: - ¿Con qué compararemos el reinado de Dios? 31Con un grano de mostaza; cuando se siembra en la tierra es la semilla más pequeña de todas, 32pero, una vez sembrada, brota, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros pueden anidar a su sombra.

                33Con muchas parábolas parecidas les estuvo exponiendo el mensaje, según lo que podían oír. 34No les habló más que en parábolas, pero a sus propios discípulos se lo explicaba todo en privado.

  • El judaísmo, como todo sistema religioso-ideológico, había elaborado la certeza de que los paganos (esos “pájaros”, así los llamaban) no entrarían nunca en el huerto cerrado, en el coto religioso, del pueblo elegido. Estaban excluidos por origen. Sin más.
  • Jesús maneja otro paradigma: él cree que la pertenencia al reino no demanda ningún coto cerrado. Más aún, el horizonte más amplio, la pertenencia más común, la comensalía más abierta son las señas del reino. De ahí que las actitudes privatizadoras quedan desenmascaradas y desautorizadas.
  • Por eso la mostaza, metáfora del humilde reino, va a invadir, como una plaga, el coto religioso del judaísmo y cualquier otro coto que se quiera construir.
  • No se trata de una cuestión religiosa solamente. Es algo antropológico. La parábola apunta a lo básico de la vida: querer construir el camino humano con una mentalidad particularista es lastrarlo, ponerlo al borde del colapso, para la evolución del corazón.
  • Por eso el Evangelio quiere que entendamos la parábola. Jesús, la Palabra, nos la explica todas las veces que haga falta. Pero, al final, hay que comprender que el abrazo total, la eliminación de cotos, la generosidad que crea la gran familia de la ida, es lo natural, aquello a lo que estamos destinados/as.

 

Para pensar u orar:

  1. 1.       Que no nos roan los particularismos.
  2. 2.       Que nos deslumbre la humilde pero hermosa voz de lo común.
  3. 3.       Que cantemos el himno de un coro universal, voces mezcladas y entrelazadas.

                 

 

Un valor: Sentirse a gusto en lo común

 

            Quizá esa sea la condición para entender de manera vital que los cotos no tienen futuro. Es preciso ir construyendo una mística del disfrute y valoración de lo más común, de lo de todos, de aquello que nos hace iguales a cualquier ser, hasta de aquellos de los que nos creemos más alejados.

  • Para sentirse a gusto en lo común hay que habituarse a mirar a los ojos del otro, a los “ojos” de las cosas. Una mirada huidiza de la mirada del otro no logrará ver en la persona alguien con quien ser uno mismo sin necesidad de muchas justificaciones.
  • Para sentirse a gusto en lo común hay que valorar lo que la persona es y hace no tanto desde la productividad sino desde la ofrenda. No vale uno más porque produce más, sino porque se entrega más.
  • Para sentirse a gusto en lo común hay que tender a sumar, más que a restar. Y no solamente a causa de la eficacia (por eso de que “la unión hace la fuerza”), sino porque sumar multiplica posibilidades de encuentro, facilita la relación cordial y pone en funcionamiento lo mejor que llevamos cada ser dentro.
  • Para sentirse a gusto en lo común hay que entonar un canto común a la vida, un himno compartido de experiencias y de valores. Los particularismos terminan por hacer desaparecer el anhelo de lo común.

 

Una foto:

 

 

 

Dentro de la “literatura” deportiva que se escucha en períodos como las elecciones hay frases que nos pueden ser sugerentes. La atleta Ruth Beitia, medalla de oro en salto de altura femenino, decía que, cuando volvió a entrenar tras un período de obligada pausa, lo hizo “sin piedras en la mochila”, liberada, disfrutante. Es hermosa la frase: las piedras que lastran la mochila humana derivan, con frecuencia, de los particularismos, de la vuelta a la “caverna” de lo mío, de los egoísmos enquistados que pesan como plomo. Sacarlos de la “mochila”, liberarse de ellos es todo un trabajo, hermoso y productivo.

 

Un poema:

 

¿Tantos años

para tan parco saber,

corazón tan débil?

¿Ni un desgastado óbolo con que pagar

al barquero, si si se acerca?

––Me surtí de hierba y agua rápida,

permanecí liviano

para hundir menos la barca.

 

Ph. Jaccottet

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CVMc

Domingo,  16 de octubre de 2016

 

 

VIDA Y EVANGELIO:

UN MISMO CAMINO

Plan de oración con el Evangelio de Marcos

 

31. Mc 4,35-41

 

Una reflexión inicial:

 

            Lo duro de la vida, los avatares sufridos, las heridas acumuladas, y muchos otros factores invitan a la persona a replegarse sobre sí misma, a verse como único centro, a asentarse en su propia y única ideología. Es la tentación del involucionismo, de la vuelta a los cuarteles de invierno, la reducción del mundo a mi mundo.

                Pero resulta que en el salir hay un secreto de vida. Quien sale, quien se aventura, quien “cruza la mar”, solemos decir, encuentra horizontes de vida que le enriquecen.

                Por eso, los humanos vivimos a costa de los profetas, los aventureros, los arriesgados, los emprendedores, los investigadores, los que nadan contra corriente. Todos esos que han “salido” son los que abren los horizontes de la vida.

                Porque, como decimos, en “salir” hay una clave de vida que contrarresta la tendencia empequeñecedora a quedarse en lo mío, en lo cercano, en lo manejable, en lo conocido.

                Salir demanda una confianza indudable porque esa es la masa de la que está hecho. Salir requiere mirar en la dirección de lo otro, en la dirección de lo que aún no es. Salir pide mantener vivas las preguntas, aunque todavía no se encuentre respuesta. Salir es apostar, arriesgarse, dejar de lado un poco lo que consideramos nuestras seguridades.

                Quien sale encuentra vida, aunque haya pérdidas. Quien no sale, quizá no pierda mucho, pero no encuentra casi nada, se empobrece.

 

El texto:

 

                35El día aquel, al caer la tarde, les fijo: - Crucemos a la orilla de enfrente. 36Ellos dejaron a la gente y se lo llevaron en la barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. 37Se produjo un fuerte torbellino de viento y las olas se abalanzaban sobre la barca hasta casi llenarla de agua. 38Él estaba a popa, dormido sobre un cabezal. Lo despertaron gritándole: -Maestro, ¿no te importa que nos hundamos? 39Se despertó, increpo al viento y dijo al lago: -¡Silencio, cállate! El viento amainó y sobrevino una gran calma. 40Él les dijo: - ¿Por qué sois tan cobardes? ¿Cómo es que no tenéis fe? 41Les entró un miedo atroz y se decían unos a otros: - Pero entonces, ¿quién será éste que hasta el viento y el mar le obedecen?

  • Jesús descoloca a sus discípulos cuando les dice que pase al otro lado, al lado de los paganos (la Decápolis). ¿Qué se le había perdido a un judío en territorio de paganos, de esos destinados al infierno? Y más: ¿Qué se le había perdido a un Mesías en esa tierra? El Mesías era solo para Israel.
  • Por eso “secuestran” a Jesús, lo cogen en la barca y lo alejan del territorio pagano. Pero las fuerzas del mar que simbolizan al paganismo se levantan encrespadas. También los paganos tienen derecho al reino. Era, pues, necesario haber salido en esa dirección, no haberse vuelto a territorio judío. Los discípulos no entienden que el “salir” hacia el otro, aunque sea un pagano, hace parte de los dinamismos del reino.
  • Jesús calma el ardor del paganismo y el involucionismo de los discípulos. Hay que tener “fe” en los dinamismos del reino, en que cuanto más se da uno al otro, en que cuanto más se “sale” en la dirección del otro, más beneficio reciben las personas.

 

Para pensar u orar:

 

  1. 1.       Hay que animarse a salir para ofrecer el reino y sus valores.
  2. 2.       Hay que animarse a salir para aprender de lo bueno de la sociedad.
  3. 3.       Hay que animarse a salir para que los corazones se encuentren.

 

Un valor: Lo positivo del despojo

 

            Para animarse a salir hay que aceptar un cierto nivel de despojo. Pretender salir con todo el bagaje personal y cultural intacto es difícil, ya que es, muchas veces, eso, un peso.

  • Hay que despojarse de los dogmas culturales y religiosos que nos dicen que lo nuestro, nuestra cultura, nuestra religión, es la única y la valiosa. Hay que ver los valores de otras culturas, de otras religiones.
  • Hay que despojarse de los prejuicios, estereotipos, velos que nos impiden percibir que estamos hechos para vivir el uno con y para el otro.
  • Hay que despojarse de las pequeñas comodidades que nos atan cuando no sabemos compartirlas con los demás. Si lo hacemos, son comodidades y ayudas para todos.
  • Hay que despojarse del “demonio” de querer tener la razón en todo, de imponer mi criterio como único válido, de pretender consagrar mi visión de la vida como la que debe ser aceptada por todas.
  • Hay que desprenderse de costumbres, tradiciones, rutinas que consagramos con los años hasta darles la categoría de leyes.

 

 

 

Una foto:

 

 

 

                Esta señora es África de la Cruz Tomé, profesora jubilada, que ejerce de celebrante los domingos en las aldeas de Segovia. Lo hace con conciencia y con sentido crítico, sabiendo que, hoy por hoy, el lugar de la mujer en la Iglesia es de completa inferioridad. Lo hace para reivindicar una igualdad que no llega. Personas que abandonan su comodidad de jubilada y que quieren seguir en la brecha porque consideran que en el salir arriesgado hay posibilidad de crecimiento humano y cristiano. Personas que pasan “a la otra orilla”, como quería Jesús.

 

Un poema:

 

Consejos llegados del afuera: algunos lugares, algunos momentos nos inclinan, hay como una presión de la mano, de una mano invisible, que nos incitan a cambiar de dirección (de los pasos, de la mirada del pensamiento); esta mano podría ser también un soplo, como el que orienta las hojas,  las nubes, los veleros. Una insinuación, en voz muy baja, como de alguien que susurra: mira, o escucha, o simplemente espera. Pero, ¿tenemos tiempo para esperar, paciencia para esperar? Y además, ¿se trata realmente de esperar?

Ph. Jaccottet

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CVMc

Domingo,  23 de octubre de 2016

 

 

VIDA Y EVANGELIO:

UN MISMO CAMINO

Plan de oración con el Evangelio de Marcos

 

32. Mc 5,1-20

 

Una reflexión inicial:

 

                La maldad es, ciertamente, un torrente avasallador, se lleva todo por delante, anega todas las parcelas de la vida, pasa por encima de las humildes iniciativas del bien. Hay quien deduce que no se puede hacer nada contra él. Argumentos no le faltarán.

                Sin embargo, hay que resistir, no dejarse anegar por el torrente de la maldad. Tratar de sobrevivir a su embate, mantener fuera la cabeza y el corazón para que las aguas cenagosas del mal no nos inunden el alma.

                Resistir al mal es una obra de profunda humanidad, ya que la sociedad se deja, con frecuencia, arrastrar por ese torrente devastador. Pero siempre hay personas que le plantan cara, flexibles y aguerridas para no dejarse vencer a la primera.

                Con frecuencia demandan nuestra colaboración, ya que una resistencia ante el torrente del mal hecha en grupo tiene más visos de ser eficaz, más posibilidades de aguantar. No les neguemos esa colaboración porque, a la larga, nos beneficiará a nosotros.

                Y es preciso aprender a resistir no tanto con soflamas o quejas, sino proponiendo alternativas humanizadoras, abriendo pequeños caminos de humanización en el kilómetro cercano en el que uno/a desarrolla su vida diaria.

                De cualquier manera, lo más importante es no caer en la indiferencia, esa actitud que, a priori, menosprecia el torrente del mal, sobre todo si afecta a otros, pero, a la larga ella misma es víctima de su propia indiferencia. Ser indiferentes al torrente del mal es ser sus mejores colaboradores.

 

El texto:

 

            5,1Llegaron a la orilla de enfrente, a la región de los gerasenos. 2Apenas desembarcó, le salió al encuentro desde el cementerio un hombre poseído por un espíritu inmundo, 3que vivía en los sepulcros; ni con cadenas podía ya nadie sujetarlo; 4muchas veces lo habían ya sujetado con grillos y cadenas, pero él rompía las cadenas y destrozaba los grillos, y nadie tenía fuerza para domeñarlo. 5Se pasaba el día y la noche en las tumbas y en los montes, gritando e hiriéndose con piedras.

                6Viendo de lejos a Jesús, echó a correr, se postró ante él y gritó a voz en cuello: 7- ¿Quién te mete a ti en esto, Jesús, Hijo de Dios Soberano? Te conjuro por Dios a que no me atormentes.

                8Porque Jesús le había dicho: -Espíritu inmundo, sal de este hombre. 9Jesús le preguntó: -¿Cómo te llamas? Le respondió: - Me llamo Legión, porque somos muchos.

                10Y le rogaba con insistencia que no los expulsara de aquella comarca.

                11Había allí cerca una gran piara de cerdos hozando en la falda del monte. 12Los espíritus le rogaron: - Déjanos ir y meternos en los cerdos.

                13Él se lo permitió. Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos; y la piara, unos dos mil, se lanzó al lago acantilado abajo y se ahogó.

                14Los porquerizos salieron huyendo y lo contaron por el pueblo y por los cortijos. La gente fue a ver lo que había pasado. 15Se acercaron a Jesús y vieron al endemoniado sentado, vestido y en su juicio, el mismo que había tenido la legión y les entró miedo. 16Los que lo habían visto les refirieron lo que le había ocurrido al endemoniado y lo de los cerdos. 17Ellos le rogaban que se marchase de su país.

                18Mientras se embarcaba, el endemoniado le rogaba que lo admitiese en su compañía, 19pero no se lo consintió y, en cambio, le dijo: - Vete a casa con los tuyos y cuéntales todo lo que el Señor ha hecho contigo por su misericordia.

                20El hombre se marchó y se puso a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho por él; y todos se admiraban.

  • Jesús se enfrenta al “torrente del mal” yendo a tierra de paganos, a la Decápolis. Para un judío, el paganismo era el mal por antonomasia. Jesús va ahí como un resistente, como alguien que no se pliega a los dictados de ese mal.
  • Jesús saca al endemoniado del torrente del mal y lo sitúa en el ámbito de lo humano (sentado, vestido y en su juicio).
  • Los de la zona no le entiende y le piden que se aleje de su término. Están tan anegados que no perciben lo dramático de su situación. Jesús se va. Paciencia histórica.
  • Contaba el curado “lo que Jesús había hecho por él”. Esa es la gran cuestión para resistir al mal: hacer el bien que está en nuestra mano.

 

Para pensar u orar:

 

  1. 1.       Haznos fuertes como tú, Señor, ante el torrente del mal.
  2. 2.       Haznos generosos como tú ante el egoísmo del mal.
  3. 3.       Haznos resistentes como tú ante el empuje de quien pasa por encima de los frágiles.

 

Un valor: Responsables del bien

 

                Resistir al torrente del mal solamente será posible en la medida en que nos sintamos responsables del bien:

  • Responsables del bien cercano y del lejano en la medida que sea.
  • Dispuestos a hacer lo que esté en nuestra mano para que el mal no tenga bula.
  • Sabedores de que cualquier acción buena que se haga no se pierde, por mucho que sea el canto de victoria que entone el mal.
  • Manteniendo la certeza de que el mal triunfará sobre el bien, a pesar de todo.

 

Una foto:

 

 

 

Cuando el atleta etíope Feyisa Lilesa cruzó la línea de meta en segundo lugar en el maratón de los Juegos Olímpicos de Río, elevó sus brazos y los cruzó en forma de 'x'. En la ceremonia de celebración posterior, repitió el gesto y desveló su significado: protestaba contra el gobierno de su país y en señal de solidaridad con el grupo étnico Oromo, al que pertenece, perseguido por su gobierno. Gente que resiste al torrente del mal en modos sencillos pero con consecuencias y riesgos.

 

Un poema:

 

Entre tanto guijarro de la orilla  

no sabe el mar  

en dónde deshacerse 

 

¿Cuándo terminará su infernidad 

que lo ciñe 

a la tierra enemiga 

como instrumento de tortura 

y no lo deja agonizar 

no le otorga un minuto de reposo? 

 

Tigre entre la olarasca 

de su absoluta impermanencia 

Las vueltas 

jamás serán iguales 

La prisión 

es siempre idéntica a sí misma 

 

Y cada ola quisiera ser la última

quedarse congelada

en la boca de sal y arena

que mudamente

le está diciendo siempre:

Adelante.

 

J.E. Pacheco

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CVMc

Domingo,  30 de octubre de 2016

 

 

VIDA Y EVANGELIO:

UN MISMO CAMINO

Plan de oración con el Evangelio de Marcos

 

33. Mc 5,21-24a.35-43

 

Una reflexión inicial:

 

            Todos sabemos que una de las formas más sutiles de poder es la sobreprotección. Efectivamente, es una forma sutil porque va envuelta, aparentemente (y quizá también realmente) en amor. Por causa del amor se sobreprotege y por esa misma causa se oprime. Es algo que, sobre todo aplicado a niños, es rechazado por todos los terapeutas.

                Pero así somos: con buena voluntad, queriendo lo mejor para el otro, lo rodeamos de cuidados excesivos que anulan a la persona, la reducen a mero repetidor de nuestros anhelos y, en fin, queda sometido a nuestra voluntad. Romper, a veces, ese círculo infernal es muy difícil. Por eso hay que estar alerta.

                Es preciso dejar que el otro sea otro, que elija los caminos que quiera andar, que se arriesgue en las sendas que le resulten atractivas. Por eso, quien no quiera caer en la sobre protección tendrá que aprender a encajar sobresaltos, a aguantar las opciones que no cuadran con su sensibilidad. Ni sobre protección ni sobre exigencia.

                Y, además, habrá de aprender a leer positivamente los disfrutes y opciones del otro, a no querer imponer marcos de gozo que son los propios pero que no son los ajenos siempre. Respetar la libertad que disfruta por caminos propios es un aprendizaje necesario para eludir la sobreprotección.

                Todo este trabajo se inscribe en la tarea de construir relaciones saludables, cosa no fácil siempre y en muchas ocasiones muy complicada. Pero si las relaciones no son saludables, la vida se convierte en un infierno. Por eso hay que lanzarse con buen ánimo a esta hermosa y complicada tarea.

 

El texto:

 

            21Jesús atravesó de nuevo en barca a la orilla de enfrente, se le reunió otra vez mucha gente alrededor y se quedó junto al lago.

22Se acercó un jefe de sinagoga que se llamaba Jairo, 23y al verlo se echó a sus pies rogándole con insistencia: - Mi hijita está en las últimas; ven a aplicarle las manos para que se cure y viva.

24aJesús se fue con él.

35Aún estaba hablando cuando llegaron de casa del jefe de sinagoga para decirle: - Tu hija ha muerto. ¿Por qué molestar al maestro?

36Pero Jesús, sin hacer caso del recado, le dijo al jefe de la sinagoga: - No temas, te fe y basta.

37No permitió que lo acompañara nadie más que Pedro, Santiago y su hermano Juan. 38Llegaron a casa del jefe de sinagoga y estuvo contemplando el alboroto de los que lloraban gritando sin parar. 39Luego entró y les dijo: - ¿Qué alboroto y qué lloros son estos? La chiquilla no está muerta, está dormida.

40Ellos se reían de él, pero él los echo a todos fuera y con el padre y la madre de la chiquilla y sus acompañantes entró donde estaba la niña. 41La cogió de la mano y le dijo: - Talitha qum (que significa “Muchacha, a ti te digo, levántate”).

42Inmediatamente se uso en pie la muchacha y echó a andar (tenía doce años). Se quedaron viendo visiones.

43Les advirtió con insistencia que nadie se enterase y encargó que se le diera de comer.

 

  • Hay una progresión en la manera de denominar a la hija del jefe de sinagoga que indica la orientación del relato: para el padre es, primeramente, “hijita”: indica minoría de edad, dependencia, sobreprotección. Los criados habla de “hija”: pertenencia legal, sin sobreprotección. Jesús comienza hablando de “chiquilla”: afecto sin sobre protección para terminar nombrándola como “muchacha”: persona en situación legal de adultez (en aquel tiempo la edad adulta para casarse era temprana, debida a la mortalidad infantil).
  • Es decir: el verdadero milagro no es curar a la muchacha sino dejarle ser ella misma. Su enfermedad es el sometimiento al sistema al que se ve obligada. Liberarla de las garras de sistema sobreprotector es como resucitarla.
  • Lo que el reino de Jesús pretende es justamente eso: dar adultez a la persona y con ella, la libertad innegociable a la dignidad.

 

Para pensar u orar:

  1. 1.       Que el Mensaje nos lleve a la libertad.
  2. 2.       Que el Mensaje nos lleve a la adultez.
  3. 3.       Que el Mensaje nos lleve al respeto

 

Un valor: El sentido de la adultez

 

            El entenderse y vivirse como persona adulta es sinónimo todo el itinerario humano para llegar a ser uno/a mismo/a.

  • Para ser adulto hay que considerar a los demás como adultos.
  • Para ser adulto se demanda no apagar nunca el anhelo de libertad.
  • Para ser adulto es preciso respetar la pluralidad de los caminos humanos.
  • Para ser adulto se requiere la renuncia a cualquier poder que oprima al otro.
  • Para ser adulto se requiere una paciente espera ante los caminos distintos de los demás.
  • Para ser adulto hay que entender que al misterio de la persona y al de Dios se accede por puertas muy diversas.

 

 

Una foto:

 

 

Es una foto que se puede aplicar a muchas cosas, pero también al tema de la sobreprotección. Hemos de dejar que el otro sea él, que aspire el perfume de las flores por su cuenta, que se embelese de lo que le llama la atención, que elija sus opciones, que ande los caminos que le atraen. Contemplar la diversidad es lo que puede ayudarnos a generar flexibilidad en las relaciones.

 

Un poema:

 

Yo no te pido

que me bajes una estrella azul

solo te pido

que mi espacio llenes con tu luz.

 

Yo no te pido

que me firmes diez papeles grises para amar

solo te pido

que tú quieras las palomas que suelo mirar.

 

En lo pasado no lo voy a negar

el futuro algún día llegará

y en el presente

que me importa la gente si es que siempre van hablar.

 

Sigue llenando

este minuto de razones para respirar

no me complazcas

no te niegues

no hables por hablar.

S. Rodríguez

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CVMc

Domingo,  6 noviembre de 2016

 

 

VIDA Y EVANGELIO:

UN MISMO CAMINO

Plan de oración con el Evangelio de Marcos

 

34. Mc 24b-34

 

Una reflexión inicial:

 

            Por alguna razón, hay en nuestro interior una facilidad grande para conectar con lo gris, lo malo, lo negativo, lo truculento. Por eso venden tanto las noticias que tienen ese componente trágico; por eso tienen tanta acogida grupos sociales o políticos de componente muy sombrío; por eso nos atrae menos la luz y lo positivo.

                Sin embargo, conectar con lo bueno, situarse en lo positivo, valorar lo luminoso, serían cosas que nos harían mucho bien. Efectivamente, desarrollarían los mejores valores que tenemos las personas y las sociedades, fomentarían pautas positivas y humanizadoras de comportamiento, serían causa de alegría para nuestros días.

                De ahí que sea interesante poner siempre delante este anhelo, animar a tomar estos caminos, empujar en la dirección de lo luminoso, no en la de lo tenebroso. Los anhelos son dinamismos fuertes; si los tomamos desde el lado positivo pueden contribuir notablemente al beneficio de la persona.

                Pero también es necesario hacer opciones concretas, situarnos cada vez más en el terreno de lo positivo, alejarnos de quienes han hecho de la oscuridad el marco habitual de su vida.

                Y junto con todo esto, resistir el embate de lo negativo, hacer frente explícitamente a quien propugna las sombras, valorar a las personas que aportan luz al hacho social.

 

El texto:

 

                24bLo seguía una gran multitud que lo apretujaba.

                25Una mujer que llevaba doce años con un flujo de sangre, 26que había sufrido mucho por obra 27de muchos médicos y se había gastado todo lo que tenía sin aprovecharle nada, sino más bien poniéndose peor, 27como había oído hablar de Jesús, acercándose entre la multitud le tocó por detrás el manto, 28porque se decía: “Si le toco aunque sea la ropa, me salvaré”. 29Inmediatamente se secó la fuente de su hemorragia, y notó en su cuerpo que estaba curada de aquel tormento.

                30Jesús, dándose cuenta interiormente de la fuerza que había salido de él, se volvió inmediatamente entre la multitud preguntad: - ¿Quién me ha tocado?

                31Los discípulos le contestaron: - Estás viendo que la multitud te apretuja y ¿sales preguntando “quién me ha tocado”?

                32Él miraba a su alrededor para distinguir a la que había sido. 33La mujer, asustada y temblorosa por ser consciente de lo que había ocurrido, se acercó, se postró ante él y le confesó toda la verdad. 34Él le dijo: - Hija, tu fe te ha salvado. Márchate a la paz y sigue sana de tu tormento.

  • Para los judíos antiguos el “manto” era una prenda tan importante (no había ropa interior) que robar el manto era uno de los pecados más graves, ya que se exponía a la persona a la muerte.
  • No es de extrañar que el manto llegara a confundirse con lo más valioso de una persona, con su espíritu. El profeta Eliseo le pide a Elías antes de morir que le dé una parte de su espíritu; este le da la mitad de su manto.
  • Por eso mismo, tocar el manto era como tocar el espíritu, lo más valioso de la persona, su verdad más profunda. La mujer lo toca y queda sana.
  • Es decir: toca los valores de Jesús (la paz, el amor, el servicio, la generosidad, etc.). Esto es lo que sana a la mujer: el vivir de acuerdo con los criterios del Evangelio, porque son criterios que aportan salud.

 

Para pensar u orar:

  1. 1.       Que toquemos el manto de Jesús viviendo sus valores.
  2. 2.       Que toquemos el manto de Jesús tocando a los frágiles.
  3. 3.       Que toquemos el manto de Jesús en el manto de nuestros hermanos.

 

Un valor: No hacer el juego al mal

 

            Tiene tanta potencia el mal que hacerle el juego parece la cosa más normal del mundo, aplaudirle, reírle sus gracias, excusar con facilidad sus desmanes. Hay que tomar otra postura:

  • Marcar territorios separados; hacer ver que queremos salir del marco de su influencia.
  • Mantener la crítica y hasta la censura ante los desmanes del mal. Mostrar explícitamente el desacuerdo.
  • Tomar opciones sociales y políticas alejadas de sistemas que consagran el mal y lo banalizan.
  • No hacerles el juego pensando que eso nos va a aportar alguna ganancia. A la larga, hay que pagar la factura.
  • No temer significarse por no estar de su lado; hay muchas personas que nos darán las gracias.
  • Mantener un tono vital de cierto optimismo ante la irrefrenable tendencia del mal por ennegrecer toda la realidad.
  • Desdramatizar situaciones de “negrura” sabiendo que las cosas no son blancas o negras, sino con muchos matices.

 

 

Una foto:

 

 

Esta muchacha es Luisa Broto, vicealcaldesa de Zaragoza. Ella, como otros políticos, cree que para hacer política no hay que tener la piel dura y el rostro de pedernal sino que, por el contrario, hay que redoblar la sensibilidad humana. Posiblemente no se equivoca, por más que haya sectores políticos que piensan justamente lo contrario.

 

Un poema:

 

Quiero echar mi suerte

en el lado de la bondad,

en el campo del corazón,

en el huerto del amor.

 

Por eso he comenzado

por abandonar la telaraña

de los mezquinos.

 

Quiero tocar el espíritu

de quien es humano.

Esa es mi opción.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CVMc

Domingo,  13 de noviembre de 2016

 

 

VIDA Y EVANGELIO:

UN MISMO CAMINO

Plan de oración con el Evangelio de Marcos

 

35. Mc 6,1-6

 

Una reflexión inicial:

 

            Los agnósticos dicen que es difícil tener fe en Dios. Los ateos que es mejor no tenerla. Pero lo verdaderamente difícil es dar fe a las personas, tener fe en ellas, llegar a una confianza básica, radical, en el corazón humano.

                Eso resulta difícil porque de la persona vemos sus fallos, sus limitaciones, sus contradicciones, sus maldades. ¿Cómo vamos a dar fe a nadie que tenga tales limitaciones?

                Y, sin embargo, sin fe en la persona el mundo caminaría a su destrucción, ya que la confianza en la persona es el sustento de la historia, la posibilidad de llegar a vivir en buena relación, en fraternidad entre humanos y con la creación.

                De ahí que el cultivo de la fe en la persona sea, de alguna manera, mucho más importante que el de la fe en Dios. Esta, según como se mire, depende de aquella.

                Efectivamente, ¿qué tipo de fe en Dios es aquella que puentea la fe en la persona? Si no podemos confiar en la persona, la fe en Dios es una superestructura, un añadido, algo inexistente, algo imposible.

                Y en la tarea de creer en la persona toda persona queda emplazada, porque esa fe no demanda un previo religioso. Sí demanda una aceptación del valor del otro por encima de sus límites y fracasos.

                Esa fe esencial en el otro es decisiva para que la bondad humana se abra camino por la tiniebla de sus sendas. Sin ellas, la vida se hace imposible.

 

El texto:

 

            6,1Y salió de aquel lugar. Fue a su tierra, seguido de sus discípulos. 2Cuando llegó el día de precepto se puso a enseñar en la sinagoga.

                La mayoría, al oírlo, decían impresionados: - ¿De dónde le vienen a éste esas cosas? ¿Qué clase de saber le han comunicado a éste y qué clase de fuerzas son esas que le salen de las manos? 3¿No es este el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago y José, de Judas y Simón? Y ¿no están sus hermanas aquí con nosotros? Y se escandalizaban de él. 4Jesús les dijo: - No hay profeta despreciado, excepto en su tierra, entre sus parientes y en su casa.

                5No le fue posible de ningún modo actuar allí con fuerza; solo curó a unos pocos postrados aplicándoles las manos. 6Y estaba sorprendido de su falta de fe.

                Entonces fue dando una vuelta por las aldeas de alrededor, enseñando.

 

  • El modo de enseñanza al uso era el de citar los textos de los grandes rabinos y así iban haciendo luz. Jesús no cita a nadie, a su experiencia, y eso bloquea la aceptación de su enseñanza popular. Por otra parte, obra “con fuerza”, con espíritu.
  • La inaceptación de que un pobre se meta a enseñar y a curar se traslada al origen familiar de Jesús: si conocemos a su pobre familia, su enseñanza y curaciones quedan desautorizadas, marcadas por la pobreza. Es decir: dar fe a un pobre es el gran problema.
  • El menosprecio de Jesús, la falta de fe en el él, se traduce en escasez de curaciones. Pero al haber algunas, la puerta queda abierta. No se desacredita tan fácilmente al que hace el bien.
  • Jesús mismo se sorprende de que no se le dé fe debido a su origen humilde. Lo que habría que calibrar sería el valor de sus obras a favor de la persona. Eso no cuenta.

 

Para pensar u orar:

  1. 1.       Que demos fe a la persona por encima de sus limitaciones.
  2. 2.       Que demos fe a quien hace el bien.
  3. 3.       Que demos fe a quien amamos y a quien no amamos tanto.

 

Un valor: No estrellarse contra las apariencias

 

            Porque es, con frecuencia, el muro contra el que nos estrellamos: las apariencias de una persona son pobres, le retiramos la confianza, ya no creemos en él. Hay que darse el trabajo de superar ese muro:

  • Para superar el muro de las apariencias hay que mirar en la dirección del corazón del otro.
  • Para superar el muro de las apariencias hay que escuchar pacientemente y no dejarse guiar por habladurías.
  • Para superar el muro de las apariencias hay que valorar humanamente a la persona, no solo desde planteamientos económicos.
  • Para superar el muro de las apariencias hay que rasgar los velos que nos ponemos, los prejuicios, los estereotipos, los lugares comunes.
  • Para superar el muro de las apariencias hay que creer que toda persona tiene valores, más o menos ocultos.

 

Una foto:

        Este es un grupo de usuarios de Proyecto Hombre en Salamanca, fase de reinserción. Están muy agradecidos a los Capuchinos de esa ciudad que han puesto un inmueble a su disposición. Dicen que Los capuchinos nos han demostrado que Francisco de Asís y su espíritu siguen vivos. Quizá demasiado, pero se trata de dar confianza a la persona que anda buscando caminos nuevos para su vida. Lo que hizo Jesús.

 

Un poema:

 

En campos de silencio

las estrellas que caen

siempre germinan. 

 

Todo nos reconoce. 

Todo inclina su gesto generoso

hacia donde la vida

nos cubre y nos concreta. 

 

Hay un cuenco de asombro

en el umbral

de los que saben esperar milagros, 

susurra una verdad. 

 

Hay música, también, 

bajo las cuerdas. 

 

Vanesa Pérez-Sauquillo

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CVMc

Domingo, 20 de noviembre de 2016

 

 

VIDA Y EVANGELIO:

UN MISMO CAMINO

Plan de oración con el Evangelio de Marcos

 

36.Mc 6,7-13

 

Una reflexión inicial:

 

            No resulta fácil andar confiadamente por la vida. Mil constricciones te obliga a desconfiar de cualquier compañero/a de camino. Y sin embargo, no es posible caminar en la total desconfianza. Por eso, aunque haya fallos, aunque muchas veces sintamos el zarpazo del mal, no hay más remedio que confiar.

                Por otra parte, un camino en la desconfianza se hace amargo, cuesta arriba, desabrido. Esta siempre en actitud de nada y guardar la ropa es algo muy cansino, desgasta mucho. Alguna vez habrá que sacar la mano de la guarda de la espada y tenderla a quien viaja con nosotros. Si no, el desgaste es enorme.

                Más aún, la confianza en el otro, aunque a veces nos falle, es el verdadero descanso del corazón. Hallar descanso en uno mismo solamente es algo incompleto. Al final, se descansa en el corazón del otro, en la vida del otro. Digamos lo que digamos, el otro es nuestro mejor descanso.

                Por eso, la Palabra de Jesús quiere colaborar a construir seguidores/as confiados, no gente que mirar siempre a derecha e izquierda con desasosiego y desconfianza. Incluso más: un/a desconfiado/a no puede ser buen seguidor de Jesús porque el Evangelio no busca gente religiosa y cumplidora, sino personas que ofrezcan el corazón como casa del otro y que entren al corazón del otro como casa suya.

                Orar con la Palabra y no percibir que los niveles de confianza aumentan, sería una evidente contradicción.

 

El texto:

 

            7Llamó a los Doce y los fue enviando de dos en dos, confiriéndoles poder sobre los espíritus inmundos. 8Les encargó que no llevaran para el camino más que un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero en la faja, 9que calzaran sandalias pero que no llevaran dos túnicas.

                10Les decía: -Cuando entréis en una casa, quedaos allí hasta que os marchéis. 11Si en un lugar no os reciben, quedaos allí hasta que os marchéis. 11Si en un lugar no os reciben ni escuchan, salid de allí y sacudíos el polvo de los pies como protesta contra ellos.

                12Se fueron y predicaban que se arrepintieran; 13expulsaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y sanaban.

 

  • Este texto refleja las condiciones en que Jesús ha mandado a sus amigos a hacer aquella rudimentaria misión de anunciar el Evangelio a las aldeas de la Galilea. El denominador común de todas las instrucciones (aunque no salga la palabra exacta) es la confianza. Sobre todo la confianza en las personas y en las casas a las que van. Es decir, Jesús cree que la gente, en general, es buena y que se puede confiar en ella. Sin esa confianza, no se podría ir así.
  • Esa confianza se traduce en beneficio para la gente. De ahí las curaciones en formas sencillas, propias de la época en que no había medicina técnica. Curar con palabras, con exhortaciones, untando con aceite, poniendo las manos, dando ánimo. La confianza es curativa, aunque no lo parezca.
  • Ellos mismos han de suscitar confianza entre la gente. Por eso, hay que apartar todo afán de lucro y de ganancia para que pueda brotar esa confianza.
  • A pesar de esas indicaciones ellos también “predican para que se arrepientan”, cosa que no les había mandado Jesús. Por ahí se puede colar la desconfianza. Hay que tener cuidado con las exigencias religiosas y morales que pueden apartarnos de un camino de confianza básica.

 

Un valor: Mirar adentro de la persona

 

            Porque si no se mira adentro de la persona resulta imposible confiar en ella. Las apariencias, lo de fuera, nos lleva a la desconfianza. Si miramos al interior confiaremos más fácilmente. Para mirar dentro:

  • Hay que huir de tópicos, prejuicios y estereotipos.
  • Hay que sentirse hermanados en el fondo. Todos nos llevamos el canto de un duro.
  • Hay que hacer camino juntos, vivir juntos, para espantar la desconfianza que nos genera la debilidad ajena.
  • Hay que aprender a desvelar los valores pequeños que son susceptibles de engendrar confianza.

 

 

Una foto:

 

 

            Es una foto del papa Francisco saludando a un preso. Ha querido el papa reunirse con ellos en el jubileo de la misericordia. Es una reunión de confianza. Dejar que mil presos vayan a Roma )aunque los habrán “seleccionado”) muestra la confianza de las instituciones penitenciarias en tales reos. Con esos gestos de confianza se dignifica más que con muchas palabras. El papa se lo ha agradecido. No es para menos. Estamos necesitados de gestos sociales de confianza.

 

Un poema:

 

PIENSA

en los que se mantienen al margen, 

en los que pasan, casi anónimos, 

                                                     y escuchan,

y guardan para sí lo que acaso dirían

si las cosas fuesen de otra manera,

si el altavoz brutal callara un poco. 

No imagines que el mar es sólo superficie; 

piensa en las aguas hondas, silenciosas,

o surcadas tal vez de profundas corrientes,

pero llenas de vida. 

Una vida que calla, pero que es verdadera

--más que el fugaz bañista, más que el barco--,

y sigue, sigue siempre. 

 

J. Cereijo

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CVMc

Domingo, 27 de noviembre de 2016

 

 

VIDA Y EVANGELIO:

UN MISMO CAMINO

Plan de oración con el Evangelio de Marcos

 

37. Mc 6,14-16

 

Una reflexión inicial:

 

            La cuestión de la identidad parece ser un problema de filosofía. Pero, en realidad, es un asunto de vida: ¿quién soy? ¿Quiénes somos como colectivo? ¿Quiénes somos como grupo creyente? ¿Quiénes somos como familia? ¿Quiénes somos, incluso, como cosmos? Son preguntas que vuelven, una y otra vez, sobre la mesa del discernimiento.

                Necesitamos aclararnos, poner luz en nuestra realidad, saber lo mejor posible cuál es la senda que tenemos que recorrer para tocar, siquiera con la punta de los dedos, la dicha que anhelamos. Somos así los humanos.

                En realidad, las preguntas sobre la identidad tienen una respuesta común: somos más acertadamente cuando somos humanos. Lo humano es el denominador común de todas las preguntas sobre la identidad. Cuanto más humanos somos, más sabemos lo que somos; cuanto menos humanos somos, más se diluye la cuestión de la identidad y más volumen cobran las preguntas sin respuesta.

                La identidad se resuelve en la humanidad, en la bondad del corazón, en el amor asimétrico, en la capacidad creciente para darse. Es decir, no es tanto cuestión de ideología, sino de corazón, de interior, de amor, en definitiva.

                La razón de lo humano es darse, entregarse. Y en ese “despojo” se halla la mayor riqueza y la fuente de la identidad.

 

El texto:

 

14Como su fama se había extendido, llegó a oídos del rey Herodes. Unos decían: -Juan Bautista ha resucitado de la muerte y por esto las potencias actúan por su medio. 15Otros, en cambio, opinaban: -Es Elías. Otros, por su parte, decían: -Es un profeta comparable a los antiguos. 16Pero Herodes, al oírlo, decía: -Aquel Juan a quien yo le corté la cabeza, ése ha resucitado.

 

  • El rey Herodes no puede desvelar la identidad verdadera de Jesús por dos razones: por su miedo y porque no entiende la novedad de Jesús. El miedo bloquea la percepción de lo humano de Jesús, de su verdadera identidad. La mirada hacia atrás bloquea la identidad de Jesús porque lo suyo, el Reino, es un planteamiento de total novedad.
  • Confundir a Jesús con el Bautista es no haber entendido que a Jesús no le interesa tanto la conversión religiosa cuanto una vida en buena relación. Esa es la seña de su identidad.
  • Confundir a Jesús con Elías, el fanático religioso, es no saber nada de él. A Jesús no le interesa la religión, sino el amor. En él se basa su identidad.
  • Confundir a Jesús con un profeta de los antiguos es no haber olfateado la novedad de una vida en entrega que es lo que caracteriza la identidad de Jesús.
  • Buena relación, amor, vida entregada. En estos parámetros de sitúa la identidad de Jesús como ánimo para que, también en ellos, se enmarque la vida del seguidor/a.

 

Para pensar o rezar.

 

  • Te alabamos, Señor, por tu capacidad de buena relación.
  • Te bendecimos por tu amor inapagable.
  • Te damos gracias por la novedad de tu vida entregada.

 

Un valor: mirar al rostro del otro

 

                Para desvelar la verdadera identidad del otro, para saber quién es el que realmente convive conmigo, con el que entro en contacto a lo largo del día, es necesario mirar muchas veces su rostro para aprenderlo. En él se refleja su identidad.

  • Mirar un rostro alegre empuja a participar en su alegría para que ésta cobre aún más vuelo.
  • Mirar un rostro sombrío es invitación a acercarse a las sombras del corazón para tratar de aportar algo de luz.
  • Mirar un rostro amable es aprender que la amabilidad es salsa necesaria para todo guiso en la vida.
  • Mirar un rostro cansado es animarse a aliviar los cansancios que tienden a ocupar todo el terreno del corazón.
  • Mirar un rostro generoso es animarse a compartir los caminos donde se aprende la generosidad y la entrega.

 

Una foto:

 

 

                En plena Gran vía de Zaragoza se colocó la exposición “Caminos del Exilio” sobre el éxodo de los refugiados sirios. Unas fotos que impactaban, que llegan al corazón y que hacían brotar la pregunta: ¿Qué estamos haciendo con estas personas? Europa, nosotros, hemos perdido la identidad, si es que la teníamos, de ser tierra de acogida. ¿Cómo recuperarla? Siendo benignos en la comprensión de estos movimientos humanos, siendo sensibles a su situación, colaborando algo si está en nuestra mano. La identidad, ya lo hemos dicho, no es un asunto de filosofía, sino de generosidad humana.

 

Un poema:

 

PIENSA

en los que se mantienen al margen, 

en los que pasan, casi anónimos, 

                                                     y escuchan,

y guardan para sí lo que acaso dirían

si las cosas fuesen de otra manera,

si el altavoz brutal callara un poco. 

No imagines que el mar es sólo superficie; 

piensa en las aguas hondas, silenciosas,

o surcadas tal vez de profundas corrientes,

pero llenas de vida. 

Una vida que calla, pero que es verdadera

--más que el fugaz bañista, más que el barco--,

y sigue, sigue siempre. 

 

José Cereijo

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CVMc

Domingo, 4 de diciembre de 2016

 

 

VIDA Y EVANGELIO:

UN MISMO CAMINO

Plan de oración con el Evangelio de Marcos

 

38. Mc 6,17-29

 

Una reflexión inicial:

 

            Por desgracia, el mundo está lleno de muerte inútiles, o así lo parecen. Mueren muchas personas, niños incluidos, en bombardeos homicidas que no arreglan nada la situación de un país. Mueren personas en enfrentamientos que hunden más a una región en la violencia. Se muere en accidente insensato, en menosprecio de la vida. Miles de miles de muertes inútiles: no aportan nada al caminar humano, sino dolor.

                Pero algunas de estas muertes son “útiles”, porque están provocadas por el anhelo de justicia y se convierten en clamor de justicia. Las muertes por la justicia, por más que se las quiera silenciar, claman por el día en que la humanidad llegará a taponar todas las vías que llevan a la muerte. Anida en ellas el anhelo de la vida.

                Puede que no se distingan mucho unas de otras, pero las muertes que provoca el anhelo de justicia son siembra de vida para el futuro, se sepa o no, se reconozca o no.

                Siempre será una desgracia la muerte, cualesquiera que sea. Pero hay muertes, como decimos, que incluyen el anhelo de la verdad y la justicia. Son muertes fecundas, por más que todas sea horribles.

                Valorar esas muertes con paz es, también, una manera de sumarse al anhelo que arde en su interior.

 

El texto:

 

17En aquel tiempo, Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel, encadenado. El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, 18y Juan le decía que no le era lícito tener la mujer de su hermano. 19Herodías aborrecía a Juan y quería quitarlo de en medio; no acababa de conseguirlo, 20porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre honrado y santo, y lo defendía. Cuando lo escuchaba, quedaba desconcertado, y lo escuchaba con gusto. 21La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea. 22La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. 
El rey le dijo a la joven: «Pídeme lo que quieras, que te lo doy.»  23Y le juró: «Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino.»  24Ella salió a preguntarle a su madre: «¿Qué le pido?» La madre le contestó: «La cabeza de Juan, el Bautista.»  25Entró ella en seguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió: «Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan, el Bautista.»  26El rey se puso muy triste; pero, por el juramento y los convidados, no quiso desairarla. 27En seguida le mandó a un verdugo que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, 28trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre. 29Al enterarse sus discípulos, fueron a recoger el cadáver y lo enterraron.

 

  • Más allá de la lectura moralizante, este pasaje puede ser leído como una muerte inútil: no solucionó nada ni al rey, ni a Herodías y su hija. Es pretender acallar una voz, la de la justicia, que no se puede acallar sino afrontando la citación a la que apunta. Por eso, la “voz” del bautista decapitado sigue sonando en la vida de Herodes, como lo ha verificado el párrafo de la semana pasada.
  • Más que un acto de inmoralidad, sobrar al hermano la mujer es un acto de antifraternidad, de mala relación, de no haber entendido que las personas merecen un respeto básico. Esa falta grave de respeto se volverá contra un monarca que no fue respetado (este Herodes Agripa, hijo de Herodes el grande, el de los inocentes, murió en el destierro en Francia).
  • Tendría que haber arrostrado las consecuencias de sus actos. Si hablaba con gusto con el Bautista, tendrían que haber aclarado las consecuencias de los propios actos, tendrían que haber hecho luz sobre los propios caminos.
  • Como no se hace ese trabajo, se llega al resultado de una muerte inútil.

 

Un valor: arriesgar la vida por amor

 

            Hay gente que lo hace:

 

  • Misioneros y humanitarios que están en las trincheras donde las balas silban.
  • Médicos y sanitarios que dejan de lado su mundo de ganancias y de fama y se entierran en lugares de pobreza haciendo medicina solidaria.
  • Personas de nuestros pueblos y ciudades que dedican tiempo e ilusión a mejorar la vida de la ciudadanía, sin echarse un euro al bolsillo (los hay).
  • Orantes que en el silencio hacen presente el dolor del mundo a los demás y al mismo Dios para que eche una mano y para que lo socorramos en la medida de nuestras posibilidades.
  • Gente solidaria que ha hecho voto de fidelidad y de acompañamiento a personas cercanas que están necesitadas de amparo.

 

Una foto

El trabajador social Anás al Basha que se disfrazaba de payaso para animar a los niños de la ciudad septentrional siria de Alepo ha muerto en un bombardeo llevado a cabo por fuerzas rusas y sirias, anuncio hoy su hermano Mahmud. En un comunicado publicado en Facebook, Mahmud explicó que Anás había rechazado abandonar la asediada Alepo para “continuar su labor como voluntario ayudando a los civiles y dar regalos a los niños en las calles para traerles esperanza”. Muertes útiles, dentro de su “inutilidad”.

 

Un poema

 

Toda la gente

de la que nadie habla

Viviendo

mirando el sol

diciendo hola

cogiendo un resfriado

cogiendo el autobús

Viendo un cuadro

leyendo un libro

teniendo una revelación

de su yo verdadero

antes de morir.

 

Miguel A. Bernat

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CVMc

Domingo, 11 de diciembre de 2016

 

 

VIDA Y EVANGELIO:

UN MISMO CAMINO

Plan de oración con el Evangelio de Marcos

 

39. Mc 6,30-32

 

Una reflexión inicial:

 

            La tentación de adoctrinar es siempre grande. Se anhela que el otro piense como yo, diga lo que yo, tenga el mismo discurso que el que yo tengo. Adoctrinar para someter.

                Por eso se emplean muchos medios en propaganda, en publicidad, en divulgación. Se cree que si se atrapa al otro con ideas se lo tiene sojuzgado y a nuestra disposición.

                Muchos sistemas (incluido el religioso) tienden a emplear los mecanismos del adoctrinamiento como mecanismos para crear “fieles”, personas adictas, gente del propio bando.

                Pero habría otro camino para establecer una relación humanizadora: amar sin esperar premio, entregarse sin que siempre haya recompensa, trabajar por el bien del otro sin que siempre haya aplauso, ser generoso sin esperar que todo tenga una paga.

                ¿Este modo es menos eficaz que el adoctrinamiento para crear lazos de amor, de humanidad? Digamos lo que digamos, el amor es más potente que la ideología. Lo decía muy bien Gandhi cuando hablaba de la fuerza política del amor.

                Apuntarse al amor es más productivo que sembrar ideología a mansalva. Lo vemos en nuestras relaciones cotidianas.

 

El texto:

 

            30Los enviados se congregaron donde estaba Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y todo lo que habían enseñado. 31Él les dijo: - Venid vosotros solos aparte, a un lugar despoblado, y descansad un poco. Es que eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer. 32Y se marcharon en la barca, aparte, a un lugar despoblado.

 

  • Se envía a los discípulos a curar y a anunciar el reino de Dios. Pero ellos hacen otra cosa que Jesús no les ha mandado: “enseñar”, adoctrinar al modo de la espiritualidad judía. Es decir, siguen diciendo que para entrar en el reino hay que ser religioso, cumplir la ley, las prácticas de la costumbre. La novedad del reino queda empañada.
  • Por eso Jesús los lleva a “un lugar despoblado”, a un desierto, para reconducir el asunto, para reorientar la opción. Ellos tenían que haber curado únicamente, porque ese era el signo de al amor, el signo del reino. Tienen que aprender a dejar de lado la ideología judía que ellos aman tanto.
  • No encuentran tiempo “ni para comer”, ni para compartir con Jesús en profundidad y aprender lo que significa la entrega. Necesitan volver a sentarse a la mesa con él, entrar de nuevo en la dinámica de la entrega.
  • La soledad es camino buena: solos, en la barca, desligados de todo, a un despoblado. Es el silencio que reconduce las orientaciones, que nos resitúa, que nos marca de nuevo el camino a seguir.

 

Para pensar u orar:

 

  1. Que demos amor más que ideología.
  2. Que curemos, más que enseñemos.
  3. Que acompañemos, más que constituirnos en maestros.

 

Un valor: el testimonio de la vida

 

            La persona tiende a creerse grande por las grandes ideas que defiende. Pero, en realidad, la grandeza le viene por el testimonio de su vida. Efectivamente, en la medida en que tu testimonio es humano, tu persona es grande en sí misma.

  • Para dar testimonio, primeramente hay que vivir lo que uno sostiene. O, al menos, habrá que intentarlo. Un testimonio sin una vida que lo respalda es algo frágil.
  • Además habrá que testimoniar con humanidad y mesura, porque un testimonio grandilocuente desvela unas irremediables carencias.
  • Tendrá que ser, además, un testimonio compasivo, capaz de entender las situaciones de los frágiles, más allá de cualquier censura o exclusión.
  • Finalmente, habrá de ser un testimonio muy ligado a la vida, a lo cotidiano, a lo sencillo de la relación más elemental.

 

Una foto:

 

 

 

            Este señor es Teo Nieto, un cura rural en la provincia de Zamora que atiende unos cuantos pueblos pequeños. Su labor es tan sencilla como sentarse en un banco con una anciana, hablar un poco y darle allí mismo la comunión. Testimonios de vida ocultos y sencillos de acompañamiento a quien anda solo por la vida. Así de simple.

 

Un poema:

 

Bajo el sol

 hay bondad

frente a la luz sólo basta

abrir los ojos.

Limpia las penas

de tu corazón

el sufrimiento

de tu cuerpo

bajo el sol

da gracias

a la hierba

al musgo a la lluvia

da gracias

al placer

a la tierra sobre la que vives

y sobre la que mueres

al primer jardín

a los árboles de música

y a sus follajes de silencio

da gracias

al agua de la acequia

al bálsamo en la sangre

al rocío la floresta

al ciervo vulnerable

bajo el sol

al cielo y a sus siglos

a las nubes del aire

al fuego y al frío

a los vientos a las noches

y a los días y a la luz

a los montes y colinas

a las fuentes los mares y riberas

a la muerte

a los pájaros del cielo

y a la muerte

oscuro corzo herido

da gracias

               bajo el sol.

Ernesto Kavi 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CVMc

Domingo, 18 de diciembre de 2016

 

 

VIDA Y EVANGELIO:

UN MISMO CAMINO

Plan de oración con el Evangelio de Marcos

 

40. Mc 6,33-34

 

Una reflexión inicial:

 

            Los pastores siempre han gozado de un pensamiento a su favor. La lírica les ha aupado. Y por eso, hablar de pastores es hablar de algo positivo y hasta hermoso.

                Sin embargo, y a nada que se piense, el mayor enemigo del rebaño el pastor porque es quien explota a las ovejas (explotación ganadera). Si las ovejas pensaran, se rebelarían contra su pastor, que es quien las explota.

                Por eso hay que tener mucho cuidado con los “pastores”, por quienes se erigen, o los erigen, en conductores-salvadores del rebaño. Con mucha frecuencia se ve que son meramente explotadores del rebaño.

                Por eso, y a la vez que se lucha contra los pastores, hay que luchar contra la mentalidad de rebaño. Ya lo decía Krahe: “El Señor no es mi pastor, yo no soy un borrego”.

                Efectivamente, no somos borregos, no debiéramos serlo, somos personas adultas y por eso mismo hay que apoyar a quien más ayuda a la adultez, a la autonomía, al valor de toda persona en base a su propia dignidad.

                Construir la adultez de la persona es una de las cosas más positivas a las que los humanos estamos llamados.

 

El texto:

 

            33Los vieron marcharse y muchos los reconocieron; entonces, desde todos los pueblos fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. 34Al desembarcar vio una gran multitud; se conmovió, porque estaban como ovejas sin pastor.

 

  • La masa funciona con anhelos oscuros. Quieren soluciones rápidas a sus carencias. Corren tras los pastores, tras los magos, tras los encantadores. Se encontrarán con un Jesús que les enseña “muchas cosas”, les enseñará a ser adultos.
  • Si andan “como ovejas sin pastor” es por la rapacidad de los pastores y por el poco esfuerzo personal en construir un camino de adultez. Habrá que atajar los dos frentes.
  • Los “muchas cosas” que Jesús les enseña tienen que llevar a la adultez personal. De lo contrario no servirían para nada. Para aprender esa adultez hay que mirarse más a sí mismo que al pedagogo que la enseña. Una mirada al propio interior se hace imprescindible.

 

Para pensar u orar:

 

  1. ¿Me va ayudando el Evangelio a ser más adulto?
  2. ¿Miro con exceso a los “pastores”, al sistema, a las directrices de la propaganda, a las leyes?
  3. ¿Tengo aprecio por las personas más autónomas y libres?

 

Un valor: la autonomía

 

            Los sistemas temen a la autonomía. Para ellos es más rentable la heteronomía: que las leyes que se dan a la persona vengan de fuera, no que la persona elabore sus propias pautas de comportamiento. Pero en este trabajo está el quid de la autonomía.

  • Para ser autónomo hay que construir un camino de equilibrio personal y humanizador.
  • Para ser autónomo hay que creer en el valor de la dignidad propia sin fisuras.
  • Para ser autónomo hay que trabajar los propios caminos sin desaliento.
  • Para ser autónomo hay que recuperar la dimensión de la profundidad.
  • Para ser autónomo hay que cantar en la noche cuando las cosas no vienen bien dadas.
  • Para ser autónomo hay que aprender a respetar la autonomía de los demás.

 

Una foto:

 

 

 

        Este señor es Marcelo Crivella, nuevo alcalde de Río de Janeiro. Es, además, pastor evangélico. Tiene unas ideas peregrinas y religiosas ultraconservadoras. Ha tenido manifestaciones contra los gays, las religiones africanas y la Iglesia católica. Como Trump, pero en brasilero. Un pastor de cuidado. No les arrendamos la ganancia a los ciudadanos de Río. De estos “pastores”, cuanto más lejos, mejor.

 

Un poema:

 

Dicen que nada volverá a ser lo que era

antes de que tu pétalo de luz

encendiera mi curva más oscura.

Tú, que no sabes ni que existes

mientras me redondeas,

que te formas y sueñas sin mapas

 

ni conceptos,

que no tienes ni nombre,

tú me haces infinita

en tu indefinición.

 

Tú y yo

vamos creando tu cuerpo

a ojos cerrados,

sin saber lo que hacemos,

cómo será la flor.

 

Yo, media luna de sueño,

y tú, mi otra mitad.

 

      Vanesa Pérez-Sauquillo

 

 

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¡¡¡FELIZ NAVIDAD Y BENIGNO AÑO 2017

A TODA LA COMUNIDAD VIRTUAL!!!

 

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