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FIAIZ

Marcos 23

CVMc

Domingo, 24 de abril de 2016

 

 

VIDA Y EVANGELIO:

UN MISMO CAMINO

Plan de oración con el Evangelio de Marcos

 

23. Mc 4,1-2a

 

Una reflexión

 

            Para entender muchas cosas de la vida o, al menos, para encajarlas bien hay una clave inicial: apertura. Una menta abierta, un corazón abierto, una casa abierta es, en principio, una herramienta muy buena para entender el secreto de la vida, que estamos hechos para vivir el uno con y para el otro.

                La cerrazón, el corazón duro, la mente obtusa, el empecinamiento y cabezonería no llevan a nada; con ellos el camino se oscurece y se hace más pesado.

                Por el contrario, la persona de mente abierta vive más y mejor, los días se le hacen más livianos porque adquieren más sentido, la convivencia con las personas se le vuelve grata porque se aproxima a ese secreto último de las personas que se confunde con el ansia de ser feliz.

                Tener la mente y el corazón abiertos no debilita el núcleo de la propia identidad, como si acoger a otros y a otras situaciones en ese centro personal desplazara al yo. Al contrario, cuanto más se acoge, cuantos más caben en esa casa celosamente guardada del yo, cuantas más brisas recorren la tierra del adentro, más es uno mismo, más fuerte la propia identidad, más seguros los pasos sobre la tierra.

                De ahí que, aunque parezca un despilfarro, en la apertura está el secreto de la dicha y del sentido, el gozo de vivir simplemente como persona en el conjunto de la fraternidad humana y de la creación. Por eso mismo, nunca insistiremos demasiado: cuanto más abiertos, más humanos.

 

El texto

 

            4,1De nuevo empezó a enseñar junto al mar. Se congregó alrededor de él una multitud grandísima; él entonces se subió a la barca y se quedó sentado, dentro del mar. Toda la multitud quedó en tierra, de cara al mar, 2y se puso a enseñarles muchas cosas con parábolas.

 

                Esto es la introducción a la colección de parábolas que reporta el EvMc. Viene a decir que, para entender bien las parábolas, el mensaje del reino, hay que colocarse en tierra mirando al mar de Galilea, o sea, de cara a las ciudades paganas (la Decápolis) que están en la orilla oriental del lago. Al hablar desde la barca, Jesús “obliga” a que la gente se ponga de cara a los paganos a los que abominan. Como si se dijera: el reino es para todos, incluso para esos paganos que despreciáis. Quizá para ellos más que para ningún otro. Si no entendéis bien esto, no podréis entender nada de los que es el reino.

  • Jesús enseña junto al mar: el mar, para el judío, es el camino que lleva al paganismo. Israel no ha sido nunca un pueblo marinero.
  • Si se congrega una multitud grandísima es porque desvelan en Jesús el perfil de un Dios acogedor con el débil que no tenía el Dios de la legalidad judía.
  • Se subió a una barca: enseñar desde la barca es lo opuesto a enseñar desde una cátedra. Fragilidad, movilidad, riesgo, esos son los componentes de esta enseñanza.
  • Enseña sentado: con calma, con paciencia, de igual a igual no en pie desde la cátedra superior.
  • Dentro del mar: en el lugar mismo de la duda, del riesgo. No es una enseñanza dogmática sino sujeta a todos los avatares.
  • La gente se queda en la tierra, de cara al mar: teniendo ante sus ojos a los paganos. De alguna manera hay que integrar a la secularidad en el proyecto del reino.
  • La enseñanza en parábolas (inusual en toda la Biblia) indica que Jesús quiere llegar al corazón de la persona, del pueblo. Si no se entiende el reino cordialmente, no se entiende bien.

 

Un valor

 

            Dentro del valor que es la apertura, tiene un lugar especial la apertura al débil. Y ello porque en la fila de quienes esperan, están los últimos por su “inutilidad”, porque se dice que no aportan nada (no es así, pero…). Por eso, si se quiere medir el vigor de la apertura de uno, hay que mirar a ver su relación con el frágil. El Papa Francisco pone especial énfasis en ello.

  • Dice que hay que tener en cuenta a los “descartados” y crear un tipo de sociedad y de economía no solamente que los tenga en cuenta sino, sobre todo, que no los produzca.
  • Dice que hay que salir de la “indiferencia globalizada”, ese no importarme más que lo mío que me hace insensible a la suerte de los desheredados, de los empobrecidos.
  • Afirma también que hemos de salir de la “conciencia aislada”, una vida centrada en mis asuntos, instalados a perpetuidad en la orilla del yo, sin terminar de pasar nunca a la orilla del nosotros.

 

Una foto

 

            Una  foto más del tema de los refugiados sirios. Un griego trata de sacar del agua a un niño sirio que se ahoga. Gente, los griegos, algunos por lo menos, que se pone de cara al mar y de cara a los frágiles que se adentran en sus aguas y que da un socorro. Hacen lo que Jesús quería que hiciéramos cuando nos pone de cara al mar. Cumple, sin saberlo, el principal mandato del reino: hacer con ellos, con quien sea, lo mismo que necesita uno: ser sacado de las aguas de la muerte para poder vivir. 

 

Un poema

 

Cántaro roto, su agua derramada

como la vida del hombre cuando muere,

no puede recogerse,

y así siglo tras siglo,

y desgarro a desgarro. Mas la esperanza,

aun también derramada como el agua

puede recogerse. Es un hecho, una certeza.

 

José Jiménez Lozano

 

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