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FIAIZ

Juan 105

CVJ

Domingo, 11 de marzo de 2012

 

VIDA ACOMPAÑADA

 Plan de oración con el Evangelio de Juan

 

 

105. Jn 15,7-12

 

Introducción:

 

                En materia de amor, quizá lo más importante no sea sentir el amor, percibir que uno es “atrapado” en las “redes” del afecto”, sino cómo permanecer en el amor, sobre todo cuando las cosas no vienen bien dadas. Permanecer en el amor por razones de amor. He ahí el secreto de muchos de nuestros comportamientos. La fragilidad de nuestras estructuras vitales se demuestra y se verifica en nuestra capacidad de aguante, de resistencia, de permanencia. Es cierto que los quilates del amor no se miden por los meros años de convivencia. Pero si en esos años sigue vivo, aun con heridas, el amor primero, es que se está en el camino bueno. La permanencia no es mero pasar, terquedad o insensato empeño. Es el fruto de mucha elaboración, de mucha aportación, de mucha búsqueda, de mucha entrega, de mucho disfrute.

                La adhesión a Jesús que, en el fondo, es una cuestión de amor (como toda adhesión) demanda un talante resistente. Por eso habla tanto de seguir, de permanecer, para dar fruto. Sentir y verse tocado por la hermosura del Evangelio es relativamente fácil. Lo difícil es seguir en el mismo empeño de Jesús, en las mismas utopías y anhelos, sobre todo cuando todo parece ir en otra dirección. De ahí que el ánimo de Jesús es constante: seguid, permaneced. La adhesión a Jesús, como todos los caminos verdaderos de la vida, es una cuestión de permanencia, de largo alcance, una carrera de fondo. ¿Cómo mantenerse en el anhelo de una meta que, muchas veces, aparece lejos? No hay más que un camino: no apearse jamás del amor.

 

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Texto:

 

                7Si seguís conmigo y mis exigencias siguen entre vosotros, pedid lo que queráis, que sea realizará. 8En esto se ha manifestado la gloria de mi Padre, en que hayáis comenzado a producir mucho fruto por haberos hecho discípulos míos.

                9Igual que el Padre me demostró su amor, os he demostrado yo el mío. Manteneos en ese amor mío. 10Si cumplís mis mandamientos, os mantendréis en mi amor, como yo vengo cumpliendo los mandamientos de mi Padre y me mantengo en su amor. 11Os dejo dicho esto para que llevéis dentro mi propia alegría y así vuestra alegría llegue a su colmo.

 

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Ventana abierta:

 

 

            Es una foto que ha impactado últimamente y ha ganado premios: una mujer musulmana, enteramente cubierta, acoge en su regazo y consuela a un joven sirio herido en las refriegas con el ejército. Es una “piedad” de hoy donde se une, por encima de credos, amor y resistencia, acogida y firmeza, consuelo y ánimo. Se verifica en un escenario de enorme dificultad la evidencia de que continuar en el amor es lo que puede salvar al maltratado.

                Oramos: Que nuestra manera de apiadarnos del débil sea permanecer a su lado; que seamos piadosos con los más heridos; que persistamos en ser humanos con quien es postergado.

 

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Desde la persona de Jesús:

 

                Hay que escuchar en el silencio del corazón a ese Jesús que dice: “Manteneos en ese amor mío”. Esto no es cuestión de fe, adhesión a unas creencias, de persistir en unas prácticas religiosas. Es algo más hondo. Habrá que descubrir de una manera viva el amor de Jesús y su honda humanidad. ¿Cómo hacerlo? Mirándoles con mirada de idéntica humanidad, potenciando los valores básicos del ser humano, ahondando en el camino del “arcaico” corazón de las personas. Sin esta inmersión en lo humano no es fácil desvelar el rostro de un Jesús al que se puede amar hoy.

                Oramos: Que desvelemos el rostro amable de Jesús por los caminos de lo humano; que nos toque dentro la persona de Jesús hasta hacer parte del fondo de nuestro amor; que seamos sensibles a todo camino que conecte con el amor.

 

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Ahondamiento personal:

 

                Dice el hermoso poema de Gioconda Belli: “Sólo el amor resistirá”. Y es verdad, la prueba de resistencia humana se verifica en la capacidad de amor, en los cultivos de amor, en la resistencia por motivos de amor, en las opciones de amor, en los compromisos que brotan del amor, en las fidelidades que se mantienen porque uno, simplemente, ama. Si no se transita por estos caminos, la permanencia en actitudes de amor se hace prácticamente imposible.

                Oramos: Que cultivemos con mimo los amores de nuestra vida; que el amor nos lleve a compromisos que se toquen; que nuestras opciones de vida tenga siempre, de manera explícita, el componente del amor.

 

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Desde la comunidad virtual:

 

                Nuestra comunidad virtual pasa, a lo largo de tantos años, por muchas vicisitudes. Pero todas ellas tienen un denominador común: la relación nos produce alegrías muy buenas. Por eso, el seguir en la comunidad es, de alguna manera, seguir en la alegría. Jesús habla de “una alegría que llegue a su colmo”. Es el ideal, el horizonte. Los pequeños pasos que demos en esa dirección nos abrirán a una alegría más plena, más honda, a la vez que más sencilla. Son los frutos del “permanecer”.

                Oramos: Que permanezcamos en relación para que crezca la alegría, que valoremos los pequeños gestos para que crezca la alegría; que nos tendamos la mano para que no se debilite la alegría.

 

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Poetización:

 

Percibió muchas veces

que era harto difícil

permanecer en el amor.

Por eso se empeñó

en que sus amigos vieran

lo que él veía:

que resistir por amor,

preguntar por amor,

aguantar por amor,

hacerse fuerte por amor

eran los buenos caminos

para el logro de la alegría honda.

A lo largo de su vida

vio muchas pobrezas,

sintió el sabor de muchas lágrimas,

vio ojos y manos cansados,

pies que se arrastran desalentados.

Pero también se dio cuenta

de que la manera de no sucumbir

al desaliento vital

era ser tercos en amar,

no apearse de la senda de la entrega,

creer que la vida en amor

es la que lleva a la dicha.

Fue tan fuerte esta convicción

que él llamó a sus amigos

a un seguimiento en amor,

no tanto a unas creencias o normas.

Cuando el desaliento hacía presa

en lo hondo de su corazón,

se repetía como un mantra:

“hay que seguir amando,

hay que seguir amando”.

Esa fue la luz en el horizonte

que guió sus pasos.

 

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Para la semana:

 

                No desesperes de amar cuando las cosas en estos días se tuerzan un poco. Que el brillo del amor fiel se refleje en tu mirada.

 

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