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FIAIZ

Juan 94

CVJ

Domingo, 11 de noviembre de 2011

 

VIDA ACOMPAÑADA

 Plan de oración con el Evangelio de Juan

 

 

94. Jn 13,33.36-38

 

Introducción:

 

                Cuando las limitaciones se ceban en nosotros, muchas veces optamos por dos caminos: ignorarlas como si no existiesen o rechazarlas con amargura. Son, en realidad, dos caminos que no llevan a nada, ya que por mucho que las ignoremos están ahí y aunque las rechacemos con rabia no desaparecen. Puede haber otro camino: tratar de asumirlas lo más pacíficamente que se pueda y luchar contra ellas con tesón. Si las asumimos con paz no desaparecen, pero su poder maléfico y desalentador mengua. Si luchamos contra ellas con tenacidad y paciencia no las derrotamos del todo, pero ponemos coto a su acción destructora. Desde siempre se ha dicho que la medida real de la persona se ve cuando ésta se enfrenta a la adversidad. Y es cierto, aunque sea difícil y haya que ser benigno cuando naufragamos en la tormenta de la limitación.

                Pedro es uno, ciertamente, adherido a Jesús. Lo ama de corazón, pero no sabe medir sus evidentes limitaciones. Jesús se las hace ver con toda claridad, pero él, que dice estar dispuesto a dar la vida por Jesús, no será capaz de decir en el momento de la dificultad simplemente que le conoce. Por eso el “gallo” (animal “diabólico” que canta en la noche oscura) le hará ver su litación y él ciertamente la verá. Como lo muestran los siguientes escritos del Nuevo Testamento, Pedro también luchará contra sus limitaciones y llegará a ser un seguidor de Jesús entregado y dispuesto.

 

***

 

Texto:

 

33Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Me buscaréis, pero aquello que dije a los judíos: “Adonde yo voy, vosotros no sois capaces de venir”, os lo digo también a vosotros ahora.

36Le preguntó Simón Pedro:

-Señor, ¿adónde te vas?

Le repuso Jesús:

-Adonde me voy no eres capaz de seguirme ahora, pero, al fin, me seguirás.

 

37Le dice Pedro:

-Señor, ¿por qué no soy capaz de seguirte ya ahora? Daré mi vida por ti.

38Replicó Jesús:

-¿Qué vas a dar tu vida por mí? Pues sí, te lo aseguro: Antes de que cante el gallo me habrás negado tres veces.

 

 

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Ventana abierta:

 

                Este muchacho es Juanjo Menéndez, campeón del mundo de ciclismo este año, en categoría C1. Todo un portento. No ha sido impedimento el que le falten un brazo y una pierna. En su rostro y en todo su cuerpo se dibuja el esfuerzo titánico y la capacidad de superación de quien asume y lucha contra sus limitaciones. Los atletas paralímpicos son ejemplo vivo de dificultad asumida y de trabajo de superación. Un estímulo para quien quiera ir por esos mismos caminos en la vida en general, no únicamente en el deporte.

                Oramos: Te alabamos, Señor, por quienes trabajan con amor y fuerza sus limitaciones; te bendecimos por quienes no se amargan quedándose en sus limitaciones; te damos gracias por quienes son optimistas y alegres más allá de los fracasos.

 

***

 

Desde la persona de Jesús:

 

                Cuando Jesús dice a Pedro “¿Qué vas a dar tu vida por mí?” no está menospreciándole. Jesús le agradece su adhesión y su amor. Pero está queriendo hacerle ver que tiene que aprender a medir y acoger sus limitaciones. El seguimiento de Jesús no es para santos, es para gente limitada. Por eso, dentro de esos trabajos de seguimiento debe incluirse el tratamiento que damos a nuestras limitaciones para que el tal seguimiento no sea una ficción.

                Oramos: Que como tú, Señor, demos cara a nuestras limitaciones; que como tú seamos benignos cuando fallamos; que como tú seamos animosos para volver a intentarlo.

 

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Ahondamiento personal:

 

                Dice Jesús por dos veces a sus discípulos y a Pedro que “no son capaces” de seguirle del todo en este momento. Las capacidades humanas son limitadas. Eso no hace a la persona menos valiosa y menos hermosa, todo lo contrario. Es en esa limitación donde podemos encontrar una fuente de energía. Dice H. Mújica: “Después, después de tanto, el miedo se pierde al renunciar a lo que jamás se tuvo: soy mi victoria sobre lo que perdí, soy lo que ya no espero”. Si se es capaz de animarse a seguir después de esta cura de realismo y de humildad, el fruto vendrá.

                Oramos: Que seamos humildes y enteros ante nuestras limitaciones; que creamos que la pérdida de nuestros anhelos vanos es ganancia; que seamos comprensivos cuando nos muerde el desaliento.

 

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Desde la comunidad virtual:

 

                Muchas veces en nuestras reuniones de oración o en nuestras reuniones generales compartimos nuestras propias limitaciones. Es un signo enorme de fraternidad porque compartir lo bueno es hermoso y más fácil. Compartir lo limitado es más difícil y más costoso. Pero es signo de fraternidad, porque eso no se puede hacer sin confianza y, en definitiva, sin amor.

                Oramos: Gracias, Señor, porque somos capaces de compartir nuestras limitaciones; gracias porque se nos acoge con respeto y aprecio; gracias porque el compañero no merma en su hermosura cuando se le ve débil.

 

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Poetización:

 

Conocía los secretos del corazón

y los recovecos del alma.

Por eso sabia

que la debilidad

hacía parte inevitable

del caminar humano.

Él mismo la había experimentado

en su propia persona.

No era uno ajeno a lo débil,

un dios que está en el monte

sin experimentar la zozobra,

sin sentir la dentellada del mal personal.

De ahí que, con todo amor,

quisiera hacer ver a Pedro

la necesidad de encarar

su propia limitación.

Pedro no lo veía

y decía estar dispuesto

a la entrega final por Jesús.

Pero el gallo impuso

su dura ley:

no tuvo valor

para decir, simplemente,

que le conocía.

Desde aquel día

Pedro tuvo que hacer un camino nuevo,

el camino de las lágrimas humildes,

el camino de la entrega sin ruido,

el camino hermoso

del corazón ofrecido en silencio.

Hizo el camino.

***

 

Para la semana:

 

                Trata de mirar con benignidad tus limitaciones personales y las de las otras personas. Ten buen ánimo ante ellas.

 

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