Juan 36
CVJ
Domingo, 7 de febrero de 2010
VIDA ACOMPAÑADA
Plan de oración con el Evangelio de Juan
36. Jn 6,52-59
Introducción:
Una de las maneras más productivas de ser uno mismo es "ser uno/a con otros/as". Los trabajos por autoafirmarse, por encontrar un hueco en la vida y en el corazón de los demás, por llegar a ser considerados y queridos encuentran un camino buenísimo cuando uno se va identificando con los demás. ¿De qué se trata? Primeramente de mirar con mirada humana y benigna, después de tener afán por colaborar en empresas comunes, además de disfrutar del camino común, de los logros de todos. Este salir de sí mismos en la dirección del otro no empobrece a la persona. Al contrario, la enriquece notablemente. Es la gran empresa humana de romper los egoísmos ancestrales para abrirse a la realidad de los demás creyendo que esa es la mejor manera de acercarse a la dicha.
De algo de esto habla el pasaje de hoy cuando Jesús proponer "comer su carne" para tener vida. No se trata de ninguna antropofagia ni, tampoco, de alusiones a la comunión eucarística. Es otra cosa: se trata de entender que la creciente identificación con Jesús puede ir dando vida a la persona. Y ello ¿por qué? Porque la identificación con Jesús es la identificación con los valores del Evangelio. Y si una persona va "comiendo" los valores del Evangelio va incorporando vida a su ser persona. Jesús dice que ese enriquecimiento puede ser "eterno", esto es, definitivo. Entender el camino del Evangelio como una enorme posibilidad de enriquecimiento humano y personal es caminar en la línea del anhelo de Jesús. Cuando esto se da, está uno "comiendo" a Jesús, identificándose con él. Un nuevo amanecer surge en su vida.
***
Texto:
52Los judíos disputaban entre sí:
-¿Cómo puede darnos este a comer su carne?
53Entonces Jesús les dijo:
-Os aseguro, que si no coméis la carne del Hijo del Hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. 54El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. 55Mi carne es ciertamente comida y mi sangre bebida. 56El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. 57El Padre que vive me ha enviado y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come, vivirá por mí. 58Este es el pan que bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron: el que come de este pan vivirá para siempre.
59Esto lo dijo enseñando en una reunión, en Cafarnaún.
***
Ventana abierta
Esta mujer se llama Maite Pacheco, con un mujer perunana. Es una cooperante de Save the Chlidren, una de "tantas" cooperantes. Una de las personas que dicen que trabajar en asuntos de cooperación le ha cambiado la vida. La creciente identificación con las causas de los débiles le ha ido marcando, humanizando, enriqueciendo. Dice que su mirada sobre la vida ha cambiado, se ha hecho más humana, comprensiva y benigna, más sensible al dolor del otro. Es una evidencia de que la identificación con el otro, comer "su carne", ponerse en su situación enriquece el valor hondo de la persona.
Oramos: Gracias, Señor, por quienes se enriquecen dándose a los demás; gracias por quienes sienten como suyo el dolor ajeno; gracias por quienes cambian la mirada sobre las personas y las cosas.
***
Desde la persona de Jesús:
Jesús afirma taxativamente: "el que come, vivirá por mí". Ya lo hemos dicho, no hay ningún truco: la finalidad del Evangelio no tanto "salvarnos", sino darnos vida. Si uno/a experimenta que el Evangelio le hace bien en su vida normal, cotidiana, sencilla, familiar, laboral, social, etc., va por buen camino. Porque la finalidad elemental del Evangelio y de Jesús es hacer bien a nuestra vida, llenarla de gozo, abrirle horizonte, contribuir a sobrellevar los pesos que lastran con frecuencia nuestros caminos. Si uno percibe que eso se está dando de alguna forma en su vida, la cosa va bien.
Oramos: Te bendecimos, Señor, por tu darte incondicional a nosotros/as; te bendecimos porque no te cansas de velar nuestros pasos; te bendecimos por hacernos bien cada día.
***
Ahondamiento personal:
Trabajar la identidad personal por el cauce de la identificación con la vida y los caminos de los demás es una fuente de alegría. La vida y la fe tendrían que ir enseñándonos que buscar la dicha en la dirección del propio egoísmo es un fracaso y una frustración, mientras que buscarla en el camino conjunto, en la empresa común, en el disfrute social, en el abrazo universal es la buena orientación. Es un trabajo que hay que hacer toda la vida porque la estructura honda de la persona tiende, suicidamente, al egoísmo. Pero no estamos solos: muchas personas y Jesús también nos alientan, animan y ampara.
Oramos: Agradecemos a quienes nos animan a darnos a los demás; agradecemos a quienes nos presentan las necesidades de los demás para hacernos más sensibles; agradecemos a quien nos valora por nuestra capacidad de darnos a los otros.
***
Desde la comunidad virtual:
Nuestra comunidad virtual, dentro de su modestia, puede ayudarnos, poco a poco, a "comer la carne" de Jesús, a aprender sus caminos, sus maneras de pensar, de enfocar la vida. Los modos son elementales pero valiosos: la cercanía, la preocupación por el grupo, la sintonía (aunque sea en una cierta lejanía), el afán por correr con gozo esta "carrera de fondo" que es la vida la sombra de la Palabra, etc. Son maneras de empujarnos en la línea de la identificación con Jesús. Nos hacen mucho bien.
Oramos: Gracias por quienes nos ayudan a "comer" a Jesús; gracias por quienes nos desvelan lo hermoso del Evangelio; gracias por quienes nos acompañan en el camino orante.
***
Para orar:
Cuéntame el cuento del
árbol dátil de los desiertos
de las mezquitas, de tus abuelos.
Dame los ritmos de las argucas
y los secretos que hay en los libros
que yo no leo.
Contamíname pero no con el humo
que asfixia el aire.
Ven pero sí con tus ojos
y con tus bailes.
Ven pero no con la rabia
y los malos sueños.
Ven pero sí con los labios
que anuncian besos.
Contamíname mézclate conmigo
que bajo mi rama tendrás abrigo.
...
Cuéntame el cuento de
las cadenas que te trajeron
en los tratados y los viajeros.
Dame los ritmos de los tambores
y los voceros del barrio antiguo
y del barrio nuevo.
Contamíname pero no con el humo
que asfixia el aire.
Ven pero sí con tus ojos
y con tus bailes.
Ven pero no con la rabia
y los malos sueños.
Ven pero sí con los labios
que anuncian besos.
Contamíname mézclate conmigo
que bajo mi rama tendrás abrigo.
...
Cuéntame el cuento de
de los que nunca se descubrieron
del río verde y de los boleros.
Dame los ritmos de los busuquis
los ojos negros, la danza inquieta
del hechicero.
Contamíname pero no con el humo
que asfixia el aire.
Ven pero sí con tus ojos
y con tus bailes.
Ven pero no con la rabia
y los malos sueños.
Ven pero sí con los labios
que anuncian besos.
Contamíname mézclate conmigo
que bajo mi rama tendrás abrigo.
***
0 comentarios