COMO INCIENSO EN TU PRESENCIA 2
COMO INCIENSO EN TU PRESENCIA
Los salmos de la 2ª semana de la LH
INTRODUCCIÓN
Es el segundo año en que nos volcamos sobre las páginas sálmicas. El 2022 vimos los salmos de la primera semana de la LH. Este año 2023 nos proponemos ver los de la segunda semana. Si el año pasado resistimos, lo podremos hacer también este año. Dice Mt 19,26: “Todo es posible para Dios”. Habría que entender: “Con Dios todo es posible”, si nosotros ponemos nuestra parte, claro está.
Hacer este trabajo es, sin duda, una prueba de nuestra fidelidad a la Palabra. Los trabajos de fe de largo recorrido nos fatigan, prueba evidente de nuestra fe frágil. Cambiemos la dirección: disfrutemos con ellos y con la posibilidad que nos ofrece la Orden para poder hacer este trabajo con paz y gozo. No todo el mundo tiene estas oportunidades.
Y ahondando más: orar con los salmos puede ser considerado no solamente como una actividad litúrgica, sino como una vocación que se incrusta en la amplia vocación de la contemplación. Sentirse “vocacionada” a orar con salmos sería otro punto de partida con resultados probablemente sorprendentes.
Como lo hicimos también el año pasado, leeremos los salmos desde cuatro perspectivas: partiendo de su contenido bíblico veremos cómo se puede leer desde Jesús. Además insinuaremos las posibilidades de modos orantes del salmo en la oración común y concluiremos con una lectura social del mismo para vislumbrar su conexión con la vida. Esta cuarta perspectiva es menos habitual; por ello, habrá que poner más cuidado.
No cabe duda que poder hacer este curso es una suerte. Es parte de los beneficios de la VR. Dice el Sal 15 (que veremos luego): “Me ha tocado un lote hermoso, me encanta mi heredad”. Pues esta hermosa heredad es la que nos ha tocado. Una suerte. Disfrutémosla.
Al hacer este trabajo en comunidad nos animamos mutuamente: lo áspero se hará más llevadero y lo gozoso más disfrutado. El Señor, maestro de la Palabra, nos acompaña.
1
SALMO 118,105-112 (Nun)
(Domingo, I Vísperas)
Contenido bíblico
Ya nos hemos encontrado ampliamente con el Sal 118 en la I Semana: 6 veces. Este salmo, no es de extrañar, es recurrente en la LH porque es el gran salmo del amor a la Palabra (a La Ley, dice el AT). En su apariencia “fea”, repetitiva, rígida, encierra un corazón que late por la Palabra. En esas maneras tan estrechas aparecen verdaderos destellos que nos son, hoy todavía, muy útiles para la experiencia de la fe.
Podría ser entendida esta estrofa 14 (de la letra Nun, la n) como un “salmo de iluminación”: la vida humana pasa por muchas sombras, a veces muy densas. ¿Cómo sobrevivir a la oscuridad? ¿Quién nos iluminará? El Sal 118 dice: la Palabra puede ser tu luz, la que te mantenga en vida más allá de apuros y la que te alegre por dentro. ¿Es esto creíble? Sí para quien se lanza a la Palabra.
- La 1ª estrofa habla de esa obra de iluminación que hace la Palabra cuando la aflicción nos cerca. No quita la aflicción, pero la ilumina. Una aflicción con luz es menos aflicción.
- La 2ª estrofa asegura al orante de que la vida, aunque esté en peligro, es una vida guardada: la Palabra es quien la guarda y la mantiene vigorosa.
- La 3ª estrofa llega a decir que se puede mantener la alegría en situaciones de dificultad (“Nadie os arrebatará vuestra alegría”, dice Jn 16,22).
Comenzar la oración del domingo con este salmo es predisponerse a una experiencia espiritual al amparo de la Palabra. El domingo habría de ser el día de la resurrección y el día de la Palabra por excelencia. Descansar disfrutando de la palabra: un buen plan para una contemplativa.
Desde Jesús
Jesús ha disfrutado con la Palabra: la ha orado (Lc 6,12), la ha predicado (Lc 4,18), la ha tenido como compañera en los momentos de gran dificultad (Mt 27,46). Su vida toda es la realidad redivida del siervo de Isaías (Is 42, 1-9; 49, 1-6; 50, 4-11; 52,13–53,12). Uno a la sombra de la Palabra.
Por eso mismo, Jesús es para nosotros lámpara, vida y alegría. Él se hizo por nosotros Palabra, él vive en la Palabra. Dice la escritora Cristina Fallarás: «El Nazareno está vivo. Está vivo, no importa cómo ni dónde. Está vivo porque su palabra permanece y permanecerá en el alma de aquellos que vieron su vida transformada al escucharle».
Por eso mismo, para el seguidor/a de Jesús las palabras del Evangelio son lámpara primera y principal para su camino. Lo dicho de Jesús por otro, lo atribuido a su boca por ajenos, es lo que recogen los evangelios, mezclado todo ello a las preocupaciones vitales y espirituales de los propios autores es lo que nos reporta la Palabra. Que sea otra boca en la que habla Jesús ¿les quita veracidad, las desposee de valor, las hace desechables? En modo alguno. Gran parte de lo que sabemos de otros y hasta de lo que sabemos de nosotros mismos lo sabemos por boca de otros. Es cierto que tal hecho demanda cuidado, discernimiento y una cierta ofrenda de veracidad objetiva. Pero ¿es más objetivo sobre la verdad de uno lo que dice él o lo que otros puedan decir de él? De cualquier manera, la relativización de los evangelios como palabra propia del mismo Jesús no resta valor a ser palabras de Jesús dichas por otros. La dificultad de su comprensión no es solamente que hayan sido dichas por otros, sino el trabajo que es preciso hacer para adentrarse en ellas como en un laberinto en el que se exige buscar, ahondar, valorar, sospesar, identificarse.
Orar en comunidad
Dado que es pórtico del Domingo como día de la Palabra, habría que poner el salmo de relieve y dejar de lado el simple dos coros. ¿Cómo hacerlo?:
- Cantado, si se puede (Ain karem tiene una versión muy hermosa; esté en el móvil).
- En ronda, cada estrofa una lectora.
- Quizá podría usarse como “lucernario”: se lee una estofa y se enciende una parte de la luz; se lee otra estrofa y se encienden más; se lee la tercera estrofa y se encienden todas.
Dimensión social
A pesar de la devaluación que a diario sufre el lenguaje, la persona está necesitada de palabras. Efectivamente, las palabras son necesarias no solamente como mera herramienta de comunicación, sino también como amparo necesario para no hundirse en las batallas de cada día, como lenitivo para los múltiples dolores en que se amasa la existencia, como luz para alumbrar horizontes solo soñados, como empuje para no echarse a la cuneta, como sostén para creer en la posibilidad de amar. Sin el apoyo de las palabras el caminar humano se volvería tan laberíntico que, al final, la persona estaría perdida. Así es, las palabras, más allá de su indudable turbiedad, son la brújula que orienta el caminar humano.
¿Sobre qué ámbitos sociales habrían de hacer incidencia las palabras sociales? La misma vida lo va marcando: sobre el valor de la bondad como elemento de cohesión social, por desprestigiada que se la quiera; sobre la perenne batalla por la justicia ya que gran parte de la humanidad, de una u otra manera, sigue clamando por ella; sobre la necesidad de la colaboración ciudadana ya que trascender el propio egoísmo es tarea perenne en el caminar humano; sobre la humanización de la economía, porque es necesario encontrar puntos de conexión entre economía y espiritualidad; sobre el cuidado de la tierra, algo que está en el hecho social desde hace mucho, pero que aún no ha eclosionado a nivel cercano. Este tipo de palabras sociales tienen un cada vez más amplio sector de público que las escucha, por más que no sea aún mayoritario.
¿Qué dicen las palabras que nos transmiten los evangelios sobre todos estos ámbitos? Contienen semillas. Hablan de la bondad como un ideal divino y como un trabajo continuo por ir siendo bueno a diario; hablan también de la justicia como el primer logro del reino y lo demás como algo secundario respecto a ella; tienen palabras que empujan en la dirección de la entrega para superar el egoísmo autorreferencial; vuelven una y otra vez sobre el control que hay que tener ante el dinero para que no termine por imponer su ley inhumana: son pocas las palabras sobre la naturaleza, pero siempre lo hacen para ahondar en la confianza y controlar el exceso de preocupaciones. Creemos que conectar las palabras de los evangelios con las palabras sociales es una tarea al alcance del creyente.
2
SALMO 15
(Domingo, I Vísperas)
Contenido bíblico
Este salmo, uno de los apreciados por los orantes de todos los tiempos es, sin duda, un “salmo de confianza”, de los muchos que hay en el Salterio. Un salmo destacado por la firme confianza en Dios que manifiesta del salmista.
Pero podría denominarse también “salmo de opción”: en un ambiente muy difícil, el orante opta por Dios porque no puede vivir sin él. “Tú, mi bien”. Su opción es firme, “no vacilaré”. El salmista supera una fe sociológica y elabora una fe de opción, la que se construye día a día caminando en la senda de la Palabra. Optar por Dios no es solamente estar bautizado. Es construir día a día un proceso cristiano, trabajar en cada jornada el seguimiento de Jesús.
Esta opción está enmarcada en el tiempo:
a) En el pasado (estrofas 1ª y 2ª): se ha experimentado muchas veces que Dios es el bien, mi bien, el único que satisface. Por eso, los dioses, los obstáculos, no son impedimento para seguir adherido al Señor (a Jesús)
b) En el presente (estrofas 3ª y 4ª): se está “encantado” con la opción. Una suerte (un lote hermoso), una bendición continua (hasta de noche). Un tesoro poder creer y ser seguidora.
c) En el futuro (estrofas 5ª y 6ª): la muerte no es el final de todo y se experimentará el gozo de dar con la vida, con el amor del Padre.
La fe metida en la entraña de la vida. Vivir optando cada día por la oferta de la fe. Llegar a la certeza de que ya no podemos vivir sin él, sin Jesús.
Desde Jesús
Con toda propiedad, se puede representar a Jesús orando con este salmo porque él ha hecho una opción continuada por el “designio” del Padre (Jn 4,34). La mayoría de los grandes tratados sobre el Jesús histórico de los que hoy disponemos no dedican un solo apartado a la fe de Jesús. Hablar de aquel a quien se considera Hijo de Dios como de un creyente se considera obvio, superfluo o, mejor incluso, inapropiado. Aplicar a Jesús los trabajos, esfuerzos y dudas del creer no parece lo más adecuado. Sin embargo, dejar de lado este aspecto no es solamente negar de alguna manera el camino humano de Jesús, su ser persona histórica, sino que es despojarle de su más profundo itinerario interior. Así es: Jesús no es solo creyente para otros, sino también creyente para sí mismo; no solamente ofrece el mensaje a otros sino que él elabora mensaje para su propia necesidad espiritual. Comprender a Jesús como un creyente no es solo afirmar lo evidente, sino que es asomarse y valorar maravillados los trabajos de fe de quien es revelador de la relación con Dios.
Orar en comunidad
Siempre que se pueda superar el amenazado de rutina “dos coros” se podría hacer, siempre que la comunidad esté de acuerdo:
- Cantado: salmodiado (o con las vieja versión de Mercedes González).
- Tres lectoras para distinguir pasado (estrofas 1 y 2), presente (estrofas 3 y 4) y futuro (estrofas 5 y 6).
- Recitado por todas a la fe como una “profesión de fe” viva, como una “opción”.
Dimensión social
Quienes hacemos opción por Dios, ¿cómo hemos de hablar de él en nuestra sociedad de hoy? Por la fragilidad argumental, el misticismo desencarnado o el sectarismo, hay cristianos que sienten vergüenza cuando oyen hablar de Dios. Así es, creyentes sencillos, y no tanto, siguen hablando de Dios en los modos simplistas e infantiles del catecismo escolar. Son expertos en sus competencias laborales y adultos en sus derroteros vitales. Pero cuando expresan sus creencias hacen un retroceso a las fórmulas infantiles. Es como una doble personalidad. Además, hay creyentes de a pie y teólogos consagrados que hablan con un misticismo desencarnado fabricando expresiones que no sabemos qué tienen detrás. Por ejemplo, ¿qué contenido real puede tener la expresión “María es sagrario del Espíritu Santo”? Otras veces, sorprende la manera de hablar de Dios por un sectarismo que lleva, en algunos casos, a la violencia física.
Para hablar de Dios de otra manera, con otro lenguaje, quizá se podría comenzar por hacerlo de una manera que no necesite, ulteriormente, un desmontaje de lo dicho en primera instancia. Una de las tareas más arduas del lenguaje religioso es pretender construir algo nuevo sobre un cimiento que ya no se tiene en pie, pero que está ahí. Los viejos componentes del imaginario religioso, en los que ya no se cree pero que siguen ahí, dificultan mucho la posibilidad de una manera distinta de hablar de Dios. Habría que ser sagaz, sobre todo en las catequesis infantiles, para no verter deliberadamente conceptos religiosos que se sabe, a ciencia cierta, que habrá que desechar al llegar a la adultez.
Una tendencia eclesial que también tiene que ver con el modo de hablar es aquella que mira hacia atrás como criterio de eclesialidad: se es más fiel a la Iglesia situándose siempre en los vagones traseros del tren de la sociedad y, apelando a la tradición, lo que se hace es arqueología. Y, desde ahí, se genera un lenguaje de desconexión social. Más aún, da igual que el lenguaje religioso sea incomprensible para la persona de hoy. Se cree que es ella la que debe cambiar. No se entiende que la tradición es crecimiento. Elaborar un lenguaje que mira hacia atrás es construir algo muerto de salida.
Un lenguaje de fe nuevo solamente será posible desde la experiencia. Puede ser que la propia experiencia personal no sea muy rica. Pero hablar desde esa pobreza será mucho más eficaz y más honrado con lo real que hacerlo desde supuestos que no son propios. Al percibirse prestados, pierden su fuerza y su crédito moral. Esa pobreza experiencial puede ser un descrédito para el lenguaje de la fe. Habrá que encajarla. Pero es mejor arrostrar cualquier crítica que situarse en un ámbito irreal con el grave riesgo de venirse abajo en cualquier momento.
3
SALMO 117
(Domingo, Laudes)
Contenido bíblico
El problema real de la espiritualidad y aun de la teología no es Dios, sino la historia (una historia con Dios dentro, no lo olvidemos). Si la historia no toca la espiritualidad, tiene el peligro de convertirse en una enajenación. Si la historia no incide en la teología, ésta corre el riesgo de entrar en un “manicomio” de verdaderos desajustes. Por ello la historia es la que salva a la espiritualidad y a la teología de sus excesos. Cuando aquella se mezcla a esta, la posibilidad de un horizonte humano queda más a la mano. No han de temer entrar en el barro de lo creado para ahondar en el sentido de la existencia. Más aún, es en ese barro donde se encuentra la verdadera solución.
Globalmente hablado, el Sal 117 es una lectura de la historia de Israel en la que se ve claramente que Dios ha actuado con Israel como un libertador, desde Egipto hasta hoy; por eso mismo se espera que tal auxilio de Dios no va a faltar nunca. La historia es una historia acompañada.
Las estrofas 1ª-4ª son un invitatorio coral: todo el mundo queda invitado a una lectura creyente de la historia, también quien lee hoy.
En las estrofas 5ª-7ª un orante experimenta la ayuda de Dios en su historia pobre: se ha visto libre del peligro, Dios camina con él. Experiencias fundantes.
Las estrofas 7ª-10ª desvelan el acompañamiento de Dios en las grandes catástrofes de la historia de Israel que, más allá de grandes pérdidas, han terminado en victoria. Dios no ha abandonado los derroteros duros de este pueblo.
En las estrofas 11ª-12ª vuelve de nuevo la experiencia fuerte de quien ha sido librado de la muerte con la certeza del Dios que ha estado a su lado.
Termina el salmo con las últimas estrofas (13ª-17ª) donde se celebra con una procesión festiva lo que se ha experimentado en la vida: Dios es acompañante fiel del caminar humano.
Desde Jesús
Quizá por eso están apareciendo tantos libros, de una u otra índole, sobre el hecho de Jesús. Precisamente una de las razones de esta aparición, muchas veces carente de fundamento, es el relativo aprecio que el lado histórico de Jesús se ha tenido en los ámbitos cristianos. La excesiva “divinización” de Jesús ha llevado a considerar irrelevante o anecdótico su perfil humano. Una lectura atenta de los Evangelios viene a decir que eso puede conducir a derroteros que nada tienen que ver con el Mensaje recibido.
La tentación de gnosticismo, de puentear la historia, pervive hoy. Ciertas formas actuales de espiritualidad cristiana entienden todavía que el meollo de su experiencia está en relacionarse con Dios, trabajo que se logra sobre todo en modos personales, individuales. Ello lleva no solamente a que el sentido de comunidad quede muy relativizado, sino a que la compleja problemática humana en sus aspectos sociales y sobre todo políticos quede descartada del núcleo de la experiencia cristiana. Por extraño que parezca, esta búsqueda de Dios fuera de lo “sucio” de la historia está acompañada de reacciones fuertemente interesadas en problemas económicos y hasta políticos. Es preciso intentar buscar alguna solución a tal esquizofrenia.
Tomarse en serio al Jesús de la historia no puede llevar sino a un aprecio hondo de su persona, a poder elaborar un verdadero enamoramiento de él que nos lleve a agradecer y construir nuestro camino de vida, nuestras opciones más valiosas.
Orar en comunidad
Como se reza en domingo habría que intentar cantarlo, aunque sea de forma sencilla:
- Si se puede hacerlo dignamente, cantar en el libro de Cols. Si no, también se puede leer siguiendo las indicaciones que da.
- Hacerlo semitonado está bien. Hágase con cuidado, con “gracia” orante, no de cualquier manera.
- Se podría poner de fondo el “Laudate omnes gentes” de Taizé y luego rezarlo a dos coros.
Dimensión social
Leer nuestra historia desde el horizonte de la fe, leerla desde el ángulo de la oración, tiene muchas ventajas:
- Una revalorización de la historia como ámbito y tiempo de posibilidad, más allá de sus indudables limitaciones, como senda que apunta a horizontes de plenitud que, de alguna manera, anidan en el corazón de toda criatura. Esto es un beneficio tanto para la vida como para la fe.
- El logro de unas estructuras humanas y fraternas más unitarias, menos fragmentadas, menos compartimentadas. Con eso se lograría poner coto a las esquizofrenias (oración por un lado, vida por otro) en las que con frecuencia caemos.
- La conciencia de que es posible crear una fraternidad humana por encima de las diferentes sensibilidades y más allá de las diversas opciones que acompañan a la pluralidad que somos.
- La posibilidad de entrever el día en que se logre una ética común que lleve a la justicia mejor cumplida como compromiso de todas las personas que habitan la casa común de nuestra historia.
- La certeza de que los planteamientos de la fe mezclados a la historia ganan en credibilidad y en razonabilidad, lo que habría de dar al creyente la sensación de mejor pertenencia al mundo y al no creyente la seguridad de que las religiones podrían aportar valores a la construcción del hecho humano.
- El gozo, sobre todo para los cristianos, de que un Jesús que se enmarca en parámetros de comprensión histórica no solamente no reduce y disminuye su atractivo sino que, por el contrario, lo aumenta y multiplica.
- La evidencia de que la justicia cumplida es camino ancho para el devenir humano y sentido para el mismo hecho cristiano.
- La alegría de saber que hay acceso a Dios en el cauce de la propia historia y que ahondar en ella, amarla, cuidarla, trasmitirla en el mejor estado posible, es la gran obra que creyentes y no creyentes pueden hacer para responder al amor del Padre que se vuelca a la vida.
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SALMO 150
(Domingo, Laudes)
Contenido bíblico
El Salterio se cierra con este himno a toda orquesta. El género hímnico es, lógicamente, muy abundante en el Salterio porque es la manera de celebrar al Dios en el que se cree y al que se ama.
Pero aun a riesgo de aplicar al salmista categorías de pensamiento que no podía tener (el autor no conocía las orientaciones de la física moderna), creemos que este salmo podría ser considerado como un “salmo cósmico”, una oración abierta al misterio del cosmos, del que aún desconocemos casi todo.
El orante intuye que ahí se encierra el misterio de Dios manifestado en la inconmensurabilidad de lo creado consciente de que toda creatura lleva de algún modo el soplo de Dios, su alma (Sab 12,1).
El salmo podría dividirse en cuatro parte:
1) Invitatorio estrofa 1ª): la maravilla del firmamento, del cos, como misterio vivo de Dios.
2) Motivación (estrofa 2ª): las obras de Dios como lenguaje del Dios infinito.
3) A toda orquesta (estrofas 3ª-5ª): los instrumentos de música como voz adecuada para cantar la gloria de Dios en sus obras.
4) Conclusión (estrofa 6ª): aforismo para cerrar el Salterio invitando a una alabanza cósmica.
El salmo invita a concluir el largo itinerario orante del Salterio abiertos al cosmos con una alabanza al creador de todos los seres. No podría haber concluido mejor. Francisco y Clara de Asís lo habrían hecho también así.
Desde Jesús
Según la fe cristiana, la realidad de Jesucristo no interesa solamente a la “Iglesia”, sino que tiene que ver también con todos los seres humanos, y con todas las criaturas.
Una de las Corrientes del primitivo cristianismo aplicó a Jesús las afirmaciones bíblicas sobre la Sabiduría o el Logos, e incluso el Espíritu: Jn 1,1-3.11.14 (cf.Prov 8,30-31); Col 1,15; Hb 1,3.
Cuando los cristianos dan a Jesús de Nazaret el título “Cristo” quieren expresar que en ese hombre concreto se manifestó plenamente el misterio de Dios.
Pero el hecho de que irrumpió en Jesús no significa que él tenga el monopolio de dicha manifestación.
El cuerpo de Jesús, como el nuestro, estaba formado de materiales del polvo cósmico más antiguos que nuestro sistema solar y planetario.
La encarnación es la elevación de todo universo en la dirección de la persona divina. La encarnación enraíza a Jesús en el cosmos, pero también lo limita a las ataduras espacio temporales. Encarnación es kenosis y limitación.
Por la resurrección los límites de la encarnación son totalmente sobrepasados. El Jesús histórico, que era solamente parte del universo, ahora por el evento sagrado se la resurrección asume la totalidad del cosmos.
Resurrección es la absoluta realización del ser humano de Jesús. Ya ha superado la mortalidad de la vida: “Yo soy la luz que está sobre todas las cosas; yo soy el universo; el universo salió de mí y el universo retornó a mí; hiende la leña y yo estoy dentro de ella; levanta la piedra y yo estoy debajo de ella” (Evangelio de Tomás, 77).
Orar en comunidad
Lógicamente el salmo pide ser cantado o, al menos, salmodiado con una tonada gozosa.
Si se lee, lo podrían leer cuatro personas diferenciando las cuatro partes del himno.
Con un poco más de fantasía, se podría poner del ALELUYA de Händel y recitar el salmo.
Dimensión social
La pasión por una comprensión nueva del cosmos ha de ser, por raro que parezca, algo que interese a la comunidad cristiana. Proviene de una nueva visión de la física, como lo hace la física cuántica. Educados en la analógica, la cuántica nos resulta ciencia ficción, por más que esté presente en nuestras vidas diariamente. La manera de imaginar a Dios y de derivar hacia la fe desde esa postura es la que hemos heredado y que está totalmente vigente. Pero tal manera se halla desnuda ante la nueva física: ¿cómo entender la historia de la salvación cuando todo acontece a la vez? ¿Cómo entender la plenitud del mundo cuando el cosmos se expande hacia el caos? ¿Cómo entender la creación cuando todo depende de un big bang? ¿Cómo entender la centralidad de nuestra historia y de Jesús cuando se nos dice que hay millones de galaxias como la nuestra (la vía láctea) que contiene más de cien mil millones de estrellas muchas de ellas infinitamente más grandes y potentes que nuestro planetilla? ¿Cómo imaginar un más allá fuera del cosmos y su imperturbable más acá? ¿Cómo entender la danza de las partículas en una idea de sociedad y de Iglesia estable? Hay un desafío profundo en la idea que nos hacemos de la realidad, en el marco en el que hemos de incluir nuestra espiritualidad. Cuestiones suficientes para generar una pasión cósmica necesaria y con vocación de futuro.
5
SALMO 22
(Domingo, Hora Intermedia)
Contenido bíblico
He aquí uno de los salmos más apreciados del Salterio. Es evocado en oraciones, películas, celebraciones de la vida y de la muerte. Muchas veces rezado en la oración personal como fuente de consuelo y confianza. Ciertamente, este salmo ha sido escrito por un gran creyente.
Podríamos calificarlo de “salmo místico” porque desvela unas actitudes profundas de espiritualidad: nada falta a quien es fiel al Señor, él cuida como un pastor bueno, es emocionante saber que en santuario se hace más densa su presencia. Es la plegaria de alguien que vibra profundamente por Dios.
El salmo se articula en base a dos imágenes:
a) Pastor (estrofas 1ª-3ª): Dios es el pastor bueno y celoso que cuida con mimo a sus ovejas.
b) Anfitrión (estrofas 4ª-5ª): Dios prepara una abundante mesa al orante en el santuario. Su presencia es manjar divino.
Estamos ante uno de los poemas mejor logrados y ante una de las oraciones más piadosas de la antigua alianza.
Desde Jesús
Jn 10,11.15 dice que Jesús es el pastor que da la vida por las ovejas. En esta vida entregada está el quid del ser mesiánico de Jesús: lo suyo no es develar verdades, ni proponer legislación, ni establecer dominios, sino que lo que le caracteriza es dar la vida en modos de total generosidad. En este dar la vida se verifica lo que ha constituido el núcleo de la vida de Jesús: que ninguna entrega se pierde. Tal es así que él ha podido definirse justamente por la entrega. En esto Jesús es pastor “auténtico”. El pastor bueno se define por su capacidad de buscar pastos adecuados y cuidar de las ovejas hasta hacerlas producir al máximo. En realidad es por causa del lucro propio, del negocio, por el que pastor arrostra sus duros trabajos con las ovejas. Cuando Jesús dice que entrega la vida está proponiendo otro modelo de pastor, un modelo extraño porque ese pastor no se lucra en nada del rebaño, sino que se entrega a él sin esquilmarle jamás. Un extraño pastor. Más aún, el concepto mismo de rebaño queda cuestionado porque pasa de ser una realidad explotada a otra promocionada en maneras totales y personales, lejos del gregarismo que caracteriza a la metáfora del rebaño. En realidad, la figura de Jesús como pastor es una “antimetáfora”, una forma de describir lo contrario de lo que aparentemente se dice para que brille el metadiscurso que está debajo: Jesús no es pastor de nadie sino compañero que promociona, acompaña, sostiene y humaniza. De tal manera, que la vieja imagen del pastor bueno soñada por la AT salta hecha añicos ante este pastor auténtico, diferente, extraño, que entrega la vida por cada persona, por la historia, para que ella salga a flote ya que él mismo ha puesto en ese éxito el suyo propio. Estamos en el núcleo de la visión joánica de la realidad de Jesús.
Orar en comunidad
Podría leer una lectora la primera parte (estrofas 1ª-3ª) y otra la segunda (estrofas 5ª-6ª).
Podría también cantarse y hay muchas músicas para ello.
Dimensión social
Otra forma de hablar de la entrega de la vida desde una perspectiva más social es crear lo que se llaman estructuras compasivas. Hay caminos de estructura compasiva cuando se generan pequeños modos alternativos para comprender la gestión eclesial: cuando se crean equipos parroquiales de trabajo que incluyan a hombres y mujeres sin la tutela clerical; cuando se ponen en marcha comunidades de creyentes de mentalidad laical donde los clérigos son hermanos en pie de igualdad; cuando nacen comunidades de vida que incluyen todas las formas de vivir el mensaje sin que una se imponga a las otras; cuando surgen grupos que acogen en el mismo modo de vida a personas de orígenes distintos y de fe diversas; cuando brotan comunidades transreligiosas marcadas por una fuerte búsqueda de lo transcendente sin importarles en exceso la organización y menos todavía la religión a la que pertenece cada uno.
Por suerte, la comunidad cristiana va elaborando estructuras compasivas en lugares donde el dolor es un elemento insuperable: en los ámbitos médicos de los cuidados últimos y del morir con humanidad; en las personas necesitadas de escucha y acompañamiento sin posibilidades de recurrir a profesionales que cobran; en los duros caminos del duelo y la desesperanza donde estar con humanidad es ya trabajo de compasión; incluso en el extraño terreno de quienes, habiendo salido de la fe escamados y desilusionados, han decidido recuperar la fe perdida y necesitan quien les acoja con comprensión y amplitud, no quien les censure y les recrimine. Son estructuras compasivas humildes que no chocan con ninguna ley y que derivan de aquella mística que llevó a Jesús a echarse a los caminos.
Puede incluso ayudar notablemente a soñar con una estructura compasiva de comunidad cristiana que anda por los caminos sociales el trabajo de los legisladores que han entendido que la persona está por delante de la ley y que su tarea no es tanto preservar las leyes cuanto ayudar a la felicidad de la persona con la herramienta legal. Así como hay legisladores atrincherados en la normativa, los hay también generadores de humanidad, dispuestos siempre a acompañar y sostener a quien vacila y necesita de amparo.
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SALMO 75
(Domingo, Hora Intermedia)
Contenido bíblico
Este salmo, de hechura y contenido muy alejado de nuestra sensibilidad de hoy tiene una serie de preguntas de mucha actualidad: ¿Dónde dormirán los pobres (Evaristo Arns)? ¿A qué tribunal acudirán (Carvajal)? ¿Qué comen, donde se lavan, donde duermen, quien los cura, dónde defecan (Santiago Agrelo)? ¿Quién recogerá sus lágrimas (Qohélet)? Este salmo se hace esa clase de preguntas: ¿Quién hará justicia a los humildes?
El salmista lo dice a su manera: Dios hará justicia llevándose por delante con su ira a todos los opresores. Al Dios terrible no le va a engañar nadie: él se ha puesto al lado de los vencidos y a los que se creen vencedores los barrerá. Conviene relativizar el modos y tomar lo hermoso: los humildes de la tierra tienen a Dios de su parte.
El salmo se divide en dos partes:
a) El triunfo indiscutible de Dios (estrofas 1ª-2ª): Dios sujeta a las hordas del mal con un bramido. El mal no tendrá la última palabra.
b) Justicia para los humildes (estrofas 2ª-3ª): los pobres tiene a Dios de su parte, con ellos ha echado su suerte.
Salmo para acercar a los pobres a la espiritualidad dominical, ya que están ausentes del la eucaristía. Aproximémonos a ellos con la oración.
Desde Jesús
¿Dónde aprendió Jesús lo necesario para llegar a decir que los pobres son bienaventurados? Creemos que en el aprendizaje social de la elaboración de su propia situación de pobre. Y desde ahí lo iría trasladando a sus experiencias humanas y espirituales. Es cierto que el AT está tachonado de afirmaciones que dicen que Dios es de los pobres y sencillos. Pero la manipulación religiosa de Dios en la religión judía, como en las demás, tiende a obviar esa manera de ver y nos sitúa en el Dios del brillo, del poder y de los vencedores. Sería mucho decir, quizá, que hay en Jesús una especie de opción de clase al estilo de la filosofía marxista. Pero Jesús no fue una excepción en el duro aprendizaje de la pobreza que, a la fuerza, han de hacer los empobrecidos. Aunque los evangelios no subrayen esto porque un Mesías pobre sigue siendo algo difícil de asimilar, su vida, desde sus pobres orígenes hasta su desastroso final, está enmarcada en la experiencia de la pobreza.
Orar en comunidad
Podría leer la primera parte una lectora y la segunda, donde se reafirma la justicia que Dios hará con los humildes, toda la comunidad como una profesión de fe en la certeza de que Dios está del lado de los humildes.
Dimensión social
La espiritualidad de la pobreza habría de ser cambiada por la preocupación por las pobrezas. Ese plural es el que interesa: ¿qué sabemos de las pobrezas? ¿En qué medida nos interesan? ¿Cómo podemos incidir en ellas? Esas son las cuestiones que es preciso ir resolviendo ante el duro y múltiple mundo de las pobrezas.
Es bueno que las pobrezas nos conmuevan (peor sería si nos dejaran indiferentes, anestesiados). Pero lo más interesante es que las pobrezas nos muevan, deriven en conductas prácticas. Por lo que sea, ese paso se da con dificultad quedando solamente la conmoción del corazón que no lleva a orientar los pasos en una determinada dirección.
Será preciso activar la responsabilidad, porque quien vive en la abundancia cree que él no tiene parte en el cruel desaguisado de las pobrezas. Es cierto que comprar es un acto moral. Y viajar, trabajar, vestir, comer, curarse, etc. Toda actividad humana tiene su reflej oen el conjunto de la sociedad. Mientras no sintamos esta implicación siempre veremos el problema de las pobrezas como algo desde fuera, algo en lo que yo no tengo parte.
Y la actuación ante las pobrezas demanda en estos tiempos un nivel de organización que antes no era tan necesario. Y ello, no solamente por razones de eficacia, sino también por la dinámica del desarrollo al que tiende la actuación con las pobrezas (no solamente por razones de socorro), por razón de humanidad. Actuar contra las pobrezas no es fácil: demanda un alto nivel de corresponsabilidad, organización, control en los proyectos de desarrollo y, en definitiva, fe en lo humano.
Para la VR el viejo voto de pobreza habría de evolucionar en voto de mayordomía (de buena gestión, evangélica) y de generosidad. El hermoso logro de una economía orientada desde el evangelio habría de tener como meta la preocupación explícita, organizada y eficaz ante las pobrezas. Si no, pretender que la sociedad crea que los religiosos/as somos pobres es una fantasía insostenible.
El trabajo continuado y acrecentado en la madurez de la vida por llevar una vida simple puede ayudar mucho a entrar en la órbita de las pobrezas. La sencillez de vida aclara mucho las cosas y deja las preguntas desnudas delante del seguidor/a de Jesús.
7
SALMO 109,1-5.7
(Domingo, II Vísperas)
Contenido bíblico
Son tantos los agobios que sufrimos los humanos en nuestros caminar histórico que no ha de extrañar que, con rostros variados, el tema del mesianismo está siempre presente: creemos que con una presidente, un papa, una provincial, una superiora, un jefe, las cosas van a ir mejor. Y puede que sí, que ayuden. Pero con frecuencia comprobamos que todo, más o menos, sigue igual. El tema de los mesianismos, de las soluciones que vienen de fuera, tiene poco recorrido.
Tampoco ha de extrañar que los mesianismos se mezclen a las religiones. Así ha ocurrido en el caso de Israel: siendo un pueblo que ha sufrido en la historia todo tipo de opresiones (Jn 8,33 es altamente irónico), ha soñado y quizá sigue soñando con un Mesías que ponga a Israel en el centro del mundo. Por eso muchos salmos, este en concreto, hablan de ese sueño mesiánico largamente acariciado.
También tendrá que ver con el cristianismo (es el salmo más citado en el NT (más de 12 veces) que ve en Jesús al Mesías, aunque fuera un mesías pobre (algo incomprensible para el judaísmo). Es el salmo por excelencia de la liturgia cristiana.
En esa línea, el Sal 109 celebra la investidura de un rey y con ello la esperanza honda de un reino mesiánico; se celebra más un deseo que un acto político.
En el primer oráculo (primera parte de la 1ª estrofa) se promete al mesías la misma soberanía de Dios y su mismo éxito. Grandes sueños para un gran anhelo.
En el desarrollo del oráculo está, primero, el tema de la expansión (segunda parte de la estrofa 1ª); luego, los medios con que cuenta, ejército, estirpe regia (2ª estrofa); finalmente, el apoyo de Dios mediante su juramento (estrofa 3ª).
El público aclama al Mesías (estrofa 4ª) siempre en modos imprecatorios porque el mesianismo religioso ha estado teñido siempre de violencia contra el enemigo. El mesianismo pobre de Jesús irá por otro camino.
Desde Jesús
El tema del mesianismo ha sido algo con lo que los evangelios han tenido que lidiar porque quizá el mismo Jesús y su entorno han tenido mucho que ver con él. ¿Cómo entender su búsqueda espiritual desde esa perspectiva? Las respuestas son muchas y puede que sean bastantes las que contengan elementos de verdad. Pero creemos que Jesús ha elaborado su fe en el trabajo por configurar, en su corazón y en sus caminos, un mesianismo pobre. Ahí está el quid: para la tradición mesiánica judía, el mesianismo se resuelve en el poder y la gloria ya que ser mesías desde la pobreza es una contradicción en los términos. Algo de eso pasa con la atribución mesiánica de los títulos cristológicos cristianos: se entiende y se celebra a Jesús como mesías de la humanidad desde el brillo y poder religioso, desde el anhelo de reconocimiento por todos los pueblos de la tierra. Si fuera esto así, ¿cómo Jesús habría logrado unir, en su corazón y en su vida, mesianismo y pobreza? Solo se nos ocurre una respuesta: en su convivencia directa con la pobreza, en su opción por escapar de algo que atosiga tanto, hasta entender que en un Dios de pobres y en el fondo último de las pobrezas anida un sueño inagotable de justicia que da sentido a la utopía de los pobres.
Orar en comunidad
Normalmente se suele cantar. A veces se utiliza el modelo de D. Cols que es muy acertado.
Usando la libertad de los hijos de Dios, y tratando de sortear la dificultad imprecatoria del texto sálmico que está ahí por mucha teología que se le eche, quizá alguna comunidad podría llegar a un acuerdo espiritual de modificación como este:
Oráculos del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha».
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora».
«Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec».
En ese caso, los tres oráculos los canta una persona y la asamblea participa con la antífona.
Dimensión social
El Papa Francisco viene a decir en FT que el único mesianismo es la dignidad humana. El documento afirma con claridad: «tenemos que volver a llevar la dignidad humana al centro y que sobre ese pilar se construyan las estructuras sociales alternativas que necesitamos» (FT 169). De eso se trata, de volver a poner en el centro la dignidad humana desplazada por un sistema económico de expectativas de ganancias que se lucra de los frágiles y que los descarta cuando son improductivos: «Mientras una parte de la humanidad vive en opulencia, otra parte ve su propia dignidad desconocida, despreciada o pisoteada y sus derechos fundamentales ignorados o violados» (FT 22). De ahí la crítica a los poderosos, clara y explícita: «Guerras, atentados, persecuciones por motivos raciales o religiosos, y tantas afrentas contra la dignidad humana se juzgan de diversas maneras según convengan o no a determinados intereses, fundamentalmente económicos. Lo que es verdad cuando conviene a un poderoso deja de serlo cuando ya no le beneficia» (FT 25). La dignidad se convierte así en «la ley suprema del amor fraterno» (FT 39) y ha de vivirse con pasión, como realidad que, si falta, nos altere: «No es una opción posible vivir indiferentes ante el dolor, no podemos dejar que nadie quede “a un costado de la vida”. Esto nos debe indignar, hasta hacernos bajar de nuestra serenidad para alterarnos por el sufrimiento humano. Eso es dignidad» (FT 68).
8
SALMO 113B
(Domingo, II Vísperas)
Contenido bíblico
Es ya conocido el problema literario de este salmo: la LXX y la Vulg hace de 113A y 113B un solo salmo por su utilización conjunta en la vigilia Pascual aunque su temática sea diferente.
La temática de 113B es la petición de la bendición salvadora de Dios. Nosotros lo pondremos como uno de esos salnos “místicos” donde se compara una fe de “ojos cerrados” (la de quienes siguen a los ídolos) y otra de “ojos abiertos” (la de quienes siguen a Dios).
Por eso, se habla hoy de “mística de ojos abiertos” o de “místicos horizontales”. El terreno de la mística no sería un no-lugar fuera de la vida, sino que se sitúa en el centro de la vida. El creyente ha de ser místico de la horizontalidad, porque en ella se juega mucho de la vida cristiana. No es que se menosprecie la verticalidad (la oración, la Palabra, los sacramentos), pero la clave de muchas situaciones está en el diálogo, la tolerancia, la conexión social. Es ahí donde habrá que insistir para construir la horizontalidad. No es difícil que, con los años, la vida cristiana vaya perdiendo su sabor, su encanto. Es entonces cuando entran en juego los sueños como activadores de la mística. Esta, sin los sueños, termina apagándose, diluyéndose en el gris sobre gris de la mera organización, del pensamiento oficial.
La estructura del salmo podría ser esta:
1) Himno (estrofas 1ª-4ª): se recuerda la proeza liberadora de Dios.
2) La bendición:
- Petición de ayuda (estrofa 5ª)
- Afirmación de la confianza (estrofa 6ª9
- Bendición sobre el pueblo (estrofa 7ª-9ª)
El orante se apunta al grupo de quienes abren bien los ojos para vivir y celebrar su fe con lucidez.
Desde Jesús
Las miradas de Jesús, según los evangelios, son todo un código que termina por desvelar el rostro del Dios de amor. Efectivamente, ¿cómo saber sin la mirada de Jesús la hondura de su humilde grandeza? Las cristologías hondan en los componentes más profundos de la realidad espiritual de Jesús, pero dejan de lado los matices de componente antropológico. ¿Cómo saber de Jesús sin conectar con sus búsquedas? Y ¿cómo saber de tales búsquedas sin mirar a sus ojos? Por suerte, los evangelios nos han transmitido muchos matices de las miradas de Jesús. De tal manera que, incluso a través de textos tan “manipulados”, podemos hacernos una idea de aquellos ojos, de aquella luz. La mirada penetrante de Jesús está entre velos de sombra. Velos de sombra mezclados a blancos de luz. Mirada que se desdibuja en los telones de la historia. Mirada medio oculta por los avatares de la vida que es preciso desvelar mirando con amor los ojos que te miran con amor. Mirada de la que brota el rojo de la sangre, el rojo del amor que se extiende a lo largo del rostro, porque es una mirada de amor en un rostro que ama. Mirada que demanda otra mirada para que el ir y venir del amor encuentre su verdadera senda. Una mirada que oculta la boca del enamorado pero que se adivina tras los velos del silencio. Porque la suya es una mirada que no muere en el silencio, sino que, por el contrario, la hace más viva, más elocuente. Mirada que pregunta al corazón y que demanda una respuesta que brote de la fuente del amor, del venero inagotable del fundamento de la vida. Antes que mirado, el rostro de Jesús es un rostro que mira. Su mirada ha desvelado la manera de mirar el camino lleno de avatares de la historia que tiene el Dios que ha ceñido su suerte a tal historia. Si algo caracteriza tal mirada es la com-pasión, la pasión por vivir compartida. Esa pasión es la que desata la ternura del corazón y cumple con la vocación primordial que anida en todo ser: vivir, más allá de sobrevivir. Por ello, la compasión que anida en la mirada de Jesús, en la mirada de Dios, deja claro que el camino de la historia, incluidas sus limitaciones, tiene sentido porque anida en él la llamada a la vida. Mirados para sostenernos en la vida, esos son los resultados espirituales de la búsqueda de Jesús.
Orar en comunidad
Quizá puedan leerlo entre dos lectoras, una cada parte, la asamblea participa con la estrofa.
Como se celebra en domingo, podría ser semitonado. Con ligereza para no hacer pesada su longitud.
Dimensión social
Se puede vivir sin ver, sin mirar, sin lucidez. No es ningún tipo de ceguera física, sino existencial. Quien sabe mirar lleva una vida lúcida; quien no sabe mirar, vive en la inconsciencia. Esto es vivir en el tran tran de los días sin hacerse preguntas, sin valorar, sin queda tocado por lo que pasa; aquel, el vivir lúcido, se detiene en lo que vive, reflexiona, toma decisiones, se mueve sabiendo dónde pone los pies. Son dos maneras de vivir.
Para mirar con ojos abiertos es preciso estar interesado por la realidad. Se trata de ser interesado, no tanto ser curioso. Habrá que superar esa cultura de titular de telediario que no se informa, que no lee, no profundiza; se queda en la superficie de las cosas. Cuando hablamos de ojos abiertos estos, a la vez, hablando de profundizar un poco.
¿Y qué hay que mirar? El lado humano de nuestros caminos. No se trata de vivir en las nubes, sino de descubrir en las sendas de la vida ese lado “espiritual”, profundo, interesante. Tendemos a la superficie y es preciso contrarrestar tal tendencia. Ojos abiertos para crecer en humanidad. De algo de eso se trata.
Para todo ello, es preciso ser honrados con lo real. Es preciso encarar con humanidad lo que hay, lo que somos en este momento, lo que realmente nos ocupa y nos preocupa. Todo ello para no fugarse de la realidad, para no construir superestructuras que realmente no existen. La mirada de ojos abiertos es una mirada con arraigo antropológico, con raíces en la vida diaria.
Para eso hay que mirar los detalles, porque en ellos, en su modestia, está encerrada muchas veces la maravillosa verdad de las cosas. Tratar todo en general, grosso modo, es una manera cegata de andar por la vida. No se trata de enredarse en minucias, sino de valorar las posibilidades que se encierran en los pequeños gestos de cada día.
Todo ello nos llevará a una mística de ojos abiertos, aquella que entiende que para ser seguidor de Jesús no hay que salirse del marco de la cotidianeidad. En tal marco quiere Dios que le amemos y que sirvamos a los hermanos/as.
9
SALMO 41
(Lunes, Laudes)
Contenido bíblico
Normalmente se califica a salmos como este como salmo de confianza, de deseo de Dios. Y es así. Sin embargo, también puede leerse y orarse como “salmo de búsqueda”. Uno que es víctima del dolor elabora como puede la pena que le rodea y busca a Dios en el santuario y en los acontecimientos. Todo con tal de que no le anegue la maldad. Y la manera de sobrenadar el mar inmenso del mal es seguir buscando al Dios que acompaña y la bondad que resiste a la maldad.
Dos son las etapas de búsqueda que plantea la estructura de este salmo:
1) Búsqueda en el pasado (estrofas 1ª-5ª): con una cierta nostalgia se recuerdan los días del pasado.
2) Situación del presente (estrofas 6ª-11ª): es una situación dura en la que la búsqueda del rostro de Dios es la búsqueda del amparo y del consuelo.
A pesar de todo es en el presente donde se quiere buscar a Dios, por difícil que sea la cosa. Todas las dudas, las congojas, los titubeos se solucionan en la confianza y en la esperanza: volverás a alabarlo, nadie lo podrá impedir.
Desde Jesús
Los dinamismos religiosos más fuertes han hecho de la búsqueda de Dios una de las más hermosas tareas de su mística: buscar a Dios es la actitud más evidente del amor. Así ha ocurrido en Jesús. La búsqueda de su voluntad ha llegado a dejar exhaustos a muchos místicos. Pero, no pocas veces, esa búsqueda se ha hecho en la dirección de afuera y arriba. Se ha pretendido dar con ese Dios en el “lugar” de lo divino. Huelga decir que tal intento de atrapar al inatrapable se ha saldado con un elocuente fracaso. A pesar de ello se sigue en las mismas. Salvo algunos creyentes lúcidos, y con frecuencia marginales que han orientado su búsqueda en la otra dirección, abajo-adentro, el mecanismo religioso sigue empujando en la dirección afuera-arriba. Este fracaso ha llevado a muchos de esos buscadores a noches de espesa oscuridad de la que han salido dejando a Dios que sea Dios.
La búsqueda hacia dentro-abajo deja otra sensación. Al mezclarse mucho mejor con el componente histórico, y dado que ahí es donde justamente se halla el problema, éste componente queda mejor tratado, más iluminado, mejor orientado. No es que esta dirección atrape el misterio. Este siempre quedará tercamente fuera de nuestras torpes garras. Pero sí que se tiene la certeza de que uno está bien situado ante él y por eso mismo, no ha de extrañar que los caminos de la historia queden más expeditos, más llenos de sentido. El caminar histórico del creyente adensa su sentido, se hace más unitario y más gozoso. Creemos que este ha sido el sentido de la búsqueda de Jesús.
Por eso, muchos han formulado esta búsqueda como un dejarse buscar (Sal 118,170). Y al dirigirse hacia lo profundo se ablandan las resistencias humanas al dejarse buscar por el misterio de lo divino, de tal manera que, en tal caso, ni siquiera las barreras religiosas llegan a ser impedimento. Y así tenemos personas no creyentes que alcanzan hondos niveles de percepción del misterio. Y de ahí que quien se sitúa en las afueras, que también arrastra dosis significativas de increencia, nota que su posición ante lo intocable de la fe ha mejorado, cosa que se traduce en paz interior, en gozo creyente, y en un brillo existencial que convierte lo que va viviendo en realidades con más sentido y horizonte.
Orar en comunidad
Podría salmodiarse con alguna tonada en tono menor.
Podría recitarse y cantar (si se tiene música) el ritornello: “¿Por qué te acongojas, alma mía…?.
Dimensión social
Buscar es una de las señas de identidad de los humanos. La búsqueda ha sido el motor del pensamiento, de la ciencia y, en definitiva, de la cultura. Sin ese anhelo, la vida habría desaparecido. Se puede decir que, de alguna manera, ese ha sido también el elemento que ha impulsado el mundo de las religiones. Todo el vigor de la búsqueda se derrama en amplios sectores de la sociedad actual, la búsqueda tanto hacia fuera de la tierra en los descubrimientos estremecedores de los inicios del universo, como en dirección hacia el adentro del origen de lo humano en las huellas de los ancestros de la historia. La posibilidad de convertirse en “ingenieros de la vida” ha de ser entendida como motor de la búsqueda humana, no solo como el peligroso transhumanismo del que muchos recelan y cuestionan.
Sin embargo, y por muchas razones, hay personas que han dejado de buscar. Quizá nunca se percataron de lo decisivo de la búsqueda; o han acumulado tal espesor de aceptación sistémica que no necesitan buscar y hasta juzgan la búsqueda como un peligro inútil. Huelga decir que esta renuncia lleva emparejada una debilidad de fondo que se trata de disfrazar con la fortaleza atribuida a las leyes. Pero siempre hay personas que siguen empeñadas en esta tarea. No buscan solamente por una insatisfacción mal asimilada, sino también porque intuyen que el mero buscar ya es un estar en la luz, mientras que la renuncia a buscar sume a la persona en las más densas oscuridades.
Desde aquí se puede sentir estremecimiento ante una fe que no busca. Tal fe se apaga en su oscuridad más honda, por más que parezca que se sigue viviendo en parámetros de cumplimiento religioso. Renunciar a la búsqueda es resignarse a un estilo de fe que vive de prestado, artificialmente, como quien utiliza un respirador y no sus propios pulmones para seguir en vida. Renunciar a buscar lleva a un discurso teológico repetido, irrelevante, sin atractivo, por más que esté urdido en las más precisas normas del lenguaje académico. No querer buscar lleva a la “extinción” de grupos cristianos de origen vigoroso que han terminado en un mero repetir un esquema preestablecido.
Puede que una fe que busca cometa errores que habría de reconocer y corregir; puede que se adentre en caminos de los que, en un momento dado, habrá que retroceder; puede que tenga que usar muchas veces el correctivo que supone pedir perdón. Pero, a cambio, será una fe con vida dentro, con aliento e ilusión, una fe que no ha perdido el brillo en los ojos cuando mire a la persona de Jesús y cuando mire a la sociedad. Una fe que busca no es un enemigo para el cristianismo, sino un aliado. Quien busca respeta, intenta cohesionar, incluye. Y todo ello sin renunciar a ese fuego sagrado que es la pregunta profunda, la luz añorada, la conexión de lo que se cree con el escenario actual.
No ha de extrañar que la búsqueda vaya unida a la esperanza. Sin aquella, ésta termina agostada. No es posible animar a la esperanza si, a la vez, se desalienta, se descalifica o se persigue la búsqueda. La desesperanza hace inútil la búsqueda y puede que llegue a considerarla hasta peligrosa. Sin búsqueda se desactiva la esperanza. Para recrear las búsquedas de Jesús se hace imprescindible una profesión de fe en la esperanza. De lo contrario, estas búsquedas pasarán desapercibidas o quizá se consideren irrelevantes.
10
SALMO 18A
(Lunes, Laudes)
Contenido bíblico
Israel siempre ha querido conectar con Dios (tema de la trascendencia: Gen 28,11-19). Y por eso ha creído que su presencia se adensaba en el Templo (muchos salmos lo demuestran, como veíamos en el Sal 41 que acabamos de ver; ver, sobre todo, el caso de Ezequiel: el Templo es un “ataúd” vacío cuando se va la gloria: Ez 10).
Es la “gran gloria”. Pero hay una “gloria humilde” que es la que se canta en este salmo, la gloria inmersa en lo creado, oculta, que se trasmite de oído a oído, de boca a boca.. Es la gloria que tiene como signo el amanecer y el decurso del sol. Gloria que se capta viviendo con gozo y alegría. Es gloria para todos y todos pueden disfrutarla (Mt 5,45). No se va nunca porque la persona está ligada a ella. Esa gloria humilde es la que se canta en este salmo.
La estructura del salmo es simple:
a) Los cielos testigos de la gloria humilde de Dios (estrofas 1ª y 2ª): todo el conjunto celeste testifica de la gloria humilde de Dios. Humilde y asombrosa a la vez.
b) El sol como testigo de excepción (estrofas 3ª y 4ª): textigo de excepción en su decurso diario (metáfora arriesgada: como el esposo sale de su alcoba).
El poeta ha estado inspirado. En la sencillez de su poema ha logrado expresar algo profundo (más que las surrealistas expresiones de Ezequiel).
Desde Jesús
El diálogo de Jesús con Pedro en Jn 13,6-11 (lavatorio de los pies) quiere subrayar, igual que el texto de la fuente, es el papel central del servicio en la espiritualidad evangélica: si sirves, eres seguidor/a; si no sirves, no lo eres. Esto, por el año 100, ya tan pronto, tiene el riesgo de quedar en un segundo plano. El texto quiere volverlo al primero.
A Pedro y los discípulos se les revolvían las tripas cuando Jesús se ponía a lavarles los pies (no lo habría hecho solo una vez). ¿Qué se podía esperar de un Mesías que lava pies? Por eso dice tajante: “jamás” (por los siglos de los siglos).
La respuesta de Jesús es educada pero fulminante: tú y yo no tenemos nada que ver, tú por tu camino y yo por el mío. No comprender a un Jesús que lava pies, a un Dios que se arrodilla ante ti (no tú que te arrodillas ante Dios) es quedar fuera del dinamismo de la fe evangélica.
Es la imagen de un Dios postrado, mendigando que entremos por el servicio, rebajado hasta tener que solicitar nuestra colaboración en la espiritualidad del servicio, sin gloria, sin brillo, socialmente humillado, tocando los pobres pies de un pobre. Una imagen para revolver a quienes rodean la realidad de Dios de luz, brillo y oro (Ap 3,20). Para Jesús, la gloria humilde no está en el Templo, sino en el servicio entregado.
Orar en comunidad
Aunque es de un día entre semana, si se pudiera cantar estaría bien para expresar la lírica que encierra el poema.
Ain Karem tiene una versión muy hermosa (Cantan en hebreo: “Ha samayim mesaperim kebod El”: los cielos cantan la gloria de Dios).
Dimensión social
Parece que el vigor de la religión se acrecienta cuando el número de fieles es mayor. Esa es la “gloria” para la religión. El número grande siempre ha sido un título de gloria de las religiones y una cierta garantía de verdad. Quizá por eso no les gusta a las grandes codearse con las pequeñas. ¿Habrá alguna manera de liberarse de la tiranía y del engaño que suele conllevar el número? Ha habido cristianos lúcidos que han soñado un futuro de iglesias minoritarias. Pero no ha sido lo habitual. A la iglesia oficial, hoy por hoy, le encandila el ambiente de masas y ahí los cristianos se crecen. Pero si uno mira al evangelio, tal planteamiento está ausente, por más de que al inicio siguieran a Jesús, al parecer, multitudes. Su idea de comunidad de seguidores nada tiene que ver con el gran número. La gloria no está, pues, en el número, sino en la hondura de la entrega.
11
SALMO 118,41-48 (Vau)
(Lunes, Hora Intermedia)
Contenido bíblico
Seguimos encontrando el Sal 118, ahora en la letra Vau (sexta letra del alfabeto hebreo). Es el salmo de envoltorio áspero, rígido, repetitivo, legalista. Pero dentro contiene un profundo amor a la Ley, a la Palabra. Devorado por la Palabra, ése es el autor de este larguísimo salmo (tiene 176 versículos).
Las estrofas, por repetitivas que parezcan, siempre contienen una “perla”. La de este trozo podría ser: “serán mi delicia tus mandatos”. Una delicia: no una imposición, un yugo, un peso, sino una delicia, un disfrute, un gozo. Disfrutar con la Palabra. A eso ha llegado este orante. Ojalá se nos pegue algo.
La estructura sería sencilla:
1) Confío en tu Palabra (Estrofa 1ª): es el cimiento: la confianza inquebrantable en la Palabra como camino de acceso a Dios.
2) No me avergonzaré (Estrofa 2ª): porque se considera el mejor bien que posee la persona.
3) Serán tus mandatos mi delicia (Estrofa 3ª): un gozo, un disfrute, algo que queda en el fondo del corazón y que genera adhesión inquebrantable.
Siempre es nuevo este salmo tan “feo”, si se lo lee con alma y con amor a la Palabra.
Desde Jesús
No son explícitos los evangelios en este punto. Pero lo vemos disfrutando en sus oraciones vivas (Mt 11,25; Jn 11,41), en su aprecio de las personas (Mt 11,11), en sus anhelos de dentro (Jn 8,29), en sus amistades (Jn 11,1). ¿Cómo iba a ser bálsamo para las heridas de quienes andan en los caminos con un rostro adusto y un corazón de corcho? Por el contrario, hasta la fe de los paganos lo ablandaba (Mc 7,24-30). Un Jesús proclive al disfrute porque está cerca del corazón.
Orar en comunidad
Al ser una hora menor de un día cualquiera de la semana es inevitable el “dos coros”.
Podría pensarse: escribir en un papelito la “perla” de la estrofa (“Serán mi delicia tus mandatos”) y repartirla antes de rezarlo.
Dimensión social
El disfrute no ha sido tema trabajado en la espiritualidad tradicional. Se le ha mirado con un cierto recelo, por su proximidad (así se pensaba) al pecado (en el Kempis no aparece ni una sola vez). Y sin embargo, es imposible vivir el amor, la fe, la vida en general sin el disfrute. Porque en la vida hay disfrutes abominables (el disfrute de quien mata), pero hay disfrutes hermosísimos: el disfrute de la oración, del amor al trabajo, del gozo de la vida familiar, de la pasión por los pobres, el disfrute de ver que los pobres son, a veces, atendidos y que la justicia les hace caso.
Una vida sin disfrute es una vida sosa y amarga; una fe sin disfrute desvela que uno no ha sido “atrapado” por la hermosura de Dios y por el atractivo de Jesús. Una Palabra no disfrutada no es una Palabra bien leída; una eucaristía no disfrutada es una eucaristía obligada. Abrazar la espiritualidad del disfrute no es irse por las ramas y, menos todavía, exponerse al peligro. Es algo bien necesario.
Los disfrutes espirituales son útiles para una experiencia viva de la fe: la oración deseada, la eucaristía compartida, la Palabra degustada, la Iglesia entendida y vivida como casa de amparo y de gozo. Si la acusación de que nuestra fe es triste fuera cierta, habría de ser sustituida por una fe vibrante, gozosa y gustosa.
Lo mismo pasa con la fraternidad (de la VR, de la vida familiar, de los grupos de fe): si es vivida solamente como reglas que hay que guardar, obligaciones que hay que cumplir, restricciones que se nos imponen, le falta algo, lo más importante: experimentar el gozo de caminar juntos, disfrutar la comunicación sencilla, compartir vivencias comunes. Si todo esto no se diera, la fraternidad se agosta y entra en la rutina que fatiga.
Hay, incluso, disfrutes sociales que son muy jugosos: ver que el frágil es atendido y respetado, percibir que algunos de los excluidos van saliendo a flote, saber que nadie es desechado en la atención médica (aunque aún quede mucho por hacer con el sector social más vulnerable), alegrarse con las alegrías del vecindario, de la ciudad. Si no disfrutamos de nuestra sociedad, ¿cómo les podremos hacer, llegado el caso, una oferta de espiritualidad cristiana?
12
SALMO 39,2-14.17-18
(Lunes, Hora intermedia)
Contenido bíblico
Entra este salmo en el genérico cajón de salmos de acción de gracias. Y, efectivamente, lo es: un orante da gracias a Dios por lo recibido y espera que siga amparando su vida, toda vez que pasa por situaciones de vida delicada. El cumplimineto de la ley es el aval que le hace pensar que las cosas serán así.
Pero podría entenderse como “salmo de recuento de experiencias”. Las experiencias de fe son lo que cuentan, no las teorías sobre la fe. La fe ha de ser jugosa, hecha de experiencias vivas, más que de ideas, de vivencias de dentro más que de dogmas definidos. Una fe con historia personal, no con argumentos fríos. Una fe biográfica en la que se ha aprendido a Jesús por uno mismo, no por la mediación de otros, aunque esto, sin duda, puede ayudar.
La división del salmo en dos partes que hace la misma liturgia desvela la estructura:
1) Primera parte (parte I): recopilación de beneficios recibidos, reconocimiento de la generosidad de Dios.
2) Segunda parte (parte II): petición para que Dios siga cuidando al orante.
Contemplación de la acción de Dios en la propia vida que lleva a una mayor confianza y abandono en Él.
Desde Jesús
Es un rasgo del trabajo creyente hacer, de mil maneras, la pregunta sobre Dios, de lanzar, desde todos los ángulos, preguntas a Dios, cuestiones que casi nunca tienen respuesta. Los trabajos de fe de Jesús han sustituido las preguntas por la certeza, simple pero sosegante, de que Dios hacía camino con él en cualquier vicisitud por la que pasara su vida. O, al menos, así lo ha comprendido la tradición evangélica cuando, a su manera, nos ha querido abrir un poco la puerta del alma de Jesús. Quizá se dé esta situación porque preguntar a Dios de modo directo, y más si se hace exigentemente, puede parecer una impiedad. Pero la tradición veterotestamentaria está llena de preguntas, a veces duras, a Dios. Da la impresión, incluso en la posterioridad de los evangelios, que Jesús acoge a Dios lejos de las preguntas, con la fe de quien ama sin preguntas y sin esperanzas interesadas. Un Dios que se acoge en un amor que se entiende bueno y liberador, todo bien.
Orar en comunidad
Se lee entre dos lectoras, cada uno una parte. La asamblea participa con la antífona.
La iría bien el semitonado por eso de “cantar” los favores que Dios nos hace en la vida.
Dimensión social
La vida se desgasta, se cansa, se rompe y, por ello, necesita rehabilitación, reorientación, volver a tomar caminos de humanidad. La rehabilitación es la que nos proporciona una nueva oportunidad. Y así avanzamos en la vida y en la fe. Procesos que necesitan impulso, reorientación.
La medida de una correcta orientación es la humanización. Cuanto más humano, mejor orientado. Por eso mismo, la reorientación es siempre la recuperación de los valores más humanos. La misma fe se reorienta por ello, ya que son la base del evangelio.
¿De dónde sacamos fuerza para lograr una correcta reorientación? La fuerza es el amor. Quien ama, encuentra resortes para reorientar sus caminos, encuentra ánimo más que razones para cambiar de rumbo. Por amor se es capaz de abandonar sendas agotadas y percibir horizontes nuevos.
Y junto con el amor, la imprescindible generosidad. El egoísmo envejece nuestros caminos y los anquilosa, les quita las ganas de buscar rutas de novedad. La persona generosa se reorienta con menos traumas, sabiendo encajar las incomodidades que supone cambiar de postura.
13
SALMO 44
(Lunes, Vísperas)
Contenido bíblico
He aquí un salmo único en el Salterio. Es un epitalamio, un canto con la ocasión de las bodas de un rey. Todo él está dedicado al rey. La culminación: tener hijos para nombrarlos príncipes por toda la tierra.
Hay que trasladarse a la celebración de bodas de otras sociedades con toda su parafernalia y toda su poesía. Y al canto que le acompaña (el salmo es una pieza para ser cantada).
El tema de fondo es, pues, la fecundidad: cómo ser fecundo física y existencialmente.
La estructura es sencilla:
1) Primera parte: las cualidades personales del rey.
2) Segunda parte: la celebración de la boda y la promesa de fecundidad.
Es el lado más poético de la mística monárquica en Israel. La cruda realidad es que la monarquía fue un desastre de principio a fin para este pueblo.
Desde Jesús
Un canto de bodas es un canto al amanecer, a posibilidades nuevas, a caminos por andar. Hay un texto luminoso en Hech 26,23: Pablo construye su tercera apología, esta vez ante Agripa II. Y afirma que la resurrección de Jesús abre un nuevo horizonte para la humanidad entera: «Siendo el primero en resucitar de la muerte, anunciaría un amanecer lo mismo al pueblo que a los paganos». Un amanecer, no una doctrina, una filosofía o una religión. Algo de raíz más cósmica y antropológica como es el amanecer. Por ver un amanecer darían muchas personas toda su fortuna, porque el amanecer encierra la promesa de vida.
Efectivamente, si algo está unido a la metáfora del amanecer es la promesa. El rocío mañanero es promesa de fecundidades; la luz nueva es promesa de claridad para toda la jornada; el perfume de las flores que se abren al sol es promesa del gozo de quien respira; el color renacido de la tierra es promesa de vida acompañada para quien camina. La suma de amaneceres es la historia de toda la vida. Por eso, entender la propuesta de Jesús como una promesa es sacarlo del sueño para conectarlo con la realidad.
La promesa de un amanecer es para todos porque para todos amanece sin distinciones. Así es la propuesta del sueño de Jesús: no está condicionada por la religión, ni por la aceptación de una moral, ni por suscribir un contrato de obediencia con alguna autoridad. Es promesa de total generosidad, no delimitada por ningún previo ni por parte del donante ni por la del receptor. Promesa que abraza y abarca a todo lo que vive. El sueño de Jesús no funciona con condicionamientos y limitaciones, con cláusulas previas y con requisitos obligatorios. Es otra su dinámica, la inencajable dinámica del amor.
La promesa del amanecer no es vana, contiene la certeza de que siempre hay posibilidades. El muro con el que, a veces, se topa la vida parece indicar que, en no pocas circunstancias, las posibilidades de crecer, de vivir, de amar no existen. Pero el sueño de Jesús desvela que siempre hay un margen de posibilidades. No es fácil sostener esta certeza cuando la coraza de hierro parece que ahoga la vida.
Esta promesa de amanecer que es, según Pablo, Jesús y su proyecto es promesa de verdad. Cuando, debido al relativismo o a la endeblez de la vida, la pregunta por la verdad, por el sentido, se nubla, la fe en Jesús sostiene que hay sentido en esta existencia por limitada que se quiera. El sueño de Jesús reafirma en la verdad del valor de la existencia e, incluso, de la no existencia, del ámbito más allá de la misma existencia. No es una verdad ideológica, dogmática, sino simplemente existencial: se conecta con el sentido y se tiene la certeza de su valor compatible con cualquier limitación. Esto es lo que en muchos casos produce un efecto vital benéfico, un verdadero amanecer en el fondo del alma.
Orar en comunidad
Por naturaleza, al salmo le iría bien el canto festivo. El canto semitonado no le hace mucha justicia (el dos coros, menos todavía).
La tradición de cantar cantos de amor en el judaísmo parece que afecta al Cantar de los Cantares que, dicen, se cantaba por las tabernas de Jerusalén, aunque nos parece demasiado delicado para canto tabernario.
Dimensión social
La vida humana, toda vida humana está amenazada de infecundidad, de vacío. Nuestra vida discurre la mayor parte de los días sin sobresaltos (si no, nos resultaría difícil encajarla). Pero, a momentos, surge dentro como una especie de vacío: pasan los años y, a veces, nos vemos con las manos como vacías, como si lo que hiciéramos no tuviera mucho sentido. Una sensación de vacío. Algo temible; lo que los antiguos llamaban el horror vacui, el terror al vacío.
Y entonces queremos llenar ese vacío con el consumo, la continua actividad, el móvil, las distracciones. Se nos hace difícil llenar el vacío que entrevemos. Y por eso nos echamos en brazos de todo eso, aunque comprobemos, una y otra vez, que el vacío no se llena.
¿Y si encaráramos el vacío? ¿Y si lo miráramos de frente? ¿Y si percibiéramos la posibilidad de elaborarlo, no tanto de suprimirlo? ¿Si lo viéramos más que como un acompañante molesto, como una tierra que es preciso labrar y sembrar? ¿Y si llegáramos a entenderlo como una posibilidad?
La humanidad (la buena relación) y la fe (la espiritualidad) pueden ser semillas adecuadas para ese campo del vacío. Cuanto más humano/a, menos espacio para el vacío, más campo cultivado; cuanto más buscadores en la fe, menos perplejidad, más confianza.
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SALMO 42
(Martes, Laudes)
Contenido bíblico
La lucha entre la luz y las tinieblas ha sido, desde siempre, un “topos” antropológico. Estamos necesitados de luz y nuestra vida se ve envuelta, con frecuencia, en densas tinieblas. El anhelo de la luz es uno de los más profundos deseos de la vida. Estamos hablando de luz interior.
La luz interior no es algo que venga incluido en el pack del mero vivir. Es una “construcción”, un trabajo, un proceso, un camino que hay que andar. Todo ello para sortear el riesgo de vivir en oscuridad y lograr ir haciendo que la luz brote en el interior de la persona.
Es que este salmo, además del indudable deseo del templo que manifiesta, podría ser vivido como “salmo de iluminación”: “Envíame, Señor, tu luz y tu verdad”. La vida y la fe demandan esta luz porque, con frecuencia, la oscuridad amenaza con engullirnos.
La estructura se podría simplificar en dos pasos:
1) Queja y petición de luz (estrofas 1ª y 2ª): por encima de toda grisura, que Dios envíe su luz.
2) El templo y su confianza (estrofas 3ª y 4ª): el amparo del templo ayuda a mantener la esperanza.
Palabras de ánimo para orantes animosos.
Desde Jesús
Siguiendo una tradición religiosa común, el NT ha presentado a Dios como luz (1 Jn 1,5). Y Jesús mismo se ha desvelado como “luz del mundo” (Jn 8,12). Por eso Jesús es iluminador. Pero lo es porque ha sabido conjugar su propia tiniebla histórica y la luz del sentido del amor de manera que éste último, mal que bien, ha terminado por triunfar. Es iluminador porque ha hecho una obra de trabajo con su propia tiniebla. Desde ahí es luz. Por eso, uno no sabe qué admira más, si la luz que sin duda el Padre le da o el trabajo que Jesús hace para que esa luz termine por salir adelante. Un trabajador para el engendramiento de la luz, del sentido. Por eso puede ser iluminador para el creyente al que dice que un trabajo semejante y un éxito similar también están al alcance de su mano.
Orar en comunidad
Al carácter meditativo del salmo le va bien el semitonado en tono menor.
Si no, a dos coros.
Dimensión social
No cabe duda de que el trabajo orante puede ser una instancia de iluminación personal y social. Hay quien dice que la oración tiene como finalidad no tanto entender a Dios, sino entendernos a nosotros mismos. Los caminos orantes son, de una u otra manera, caminos de introspección. Por eso puede ayudarnos a entender nuestros, a veces, extraños caminos. Pero resulta que gran parte de la actividad orante del creyente de a pie no es un trabajo de introspección sino de mecánica rezadora. Se repiten incansablemente, mecánicamente, rutinariamente los mismos moldes orantes. Están hechos un poco para eso, para una forma mecánica de rezar. De modo que raramente se ahonda en el sentido de las palabras y, menos todavía, se esfuerza uno por darles contenidos renovados. Hay incluso quienes defienden tales modos rutinarios haciendo de ello bandera de identidad. Por más que haya personas que intenten luchar contra la rutina y traten de dotar a esas fórmulas orantes de un contenido vivencial, creemos que tales buenas intenciones quedan la mayor parte de las veces baldías.
Como decimos, hacer del camino orante un trabajo de introspección, de ahondamiento personal, de búsqueda interior podría ser una salida hermosa a la cuestión de la oración, aunque tiene sus peligros. El mayor de ellos ir tras un ensimismamiento espiritual que poco tiene que ver con la oración evangélica que está hecha para la vida. Lo que parece buscar tal ensimismamiento no es tanto trabajar un proceso, sino llegar a una especie de nirvana interior donde las adversidades de la vida nos disturben lo menos posible. En tal caso, el trabajo orante se convierte en una búsqueda de tranquilidad humana, cosa que resulta discutible desde la mística cristiana.
Pero aun así, el creyente percibe la posibilidad de un camino nuevo de oración unido a la iluminación sobre sus situaciones de vida, personales y sociales. No lo entiende ya desde la mera mecánica orante, sino que lo toma como herramienta de discernimiento y de ánimo para su vida cristiana. Va viendo la posibilidad de mezclar en él los dos elementos del seguimiento a los que hemos aludido: el componente místico y el político. De ahí se deduce que oración y vida social no son dos cosas contrapuestas sino llamadas a fecundarse.
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SALMO 64
(Martes, Laudes)
Contenido bíblico
Tanto por su lenguaje como por su hechura, este salmo es un himno. Pero puede ser entendido como un “salmo de acompañamiento”: se canta al Dios que acompaña la existencia humana y, con ese canto, se pide, a la vez, que siga acompañando el camino humano. De este modo, el camino humano se sabe más esperanzado y luminoso.
Acompañar es una tarea divina porque eso es justamente lo que Dios hace con las personas y las creaturas. Acompañar no es un mero acto puntual; es una actitud que conlleva dedicación, tiempo, atención amante (como dice el Papa Francisco). Acompañar a la persona, a la tierra, es cuidarlas, cultivarlas, estar ahí a su disposición.
La estructura nos dice algo de esto:
1) Primera parte (Estrofas 1ª-3ª): el acompañamiento de Dios se origina en la certeza del templo, la cercanía adensada de Dios entre los humanos.
2) Segunda parte (Estrofas 4ª-6ª): la tierra se sostiene en sus extremos por la mano acompañante de Dios.
3) Tercera parte (Estrofas 7ª-9ª): el acompañamiento de Dios se traduce en el cuidado de la tierra, de la lluvia, del brotar de las plantas, de la abundancia de comida para animales y personas.
El derramarse de Dios en lo creado el lenguaje de su acompañamiento.
Desde Jesús
Podría entenderse la vida de Jesús como un acompañamiento a los procesos de vida y de fe sobre todo de aquellas personas, María y los discípulos, que más de cerca han participado de sus inquietudes en torno al Reino. En el caso de María el proceso comienza en su dificultad para entender las opciones de Jesús (Mc 3,31-35); pasa por su seguir a Jesús “a distancia” en los momentos supremos de dificultad (Lc 23,27); continúa por su oración y trabajo “perseverante” en la construcción de la nueva comunidad (Hech 1,14); termina en la aceptación honda del hecho salvador de Jesús (Lc 1,28). En todo este proceso Jesús es, sin duda, un acompañante generoso, del todo cercano a María. Por eso, en el elogio de Jesús a todo el que cumple el designio de Dios del Padre (Lc 11,27) está con toda razón la figura de su madre creyente. Por su parte, los discípulos hicieron un tortuoso camino de fe; en eso son paradigmáticos de todo proceso creyente. Parten de una incredulidad inicial (Mc 1,29); malinterpretan su “convocación” entendiéndola como una elección (Mc 3,13); a pesar de todo, se les ilumina la vida con la oferta de la nueva familia de Jesús (Mc 3,35); intentan siempre ser unos manipuladores a favor del mesianismo judío (Mc 4,35-41) y no entienden ni hacen bien la misión (Mc 8,22-26); son gente negada para el servicio (Mc 9,30-37); no es de extrañar que el abandono y la traición hicieran su aparición en los momentos de la gran prueba (Mc 14,50.66-72); pero se rehicieron con una increíble valentía (Hech 4,5-22). Ciertamente Jesús nunca dejó en la estacada a sus discípulos aunque eso fuera parte de la causa de su ruina (Jn 18,19); pero con ellos anunció la posibilidad del sueño de la sociedad nueva que albergaba su corazón (Mt 19,28). Estuvo con ellos/as hasta llegar a ser uno con ellos/as.
Orar en comunidad
Podrían leerlo entre tres lectoras. Si se quiere subrayar la parte final, desde “Tú cuidas de la tierra…” podría recitarlo toda la asamblea.
Dimensión social
Una propuesta vocacional ha de hacerse desde la generosidad, no desde el egoísmo institucional (¿Quién va a llevar nuestras obras? ¿Quién nos va a cuidar?, etc.). Una propuesta vocacional no es, en primera instancia, una ganancia para la Congregación, sino para el carisma (para la Iglesia) y para la sociedad. La intención de fondo ha de ser intentar ser generosos con quien viene a nosotros. Para ello, habrá que ejercitarse en la generosidad continuamente, habrá que incorporar al vocabulario religioso la palabra “gratis”. El voto de pobreza, más que con la austeridad tiene que ver con la generosidad. Un carisma egoísta es una contradicción en sí mismo. Generosos en tiempo, en entrega, en casa y corazón abierto, en escucha, en acompañamiento, en vida ofrecida.
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SALMO 118,49-56 (Zaín)
(Martes, Hora intermedia)
Contenido bíblico
No hace falta ser filósofo o avezado antropólogo para poder decir que, en parte notable, somos lenguaje. No solamente no podemos prescindir de él, sino que nos construimos e, incluso, construimos la ciudad a través del lenguaje. De ahí que las cuestiones de lenguaje son definitivas para la génesis de los constructos humanos. Y la experiencia de fe es uno de esos constructos. Por lo que calificar las cuestiones de lenguaje como secundarias y de poca importancia es negar la evidencia de que nuestra identidad, personal y colectiva, se construye a la par que se urden nuestras estructuras lingüísticas.
Nos volvemos a encontrar con el Sal 118 en su letra Zaín (la 7ª letra del alfabeto hebreo). El largo salmo del amor a la Ley, a la Palabra. Subrayamos la “perla”: “Tu promesa me da vida”. Una Palabra para dar vida, no solo para rezarla en el coro. Da vida hasta poder decir: no puedo pasar sin ella.
La estructura es similar en todas las estrofas del salmo:
1) Profesión de fe en la Palabra (Estrofa 1ª): ahí ponemos la “perla” del salmo: “Tu promesa me da vida”.
2) Consuelo de la Palabra (Estrofa 2ª): consuelo en el extranjero, en toda situación de dificultad.
3) Fidelidad a la Palabra (Estrofa 3ª): la guarda de la palabra como quien guarda un tesoro.
La profundización en la Palabra como tarea permanente de la fe.
Desde Jesús
Rememoramos un texto hermoso de Jeremías: ``Y haré cesar de ellos la voz de gozo y la voz de alegría, la voz del novio y la voz de la novia, el sonido de las piedras de molino y la luz de la lámpara” (Jer 25,10). En el Evangelio de Juan se dice que “el amigo del novio se alegra de oír su voz” (Jn 3,22-30). La vieja maldición que pesaba sobre el Israel infiel de no poder escuchar la voz del novio se ha roto con Jesús: ahora sí se puede escuchar esa voz de gozo y bodas.
Escuchar la voz de quien está a la puerta no es fácil porque queda ahogada por otros muchos sonidos, incluso por el con frecuencia agobiante sonido de ciertas prácticas religiosas, tan ruidosas. Hace falta silencio, espacio, amplitud y hondura para poder escuchar la voz de quien habla en susurros, en sugerencias, el lenguaje “callado” del amor.
Orar en comunidad
Se hará a dos coros. Quizá se podía cambiar la antífona del libro por la “perla”: “Tu promesa me da vida”
Se podría sustituir la antífona por el estribillo: “Tu palabra me da vida”.
Dimensión social
La fe necesita palabras “prestadas”, experiencias formuladas por otros, teólogos, personas espirituales, cristianos que reflexionan. Cuando tales palabras provienen de una auténtica experiencia de fe, valen su peso en oro. Quizá sea esta una de las carencias actuales: no tenemos teólogos jóvenes que nos nutran. Los pensadores se jubilan, se van haciendo viejos y se mueren. Pero las generaciones jóvenes de teólogos no son creativas. Quizá dependa del ambiente, de la presión del sistema o de los planes de formación. El caso es que, a nuestro juicio, el horizonte de la teología no es atractivo porque es raro que se nos ofrezca algo distinto del pensamiento de siempre, de lo ya dicho, de lo consagrado por la oficialidad. De ahí que sigamos anhelando las buenas palabras “prestadas” para configurar la fe.
Pero también, y quizá sobre todo, la fe necesita palabras propias, elaboradas a fuego lento, como resultado de experiencias de fe personales cocidas en el horno del propio corazón. Este aspecto está menos desarrollado porque siempre se ha delegado la tarea de pensar y expresar la fe en el clero. Trabajar este déficit es una de las grandes tareas del inmediato escenario de la fe. Los teólogos y teólogas laicos tienen en este asunto una tarea que le atañe directamente.
Para lograr ese lenguaje propio en torno a la fe son necesarios algunos ingredientes. El primero sería la creatividad: no repetir lo de siempre, no empeñarse en sostener un vocabulario que ya nadie mantiene, no intentar en que me entiendan con conceptos que no sugieren ya nada y que propician el cansancio, la ausencia de novedad. En segundo lugar se demandaría una cierta dosis de riesgo, de imaginación. Lo malo no es equivocarse, sino volver hacia atrás y, peor todavía, proponer como novedad un lenguaje involutivo de la fe. Y, finalmente, sería necesaria una cierta dosis de componente social, el cuidado de que el lenguaje pudiera estar lo más cerca posible de la realidad de las pobrezas.
Los creyentes más sistémicos reaccionan fuertemente contra esta clase de planteamientos. No les importa que se les diga, cosa evidente, que un lenguaje esclerotizado aleja a las personas de la celebración y del hecho creyente. Prefieren quedarse solos antes que abandonar la vieja barca del lenguaje inútil que hace aguas por todas partes. Llegan a entender su fidelidad a la Iglesia y su propia identidad cristiana como un cerrar puertas a cualquier cambio que lleve a experiencias distintas y a palabras nuevas. En tal línea, llegan a afirmar, para nuestro asombro, que situarse en la órbita del Vaticano II es ya un anacronismo y que es preciso dar paso a “sensibilidades nuevas” que son, justamente, posiciones preconciliares y militantes contra un Concilio que ni vivieron, ni se les ha hecho amar y al que temen. Por eso lo ningunean y combaten.
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SALMO 52
(Martes, Hora intermedia)
Contenido bíblico
(El Sal 52 es una versión elohísta del Sal 13 que vimos el año pasado. Para quienes no estuvieron el año pasado, lo volvemos a estudiar).
La vida es paradójica: lo que parece fracaso encierra, a veces, un cierto éxito y el éxito celebrado lleva con frecuencia dentro la sequedad del vacío. Por ello hay que recurrir a planteamientos simples pero esenciales: triunfar es vivir en la órbita del amor, haber entendido que amar y ser amado es suficiente para dar por buena la aventura humana. Lo mismo ocurre con el fracaso. Éste es no haber vivido en la órbita del amor, haber andado en las oscuras sendas del odio, la indiferencia y el menosprecio con sus terribles secuelas. Para ello es preciso resistir, porque en la resistencia habita la esperanza.
Por eso mismo, aunque el Sal 52 puede ser entendido como una exhortación profética a una mística de resistencia ante el embate del mal. Es cierto que se toma el lenguaje de la maldición (el más fácil). Pero lo interesante es cómo resistir, cómo tener un espíritu asentado para no responder con violencia a la violencia (FT habla bastante de la venganza, ver el nº 242).
En la estrofa 1ª se presenta bruscamente la realidad del mal en la figura del ateo práctico, el que niega a Dios no en principio, sino como modo de vida. Un negativismo (“no hay quien obre bien”) del que no deberíamos contagiarnos porque hay gente buena, también entre los ateos.
Ese negativismo generalizador aparece en las estrofas 2ª y 3ª. Es fruto de la sensación de rechazo de quien sufre: todo lo parece mal, envenenado, pero no es así. Para elaborar una mística de resistencia es mejor apoyarse en la evidencia del bien que en la generalización del mal.
Las estrofas 4ª y 5ª recurren al tópico de la actuación vengadora de Dios, que nunca se da (porque Dios no se venga, aunque se lo pidamos, Dios solo ama). Dios es refugio para el desvalido pero no contra los malos. El amor puede ser el corazón de la resistencia cuando no es contra nadie, sino a favor de todos. Que el salmo vaya por otro camino no impide nuestra elaboración espiritual.
Una estrofa 6ª añadida promete la salvación a Israel. Nosotros ampliamos el horizonte: todo el que resiste en humanidad encontrará el amparo del Dios de amor.
Desde Jesús
El Reino tiene sus exigencias. No se puede vivir un seguimiento indoloro. Es preciso hacer acopio de fortaleza interior para asimilar lo mejor posible las exigencias del Evangelio. Jesús ha encajado esto con una fuerza increíble.
Es preciso decirle al poder que no puede mandar sobre los valores básicos de las personas. Hay que resistir al miedo que quiere infundir el poder para hacernos creer que fuera de su radio de acción no hay vida. Jesús cuestiona lo incuestionable. Ahí radica su profecía.
Algo que caracteriza a Jesús es el despojo de toda grandeza: un Mesías pobre, sin grandeza, sin brillo, sin gloria. ¿Se puede uno/a adherir a un Jesús así? Para eso, como decía Pablo, nos tiene que "tirar lo humilde" (Rom 12,16).
El amor que llega hasta dar vida y la da en silencio, sin demandar nada a cambio, sin hundirse cuando no hay aplauso ni agradecimiento. Un Jesús que se entrega en toda su generosidad, que encaja el designio del Padre con todas las consecuencias.
La resistencia es de quien ama. Porque el amor es lo que ha hecho a Jesús resistente, la entrega es la que le ha llevado a no quebrarse, su hondísima generosidad es la que ha hecho que no exigiera nada, ni siquiera nuestro agradecimiento y amor. Resistente porque ama.
Orar en comunidad
Si se hace a dos coros, bien. Podría también leerlo una lectora y la asamblea confirmar la lectura con la estrofa 6ª recitada por todas.
Contenido social
La lectura analítica del hecho social ha llegado a la conclusión de que esta sociedad se halla dividida en clases. Pero, en realidad, todo se reduce a dos grandes bloques: los vencedores y los derrotados, los integrados y los excluidos, los disfrutantes de la vida y los náufragos, los que se benefician del sistema y los desechos, los que crucifican y los crucificados. De tal manera que la desigualdad, la madre de todos los desajustes, se ha instalado en el hecho social como algo constituyente, como realidad no solamente inamovible, sino justificada por la evidencia del desarrollo histórico. De ahí que los esfuerzos a nivel político para ir superando ese sistema sean tan tímidos, proviniendo de quien está instalado y ve como normal la desigualdad. Sucumbir a este estado de cosas es una de las grandes derrotas humanas a las que apunta la mística de la resurrección.
Cuando hablamos de perdedores estamos nombrándolos desde el lado de los vencidos. Porque, en realidad, son ganadores no retribuidos, no reconocidos, no pagados con justicia. Por más que la realidad parezca decirnos lo contrario, la lenta marcha del mundo hacia su humanización debe mucho más a esos perdedores que a los triunfantes vencedores. Su contribución a la historia no consta en los anales, pero sin ellos, sin su resiliencia, la historia humana se habría apagado. De ahí que cuando en la mística de la resurrección se habla del triunfo de los pobres no estamos solamente situándonos en la paradoja del lenguaje, sino en la realidad más elemental: la resurrección hace ver que los llamados perdedores no lo son, sino que son personas que esperan su salario, que demandan justicia, que presentan al mundo cada día su factura de dicha no saldada.
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SALMO 48
(Martes, Vísperas)
Contenido bíblico
De una u otra manera, la sed de dinero siempre acompaña el caminar humano. Por eso la fe elabora mecanismos de control para que sea la sed de Dios la que nos devore, no la sed de bienes (esto existe en la VR). No es fácil, pero se puede lograr un cierto control y moderación, si se los trabaja.
Este Sal 48 habla de la necedad que es dejarse llevar por el ansia de riqueza y como ese camino lleva a la ruina de la vida y de la fe. El dinero pretende comprar todo, hasta el cielo. He ahí la insensatez sobre la que reflexiona este salmo de componente sapiencial.
Lo dividiremos en dos partes como hace el diurnal:
1) Primera parte: la pretenciosa insensatez del dinero de querer comprarlo todo.
2) Segunda parte: la única riqueza que es experimentar que es Dios quien salva.
Las dos partes concluyen con el mismo dicho sapiencial muy cortante: el que se apoya en el dinero es como un animal que perece.
Desde Jesús
Quizá sería más fácil controlar nuestra ansia de dinero si asumiéramos la certeza de que el Dios de Jesús es un Dios generoso. Viene magníficamente expresado en la parábola de los trabajadores a la viña (Mt 20,1-16): “¿Vas a molestarte porque yo sea generoso?”. La generosidad de Dios se manifiesta en lo creado (millones de galaxias, 400 millones de espermatozoides, etc.). Pablo hablaba de la “sobreabundancia de la gracia” (Rom 5,20). Dios es un derrochador porque él no mira su potencia con egoísmo. La idea de un Dios que da con cuentagotas es una proyección de nuestro racanismo.
Jesús murió tan pobre como vivió. Le encontró sentido al servicio y se definió como uno que sirve (Lc 22,27). No hizo mella en él la ambición y habló de “devolver” al poderoso su dinero para marcar un camino alternativo (Lc 20,25). Porque la alternatividad debía ser una característica del seguidor/a de Jesús (Mt 18,6ss). Si de algo queda libre la persona de Jesús es de su afán por el dinero.
En Mt 6,19-34 se habla de tener un tesoro en cielo. Un tesoro divino, cercano a Dios. ¿Cuál es ese tesoro? El tesoro de la solidaridad, de la ayuda al frágil, el tesoro de lo que se da, de lo que se ofrece aquí en la tierra, que es manera mejor de atesorar en el cielo. Es la función social del dinero, por pequeña que sea: querer que mi dinero contribuya al freno de la desigualdad, a la dignidad de los empobrecidos, al desarrollo de los que tienen el peligro de quedar atrás. Ése es el tesoro en el cielo.
Orar en comunidad
Por su carácter sapiencial, el salmo pide ser proclamado por dos lectoras (una por cada parte) de forma reflexiva.
Dimensión social
No hay que hacer lírica barata: necesitamos del dinero para vivir. Siempre ha sido así, pero más en esta sociedad nuestra donde el trueque, el pago en especie, etc., han quedado casi desaparecidos, residuales. Es preciso ir construyendo una espiritualidad para esta época nuestra del dinero sin terminar aprisionados por él.
Efectivamente, lo malo del dinero es que su ser “caníbal”: termina devorándolo todo de manera insaciable (la vieja canción del “todos queremos más”). La espiritualidad del dinero, su supeditación a lo humano, ha de darse por encima y más allá de la cantidad: el tener poco no exime de trabajar su reorientación.
El poder omnímodo del dinero se contrarresta con una espiritualidad de la justicia y de la generosidad. El lado injusto del dinero queda patente cuando se trata del mucho dinero; pero también puede estarlo en el poco dinero. Su lado cuestionable está sustentado por el egoísmo que alienta nuestra visión del dinero y que va emparejado con la injusticia. Todo ello se cura a base de generosidad, La generosidad es necesaria con lo que sobra y puede llegar hasta lo que hace falta y solamente puede brotar de alguien que ha escapado de las garras del egoísmo. Difícil, pero posible.
Parece un axioma consagrado aquello de que con mi dinero hago lo que yo quiero. Desde el punto de vista evangélico y social, tu dinero no es solamente para ti, no puedes hacer lo que quieras: alguien, el necesitado, tiene algún tipo de derecho sobre lo tuyo. Su necesidad es la que le otorga ese cierto derecho. Es una exigencia de nuestro ser familia humana y de nuestro ser familia creyente.
Y, junto a la generosidad, la sencillez de vida. Es saludable aquello que dice Cáritas: vive sencillamente para que otros sencillamente puedan vivir. Las repercusiones morales de nuestros actos económicos son evidentes. Con los años habríamos de cultivar explícitamente la sencillez de vida en la que, por cierto, se encierra un verdadero gozo ya que al despojarnos de lo que no es esencial brota con más facilidad lo que es importante. No se trata de racanear, sino de moderarse.
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SALMO 76
(Miércoles, Laudes)
Contenido bíblico
Este salmo (como el 72) plantea una cuestión que ha zarandeado la fe de muchos creyentes: ¿cómo entender a un Dios que parece estar mudo e impasible en el momento en el que el fiel pasa necesidad? De lo que se trata es de entender el lado más débil de la persona ante la realidad de Dios. La respuesta del orante será clara: seguir creyendo firmemente en la fidelidad de Dios.
La estructura podría ser esta:
1) Un Dios que no habla (Estrofas 1ª-5ª): el agudo dolor de la mudez de Dios que el creyente lleva con fe.
2) Certeza del acompañamiento de Dios (Estrofas 6ª-12ª): himno que recuerda las proezas de Dios con Israel y que sirve de “respuesta” al Dios mudo.
Estamos en terrenos sensibles de la fe que se reproducen en los momentos duros de la historia personal y social.
Desde Jesús
El Jesús que nos describen los evangelios, si se exceptúa el peculiar modo del evangelio de Juan, no es un personaje que hable en exceso. Sus diálogos suelen ser breves, sus dichos sentenciosos y sus respuestas incisivas. Él mismo ha hecho suyo su propio dicho: «Que vuestro sí sea un sí y vuestro no sea un no» (Mt 5,37). El hablar parco siempre ha sido apreciado en las culturas antiguas en general y en la judía en particular. Es lógico, pues, que el perfil evangélico de Jesús sea el de una persona mesurada en sus palabras, más allá de la elaboración que le han conferido los escritores neotestamentarios. Un Jesús deslenguado habría sido un dato muy en contra.
Pero tampoco da el perfil de un anacoreta practicante sistemático de las ascesis del silencio. Sin embargo, hay que decir que el silencio es una realidad mezclada al Jesús evangélico. Efectivamente, queda envuelta en silencio la mayor parte de su vida, toda su infancia, juventud y madurez. Un silencio impenetrable quizá hasta para los mismos autores bíblicos. Quedan en el silencio los resultados de la oferta del reino en “las aldeas”, lugares en los que se mueve el Jesús evangélico, más que en las ciudades (Mt 9,35). No sabemos los modos explícitos de la oferta del reino y su resultado más que en pinceladas muy generales (Lc 10,17-20); lo demás permanece en silencio. Sus difíciles relaciones familiares, particularmente con su padre, quedan envueltas en un silencio impenetrable. Sus noches de oración, el contenido mayoritario de sus conversaciones nocturnas (si exceptuamos la construcción de Jn 3,1ss) van unidas a un casi total silencio.
Orar en comunidad
La parte más lamentatoria la podía leer una lectora (hasta “y considero tus hazañas”): La parte hímnica, el resto, lo leería toda la comunidad.
Dimensión social
A la persona religiosa le cuesta entender y vivir la realidad de un Dios en silencio. Por eso, el Dios de la religión, de la teología, de la piedad habla en palabras y revelaciones que damos por cierto que han sido gestadas en el mismo cielo. ¿Cómo se va a revelar Dios si no habla? De ahí que el revelador sea llamado el Verbo, la Palabra. ¿Es Palabra de un Dios que habla o de un Dios que no habla? Es verdad que ha habido corrientes espirituales que han promovido el silencio de Dios, la espiritualidad del apofatismo. Pero ha sido algo minoritario. Lo normal ha sido que Dios hable, que hable mucho y que muchas veces lo que decimos que Dios habla se parece enormemente a lo que nosotros, por nuestros intereses, queremos que diga.
Habría, para empezar, que renunciar a hablar de Dios con ligereza, atribuyéndole cosas que son nuestras. Habría que pensar que es, tal vez, mejor que Dios no hable para que así se pueda garantizar su verdad, porque si le atribuimos locuciones suyas estamos invadiendo y pretendiendo apropiarnos de su verdad. Estar ante un Dios en silencio no quiere decir que se esté ante un Dios ausente, sino ante ese Otro que, por su peculiaridad, da sentido a la mía.
¿Cómo creer en un Dios que calla ante nuestras carencias, y que, callando, empuja a que seamos nosotros quienes las encaremos? ¿No es una forma de huida de nuestro componente histórico querer buscar palabras de un Dios que da sentido a lo nuestro? De alguna manera Dios es, ante nuestra limitación, tan limitado como nosotros. Pero en esa limitación es quien nos acompaña y quien nos empuja a afrontarla. ¿No es suficiente un Dios que nos sostiene y anima en nuestras carencias y en nuestros gozos? ¿Tiene que hablar porque de lo contrario ponemos en duda que esté con nosotros?
Hundirse en el silencio de Dios es, quizá, la senda para dar con él. Así lo han entendido los grandes místicos y los humildes místicos a pie de calle; ese silencio les ha hecho más buscadores y más anhelantes. El silencio no les ha llevado al abandono, sino al ahondamiento. Quien va captando la realidad y el sentido de los silencios de Jesús no solamente no temerá a un Dios en silencio sino que comprenderá que es mejor que no hable, que esté ahí sin hablar.
Pero también hay que desvelar los lenguajes extraños de Dios, aquellos que no son propiedad del ámbito religioso: el casi olvidado lenguaje de los signos de los tiempos; el lenguaje “milagroso” de cada nuevo amanecer; el lenguaje extraño de los amores incomprensibles; el durísimo lenguaje de un sufrimiento que es el alto precio a la pertenencia de la historia; el lenguaje estremecedor de quienes mueren sin haber recibido su cuota de alegría, de esperanza y de justicia; el estremecedor lenguaje de las lágrimas que nadie recoge; el lenguaje esperanzador de los ojos que se abren a la vida y de los corazones que se abren al amor. Lenguajes vivos en los que Dios habla sin hablar. ¿No fueron muchos de estos lenguajes los que Jesús aprendió por las sendas de Galilea?
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SALMO 96
(Miércoles, Laudes)
Contenido bíblico
He aquí un salmo “humilde” que entra en el saco de los himnos, pero tiene su cosa. El clásico himno a la majestad de Dios termina en algo muy cotidiano: Dios es causa de alegría, de regocijo, de luz que se ofrece al creyente desde el amanecer. Provocar alegría, he ahí uno de los beneficios de la oración sálmica, hacer que el día cobre el gozo necesario para que las limitaciones y penas queden reducidas a su espacio y no lo ocupen todo. “Salmo de alegría”, así podría denominarse, sencillamente.
Desde esa perspectiva, el salmo podría tener dos partes:
1) Teofanía (Estrofas 1ª-4ª): Dios se manifiesta en la imponente tormenta y, sobre todo, en la gloria del templo.
2) Dios, causa de alegría (Estrofas 5ª-8ª): el fiel se regocija del brillo de Dios lo que alegra su día ya desde por la mañana.
Para comenzar el día con ánimo. Recordar la plegaria de Clara de Asís: “Gracias, Señor, porque me has creado”.
Desde Jesús
Los caminos fueron para Jesús el marco social de su propuesta y el de su aprendizaje. No propuso el reino en un marco escolar, cosa que habría sido más propia de uno considerado “rabí”, aunque fuera uno de corte popular. No propuso tampoco el reino en los ámbitos sinagogales, por más que, según Lc 4,31ss, los visitase a veces. Su propuesta se hizo, sobre todo, en los caminos. Ahí fue donde se adentró en el misterio de la persona y en el de Dios. El suyo es, por así decirlo, un aprendizaje social: aprender del fondo de la sociedad lo que conecta con las certezas de fe y desarrollarlas a partir de ahí. En los caminos estaban enterrados los anhelos de los postergados sociales, con su polvo se amasaban las esperanzas de quienes carecían de amparo; en sus humildes alegrías, en sus descansos, se escondía la utopía de un día de justicia para quienes han sido apartados de los beneficios de la justicia.
En los caminos palpó Jesús la densidad de lo real. Lo real en la época no era el dominio del imperio con sus terribles impuestos que encadenaban a los campesinos pobres, la tiranía de las grandes familias sacerdotales que medraban a costa de esquilmar aún más a sus conciudadanos. Lo verdaderamente real era lo que latía dentro de las vidas oscuras de los destinados al olvido: su anhelo de libertad, su hambre de justicia, su derecho al amor, su sed de horizonte. Todo eso es lo que Jesús se encontró en los caminos. Y su propuesta apuntó a esos niveles. Por eso suscitó esperanzas, por más que el sistema lograra imponer su dura ley para apagar tal clase de fuegos. Nunca podría lograrlo porque eso era lo real, eso es lo real.
Los caminos le enseñaron a construir una estructura de amparo. No una estructura organizativa sino, más bien, afectiva. Le enseñaron a ensanchar el corazón para que elaborara la certeza de que el reino era incluyente, no siendo obstáculo la categoría moral de la persona. Le enseñaron a valorar las lágrimas y a encarar la limitación ajena como propia. Le enseñaron a reivindicar no tanto a favor de otros, sino por sí mismo, ya que él se sintió herido en las heridas del humilde. Quiso que esa estructura afectiva de amparo la tuvieran quienes le seguían y le amaban. De ahí que se empeñara, sin mucho éxito, en hacérselo ver cada día. Entendió que lo suyo era también de otros y por eso no solamente dio de lo que tenía, sino que se dio por entero sin fijar límites ni horarios. Todo eso lo aprendió en sus idas y venidas por los caminos de su tierra.
En los caminos aprendió las lecciones más difíciles: que también los paganos tenían un sitio en la mesa del reino; que las mujeres también eran hijas de Abrahán; que la conversión y la salvación no eran lo más esencial, sino la dicha de la persona; que la dignidad está por delante de la moralidad; que a la hora de la verdad todos estamos en la misma posición ante Dios; que hay que controlar los mecanismos de acumulación para que la autorreferencialidad no se apodere de la persona. Eran lecciones nuevas para un judío marcado por el legalismo reinante y por la apropiación que las clases dirigentes habían hecho de la realidad de Dios.
Orar en comunidad
Si no se hace a dos coros, una lectora podría leer la primera parte y otra la segunda (si esta se pudiera cantar, mejor).
Contenido social
Dios no es un indolente, un dejado, un rutinario. Es dador de ánimo porque él disfruta en la relación con sus criaturas. Es bueno rescatar EG 4: «Pero quizás la invitación más contagiosa sea la del profeta Sofonías, quien nos muestra al mismo Dios como un centro luminoso de fiesta y de alegría que quiere comunicar a su pueblo ese gozo salvífico. Me llena de vida releer este texto: «Tu Dios está en medio de ti, poderoso salvador. Él exulta de gozo por ti, te renueva con su amor, y baila por ti con gritos de júbilo» (3,17). Es la alegría que se vive en medio de las pequeñas cosas de la vida cotidiana, como respuesta a la afectuosa invitación de nuestro Padre Dios: «Hijo, en la medida de tus posibilidades trátate bien […] No te prives de pasar un buen día» (Si 14,11.14). ¡Cuánta ternura paterna se intuye detrás de estas palabras!».
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SALMO 118,57-64 (Heth)
(Miércoles, Hora Intermedia)
Contenido bíblico
Nos volvemos a encontrar con el Sal 118 que se va desgranando día a día. Hoy, con la letra Heth (la octava letra del alfabeto hebreo). El tema que envuelve todo el salmo, lo repetimos, es el gran amor a la Ley, a la Palabra. Esa es la fuente de la que brota la espiritualidad del AT.
Solemos destacar un “perla” de cada estrofa. En esta: “de tu bondad está llena la tierra”. Dios hace de nuestra tierra una tierra de bondad. Es cierto que el mal está presente, pero es una tierra bendecida porque la creación es siempre bendición.
Las tres estrofas:
1) Mi porción es el Señor: por eso se ama la Palabra, por causa del Señor.
2) A media noche me levanto: la presencia continuada de la Palabra.
3) Se tu bondad está llena la tierra: Entender y vivir el camino humano desde el lado de la bondad.
Desde Jesús
Dice Ap 3,2 a la Iglesia Sardes: «no he encontrado obras tuyas acabadas a los ojos de mi Dios». Las obras a las que se refiere no son tanto las hechas con perfección sino las realizadas con bondad, porque ese ha sido el comportamiento de Jesús a la hora de hacer sus obras. Más aún, si a pesar de la imperfección en la que vive esta comunidad hay en ella «unos cuantos que no han manchado su ropa” (Ap 3,4), quizá se esté refiriendo no solamente al alejamiento de las prácticas idolátricas (como el andar por las casas paganas que “contaminan”), sino a la más elemental vida en bondad. Por eso van «vestidos de blanco, pues se lo merecen» (Ap 3,4). Son la gente de la entrega por encima de cualquier situación difícil, los “mártires de la bondad”, aquellos que han puesto la bondad por encima del odio, del rechazo y de la persecución. Con estas piedras de bondad se construye el sueño de la ciudad nueva con el que, posteriormente, se culminará el libro.
Conecta este ideal de bondad con lo expuesto en el Evangelio: «Sed buenos del todo, como es bueno vuestro Padre del cielo» (Mt 5,48). La perfección que viene de la norma sistémica cumplida no puede ser cimiento de la nueva ciudad, sino la que viene del amor cumplido. En ese caso, el que tiene los siete espíritus de Dios es el bueno por excelencia, aquel que ha hecho de la bondad social el sentido de su vida.
Orar en comunidad
Se leerá, probablemente, a dos coros. Hay un canto hermoso que habla de la bondad de la tierra: “Este lugar es tierra sagrada”.
Dimensión social
Hay que reconocer que la sombra del pecado original es alargada. Aun en esta época en que la cosa no preocupa nada a la persona secular y muy poco a la persona religiosa. Ha pasado el tiempo en que la doctrina del pecado original era la base de la espiritualidad del pecado, que es lo mismo que decir, la base de la doctrina cristiana. Hoy día, sin darle más vueltas para no fatigarse en lo inútil, se podría abrazar la opinión de los grandes especialistas del tema: «La teología católica del siglo XXI haría un notable servicio a la fe y a la cultura si se decidiese a abandonar taxativamente la insostenible creencia en el PO y ofrecer a los hombres de nuestro tiempo, en forma explícita y sistemática, un Cristianismo limpio de toda mancha, de todo contacto con la doctrina del PO, excepto cuando hubiere que escribirse un capítulo de su historia doctrinal, más bien tortuoso y entristecedor» (A. de Villalmonte).
Sin embargo, sí que se puede decir que nacemos y vivimos con bendición original. La existencia demuestra la bendición, por lo que se podría afirmar que la maldición es la no creación. El don gratuito de vivir y respirar conlleva la certeza de la bendición: nadie que no fuera bendito recibiría ese admirable don. De esta manera, bendición y existencia va inseparablemente unidas. La bendición es el aliento de la existencia: desde ella y por ella vive.
Pero como lo demuestran los miles de millones de años transcurridos desde el bigbang, la bendición se une al proceso evolutivo de la creación y logra, paso tras paso, construir la bendición creada, porque eso es la bendición, no tanto algo dado de antemano sino un constante in fieri. Quien entiende esto, se responsabiliza de lo creado porque entiende que su horizonte depende, en parte, de él.
Tal vez para hace más cercana la bendición, en hechos y lenguaje, sea necesario sintonizar cada vez más con la hermosura de cada día, con los valores cotidianos: ese don sagrado que se percibe en el propio cuerpo y en el de los otros, en las obras hechas en común y en conexión con otros para el bien de todos, en la pertenencia cósmica en la casa común, en las huellas nimias de lo divino en las criaturas tan humildes. «Si nos volvemos incapaces de crear un clima de belleza en el pequeño mundo a nuestro alrededor y solo atendemos a las razones del trabajo, tantas veces deshumanizado y competitivo, ¿cómo podremos resistir? ¿Cómo podremos ser buenos?» (E. Sábato).
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SALMO 54,2-15.17-24
(Miércoles, Hora intermedia)
Contenido bíblico
Este es un salmo de súplica individual Pero, mirando un poco al fondo, podríamos decir que es un “salmo de interior confuso”. Efectivamente, el orante muestra su situación llena de sufrimiento, lo que le causa gran perplejidad. Todo el entorno es difícil; lo mejor sería huir. Pero eso no es posible.
Y lo peor, lo que le sume en la más dura oscuridad: su mejor amigo le ha traicionado. Probar el pan amargo de la traición deja al orante en la peor de las oscuridades. ¿De dónde le vendrá la luz? Aunque no lo diga, la oración le ayuda a mitigar su sufrimiento y abre una rendija de esperanza.
Tomamos la estructura del diurnal:
1) Primera parte: el mal que lo invade y lo contamina todo.
2) Segunda parte: la peor puñalada: la traición del amigo.
En el fondo del salmo late una certeza: “El Señor me salva”. De ahí le viene la fuerza.
Desde Jesús
El salmo habla de la traición del amigo, cosa que Jesús ha gustado en la persona de Judas que le entregó (Mc 3,13-19) y a quien llamó “amigo” (Lc 22,48). Por increíble que parezca, hay cristianos que sienten rechazo hacia la expresión “amigos de Jesús”. Les parece que eso es rebajar la relación entre un ser divino y los humanos, ya que ambos se situarían en un mismo nivel de igualdad, cosa inaceptable ara ciertas sensibilidades religiosas. Sin embargo, en Jn 15,14-15 se dice que Jesús llama a los suyos “amigos”. Lo contrapone al nombre de “siervos” y lo explicita en el tema del conocimiento: el amigo conoce lo que hace su amigo, el siervo no conoce lo que hace el amo. A la base está la confianza.
Efectivamente, la denominación de “amigo” implica la confianza. La desconfianza respecto a lo divino que, en el fondo, pervive en la relación religiosa con Dios se diluye, como la escarcha con el sol, cuando hablamos de amistad. El cuarto evangelio, en Jn 21,15ss establece una distinción entre el amor de amante (querer) y el amor de amigo (amar). El amor de amante implica confianza e igualdad plenas. El amor de amigo supone la misma igualdad y confianza pero cuenta con el fallo propio de quien es frágil y ha de seguir trabajando por conseguir niveles reales de amistad.
Entre otras tareas, el amigo de Jesús ha de trabajar para que no se cuele en sus dinamismos el de la exclusión, cosa frecuente en este asunto. Así es, la exclusión pone muros a la a mistad, con lo que ésta queda empobrecida. La amistad con Jesús empuja en la dirección del abrazo ancho, de la inclusión, del universalismo.
Este tipo de vocabulario implica una vivencia afectiva, jugosa, apasionada y tierna de la fe. Si uno entiende y vive su opción cristiana desde la limpia adhesión a unas verdades, es posible que todo esto no le diga nada. Tomarse en serio un modo afectivo de hablar de la fe no es empobrecerla ni infantilizarla. Es tratar de situarla en un ámbito más vivencial, más envolvente y, en definitiva, más en el conjunto del camino histórico de azaroso camino de los humanos.
Orar en comunidad
Al ser una hora menor, está asegurado el “dos coros”. Pero una lectora podría hacer la primera parte y otra distinta la segunda. La asamblea escucha compasivamente.
Dimensión social
“Llevamos este tesoro en vasijas de barro” (2 Cor 4,7). El barro cocido se vuelve fuerte. Todavía lo usamos en vajillas y utensilios de cocina, aunque haya otros materiales, el plástico sobre todo. La fragilidad pasada por la prueba se vuelve resistente y útil para el servicio. Una vida zarandeada puede terminar en naufragio, pero también puede salir fortalecida. De ahí que la fragilidad pueda ser entendida como una posibilidad. El pecado imposibilita, bloquea, desalienta. La fragilidad descubre nuevas fuerzas, termina dando con nuevos horizontes, suscita alegrías impensables. No es solo cuestión de distinto vocabulario, sino también de perspectiva vital.
Podría pensarse que se excluye de todo esto la lucha contra la fragilidad. En modo alguno. Esa lucha es parte de sus posibilidades. Pero ya no es la lucha muchas veces estéril contra el pecado, sino el trabajo por superar lo superable desde una visión empática de la fragilidad. Es otra manera de encarar la limitación, más eficiente, más fraterna, más benigna.
Esta perspectiva es la que va unida a la espiritualidad del cuidado. «En una sociedad sorda a los abrazos, el cuidado se convierte en una reivindicación permanente. Las relaciones no se fundan en una historia de dominio, sino de respeto y de conciencia de cuidado, mostrarse conscientes de que en la vulnerabilidad hay que saber ser, al tiempo, cuidado y cuidador», afirma L. García Montero.
Así como la espiritualidad basada en el pecado destila una indudable hosquedad, la de la fragilidad es compatible con una indudable amabilidad. Envolver la fragilidad en amabilidad es disponerla a ser acogida y valorada de una manera humana. Más aún: la amabilidad es puerta de acceso al corazón frágil puesto que desencadena la confianza necesaria para que, por dentro, se abra la puerta del corazón. Se accede así al misterio de lo frágil, materia de la que está hecho el fondo de la persona.
Por estos caminos se llega a la fragilidad ennoblecida, cosa que difícilmente admitía la noción de pecado. No pierde, sin más, la limitación que la compone. Pero queda entendida y vivida en la espiritualidad de la encarnación, en la certeza del acompañamiento de Jesús, en la evidencia de que se trata de una fragilidad destinada a un indudable logro. El pecado es una realidad sin meta; la fragilidad tiene por horizonte el logro de un amor pleno, aunque herido.
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SALMO 61
(Miércoles, Vísperas)
Contenido bíblico
He aquí un “salmo de exhortación profética” que pide a Dios el cese de los manejos de los impíos. Paro también puede ser leído como un “salmo de cuestiones últimas”, aquellas que están en el cimiento de la fe. Aquí la cuestión es ésta: ¿Solo podemos confiar en Dios? El salmista responde: “Solo en Dios descansa mi alma”. Para él Dios es el absoluto supremo.
Pero ¿es posible la confianza den Dios sin la confianza en la persona? ¿No existen personas buenas en las que se puede confiar? ¿No tenemos experiencias de confianza sólida en tal o cual persona, en tal o cual hermana, en tal o cual comunidad? El salmo no plantea estas cuestiones, pero es preciso formularlas para que no nos lleve a un terreno que tiene dificultades para conectar con el NT.
La estructura podría ser:
1) Estribillo (Estrofa 1ª): profesión de fe en el absoluto de Dios.
2) La obra de los malvados (Estrofas 2ª y 3ª): la obra de la impiedad y sus muchos rostros.
3) Estribillo (Estrofa 4ª): profesión de fe en el absoluto de Dios.
4) Confianza en Dios (Estrofas 5ª-7ª): Puede el orante confiar y desahogarse ante Dios
5) Conclusión (Estrofas 8ª-10ª): Confianza en el Dios de la justicia.
Desde Jesús
Jesús se ha hecho cargo del sufrimiento de los pobres que es el haber sido despojados de un Dios que se sitúa en el lado de los vencedores, de los puros, de los que están en el sistema. El Dios de todos no era, de hecho, patrimonio de los excluidos. Jesús asume ese dolor de fe, si es que se puede hablar así, y propone el perfil de un Dios justamente para los desposeídos de Dios. Evidentemente, no es el Dios del sistema, sino el Dios de impredecible comportamiento, generoso, tierno y perdonador, que ha hecho causa con quienes andan por los márgenes. Si se quiere conectar con él, es imprescindible el desplazamiento hacia el lugar de las pobrezas, la asunción de la causa de los pobres y su justicia no cumplida.
Orar en comunidad
No se puede ir mucho más allá de los dos coros. Si se tiene mucho ánimo se podría escenificar leyendo la asamblea el estribillo y el resto tres lectores.
Dimensión social
Vistos los desaguisados de los humanos, queda como salida confiar solamente en el Dios que lo puede todo. ¿Lo puede realmente todo? Este Dios que alimenta la teología es omnipotente por pura oposición al ser creatural. Pero ese no es el Dios de Jesús. Ni el Dios de la Palabra. Éste, al relacionarse con la historia, acepta como suya esta limitación. Por lo que se puede decir que pierde la cualidad de omnipotencia al abrazar, por amor, nuestra impotencia. Suele citarse como una máxima evangélica a favor de la omnipotencia el texto de Mc 10,27 que ha de entenderse como “con Dios todo es posible” subrayando «las posibilidades que se abren al hombre cuando este se apoya en Dios» (J.Mateos), no tanto su posible omnipotencia.
La veta espiritual del Dios impotente viene de lejos, basada en el “amor loco” de Dios por la historia (Dionisio) y llega hasta hoy (J. Bórmida).No es una ocurrencia del celebrante de turno que cambia a su arbitrio Dios omnipotente por “Dios todobondadoso”, cosa que con frecuencia es recriminada por los celosos del ritual. Es la expresión de un sentir de raíces hondas porque se tienen experiencias hondas. El creyente ha experimentado la impotencia de Dios en la densidad de su propia impotencia. Para algunos, esto es un escándalo insuperable; para otros, el desvelamiento del amor de un Dios tan pobre como él pero que no deja de acompañar esa pobreza. Y ahí brota una conexión de amor que se transforma en fuerza para encarar lo mejor posible la situación.
La vaciedad de una idea de Dios omnipotente queda de manifiesto en la evidencia de que por ese camino no se ha llegado a ver que la causa de los pobres es la causa de Dios porque ambos se mueven en los torbellinos de la pobreza. Quienes analizan la relación entre estas dos causas a través de la historia llegan a un balance descorazonador: «Ello nos plantea a todos una cuestión ineludible: la de si el cristianismo no ha cometido en este tema tan central (la relación entre la causa de los pobres y la de Dios) una gran infidelidad a su Señor; y qué influjo ha tenido esa infidelidad en la aparición del ateísmo moderno y en la infame configuración del mundo actual. Dicho en forma de un latigazo simplificador pero fácil de retener: o no hay Dios o el cristianismo le ha sido infiel» (Cristianismo y justicia). El recurso a la omnipotencia no ha servido a la causa de los pobres. Quizá el recurso a la pobreza de Dios pueda dar otro resultado.
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SALMO 66
(Miércoles, Vísperas)
Contenido bíblico
Este salmo es como el esbozo de un himno que, según el salmista, todos los pueblos habrían de hacer a Dios. Pero en todo esto quizá se esconde una trampa: ¿es lo que se busca el honor de Dios o, más bien, que si el Dios de Israel es honrado por todos los pueblos es cuando todos los pueblos honrarán a Israel, el pueblo elegido, el de la religión auténtica? ¿Se busca un universalismo de la fe o de la religión? La misma pregunta subyace a la misión cristiana. Por eso llamaremos a este salmo “salmo de pretensiones universales” que encierran otra cosa que el honor de Dios (por si eso no fuera ya problemático)-
La estructura podía ser:
1) Primer paso (Estrofa 1ª): los pueblos alabarán a Dios cuando conozcan sus caminos.
2) Estribillo (Estrofa 2ª)
3) Segundo paso (Estrofa 3ª): Dios es juz, por sisirve el argumento.
4) Estribillo (Estrofa 4ª)
5) Tercer paso (Estrofa 5ª): que los pueblos celebren la fe unidos a Israel.
Desde Jesús
La misión cristiana se basa en la propuesta de Jesús. ¿Cuál es el contenido general de su propuesta? Es, por grandilocuente que suene, la propuesta de una humanidad nueva, renacida, recreada. Jesús es de los humildes utópicos que siguen creyendo en las posibilidades de la bondad del corazón humano, capaz de producir frutos buenos. No se vislumbra en él la decepción de quien piensa que las personas y la sociedad vamos al abismo. Es una propuesta de honda confianza. Es también una propuesta de fraternidad social, no partidista ni religiosa. Él cree, contra las evidencias cotidianas, que los humanos podremos vivir con hermanos. La propuesta de Jesús es la que considera imprescindible llegar a una economía igualitaria que entienda y ponga en pie el mecanismo del compartir sobre la base del todo no siendo obstáculo la pobreza. No es una propuesta en el aire, sino bien enraizada en los mecanismos sociales. Es una propuesta que se hace en base a la dignidad de la persona más allá de su condición moral, algo que aleja el juicio, la utilización y la imposición de condiciones a quien es débil. Es una propuesta de relaciones de entrega porque se tiene la certeza de que las entregas siempre rentan en beneficio común. Es, en definitiva, ir en la dirección del viejo sueño de Dios sobre lo humano que estaba ya escrito en las páginas del AT y en el caminar humano desde sus inicios.
Orar en comunidad
La va bien ser cantado (también se usa como salmo invitatorio). Hay músicas diversas.
Dimensión social
Posiblemente, gran parte de las religiones incluyan, de una u otra manera, una cierta espiritualidad en torno a la misión y con ella un cierto nivel de proselitismo más o menos activo. No hay que recurrir a la historia lejana. Basta asomarse a la calle para toparse con la realidad de los predicadores ambulantes que buscan adeptos. Esta misión en directo es, para algunos, una exigencia de su fe religiosa y la ejercen con un énfasis digno de mejor causa. Ese énfasis está alimentado por dos certezas peligrosas: si mi religión es la verdadera, las otras son falsas; y si es verdadera para mí lo es también para los demás, lo que de alguna manera me autoriza a imponerla. Esto ha sido un leitmotiv en la historia de las religiones.
En lo que concierne a la Iglesia católica uno de los logros más sonados del Vat.II fue, en medio de un ambiente conservador, elaborar las bases de una idea nueva de misión. Recuperando planteamientos ya existentes, como los de las Semina Verbi de Justino, se dio un paso de gigante en la adecuación de la espiritualidad misionera a un tiempo de globalización. De ahí vino todo el esfuerzo de inculturación, de diálogo con las religiones, de oferta que no se impone sino que se ofrece, de colaboración con las iglesias locales, etc. Los peligros sempiternos de la misión, la creencia en la bondad única del mensaje cristiano y de ahí su imposición universal, quedaban en parte frenados y reorientados.
Pero quizá su logro más modesto pero más interesante fue el hacer ver al pueblo cristiano que la misión es inherente al hecho de creer y que, por ello, todo cristiano es misionero. Se elaboró con vigor la espiritualidad de la misión en la vida cotidiana, aun con el peligro de querer meter ahora toda actividad religiosa en el rango de misión. Esto llevó a descubrir que lo que uno hace en su dimensión evangelizadora es ámbito de fe y, por lo mismo, realidad susceptible de sumarse a cualquier otro elemento en la construcción del edificio de la experiencia cristiana. Se estaba hablando de otra misión donde la propuesta de una fe vivida tenía más peso que la de una ideología religiosa que se quisiera difundir.
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SALMO 79
(Jueves, Laudes)
Contenido bíblico
Este salmo entra en el amplio grupo de lamentaciones. Pero tiene un matiz peculiar: la búsqueda del rostro de Dios. Por eso se podría englobar en “salmos del gran anhelo”. Porque, efectivamente, el rostro de Dios, su persona, era el gran anhelo de los místicos del AT, desde la gran súplica de Moisés (Gén 33,18) hasta las oraciones sálmicas (Sal 27,9) pasando por su sacramentalización en la vida (Gén 33,11). Cree el salmista que si aparece el brillo del rostro de Dios se podrá con cualquier dificultad que la vida depare.
La estructura del salmo podría ser:
1) Introducción (Estrofa 1ª): que Dios “resplandezca”. El creyente quiere “ver” al que es invisible.
2) Estribillos (Estrofas 2ª, 5ª y 11ª): aclamación de la asamblea que se implica en la búsqueda.
3) Situación de dificultad (Estrofas 3ª-4ª): El orante en “llanto”
4) La viña arrasada (Estrofas 6ª-10ª): Israel comparado con la viña devastada.
Desde Jesús
Jesús anhela el rostro de Dios viviendo su “misterio”. Así, aunque no lo hace, podría nombrar la realidad de Dios como “el misterio”. Por de pronto, la indeterminación de la expresión es compatible con la libertad de un Dios que no puede ser encasillado. Además, el vocablo sugiere una hondura que no se puede alcanzar por métodos absolutamente racionales, aunque la razón no quede desterrada en este camino hacia lo que huye. Incluso el vocablo “misterio” deja abierta la puerta a la posibilidad de compartirlo, ya que eso no se consigue por vía académica, sino por los incomprensibles vericuetos del amor.
El Jesús evangélico tiene que ver con el misterio más que con el discurso teológico explícito. Da la impresión de ser alguien que, usando los moldes sencillos de su propia religión, ha entrado en el misterio que envuelve la vida y lo ha sabido plasmar en actitudes y comportamientos que abrían a una realidad nueva. Algo de eso parece que han sentido las gentes que, sobre todo al principio de sus andanzas por Galilea, han entrevisto. Superando las constricciones culturales y religiosas parece que ha percibido de manera bastante nítida la conexión del misterio con la vida. Y da la impresión de que el camino usado para lograr tal conexión no ha sido el mecanismo religioso, algo externo, sino una experiencia de tipo personal que tiene que ver con lo profundo, con la simple verdad de lo que uno es.
El creyente en Jesús se ve arrastrado con él al misterio. Igual que él, también intuye que la realidad de Dios se le escapa. Pero, a la vez, percibe, más allá de los años y de una historia muchas veces alejada del evangelio, que Jesús le muestra y le entreabre las puertas del misterio. Ya no se exclusiviza la experiencia creyente en planteamientos ideológicos, sino que la vivencia se abre paso y el horizonte que se dibuja es el de la novedad de un amanecer. No es fácil construir un lenguaje nuevo, pero hay balbuceos.
Orar en comunidad
Lo leería una lectora por su carácter de lamentación individual. La asamblea intercalaría los estribillos.
Dimensión social
Hablar de la fe, de lo que se anhela, siempre es difícil. Un cambio que afecta al lenguaje es pasar de la conciencia de verdad poseída a una búsqueda compartida. Los lenguajes religiosos tienden a presentarse como lenguajes de verdad porque provienen de la certeza de que se posee la verdad en modos absolutos. Como tal certeza es cada vez más insostenible, los lenguajes espirituales han descendido al camino humano común y, con ello, se han hecho buscadores de luz. Este trabajo de búsqueda lingüística es reflejo del carácter buscador de lo humano sin el que la vida no sería posible. Y es, además, la puerta del asombro porque el lenguaje que busca no termina nunca de encontrar todo lo que busca y surgen a su lado situaciones en que se manifiesta el mundo que no somos, el mundo espiritual.
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SALMO 80
(Jueves, Laudes)
Contenido bíblico
Este es un salmo del grupo de “exhortación profética” en torno al tema de la alianza, el núcleo de la espiritualidad del AT. Dios ha querido, al decir de los profetas, que Israel fuera un pueblo alternativo, fraterno, democrático. No ha cumplido esa expectativa. La alianza no ha prosperado. Jesús retomará ese testigo, una “alianza nueva”: prosperará en la medida de nuestra humanidad, en la verdad de nuestra fraternidad.
La estructura del salmo podría ser:
1) Himno (Estrofas 1ª-3ª): el amor por la alianza que siempre está vivo en Israel, de una u otra manera.
2) Exhortación (Estrofas 4ª-11ª): el camino de la alianza como el que Dios propone a Israel.
Vivir la alianza es para el cristiano llegar al convencimiento de que ya no se puede vivir sin él.
Desde Jesús
¿Cómo ha entendido Jesús su ser alternativo, su participación en la espiritualidad de la alianza? A este respecto no ha de extrañar que se diga que el conflicto más complicado que Jesús ha tenido que elaborar ha sido la relación con su grupo de seguidores. No cabe duda de que en aquel grupo indeterminado hubo quien «le amó desde el principio». Hay que contar con esa adhesión cordial que textos tardíos, como Jn 21,15ss, han puesto de manifiesto. Pero las múltiples y, a veces, llamativas diferencias con sus discípulos quizá encuentren rastros de elaboración por parte de Jesús en textos paradigmáticos, como Mt 16,13ss. El texto hace una diferencia entre el Mesías y el Hijo de Dios vivo. Esto segundo es lo que el Padre ha revelado a Pedro, que es Hijo. Pero sobre lo primero, que es Mesías, Jesús y Pedro se lanzan a un diálogo “increpatorio”, uno increpa al otro con trazos gruesos, puesto que ese verbo, “increpar”, es el empleado para dirigirse a los demonios: uno a otro se dicen “endemoniados”. Esto sugiere la tormenta que se urde en el interior de Jesús: reacciona contra Pedro porque, de algún modo, él piensa como Pedro. Él es también presa del “demonio” que va surgiendo en su interior: un mesianismo que es el anti-mesianismo de aquel que abandona los caminos del poder y del triunfo para abrazar los de la entrega y la compasión. Un mesianismo que no es el que se espera de un judío que sufre la opresión del imperio. Ese “Satanás” está en Pedro y está en Jesús. ¿Qué lucha de fondo ha experimentado la realidad de Jesús para entrar por tales caminos? ¿Cuántas noches de oración han sido necesarias para acoger la posibilidad de un mesianismo entregado, darle vueltas y alojarlo en el corazón de uno que, como buen judío, y de “derechas”, tradicional, estaba hecho para conectar con el mesianismo oficial. Estamos en los estratos más hondos de la elaboración del mayor conflicto que pueda alojarse en un interior como el de Jesús.
Orar en comunidad
Si no se hace a dos coros, una lectora podría leer la primera parte y la asamblea toda la segunda como un compromiso de alianza.
Dimensión social
¿Cómo ser hoy comunidad de la alianza nueva? La evolución de nuestra sociedad nos ha llevado a convivir con personas (familiares, vecinos, amigos) que, siendo generalmente respetuosos con nuestras vivencias de fe, no conectan ya con nuestros valores y nuestras prácticas religiosas. La evidencia de que si queremos convivir, amar incluso, a nuestros seres queridos hemos de flexibilizarnos en materia religiosa se impone. Por supuesto, queda también patente que ningún “frentismo” tiene futuro. Por eso, entender nuestra opción de fe en maneras militantes contra nuestros propios amigos es algo que casi siempre nos aboca a la amargura y a la esterilidad. ¿Cómo construir en tal escenario una propuesta que tenga posibilidades de ser escuchada?
Podría tener eco una propuesta que hace palpable su interés por acrecentar la madurez personal. La madurez es un requisito para una saludable experiencia creyente. La propuesta podría ser entendida como una aliada de la madurez personal, no como una enajenación que conlleva un infantilismo. Efectivamente, los problemas con los que se topa la propuesta (desde Jesús hasta hoy) son, en un porcentaje notable, asuntos de crecimiento humano tanto en lo relativo a la relación como en temas de humanización social. Trabajar la propuesta en ámbitos de secularidad lleva, indudablemente, a una maduración: la secularidad hace caer los ídolos, no la fe. Y quienes han estado alejados de ese escenario, por las razones que fuere, están más expuestos a comportamientos infantiles.
La propuesta puede ser útil para el aprendizaje de la horizontalidad democrática. Porque una misión de tipo “piramidal” tiene muy mal pronóstico. Es un hecho que tanto a nivel de discurso como, sobre todo, a nivel de praxis política la verticalidad tiene los días, quizá los siglos, contados. Los movimientos sociales se han encargado de dejarlo bien claro porque han propugnado la democracia participativa en formas muy variadas. A muchos les parece urgente la creación de formas de innovación política que extiendan desde las instituciones la participación ciudadana a todos los niveles, a la vez que, como se viene insistiendo desde los movimientos sociales, se hace necesario que los ciudadanos se reapropien de aquellos asuntos de carácter colectivo que afectan a su vida cotidiana. He aquí un camino para que la propuesta pueda ser una herramienta de aprendizaje de horizontalidad democrática, algo beneficioso para quien hace la propuesta y para el contenido mismo del Mensaje.
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SALMO 118,65-72 (Teht)
(Jueves, Hora intermedia)
Contenido bíblico
Nos sigue acompañando el Sal 118, el gran salmo del amor a la Palabra. Es el ánimo que da la oración de la Iglesia a quien ora todos los días con los salmos: no te canses, sigue leyendo la Palabra, haz un pacto de amor con los salmos más allá de sus deficiencias, tienes en los salmos una fuente de espiritualidad y de alimento.
La “perla” de esta estrofa la situamos en la expresión: “Me fío de tus mandatos”: fiarse de la Palabra es algo necesario para amarla. ¿Cómo se va a amar sin confianza? Tener día a día el libro de los salmos es un acto de confianza si es algo más que una rutina.
La estructura es simple:
1) Confianza (estrofa 1ª): confianza inquebrantable en la Palabra, cosa que brota y produce amor.
2) Bondad (Estrofa 2ª): la palabra es buena porque procede del Dios bueno.
3) Más que el oro (Estrofa 3ª): en la lista de valores, la Palabra va por delante del oro.
Desde Jesús
Si en algo son claras las palabras de Jesús que nos transmiten los evangelios es en pretender hacernos ver que su propuesta es, ante todo, una propuesta de vida social, más que una propuesta religiosa. Efectivamente, la suya es, inicialmente, una propuesta de amor a los frágiles sociales. Y ello por una razón muy simple: porque su evangelio es para ellos. De ahí que el evangelio trate de reorientar la mirada que los seguidores de Jesús tienen de los enfermos, los publicanos, las mujeres, los niños, los extranjeros, etc. Mientras esos colectivos no entren en los parámetros del seguidor, es que todavía no se ha entendido bien su propuesta. Decir que la suya es propuesta para “estigmatizados” puede parecer excesivo, pero tal vez no lo es tanto.
Las palabras de Jesús que nos han transmitido parecen ser una propuesta de confianza alternativa. Se pretende sustituir los pilares más sólidos de arraigo social (el dinero, la posesión de tierra, los sistemas de patronazgo, la capitalización) por otros alternativos como la generosidad que lleva a dar y sobre todo a darse; la no acumulación que lleva al simple compartir creyendo que por ese camino llega para todos no siendo obstáculo la pobreza; el tener a los humildes por verdadero tesoro creyendo que ese es el tipo de “riqueza” que Dios quiere; la liberación de la tiranía del tener como liberación de una de las más grandes fuentes de preocupaciones; la posibilidad del buen vivir como pájaros o lirios controlando las excesivas preocupaciones, etc. La pregunta final es en qué se está poniendo la confianza, en lo que tienes o en lo que son los demás. Las palabras de Jesús apuntan a otra confianza; mientras se esté en la de siempre, no se habrá dado el paso necesario para entender su propuesta.
Orar en comunidad
Lo normal es que se lea a dos coros. Si se supera, se podría leer libremente cada una de las tres estrofas.
Dimensión social
La fe en Jesús está urdida en la Palabra y en las palabras. No puede vivir sin ellas, no puede escapar de ellas. Esa fe está ligada a las palabras. A sus problemas y a sus posibilidades. Así es: la fe se expresa en palabras vivas que brotan de una adhesión. Son cauce y vehículo de una experiencia. La manera de decir la fe desvela la manera de creer. De ahí la importancia decisiva de las palabras de fe. Pero también las palabras están amenazadas y unidas al cansancio, a la rutina e, incluso, al engaño. Una fe hecha de palabras cansinas, repetidas, interesadas, insinceras es una anti-fe, una fe que, aunque persista, es una fe muerta, habla de muerte. Nada que ver con la fe de quien quiere dar vida en abundancia (Jn 10,10).
Las palabras de una fe viva son palabras con una experiencia dentro. Por eso son, a veces, palabras intuitivas, balbucientes, imprecisas. Una fe de palabras exactas no deja de ser una fe sospechosa. Una fe de palabras consagradas es una fe altamente manipulable por quien se arroga la facultad de decidir qué es sagrado y qué es profano. Si algo puede ser la palabra de fe es que lleva siempre el temblor de la libertad. Arrebatarle ese estremecimiento y encerrarla en la coraza de hierro de una fórmula consagrada es apuñalar su alma.
Es que las palabras de fe son palabras con amor dentro. Ese es su secreto. Sin ese amor terminan siendo un flatus vocis, un sonido hueco, una locución helada y heladora, desprovista del fuego del amor que caldea corazones y vidas. Porque son palabras de amor son capaces de generar amor, de hacer crecer el tesoro del amor en la historia. Si no se percibe el latido del amor en las palabras de la fe, éstas suenan a verborrea cansina. El único deseo es que sean breves, que se acaben cuanto antes, que termine el “suplicio” de escuchar lo que ya se sabe de antemano, lo que no suscita encantamiento, ilusión, brillo en los ojos.
28
SALMO 55,2-7b.9-14
(Jueves, Hora Intermedia)
Contenido bíblico
Este es uno de tantos salmos de súplica individual que hay en el Salterio. Pero en el fondo hay algo que merece la pena ser considerado: se pide que Dios intervenga a favor del orante, a favor del fiel. El intervencionismo de Dios hace parte del imaginario religioso. Hoy por hoy, imposible sacarlo de ahí.
En intervencionismo de Dios es sonrojante, su acompañamiento, no; su intervencionismo sería algo arbitrario, su amor, no; su intervencionismo dejaría fuera de servicio las leyes de la física, su cuidado, no. Orar con salmos “intervencionistas” puede ser como una “vacuna”.
La estructura podrías ser:
1) Primera parte (Estrofas 1ª y 2ª): petición de ayuda.
2) Segunda parte (Estrofas 4ª-5ª): exposición de la situación.
3) Tercera parte (Estrofa 7ª): acción de gracias.
4) Estribillo (Estrofas 3ª.6ª).
Desde Jesús
Modificar el lenguaje de la intervención de Dios demanda cambiar el de la de la intercesión. Hoy, lo sabemos, es imposible porque es una cualidad que se aplica no solo a los santos y a María, sino al mismo Jesús. Todo parte de la idea de Dios que se tenga: la idea de un Dios justiciero, remunerador, iracundo, vengativo, ha derivado en la necesidad de múltiples intercesores que logren que ese Dios se vuelva propicio y termine otorgándonos lo que pide el intercesor y, en principio, lo que parece que Dios no quiere dar.
Sobra decir que esa idea de Dios es sonrojante y no se acomoda al perfil del Dios de Jesús mostrado en el Evangelio. Aunque afectado de la mentalidad de la intercesión, globalmente hablando, el perfil compasivo del Dios de Jesús desplaza cualquier atisbo de necesidad de intercesión. Dios es benigno con la historia, ha hecho suyo nuestro camino, ha plantado su morada en la historia, ha cifrado su éxito en el nuestro, está a nuestro favor, no hay nada que temer, no se necesitan intercesores de ninguna clase.
Parece que un planteamiento así despojaría a Jesús mismo y, por supuesto, a María y a los santos de su sentido en la historia de la salvación. Ni mucho menos: el papel de Jesús no es el de librarnos de Dios sino el de llevarnos a él. Lo suyo no es interponerse entre un Dios iracundo a causa de nuestros pecados, sino el de abrirnos las puertas de su amoroso corazón. No nos tiene que proteger de los incendiarios rayos de su mirada, sino de llevarnos a descubrir en esos ojos el insondable abismo de su inexplicable amor por nosotros.
¿Qué sentido tiene el estar repitiendo “Señor, ten piedad” cuando sabemos que estamos inmersos en un océano de acogida y de amparo? ¿Para qué decir que “el alma de Cristo nos santifique” cuando, caso de no hacerlo, su camino histórico no habría tenido sentido alguno? ¿Por qué estar pidiendo a María que “ruegue por nosotros pecadores” cuando el gran ruego ha sido la muerte de Jesús? ¿Y qué sentido tiene recurrir a una multitud de intercesores cuando sabemos que somos hijos como Jesús, coherederos con él?
Orar en comunidad
Quizá lo más sencillo sea leerlo a dos coros o semitonarlo. Hacerlo de otra manera será complicado, de no ser el hacerlo “en ronda”: cada persona lee una estrofa.
Dimensión social
Habrá que ir haciendo un esfuerzo para vivir una fe en la que Dios no interviene por encima de las leyes de la física. Dice J. Arregui: «No podemos hablar de Dios como se hablaba en un mundo estático y determinista, piramidal y patriarcal, geocéntrico y antropocéntrico: Dios no es en Ente Supremo, “otro”, “alguien”, “persona” de la manera como cualquiera ser humano es para mí “otro”, “alguien”, “persona”. Dios no es menos que un tú, pero no es un tú frente a mí. No es menos que “persona”, pero no es persona como el ser humano. No es una Superpersona humana, con una psicología similar a la humana, solo que omnisciente y omnipotente… No es ni personal ni impersonal, sino transpersonal. Entre Dios y mundo no hay ni unidad ni dualidad. Ni monismo ni dualismo (a esto se refieren quienes, como Enrique Martínez Lozano, hablan de No-dualidad). Dios no interviene desde fuera cuando quiere. No se encarna una vez desde fuera, pues es la Carne del mundo, el Ser de cuanto es, el Corazón de cuanto late, el Verbo activo y pasivo de toda palabra, el Dinamismo de toda transformación, la Ternura de todo abrazo, el Tú de todo yo y el Yo de todo tú, la Unidad de toda diversidad y la Diversidad de toda unidad, la luz de toda mirada, la conciencia de toda mente, la Belleza y la Bondad que sostienen y mueven al universo en su infinito movimiento, en su infinita relación».
Este Dios puede ser un Dios del que no haya que sentir vergüenza y con el que podamos dialogar con la cultura de hoy. Por eso, dice Arregui, Es ahí donde «necesitamos una fe mística no marcada seguramente por experiencias extraordinarias, sino por la experiencia del ser y la experiencia de estar cada vez más profundamente enraizados en el misterio de Dios, el misterio que nos envuelve y origina, nos funda y nos regenera… una fe sin espíritu de secta, sin agresividad doctrinaria… una fe a menudo perpleja… dialogante y amable».
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SALMO 56
(Jueves, Hora intermedia)
Contenido bíblico
Este salmo es hermano del anterior: se pide encarecidamente que Dios intervenga. Quizá se extreme la situación de peligro por la que pasa el orante y también sea más cálida, casi tierna, la plegaria del que suplica. Dios no podría resistirse a ella. Pero no sabe el orante, Jesús nos lo ha mostrado (Mt 6,32), que Dios acompaña siempre su camino vital, que no hace falta que lo llame porque siempre está ahí. Hay que utilizar el salmo con este trasfondo evangélico que va más allá del horizonte inmediato del salmo.
La estructura sería:
1) Primera parte (Estrofas 1ª-3ª): grave situación del orante y certeza de que Dios actuará.
2) Segunda parte (Estrofas 4ª-8ª): acción de gracias porque se cree que Dios ha intervenido.
Desde Jesús
El modo de acompañamiento no intervencionista de Dios no es pasividad. Se desvela en la actuación de Jesús con los excluidos. ¿Cómo ha sido el trato de Jesús con los excluidos? De los relatos evangélicos se deduce que Jesús no ha juzgado a quien la sociedad excluye; ha tenido otro tipo de valoración; ha sabido superar con normalidad el muro de la debilidad moral; y, por lo mismo, no han salido de su boca las palabras de condena que la sociedad emplea para valorar-juzgar-condenar a quien ya lleva encima su propia condena. Además, no ha sacado beneficio de la exclusión, no ha funcionado con una mentalidad paternalista que, a la postre, persigue la gloria del donante más que el beneficio del receptor. No ha funcionado con el presupuesto de la condicionalidad y, por lo mismo, no ha puesto requisitos para ser acogido y aceptado. Ni siquiera, por ello, ha exigido ninguna conversión o cambio de vida: si se cambia, mejor; si no, se aguarda. Nunca se ha puesto Jesús como referente moral ante los excluidos: él ha empatizado con ellos porque, de algún modo, pertenecía a su ámbito.
El trato de Jesús con los excluidos tiene un componente de militancia que raramente se subraya. Relatos como el de la curación del hombre con el brazo atrofiado en Mc 3,1-7a son más relatos de inserción social que de curación: el excluido ha de ocupar su lugar natural que no es otro sino el del centro de la comunidad humana (“ponte en medio”). En el pasaje de la curación de un leproso en Lc 5,12-16 se percibe con claridad la militancia de Jesús en contra de la exclusión: se ordena al leproso ofrecer lo que prescribió Moisés “como prueba contra ellos”, contra los sacerdotes que han legislado mal al declarar como ley la exclusión de leproso. Tendría que haber sido al revés: el enfermo dentro de la comunidad, dentro del campamento, acogido por el amor social. Incluso en relatos como el de la multiplicación de los panes, en Mc 6,32-44, se percibe el afán militante de Jesús por establecer mecanismos económicos distintos a los de uso social corriente: se quiere decir que compartiendo llega para todos, no siendo obstáculo la pobreza. Hablar de exclusión sin una militancia en el terreno práctico es casi hablar en el vacío.
Orar en comunidad
Lo más probable es que se haga a dos coros. También se podría hacer en el modo “lectura en silencio”: cada una lee el salmo y se aclama con el gloria al Padre y la antífona.
Dimensión social
De una manera popular decimos que la vida cristiana consta de dos dimensiones: una vertical (la relación de la persona con Dios) y otra horizontal (la relación del hermano con el hermano). Según este afán de venir de Dios a la historia, no hay más que una dimensión, la horizontal, la fraterna en la que se metido Dios. Dios quiere que le amemos amando la historia en la que él habita. Así se evita el peligro de antropofagia de toda dimensión vertical. Dios nos habita con la intención de no irse de esta casa “prestada” (que es la que nos ha dado).
No hay que hacer ningún éxodo, porque así se había dibujado el afán creyente: hacer un éxodo en busca de Dios. Pero si él ha tomado la historia como casa, no hace falta ningún éxodo. Lo que es preciso hacer es una búsqueda hacia dentro, apuntando al fondo de la vida, de la realidad, porque ahí ha puesto el amor del Padre su morada. La mirada a la historia es la mirada al Dios que habita en ella.
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SALMO 71
(Jueves, Vísperas)
Contenido bíblico
Este es uno de los siete salmos llamados “reales” en que se canta la espiritualidad de la monarquía de Israel que tenía que haber sido alternativo y, en general, fue como todas. Los salmos han querido dar otro aire a la monarquía y han entendido la figura del rey como lugarteniente de Dios, fuente de bendición, defensor de los pobres, pastor del pueblo, etc. Pero no han conseguido nada.
En este salmo un cantor describe el estilo de rey que el pueblo quiere: que sea amante de su pueblo, rey pacífico cercano a los pobres, etc. No se logró. Las monarquías van a lo suyo.
La estructura podría ser:
1) Introducción (Estrofa 1ª): Un reinado de justicia para los humildes.
2) Cuerpo (Estrofa 2ª-10ª): votos por el rey y aclamación de la multitud.
3) Conclusión (Estrofa 11ª): Con la bendición de Dios.
Desde Jesús
Si en algo son claras las palabras de Jesús que nos transmiten los evangelios es en pretender hacernos ver que su propuesta es, ante todo, una propuesta de vida social, más que una propuesta religiosa. Efectivamente, la suya es, inicialmente, una propuesta de amor a los frágiles sociales. Y ello por una razón muy simple: porque su evangelio es para ellos. De ahí que el evangelio trate de reorientar la mirada que los seguidores de Jesús tienen de los enfermos, los publicanos, las mujeres, los niños, los extranjeros, etc. Mientras esos colectivos no entren en los parámetros del seguidor, es que todavía no se ha entendido bien su propuesta. Decir que la suya es propuesta para “estigmatizados” puede parecer excesivo, pero tal vez no lo es tanto.
Las palabras de Jesús que nos han transmitido parecen ser una propuesta de confianza alternativa. Se pretende sustituir los pilares más sólidos de arraigo social (el dinero, la posesión de tierra, los sistemas de patronazgo, la capitalización) por otros alternativos como la generosidad que lleva a dar y sobre todo a darse; la no acumulación que lleva al simple compartir creyendo que por ese camino llega para todos no siendo obstáculo la pobreza; el tener a los humildes por verdadero tesoro creyendo que ese es el tipo de “riqueza” que Dios quiere; la liberación de la tiranía del tener como liberación de una de las más grandes fuentes de preocupaciones; la posibilidad del buen vivir como pájaros o lirios controlando las excesivas preocupaciones, etc. La pregunta final es en qué se está poniendo la confianza, en lo que tienes o en lo que son los demás. Las palabras de Jesús apuntan a otra confianza; mientras se esté en la de siempre, no se habrá dado el paso necesario para entender su propuesta.
Orar en comunidad
Podría leerse a dos coros todo seguido o con interrupción en dos partes. El canto le va bien (“Tu reino es vida”).
Dimensión social
La propuesta de Jesús apunta a nuevo horizonte humano, a una sociedad alternativa. A muchos cristianos esto les parece poco. Creen que si no entra en la propuesta de Jesús el tema de la salvación eterna la cosa está coja. Pero, en realidad, lo dicho es, justamente, la senda de toda salvación. Además, se aduce como argumento en contra que muchos filósofos, pensadores, filántropos, personas lúcidas han tenido y tienen sueños similares. ¿Es argumento en contra o a favor? Jesús se suma, se encarna, en la gran corriente del caminar humano hacia su plenitud. No se diferencia de las grandes personas de la historia por lo que le distingue de ellas, sino por lo que le une a ellas. Su asumir el fondo de lo humano lo une a la gran fraternidad de las personas en su lado más humanizador. No es Hijo por su diferencia con lo humano, sino por su hondísima comunión con ello. Y tampoco se puede aducir que una manera tal de entender la propuesta de Jesús sea algo carente de fe. No, es una propuesta de honda fe en los planes de Dios sobre lo humano, aunque no pide, de inmediato, como respuesta los modos religiosos. Quizá por estas sendas se podría superar algo el descrédito social que sufre la realidad de Dios.
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SALMO 50
(Viernes, Laudes)
Contenido bíblico
Es difícil entender la fe cristiana sin recurrir al sentimiento de pecado. Esto no es solamente ver el pecado cometido, sino también generar una mentalidad, unos sentimientos, un estado anímico que te define, de primeras, como pecador. No se te percibe como criatura fruto del amor del Padre, sino, ante todo, como criatura pecadora. La doctrina del pecado original y de las “fotocopias” ha sido terrible.
El mismo Sal 50, considerado una cumbre dentro de los salmos penitenciales, ha sido leído desde ahí. La primera parte describe la vida en el ámbito del pecado; la segunda en el de la gracia (técnica pedagógica empleada también en Romanos: empezar por lo negativo para construir lo positivo). Pero es la primera parta la que ha prevalecido y ha hecho desaparecer a la segunda. La gracia se ha esfumado; el pecado y su espiritualidad lo han copado todo. Es hora de dar un giro a todo esto.
Como decimos, la primera parte del salmo (estrofas 1ª-5ª) describe el dominio del pecado con el mantra de la culpa-pecado-delito-maldad repetido machaconamente. Esto se ha metido en el corazón de los creyentes (el Papa pide que se rece por sus pecados; Boff se denominaba “teólogo y pecador”). Poco a poco vamos dándole otro giro.
La segunda parte (estrofas 6ª-9ª, la 10ª es un añadido) describe la vida en la alegría de la salvación; algo de eso es la gracia. Una gracia que tiene que ver con la justicia, que no es algo dado sin trabajo. En cualquier caso, Dios no nos quiere “quebrantados y humillados”, aunque sí humildes. Nos quiere erguidos en la altura de nuestra estatura humana, sin ser soberbios por encima de ella. Este salmo ha de ser reelaborado por nuestra espiritualidad cristiana para que no sea más leña echada al fuego de la culpa.
Desde Jesús
Vemos en muchas escenas del evangelio que Jesús ha sido un liberador de la culpa:
- Dice en Lc 14,5 que en sábado también hay que sacar de la zanja a la persona que está oprimida por la ley y por la culpa.
- En Mc 3,5 se insta al hombre de la mano atrofiada a que extienda el brazo (el malo o el bueno), a que desarrolle sus potencialidades liberándose de trabas.
- En Jn 5,1-9 se libera al paralítico de la camilla que lo tenía atado de por vida diciéndole que dentro de él anida la fuerza de la vida.
- En Jn 8,11ss se dice a la mujer sorprendida en adulterio que nadie le condena porque no pesa condena alguna sobre la dignidad creacional.
Definir a Jesús como un “liberador de culpas” sería inusual, pero no inexacto.
Orar en comunidad
Si se hace a dos coros, bien. Quizá se podía distinguir entre la primera parte (una lectora) y la segunda (toda la asamblea) para dar más énfasis a la segunda.
Contenido social
Verse libres de la culpa es, dicho de manera positiva, sentírse llamado a construir un cierto señorío sobre nuestras propias vidas. Para muchas personas, para una notable parte de la humanidad, hablar de señorío sobre sus vidas puede parecer insultante de tan dura y oprimida que es su existencia. Para el resto, sin ser la cosa tan dramática, sin ser algo tan extremo, puede resultar ilusorio hacer la propuesta de un enseñoreamiento del camino histórico. Y, sin embargo, hay algo en las entrañas de lo humano que le hace aspirar al señorío y no al sometimiento. Ni siquiera la culpa de fondo o el pecado religioso añadido logran extinguir ese anhelo.
Pero este señorío, si es que se considera una utopía sostenible, no va a venir llovido del cielo, sino que ha de ser construido pieza a pieza, esfuerzo a esfuerzo, alternando fracasos con éxitos.
El evangelio marca las sendas de lo que puede llevar al señorío de lo humano más allá de la fragilidad. En primer lugar es una cuestión de lucidez ante la evidencia del sistema y nuestra pertenencia inevitable a él. Mientras se le haga el juego al sistema de manera indiscernida, éste se frota las manos. Por eso, todas las sendas sociales “adespóticas”, alternativas, tanto en economía como en pensamiento político son el camino para el señorío. Que el sistema se presente como un torrente que anega el todo de la vida social no ha de ser óbice para pensar que tal torrente puede ser en parte sorteado y con ello, de alguna manera, frenado.
Además resulta necesaria la conciencia de responsabilidad personal y colectiva. Echar el peso de la construcción del señorío a fuerzas ajenas a uno mismo, es inhibirse del trabajo que a cada cual corresponde para que este asunto pueda, siquiera, alborear. El sistema desrresponsabiliza; ahí se halla uno de sus recursos. Y cuando nadie es responsable, el proceso se detiene. Por eso es tan necesario el compromiso privado y el público. Pretender señoríos esquivando la responsabilidad es pretender lo imposible.
Una tercera senda es aquella que humaniza, que sana en la base de lo humano. La preocupación por la humanización es la primera de todo proceso de construcción del señorío y de toda espiritualidad. Una humanización de los sectores más delicados y resbaladizos de la existencia humana, como son los asuntos que tocan a la vida (manipulación genética, ingeniería genética, ética de los límites, etc.), por problemáticos que sean, contribuyen de manera decisiva al enseñoreamiento de la vida.
Finalmente un cuarto camino es mantener viva la fe en las posibilidades de las personas. O lo que es lo mismo: mantener viva la certeza de la bondad esencial de lo humano, por encima del torrente de maldad que anega el caminar histórico. Si se pierde esta fe, hablar del señorío de la vida es impensable.
Puede parece que hablar de “señorío” es algo de una soberbia histórica inaceptable, vista la insignificancia que el planeta tierra representa en el conjunto del cosmos. Pero el anhelo no es proporcional a la magnitud física sino a la del corazón. Y ese anhelo de una vida “señorial” en los límites de la historia es algo permanente en el dinamismo utópico de la vida.
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SALMO 147
(Viernes, Laudes)
Contenido bíblico
Los judíos del posexilio han encontrado en Jerusalén un tema inagotable de espiritualidad. En la ciudad se adensaba la presencia de Dios. De tal manera que el reinado de Dios saldrá de Jerusalén (algo de eso pasa por la cabeza de Jesús cuando sube a Jerusalén en su último viaje y por la cabeza de Pablo cuando, según Hechos, él mismo lleva en propias manos la colecta a Jerusalén). El atractivo espiritual de esa ciudad para un judío resulta sorprendente para nosotros.
Pues bien, Jerusalén es el lugar donde “se anuncia la Palabra”, el lugar predilecto para escuchar el Mensaje. Si no se escuchara, Jerusalén perdería muchos puntos porque en la Palabra sí que se hace más densa la presencia del Señor.
La estructura podría ser:
1) Invitación (Estrofa 1ªab): que Jerusalén se suma a la alabanza a Dios.
2) Cuerpo (Estrofas 1c-4ab): acoger la Palabra en Jerusalén es potenciar el Mensaje.
3) Conclusión (Estrofa 4c): privilegio de Israel.
Desde Jesús
Las palabras de Jesús que nos trasmiten los evangelios desvelan con claridad una vivencia de Dios muy distinta a la del AT y a la del judaísmo de la época. Hay un modo cálido y hasta tierno que ha quedado plasmado en palabras, como Abbá, que se tienen por propias de él. Se han materializado en páginas sublimes para hacer ver que su Dios es un padre que espera y perdona siempre. Se ha regocijado porque Dios se ha volcado en los sencillos dejando de ser patrimonio de los poderosos, tan absorbentes. Lo han pintado como uno que sabe en el fondo de su ser que nunca ha estado solo porque el Padre hacía su mismo camino. Incluso en la ruptura total de la cruz quedaba la certeza de que el Padre amparaba su enorme desconsuelo, aunque no lo percibiera. Un Dios para la ternura; algo así es el Dios distinto de Jesús.
Orar en comunidad
El salmo pide ser cantado o, al menos, semitonado. Mientras se canta de podía encender una vela ante el ambón.
Dimensión social
Ya hemos indicado que creemos que la Palabra se vierte en el lenguaje de los humanos y que, por ello, es preciso atribuirle todas las notas de tal lenguaje, los aspectos luminosos y los más grises. Comenzando por estos, hay que decir que la Biblia ha sido escrita por hombres, con lo que se quiere decir que está afectada de patriarcalismo y machismo. El patriarcalismo se manifiesta en la evidencia de que la indudable presencia de las mujeres está situada en un segundo plano como la cosa más natural. El machismo está sembrado por múltiples páginas de la Biblia con la angelical extrañeza de quien no se siente culpable para nada. Es cierto que las páginas bíblicas contienen semillas de liberación para las mujeres. Pero son eso, semillas que es preciso sembrar en otra tierra, la de la secularidad, para que germinen.
Una de las notas grises que mejor se detectan en la Biblia es su lenguaje violento. Todas las instancias lectoras, aun las de la Iglesia oficial, tratan de minimizar loes efectos devastadores de este componente. Es una de las principales razones que se aducen para abandonar la oración con los salmos, para desautorizar a Pablo y, en parte, al mismo Jesús y para tipificar al Dios bíblico como un Dios violento en general. Hay que volver al planteamiento inicial: esa es la manera de antropormorfizar a Dios de quien tiene por suyo el argumento de la violencia. Ese componente atávico se compagina mal con el Dios de Jesús. De ahí que los textos violentos (Apocalipsis, por ejemplo) tienen un problema con los evangelios. Aun tratando de explicarlos y de entenderlos en su contexto, habrían de ser censurados en el uso espiritual y litúrgico. Jesús mismo parece que también lo hizo. El lector de la Biblia desde la perspectiva de Jesús tendrá que ser “censor”, a su vez, de muchos pasajes de la Biblia.
33
SALMO 118,73-80 (Yod)
(Viernes, Hora intermedia)
Contenido bíblico
Seguimos topándonos con el Sal 118, salmo del amor a la Palabra. Poco a poco, “como baja la lluvia” (Is 55,10-11), el salmo quiere ir suscitando en sus lectores un amor fiel a la Palabra, un andar a su sombra, un sentirse siempre acompañado por ella. Vivir por la Palabra y para la Palabra, hermosa vocación compatible con cualquier vocación carismática.
La “perla” de esta estrofa podría ser la expresión “he esperado en tu palabra”. Mantenerse a la espera, no desfallecer, creer que la Palabra puede ser fuerza y luz, he ahí los motivos consecuencias de la espera.
La estructura podía ser:
1) Esperar en la Palabra (Estrofa 1ª)
2) La Palabra, mi delicia (Estrofa 2ª)
3) Volver siempre a la Palabra (Estrofa 3ª)
Desde Jesús
De las palabras de Jesús parece derivarse también una propuesta de comprensión social distinta. Es la certeza de que se puede apuntar a crear una sociedad sobre mecanismos sociales diferentes. El más básico es el de la mera igualdad, algo que las palabras de Jesús tienen siempre entre ceja y ceja: primeros que serán últimos y últimos que serán primeros; ser primero siendo servidor de todos; pago común e igualitario aunque el rendimiento no haya sido similar; etc. Lo más nuclear de esta propuesta de mecanismos sociales distintos es la indiscutible certeza de que los pobres tienen un lugar central en la oferta de vida de Jesús, no por el hecho de que sean mejores moralmente, sino por el argumento de su propia necesidad; ellos se sitúan en el centro porque la propuesta lo es en torno a su situación de pobreza. Pretender recrear la propuesta de Jesús sin esta centralidad del pobre es arriesgarse a distorsionarla.
Orar en comunidad
El salmo se hará, normalmente, a dos coros. Podría emplearse la sencilla fórmula de leerlo libremente.
Dimensión social
Se van urdiendo caminos humildes de recreación de las palabras de Jesús. En medio de la sempiterna prédica religiosa, hay evangelizadores que se empeñan en unir la Palabra y el acontecimiento social. La aquiescencia de la mayoría del auditorio habla de que ahí existe una posibilidad. En el organigrama de parroquias normales se incluyen grupos bíblicos que trabajan no en la mera repetición de lo recibido, sino también en la búsqueda y el ahondamiento que renuevan la lectura. Hay también grupos creyentes menos estructurados en cuyos programas de reflexión y de vida siempre cuenta la lectura del evangelio; no se cansan de ahondar en la insondable posibilidad de lectura. Incluso en la sociedad laica hay foros de debate donde deliberadamente se hace un hueco a la teología y a la palabra evangélica. Siempre que se trate el tema con sensibilidad y cuidado, el respeto y la acogida están asegurados.
En esta época nuestra sigue habiendo unas carencias importantes en el tratamiento de las palabras de Jesús que nos reportan los evangelios. Echamos en falta trabajos bíblicos de lectura política de los evangelios. Hubo hace años un amanecer que prometía mucho; quizá fue sofocado con la cantinela de que política y religión han de ir por vías separadas o, en el caso de la teología de la liberación, por el supuesto mal uso de un análisis político de hechura marxista. Se desearía, así mismo, una lectura económica de los evangelios, convencidos de que hay mucho que decir en ese terreno. Y también es muy útil una lectura social del evangelio porque, entre otras cosas, tal lectura devuelve brillo al texto evangélico e ilumina las situaciones oscuras del presente colaborando a su asimilación humana.
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SALMO 58,2-5.10-11.17-18
(Viernes, Hora intermedia)
Contenido bíblico
Podría denominarse este salmo como “salmo de fracaso humano”. El orante pide la ayuda de Dios a costa de aniquilar a sus enemigos. Es un salmo violento que ha quedado un poco suavizado al expurgarle los versículos más crueles. Creemos que este salmo debería haber sido suprimido entero para la oración porque es la plegaria de un violento (también los violentos oran con plegarias de violencia
Sabiéndolo, nosotros habríamos de rezarlo “contra él” (forma adulta de leer) apoyados en el evangelio de la paz y en la certeza de que una relación humana, sea cualsea, que termina en muerte es un fracaso. Dios nos ha creado para la buena relación, no para el enfrentamiento.
La estructura podría ser:
1) Primera parte (Estrofas 1ª-3ª): invocación a Dios como socorro en una gran calamidad.
2) Segunda parte (Estrofas 4ª-6ª): petición de liberación y don de las certezas de fe.
Desde Jesús
Lo opuesto a las actitudes violentas es el cuidado. A eso se ha apuntado Jesús, como lo muestran las páginas evangélicas. Más allá de cualquier derrota, la apuesta por los cuidados es un triunfo porque supone la verificación de que desde el comienzo de los tiempos lo que verdaderamente ha salvado a la persona es la empatía en el dolor, no la competitividad. Los medios nos dicen que la competencia mueve la sociedad, pero en realidad la mueven y la sostienen los cuidados. Por eso mismo, el fracaso concreto en la batalla contra el dolor no destruye el camino de comunión humana que entrelaza la suerte de unos con la de otros. Cualquiera que lea las páginas evangélicas puede deducir que la desigual lucha de Jesús contra el dolor acabó, no hay más que mirar a la cruz, en un tremendo fracaso. Pero su aportación al acervo de humanidad queda intacta. Por eso su fracaso es, en el fondo, un triunfo enorme.
Orar en comunidad
El salmo se leería a dos coros. Así pasa más desapercibido. Podría leer también personalmente en silencio.
Dimensión social
Un modo de evidente desactivación de la Palabra se da en el uso que no pocos políticos hacen de la Biblia. Resulta inaceptable el enarbolamiento de la Biblia, como símbolo de la fe, para presentarse como aliado de la divinidad que apoya una concreta opción política. Se trata, en el fondo, de una manipulación burda de lo divino que, por lo visto, da pingües resultados electorales. El Dios manipulado, preso de maniobras políticas, nada tiene que ver con el Dios de Jesús y ni siquiera con el del AT. Coartar la libertad de Dios es máxima expresión de increencia. Quien enarbola la Biblia es, por ese motivo, un alejado de la fe bíblica. El poder que se aferra a la Biblia como símbolo a su favor sufre, en realidad, una constante y fuerte crítica a su gestión política. La palabra que juzga, lo hace en primera instancia a quien la manipula.
Lo contrario a la Palabra desactivada podría denominarse, tomando la expresión de Francisco de Asís, como “palabras perfumadas”. El perfume es camino de amor hacia la persona querida, ensancha el ánimo y dinamiza la adhesión. A algo de eso apunta la experiencia creyente con la Palabra: la creación de un horizonte de amor donde quien ama se sabe amado. Eso da un sentido nuevo a su existencia. Palabras para vivir de otro modo.
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SALMO 59
(Viernes, Hora intermedia)
Contenido bíblico
Ahora que estamos viviendo grandes derrotas en una guerra como la de Ucrania lo entendemos: este salmo es una plegaria en las grandes derrotas sociales. Es cuando el vendaval de la guerra se lleva todo por delante. Esta plegaria quiere buscar motivos de aliento ante esa derrota colectiva.
Cree el salmista que Dios está de su lado y en contra de sus enemigos. Habrán de pasar muchos años para entender a un Jesús que viene a decir que Dios no está contra nadie sino a favor de todos (Mt 5,45).
La estructura podría ser:
1) Primera parte (Estrofas 1ª-3ª): lamentación ante la derrota nacional.
2) Segunda parte (Estrofas 4ª-6ª): oráculo del poder de Dios sobre los pueblos.
3) Tercera parte (Estrofas 7ª-8ª): complemento de la lamentación y búsqueda de motivos de esperanza.
Desde Jesús
Más allá de las dificultades evangélicas en torno a los conflictos, parece quedar claro que el tema de la construcción de la paz resulta prioritario. El núcleo del sencillo mensaje del reino que se ofrece en las aldeas es la oferta de la paz mesiánica (Mt 10,12). El mundo de la mediación habría de ser, en ese caso, un ámbito prioritario para las religiones y el fomento de la violencia desde el hecho religioso sus antípodas. Todo lo que se haga en esa dirección conecta con una veta profunda de la propuesta de Jesús.
Orar en comunidad
Se puede rezar a dos coros o entre tres personas leyendo cada una la parte correspondiente.
Dimensión social
Cuando el conflicto nos aflige las reacciones comunes son: tratar de ignorarlo, huir de él, ocultarlo tras un conflicto mayor, minimizar y banalizar sus consecuencias, exagerar sus dimensiones si con ello se logran réditos. Mil caminos que enmarañan el problema y, además de no solucionarlo, impiden la posibilidad de un tratamiento paliativo. Quizá sea necesario dar un paso en otra dirección: el conflicto puede ser constructivo, reconducido, encauzado de manera que los costes de la elaboración no sean desproporcionados con el cambio que se ha producido.
Por eso, hay una variable saludable en el tema de los conflictos: la posibilidad de generar dinamismos de búsqueda que puedan o no abocar a una solución total o parcial del conflicto. De ahí que los trabajos en la elaboración de conflictos nunca han de ser considerados estériles, por más que, con frecuencia, así lo parezcan. Más aún: tanto la elaboración como la posible solución demandan unas categorías preñadas de sentimientos que solo el corazón conoce. Y ahí no es fácil acceder. A nadie le resulta fácil sustituir la ley del talión por el perdón. Son categorías más cordiales que racionales y muy fecundas a la hora de superar la conflictividad, a la hora de dinamitar los paréntesis que más pronto que tarde se ponen sobre la mesa.
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SALMO 114
(Viernes, Vísperas)
Contenido bíblico
Este es un salmo de acción de gracias con sus elementos clásicos: liberación de las desgracias del pasado y oración de confianza en el presente. Pero, más allá de esos parámetros generales, podría entenderse el salmo como un “salmo de hondos sentimientos” o “salmo de compasión de Dios” porque el tema de la compasión impregna el salmo hasta convertir la certeza en un dogma: “nuestro Dios es compasivo”.
Quizá le falte extender la compasión al conjunto de los humanos y de la creación. Tal vez, para ello, haya que esperar a Jesús de Nazaret.
La estructura puede ser:
1) Invocación (Estrofa 1ª): certeza de Dios que escucha.
2) Intervención de Dios (Estrofas 2ª-4ª): peligro, grito lanzado a Dios, respuesta de Dios.
3) Lección (Estrofa 5ª): caminar en la presencia del Señor.
Desde Jesús
Lo sabemos de memoria: ser seguidor de Jesús es la respuesta correcta a la propuesta evangélica. La fe se juega en el seguimiento de Jesús. Lo dicho: lo sabemos de memoria. Por suerte, la espiritualidad del seguimiento ha entrado de lleno en la espiritualidad cristiana. Otra cosa es nuestro nivel real de seguidores. Eso es lo que habrá que trabajar.
El seguimiento es algo que hay que aprender de Jesús. No se trata de estrategias religiosas que yo pueda elaborar. “Estar con él” (Mc 3,14) depende, en gran parte de él. Eso es lo que hay que aprender: a sentirse convocado por él, a verlo como el gestor de mi seguimiento. Dejarle a él esta iniciativa no nos aplatana sino que, por el contrario, nos espolea a hacer camino con él.
No es obstáculo definitivo para el seguimiento la propia limitación. Se puede ser seguidor aunque no se sea del todo coherente, con tal de que no engañemos diciendo que somos coherentes sin serlo y con tal de que pidamos perdón cuando fallemos. También el seguimiento está hecho para los incoherentes, para los “pecadores” (Lc 5,32).
Seguir significa también escuchar, no solamente oír, no solamente aguantar mensajes religiosos que se quedan fuera. Escuchar más con el corazón que con los oídos, rumiar en el corazón (Lc 2,19), darle vueltas en ese interior donde se cuecen los sentimientos, las decisiones y los anhelos.
Desatar el borrico es dejar libre el mesianismo de Jesús que anuncia la felicidad a los humildes. Un mesianismo que está “atado”, oscurecido, siempre necesitado de ser dado a luz. El seguimiento en lo sencillo de la vida, en los anuncios para humildes, en los modos de vida alejados del ruido.
Orar en comunidad
Al salmo le va bien el canto (“A ti levanto mis ojos”) o, al menos, un semitonado confiante (en tono mayor).
Dimensión social
El Dios compasivo es el Dios que se cuela por la rendija de la ternura: Es la puerta que él espera que se abra. Por eso, mientras hay ternura, Dios tiene esperanza sobre nuestro camino humano. Hasta Dios tiene necesidad de la ternura, dice K. Tsiropoulos. Si la dureza envuelve la vida de la persona, el banquete común con la realidad de Dios se hace imposible.
A este Dios no le importa que la puerta esté cerrada a cal y canto. Él llama porfiadamente, como asegura Lope de Vega (“¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?”). Con respeto, sin ser un pesado, pero siempre está ahí llamando, no dejando que pase el tiempo sin más. Su tenacidad está movida por su amor imparable, por la sed que tiene de nosotros, porque le importamos totalmente. Si no, ¿a qué llamar tanto? ¿Cómo encajar la realidad de un Dios tan dependiente de su criatura? Él depende de nosotros ¿cómo nos suena esto?
Es un Dios sin pretensiones de apropiación: Al estar a la puerta, como un mendigo, está a lo que quieran darle. Ha suprimido de él toda ansia de apropiación. No necesita fieles, ni seguidores obligados, sino personas que quieran estar con él y que consideren interesante e ilusionante su propuesta del reino. No roba nada a nadie, sino que aguarda a que le abran para entregarlo todo.
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SALMO 120
(Viernes, Vísperas)
Contenido bíblico
Todos convienen en decir que este es un “salmo de confianza” de los muchos que hay en el Salterio. Y, efectivamente, así lo es. Pero también podría entrar en el subconjunto “salmos de protección divina” porque si algo ha tenido claro Israel, incluso en los peores de su trayectoria histórica (el exilio, por ejemplo) es que Dios amparaba sus caminos. Esta espiritualidad del amparo ha pasado a los creyentes individuales que han escrito salmos como éste que nos ocupa. Amparados por Dios, así se refleja en la espiritualidad sálmica.
La estructura podría ser:
1) Introducción (Estrofa 1ªa): se levanta los ojos para la difícil oración en tiempos malos.
2) Cuerpo (Estrofas 1ªb-3ª): el “dogma” de la protección de Dios como certeza de fe.
3) Conclusión (Estrofa 4ª): amparo totalizante de Dios al creyente.
Desde Jesús
Las mismas narraciones evangélicas han iniciado una reelaboración del grupo y su actividad que irá derivando en una institucionalización. Así es: más que una gozosa cercanía y pertenencia, el seguimiento del grupo se ha entendido en los mismos evangelios como un estilo de vida de radical exigencia. El abandono de la seguridad y posesiones, la priorización del reino sobre las relaciones familiares, la abnegación sin paliativos, el compromiso que no admite dilaciones, la predisposición a aceptar conflictos y penalidades, el entender la vida en modos de “crucifixión” son algunos de los elementos de la radicalización de la espiritualidad del grupo. ¿Conecta todo esto con los inicios, con el deseo de Jesús, con los modos vividos en los años de itinerancia? Los autores lo dan por hecho. Pero, cuando se hable del grupo de Jesús, siempre habrá que recordar la ilusión de los comienzos, el brillo de las primeras mañanas, el amor desde el inicio, asuntos anteriores a lo que reflejan los relatos evangélicos.
De cualquier manera, con un componente o con otro, se observa en los relatos neotestamentarios que el grupo ha sido una realidad dinámica: el amor inicial ha permanecido, pero se ha ido desplazando hacia una institucionalización e incluso hacia una visión de la vida más espiritual, más dedicada al hecho religioso, más organizada incluso. También habrá que desvelar el crecimiento en entrega a los valores del reino, a la certeza de que pueden hacer parte del hecho social. Se ha creído, de alguna manera, que tales valores encajaban en la simple actividad humana. Habrá que recordar siempre esta conexión social inicial del grupo que luego tomará otros derroteros.
Por todo lo dicho, el grupo inicial no es modelo de ningún otro, sino ánimo para cualquier grupo que, con sus características, se sume a la propuesta de Jesús, a su sueño ilusionante. Des-modelar modelos apriorísticos es una tarea que puede ser muy iluminadora para los grupos creyentes. Ni siquiera Jesús es modelo de nadie: es ánimo y fuerza, apoyo y amparo, sostén y aliento para caminar en una determinada dirección. Lo importante no será la imitación, sino el camino-con, la senda compartida, la siembra conjunta.
Orar en comunidad
Le iría bien el canto (“Levanto mis ojos a los montes”) o un semitonado confiante (en tono mayor).
Dimensión social
En esta hora de agotamiento ideológico, de parálisis espiritual, de vuelta a los moldes de siempre para obtener los resultados de siempre, la ruaj de Jesús, dinamismo para el amor, puede ser un motivo que alimente una mística de esperanza. Porque esta ruaj es, en primer lugar, una apuesta por la persona y por la sociedad. Cuando, como en Gén 6,6, se está tentado de descreer de la sociedad, el Espíritu de Jesús apuesta cada día, en cada circunstancia por esta sociedad haciendo verdadero que su cometido mesiánico es dar vida y darla en abundancia.
Ese mismo Espíritu es creatividad para no echarse rápidamente, deliberadamente, en brazos de lo establecido, sino para explorar caminos de una cierta novedad, porque existen y porque son necesarios para recrear una espiritualidad que si no se la renueva se muere. La creatividad tiene como precio el abandono o la relativización de posturas de siempre, muchas veces anquilosadas por la fuerza de la misma ley que las consagra. La comunidad cristiana está necesitada de muchos jóvenes profetas y profetisas que abran camino, y menos de jóvenes, tan numerosos, que estudien derecho canónico.
La ruaj de Jesús empuja a un diálogo confiado con el hecho social, con todas las consecuencias que eso conlleva. Pretender una misión, un diálogo, una relación social sin abandonar las posiciones consagradas o, peor aún, con la solapada intención de imponerlas es amordazar al Espíritu y exponerse a una fe irrelevante y confinada a los muros de incienso y de silencio del hecho religioso.
Podría pensar que una tal espiritualidad deja al creyente en una intemperie imposible de ser soportada. Si el Espíritu es viento que sopla donde quiere, hay que tener el vigor suficiente y la necesaria hondura en la adhesión a Jesús para exponerse a ese vendaval y para confiar en que, amparados por su mano, los creyentes saldrán reconfortados. Y, además, el mismo Espíritu suscita el amparo de la comunidad como amparo suyo. Por eso mismo, contra la frialdad del desamparo institucional hay que emplear el abrazo de la comunidad que sostiene.
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SALMO 91
(Sábado, Laudes)
Contenido bíblico
Este salmo pertenece a la colección 90-99 que eran una especie de manual de oración para quienes moraban en el Templo. Este salmo canta el gozo de una vida ordenada a la alabanza: quien tiene vocación a la alabanza es un privilegiado de la fe, siempre que esa vocación esté realmente cultivada.
Es más cuestionable en el salmo el tema de los malvados que no tiene capacidad para digerirlo. Por eso, cuando se ore hoy con este salmo habrá que tener en cuenta eso. Prácticamente te aconsejaría suprimir las estrofas 3ª y 4ª (recordemos el dicho de Platón: “las palabras que no son verdaderas hacen daño al alma”).
La estructura podía ser:
1) Himno (Estrofas 1ª-2ª): el gozo de una vida ordenada a la alabanza.
2) Imágenes (Estrofa 3ª-4ª: la hierba de los malvados, se suprime: estrofa 3ª; la palmera del justo: estrofa 4ª).
Desde Jesús
La confianza y la alegría son los verdaderos cimientos de quien quiere recorrer la senda de la Palabra. Para llegar a esa alegría honda el salmo dibuja todo un itinerario: primero, el corazón; apuntar lo profundo a lo vital, no solamente ni sobre todo a las ideas, a las normas, a las directrices; la adhesión al Padre y a Jesús es cuestión de corazón, de hondura, de mismidad. Luego, la meditación, la reflexión, el ahondamiento, la contemplación, el rumiar, el darle vueltas sin descanso, el mirarlo desde todas las perspectivas, el aprender los mil rostros de la Palabra, el quedarse, el orar estando, el aquietarse, el estar vivos ante Él. Y finalmente, los labios, la alabanza gozosa, deseada, querida, mimada, con aliento dentro, como algo que se hace en el deseo más vivo; una alabanza con alma, con fuste, con anhelo, sin desganas, sin tanto bostezo, sin aburrimiento, sin distracciones fruto del cansancio, sin rutina extenuante. Una alabanza tan mezclada a la vida que se palpa la vida en ella latiendo. Y, andando este camino del corazón, la reflexión y los labios, se llega a esa alegría honda, inarrebatable, extrañamente nuestra, capaz de tenerla por compañera incluso cuando las cosas no van bien. Cuando el salmo dice que su alegría son las obras de tus manos, así lo cree porque experimenta el gozo de la Palabra en modos tangibles, porque nota en sí mismo/a cómo andar en la Palabra le deja contento/a.
Orar en comunidad
Al salmo le va bien el canto (hay versiones) o un semitonado en tono mayor.
Dimensión social
Yendo a niveles elementales, el mensaje evangélico se frustra porque no existe preocupación pedagógica. Esta es aquella que tiene como deseo vivo que, en primer lugar, el mensaje se entienda y, en segundo lugar, entre no solo en la cabeza sino también en el interior de la persona. Muchos templos no son propicios para el primer supuesto y las toses, sonidos de móviles, gente que llega tarde, etc., no ayudan tampoco para el segundo. La participación de los laicos en las lecturas es un paso necesario. Habría que animarles a que se preparan las lecturas porque, con frecuencia, contienen términos y expresiones difíciles. No es de recibo responder con entusiasmo “¡te alabamos, Señor!” sin haberse enterado del contenido por el que decimos alabar a Dios. Los lectores y el predicador han de tratar de “seducir” al auditorio para que se logre el primer paso del comino dialógico del mensaje cristiano.
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SALMO 8
(Sábado, Laudes)
Contenido bíblico
Este salmo es un himno teológico: se canta la naturaleza como camino hacia Dios. La naturaleza es lenguaje de Dios. Se ensalza a la naturaleza para llegar a ensalzar a Dios. Esa es la preocupación espiritual del orante.
Pero hay un tema sembrado en el salmo qe nos interesa porque no es habitual: el tema de la dignidad humana (“lo coronaste de gloria y dignidad”). Podría denominarse “salmo de dignidad”. Subrayamos esto porque no suele ser un tema habitual en la Biblia. La dignidad humana lleva a Dios más que cualquier otra creatura.
Esta podría ser la estructura:
1) Estribillos (Estrofas 1ª y 6ª): invocación al Dios a quien se quiere alabar.
2) Relativizar (Estrofa 2ª): el tema de los enemigos, del adversario. Si se suprimiera esta estrofa, mejor.
3) Cuerpo del himno (Estrofas 3ª-5ª): la naturaleza y la dignidad humanas sendas que llevan a Dios
Desde Jesús
Por más que el término “dignidad”, como tal, no aparezca en los evangelios, el concepto de dignidad común es esencial. De no ser así, ¿en base a qué va a hacerse la propuesta a gente marcada? En el grupo de Jesús hay personas ambiciosas, violentas, corruptas, desconfiadas, capaces de traicionar, etc. Si a ellas se les propone la oferta es que Jesús salta el muro de la debilidad moral y conecta con la dignidad de fondo que hay en toda persona. Por eso, toda persona, por el mero hecho de serlo, es candidata al programa. No hay una teoría evangélica explícita sobre la dignidad. Pero su siembra es en ese campo lo que da una idea de cómo Jesús pudo forjar un hermoso mecanismo de inclusión.
Ya hemos indicado que esta propuesta basada en la dignidad ha saltado el muro de la moralidad. Al evangelio, lógicamente, le interesa subrayar el valor del buen comportamiento moral. Pero eso no impide que la oferta del programa se haga a personas de dudosa vida moral o directamente inmoral. El evangelio no es para buenos, sino para gente animosa. El tratamiento de lo moral vendrá después. Saltar ese muro ha tenido que ser un gran esfuerzo espiritual para Jesús, perteneciente a una cultura de fuerte componente moralista. De hecho, en los evangelios siempre persigue a Jesús un cierto menosprecio por su supuesta laxitud en temas de moral, lo que le hace granjearse fama de “comilón y borracho, amigo de pecadores” (Mt 11,19). El hecho religioso refuerza el moralismo; saltarse éste era saltarse aquel. Con esta clase de mecanismos se hacía posible la inclusión de los rechazados por cualquier normativa moral. De lo contrario, el muro siempre estaría ahí.
Orar en comunidad
Le va bien el canto (hay músicas). Si se hace semitonado, en tono mayor.
Dimensión social
El teólogo J. Sobrino fue quien, en su día, acuñó la expresión “santidad de vivir” y quien dio una hermosa definición: «Me gusta pensar que en la decisión primaria de vivir y dar vida aparece una como santidad primordial, que no se pregunta todavía si es virtud u obligación, si es libertad o necesidad, si es gracia o mérito. No es la santidad reconocida en las canonizaciones, pero bien la aprecia un corazón limpio. No es la santidad de las virtudes heroicas, sino la de una vida realmente heroica. No sabemos si los pobres que claman por vivir son santos intercesores o no, pero mueven el corazón. Pueden ser santos pecadores, si se quiere, pero cumplen insignemente con la vocación primordial de la creación: son obedientes a la llamada de Dios a vivir y dar vida a otros, aun en medio de la catástrofe. Es la santidad del sufrimiento, que tiene una lógica distinta, pero más primaria, que la santidad de la virtud».
Hablamos de “santidad primordial”. Cuando oímos hablar de santidad el vocablo nos lleva inmediatamente a los santos de los altares. Pero estamos hablando de otra cosa. Hablamos de amor a la vida, de deseo de dicha, de vida con sentido, de entregas humildes pero básicas, de solidaridad en las situaciones de pobreza más elemental. Pensamos que, quizá, hasta el vocablo “santidad” le va mal. Es algo primario, que brota sin más, como una respuesta natural al dolor ajeno.
Por eso el santo que vive y hace vivir no se pregunta si eso es “virtud u obligación”, posiblemente ninguna de las dos cosas; ni “libertad o necesidad…gracia o mérito”. No se hace esas preguntas: vive y ayuda a vivir porque le brota de dentro, como algo natural, si saber de qué fuente. El que sea una santidad tan “inconsciente” no la hace menos hermosa. Se extrañarían si les preguntaran por qué lo hacen. No tendrían respuesta y se quedarían incluso confundidas. Hay que hacerlo porque hay que hacerlo, sin más.
Es evidente que no se vea en esta entrega al frágil “la santidad de las canonizaciones”. Ese es otro cauce. No lo hacen por Dios, sino por la persona débil, por ellos mismos que se ven en la debilidad de la persona caída, por la dignidad humana del caído y por la propia. El que lo hagan “sin reflexión”, el que se quede la cosa sin reconocimiento, no priva de hermosura a su obra. Y, desde luego, “bien la aprecia un corazón limpio”. Porque siempre habrá gente que lo aprecie, aunque no se lo diga, aunque no tenga publicidad ni relevancia. Para quien recibe ese amor humilde, esas personas serán “santas”, siempre estarán en el corazón. Y si no se les aprecia, siguen siendo “santas”.
Lógicamente “no es la santidad de las virtudes heroicas”, nunca se hará sobre ellas un Decreto que lo pruebe. Pero encierran “una vida reamente heroica”. No hacen milagros que interrumpen el curso de los acontecimientos, pero sí que obran el gran milagro de que la vida sea un poco más digna y más humana. Por eso, nunca recibirían el calificativo de héroes, no saldrán en la prensa, pero su buen hacer queda en el fondo del tesoro de la vida.
Nadie rezará ante ellos, no serán santos “intercesores” pero mueven el corazón humano y desatan la ternura del mismo Dios que reconoce en ellos, más allá de la bruma, a sus hijos queridos. Nadie les pedirá gracias y dones. Pero ellos, por su cuenta, han derramado el don del amor en el pequeño recipiente del pobre socorrido. Por eso, aunque ellos quedarían asombrados por ello, son ejemplo de humanidad y de fe, como aquel samaritano compasivo del que habló Jesús con tanto acierto.
Es verdad que son “santos pecadores” porque la limitación acompaña sus vidas y no están libres de pecado. Quizá ellos son los primeros en reconocerlo porque palpan a diario sus limitaciones. Pero cumplen la vocación básica, la de “crecer y multiplicarse” no solo en número, sino, sobre todo, en bondad. Así, sin pretenderlo, obedecen “a la llamada de Dios a vivir y dar vida” que es la auténtica vocación humana, el cimiento donde se asienta toda otra vocación. Y esto lo hacen “en medio de la catástrofe”, en los escenarios de mayor pobreza, allí donde la vida grita su necesidad.
Esta podría ser llamada también “santidad del sufrimiento” porque la respuesta que da al sufrimiento ajeno desvela la enorme talla moral de esa persona. No está opuesta a la santidad de la virtud porque esta se ocupa muchas veces del sufrimiento de los demás. Pero lo suyo no es ahondar en el cielo de lo divino, sino en el abismo de lo humano.
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SALMO 118,81-88 (Caph)
(Sábado, Hora intermedia)
Contenido bíblico
Nos volvemos a encontrar con este inacabable salmo de la Ley, del amor a la Palabra, en su letra Caph, la décima letra del alfabeto hebreo. Es una suerte poder rumiar y desmenuzar este poema apreciando en cada estrofa una “perla”.
La de esta estrofa la ponemos en la última estrofa: “por tu bondad dame vida”. Apunta a la espiritualidad del amor a la vida porque si ese amor no se puede ni amar ni creer. No hay que menospreciar ni desprestigiar la vida. Es el regalo de amor que Dios ha hecho con nosotros.
La estructura podría ser:
1) Deseo ardiente (Estrofa 1ª): me consumo (dos veces).
2) Anhelo de justicia (Estrofa 2ª): ¿Cuándo? La gran pregunta.
3) Dame vida (Estrofa 3ª): la vida como ámbito de experiencia creyente.
Desde Jesús
Una bondad la de Jesús que se manifiesta en obras buenas, en acciones solidarias, en interés por los caminos de la persona, sean cuales sean. Es el Jesús de los caminos donde ha encontrado la tierra sedienta de bondad. Él ha derramado en esos surcos de dolor la bondad, por más que su obra bondadosa fuera, con frecuencia contestada. No ha querido que le llamaran bueno, porque consideraba que la bondad plena era atributo exclusivo de Dios, aunque la primitiva fe lo definiera como “bueno” tanto como hijo del Altísimo.
Por eso Jesús ha querido crear en su vida escenarios cotidianos de bondad y de generosidad. Su gran aportación al hecho histórico no está en el lado de lo religioso, por más que ahí se halle también un valor. Es su aportación al caudal de la bondad histórica que riega el interior de la vida su más valiosa colaboración. Por suerte no es el único porque la vida humana, el cosmos incluso, sin la bondad iría a su ruina. Pero el creyente, el oyente y lector de la Palabra, desvela en su trayectoria bondadosa la certeza de la realidad de Dios como fuente del amor.
Orar en comunidad
Normalmente se rezará a dos coros. Por su carácter sapiencial le va bien el que lo haga una sola lectora. La asamblea reflexiona.
Dimensión social
Herederos de una tradición religiosa que ha creído que lo mejor era poner el énfasis en la otra vida minusvalorando ésta, se nos hace extraño decir que para creer en la resurrección es preciso amar esta vida. La creemos, a veces, tan pobre, tan marcada por la limitación, la enfermedad, el desamor y la muerte que llegamos a la conclusión de que esta vida vale poco, de que es un exilio, un valle de lágrimas.
Sin embargo, es el regalo de amor que nos ha hecho el Padre. De manera que su valor, dentro de sus límites, ha de ser grande, porque grande es el amor del que procede.
Habríamos de hacer y aprobar un curso de amor a la vida, donde se aprendiese a disfrutar con poco, a amar las cosas que Dios pone cada día en nuestras manos, a agradecer cada amanecer, a sentir gozo por las relaciones sencillas, a disfrutar de los amores cercanos. Si no sabemos gustar esta vida, ¿cómo vamos a entender el disfrute pleno de una vida resucitada?
Más aún, creer en la resurrección no es, principalmente, tener unas ideas religiosas. Es difundir con el propio testimonio el gusto por la vida, ser apóstoles del gusto por la vida. Contribuir a una vida sencilla, gozosa, amable, disfrutante. Por sencillo que parezca, quien cree en la resurrección habría de contagiar el gusto por la vida.
El gusto por la vida se contagia con la amabilidad, la sonrisa franca, el buen gusto, el gozo compartido, la intención renovada de contribuir a que la vida del otro sea más gozosa. Se contagia con una fe sencilla y viva. El gusto por la vida se contagia acompañando, consolando, apoyando, perdonando, relacionándose bien.
41
SALMO 60
(Sábado, Hora intermedia)
Contenido bíblico
Es un salmo breve pero complejo: se ora por los dos grandes amores del israelita, Jerusalén (con el Templo) y el rey. Para nosotros, superadas esas realidades, la oración por lo que uno ama (la comunidad, la Iglesia, los pobres) adquiere un horizonte ilimitado. Orar por los que se ama es una forma excelente de amor (más todavía, hacerlo por aquellos con quienes se tiene dificultad).
La estructura podría ser:
1) Primera parte (Estrofas 1ª-3ª): súplica por la ciudad.
2) Segunda parte (Estrofa 4ª): súplica por el rey
3) Voto litúrgico (Estrofa 5ª).
Desde Jesús
Dios no tiene rostro. Pero buscar el rostro de Dios ha sido un anhelo repetido en el ámbito religioso. En el caso de Jesús, y según los evangelios, no hay búsqueda explícita de tal rostro, pero sí lo hay de los rostros heridos por la vida de quienes andan en los caminos. En tales rostros ha ido Jesús buscando los rasgos del rostro de Dios. En su anhelo de vivir ha ido percibiendo al Dios de la vida; en sus orfandades ha entendido mejor que Dios era Padre; en su necesidad de acogida ha creído entrever al Dios que se busca un hueco en la mesa con pecadores; en su honda necesidad ha caído en la cuenta del Dios que se autoinvita a la cena que quiere compartir con la historia.
Orar en comunidad
Se hará normalmente a dos coros, pero puede recitarlo una lectora al ser salmo de oración individual.
Dimensión social
Viendo los cancioneros religiosos que se emplean en nuestras asambleas cristianas, se tiene la impresión de que los cantos de la fe son a beneficio de inventario del cantor. En la mayoría de textos, el cantor es el centro. El yo lo ocupa casi todo, de manera que no se sabe si se canta la fe o mi fe. Se podría decir que son textos orantes afectados por la “enfermedad del yo”. Hasta ahí se cuela.
La manera de desplazar al yo de los cantos de la fe es tener claro que lo importante del canto es que la comunidad, la asamblea, se apropie del texto y genere en ella la experiencia de la fe. Efectivamente, el texto se hace vida cuando llega a ser parte de quien canta y de quien escucha. Ya lo dijo A. Machado: “Hasta que el pueblo las canta,/
las coplas, coplas no son,/ y cuando las canta el pueblo,/ ya nadie sabe el autor”. Desde esta perspectiva, habría que ser cuidadoso a la hora de elegir los cantos de la fe poniendo el crecimiento creyente de la asamblea como meta primordial.
42
SALMO 63
(Sábado, Hora intermedia)
Contenido bíblico
Es un salmo de los menos sugerentes del Salterio porque no se libre del peligro de siempre: los malos son ellos y Dios los destruirá. La única salida es revertir la luz sobre uno mismo y tratar de ver cómo encajar nuestra fragilidad ante Dios. El creyente en Jesús lo sabe bien: Dios será compasivo con nosotros y su amor nos alentará a ser cada vez mejores personas.
La estructura del salmo:
1) La obra del malvado (Estrofas 1ª-3ª).
2) La acción de Dios (Estrofa 4ª-5ª).
3) Conclusión (Estrofa 6ª)
Desde Jesús
Cuando los teólogos han querido definir los rasgos esenciales de la propuesta de Jesús han recordado su componente innegociable: la compasión desde la que define a la persona y al mismo Dios. Es, como decimos, en los caminos donde Jesús ha construido esa estructura de amparo. La vida en esos caminos le ha hecho ver con claridad que la estructura religiosa y legal dejaba fuera de sus filtros a amplias capas de la población a las que él quería hacer una propuesta de dicha. Por eso, la estructura religioso-legal no era adecuada para tales personas. Había que crear una estructura que no tuviera como pilares firmes las normas y las costumbres y, en el fondo, las jerarquías que las legitiman. Muchas veces planteó su propuesta en forma de antítesis: «pero yo os digo…». Se trataba de generar otro tipo de relaciones entre las personas y con Dios, visto el desamparo de los humildes.
Ese tipo de nueva estructura habría de tener como elemento central la compasión. El “sed compasivos” de Lc 6,36 se convirtió en un talismán para las comunidades futuras. Desde ahí se leerá la verdad de Dios, la del propio interior (las “entrañas de misericordia”), el amor a los amigos y a los enemigos, la generosidad que no lleva cuentas. Desde ahí se valorará la pertenencia al plan de Jesús o no: suena vibrante el “haz tú lo mismo” que se desprende del relato del samaritano compasivo (Lc 10,37). Por eso mismo, la estructura de misericordia no se estremece por la posible pérdida de seguridad normativa o por el debilitamiento de las tradiciones. Entra en crisis al mirar la necesidad de la persona y termina por ser ese el verdadero y casi único problema que le atañe. Vivir en tal indefinición no es fácil, pero es la única manera de poder escapar de las garras del legalismo.
Orar en comunidad
Lo normal es que se haga a dos coros.
Dimensión social
¿Qué queremos decir hoy cuando decimos amor compasivo que brota de los caminos? Tiene que ver con la capacidad para transitar caminos. No se puede elaborar una estructura compasiva lejos de los caminos sociales; esa visión compasiva se amasa en el mismo polvo que los pies de los que caminan por sendas de dificultad. No es una estructura para que ellos se acomoden a un molde construido en un dique seco y seguro, sino una estructura, si es que puede ser llamada así, que brota de su experiencia de sufrimiento y de su sed de justicia nunca apagada. No puede ser una estructura para la defensa del corpus ideológico o normativo de una iglesia. No puede ser un marco vital donde no haya alteraciones para quien vive desahogadamente y se siente comprendido por su entorno social. Un amor compasivo, es práxico, parcial y con una cierta militancia.
CONCLUSIÓN
Para avivar el fuego
Podría parecer que esta reflexión trata de mantener en vida lo que, es preciso reconocerlo, es poco menos que un cadáver. Hay quienes sienten y dicen: los Salmos han muerto y quedan vestigios de ellos solamente en grupos reducidos (monasterios, conventos, etc.). No es cierto: hoy más que nunca muchas comunidades eclesiales utilizan los salmos para su oración común. Muchos creyentes los emplean como soporte de su oración personal. Teniendo en cuenta que, antes del Concilio Vat. II, los Salmos era patrimonio casi exclusivamente de los clérigos, el que ahora los empleen comunidades laicas es un avance. Como hemos dicho, habrá que hacer un continuado discernimiento sobre ellos para adecuarlos mejor a la sensibilidad de hoy y, en el caso de los seguidores de Jesús, a una perspectiva cristológica.
¿Qué fuego habrían de avivar los Salmos? Fundamentalmente el fuego de la ilusión. Sin ilusión, el horizonte de la vida pierde sentido, todo se nubla y se cae en la grisura. La «fe en el futuro y la voluntad de vivir» se paralizan (V. Frankl). La ilusión es aquí sinónimo de sentido de la vida. Eso tratan de avivar los Salmos, el sentido, el deseo de vivir asimilando con la mayor humanidad que se pueda la dificultad del vivir.
Por todo ello, sería preciso aplicar a los Salmos el lenguaje del avivamiento que los haga escapar de la rutina: no someterlos siempre el recurrente “a dos coros” que los hace monótonos. Ya que han sido hechos para el canto, cantarlos con novedad. Inocular la danza en los que están escritos para ser danzados. Usar modos de ahondamiento musical repetitivo para el texto baje a la zona de la intimidad. Recurrir a grabaciones musicales que han logrado dar con el fondo vivo del Salmo puede ser así mismo una ayuda de gran valor. El componente estético del salmo es compatible con una experiencia espiritual sencilla.
En cualquier caso, el Salmo avivado apunta a una fe más sensible y a, a la vez, a una pertenencia social más responsable. No puede ser que la hermosura del Salmo derive en un solipsismo espiritual que aísle al orante de los caminos humanos para llevarlo a un “castillo de soledad interior”. El componente social de la espiritualidad sálmica no habría de estar nunca ausente del uso de los Salmos. Le da una dimensión nueva que lo ancla en la vida.
La plegaria sálmica pone al orante en unión con todos los que avivan el fuego mediante la plegaria: la indígena que desgrana su letanía en su choza de la selva con la hermosura juvenil de la oración de Taizé , la polifonía embriagadora del coro cultivado con la salmodia pobre de un conventito de orantes mayores; el coro y la orquesta que desgrana el salmo en el Auditorio Nacional con la plegaria del creyente en la soledad del cuarto de estar de su casa. Todo un tejido orante que se entrelaza, dispuesto siempre a avivar la fe humilde y a sostener la certeza de que el camino humano es camino acompañado.
INDICE
Introducción …………………………………………………………….. 1
8 ………………………………………………………………………………. 110
15 …………………………………………………………………………….. 15
18a ……………………………………………………………………………. 3
22………………………………………………………………………………… 15
39,2-14.17-18 ……………………………………………………………… 37
41 ……………………………………………………………………………….. 28
42 ……………………………………………………………………………….. 42
44 ……………………………………………………………………………….. 39
48 ……………………………………………………………………………….. 54
50 ……………………………………………………………………………….. 91
52 ……………………………………………………………………………….. 51
54,2-15.17-24 ………………………………………………………………. 66
55,2-7b.9-14 ……………………………………………………………….. 83
56 ………………………………………………………………………………… 86
58,2-5.10-11.17-18 ………………………………………………………. 99
59 ………………………………………………………………………………. 101
60 ………………………………………………………………………………… 117
61 ……………………………………………………………………………….. 69
63 ……………………………………………………………………………… 119
64 ………………………………………………………………………………… 45
66 ………………………………………………………………………………… 72
71 ……………………………………………………………………………….. 89
75 ………………………………………………………………………………. 18
76 …………………………………………………………………………………. 57
79 ………………………………………………………………………………….. 75
80 ………………………………………………………………………………. 77
91 …………………………………………………………………………………108
96 …………………………………………………………………………………… 60
109,1-5.7 ………………………………………………………………………... 21
113B ………………………………………………………………………………… 24
114 ………………………………………………………………………………….. 103
117 ……………………………………………………………………………………. 9
118,41-48 ………………………………………………………………………… 34
118,49-56 ………………………………………………………………………… 48
118,57-64 …………………………………………………………………………. 63
118,65-70 …………………………………………………………………………. 80
118,73-80 …………………………………………………………………………. 97
118,81-88 ………………………………………………………………………. 114
118,105-112 ………………………………………………………………………. 6
120 ………………………………………………………………………………… 105
147 …………………………………………………………………………………… 94
150 …………………………………………………………………………………… 12
Conclusión …………………………………………………………………….. 120
42 comentarios
Teresa -
Es en los caminos donde Jesús ha construido esa estructura de amparo. La vida en esos caminos le ha hecho ver con claridad que la estructura religiosa y legal dejaba fuera de sus filtros a amplias capas de la población a las que él quería hacer una propuesta de dicha. Cuánta falta hace volver, una y otra vez, la mirada a Jesús y fijarla en él porque, como Iglesia que somos, parecemos reproducir aquella estructura religiosa y legal que sigue dejando fuera a quienes más necesitan acogida, amparo y consuelo.
Un amor compasivo es práxico, parcial y con una cierta militancia. Es decir, que exige el consabido ponerse en los zapatos del otro, siendo el otro el que sufre y necesita compasión.
CONCLUSIÓN. Eso tratan de avivar los salmos, el sentido, el deseo de vivir asimilando con la mayor humanidad que se pueda la dificultad del vivir. No se puede decir mejor.
El componente social de la espiritualidad sálmica no habría de estar nunca ausente del uso de los salmos. Les da una dimensión nueva que los anclan en la vida. Ya se ha visto, al comentar la dimensión social de cada salmo, la inmensa utilidad de este acercamiento: para la espiritualidad personal y para la vida.
La plegaria sálmica pone al orante en unión con todos los que avivan el fuego mediante la plegaria ( ). Todo un tejido orante que se entrelaza, dispuesto siempre a avivar la fe humilde y a sostener la certeza de que el camino humano es camino acompañado. ¿Acaso no es esto lo más bello de todo?
Teresa -
En tales rostros (los rostros heridos) ha ido Jesús buscando los rasgos del rostro de Dios. En su anhelo de vivir ha ido percibiendo al Dios de la vida; en sus orfandades ha entendido mejor que Dios era Padre; en su necesidad de acogida ha creído entrever al Dios que se busca un hueco en la mesa con pecadores . Sigue maravillándome contemplar a Jesús así, en un hondo proceso de búsqueda interior. Y sigue motivándome y atrayéndome mucho más que verlo, a secas, como Hijo de Dios.
Preciosa cita de Machado: Hasta que el pueblo las canta, / las coplas, coplas no son, / y cuando las canta el pueblo, / ya nadie sabe el autor. Esto tendría que aplicarse no solo a los cancioneros religiosos, sino también a tantas otras cosas en que se cuela el yo y debería pasar al olvido. Todo saldría mucho mejor.
(Continuará...)
Teresa -
Dame vida: la vida como ámbito de experiencia creyente. Una vida bien vivida y que merece la pena. Una vida plena.
Jesús ha querido crear en su vida escenarios cotidianos de bondad y de generosidad. Su gran aportación al hecho histórico no está en el lado de lo religioso, por más que ahí se halle también un valor. Es su aportación al caudal de la bondad histórica que riega el interior de la vida su más valiosa colaboración. Aunque hayamos acentuado tanto el lado religioso, lo cierto es que Jesús sigue siendo percibido por todos, creyentes e increyentes, y por quienes profesan otras religiones, como alguien extraordinariamente bondadoso con todos. Y es, seguramente, lo que más se aprecia y atrae de su persona.
Habríamos de hacer y aprobar un curso de amor a la vida ( ). Si no sabemos gustar esta vida, ¿cómo vamos a entender el disfrute pleno de una vida resucitada?. A veces, da la impresión de que se nos ha querido transmitir, con la mejor de las intenciones, todo lo contrario: que la mejor manera de disfrutar plenamente de una vida resucitada es pasando esta como de puntillas por todo lo que suponga disfrute.
Quien cree en la resurrección habría de contagiar el gusto por la vida. ( ) El gusto por la vida se contagia acompañando, consolando, apoyando, perdonando, relacionándose bien. No se puede expresar mejor todo lo expuesto sobre el gusto por la vida. Una hermosa oda a la vida.
(Continuará...)
Teresa -
La dignidad humana lleva a Dios más que cualquier otra creatura. Un tema, el de la dignidad humana, aún lejos de algunas sensibilidades más piadosas. Sin embargo, muy fácil de tratar con muchas personas de todo tipo y condición de nuestra sociedad, y con las que establecer un diálogo fructífero; incluso a nivel de fe.
En el grupo de Jesús hay personas ambiciosas, violentas, corruptas, desconfiadas, capaces de traicionar. Si a ellas se les propone la oferta es que Jesús salta el muro de la debilidad moral y conecta con la dignidad de fondo que hay en toda persona. Qué importante es detenerse en esto. También aquí, y sobre todo aquí, hay que seguir a Jesús.
El evangelio no es para buenos, sino para gente animosa. El tratamiento de lo moral vendrá después. Saltar ese muro ha tenido que ser un gran esfuerzo espiritual para Jesús, perteneciente a una cultura de fuerte componente moralista. Qué bueno es observar a Jesús desde esta otra ladera: la de su humanidad y humanismo.
Es la santidad del sufrimiento, que tiene una lógica distinta, pero más primaria, que la santidad de la virtud. Bellísima, y hondísima frase, de Jon Sobrino. Esta santidad cala más que la de los altares; se antoja más creíble y auténtica, más real.
No hacen milagros que interrumpen el curso de los acontecimientos, pero sí que obran el milagro de que la vida sea un poco más digna y más humana. ( ) su buen hacer queda en el fondo del tesoro de la vida. ¿Acaso hay mayor o mejor milagro? ¿Y mejor premio?
Esta podría ser llamada también santidad del sufrimiento porque la respuesta que da al sufrimiento ajeno desvela la enorme talla moral de esa persona. No está opuesta a la santidad de la virtud porque esta se ocupa muchas veces del sufrimiento de los demás. Pero lo suyo no es ahondar en el cielo de lo divino, sino en el abismo de lo humano. No se puede hacer mejor glosa al escrito de Jon Sobrino.
(Continuará...)
Teresa -
La confianza y la alegría son los verdaderos cimientos de quien quiere recorrer la senda de la Palabra. Para llegar a esa alegría honda el salmo dibuja todo un itinerario. Bellísima descripción de ese itinerario que recorre el corazón, la contemplación y la alabanza. Como siempre, no se puede decir mejor.
Yendo a niveles elementales, el mensaje evangélico se frustra porque no existe preocupación pedagógica. Esta es aquella que tiene como deseo vivo que, en primer lugar, el mensaje se entienda y, en segundo lugar, entre no solo en la cabeza sino también en el interior de la persona. Es cierto, en general no hay esta preocupación y sí bastante dejadez en este sentido. ¿Por rutina, por desconfianza en la capacidad de la gente, por falta de preparación, de ilusión, de motivación ? ¿No es elemental desear que todos se empapen y aprovechen de los tesoros de la Palabra proclamada y explicada?
(Continuará...)
Teresa -
Cuando se hable del grupo de Jesús siempre habrá que recordar la ilusión de los comienzos, el brillo de las primeras mañanas, el amor desde el inicio, asuntos anteriores a lo que reflejan los relatos evangélicos. No es que estos relatos den mucho margen, pero qué bonito e inspirador, qué ilusionante, es detenerse en todo esto.
Ni siquiera Jesús es modelo de nadie: es ánimo y fuerza, apoyo y amparo, sostén y aliento para caminar en una determinada dirección. Lo importante no será la imitación, sino el camino-con, la senda compartida, la siembra conjunta. Ya nos lo podían haber dicho antes. Menudo alivio, y qué liberación. Enfocar así el seguimiento es llenarlo de vida y de luz.
El Espíritu de Jesús apuesta cada día, en cada circunstancia por esta sociedad haciendo verdadero que su cometido mesiánico es dar vida. ( ) Ese mismo Espíritu es creatividad. ( ) La ruaj de Jesús empuja a un diálogo confiado con el hecho social. ( ) Si el Espíritu es viento que sopla donde quiere, hay que tener el vigor suficiente y la necesaria hondura en la adhesión a Jesús para exponerse a ese vendaval y para confiar en que, amparados por su mano, los creyentes saldrán reconfortados. Sencillamente, una maravilla.
(Continuará...)
Teresa -
No es obstáculo definitivo para el seguimiento la propia limitación. Se puede ser seguidor aunque no se sea del todo coherente, con tal de que no engañemos ( ) y con tal de que pidamos perdón cuando fallemos. También el seguimiento está hecho para los incoherentes, para los pecadores. Es un consuelo.
Seguir significa también escuchar, no solamente oír, ( ) escuchar más con el corazón que con los oídos, rumiar en el corazón, darle vueltas en ese interior donde se cuecen los sentimientos, las decisiones y los anhelos. Es hermoso contemplar así la escucha, formando parte del seguimiento, definiéndolo.
Es un Dios sin pretensiones de apropiación. No necesita fieles, ni seguidores obligados, sino personas que quieran estar con él y que consideren interesante e ilusionante su propuesta del reino. No roba nada a nadie, sino que aguarda a que le abran para entregarlo todo. Una auténtica paradoja: somos más bien nosotros quienes pretendemos apropiarnos de él y, además, de vez en cuando, hasta nos hacemos la ilusión de haberlo conseguido. Son los místicos, de ayer y de hoy, quienes mejor conocen a Dios. Y saben qué poco.
(Continuará...)
Teresa -
Habrán de pasar muchos años para entender a un Jesús que viene a decir que Dios no está contra nadie sino a favor de todos. No sé si todos los cristianos lo tenemos así de claro. Tal vez en teoría pero, en el fondo, aún anida en el imaginario colectivo que Dios tiene predilectos, y no precisamente los pobres y más pequeños (aunque se pregone porque queda bien y se lleva). Pocos creen, de verdad, que Dios está a favor de todos.
El conflicto puede ser constructivo, reconducido, encauzado de manera que los costes de la elaboración no sean desproporcionados con el cambio que se ha producido. Es importante asumir así los conflictos, dado que nos acompañan en nuestro caminar por la vida. Más vale aprender de ellos y crecer con ellos que dejar que dañen sin más.
(Continuará...)
Teresa -
Cualquiera que lea las páginas evangélicas puede deducir que la desigual lucha de Jesús contra el dolor acabó, no hay más que mirar a la cruz, en un tremendo fracaso. Pero su aportación al acervo de humanidad queda intacta. Por eso su fracaso es, en el fondo, un triunfo enorme. Eso quiere decir que todas nuestras luchas contra el dolor, por pequeñas que sean, aportan algo al acervo de humanidad, y no dejan de ser, tampoco, un pequeño gran triunfo aunque no resulten victoriosas.
Un modo de evidente desactivación de la Palabra se da en el uso que no pocos políticos hacen de la Biblia. Resulta inaceptable el enarbolamiento de la Biblia, como símbolo de la fe, para presentarse como aliado de la divinidad que apoya una concreta opción política. También hay sacerdotes, religiosos y laicos piadosos que desactivan la Palabra utilizándola para defender un rostro de Dios adusto y duro que persigue implacable a los pecadores.
Lo contrario a la Palabra desactivada podría denominarse, tomando la expresión de Francisco de Asís, como palabras perfumadas. Palabras para vivir de otro modo. Bellísima expresión.
(Continuará...)
Teresa -
Poco a poco, como baja la lluvia, el salmo quiere ir suscitando en sus lectores un amor fiel a la Palabra, un andar a su sombra, un sentirse siempre acompañado por ella. La maravillosa sensación de que es palabra viva.
De las palabras de Jesús parece derivarse también una propuesta de comprensión social distinta. Es la certeza de que se puede apuntar a crear una sociedad sobre mecanismos sociales diferentes. El más básico es el de la mera igualdad. No es en lo que más nos hemos detenido, en general, en la Iglesia, ni los cristianos. Pero es lo más inteligible en nuestro mundo de hoy y lo que más nos permite acercar posturas con todo tipo de personas.
Y también es muy útil una lectura social del evangelio porque, entre otras cosas, tal lectura devuelve el brillo al texto evangélico e ilumina las situaciones oscuras del presente colaborando a su asimilación humana. Una lectura mucho más enriquecedora, a todos los niveles, que una meramente piadosa o espiritual.
(Continuará...)
Teresa -
Las palabras de Jesús que nos transmiten los evangelios desvelan con claridad una vivencia de Dios muy distinta a la del AT y a la del judaísmo de la época. ( ) Un Dios para la ternura; algo así es el Dios distinto de Jesús. Un Dios así, en la medida en que podamos experimentarlo, sí se puede anunciar a todos. Ojalá la Iglesia, y nosotros con ella, seamos más y más capaces de dar testimonio del Dios de Jesús y no otro.
Es cierto que las páginas bíblicas contienen semillas de liberación para las mujeres. Pero son eso, semillas que es preciso sembrar en otra tierra, la de la secularidad, para que germinen. Interesante y buena tierra, la de la secularidad; tierra sagrada, también.
El lector de la Biblia desde la perspectiva de Jesús tendrá que ser censor, a su vez, de muchos pasajes de la Biblia. Eso supone relativizar la expresión Palabra de Dios y hacer un ejercicio de libertad, naturalidad y sentido común.
(Continuará...)
Teresa -
Este salmo ha de ser reelaborado por nuestra espiritualidad cristiana para que no sea más leña echada al fuego de la culpa. Totalmente de acuerdo, porque es una pena quedarse en esa primera parte, más penitencial, y no reparar o detenerse en la segunda, con esa descripción de la vida en la alegría de la salvación.
Desde luego, es hermoso contemplar a Jesús como un liberador de culpas.
Pero este señorío, si es que se considera una utopía sostenible, no va a venir llovido del cielo, sino que ha de ser construido pieza a pieza, esfuerzo a esfuerzo, alternando fracasos con éxitos. ¿Quién no sueña, desde lo más profundo de su ser, con ese señorío y envidia al poeta autor de Invictus: Soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma?
El evangelio marca las sendas de lo que puede llevar al señorío de lo humano más allá de la fragilidad. El mejor camino, ciertamente.
(Continuará...)
Teresa -
"La propuesta de Jesús apunta a un horizonte humano, a una sociedad alternativa. A muchos cristianos esto les parece poco. Creen que si no entra en la propuesta de Jesús el tema de la salvación eterna la cosa está coja". Así es, aún interesa a muchos, sobre todas las cosas, la salvación eterna, pero no una sociedad alternativa por considerarlo fuera del ámbito de la religión. Y todavía, lo que es social o político está fuera de lo espiritual. Sigue habiendo una profunda dualidad.
"Jesús se suma, se encarna en la gran corriente del caminar humano hacia su plenitud. (...) Su asumir el fondo de lo humano lo une a la gran fraternidad de las personas en su lado más humanizador. No es Hijo por su diferencia con lo humano, sino por su hondísima comunión con ello". Una visión así supera y trasciende, con mucho, la de una salvación solo posible (o privilegiada) en la Iglesia católica. Pero, no muchos católicos están dispuestos a asumir esto. Aún estamos encerrados en modos de fe muy estrechos. Triste paradoja, por cierto, cuando "católico" significa, precisamente, universal.
(Continuará...)
Teresa -
Jesús nos lo ha mostrado, que Dios acompaña siempre su camino vital (del orante), que no hace falta que lo llame porque siempre está ahí. Maravillosa certeza, que hace superflua, ciertamente, la petición de intervención por parte de Dios.
(Jesús) no ha funcionado con el requisito de la condicionalidad y, por lo mismo, no ha puesto requisitos para ser acogido y aceptado. Ni siquiera, por ello, ha exigido ninguna conversión o cambio de vida ( ) Nunca se ha puesto como referente moral ante los excluidos: él ha empatizado con ellos porque, de algún modo, pertenecía a su ámbito. En la Iglesia no hemos heredado estas actitudes de Jesús. No es extraña, pues, la desafección hacia ella.
El trato de Jesús con los excluidos tiene un componente de militancia que rara vez se subraya. ( ) se percibe el afán militante de Jesús por establecer mecanismos económicos distintos a los del uso social corriente ( ) Hablar de exclusión sin una militancia en el terreno práctico es casi hablar en el vacío. Es verdad, no suele subrayarse. Habrá que reparar más y mejor en ello.
Según este afán de venir de Dios a la historia, no hay más que una dimensión, la horizontal, la fraterna, en la que se ha metido Dios. Dios quiere que le amemos amando la historia en la que él habita. Sí, no puede haber más que una dimensión: la horizontal. Y una espiritualidad sin esquizofrenias.
(Continuará...)
Teresa -
El intervencionismo de Dios es sonrojante, su acompañamiento, no; su intervencionismo sería algo arbitrario, su amor no; su intervencionismo dejaría fuera las leyes de la física, su cuidado, no. Es cierto, el intervencionismo de Dios solo se sostiene ya en la esfera de la religión (no la espiritualidad) y la piedad. Fuera de ahí, cae por su propio peso. Solo los piadosos no lo ven.
Modificar el lenguaje de la intervención de Dios demanda cambiar el de la intercesión. ( ) Dios es benigno con la historia, ha hecho suyo nuestro camino, ha plantado su morada en la historia, ha cifrado su éxito en el nuestro, está a nuestro favor, no hay nada que temer, no se necesitan intercesores de ninguna clase. Todo se funda en ese maravilloso no hay que temer que no acabamos de asimilar. No acabamos de creernos al Dios de Jesús. Sigue siendo nuevo y el gran desconocido.
¿Qué sentido tiene estar repitiendo Señor, ten piedad decir que el alma de Cristo nos santifique pidiendo a María que ruegue por nosotros pecadores ¿Y qué sentido tiene recurrir a una multitud de intercesores cuando sabemos que somos hijos como Jesús, coherederos con él? Ninguno. Pero, ciertamente, suprimir estas expresiones se antoja, hoy por hoy, imposible.
Magníficas y brillantes las palabras citadas de J. Arregui sobre el Dios transpersonal. Sí, un Dios del que no haya que sentir vergüenza y con el que podamos dialogar con la cultura de hoy. Porque del otro, del intervencionista que necesita de intercesores, sí que siente una vergüenza ajena. Y a ese no se puede anunciar.
(Continuará...)
Teresa -
no te canses, sigue leyendo la Palabra, haz un pacto de amor con los salmos más allá de sus deficiencias, tienes en los salmos una fuente de espiritualidad y de alimento. Es cierto, y eso nos llevará a más y más pactos de amor con otros lugares de la Palabra donde hay también perlas ocultas que descubrir y gustar.
Si en algo son claras las palabras de Jesús que nos transmiten los evangelios es en pretender hacernos ver que su propuesta es, ante todo, una propuesta de vida social, más que una propuesta religiosa. Pues sí que hemos andado descaminados; y ahí seguimos.
Las palabras de Jesús que se nos han transmitido parecen ser una propuesta de confianza alternativa. Se pretende sustituir los pilares más sólidos de arraigo social por otros como la generosidad que lleva a dar y sobre todo a darse; la no acumulación que lleva al simple compartir Son propuestas, además, inteligibles para todos, creyentes o no, atractivas, que van abriéndose paso en la conciencia colectiva que busca, a pesar de todo, una sociedad más fraterna.
Las palabras de una fe viva son palabras con una experiencia dentro. Por eso son, a veces, palabras intuitivas, balbucientes, imprecisas. Una fe de palabras exactas no deja de ser una fe sospechosa. Qué duro resulta, a veces, escuchar hablar de la fe a quienes lo hacen con palabras exactas y consagradas, como si tuvieran a Dios superado o no supusiera ningún misterio para ellos. Y cuánto daño hacen a los débiles en la fe o alejados.
(Continuará...)
Teresa -
¿Qué lucha de fondo ha experimentado la realidad de Jesús para entrar por tales caminos? ¿Cuántas noches de oración han sido necesarias para acoger la posibilidad de un mesianismo entregado, darle vueltas y alojarlo en el corazón de uno que, como buen judío, estaba hecho para conectar con el mesianismo oficial? Estamos en los estratos más hondos de la elaboración del mayor conflicto que pueda alojarse en un interior como el de Jesús. Es muy enriquecedor acercarse al interior de Jesús así: un interior en conflicto, en discernimiento, en busca de luz. Nada ayuda tanto en el camino del seguimiento.
Podría tener eco una propuesta que hace palpable su interés por acrecentar la madurez personal. ( ) Trabajar la propuesta en ámbitos de secularidad lleva, indudablemente, a una maduración: la secularidad hace caer los ídolos, no la fe. ( ) La propuesta puede ser útil para el aprendizaje de la horizontalidad democrática ( ) algo beneficioso para quien hace la propuesta y para el contenido mismo del Mensaje. Son excelentes caminos, desde luego, para evangelizar, nunca mejor dicho, llevar la Buena Noticia, a una sociedad indiferente y nada interesada. Hay que buscar por dónde entrar; caminos comunes que sí quieran seguir quienes van a nuestro lado.
(Continuar...)
Teresa -
Jesús anhela el rostro de Dios viviendo su misterio. ( ) la expresión es compatible con la libertad de un Dios que no puede ser encasillado. ( ) El Jesús evangélico da la impresión de ser alguien que ( ) ha entrado en el misterio que envuelve la vida y lo ha sabido plasmar en actitudes y comportamientos que abrían a una realidad nueva. Tiene que ser difícil poner palabras al misterio porque, de otra manera, no sería tal. Pero, contemplar así a Jesús, en su conexión con él, en su forma de entrar en él, es muy esperanzador y hermoso.
El creyente en Jesús se ve arrastrado con él al misterio. Igual que él, también intuye que la realidad de Dios se le escapa. Pero, a la vez, percibe, más allá de los años y de una historia muchas veces alejada del evangelio, que Jesús le muestra y le entreabre las puertas del misterio. ¿Puede haber una experiencia más bella?
Este trabajo de búsqueda lingüística es reflejo del carácter buscador de lo humano sin el que la vida no sería posible. Y es, además, la puerta del asombro porque el lenguaje que busca no termina nunca de encontrar todo lo que busca y surgen a su lado situaciones en que se manifiesta el mundo que no somos, el mundo espiritual. Quien se cierra a la búsqueda se cierra, entonces, a lo humano y lo espiritual. Porque hay quien realmente lo hace, y sospecha de los buscadores. Una pena.
(Continuará...)
Teresa -
(La propuesta de Jesús) es la propuesta de una humanidad nueva, renacida, recreada. ( ) de honda confianza. ( ) de fraternidad social, no partidista ni religiosa. ( ) que se hace en base a la dignidad de la persona más allá de su condición moral, algo que aleja el juicio, la utilización y la imposición de condiciones a quien es débil. Una propuesta de relaciones de entrega ( ). No se puede decir mejor, ni de forma más inspirada e inspiradora. Si hay algo motivador, hoy en día, para cualquiera, tiene que ser una propuesta así.
Pero quizá su logro más modesto (del Vat. II) fue hacer ver al pueblo cristiano que la misión es inherente al hecho de creer y que, por ello, todo cristiano es misionero. ( ) Se estaba hablando de otra misión donde la propuesta de una fe vivida tenía más peso que la de una ideología que se quisiera difundir. Aún queda, entre las personas muy religiosas, la convicción de que hay que imponer la fe cristiana porque es la única verdadera, y de que esa es la auténtica misión. Ahí no ha calado el Vat. II. Son como los irreductibles galos de la aldea de Astérix y Obélix.
(Continuará...)
Teresa -
Jesús propone el perfil de un Dios justamente para los desposeídos de Dios. Evidentemente, no es el Dios del sistema, sino el Dios de impredecible comportamiento, generoso, tierno y perdonador, que ha hecho causa con quienes andan por los márgenes. Si se quiere conectar con él, es imprescindible el desplazamiento hacia el lugar de las pobrezas, la asunción de la causa de los pobres y su justicia no cumplida. Uf, qué lejos hemos andado del Dios de Jesús. Y aún nos queda incluso las oraciones de la liturgia muestran un Dios muy diferente del suyo.
¿Lo puede realmente todo? Este Dios que alimenta la teología es omnipotente por pura oposición al ser creatural. Pero ese no es el Dios de Jesús. Ni el Dios de la Palabra. Desde mi pequeña experiencia como catequista de niños de Primera Comunión, puede decir que ese, el Dios omnipotente, tampoco se lo creen los peques. Aunque solo sea porque no puede resucitar a sus abuelitos fallecidos. Elemental.
El creyente ha experimentado la impotencia de Dios en la densidad de su propia impotencia. Probablemente, esta es la experiencia más genuina de todo/a místico/a en cualquier época.
El recurso a la omnipotencia no ha servido a la causa de los pobres. Quizá el recurso a la pobreza de Dios pueda dar otro resultado. El recurso a la omnipotencia, evidentemente, no ha servido para nada. Pero, lo contrario puede humanizar nuestra relación con él.
(Continuará...)
Teresa -
La amistad con Jesús empuja en la dirección del abrazo ancho, de la inclusión, del universalismo. Este tipo de vocabulario implica una vivencia afectiva, jugosa, apasionada y tierna de la fe. Si uno entiende y vive su opción cristiana desde la limpia adhesión a unas verdades, es posible que todo esto no le diga nada. Preciosa manera de hablar del amor de amistad. Si se planteara desde ahí la vivencia de la fe, a lo Santa Teresa, sería mucho más fácil atraer a los demás a una experiencia gozosa del camino cristiano.
La fragilidad pasada por la prueba se vuelve resistente y útil para el servicio. ( ) La fragilidad descubre nuevas fuerzas, termina dando con nuevos horizontes, suscita alegrías impensables. Descubrir la fuerza en la fragilidad, como Pablo, es una de las experiencias más enriquecedoras de la vida; por eso hace crecer más que otras.
Así como la espiritualidad basada en el pecado destila una indudable hosquedad, la de la fragilidad es compatible con una indudable amabilidad. ( ) Se accede así al misterio de lo frágil, materia de la que está hecho el fondo de la persona. ( ) El pecado es una realidad sin meta; la fragilidad tiene por horizonte el logro de un amor pleno, aunque herido. Cualquier acompañamiento espiritual tendría que pasar por una reconciliación con la propia fragilidad. Sería un auténtico trampolín hacia una vida espiritual cimentada sobre roca.
(Continuará...)
Teresa -
De tu bondad está llena la tierra: Entender y vivir el camino humano desde el lado de la bondad. Todo un proyecto de vida evangélica profundamente saludable, en todos los sentidos, para uno/a mismo/a y quienes están alrededor.
Son la gente de la entrega por encima de cualquier situación difícil, los mártires de la bondad, aquellos que han puesto la bondad por encima del odio, del rechazo, de la persecución. Con estas piedras de bondad se construye el sueño de la ciudad nueva. Así se construye hasta un mundo nuevo; solo con gente que vive la mística de la bondad.
En ese caso, el que tiene los siete espíritus de Dios es el bueno por excelencia, aquel que ha hecho de la bondad social el sentido de su vida. Hay mucha gente así, más de la que parece. Y no son precisamente los más tontos: conocen perfectamente la realidad y a las personas, y lo que se puede esperar de ellas. Pero, han encontrado en la bondad la perla preciosa de sus corazones, y han tomado la decisión de vender por ella todo lo demás, de menor valor. Y se han convertido, ellos mismos, en un tesoro.
Tal vez para hacer más cercana la bendición, en hechos y lenguaje, sea necesario sintonizar cada vez más con la hermosura de cada día, con los valores cotidianos: ese don sagrado que se percibe en el propio cuerpo y en el de los otros, en las obras hechas en común y en conexión con otros para el bien de todos . Sí, hace falta prolongar la bendición, continuarla cada día y a lo largo de toda la vida. Es bonito sentirse responsable de que siga viva y operativa.
(Continuará...)
Teresa -
Dios es causa de alegría, de regocijo, de luz que se ofrece al creyente desde el amanecer. Provocar alegría, he ahí uno de los beneficios de la oración sálmica, hacer que el día cobre el gozo necesario para que las limitaciones y penas queden reducidas a su espacio y no lo ocupen todo. Curioso, porque se podría decir que, de ordinario, nos conducimos como si fueran las limitaciones y penas las que ocupan, por derecho, todo el espacio, y las alegrías las que, con suerte, quedan reducidas a ocupar un poco.
En los caminos palpó Jesús la densidad de lo real. ( ) Lo verdaderamente real era lo que latía dentro de las vidas oscuras de los destinados al olvido: su anhelo de libertad, su hambre de justicia, su derecho al amor, su sed de horizonte. ( ) Y su propuesta apuntó a esos niveles. Lo real, de ayer y de hoy, sigue siendo lo mismo.
Los caminos le enseñaron a construir una estructura de amparo. No una estructura organizativa sino, más bien, afectiva. ( ) En los caminos aprendió las lecciones más difíciles ( ) eran lecciones nuevas para un judío marcado por el legalismo reinante y por la apropiación que las clases dirigentes habían hecho de la realidad de Dios. Ojalá nosotros, como Iglesia y cada uno de los cristianos, hagamos el mismo aprendizaje por los caminos de la vida.
Dios ( ) es dador de ánimo porque él disfruta en la relación con sus criaturas. Qué poco nos lo han presentado así; y, en consecuencia, qué poco damos testimonio de él así. ¿Experimentamos que esto es una realidad, una maravillosa realidad?
(Continuará...)
Teresa -
Estar ante un Dios en silencio no quiere decir que se esté ante un Dios ausente, sino ante ese Otro que, por su peculiaridad, da sentido a la mía. Hasta en situaciones cotidianas puede resultar más cálida una compañía silenciosa que otra envuelta en palabras. Y en circunstancias difíciles o dolorosas, es mucho más profundo y empático el silencio que la palabra.
¿Cómo creer en un Dios que calla ante nuestras carencias, y que, callando, empuja a que seamos nosotros quienes las encaremos? ( ) De alguna manera Dios es, ante nuestra limitación, tan limitado como nosotros. ( ) ¿No es suficiente un Dios que nos sostiene y anima en nuestras carencias y en nuestros gozos? ¿Tiene que hablar porque de lo contrario ponemos en duda que esté con nosotros?. Bellísimas reflexiones, que hacen pie en una experiencia real de Dios.
Hundirse en el silencio de Dios es, quizá, la senda para dar con él. ( ) El silencio no les ha llevado al abandono (a los grandes místicos y a los humildes); los ha hecho más buscadores y más anhelantes. Así es.
Pero también hay que desvelar los lenguajes extraños de Dios: el casi olvidado lenguaje de los signos de los tiempos, ( ) el lenguaje estremecedor de quienes mueren sin haber recibido su cuota de alegría, de esperanza y de justicia; el estremecedor lenguaje de las lágrimas que nadie recoge ( ) Lenguajes vivos en los que Dios habla sin hablar. ¿No fueron muchos de estos lenguajes los que Jesús aprendió por las sendas de Galilea? Sin duda. Y son los lenguajes que más aprenden los místicos de todos los tiempos.
(Continuará...)
Teresa -
Jesús murió tan pobre como vivió. Le encontró sentido al servicio y se definió como uno que sirve. ( ) La alternatividad debía ser una característica del seguidor de Jesús. Si de algo queda libre la persona de Jesús es de su afán por el dinero. La posesión de bienes, incluso con la excusa de que son necesarios para la misión de la congregación, sigue siendo una asignatura pendiente y mal resuelta; a la vez que un anti testimonio para la gente que nos rodea y entre la que vivimos. Mucho mejor, por cierto.
Desde el punto de vista evangélico y social, tu dinero no es solamente para ti ( ) Es una exigencia de nuestro ser familia humana y de nuestro ser familia creyente. Pero, eso es precisamente lo que falta: la conciencia profunda de ser familia humana.
Y, junto a la generosidad, la sencillez de vida. ( ) No se trata de racanear, sino de moderarse. Difícil, en tiempos marcados por un consumismo feroz que no hace sino crear necesidades falsas y va en dirección contraria a la sencillez de vida. Pero, siempre queda abierto el camino a la experiencia del gozo que se encierra en despojarnos de lo que no es esencial (y hace que brote) lo que es importante.
(Continuará...)
Teresa -
Triunfar es vivir en la órbita del amor, haber entendido que amar y ser amado es suficiente para dar por buena la aventura humana. Y, llegar a la madurez de la vida con ese convencimiento ya es algo.
hay gente buena, también entre los ateos. Y gente muy cruel, también entre los más piadosos.
Para elaborar una mística de resistencia es mejor apoyarse en la evidencia del bien que en la generalización del mal. Es cierto, la evidencia del bien siempre estará ahí, por pequeña que sea.
El amor puede ser el corazón de la resistencia cuando no es contra nadie, sino a favor de todos. Que el salmo vaya por otro camino no impide nuestra elaboración espiritual. Pero es necesaria una adecuada pedagogía e introducción a los salmos para poder orar con ellos y no desecharlos por inadecuados; para poder extraer de ellos las perlas que encierran. Encerrarlos en que son Palabra de Dios no invita a una elaboración espiritual personal.
Es preciso hacer acopio de fortaleza interior para asimilar lo mejor posible las exigencias del Evangelio. Jesús ha encajado esto con una fuerza increíble. ( ) Jesús cuestiona lo incuestionable. ( ) Algo que caracteriza a Jesús es el despojo de toda grandeza: un Mesías pobre, sin grandeza, sin brillo, sin gloria. ( ) Un Jesús que se entrega en toda su generosidad, que encaja el designio del Padre con todas las consecuencias. ( ) El amor es lo que ha hecho a Jesús resistente, la entrega es la que le ha llevado a no quebrarse, su hondísima generosidad es la que ha hecho que no exigiera nada, ni siquiera nuestro agradecimiento y amor. Contemplar así a Jesús empuja a anhelar un proyecto de vida como el suyo, a seguirle. Ojalá, en la vida religiosa, no se pierda nunca la fuerza y la ilusión de los sueños.
La lenta marcha del mundo hacia su humanización debe mucho más a los perdedores que a los triunfantes vencedores. Supongo que no se percibe así desde la superficialidad, pero sí desde la sabiduría.
(Continuará...)
Teresa -
La profundización en la Palabra como tarea permanente de la fe. Y la búsqueda de pequeñas perlas ocultas en ella.
Hace falta silencio, espacio, amplitud y hondura para poder escuchar la voz de quien habla en susurros, en sugerencias, el lenguaje callado del amor. No se puede expresar mejor. Abordar la oración desde la propia palabra, olvidando el silencio y la escucha, la aboca a una triste deformación.
Brillante y magnífica reflexión sobre las palabras prestadas que necesita la fe, las palabras propias elaboradas a fuego lento, como resultado de experiencias de fe personales cocidas en el horno del propio corazón, las palabras con creatividad, riesgo e imaginación.
(Continuará...)
Teresa -
Ciertamente Jesús nunca dejó en la estacada a sus discípulos aunque eso fuera parte de la causa de su ruina; pero con ellos anunció la posibilidad del sueño de la sociedad nueva que albergaba su corazón. Estuvo con ellos/as hasta llegar a ser uno de ellos/as. Jesús acompañante: ciertamente, merece la pena profundizar en esto.
Una propuesta vocacional ha de hacerse desde la generosidad, no desde el egoísmo institucional. ( ) Generosos en tiempo, en entrega, en casa y corazón abierto, en escucha, en acompañamiento, en vida ofrecida. Sí, aquí la generosidad ha de ser el primer mandamiento. En la vida contemplativa de modo especial, porque, si falla, ni siquiera hay una institución por la que mirar: todo se queda en un solo convento, y resulta mucho más patético.
(Continuará...)
Teresa -
La luz interior ( ) es una construcción, un proceso, un camino que hay que andar. Todo ello para sortear el riesgo de vivir en oscuridad y lograr ir haciendo que la luz brote en el interior de la persona. Bienaventuradas las personas luminosas que irradian, a su alrededor, un pequeño haz de luz, sean conscientes de ello o no; y atraen a los demás a ese camino interior en busca de la propia luz.
Jesús es iluminador porque ha sabido conjugar su propia tiniebla histórica y la luz del sentido del amor. Ese es, precisamente, el camino que cada uno de nosotros está llamado a recorrer. Es una suerte que Jesús lo haya hecho primero.
El creyente percibe la posibilidad de un camino nuevo de oración unido a la iluminación sobre sus situaciones de vida, personales y sociales. No lo entiende ya desde la mecánica orante, sino como herramienta de discernimiento y de ánimo para su vida cristiana. ( ) oración y vida social no son dos cosas contrapuestas sino llamadas a fecundarse. Aunque subrayo esto, todo el párrafo sobre la oración y el discernimiento en esta materia es muy bueno.
(Continuará...)
Teresa -
Así es la propuesta del sueño de Jesús: no está condicionada por la religión, ni por la aceptación de una moral, ni por suscribir un contrato de obediencia con alguna autoridad. Es promesa de total generosidad, no delimitada por ningún previo ni por parte del donante ni por la del receptor. Promesa que abraza y abarca a todo lo que vive. El sueño de Jesús no funciona con condicionamientos y limitaciones, con cláusulas previas y con requisitos obligatorios. Es otra su dinámica, la inencajable dinámica del amor. Qué maravilla Pero también, cuánto nos hemos alejado, como Iglesia y como vida consagrada, del sueño de Jesús. ¿Por qué se habrán distanciado tanto nuestros derroteros de los suyos?
El muro con el que, a veces, se topa la vida parece indicar que, en no pocas circunstancias, las posibilidades de crecer, de vivir, de amar no existen. Pero el sueño de Jesús desvela que siempre hay un margen de posibilidades. Es bueno dar testimonio de esto; ser testigos de este sueño y de este margen de posibilidades en una sociedad amenazada por la desesperanza más profunda.
Cuando, debido al relativismo o a la endeblez de la vida, la pregunta por la verdad, por el sentido, se nubla, la fe en Jesús sostiene que hay sentido en esta existencia por limitada que se quiera. Es la fe que mueve montañas.
La humanidad (la buena relación) y la fe (la espiritualidad) pueden ser semillas adecuadas para ese campo vacío. Seguro que sí.
(Continuará...)
Teresa -
Una fe biográfica en la que se ha aprendido a Jesús por uno mismo, no por la mediación de otros, aunque esto, sin duda, puede ayudar. Siempre que se queden en eso, en mediaciones, y potencien y empujen a la fe biográfica. No sé si eso se ha tenido en cuenta, o se ha valorado lo suficiente, en la vida religiosa.
Los trabajos de fe de Jesús han sustituido las preguntas por la certeza, simple pero sosegante, de que Dios hacía camino con él en cualquier vicisitud por la que pasara su vida. A lo mejor es el camino hacia una fe madura que todo creyente ha de recorrer.
La medida de una correcta orientación es la humanización. Cuanto más humano, mejor orientado. Por eso mismo, la reorientación es siempre la recuperación de los valores más humanos. Y la desorientación solo lleva a una progresiva deshumanización.
¿De dónde sacamos fuerza para lograr una correcta reorientación? La fuerza es el amor. Quien ama, encuentra resortes para reorientar sus caminos, encuentra ánimo más que razones para cambiar de rumbo. Por amor se es capaz de abandonar sendas agotadas y percibir horizontes nuevos. No se puede expresar mejor; ni hacerlo desear más.
(Continuará...)
Teresa -
Las estrofas, por repetitivas que parezcan, siempre contienen una perla. La de este trozo podría ser: serán mi delicia tus mandatos. ( ) un disfrute, un gozo. Disfrutar con la Palabra. Ojalá se nos pegue algo. La verdad, es que se nos ha enseñado muy poco a disfrutar de la Palabra y a encontrar en ella esas perlas escondidas que, a veces, pasan desapercibidas entre tanto follaje. Así que, bienaventurados los que sí hacen de guía en esta hermosa tarea.
Siempre es nuevo este salmo tan feo, si se lee con alma y con amor a la Palabra. Lo dicho: una pequeña y sabia indicación, y el salmo adquiere una hermosa novedad en vez de ser relegado o desdeñado. Es el arte de desbastar un bloque de mármol y sacar una bella figurita.
Un Jesús proclive al disfrute porque está cerca del corazón. Menos aún se nos ha hablado de un Jesús que disfruta. Si se ahondara más en esto, a lo mejor más personas podrían apagar en él su sed de vida en vez de huir despavoridos.
Los disfrutes espirituales son útiles para una experiencia viva de la fe: la oración deseada, la eucaristía compartida, la Palabra degustada, la Iglesia entendida y vivida como casa de amparo y de gozo. Y el mejor testimonio que se puede dar como creyentes en Jesús.
En la fraternidad de la VR, de las familias y los grupos de fe, no hay nada más gratificante que experimentar el gozo de caminar juntos, como experiencia humana y espiritual. Nada que nos haga crecer más de modo integral.
Si no disfrutamos de nuestra sociedad, ¿cómo les podremos hacer, llegado el caso, una oferta de espiritualidad cristiana? Buena pregunta.
(Continuará...)
Teresa -
Israel siempre ha querido conectar con Dios y por eso ha creído que su presencia se adensaba en el Templo. Sigue siendo el gran anhelo de muchas personas, todavía; aunque crezca el número de las indiferentes. Lo triste es que muchos cristianos aún no hayan superado la idea de que Dios está más presente en el templo que en ningún otro sitio. Y mucho más ahí que en todas las personas.
Es la imagen de un Dios postrado, mendigando que entremos por el servicio, rebajado hasta tener que solicitar nuestra colaboración en la espiritualidad del servicio, sin gloria, sin brillo, socialmente humillado, tocando los pies de un pobre. Para Jesús, la gloria humilde no está en el Templo, sino en el servicio entregado. No es el rostro de Dios que transmite la Iglesia; ni nosotros, los cristianos. Hay honrosas excepciones, claro. Pero, en general, no es eso lo que percibe la sociedad. Cuando caminemos más en esa dirección, nuestro testimonio será más elocuente, aunque no tenga palabras, y más luminoso.
La gloria no está, pues, en el número, sino en la hondura de la entrega. Es cierto; pero luego, cómo nos desaniman los números pequeños
(Continuará )
Teresa -
Bellísima exposición de la búsqueda de Dios. Subrayo esta parte: No es que esta dirección (hacia dentro-abajo) atrape el misterio. Pero sí que se tiene la certeza de que uno está bien situado ante él y por eso mismo, no ha de extrañar que los caminos de la historia queden más expeditos, más llenos de sentido. El caminar histórico del creyente adensa su sentido, se hace más unitario y más gozoso.
Muchos han formulado esta búsqueda como un dejarse buscar. Y al dirigirse hacia lo profundo se ablandan las resistencias humanas ( ) de tal manera que ni siquiera las barreras religiosas llegan a ser impedimento. Sería muy interesante profundizar en esas barreras religiosas que llegan a impedir, ¿en más ocasiones de las que podemos imaginar?, un auténtico encuentro con Dios. Por eso resulta tan gratificante y enriquecedor acercarse a la mística de esos buscadores alejados del sistema y sus estructuras, de lo religioso. Porque su experiencia y el relato que hacen de ella es de una transparencia cautivadora, de una frescura que arrebata y de una autenticidad que sobrecoge.
Se puede sentir estremecimiento ante una fe que no busca. Tal fe se apaga en su oscuridad más honda Renunciar a la búsqueda es resignarse a un estilo de fe que vive de prestado Renunciar a buscar lleva a un discurso teológico repetido Un consuelo para los buscadores, porque es verdad que la búsqueda, con todos sus sinsabores se vive como ese fuego sagrado que es la pregunta profunda, la luz añorada, la conexión de lo que se cree con el escenario actual.
(Continuará...)
Teresa -
No es difícil que, con los años, la vida cristiana vaya perdiendo su sabor, su encanto. Es entonces cuando entran en juego los sueños como activadores de la mística. Esta, sin los sueños, termina apagándose, diluyéndose en el gris sobre gris de la mera organización, del pensamiento oficial. A lo mejor es que, al principio, ese sabor y encanto parecen colmar los deseos del creyente; y el correr de los años deja al descubierto su caducidad. Los sueños son, entonces, los únicos que pueden rescatar el proyecto original, ya purificado de fantasías, y dotarlo de autenticidad.
Por ello, la compasión que anida en la mirada de Jesús, en la mirada de Dios, deja claro que el camino de la historia, incluidas sus limitaciones, tiene sentido porque anida en él la llamada a la vida. Mirados para sostenernos en la vida, esos son los resultados espirituales de la búsqueda de Jesús. Bellísimo párrafo sobre la mirada de Jesús, aunque solo subraye este final. Lo hago, porque a la mirada de Jesús une la compasión, el camino de la historia, la vida y sus búsquedas espirituales.
(Hay que mirar) el lado humano de nuestros caminos. (Se trata de) descubrir en las sendas de la vida ese lado espiritual, profundo, interesante. Ojos abiertos para crecer en humanidad. En caso contrario, la persona se queda a medio camino, canija. Como el que se conforma con ser gallina habiendo nacido águila.
(Continuará...)
Teresa -
El mesianismo pobre de Jesús irá por otro camino. Menos mal. El caso es que, todavía, no nos hemos enterado.
Algo de eso pasa con la atribución mesiánica de los títulos cristológicos cristianos: se entiende y se celebra a Jesús como mesías de la humanidad desde el brillo y el poder religioso, desde el anhelo de reconocimiento por todos los pueblos de la tierra. Es decir, que el cristianismo ha entendido muy poco a Jesús.
El Papa Francisco viene a decir en FT que el único mesianismo es la dignidad humana. Tan puesta en valor por unos y según en qué lugares, y de tan poco precio, o ninguno, en otros.
No es una opción posible vivir indiferentes ante el dolor, no podemos dejar que nadie quede a un costado de la vida. Esto nos debe indignar, hasta hacernos bajar de nuestra serenidad para alterarnos por el sufrimiento humano. Eso es dignidad. Una convicción así y una experiencia como esta ha marcado la diferencia entre los santos y los demás.
(Continuará...)
Teresa -
Salmo para acercar a los pobres a la espiritualidad dominical, ya que están ausentes de la Eucaristía. Es cierto, en la Eucaristía solo están presentes los más piadosos y practicantes.
¿Dónde aprendió Jesús lo necesario para llegar a decir que los pobres son bienaventurados? Se aprende mucho más de Jesús acercándose a él así, contemplándolo pobre, que de cualquiera otra manera. Es mucho más ilusionante y apasionante contemplar a Jesús en el duro aprendizaje de la pobreza que, a la fuerza han de hacer los empobrecidos, que detenerse en un Dios del brillo, del poder y de los vencedores.
La espiritualidad de la pobreza habría de ser cambiada por la preocupación por las pobrezas. Sí, esas que nos muevan y deriven en conductas prácticas además de conmovernos.
Para la VR el viejo voto de pobreza habría de evolucionar en voto de mayordomía (de buena gestión evangélica) y de generosidad. Uf, cuánto camino por recorrer
El trabajo continuado y acrecentado en la madurez de la vida por llevar una vida simple puede ayudar mucho a entrar en la órbita de las pobrezas. La sencillez de vida aclara mucho las cosas y deja las preguntas desnudas delante del seguidor de Jesús. Un buenísimo apunte.
(Continuará...)
Teresa -
Estamos ante uno de los poemas mejor logrados y ante una de las oraciones más piadosas de la antigua alianza. ¿Qué orante no se ha conmovido con él, no lo ha escogido muchas veces como cauce de expresión para su oración?
En esta vida entregada está el quid del ser mesiánico de Jesús: lo suyo no es desvelar verdades, ni proponer legislación, ni establecer dominios, sino ( ) dar la vida en modos de total generosidad. Si todos los pastores del Pueblo de Dios lo hubieran sido de este modo, al estilo de Jesús, qué distintas hubieran sido y serían muchas cosas en la Iglesia. También, cómo no, si todos los que nos llamamos seguidores de Jesús entregáramos la vida como él.
Por suerte, la comunidad cristiana va elaborando estructuras compasivas en lugares donde el dolor es un elemento insuperable. ( ) Son estructuras compasivas humildes que no chocan con ninguna ley y que derivan de aquella mística que llevó a Jesús a echarse a los caminos. Sí, son estructuras ligeras de equipaje y que, por eso mismo, funcionan; con una vocación de servicio y un espíritu de entrega encomiables.
Puede incluso ayudar notablemente a soñar con una estructura compasiva de comunidad cristiana que anda por los caminos sociales el trabajo de los legisladores que han entendido que la persona está por delante de la ley y que su tarea no es tanto preservar las leyes cuanto ayudar a la felicidad de la persona con la herramienta legal. Bendito sueño.
(Continuará...)
Teresa -
El orante intuye que ahí se encierra el misterio de Dios (en el cosmos) consciente de que toda creatura lleva de algún modo el soplo de Dios, su alma. Es hermoso, contemplar así todo lo creado y encontrar en cada creatura ese soplo. Por eso, hay mucho camino que recorrer para volver a la comunión a que estamos llamados con todas ellas.
La pasión por una comprensión nueva del cosmos ha de ser algo que interese a la comunidad cristiana. Es verdad, y no puede ser de otra manera, dados los avances que se suceden, cada vez más rápidamente, y los nuevos descubrimientos en esta materia. Pero, también es verdad que la perplejidad en los creyentes, por la herencia recibida a la hora de interpretar todo lo referente al cosmos, es directamente proporcional a la magnitud de dichos avances y la novedad de los conocimientos.
(Continuará...)
Teresa -
Si la historia no toca la espiritualidad, tiene el peligro de convertirse en una enajenación. Si ( ) no incide en la teología, esta corre el riesgo de entrar en un manicomio de verdaderos desajustes. Por ello la historia es la que salva a la espiritualidad y a la teología de sus excesos. No se puede expresar mejor. Pero, cuánta falta hace, todavía, asimilar esto desde la espiritualidad y la teología. Una verdadera paradoja, por cierto, ya que muchos auténticos y reconocidos espirituales y teólogos se han distinguido, precisamente, por haberse encarnado profundamente en la historia.
Tomarse en serio al Jesús de la historia no puede llevar sino a un aprecio hondo de su persona, a poder elaborar un verdadero enamoramiento de él que nos lleve a agradecer y construir nuestro camino de vida, nuestra opciones más valiosas. Desde luego, solo podrá hacerse relativizando, y mucho, la divinidad de Jesús. Una pena, quedarse anclado en ella.
Una maravilla, ser capaces de leer nuestra historia desde el horizonte de la fe y el ángulo de la oración. En realidad, esa tendría que ser la capacidad natural de todo creyente por el solo hecho de serlo.
La certeza de que los planteamientos de la fe mezclados a la historia ganan en credibilidad y en razonabilidad, lo que habría de dar al creyente la sensación de mejor pertenencia al mundo y al no creyente la seguridad de que las religiones podrían aportar valores a la construcción del hecho humano. Se podría establecer así el mejor diálogo y convivencia posibles entre creencia e increencia.
La alegría de saber que hay acceso a Dios en el cauce de la propia historia y que ahondar en ella, amarla, cuidarla, transmitirla en el mejor estado posible, es la gran obra que creyentes y no creyentes pueden hacer para responder al amor del Padre que se vuelca a la vida. No se puede decir mejor.
(Continuará...)
Teresa -
El salmista supera una fe sociológica y elabora una fe de opción, la que se construye día a día caminando en la senda de la Palabra. Optar por Dios es construir día a día un proceso cristiano, trabajar en cada jornada el seguimiento de Jesús. Me apunto a una fe de opción y de proceso cotidiano. Creo que es la más real que hay. Probablemente, la única.
Jesús no es solo creyente para otros, sino también creyente para sí mismo; no solamente ofrece el mensaje a otros sino que él elabora mensaje para su propia necesidad espiritual. Comprender a Jesús como un creyente no es solo afirmar lo evidente, sino que es asomarse y valorar maravillados los trabajos de fe de quien es revelador de la relación con Dios. Si de alguna manera se puede crecer como creyente, es contemplando así a Jesús.
Por la fragilidad argumental, el misticismo desencarnado o el sectarismo, hay cristianos que sienten vergüenza cuando oyen hablar de Dios. ¡Me pasa a mí! Y no precisamente con la gente sencilla. Me pasa más a menudo con las personas consagradas. Y eso, además, duele.
Un lenguaje de fe nuevo solamente será posible desde la experiencia. Puede ser que la propia ( ) no sea muy rica. Pero hablar desde esa pobreza será mucho más eficaz y honrado con lo real que hacerlo desde supuestos que no son propios. Solo desde ahí se puede anunciar algo, dar testimonio de algo o transmitir algo.
(Continuará...)
Teresa -
El Nazareno está vivo. Está vivo, no importa cómo ni dónde. Está vivo porque su palabra permanece y permanecerá en el alma de aquellos que vieron su vida transformada al escucharle. Estos, los transformados, son los que pueden hacer que Jesús siga viviendo en más, muchos más.
Este tipo de palabras sociales tienen un cada vez más amplio sector de público que las escucha, por más que no sea aún mayoritario. Sí, y el terreno común será, de esta manera, cada vez mayor; y el de los intereses de todos. Así, el diálogo y el entendimiento llevarán camino de ser, verdaderamente, globales.
Conectar las palabras de los evangelios con las palabras sociales es una tarea al alcance del creyente. Y la manera de mantener viva la palabra evangélica, para que dé fruto y haga arder los corazones.