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FIAIZ

Juan 118

CVJ 

Domingo, 7 de octubre de 2012

 

VIDA ACOMPAÑADA

 Plan de oración con el Evangelio de Juan

 

118. Jn 17,20-23

 

Introducción:

 

                Hoy más que nunca nos acecha el llamado “pensamiento único”, cuyo máximo representante es el neoliberalismo. Todo el mundo tiene que pensar igual, sentir igual, comportarse igual. Y, eso sí, siempre dentro de los parámetros del sistema. Nunca hubo tanto peligro de “ser uno” siendo nadie a la vez. Pero frente a esta terrible orientación, hay muchas personas que no se resignan a perder su diferencia, su diversidad, su manera alternativa de entender la vida, su visión diferente de la política, su idea de sociedad de corte social. Los movimientos sociales que recorren las calles de los países atropellados por el pensamiento único y por la economía única son más fuertes que nunca. Ser uno al precio del olvido de la diferencia personal es un suicidio social.

                Y he aquí que el Evangelio habla de “ser uno” y de que para ello ruega Jesús al Padre. ¿Qué quiere decir esto? Por supuesto nada tiene que ver con el planteamiento del pensamiento único del que hemos hablado. Quiere decir que Jesús aspira a sque seamos uno en humanidad, lo que conlleva el mantenimiento y el respeto a la diversidad. Ser uno en humanidad demanda mirar en la dirección del otro, postula respetar las características y modos de vivir del otro. Más todavía: pide que acojas y en alguna forma hagas tuya la vida, tan diversa, del otro. Ser uno en humanidad no se va a lograr uniformando e imponiendo un pensamiento único, sino respetando la manera de ser y uniendo las diversidades para que el bien de todos prospere. Cuando Jesús pide y sueña con “ser uno” está apuntando a la realidad fraterna de una sociedad respetuosa, valorativa del otro, en creciente buena relación. Un sueño que todavía sigue vivo en muchos corazones

 

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Texto:

 

20No sólo por ellos te ruego,

sino también por los que creen en mí

por la palabra de ellos,

21para que todos sean uno,

como tú, Padre, en mí y yo en ti,

que ellos también lo sean en nosotros,

para que el mundo crea que tú me has enviado.

22También les di a ellos la gloria que me diste,

para que sean uno,

como nosotros somos uno:

23yo en ellos y tú en mí,

para que sean completamente uno,

de modo que el mundo sepa que tú me has enviado

y los has amado como me has amado a mí.

 

 

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Ventana abierta:

 

 

 

                Este es el conocido grupo de percusión MAYUMANÁ. Quien haya asistido a alguno de sus espectáculos habrá comprobado cómo son un ejemplo gráfico de unidad respetando la diversidad. Su unidad está en la obra común que realizan; todo está en función de ella, todos sirven al mismo fin, todos colaboran en un logro común. Pero ahí se integra la diversidad: visten distinto, se peinan distinto, sonríen de forma diversa, se mueven en libertad, hasta a veces se equivocan y eso también queda integrado en el conjunto. Quizá la frescura del espectáculo viene justamente por ese toque de respeto a la diversidad. Quizá por eso su obra común resulta atrayente.

                Oramos: Gracias, Señor, por quienes respetan lo diverso y aman lo común; gracias por quienes se ofrecen a lo común relativizando su diversidad; gracias por quienes aman la alegría común.

 

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Desde la persona de Jesús:

 

                Jesús habla en su oración de que seamos “completamente uno”. Porque, por lo visto, se puede ser uno a medias, con desgana, con rutina, en plan pasota. Pero Jesús quiere que seamos uno, que seamos comunidad, con alma, con anhelo, con gusto, con entrega, hasta anhelar ser completamente uno. Para ello es preciso ser generoso y estar dispuesto a compartir con el otro algo de lo más valioso de mi vida. Mientras que  elafán de darse no esté activado, ser completamente uno resultará muy difícil.

                Oramos: Que nos entreguemos cada vez más más para ser uno; que nos apoyemos cada vez más para ser uno; que salgamos de la rutina cada vez más para ser uno.

               

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Ahondamiento personal:

 

                La aceptación de la diversidad es un ejercicio que hay que hacer diariamente, es una opción de todos los días, sobre todo con aquellas personas y realidades que viven más cerca de nosotros/as. Es una gimnasia dura pero muy saludable. Quizá una manera de hacerlo sea no dar importancia a lo que es relativo y centrarse en lo que es esencial. Efectivamente, muchos disgustos a la hora de la aceptación del otro vienen porque nos molestan ciertas maneras de ser que, en definitiva, no son esenciales. Relativicémoslas, y demos importancia a lo esencial en lo que, probablemente, estaremos unidos.

                Oramos: Que valoremos lo esencial y seamos flexibles con lo relativo; que no nos enzarcemos en disputas estériles; que disfrutemos de lo que nos une con sencillez.

               

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Desde la comunidad virtual:

 

                No podemos negar que en nuestra comunidad virtual hay una indudable unidad y un respeto por la diversidad. A lo largo de estos años ha habido unidad en la cercanía, en la Palabra compartida, en las convivencias. Y, a la vez, hemos sabido respetar la diversidad de ritmos, de presencias, de cercanías, sin imponer absolutamente nada. Es una manera práctica de confirmar el anhelo de Jesús de ser uno en el respeto al diverso.

                Oramos: Que no nos cansemos de respetar al diverso; que valoremos nuestros caminos de unidad; que sintamos el gozo de ser comunidad en la virtualidad.

               

 

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Poetización:

 

Siempre soñó en la nueva humanidad,

en el tiempo del gozo común,

en la enorme alegría del gozo compartido,

en el anhelo de la vida entrelazada.

Nunca le abandonó ese sueño.

Y  por ello se enfrentó

a quienes oprimían en nombre de las leyes,

a quienes se imponían con la fuerza de las armas,

a quienes unificaban con tradiciones inhumanas.

No había oído hablar del pensamiento único,

pero su espiritualidad de respeto y amor

era un muro contra tal pensamiento.

Sus discípulos no le entendían

porque, a su manera,

ellos pretendían también

imponerse para medrar.

Por eso, tuvo que rezar por ellos

para que fueran uno sin avasallar,

para que fueran uno amando,

para que fueran uno respetando,

para que fueran uno compartiendo llantos y gozos,

para que fueran uno

en la sinfonía de la diversidad de corazones.

Todavía nos es útil su oración

porque aún nos cuesta ser uno

respetando la diversidad.

 

 

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Para esta semana:

 

                Trata de ser flexible y tolerante con la manera de ser diversos de quienes viven contigo.

 

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