Filipenses 12
CVF
Domingo 11 de enero de 2015
VOLVER A JESÚS
Plan de oración con Filipenses
12. Fil 3,1-6
Introducción:
Días pasados Francia y todo el mundo vivieron un episodio más de fanatismo. Hay opiniones para toso los gustos, dependiendo de en qué lado se sitúe uno. Pero lo cierto es que el fanatismo acompaña a todos, sean personas religiosas o no y que tenerlo controlado es todo un trabajo. No vale invocar libertades que yo me atribuyo. Ahí está el otro con su manera de ser y eso hay que considerarlo también. Maloof hablaba hace muchos años de las “identidades asesinas”.Las llevamos todos dentro: es eso que hace que yo quiera imponerme al otro por la fuerza, por el escarnio, por el menosprecio, por el olvido. Y hacer de eso mi identidad, mi razón de ser, eso es fanatismo. Por eso mismo el fanatismo invade no solamente el campo de mis ideas religiosas o políticas, sino el campo de mi vida cotidiana. La tolerancia, el diálogo y el respeto son las únicas medicinas posibles.
Es que en el texto que tenemos delante esta semana aparece el Pablo más humano y hasta “fanático” de Jesús. Es cierto que, en el contexto, se entiende: un grupo de partidarios de la ley le estaba haciendo la guerra continuamente. Pablo explota y los llama “perros…malos obreros…mutilados (aludiendo a la circuncisión). Habría que decirle a Pablo: ese no es el camino; aunque no te convenza su actitud hay que buscar vías de diálogo. ¿Cómo después va a decir que pone su gloria en el Mesías, si ese Mesías habla de de amor, tolerancia, aguante, respeto? Pablo no acierta en el camino. Y menos todavía cuando aduce que él es “más” que sus detractores. Hay que buscar otros caminos; hay que tener mucho cuidado de las mentalidades ajenas, no por miedo o cobardía, sino por respeto. Todo un camino por recorrer.
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Texto:
3,1Repetiros lo ya dicho otras veces no me cuesta a mi nada y a vosotros os dará seguridad. 2¡Ojo con esos perros, ojo con los malos obreros, ojo con la mutilación! 3Porque los circuncisos somos nosotros, que damos culto con el Espíritu de Dios y que ponemos nuestra gloria en el Mesías Jesús sin confiar en lo propio nuestro. 4Aunque lo que es yo, ciertamente tendría motivos para confiar en lo propio, y si algún otro piensa que puede hacerlo, yo mucho más: 5circuncidado a los ocho días de nacer, israelita de nación, de la tribu de Benjamín, hebreo de pura cepa y, por lo que toca a la Ley, fariseo; 6si se trata de intolerancia, fui perseguidor de la Iglesia, si de la rectitud que propone la Ley, era intachable.
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La sociedad nos ayuda a volver a Jesús:
Esta foto recoge el momento en que, en Paría, una fila de ciudadanos se presta a adquirir el semanario satírico “Charlie Hebdo” que ha sido víctima, días atrás, de un sangriento atentado. Es algo reprobable de todo punto de vista. Pero la libertad de expresión es algo trabajable con el diálogo y el respeto. Este semanario lleva tiempo ahondando el divorcio entre Occidente y el mundo musulmán. Los fanáticos han hecho causa de ello y ahí tenemos el resultado. El semanario ha hecho mal, los fanáticos peor. Pero los desencuentros no se solucionan ni con sátiras, ni mucho menos con tiros. ¿Cuándo entenderemos que el camino es el diálogo, el respeto y la tolerancia, aunque san caminos costosos? ¿Se lo han de aplicar solamente los fanáticos musulmanes y no los fanáticos occidentales?
Oremos: Que sepamos tolerarnos con paz; que sepamos respetarnos con delicadeza; que sepamos dialogar con serenidad.
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Volver al Jesús del Evangelio:
Habla Pablo de la “circuncisión del corazón”. Eso quiere decir: un corazón dispuesto a acoger y a comprender; un corazón que se pone en la situación del otro; un corazón que se conduele con el dolor ajeno; un corazón que trata con mimo las diferencias que tienen con el otro; un corazón que entiende que sus razones no tienen por qué ser las razones del otro; un corazón que aguarda todo lo necesario hasta que pueda producirse el encuentro.
Oremos: Que nuestro corazón funcione como el de Jesús, con su mismo amor; que nuestros corazón aguarde con la paciencia del mismo Jesús; que nuestro corazón se conduela del mal ajeno como lo hacía el mismo Jesús.
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Volver a los valores hondos:
Cada día hay que volver al valor de la tolerancia. Sin él no se construye ni la amistad cívica ni la espiritualidad social. Los hechos sociales luctuosos nos lo recuerdan a cada paso. Por suerte, hay también muchas personas e instituciones, de todo el arco social y religioso, que abogan por la tolerancia. Son verdaderos profetas de paz que creen, como decía Gandi, en la fuerza política del amor. Son gestes que transforman la sociedad.
Oramos: Con los profetas de la paz, vivimos la paz; con los constructores de la sociedad nos implicamos en tareas sociales; con los amantes del diálogo tratamos con respeto a todos.
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Volvemos a la comunidad:
Por suerte, en nuestro grupo no existen fanatismos de ninguna clase. Eso destruiría nuestros vínculos de amistad y de fe. Por el contrario, en la aceptación de las diferencias está la clave y en la certeza de que nuestras diferencias son nuestro mejore valor, no nuestro peor impedimento. Disfrutar de las diferencias es, aunque no lo parezca, un fruto estupendo de la oración.
Oramos: Que nos queramos siendo diferentes; que nos respetemos pensando distinto; que nos apoyemos en nuestros caminos diversos.
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Palabras que alientan:
Arcaico corazón
Tú, que eres como una casa
hecha de arcilla:
Pequeña, frágil,
de cuatro habitaciones;
Tú, que llenas de fantasmas,
y que te asustas,
y que lloras,
cuando llega la noche;
Tú, que en la oscuridad
te haces pedazos
como una hucha
arrojada contra el suelo;
Tú, arcaico corazón,
mira por la ventana,
mira hacia ese bosque
que ya reverdece.
Tú, que una vez caído
gritas palabras
en una lengua
que yo no comprendo,
Tú, arcaico corazón,
entra en ese bosque:
surgió de la arcilla,
como tú.
B. Atxaga
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Tu parte:
Intenta estos días crecer en tolerancia y cuidado en el trato con los demás y en el enfoque de los asuntos cotidianos.
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