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FIAIZ

COMUNIDAD SAN JUAN

Apocalipsis 3

CVA 

Domingo 6 de octubre de 2013

 

BUSCAR LUZ

EN TIEMPOS OSCUROS

 Plan de oración con el Apocalipsis

 

3. Ap 20,4-6

 

Introducción:

 

                Las religiones, y hasta la misma sociedad, han ensalzado siempre la figura de los mártires, de aquellos que se han entregado a la causa hasta el fin. Todos sabemos que eso se presta mucho a la manipulación: ¿mártires de qué, de quién, por qué? Al final, los mártires terminan siendo manipulados por el sistema más allá de sus propias opciones. Por eso, el ideal sería una sociedad, una religión, sin mártires, sin ninguna clase de víctimas. Eso supondría, lógicamente, que no habría victimarios, martirizadores. El anhelo de una sociedad sin mártires no podrá lograrse sin el cimiento de la acogida, del amparo y de la no división. Los mártires develan la herida de la división. Por eso, cuanto más se colabore a la no división, a la fraternidad social, menos mártires habrá, más cerca estaremos de la utopía de la bondad.

                Es que el pasaje con el que vamos a orar deja entrever (siempre en esa lectura especular de que venimos hablando) que el Reino que viene después de los “mil años”  del triunfo de los mártires al que son asociados todos los demás por otros mil años. Es una manera de decir que para todos, mártires y no mártires, habrá un reino de esperanza, de no violencia, de gozo. O sea, la meta de la vida de la vida no puede ser ningún martirio sino la total acogida, el gozo pleno, la alegría inacabable. Cuantos menos mártires tenga la sociedad, las religiones, más próximos estamos del reino de los mil años, de la felicidad tocada con la mano.

 

***

 

Texto:

 

                4Vi también tronos, donde se sentaron los encargados de pronunciar sentencia; vi también con vida a los decapitados por dar testimonio de Jesús y proclamar el mensaje de Dios, los que no habían rendido homenaje a la fiera ni a su estatua y no habían llevado su marca en la frente ni en la mano. Estos tuvieron vida y fueron reyes con el Mesías mil años.

                5(El resto de los muertos no tuvo vida hasta los milo años)

                6Ésta es la primera resurrección. Dichoso y santo aquel a quien le toca en suerte la primera resurrección, sobre ellos la segunda muerte no tiene poder: serán sacerdotes de Dios y del Mesías y serán reyes con él los mil años.

 

***

 

La luz de la vida:

 

 

                Estos son los verdaderos “mártires” nuestra sociedad, los auténticos “crucificados”, ahí echados sobre la arena de la playa como unos crucificados. Son inmigrantes muertos en una playa del sur de Sicilia. La indiferencia de nuestra sociedad y sus terribles lacras les ha llevado hasta ahí. Hay que aspirar a una sociedad sin esos mártires; es preciso colaborar como se pueda a que ese martirio aminore. Si no, ¿para qué sirve el Evangelio? ¿Dónde queda nuestra humanidad?

                Oramos: Que nos conmuevan las duras situaciones de los empobrecidos; que seamos generosos para imaginar acciones de socorro; que pongamos rostro y nombre a los crucificados de la  sociedad.

 

***

 

La  luz que es Jesús:

 

                Dar testimonio de Jesús y sufrir “decapitación” solamente puede ser comprensible desde el punto de vista evangélico si se hace por las mismas razones por las que murió Jesús: por razón de la entrega al bien del otro. Las meras razones religiosas son cuestionables si no van mezcladas a tal entrega. Por eso, es preciso mirar siempre la bondad original del Jesús que se entrega para no creer que el martirio religioso es el mismo que el de Jesús. Hay diferencia. Más aún, los martirios sociales y políticos han de sufrir el mismo discernimiento: si tienen a la base la entrega son válidos; si no, devienen cuestionables.

                Oramos: Que la entrega al otro esté siempre a la base de nuestras opciones; que la entrega de Jesús anime siempre nuestra entrega; que las contrariedades de la vida no derroten a nuestra entrega.

 

***

 

La luz que viene de la sociedad:

 

                La utopía de una sociedad sin mártires es algo que se va construyendo: sin mártires excluidos del bienestar; sin mártires que no tienen derechos; sin mártires cuya voz no es tenida en cuenta; sin mártires que lloran y nadie cuenta sus lágrimas; sin mártires que se hunden en la soledad. Esa utopía de una sociedad sin mártires está cada vez más al alcance de la mano, aunque aún siga muy lejos. Hay que forzarlas situaciones para que esa aurora amanezca pronto.

                Oramos: Que contribuyamos al día sin mártires en nuestra sociedad; que nuestros modos de vida no engendren ninguna clase de “mártires”; que creamos en la utopía posible de una sociedad sin mártires.

               

               

***

 

La luz que aporta la comunidad virtual:

 

                Para tener relación entre nosotros no necesitamos crear mártires de ninguna clase. Esto demuestra que donde están vivas las buenas relaciones queda desplazada la realidad de cualquier martirio. Por eso mismo, un modo sencillo de colaborar a la utopía de una sociedad sin mártires es, justamente, la buena convivencia. En ese sentido, algo aporta nuestra comunidad virtual, aunque sea un poquito.

                Oramos: Que nos amemos para que no haya mártires; que nos amparemos para que no haya mártires; que nos alegremos para que no haya mártires.

 

***

 

Palabras de luz:

 

Desde la noche que sobre mí se cierne,
negra como su insondable abismo,
agradezco a los dioses si existen,
por mi alma invicta.

Caído en las garras de la circunstancia,
nadie me vio llorar ni pestañear.
Bajo los golpes del destino,
mi cabeza ensangrentada sigue erguida.

Más allá de este lugar de lágrimas e ira
yacen los horrores de la sombra,
pero la amenaza de los años,
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.

No importa cuán estrecho sea el camino,
cuán cargada de castigo la sentencia.
Soy el amo de mi destino;
soy el capitán de mi alma.

W.E.Henley

***

 

Para estos días:

 

                Mantén buen ánimo estos días ante lo difícil de la vida social. Colabora a que sea un poco menos dura la cosa.

 

***

 

Juan 144

CVJ 

Domingo, 5 de mayo de 2013

 

VIDA ACOMPAÑADA

 Plan de oración con el Evangelio de Juan

 

144. Jn 21,24-25

 

Introducción:

 

                En la vida hay muchas cosas “indecibles” que no se pueden expresar. Quedan en lo oculto, solamente se dicen en balbuceos, pero están ahí. Quizá sean las cosas más hermosas, porque al ser vividas en lo profundo, en lo más interior, no son fáciles de decir. Pero se adivinan en la mirada brillante, en los gestos de entrega, en la evidente sensación de estar a gusto con quien se ama y aprecia. Eso que pasa dentro y que no se dice es el río de agua que riega las raíces de la vida. Valorar lo que no se dice es valorar lo vivo de la experiencia humana y creyente.

                Es que, tras tan largo recorrido, el colofón del  Evangelio de Juan dice que “hay otras muchas cosas que hizo Jesús” que no han sido escritas. Quedan en el silencio, en el interior de la historia. Nunca las sabremos, aunque nos gustaría mucho conocerlas. Su reino es el reino del silencio y de la verdad. El silencio porque quedarán envueltas en él para siempre. La verdad porque, aunque no las conozcamos, se vivieron. Nunca sabremos el tono de su voz, la fuerza de sus manos, el brillo de sus ojos. Nunca conoceremos las confidencias en la noche, los compartires después de la oración, los abrazos animosos. Nunca podremos saber, más que por el espejo de los Evangelios, la hondura de sus sueños, la vibración de sus anhelos más personales, lo más original de sus posturas creyentes. Todo un mundo que ha pasado al silencio, a la honda oscuridad, al olvido, pero no a la irrealidad ni a la pérdida. Lo que sabemos de él es hermoso; pero el silencio cae sobre el resto, sobre todo lo demás, y lo envuelve con el manto de la verdad.

***

 

Texto:

 

24Éste es el discípulo que da testimonio de todo esto y lo ha escrito: y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero.

                25Muchas otras cosas hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que los libros no cabrían ni en todo el mundo.

 

***

 

Ventana abierta:

 

 

                Esta foto es de Galilea, la tierra del Señor. Son los montes que el vio, los caminos por los que él anduvo. Guardan sus secretos, las palabras que no fueron escritos, los cantos que no hemos escuchado, las lágrimas de las que no ha quedado rastro. Pero no quiere decir que no existieran. Han quedado ocultas ahí, pero siguen siendo verdad para nosotros. Por eso anhelamos conocer esa tierra, para acercarnos a lo que no se dijo, para escuchar el latido de lo que encierra.

                Oramos: Gracias, Señor, por lo que nos dejaste y por lo que viviste aunque no lo conozcamos; gracias por sembrar tu vida en nuestros caminos; gracias por estar con nosotros más allá de tu silencio.

 

***

 

Desde la persona de Jesús:

 

                El evangelista se empeña, lo dice expresamente, en “dar testimonio”. Siempre habrá gente que dé testimonio de que lo más importante de la vida se nos va de las manos como la arena entre los dedos. Y dará testimonio de eso hondo que no se ve con modos de vida sencillos y comunes, fraternos y agradecidos, cariñosos y amables. No se quebrarán ante el odio ni el desamor, no les desarbolarán las traiciones ni los engaños. Seguirán amando y acompañando eso hondo que no aparece a los ojos. Testigos en la vida.

                Oramos: Gracias, Señor, por quienes aman sencillamente; gracias por los tenaces en amar la vida; gracias por quienes ven más allá de lo que se ve.

               

***

 

Ahondamiento personal:

 

                Una de las mejores maneras de percibir que uno ha captado el valor de lo que no se ve es vivir acompañando la vida de los demás. Acompañarse sin desaliento es una de las maneras más humanas de decir lo que es el amor. Por eso, al hacer de este tramo de nuestra vida una “vida acompañada” podemos decir, simplemente, que hemos hecho un tramo de vida en amor. Así, directamente.

                Oramos: Que nos sigamos acompañando, del modo que sea; que agradezcamos el acompañamiento vivido; que valoremos mucho a quien acompaña con ánimo.

 

***

 

Desde la comunidad virtual:

 

                Algunos definen la oración como “escuchar lo que no se oye”. Algo de eso se puede decir de nuestro trabajo orante ahora que llegamos a su conclusión: hemos oído muchas cosas, nos hemos dicho también muchas, hemos compartido muchas pequeñas experiencias (o no tan pequeñas). Pero queda algo que no se oye, que no se dice, pero que permanece en el fondo del corazón, de la realidad personal. Habríamos de guardar todo eso como un tesoro.

                Oramos: Que tengamos por una suerte lo vivido y lo compartido; que tengamos por una suerte lo vivido y lo no compartido; que tengamos por una suerte a la Palabra y a las personas amigas.

 

***

 

Poetización:

 

Nunca lo sabremos,

aunque lo intuimos.

Nunca llegaremos a sentir

la vibración interna de sus amigos/as

en las noches de confidencias.

Nunca percibiremos

el brillo de sus ojos,

el cielo de su sonrisa,

el sol de su rostro iluminado,

la firmeza de sus manos,

el calor de sus abrazos

o la hermosura pobre

de sus pies cansados.

Nunca sabremos

de sus sueños más acariciados,

de sus cantos más vibrantes,

de sus anhelos que se balbucean.

Nunca conoceremos

el amargor de sus desalientos,

la acidez de sus lágrimas,

la dureza de sus silencios.

Pero todo eso y más

está ahí,

en el fondo de la vida

como un tesoro de verdad.

Las páginas de su Evangelio

reflejan solamente un parte.

Pero lo demás está ahí,

llamándonos, animándonos

y confirmándonos

en la hermosa certeza

de que la nuestra es

una VIDA ACOMPAÑADA.

 

***

 

Para esta semana:

 

                Que valoremos cordialmente hasta lo que no se ve.

 

***

 

Juan 143

CVJ 

Domingo, 28 de abril de 2013

 

VIDA ACOMPAÑADA

 Plan de oración con el Evangelio de Juan

 

143. Jn 21,15-23

 

Introducción:

 

                El amor es una realidad tan hermosa y compleja que tiene miles de variantes. Una de las más conocidas es aquella que llamamos “amor de amistad”. Éste, cuando se da, no está sujeto al atractivo físico, cosa inherente al amor sexual. El amor de amistad no es porque el otro me atraiga físicamente ,sino porque lo valoro como una persona. Este amor de amistad tiene, a su vez, muchos modos, todos válidos: amor de amistad para pasar el rato, para divertirse; amor de amistad para compartir experiencias, hallazgos de vida; amor de amistad para la práctica de la solidaridad y la justicia; amor de amistad para construir juntos un camino de fe. Todo este abanico de posibilidades es hermoso.

                Porque resulta que el texto de esta semana contrapone los dos amores: el del afecto y el de la amistad. Jesús pregunta a Pedro si le quiere con afecto (“¿me amas?”). Y Pedro, que ha experimentado la traición a su amigo querido, le responde moderadamente que ya solamente “le quiere” (hay un juego de palabras en el texto). Pedro es solo capaz de tener a Jesús un amor de amistad, realista, humilde, limitado, pero no menos hermoso que el amor de afecto. Este amor de amistad de podrá trasformar, quizá, en un amor de afecto. Pero, aunque no lo hiciera así, ya sería hermoso. Porque los amores de amistad, con todas sus variantes, miran en la dirección del otro y por eso mismo tienen un valor incalculable.

 

***

 

Texto:

 

15Cuando acabó de comer con ellos, preguntó a Simón Pedro:

        -Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?

        Él le contestó:

        -Sí, Señor, tú sabes que te quiero.

        Jesús le dice:

        -Apacienta mis corderos.

        16Por segunda vez le pregunta:

        -Simón, hijo de Juan, ¿me amas?

        Él le contesta:

        -Sí, Señor, tú sabes que te quiero.

        Él le dice:

        -Pastorea mis ovejas.

        17Por tercera vez le pregunta:

        -Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?

        Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó:

        -Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero.

        Jesús le dice:

        -Apacienta mis ovejas. 18Te lo aseguro, cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas donde querías; pero cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras.

        19Esto lo dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto añadió:

        -Sígueme.

20Pedro, volviéndose, vio que los seguía el discípulo a quien Jesús tanto amaba (precisamente el mismo que en la cena se había apoyado en su pecho y le había preguntado: “Señor, ¿quién es el que te va a entregar?”).

21Al verlo, Pedro, dice a Jesús:

                -Señor, y éste ¿qué?

                22Jesús le contesta:

                -Si quiero que se quede mientras vengo, ¿a ti qué? Tú sígueme.

23En consecuencia se empezó a correr entre los hermanos el rumor de que ese discípulo no moriría. Pero no le dijo Jesús que no moriría, sino “Si quiero que se quede mientras vengo, ¿a ti qué?”.

 

 

***

 

Ventana abierta:

 

 

Este señor es Ángel Olaran és un misionero vasco que lleva más de 40 años al continente Africano ayudando a las personas más necesitadas en paises como Tanzania, Somalia y por último Etiopía. En Wukro, localidad de la región del Tigray en el norte de Etiopía y con una población de más de 40.000 habitantes se encuentra la misión de S. Mary's, donde el misionero tiene a su cargo más de 2.400 huérfanos que dependen totalmente de la ayuda que les proporciona.  Ángel Olaran es una persona abnegada, sacrificada y entregada en cuerpo y alma a los más necesitados donde vive y comparte su miseria, su hambre, su sufrimiento, sus enfermedades y su muerte. Un “amor de amistad” llevado a todas sus consecuencias.

Oramos: Te damos gracias, Señor, por quien se entrega al débil; te damos gracias por quien ama con todas sus consecuencias; te damos gracias por quienes sienten como suyas las vidas de los débiles.

 

***

 

 

 

Desde la persona de Jesús:

 

                Cuando Jesús dice a Pedro que “apaciente sus ovejas” no está refiriéndose a nada de cuestiones “pastorales” en el sentido habitual religioso que damos a la palabra “pastoral”. Se refiere a la simple espiritualidad del cuidado. La amistad cívica, básica, humana, ha de tener como rostro específico el cuidado del otro, la preocupación por los afanes de quien me rodea. El amor de amistad es un amor que mira en la dirección del otro, no en la exclusiva de uno mismo. Así lo ha hecho Jesús con todos.

                Oramos. Que miremos siempre en la dirección del otro, como Jesús; que nos preocupen los afanes de los débiles, como a Jesús; que cuidemos al otro con tino, como Jesús.

 

***

 

Ahondamiento personal:

 

                Pedro será uno “llevado a donde no quiere”. Es decir, el amor de amistad tiene sus consecuencias cuando es serio. No es simplemente algo para pasar el rato, para divertirse sin más. Ese amor lleva a donde uno no querría ir porque no es su problema, porque es cosa desagradable, porque hay que empeñar en ello tiempo e ilusión. Son los precios del amor de amistad, que los tiene. Estar dispuestos a arrostrarlos es el único camino para dar cuerpo a tal amor.

                Oramos: Que seamos generosos con quien decimos amar; que no temamos ir al terreno difícil por amor; que encontremos gozo en darnos al otro.

               

***

 

Desde la comunidad virtual:

 

                Es un hecho comprobado muchas veces que uno de los indudables beneficios de la comunidad virtual es que tenemos un tipo de amistad que no disfrutamos con otros de nuestros amigos/as. Es decir, la cercanía común a la Palabra crea indudables vínculos de amistad en el terreno de la espiritualidad, del compartir la fe, de la comunicación de vivencias que no tenemos con otras personas que amamos. No cabe duda que este es para nosotros un gran beneficio y una suerte.

                Oramos: Nos damos las gracias por nuestra amistad creyente; nos damos las gracias por los compartires sencillos; nos damos las gracias por el camino hecho juntos/as.

               

***

 

Poetización:

 

Tenía presente y viva

la sangrante herida

de la traición,

de la negación,

cuando le dio la espalda.

Por eso, al preguntarle

si le amaba,

la pregunta

era como un dardo

clavado en el alma.

Sí, le amaba,

pero con otro amor.

No el alocado amor del corazón sin freno,

del idealismo que no cuenta sus fuerzas,

de la ebriedad del disfrute común.

Ahora le quería,

sencillamente,

calladamente,

realistamente.

No era un amor de más baja calidad

que el anterior,

pero era distinto.

Era el amor de la amistad honda,

sin orgullo ni vanidad,

el amor de quien sabe que necesita del amado.

Por eso su pregunta

se le clavaba dentro,

Pero tenía una fácil respuesta:

le quería

y le seguiría queriendo

por encima de cualquier debilidad.

 

***

 

Para esta semana:

 

                Trata de amar con amor sencillo y realista a la gente con la que topes esta semana.

 

***

 

 

 

Juan 142

CVJ 

Domingo, 21 de abril de 2013

 

VIDA ACOMPAÑADA

 Plan de oración con el Evangelio de Juan

 

142. Jn 21,7-14

 

Introducción:

 

                Los humanos no solamente nos nutrimos cuando comemos, sino que del comer hacemos un acto de humanidad, de compartir, de relación, de fiesta. Comer es una de las funciones más humanas del caminar de las personas. El modo de comer desvela el nivel de educación y de humanidad que uno tiene. También desvela el egoísmo que acompaña las vidas de todos. Por eso hay una manera de comer como humanos: cuanto más amplia la mesa, mejor; cuanto mayor el número de comensales que se sientan para disfrutar, mejor; cuanto más universal, no solamente la comida, sino las palabras, las ideas, las sonrisas, los gestos de afecto, mejor; cuanto más tranquila, sosegada, compartida, disfrutada la mesa, mejor. Todo ello es síntoma de los disfrutes más hondos. Por eso hay que mirar siempre cómo son nuestras mesas.

                Es que los evangelios tienen una manera muy sencilla de decir lo que es la resurrección: el resucitado es uno que sigue comiendo contigo. Posiblemente a nosotros esto no nos evoque mucho. Pero a los discípulos/as de primera hora, que habían comido y cenado muchas con Jesús, que habían compartido las pobres comidas de los caminos y las algo mejores de las casas que los acogían, decirles que Jesús podía seguir comiendo con ellos tenía que ser algo que les estremecería por dentro, que haría saltar los resortes más vivos del afecto. De alguna forma, se dirían, él sigue comiendo con nosotros. Sin duda que esto les llenaba el alma de luz y el corazón de gozo.

 

***

 

Texto:

 

7Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro:

                -Es el Señor.

                Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua.

8Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos cien metros, remolcando la red con los peces. 9Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan.

10Jesús les dice:

-Traed del pescado que acabáis de coger.

11Simón Pedro subió  y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red.

12 Jesús les dice:

-Vamos, almorzad.

A ninguno de los discípulos se le pasaba por la cabeza preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor.

13Jesús se acerca, toma el pan, se lo da y lo mismo el pescado.

 

14Esta fue la tercera vez que se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos.

 

***

 

Ventana abierta:

 

            Una imagen que cada se vez se más y se seguirá viendo en nuestro país: una serie de personas que hacen cola en uno de los comedores sociales de nuestras ciudades. Hay muchas organizaciones de todo tipo que ensanchan las mesas para acoger cada vez a más gente. No solamente hay hambre de comida, que también, sino también de dignidad y de justicia. Esa es otra mesa. Y en una u otra, de una manera o de otra, estamos llamados a colaborar. ¿Dónde comerán los pobres? Es una pregunta que debe taladrarnos como un berbiquí.

                Oramos: Gracias, Señor, por quienes se preocupan de la suerte de los débiles; gracias por quienes se hacen las preguntas elementales sobre su vida; gracias por quienes hacen algo, por modesto que sea.

 

***

 

Desde la persona de Jesús:

 

                ¡Qué bien debía sonar a los oídos y al corazón de los desconcertados seguidores/as de Jesús aquello de “Venid, almorzad”! Seguía vivo, seguía acogiendo a la mesa. Nada de grandes doctrinas, de expresiones grandilocuentes, de teorías teológicas. Nada de eso: Venid, almorzad. Quizá siga diciendo hoy Jesús cosa semejante: Venid, trabajad para que todos almuercen, ensanchad la mesa, abrid el corazón, sed sensibles, acercaos, compartid.

                Oramos: Te alabamos por seguir comiendo con nosotros; te bendecimos por seguir acogiéndonos con amor; te damos gracias por abrirnos cada día tus brazos.

               

***

 

Ahondamiento personal:

 

                Abrirse a otras mesas es, más que nada, abrirse a otra mentalidad, a otra manera de ver la vida, a otra forma de sentir, a un modo distinto de valorar lo que nos ocurre. Cerrarse a esto significa estar instalado en la mesa de siempre, en la mesa de la injusticia. Por eso, las mesas llevan a la universalidad, a la amplitud, al horizonte cada vez más ancho, cada vez más compartido.

                Oramos: Que nos abramos de corazón a lo nuevo; que ensanchemos los límites de nuestras tiendas; que crezcamos en universalismo y acogida.

               

***

 

Desde la comunidad virtual:

 

                Siempre que hemos tenido oportunidad de comer juntos, en alguna convivencia o en casa de alguno de nosotros, hemos experimentado una indudable sensación de alegría y de disfrute. Cuando contabilizamos nuestras convivencias habríamos de contabilizar también nuestras comidas. En base a ellas crece el gozo y el disfrute, son parte de nuestro caminar orante, de nuestra vivencia de la fe. Brota el agradecimiento a quienes las hacen posible y a quienes las miman.

                Oramos: Que sigamos comiendo en la mesa de la fraternidad; que sigamos comiendo en el disfrute de vernos; que sigamos comiendo en el recuerdo de quienes han comido otras veces con nosotros/as.

 

***

 

Poetización:

 

Lo sabían vivo.

No necesitaban preguntarle,

lo sentían a su lado,

lo palpaban en el aire,

en el ambiente lleno de vida.

Estaba allí.

Por eso cuando les dijo

“Venid, almorzad”,

se llenaron de gozo:

era como si siempre

hubiese estado con ellos.

Cuántas veces

en sus andanzas por los caminos,

en un alto a la sombra,

les dijo lo mismo.

Era la invitación

no solo a la comida,

sino también al corazón,

a la amistad,

al intercambio,

a la confidencia.

Si les invitaba a almorzar

era que vivía como antes,

que respiraba como antes,

que amaba como antes.

No podía darles palabra

más animosa que aquella.

Su corazón rebosaba de alegría

mientras comían aquel humilde pescado.

Estaba allí.

Y con eso

a mesa era una fiesta.

 

***

 

Para esta semana:

 

                Trata de ensanchar la mesa de tu vida haciendo sitio a quien lo tiene un poco más crudo.

 

***

 

Juan 141

CVJ 

Domingo, 14 de abril de 2013

 

VIDA ACOMPAÑADA

 Plan de oración con el Evangelio de Juan

 

 

141. Jn 21,1-6

 

Introducción:

 

                Nuestra visión de las situaciones de pobreza, de los mismos débiles, es tan economicista que pensamos que las pobrezas no tienen recursos, que nada se puede sacar en limpio de quien está en debilidad, que los ámbitos empobrecidos son solamente eso, pobreza. Pero la vida nos demuestra con frecuencia que ahí hay algo más que pobreza. Sábato dice que “cuando la humanidad ha estado a punto de naufragar, son los pobres quienes nos han redimido”. Algo de eso de haber. De ahí que haya que mirar las pobrezas y las situaciones de carencia también con sus posibilidades. Si lo hacemos, quizá nos admiremos de los muchos recursos que engendra la pobreza. Y eso es así porque las pobrezas contienen dosis altas de imaginación, de solidaridad y, en definitiva, de amor.

                El texto evangélico de esta semana habla de algo de lo dicho. El discipulado se encuentra en una situación de pobreza, sumidos en la tristeza, después del desastroso final de la vida de Jesús. ¿Cómo pasar a una situación de gozo y de abundancia? El resucitado les hace ver que tienen dentro de ellos mismos los recursos para salir de situaciones duras de desamparo. Por eso les insta a que echen la red de nuevo, tras una noche de fatiga. La insistencia, la tenacidad, logran su fruto. La comunidad pobre tienen recursos dentro que el resucitado desvela. Pero los recursos están ahí. Una resurrección para desvelar recursos. Así es la resurrección de Jesús.

 

***

 

Texto:

 

1Algún tiempo después, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera:

2Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos. 3Simón Pedro les dice:

            -Me voy a pescar.

            Ellos contestan:

            -Vamos también nosotros contigo.

            Salieron y se embarcaron; pero aquella noche no cogieron nada.

4Cuando el día amanecía, Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.

5Jesús les dice:

            -Muchachos, ¿tenéis companaje?

            Ellos contestaron:

            -No.

            6Él les dice:

            -Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.

            La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la cantidad de peces.

 

***

 

 

 

 

 

 

Ventana abierta:

 

 

            Esta mujer es Virginia Castelló, una cantante a quien la vida le ha llevado a ofrecer su música en ámbitos hospitalarios para hacer más benigna la situación de quien sufre mucho en tales lugares. Dice que “una punción medular con Diana Krall es otra cosa”. Y por eso ha ideado el plan “música en vena” para aliviar la tensión y el dolor de quienes sufren. Son maneras de suscitar y sacar a flote el lado bueno de situaciones de vida muy calamitosas. Estas personas hacen realidad eso de que en las situaciones de pobreza hay recursos ocultos que es hermoso desvelar.

                Oramos: Gracias, Señor, por quienes descubren los recursos ocultos en las situaciones de pobreza; gracias por quienes endulzan la vida de quienes más sufren; gracias por quienes ennoblecen el camino humano.

 

***

 

Desde la persona de Jesús:

 

                Dice el texto que Jesús “se hizo presente en la playa”, en el lugar mismo de la pobreza. Cuando decimos que Jesús suscita y sopla en la dirección de los recursos de la pobreza no lo hace desde la lejanía de un Dios, sino desde la total cercanía de quien ha sufrido en sus propias carnes los efectos de la dura pobreza. Es como si les dijera: los recursos están en vosotros; yo os animo y acompaño.

                Oramos: Te alabamos, Señor, por decirnos constantemente que tenemos recursos; te bendecimos por acompañarnos en nuestro, a veces, no fácil caminar; te damos gracias por animarnos sin cansarte.

 

***

 

Ahondamiento personal:

 

                Cuando los amigos de Pedro le dicen “vámonos nosotros también contigo a pescar” se está indicando el nivel de comunidad que hay entre ellos. Desvelar los recursos de la pobreza en solitario es casi imposible. Hacerlo en comunidad, además de más fácil, es mucho más productivo. Por eso, en la medida en que haya comunidad, sociedad, grupo, el desvelamiento de los recursos de la pobreza será mucho más fácil.

                Oramos: Que la comunidad nos anime a encarar las pobrezas; que nos alentemos desde la comunión y la unidad; que el abrazo fraterno sea lugar bueno para encajar la amargura de la pobreza.

 

***

 

Desde la comunidad virtual:

 

                La comunidad virtual tienen recursos muy limitados, básicamente la oración y la amistad. Pero esos humildes recursos nos han ayudado a lo largo de estos años en muchas ocasiones, nos han aportado luz y sosiego, nos hemos sentido apreciados y queridos. Se ha verificado, siquiera en pequeña parte, lo que propone el texto evangélico. Por ello damos gracias a Dios y a los hermanos de comunidad.

                Oramos: Gracias por los pequeños recursos que desvela nuestra comunidad; gracias por la preocupación vertida; gracias por el abrazo y la amistad que ampara.

               

***

 

Poetización:

 

La ignominiosa muerte de Jesús

fue un vendaval

que se llevó todo por delante.

Solamente quedó la tristeza,

la pena, la amargura, el abandono.

Desde ahí volvieron a la vieja tarea,

a las redes, a la barca, al mar solo.

No es de extrañar

que no pescaran nada.

Hasta los peces huían

de quienes estaban situados

en la muerte

Pero se fiaron de su palabra

que, en el fondo, les decía:

“Tenéis recursos,

hay posibilidad,

mirad en dirección a la vida”.

Pusieron aquella palabra en práctica

y los peces volvieron a la red,

la vida se llenó de color

aunque aún corrieran las lágrimas.

Su pobreza no era solo pobreza,

la ruina del resucitado no esa solamente ruina.

La vida seguía su curso

tras la derrota.

 

***

 

Para esta semana:

 

                Trata de mirar las situaciones de debilidad de manera profunda hasta entrever sus lados positivos.

 

***

 

Juan 140

CVJ 

Domingo, 14 de abril de 2013

 

VIDA ACOMPAÑADA

 Plan de oración con el Evangelio de Juan

 

140. Jn 20,30-31

 

Introducción:

 

                Muchas personas e instituciones públicas tienen escasa credibilidad. La desconfianza se la han ganado a pulso. Eso genera en la sociedad un desaliento, como si ya no se pudiese creer a nadie. Cuanto más dicen los capitostes que “ponen la mano en el fuego” por alguien, tanto más se desconfía de ellos porque los chanchullos que luego aparecen demuestran su escasa posibilidad de credibilidad. Sin embargo, no muere el anhelo de creer en el otro, de confiar en la palabra, de dar adhesión a una persona honesta y cumplidora. Es que “creer” es connatural al caminar humano, porque necesitamos vivir en la confianza. Una vida eternamente desconfiada es una pesadumbre y una amargura. De ahí que, aunque haya fallos, siempre estamos dispuestos a renovar la confianza. Sin ésta, la vida se hace imposible.

                El Evangelio de Juan dice que todo lo que ha escrito en él es “para que creáis a Jesús el Mesías”. No se trata tanto de creer en sus ideas, en su doctrina cuanto en su persona. Si el Evangelio no consigue que tu adhesión personal a ese Jesús suba de nivel, que tu amor por él salga más caldeado, que te animes a vivir un poco a su estilo, entonces el Evangelio no ha cumplido su cometido principal. Éste no es el de proporcionar ideas religiosas sino ánimo para vivir un poco al estilo de Jesús de Nazaret. San Juan lo dice bien claro: si no se creyera más a Jesús, el Evangelio no habría valido para nada. Si no brota una sincera adhesión, más viva a pesar de la lejanía y del tiempo transcurrido, la fuerza del Evangelio habría quedado en nada.

 

***

 

Texto:

 

30Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús todavía a la vista de los discípulos.

31Éstos, pues, se han escrito para que sigáis creyendo a Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

 

***

 

Ventana abierta:

 

                Esta chica es Beatriz Talegón, secretaria de las juventudes socialistas internacionales que les cantó las cuarenta a los capitostes mundiales del socialismo en Portugal. Luego, en una manifestación contra los desahucios, fue abucheada por unos desconsiderados y obligada a retirarse de la calle. Es bueno ver, con la que está cayendo, que aún hay políticos, aunque sean juveniles, con los ideales intactos. No es que no nos gusten los políticos, sino que no nos gustan estos políticos. Pero haberlos dignos de confianza, los hay, aunque no ocupen puestos directivos.

                Oramos: Que no mueran los ideales en nuestra sociedad; que valoremos a quien no se contamina de poder y corrupción; que soñemos en una sociedad renovada y fraterna. 

 

***

 

Desde la persona de Jesús:

 

                Dice el texto que la adhesión a Jesús genera vida en nosotros: “para que, creyendo en él tengáis vida”. No es esto ningún milagro: toda adhesión, todo amor, genera vida. Una relación ahondada es cauce de vida, lugar seguro de enriquecimiento personal. Por eso, quien quiera que su vida crezca, habría de construir el camino de la adhesión. Es la mejor garantía de éxito para tal fin.

                Oramos: Que nos adhiramos al corazón de la persona para crecer en amor; que construyamos la relación para vivir con intensidad; que nos demos al otro sabiendo que eso genera vida en nosotros.

               

***

 

Ahondamiento personal:

 

                Dice el epílogo que Jesús realizó “muchas señales que no están escritas en este libro”. Pobres señales del Reino, pero claras porque dentro había mucho anhelo. Lo hermoso de las señales de Jesús no es su grandiosidad, sino el ánimo y la fuerza que llevan dentro. Esto habría de animarnos a huir de lo aparente, de lo publicitado, de lo relevante. Y nos habría de animar a lo significativo, a lo verdadero aunque sea pequeño, a lo animoso aunque sea humilde.

                Oramos: Que nos tire lo humilde; que nos atraiga lo sencillo; que nos anime lo verdadero aunque sea pobre.

               

***

 

Desde la comunidad virtual:

 

                Dice el texto que el Evangelio ha sido escrito para tener vida. Esa es también la finalidad de la comunidad virtual: no tanto conseguir un método de oración o una práctica religiosa, sino tener un poco más de vida, un interior más rico, una vivencia relacional más gozosa. Y creemos que, llegados ya al final de este trayecto largo de oración común, lo hemos conseguido, aunque fuere en maneras modestas. Si echamos la vista atrás vemos que la Palabra y la relación común han contribuido a alimentar y engendrar vida en nosotros. Es verdadera, pues, la finalidad que el evangelista atribuye a su Evangelio.

                Oramos. Agradecemos a Dios su amor constante sobre nuestra vida; agradecemos a Jesús y al evangelista la palabra del Evangelio; nos agradecemos nuestro acompañamiento en cualquiera de sus formas.

 

***

 

Poetización:

 

Fue sin duda

un gran esfuerzo

escribir el Evangelio.

Pero la intención era clara:

que la adhesión a Jesús

creciera,

que el amor por el pobre de Nazaret

fuera más vivo,

que el aliento de Jesús

lo sintiéramos más cerca.

Y  eso ha funcionado,

lo decimos al echar

la vista atrás.

Quizá no haya “ardido” el corazón

con la fuerza de un fuego vivo.

Pero muchas veces se ha avivado

un rescoldo en el fondo del alma,

ha crecido la sintonía con el nazareno,

nos hemos animados un poco

a vivir como él vivió.

Sí, el Evangelio

nos ha dado viva

y nos la sigue dando

en la medida en que crece

el amor,

en la misma proporción

en la que se cultiva

la adhesión.

No ha sido estéril

la siembra de la Palabra;

no han caído en saco roto

las hermosas palabras.

Un canto de agradecimiento

a quien nos ha hecho

un favor tan grande.

 

***

 

Para esta semana:

 

                Agradece a Jesús el mundo de relaciones que te enriquece. Cultiva en modos sencillos lam relación.

***

 

San Juan 139

CVJ 

Domingo, 24 de marzo de 2013

 

VIDA ACOMPAÑADA

 Plan de oración con el Evangelio de Juan

 

139. Jn 20,24-29

 

Introducción:

 

                Una de las causas de mayor descontento social actual es la pretensión del sistema de tocar, de recortar, la sanidad. Si algo aprecia la persona es que se le garantice que sus necesidades sanitarias van a ser cubiertas. Ya lo decía el libro de Job: “Todo lo da el hombre a cuenta de su salud”. Apreciar la salud es apreciar el propio cuerpo, la propia persona. De ahí que quien procura socorro, quien cura, las limitaciones de la corporeidad (no solamente de la corporalidad) es muy apreciado. Trabajar por la salud de la persona es un trabajo muy apreciado en nuestra sociedad. Destruir los medios de hacer bien a la persona es algo denostado en nuestra sociedad.

                Es que parecido argumento emplea el Evangelio para hablar de la resurrección de Jesús: tocar las llagas de la vida para curarlas es tocar al resucitado (que lo es con sus llagas históricas). Por eso se le dice a Tomás: “trae tu dedo..trae tu mano y métela en mi costado”. El resucitado es, también, alguien con llagas (porque fue uno de tantos). Tocar las llagas para curarlas (lo que siempre ha hecho Jesús) es la manera de tocar al resucitado. Lo decimos otra vez: creer en la resurrección no es tanto suscribir dogmas o verdades, sino hacer la misma obra de curación que hizo el llagado-resucitado Jesús. De ahí que, cuanto más tocas las llagas para curarlas, tanto más crees en la resurrección. Y si no curas nada, de nada te sirve tu pretendida fe en la resurrección.

 

***

 

Texto:

 

24Pero Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. 25Así que los otros discípulos le decían:

                -Hemos visto al Señor.

                Pero él les contestó:

                -Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.

 

                26A los ocho días, estaban otra vez los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:

                -Paz a vosotros.

                27Luego dijo a Tomás:

                -Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.

                28Contestó Tomás:

                -¡Señor mío y Dios mío!   

29Jesús le dijo:

                -¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.

 

***

Ventana abierta:

 

                Esta mujer es Inmaculada Pimentel, una odontóloga que se ha volcado en la salud de los niños de África y que considera colaborar en esa obra social como una suerte para ella. Dice: “Voy a África a que me ayuden. De allí vuelvo nueva”. Son personas (las hay muchas) que tocan las llagas de los empobrecidos no con sentimientos de paternalismo o superioridad, sino con agradecimiento. Esa es la manera correcta de tocar llagas para curarlas.

                Oramos: Gracias, Señor, por quienes tocan las llagas de lo empobrecidos y lo agradecen; gracias por quienes reparten amor porque saben que eso les reporta amor; gracias por los sensibles a las llagas sociales porque son siembra de futuro.

 

***

 

Desde la persona de Jesús:

 

                Dice Jesús que son dichosos quienes crean sin haber visto. Lo que quiere decir que entiende bien la resurrección quien percibe en las llagas de la vida, en sus limitaciones, un campo de actuación humanizadora como si lo hiciera con el mismo Jesús. No se le ve, pero se sabe que eso es lo que él quisiera que se hiciera. Por eso, tocar las llagas, curar, consolar, sosegar, animar es la mejor manera de tocar la dicha de la resurrección, la verdad de la presencia de Jesús en nuestros caminos.

                Oramos: Que veamos al resucitado en la dura vida de los débiles; que toquemos al resucitado tocando la suerte de los humildes; que abracemos al resucitado repartiendo abrazos a los más solos.

 

***

 

Ahondamiento personal:

 

                Se le dice a Tomás que “no sea incrédulo sino fiel”. No se está aludiendo a una doctrina, sino a un comportamiento de vida. Ser incrédulo sería pensar que la vida de los débiles no vale para nada, que son un estorbo para la sociedad, que no tienen derecho a sentarse en el banquete de la vida. Por el contrario, ser “fiel” sería hacer un camino acompañando a quien anda mal, preocuparse del dolor ajeno, no se indiferente a la suerte de los desfavorecidos. Esta segunda postura es el correcto comportamiento de quien entiende algo de la resurrección de Jesús.

                Oramos: Que seamos fieles acompañando a quien anda mal; que seamos fieles preocupándonos del dolor ajeno; que seamos fieles no siendo indiferentes a la suerte de los desvalidos.

               

***

 

Desde la comunidad virtual:

 

                La cercanía que nos da nuestra pertenencia a la comunidad virtual hace que también nos acerquemos a los momentos y situaciones de debilidad de cada uno. Seremos comunidad en la medida en que “toquemos” esas debilidades y aportemos, si podemos, alguna “curación”, algún amparo, algún ánimo. Una comunidad que ora con la Palabra no se puede alejar del deseo del resucitado de que toquemos las llagas para curarlas, para aportar algo de salud y de dicha. Y no poco de esto se halla en nuestra mano.

                Oramos: Que no nos avergoncemos de compartir nuestra debilidad; que no huyamos de las limitaciones propias o ajenas; que la fuerza del resucitado nos sosiegue cuando aprieta la dificultad.

               

***

 

Poetización:

 

No tenían gran dificultad

en admitir su resurrección.

El problema era ver

en el resucitado de ahora

el llagado de entonces.

Por eso hicieron un pacto tácito

de no hablar de aquellas llagas

vergonzantes.

Y  he aquí que él

se presenta con sus llagas

poniéndolas delante,

y diciendo que es preciso tocarlas

si se quiere tocar

al resucitado.

Tomás y los Doce

se quedaron atónitos:

las llagas y la resurrección

tenían que ver,

unas eran parte

de la otra,

unas eran camino

para la otra.

Lo aprenderían más tarde

cuando fueran por los caminos,

como antes Jesús,

repartiendo sosiego,

derramando perdón,

curando con humanidad,

acompañando con amor.

Cuando tocaron las llagas

creyeron en el llagado-resucitado.

Les costó mucho esfuerzo,

pero llegaron a entenderlo.

 

***

 

Para esta semana:

 

                Trata de aportar algo de “curación”, de amparo, de acompañamiento a una situación social de debilidad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Juan 138

CVJ 

Domingo, 17 de marzo de 1013

 

VIDA ACOMPAÑADA

 Plan de oración con el Evangelio de Juan

 

138. Jn 20,19-23

 

Introducción:

 

                El sueño de la sociedad nueva no ha muerto. El anhelo de una sociedad de seres humanos no se ha extinguido. Si leemos muchos de los acontecimientos sociales de los últimos días como una mera reivindicación de un bienestar que se nos arrebata de las manos no interpretamos bien estos signos de los tiempos. Mucha gente ha llegado a la convicción de que el sistema neoliberal está dando sus últimas bocanadas y que es preciso caminar hacia un “ecosocialismo”, una especie de socialismo que abandone el presupuesto de un crecimiento indefinido y que vea en el decrecimiento y en la equidad del reparto de recursos una salida. Estos sueños que siempre han estado ahí son hoy acariciados por muchas personas y salen de los subsuelos de la ciudad a las calles y plazas.

                Porque el texto de esta semana habla, en el fondo, de algo de eso: la nueva comunidad, la comunidad del resucitado, es aquella que tiene a Jesús y sus valores por centro: “se hizo presente en el centro”. Los valores evangélicos, a los que se podría calificar de “ecosocialistas” son el centro de la comunidad nueva. Y esos valores tienen como rostro visible la paz y el perdón. Efectivamente, Jesús saluda con la paz y entrega el perdón a la comunidad para que lo administre dándolo con generosidad. Una forma de ir construyendo esta nueva ciudad soñada de valores nuevos es generar paz y perdón en la mayor cantidad posible. Es entonces cuando brillará el rostro del resucitado, porque, lo decimos una vez más, creer en la resurrección no es adherirse a una doctrina sino llevar un estilo de vida acorde con los planteamientos de Jesús, el resucitado.

 

***

 

Texto:

 

19Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas bien cerradas, por miedo a los judíos. En esto entró Jesús, se hizo presente en el centro y les dijo:

-Paz a vosotros.

20Y diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor.

 

21Jesús repitió:

-Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.

22Y dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:

-Recibid Espíritu Santo; 23a quienes libréis de los pecados, quedan libres; a quienes se los mantengáis, les quedan mantenidos.

 

***

 

Ventana abierta:

 

            Esta es la portada de un reciente libro de L. Boff. Habla de lo que el cristianismo puede aportar a la humanidad en esta fase planetaria. Y su conclusión es clara: “Se trata de reafirmar el Bien Común de la Humanidad y de la Tierra de forma que dé otra configuración a la aventura humana en este pequeño planeta”. Este sueño esta vivo y hay muchas personas que nos lo alimentan. Estamos en deuda con ellas.

                Oramos: Gracias, Señor, por quienes alimentan el sueño de la nueva sociedad; gracias por quienes aportan lo mejor de sí mismos a la vida social, gracias por quienes sueñan a pesar y más allá de las decepciones.

 

***

 

Desde la persona de Jesús:

 

                Dice el texto que los discípulos “se alegraron de ver al Señor”. La realidad de una sociedad con los valores evangélicos (no los religiosos católicos) en el centro habría de alegrarnos. No habríamos de poner pegas a ello, diciendo que importan los valores religiosos, que la religión es importante (siempre que sea la nuestra), que las normas religiosas tienen peso y valor. Todo ello con ser cierto no vela el planteamiento principal: habría que alegrarse de que la sociedad sueñe la posibilidad de una convivencia distinta; habría que alegrarse por quienes se lanzan con ánimo tras ese sueño. Es la misma alegría de quien “ve” al Señor.

                Oramos: Nos alegramos al ver a Jesús en quienes sueñan una sociedad humana; nos alegramos al ver a Jesús en quienes se entregan a la causa de los desfavorecidos; nos alegramos al ver al Señor en quienes hacen suyas las inquietudes y sufrimientos de los demás.

               

***

 

Ahondamiento personal:

 

                El miedo, dice el texto, atenazaba a los discípulos. Es un muro ante el que se estrella el sueño de la sociedad nueva. De ahí que sea preciso trabajar por controlar los miedos hasta que no sean ellos los señores de nuestros sueños, sino nosotros los capitanes de nuestro destino personal y social. Por eso mismo, quien quiera construir la sociedad de hermanos ha de luchar por desterrar en lo posible los miedos, en él y en los demás, y sembrar sin desaliento la semilla del ánimo y la esperanza. Y ello no solamente con palabras sino, sobre todo, con posturas de vida.

                Oramos: Que controlemos lo más posible nuestros miedos; que no infundamos temor inútilmente en nadie ni contra nadie; que sembremos ánimo y esperanza con tesón.

 

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Desde la comunidad virtual:

 

                El trabajo orante que llevamos entre manos contiene el anhelo explícito de que Jesús y sus criterios sigan siendo una parte del centro de nuestra vida. Por eso, la oración común, más que ayudarnos a rezar nos ayuda a creer en el Evangelio, a hacerlo centro de nuestras más sencillas decisiones. Una oración para la fe, ésa es la buena, mejor que una oración para la religiosidad.

                Oramos: Que nos sigan siendo luminosos los criterios de Jesús, que nos sigan siendo hermosos sus pasos solidarios; que sigan siendo nuestros sus sueños de vida.

               

***

 

Poetización:

 

Sabía que su grupo

se había desbaratado

después del hachazo

de la muerte violenta.

Pero él

los seguía amando,

les mantenía fidelidad,

les guardaba en el corazón.

Por eso quiso

hacerse presente en el centro

para que vieran

que todo seguía vigente,

que los sueños permanecían vivos,

que las entregas tenían sentido,

que las buenas relaciones intuidas

seguían siendo decisivas.

Todo era como antes,

más vigente que antes.

La muerte traidora

no habría logrado cercenar

ninguna de las viejas ilusiones,

ninguno de los acariciados sueños.

Habrían de verlo los demás

en la paz y el perdón

que los seguidores/as

tendrían que sembrar

a manos llenas.

Sembrar discordia y temor

era negar los sueños

del resucitado.

Hubo quienes lo entendieron

y  lo vivieron;

otros, no tanto.

***

 

Para esta semana:

 

                Trata de ser animoso a la hora de valorar los acontecimientos sociales. Sitúate en el lado más positivo de la realidad.

 

***