Blogia
FIAIZ

COMUNIDAD SAN JUAN

Juan 137

CVJ 

Domingo, 10 de marzo de 2013

 

VIDA ACOMPAÑADA

 Plan de oración con el Evangelio de Juan

 

137. Jn 20,11-18

 

Introducción:

 

                Las personas tenemos un nombre. Tener un nombre no es una cuestión baladí. El nombre evoca mi unicidad, mi valor, mi anhelo de dicha, mi afán porque se me respete y se me considere. Aunque un nombre sea igual al otro, mi nombre es único, irrepetible. De ahí que el nombre de cada uno/a sea siempre música agradable a los oídos de cualquiera. Por eso menospreciar un nombre es como herir el corazón. Habríamos de ser cuidadosos con los nombres para no emponzoñarlos, amables con ellos para conducir a sus dueños al disfrute, valorativos con los nombres para indicar que lo que en el fondo se valora es la persona.

                El pasaje de esta semana es una “escena de reconocimiento”: María, que confunde a Jesús con el jardinero, le reconoce cuando él pronuncia su nombre: María. Es que su manera de pronunciar los nombres era distinta porque nombraba amando y la calidez del corazón se transmitía al vocablo. Tantas veces había pronunciado con amor el nombre de María que ésta, cuando lo oyó, lo reconoció de inmediato. El resucitado pronuncia nuestros nombres con amor. Ésa es una manera de decirnos el misterio de la resurrección.

 

***

 

 

 

Texto:

 

11Fuera, junto al sepulcro, estaba María, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro 12y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús.

13Ellos le preguntan:

                -Mujer, ¿por qué lloras?

                Ella les contesta:

                -Porque se han llevado a mi señor y no sé dónde lo han puesto.

14Dicho esto da media vuelta y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. 15Jesús le dice:

                -Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quien buscas?

                Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta:

                -Señor, si tú te los has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré.

                16Jesús le dice:

                -¡María!

                Ella se vuelve y le dice en su lengua:

                -¡Rabboni!, que significa ¡Maestro!

                17Jesús le dice:

                -Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Anda, ve a mis hermanos y diles:

                -Subo al Padre mío y al Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro.

18María Magdalena fue y anunció a los discípulos:

                -He visto al Señor y me ha dicho esto.

 

***

 

Ventana abierta:

 

                Más allá de famoseo (Piqué/Sakira) esta foto refleja el amor de un padre a su hijo pequeñito. Da la impresión de que, con el beso, susurra su nombre (Milan). Toda la ternura se refleja en el rostro y en la actitud. Y aunque el pequeño, dormido, no se percate de ello, el nombre dicho con amor se abre camino hacia el corazón.

                Oramos: Que no nos cansemos de decir los nombres con amor; que pongamos freno a los nombres dichos con desamor; que oremos con nombres para hacernos más viva la presencia de las personas.

 

***

 

Desde la persona de Jesús:

 

                El mensaje del resucitado es claro: “Subo a mi Padre que es vuestro Padre, a mi Dios que es vuestro Dios”. Entre Jesús, el Padre y nosotros se ha construido una relación tan fuerte que nadie podrá romperla. Si se rompiera, la resurrección de Jesús carecería de valor. Ése es el contenido profundo de los nombres pronunciados con amor: tu nombre lo pronuncia Dios quien, por amor, te hace de su familia.

                Oramos: Gracias, Señor, por hacernos de tu familia; gracias por llenar tu nombre de insondable amor; gracias por tu generosidad que no comprendemos.

               

***

 

Ahondamiento personal:

 

                Dice María a sus hermanos que “el Señor me ha dicho esto”.  La indefinición de la expresión alude al mensaje y a lo de su nombre: me ha dicho que soy de su familia, que lleva mi nombre con él, que no lo sienta lejos sino totalmente cerca. Es un mensaje de esperanza afectuosa, de presencia nueva, de cercanía que reconforta la debilidad interior. Por eso tiene necesidad de decir su gozo a los demás.

                Oramos: Que hagamos familia con el mayor número posible de personas; que sintamos cerca de quien nos ha amado y nos ama; que nuestro corazón contenga el mayor número posible de nombres.

               

***

 

Desde la comunidad virtual:

 

                En la comunidad virtual nos conocemos por el nombre y por más. Nos vamos conociendo en nuestras peculiaridades. No somos una comunidad informe, global, sino que cada uno/a es considerado y valorado por él mismo. El contacto con la Palabra, el trabajo orante, nos lleva a pronunciar los nombres con respeto y con amor.

                Oramos: Que la oración nos lleve a un creciente aprecio; que la Palabra nos empuje a un acercamiento mayor; que la convivencia nos haga más responsables unos de otros.

               

***

 

Poetización:

 

No se cansaba

de pronunciar los nombres.

Siempre lo hacía con amor,

con la ternura solícita

de la madre que se inclina

hacia su niño.

A  todos agradaba

aquella música divina

porque intuían

que el nombre pronunciado por Jesús

era la manera

como nombraba el Padre.

No es de extrañar

que, resucitado,

cargara de más amor

los nombres pronunciados.

No es de extrañar

que a María

se le disipase

el velo de las lágrimas

cuando le oyó decir su nombres.

Y con el nombre vino

la verdad honda:

eres de mi familia.

Eso aumentó el gozo

y  le abrazó

como quien se abraza

al amor.

 

***

 

Para esta semana:

 

                Di los nombres de las personas con aprecio. Trata de ampliar los límites de la familia con una buena relación social.

 

***

 

Juan 136

CVJ 

Domingo, 3 de marzo de 2013

 

VIDA ACOMPAÑADA

 Plan de oración con el Evangelio de Juan

 

136. Jn 20,1-10

 

Introducción:

 

                Optar por la vida es mucho más que simplemente vivir. Hay gente que vive, pero que no ha hecho una opción por la vida. Por eso reniega de la vida, la maldice, la maltrata. Pero también hay muchas personas que aman la vida en los detalles pequeños de cada día; que la construyen laboriosamente, la defienden con uñas y dientes. Hay personas que enriquecen la vida con su aportación de humanidad; y las hay quienes la embellecen con grandes obras artísticas o con la pequeña flor de su maceta en medio del cemento. Hay quien anima la vida, la suya y la de los demás, con tesón y la cuida con pasión. Hay quien la comprende y excusa con generosidad porque también se sabe débil. Y hay quien disfruta de la vida como el mejor regalo de cada día.

                Es que el texto que nos toca esta semana dice que el discípulo, “al fin”, vio y creyó cuando vio “las vendas en el suelo…y el sudario envolviendo un lugar aparte”. ¿Qué quiere decir esto? Las vendas aluden al lecho nupcial, a las sábanas, a la vida. El sudario envuelve “el lugar”, el templo, lo legal, lo que no termina de dar vida. El discípulo entiende lo que es la resurrección cuando opta por los lienzos, por la vida, y rechaza el sudario, lo que no da vida. Creer en la resurrección no es, según el Evangelio, dar adhesión a una doctrina, sino hacer una opción de vida, una opción de amor y benignidad por ella.

 

***

 

Texto:

 

1El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. 2Echó a correr y fue adonde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien quería Jesús, y les dijo:

                ­-Han quitado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.

                3Salió, pues, Pedro y también el otro discípulo camino del sepulcro. 4Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; 5y, asomándose, vio los lienzos ordenados; pero no entró. 6Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: contempló los lienzos ordenados 7y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con los lienzos, sino envolviendo un lugar. 8Entonces, finalmente, entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

9Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que Él había de resucitar de entre los muertos. 10Los discípulos se fueron de nuevo a sus casas.

 

 

***

 

Ventana abierta:

 

                Este señor es Carlos Cristos, médico de familia que murió joven por causa de una enfermedad degenerativa y que optó por vivir hasta el último suspiro “a ser posible con una sonrisa”, como él decía. Dio pie a la hermosa película “Las alas de la vida”, de la que hemos hablado en otras ocasiones. Son personas que, aun con grandes limitaciones, aman la vida y estrujan sus posibilidades y disfrute al máximo. Enriquecen el tesoro de la vida a la que aman.

                Oramos. Gracias, Señor, por quienes viven con intensidad; gracias por quienes disfrutan de los caminos sencillos de la vida; gracias por quienes cantan a pesar de las noches de la vida.

 

***

 

Desde la persona de Jesús:

 

                Dice María, desconsolada, que no sabe dónde han puesto el cuerpo de Jesús. El Evangelio afirma que el cuerpo resucitado de Jesús, su verdad de amor y de acompañamiento, está en el fondo de la vida (“vendremos a él y pondremos nuestra morada en él”: Jn 14,23). Porque no lo vemos, nosotros, gentes de superficie, creemos que no está. Pero sí está. Su “cuerpo” es compañero, apoyo, cimiento de nuestra andadura vital; su persona es caminante, abrazo y amparo de nuestros días.

                Oramos. Te alabamos, Señor, por tu cuerpo entregado a la vida; te bendecimos por tu cuerpo compañero nuestro; te damos gracias por tu cuerpo que nos acoge.

               

***

 

Ahondamiento personal:

 

                Dice el Evangelio que “los discípulos no habían entendido lo escrito, que había de resucitar de la muerte”. Para entenderlo tendrían que haber amado la vida suya y también la de los demás. Debería haber abandonado, poco a poco, su egoísmo, su afán de dominio y de lucro, su deseo de autoafianzarse a costa de los demás. Tenían trabajo por delante si querían ahondar en la vida resucitada de Jesús.

                Oramos: Que entendamos lo escrito en el Evangelio amando la vida; que entendamos lo escrito en la creación amando lo creado; que entendamos lo escrito en el corazón acogiendo sin cansancio.

               

***

 

Desde la comunidad virtual:

 

                Tenemos cada vez más claro que la comunidad virtual, además de ser un ámbito de oración es un lugar en el que, de maneras sencillas, nos animamos a vivir. Son pequeños detalles que dan color a nuestras relaciones. Con ello nos enseñamos eso de que optar por la vida es más que simplemente vivir.

                Oramos: Que nos ayudemos a gustar la vida; que nos ayudemos a abrazar la vida; que nos ayudemos a cantar la vida.

               

***

 

Poetización:

 

No sólo vivió,

optó por la vida.

Lo vieron así

todos aquellos que necesitaban

que alguien animara su vida,

que la acogiera,

que la amparara.

Lo vieron así, sobre todo,

aquellos para quienes la vida

les resultaba más dura,

áspera,

de poco fruto,

de abundante amargura.

Decía palabras hondas:

“Bienaventurados…”,

“No te condeno…”,

“Venid los cansados…”,

“No tengáis miedo…”,

“A nadie echaré fuera…”.

Pero, en el fondo, decía:

vivid,

amad,

disfrutad,

cantad en la noche,

comprended al débil,

acoged sin cansaros,

vivid, sí.

Por eso las vendas

señalaban al viviente

no al engullido

por la muerte.

Por esa señal

entendió el discípulo

que optar por la vida

era creer en el resucitado.

 

***

 

Para esta semana:

 

                Trata de ver el lado positivo de la vida. Contagia amor por la vida.

 

***

 

 

Juan 135

CVJ 

Domingo, 25 de febrero de 2013

 

VIDA ACOMPAÑADA

 Plan de oración con el Evangelio de Juan

 

135. Jn 19,38-41

 

Introducción:

 

                Hay una patología personal y social que se suele denominar atrofia afectiva.  Es la que tienen las personas que observan y analizan todo lo que ocurre, pero no se comprometen en nada. Es la de aquellas gentes  que solamente ven la realidad desde el lado de la utilidad; si algo o alguien no es útil, no les interesa. O también sufren de esta dolencia de quien sistemáticamente recela de todo lo afectivo. De modo general puede decirse que la riqueza y la plenitud de una persona dependen en gran medida de su capacidad afectiva. Esta no es solamente aplicable a las relaciones personales más inmediatas, sino a todo el hecho social. Amar la realidad es la mejor manera de entenderla; distanciarse de ella, “odiarla”, bloquea cualquier posibilidad de comprensión y de vida saludable.

                Es que, por extraño que parezca, la escena joánica del entierro del Señor habla, en el fondo de algo de eso: aparentemente se narra un entierro, pero, en realidad, se está diciendo que se entierra a uno que está destinado a la vida. Y como el lenguaje afectivo, esponsal, nupcial, es muy válido para hablar de vida (en las “nupcias” se engendra la vida), resulta que el autor describe el entierro con un vocabulario de bodas, afectivo: llevan perfumes “de mirra y áloe” que son los perfumes de la bodas, según lo salmos. Envuelven a Jesús en un “lienzo” que alude al lienzo del lecho nupcial (aquello de la “prueba de la virginidad”). Se le entierra en un sepulcro que está en un “huerto”, lugar del amor según el cantar de los Cantares. O sea, que al final uno no sabe si está asistiendo a un entierro o a la confesión de que quien es enterrado es uno talmente destinado a la vida  porque ha amado a fondo y se le sigue amando a fondo. Se entierra a un amado y el amor salta las fronteras de la muerte. Esos trasfondos dan vida al relato.

 

***

Texto:

 

                38Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo clandestino de Jesús por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo.

39Llegó también Nicodemo, el que al principio había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mixtura de mirra y áloe.

 40Tomaron el cuerpo de Jesús y lo vendaron todo, con los aromas, según se acostumbra a enterrar entre los judíos.

41Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto un sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado todavía. 42Y como era para los judíos el día de la preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.

 

***

 

Ventana abierta:

 

                Esta persona es Chris Kyle el francotirador más letal de EEUU que mató a muchas personas en Irak y que se lamentaba de no haber matado más “salvajes” (se refiere a los llamados “insurgentes” iraníes). Él mismo fue acribillado en un campo de tiro donde enseñaba a jóvenes a disparar. Un muchacho lo mató. Cosas de Estados Unidos. Pero, en el fondo, personas como éstas encarnan el profundo desafecto a los distintos que lleva a sembrar muerte. Dicen que su funeral ha sido multitudinario. Eso es lo peor, que la ciudadanía se identifique con el desafecto.

                Oramos. Que no nos invada nunca el desafecto personal o social; que nuestra reacción sea misericordiosa y benigna ante el mal social; que ensanchemos los límites de nuestra tienda, de nuestra vida.

 

***

 

Desde la persona de Jesús:

 

                Dice el texto que José de Arimatea, el que había ido a verlo de noche, pidió a Pilato el cuerpo de Jesús. Parece que aquella entrevista nocturna no había servido para nada. Pero la buena acogida de Jesús a horas intempestivas, la conversación sosegada, sirvieron para dejar un poso de benignidad en el corazón del de Arimatea. Ahora, cuando el pobre cuerpo de Jesús está muerto es cuando el afecto le lleva a solicitar del tirano Pilato que se le dé el cuerpo para ejercer con él el sacramento del afecto, del cuidado, del entierro amoroso.

                Oramos: Te veneramos, Señor, en tu cuerpo pobre y muerto; te veneramos con amor en tu necesidad de cuidados; te veneramos con gozo en la promesa de tu resurrección.

 

***

 

Ahondamiento personal:

 

                Asegura el texto que José y Nicodemo llevaron “cien libras” de perfume para embalsamar a Jesús. ¡Unos 42 kilos! Una barbaridad. No saben que aquel que quieren ungir está destinado a la vida. Quieren borrar el duro peso de la muerte con una enorme cantidad de perfume. Es como quien quiere obviar el dolor y la limitación de la vida huyendo de ella, dorando la píldora. La afectividad saludable no excluye la honradez con lo real, la visión exacta de los problemas. Solamente que los lee con benignidad, con acogida, con afecto. Una visión afectiva de la vida y, a la vez, con realismo no son cosas que estén reñidas.

                Oramos: Que seamos realistas y benignos; que seamos buenos lectoras de la realidad y fraternos; que seamos honrados con lo real y afectuosos.

               

***

 

Desde la comunidad virtual:

 

                La pertenencia a la comunidad virtual, el trabajo común en torno a la Palabra, la certeza de que ésta nos conecta a la vida y al corazón de otras personas amplía nuestra capacidad afectiva, nuestra manera de mirar con amor nuestros pasos y los de los otros. Por eso, uno de los beneficios del trabajo orante en comunidad virtual es ampliar nuestra capacidad afectiva,  la posibilidad de leer y vivir la vida con el jugo de lo hermoso, de lo disfrutado, de lo amado.

                Oramos: Gracias, Señor, por la ayuda de los hermanos para vivir la vida con gozo; gracias por el grupo que ora y nos enseña a amar; gracias por la conexión vital que nos hace amables los días.

 

***

 

Poetización:

 

Como todos,

el de Jesús fue también

un triste entierro.

Pusieron con amor

su cuerpo muerto

en la soledad de la tumba.

Pero ese amor

era como un canto de esperanza

y de vida:

se estaba enterrando

a un destinado a la vida,

a un esposo

que, unido a nosotros,

engendraría vida.

Por eso, quizá sin saberlo,

lo enterraban como a un novio

que va al lecho de bodas:

perfumado como los novios,

en el lienzo de un lecho nupcial,

en el huerto donde florecen los amores.

No depositaban un cadáver

en el silencio de la roca,

sino uno destinado a la vida

que estallaría gozoso

en la resurrección.

José y Nicodemo intuían

de alguna manera

que la vida irrumpiría

en el cuerpo amado,

en toda realidad,

cuando se la ama.

 

***

 

Para esta semana:

 

                Trata de controlar tu atrofia afectiva. Hazlo amando a la realidad que tienes delante y a las personas que se cruzan en tu camino.

 

 

Juan 134

CVJ 

Domingo, 17 de febrero de 2013

 

VIDA ACOMPAÑADA

 Plan de oración con el Evangelio de Juan

 

134. Jn 19,31-37

 

Introducción:

 

                Aunque parece que la expresión “vida interior” alude directamente a cuestiones religiosas, lo cierto es que no tiene por qué. Vida interior es el trabajo que una persona o una sociedad hacen por cultivar los valores más hondos y más positivos de la persona que contribuyan a su creciente humanización. La belleza, el silencio, la escucha, la contemplación de lo creado, la armonía en todas sus variantes, la misma fe, etc. pueden ser elementos que ayuden a construir esa vida interior de la que hablamos. No cabe duda, una sociedad con vida interior tiene mejor futuro que una sociedad superficial, banal. Lo mismo que decimos que una sociedad con cultura es mejor que una sociedad inculta. No hay por qué ser reticentes a la espiritualidad. Si es sana, plural, amplia, no sectaria, puede ser un gran beneficio para la persona y para la sociedad.

                Es que en el pasaje de esta semana se habla del interior de Jesús, del que dice san Juan que salió “sangre y agua”. ¿A qué se refiere? La sangre es la vida entregada; el agua es el espíritu ofrecido. Por eso se puede decir que el interior de Jesús, su mayor verdad, el núcleo de su vida, está hecho de entrega (sangre) y de aliento, ánimo, espíritu (agua). Su trabajo ha sido animar, dinamizar la existencia mediante su total entrega a su vocación de ser hermano del pueblo, sobre todo en los sectores más heridos. Despojar el interior de Jesús de estos valores es empobrecerlo y desnaturalizarlo. Así lo ha visto siempre la fe y de ello ha dejado testimonio.

 

***

 

Texto:

 

31Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedasen los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran.

32Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; 33pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas,

34sino que uno de los soldados con la lanza le traspasó el costado y al punto salió sangre y agua.

35El que lo vio da testimonio y su testimonio es verdadero y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis.

36Esto ocurrió para que se cumpliera aquel pasaje: “No le quebrarán un hueso”; 37y en otro lugar la Escritura dice: “Mirarán al que atravesaron”.

 

***

 

Ventana abierta:

 

                La Universidad Popular de la Rioja organizó a finales de enero un foro de espiritualidad con el lema “Vivir con gusto y sentido” con temas de oración, silencio, escucha, etc. Sorprende que una ciudad no muy religiosa, teniendo que pagar matrícula, se apuntaran más de 400 personas. Eso demuestra que el anhelo de espiritualidad, laica muchas veces, sigue vivo. Se puede decir que una ciudad que reacciona así tiene vida interior.

                Oramos: Que la espiritualidad crezca en el cimiento de nuestras ciudades; que creamos en los beneficios de la espiritualidad; que el cultivo de la vida interior nos sea atrayente.

 

***

 

Desde la persona de Jesús:

 

                El texto presenta a Jesús como “un traspasado”, uno que dice su total verdad. Ese es el requisito para que su interior sea entregado y espiritual. Pretender una vida interior, una espiritualidad en las brumas de la mentira es complicado. La limitación, el pecado, puede ser comprensible y excusable por nuestra debilidad. Pero la mentira, el ocultamiento, la trampa bloquean toda pretensión espiritual. En esto, como en todo, Jesús ha sido ejemplar.

                Oramos: Te damos gracias, Señor, por Jesús el sincero y veraz; te damos gracias por su apertura de mente y su corazón; te damos gracias porque no nos ha ocultado la bondad y el amor de su corazón.

 

***

 

Ahondamiento personal:

 

                Dice el autor del Evangelio, y pone mucho énfasis, que de eso (de que salió sangre y agua) deja testimonio. Habla de su propia experiencia más que de lo que vieron o dejaron de ver sus ojos. Él ha experimentado en la vida de Jesús que el suyo era un interior entregado y animador y de eso quiere dejar testimonio con la intención de que tal testimonio se contagie también a otros, a nosotros.

                Oramos: Que nuestra experiencia sea el dinamismo de nuestra vida interior; que no hablemos de oídas sino de prácticas; que apreciemos las experiencias espirituales de toda persona.

               

***

 

Desde la comunidad virtual:

 

                Afirma el texto que el testimonio de quien ha visto, ha creído, que el interior de Jesús estaba hecho de sangre y de agua, es decir de entrega y de aliento, se quiere dejar a la vista “para que creáis”. Es decir, para que el lector se anime también a un interior como el de Jesús, a un interior cultivado. Nuestra actividad orante y relacional tiene también, en el fondo, una intención similar: nos hemos unido a una comunidad virtual como ésta para mejorar el nivel de nuestra interioridad. Todo está orientado a tal fin.

                Oramos: Que nos ayudemos a enriquecer nuestra experiencia de vida interior; que apreciemos las pequeñas ayudas que colaborar a mejorar nuestra espiritualidad; que procuremos un ambiente bueno para la experiencia de interioridad.

 

***

 

Poetización:

 

Se esforzó el testigo

en dejar bien claro

que su interior estaba hecho

de sangre y agua,

de entrega y aliento,

de generosidad y amparo.

Pero él sabía

que no hubiera hecho falta

que el soldado traspasase

su costado.

Durante toda su vida,

a lo largo de sus caminos,

en las noches interminables

de confidencias y charlas,

en la actuación con los débiles,

en sus afanes de reinserción de los pobres,

en lo múltiples abrazos repartidos

se manifestó

una y mil veces

que el hombre de Nazaret

era compasivo y generoso,

animador y sostenedor,

empuje y aliento,

casa de acogida

y palabra de fuego.

¿Cómo no iba a salir de su costado

lo que había dentro,

el agua de ánimo total

y la sangre de la entrega sin límites?

Dejó testimonio de que esto ocurrió

cuando el soldado lo atravesó.

Pero, en realidad,

eso había ocurrido toda su vida,

en cada uno de sus días.

***

 

Para esta semana:

 

                Trata de vivir con hondura las experiencias de esta semana. Piénsalas, compártelas.

 

 

Juan 133

CVJ 

Domingo, 10 de febrero de 2013

 

VIDA ACOMPAÑADA

 Plan de oración con el Evangelio de Juan

 

133. Jn 19,28-30

 

Introducción:

 

                Hay un valor en hacer bien las cosas y hacerlas bien hasta el final. Lo bien hecho y bien terminado es una realidad que apreciamos. Para terminar bien las cosas es necesario tener constancia, fidelidad y, en definitiva, amor por lo que se hace. Cuando dejamos algo a medio hacer se desvela la carencia de amor con que hemos hecho esa tarea. Cuando eso ocurre, la rutina y la desgana ocupan el puesto del interés y de la fidelidad. Llevar una cosa hasta el final y llevarla bien es síntoma de que nos hemos tomado en serio la tarea porque nos hemos tomado en serio a la persona. Puede parecer esta clase de reflexiones algo banal; pero en cosas como en el hacer bien las cosas hasta el final reside no poco de la dicha y del gozo humano.

                Es que el texto de esta semana conceptúa la trayectoria de Jesús como algo “bien terminado”. Jesús no ha dejado su obra a medias, porque esa obra tenía como raíz el amor. Y el amor lleva las obras hasta el final. En el caso de Jesús ese final ha sido la rúbrica tremenda de su muerte violenta. Pero, aunque no hubiera sido así, aunque hubiera muerto pacíficamente, la suya habría sido una obra bien terminada porque en ella latía un amor total. La fidelidad que nos tuvo fue la que le llevó a terminar su obra totalmente. No le importó que esa conclusión buena fuera a costa de su entrega, de sus desvelos, de sus trabajos, de su sangre. Su amor por el pueblo le hizo ver que merecía la pena pasar todo lo que había que pasar para que la obra se terminase. Ya lo había dicho en Jn 4,4: “Mi alimento es cumplir el designio del que me envió y dar remate a su obra”. Pues bien, sí, dio remate. Su amor le llevó hasta ahí.

 

***

 

Texto:

 

 

                28Después de esto, sabiendo Jesús que todo iba llegando a su término, para que se cumpliera aquel pasaje dijo:

                -Tengo sed.

29Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. 30Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo:              

-Está cumplido.  

E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.

 

 

***

 

Ventana abierta:

 

                Queríamos poner una foto del grupo bíblico de la Parroquia de Valvanera de Logroño, pero no la tenemos. Este grupo, semana a semana, durante cinco años ha hecho una lectura reflexiva del Evangelio de san Juan. Pasaje a pasaje, sin prisa pero sin pausa, con una fidelidad encomiable ha dado término a su lectura reflexiva. Cinco años. Una obra terminada que refleja el amor a la Palabra de estas personas que, fielmente, han ido alimentando su vida cristiana de esta manera tan sencilla pero tan hermosa.

                Oramos: Gracias, Señor, por quienes son fieles a su experiencia cristiana; gracias por quienes se vuelcan con fidelidad a la Palabra; gracias por quienes terminan bien las cosas con paciencia y amor.

 

***

 

Desde la persona de Jesús:

 

                Es el mismo Jesús el que dice “Está cumplido”. El anhelo del Padre, ir formando la nueva comunidad, la nueva sociedad, la relación nueva, Jesús lo ha cumplido en su vida. Quizá por eso, por esa fidelidad hasta el final, es por lo que es todavía recordado, más que por su muerte violenta. Y eso es lo más admirable de él: no que muriera así, sino que viviera así, en fidelidad, sin desmayo hasta el final. Se le dieron motivos para abandonar. Pero él fue fiel. Ahí es donde radica su hermosura.

                Oramos: Te alabamos, Señor, por tu increíble y gozosa fidelidad; te bendecimos por haber terminado tu obra con amor; te damos gracias por no habernos abandonado en nuestros egoísmos.

               

***

 

Ahondamiento personal:

 

                Cuando Jesús dice “Tengo sed” quizá esté desvelando una de las claves de su fidelidad hasta el final: ha tenido sed, ha vivido con sed. Su amor no es algo lánguido y que va de sí. Ha sido un amor sediento, buscador, inquieto por el bien de la persona en debilidad. Esa sed que ha anidado en su vida, el amor al designio del Padre, le ha hecho mantenerse fiel hasta el final para cumplir lo previsto en el corazón anchísimo de amor de Dios. Sin “sed”, sin pasión por la vida y por las personas, por las cosas, es muy difícil aguantar hasta el final.

                Oramos: Que tengamos sed de la persona para optar por ella siempre; que tengamos sed de Jesús para hacerlo siempre objeto de nuestro amor; que tengamos sed de vida para leer los acontecimientos de manera positiva.

               

***

 

Desde la comunidad virtual:

 

                El texto dice que Jesús “entregó su espíritu” que es algo más que morir. Jesús entrega su espíritu a la comunidad de seguidores. Es decir, la fidelidad que le ha llevado a él hasta el final ha de ser recogida, como una antorcha, por quienes se dicen su comunidad. El mismo afán que ha anidado en su vida, llevar el designio de amor del Padre hasta el final, ha de anidar en la nuestra. La buena relación en la comunidad virtual puede animarnos a ello.

                Oramos: Que recojamos la antorcha de Jesús, su espíritu; que anide en nosotros el amor al designio del padre, la nueva relación; que nuestra relación sea siempre respetuosa y agradecida.

 

***

 

Poetización:

 

No se quedó

a mitad de camino;

nunca hizo las cosas

a medias.

Por eso al final

pudo decir:

“Está terminado”.

Había llegado a la conclusión

de que su mayor gozo

habría de ser

cumplir el designio de amor

del Padre,

construir la nueva relación,

la nueva sociedad

de hermanos.

Y se dio a esa tarea

con ahínco

hasta el final.

No le apartó de ello

ni sus crisis internas,

ni sus decepciones externas.

No le hizo desistir

ni la ambición de su familia,

ni la torpeza de sus discípulos,

ni el menosprecio de los de su pueblo,

ni la persecución de las autoridades.

El permaneció fiel,

inalterable,

en el camino elegido.

Con verdad pudo decir al final:

“Está cumplido”.

 

***

 

Para esta semana:

 

                Trata de hacer bien las cosas por razones de aprecio y de amor, no solamente por responsabilidad.

 

***

 

 

Juan 132

CVJ 

Domingo, 3 de febrero de 2013

 

VIDA ACOMPAÑADA

 Plan de oración con el Evangelio de Juan

 

132. Jn 19,25-27

 

Introducción:

 

                La palabra integración hace ya parte del vocabulario habitual de la ciudadanía: integración escolar, integración cultural, integración social, etc. Otra cosa es que los hechos se correspondan con la realidad. Pero una gran parte de la sociedad ve con claridad que el camino de la integración, por difícil que sea, resulta ineludible. Y, a la vez, percibe que para integrar es imprescindible dialogar, ceder, repartir el poder, estar dispuestos a ver en la realidad del otro algo más que su diferencia, algo que nos asemeja en el fondo. Sin esta visión más allá de meros condicionantes externos, la integración, cualquiera que sea, se hace casi imposible.

                Es que el texto de esta semana habla, justamente, de integrar. Una lectura piadosa, superficial, ha querido ver aquí la acogida de María anciana en casa del discípulo, Juan, joven. No es ese el trasfondo: el discípulo y lo que representa (la nueva comunidad) acoge a María y lo que representa (la antigua comunidad de creyentes judíos). Cuando los paganos acogieron a los judíos, comenzó el milagro de la primera misión cristiana. Esto es el mundo al revés porque acoge quien debiera ser acogido y es acogido quien hubiera debido de acoger. Pero es que, como decimos, la integración se hace cediendo todos: el pagano que acoge cede al prestar su vigor de fe nueva y no hace remilgos ante el judío de colmillo retorcido; el judío que se sabe acogido, mira con agradecimiento a quien le acoge pasando por alto su disgustante (para él) paganismo. Cediendo todos se da el misterio de la acogida. Este es uno de los mayores frutos de la entrega de Jesús, de su vida y de su muerte generosa.

 

***

 

Texto:

 

25Enfrente de la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su Madre, María la de Cleofás, y María la Magdalena.

26Jesús, pues, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre:

                -Mujer, ahí tienes a tu hijo.

                27Luego dijo al discípulo:

                -Ahí tienes a tu madre.

                Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como suya.

 

***

 

Ventana abierta:

 

Estos son los niños de una clase del colegio de Camposoto de San Fernando de Cádiz. En el centro, abajo, un niño con parálisis cerebral, Antonio, al que sus compañeros llaman “Super Antonio”. Unas maestras que alcanzan el rango de heroínas hicieron posible lo imposible: que ese niño estudie con sus compañeros “normales”, quienes recurren a él para preguntarle cosas que no entienden, para jugar y que lloran cuando “Súper Antonio” falta a clase. “Si Antonio se va, yo me voy”, dice un niño en un video hecho por la escuela. Este es uno de esos pequeños pero impactantes bocados de realidad que saltan a la palestra y nos arrancan a todos una sonrisa, ejemplo de esa alegría que a veces, afortunadamente, trae vivir en este mundo y en este tiempo.

Oramos: Gracias, Señor, por quienes acogen si fijarse en la diferencia externa; gracias por quienes sonríen con quien sonríe; gracias por quienes se apoyan mirando solamente a la bondad del corazón.

 

***

 

Desde la persona de Jesús:

 

                Jesús tiene “enfrente de la cruz” a la comunidad integrada. Es su gran triunfo, hacer de los diversos y dispersos un solo pueblo, como dirá luego san Pablo. Su gran sueño era la fraternidad. A ello se entregó con alma y cuerpo. Y lo logró por encima de dificultades. Y ahí estaban ellos: los paganos de la nueva comunidad que el discípulo representa y los creyentes de la vieja comunidad judía que María representa. Juntos ante la cruz, misterio de integración de todo lo disperso.

                Oramos: Gracias, Señor, por tu formidable obra de fraternidad humana; gracias por amar y unir lo diverso; gracias por mirar al fondo del corazón de todos.

               

***

 

Ahondamiento personal:

 

                El discípulo recibe a la madre “como suya”. Es decir, los asuntos de la madre pasan a ser asuntos que importan al discípulo. No hay manera de crear honda fraternidad humana sin que los intereses de los demás entren en el campo de preocupaciones de la vida del otro. Mientras solo me interese lo que me  pasa y no lo que nos pasa, aún nos quedará camino por recorrer.

                Oramos: Que nos preocupe lo que nos pasa a todos; que caminemos en la senda común del nosotros; que nuestros intereses sean comunes y amplios.

               

***

 

Desde la comunidad virtual:

 

                No nos cabe duda que nuestro estar en torno a la Palabra tiene, como uno de sus mejores frutos, la conexión de intereses, la preocupación por lo del otro, el sencillo acompañamiento a los caminos de los demás. La oración con la Palabra te hace salir de ti mismo y te planta ante la realidad ajena para hacer la pregunta por el “nosotros”. Es, como decimos, uno de sus mejores frutos.

                Oramos: Que nos preocupe y nos preocupemos del otro; que nos acompañemos con sencillez y fidelidad; que la realidad ajena nos conmueva.

 

***

 

Poetización:

 

Creían que era un fracasado,

allí, colgado en el palo;

pensaban que su sueño de fraternidad

había sido un quimera

y su anhelo de sociedad nueva

una falsedad.

Pero no fue así:

allí, ante su cruz,

ante la derrota más dura

estaba su mejor triunfo:

la mujer y el discípulo,

las raíces viejas y la nueva savia,

los anhelos casi apagados y el viento de la mañana

unidos y juntos,

en comunidad de vida,

en mezcla de intereses,

en acompañamiento de amor.

Era poco,

pero constituía la evidencia

de que su sueño no había sido vano.

Tan duro como haber muerto solo,

habría sido ver que nadie acogía a nadie,

que cada uno se iba a sus asuntos

despreocupándose del otro.

Pero no:

la nueva comunidad acogió

y la vieja comunidad se dejó acoger.

Podía Jesús cerrar los ojos,

su sueño comenzaba a cumplirse.

 

***

 

Para esta semana:

 

                Intenta ser acogedor y amable con las personas que se tropiezan contigo estos días.

 

***

 

 

Juan 131

CVJ 

Domingo, 27 de enero de 2013

 

VIDA ACOMPAÑADA

 Plan de oración con el Evangelio de Juan

 

131. Jn 19,23-24

 

Introducción:

 

                Hace unos años había personas que se autodenominaban “ciudadanos del mundo”, gente generalmente de mentalidad abierta, supuestamente universalistas. Hoy parece que el universalismo está en baja por los nacionalismos excluyentes o por un localismo no bien asimilado. Sin embargo multitud de indicios empujan a la universalidad: el fenómeno de las adopciones, la inmigración que mezcla, los modos de viajar de los jóvenes, el trabajo que se encuentra en países lejanos, la formación y las lenguas que empujan a otras culturas, etc. Quedarse hoy cerrado en lo pequeño, en lo local, en lo mío es un empobrecimiento. El universalismo, la mentalidad abierta, la evidencia de que somos familia humana, de que la bondad anida en cualquier rincón del planeta, se impone.

                Es que el pasaje de esta semana, en el fondo, habla de universalismo, rompe la barrera que las mismas religiones han forjado: mi Dios es el verdadero, mi fe la única, mis costumbres las mejores. El Evangelio sostiene que todo el mundo, sea de cualquier parte, puede involucrarse en el movimiento humanizador que representa Jesús y que por eso mismo, toda puerta de acceso a la realidad de Dios es válida. No hay una única puerta, sino muchas. Algo de eso significa la metáfora de las vestiduras repartidas “en cuatro partes”, en las mismas que se divide el todo del mundo. Este universalismo solamente podrá darse en la medida en que se esté dispuesto a repartir, en la medida de la generosidad. Efectivamente, la generosidad abre las puertas al universalismo, la tacañería y la ramplonería las cierra.

 

***

 

Texto:

 

                23Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron las ropas, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo.

24Y se dijeron:

                -No la rasguemos, sino echemos a suertes a ver a quién le toca.

Así se cumplió la Escritura:

                “Se repartieron mi ropa y echaron a suerte mi túnica”.

Esto hicieron los soldados.

 

***

 

Ventana abierta:

 

 

                Este es el cartel de unas Jornadas de Diálogo Interreligioso que tendrán lugar en Valladolid en febrero. Un intento modesto, como tantos otros, de trabajar el universalismo desde el lado de la espiritualidad. Las religiones tendrían que haber contribuido al universalismo, al abrazo universal, a la aceptación del distinto. Pero, con frecuencia, ha ocurrido lo contrario. Por eso, hay que empujar en la dirección contraria, en la del Evangelio: universalismo generoso.

                Oramos: Que abramos nuestro corazón y nuestra mente a la realidad diversa; que ampliemos los límites de nuestra tienda para acoger al distinto; que sepamos apreciar lo bueno de toda persona y de toda realidad.

 

***

 

Desde la persona de Jesús:

 

                Las vestiduras de Jesús se reparten en cuatro partes, en las mismas partes en que se divide el mundo (norte-sur-este-oeste). Si Jesús no hubiera sido generoso en su vida y en su muerte, si no hubiera querido repartir nada, hablar de universalismo es hablar de algo imposible. El universalismo, en cualquiera de sus acepciones, demanda la generosidad, la entrega. A más generosidad, más universalismo; a más tacañería, menos universalismo.

                Oramos: Gracias, Señor, por tu generosidad tenaz; gracias por tu amplitud de corazón; gracias por tu mirada que envuelve.

 

***

 

Ahondamiento personal:

 

                Para hacer “cuatro partes” de lo que uno es, para estar dispuesto a la acogida amplia, se requiere mirar el fondo del corazón de la persona, ese más allá del muro de las limitaciones y las apariencias. Sin esa mirada a la bondad esencial de cada persona, de cada realidad, pretender ser universal es una quimera. La mirada que desvela la bondad del corazón es, junto con la generosidad, requisito de cualquier pretensión de universalidad.

                Oramos: Que no nos detengamos en el muro de las limitaciones de la persona; que no quedemos enganchados en la red de las apariencias de la persona; que sepamos mirar la bondad esencial que anida en el corazón de toda persona.

               

***

 

Desde la comunidad virtual:

 

                En muchos detalles comprobamos la generosidad de unos para con otros en nuestra comunidad virtual. Esa humilde generosidad es la que nos abre al corazón del otro hasta crear una pequeña red de acogida y aprecio. El logro del universalismo para por esta acogida primera, básica, cercana. Pretender lo mucho de la ciudadanía universal sin el trabajo de una ciudadanía, de un aprecio, más local y cercano es algo imposible. Hasta en eso nos hace bien estar cerca unos de otros.

                Oramos: Que nos interesen los caminos de los demás; que nos demos en lo sencillo y cotidiano; que nos amparemos para prender los caminos de la acogida.

               

***

 

Poetización:

 

Siempre había sido generoso,

siempre se dio,

siempre repartió.

Por eso tuvo la pretensión

de acoger a toda realidad,

a toda persona,

a todo corazón.

Sin esa generosidad esencial

habría sido imposible

hacer sitio a todos

en su corazón de hombre.

Y, además,

consiguió mirar

el fondo del corazón

saltando la cerca

que rodea y oscurece

los corazones.

Y descubrió que en toda persona,

buena o mala,

creyente o pagana,

aceptada o rechazada,

había una bondad básica,

una sed inapagable de amor,

una potencialidad para el bien.

Aprendió a mirar

con la mirada del Padre bueno.

Por eso el universalismo,

la aceptación general,

el abrazo amplio,

el amparo sin distinciones,

brotaron en él

con una pujanza

que ni en la hora de su muerte trágica

habría de abandonarle.

 

***

 

Para esta semana:

 

                Trata de mirar con amplitud aquellas situaciones o personas que no encajan bien, a primera vista, con tu manera de ser.

 

***

Juan 129

CVJ 

Domingo, 13 de enero de 2013

 

VIDA ACOMPAÑADA

 Plan de oración con el Evangelio de Juan

 

 

129. Jn 19,16b-18

 

Introducción:

 

                Nosotros no hemos visto crucificados; ojalá no los veamos nunca en esa clase de suplicio. Pero, sin embargo, hay muchas personas y muchos colectivos sociales que están “crucificados”: la inmensa legión de pobres que habita en África, las mujeres maltratadas y violadas en India y en otras partes, los desplazados en Latinoamérica que se han quedado sin tierra, sin raíces; los indígenas olvidados, masacrados y expoliados en las selvas de América Latina; las personas privadas de sanidad, de escuela, de vivienda, etc. El suplicio de la crucifixión sigue vigente aunque ahora no sea el de ponerle a uno en un patíbulo. Pero hay quien se empeña en bajar de las cruces a quien está en ellas. Todavía sus logros son pequeños; pero, saber que están en esa labor es muy alentador y nos reconcilia con la especie humana.

                Es que la contemplación de la crucifixión de Jesús que propone el Evangelio ha de llevar justamente a eso: no a valorar la cruz, ni a “adorarla“, menos aún a decir que las cruces las manda Dios (Dios no manda más que amor y ánimo para luchar). El Evangelio ha de llevar a tener “señorío” sobre las cruces, a dominarlas, a suprimirlas, a contrarrestarlas con amor y entrega. La serenidad que destila el pasaje de la crucifixión en el Evangelio de san Juan ha de transformarse en la certeza de que no estamnos hechos para la cruz y, menos aún, para darle un valor sagrado. El Evangelio empuja a la denodada lucha contra toda cruz, hasta que no quede ni una de ellas, ni rastro de ellas.

 

***

Texto:

 

16bTomaron, pues, a Jesús, 17y él mismo, cargando con la cruz, salió al sitio llamado de “El lugar de la  calavera” (que en hebreo se dice Gólgota), 18donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio a Jesús.

 

***

 

Ventana abierta:

 

 

                Esta es una de las muchas fotos que nos está dando la prensa sobre las manifestaciones en la India contra las violaciones de mujeres no castigadas. Un país despierta y ve que una injusta y cruel “cruz” que sufre un sector social tiene que ser abolida. Tendrán que luchar mucho, pero lo conseguirán. Las cruces sociales encierran una injusticia, un inhumano afán de dominio, y una brutalidad que las hace incompatibles con el corazón humano y con el Evangelio.

                Oramos: Que seamos sensibles a las cruces sociales de los débiles; que no contribuyamos de ninguna manera a una cruz social; que trabajemos por bajar de la cruz a quien esté situado en ella.

 

***

 

Desde la persona de Jesús:

 

                Jesús, según san Juan, carga “él mismo con la cruz”. En Juan no hay Cirineo. Él encajó la injusticia con la que era tratado. Una manera muy fuerte de decir que ese no es el camino a seguir. Mirar a Jesús llevando la cruz más que a un sentimiento devocional ha de llevar al coraje social para no engendrar cruces y para quitarlas, en la medida en que existan, de los hombros frágiles de los débiles que suelen ser quienes más las soportan.

                Oramos: Te adoramos, Señor, por tu coraje para encajar tu propia cruz; te bendecimos porque nos animas a trabajar por la eliminación de cruces; te damos gracias por haber sembrado en los humanos el afán y el sueño de una vida sin cruces.

 

***

 

Ahondamiento personal:

 

                No se dice en el texto quiénes eran aquellos otros dos crucificados con Jesús, ni por qué fueron crucificados. Su anonimato encierra a todos los crucificados de la historia, a quienes, sin comerlo ni beberlo, han tenido que encajar cruces que ni eran las suyas, ni tenían por qué ser de nadie. Hemos de mirar con atención, respeto y cuidado esa legión de crucificados que aún transita por este mundo; igualmente hemos de mirar de frente a las propias cruces para verlas como injustas, como sobrantes, como innecesarias, como vencibles.

                Oramos: Que miremos con respeto las cruces de los débiles; que hagamos algo, siquiera valorarlas, para que esas cruces desaparezcan; que contagiemos aliento sobre la posibilidad real de mitigar y hacer desaparecer muchas de esas cruces.

 

***

 

 

 

 

 

Desde la comunidad virtual:

 

                No podemos decir que la comunidad ayude a llevar las cruces o a superar las cruces erradicándolas. Pero el compartir los pequeños (o no tanto) avatares de la vida hace que nos contagiemos aliento para saber que nuestra vida es más que nuestras limitaciones. La simple escucha fraterna de los momentos menos fáciles de nuestra vida nos alienta y nos ayuda. Es una manera simple de ser, unos para otros, ayudadores no solo a llevar sino al afán de hacer desaparecer tales cruces, injustas como todas.

                Oramos: Que nos ayudemos a liberarnos de nuestras cruces; que nos escuchemos para poder levantar los hombros; que nos acojamos en nuestro afán de vivir dichosos.

               

***

 

Poetización:

 

Como a un bandido

lo crucificaron.

Con otros dos como él

lo crucificaron.

Eran el rostro

de todas las injusticias.

Pero también eran

el grito nunca sofocado

de que la creación

no está hecha para la cruz,

sino para la dicha.

En su injusticia

desvelaban el camino correcto:

luchar contra toda cruz,

bajar a los crucificados de la cruz.

Ese había sido el anhelo de su vida

y la ignominia de la cruz

no lo reducía a cenizas.

Más aún,

al haber sufrido la injusticia

ésta se mostraba como inaceptable.

Y allí estaban ellos, los tres,

como testigos fidedignos

de la honda injusticia

que aún acompaña

el caminar humano.

Pero también eran testigos firmes

del sueño de un futuro sin cruces,

sin amenazas,

sin violaciones,

sin muerte para los inocentes,

sin expolios.

Por eso su recuerdo sigue vivo

en quienes aman a Jesús

no para adorar su cruz,

sino para luchar contra ella,

contra toda cruz.

 

***

 

Para esta semana:

 

                Mira a la gente que soporta muchas dificultades. Escúchala. Si puedes, alivia algo su camino. Ten por seguro de que su cruz es totalmente injusta.

 

***