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FIAIZ

COMUNIDAD DE MARCOS

Marcos 10

CVMc

Domingo, 7 de febrero de 2016

 

 

VIDA Y EVANGELIO:

UN MISMO CAMINO

Plan de oración con el Evangelio de Marcos

 

14. Mc 2,18-21

 

Una reflexión inicial:

 

            Muchas personas han llegado a la conclusión de que vivir es una suerte; otras muchas han concluido que vivir es una desgracia. Quizá, en parte, ambas tengan razón.

                Algunos tenemos suerte en la vida, pero eso no nos libra de preguntas, inquietudes y sufrimientos. Otros son excluidos del banquete de la vida, pero eso no les impide, de vez en cuando, disfrutar, vivir y cantar.

                El secreto de esta realidad ambivalente es que quien dice tener suerte vaya sumiendo sus lados de sombra y quien dice no tener suerte vaya aumentando sus lados de dicha.

                Ya decía Italo Calvino que “El infierno de los vivos no es algo por venir; hay uno, el que ya existe aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Hay dos maneras de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de dejar de verlo. La segunda es arriesgada y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacer que dure, y dejarle espacio”. Leímos esta cita en el funeral-despedida de Alfredo Pérez.

                El éxito es, pues, saber en medio del infierno de la vida qué no es infierno. O sea, cómo sacar el mejor partido a los días que hemos de transitar por este el mundo. Es mirada positiva es decisiva.

 

El texto:

 

                18Los discípulos de Juan y los fariseos estaban de ayuno. Fueron a preguntarle: -Los discípulos de Juan y los fariseos ayunan; entonces, ¿por qué razón tus discípulos no ayunan? 19Les replicó Jesús: -¿Es que pueden ayunar los amigos del novio mientras el novio está con ellos? En tanto tienen al novio con ellos no pueden ayunar. 20Pero llegará un día en que les arrebaten al novio; entonces, aquel día, ayunarán. 21Nadie le cose una pieza de paño sin estrenar a un manto pasado; si no, el remiendo tira del manto –lo nuevo de lo viejo- y deja un roto peor. 22Tampoco echa nadie vino nuevo en odres viejos; si no, el vino reventará los odres y se pierden el vino y los odres; no, a vino nuevo odres nuevos.

 

Para la gente del tiempo de Jesús, el ayuno era cosa decisiva: si ayunabas, eras persona religiosa de fiar; si no ayunabas, no representabas nada en el mundo de lo religioso. Pero Jesús no da el perfil de un ayunante sino, como se dice Mt 11,19, de un “glotón y borracho, amigo de pecadores”. De ahí el desconcierto que muestra este texto:

  • Discípulos que no ayunan de un maestro que no ayuna. Para Jesús, antes que el ayuno está la persona. No va contra el ayuno, pero está a favor de la persona. Si ambas realidades entran en litigio, él opta por la persona.
  • Y da una razón: el “novio” está con ellos. Es decir: la vida con Jesús es un tiempo de bodas. Y en tiempo de bodas, nadie ayuna.
  • Dice el Evangelio que cuando les quiten el novio, ayunarán. Pero resulta que el “novio”, Jesús, nunca va a dejar de estar con nosotros. Ni ahora ha dejado de estar porque acompaña nuestra vida y está en lo profundo de la vida. Ha venido a nosotros y ha puesto para siempre su morada entre nosotros (Jn 14,23). Por eso, el ayuno ha dejado de tener valor, si no es para beneficio de los pobres. De lo contrario, no tiene sentido ayuna, porque la vida es como un “tiempo de bodas”, de oportunidades, de disfrute dentro de la posible, de hermandad.
  • Esta evidencia es el “vino añejo” que es el bueno. Ir con “novedades” religiosas de que Dios quiere al ayunante no tiene sentido.

 

Para pensar un momento:

 

  1. 1.       ¿te parece que merece la pena enfocar la vida desde el lado positivo?
  2. 2.       ¿Creces en disfrute, a pesar de las limitaciones?
  3. 3.       ¿Hay luz en tus palabras, en tu mirada, en tus gestos?

 

Un valor:

 

                Vivir la vida con el valor de un optimismo razonable puede algo muy positivo. No se trata de ser un/a ingenuo/a creyendo que la vida es Jauja para todo el mundo. Eso no es cierto ni aquí ni a lo lejos. La vida tiene su tiniebla inevitable. Otra cosa es que uno se instale en ella y enfoque con tintes grises su vida y la de los demás.

                El optimismo razonable contendría cosas como éstas:

  • Una lectura lo más en positivo de lo que pasa y de lo que nos pasa.
  • Una certeza de que siempre hay en las situaciones algo bueno a que agarrarse.
  • Un no vivir los acontecimientos en modos histéricos, cosa que no ayuda nada.
  • No exagerar las situaciones dureza para no darles más espacio que el que deben tener.
  • No colaborar a aumentar los “infiernos” de la vida.
  • Aprender el arte de disfrutar con lo sencillo.
  • Huir de las personas y situaciones que ennegrecen todo.

Quizá con esta “terapia” sencilla logremos recuperar el valor del optimismo razonable.

 

Una foto:

 

            Es, hoy, una foto sin foto. Rosa Montero en un artículo relativamente reciente de El País semanal habló de Sara M. R., una muchacha marroquí que ha sufrido lo que todo pobre puede sufrir y más. Pero eso no ha conseguido destruir del todo la humanidad, la esperanza y una indudable bondad. Si lo leéis en http://elpais.com/elpais/2015/12/08/eps/1449598299_337782.html os gustará.

 

Un poema:


En campos de silencio
 

las estrellas que caen

siempre germinan. 

 

Todo nos reconoce. 

Todo inclina su gesto generoso

hacia donde la vida

nos cubre y nos concreta. 

 

Hay un cuenco de asombro

en el umbral

de los que saben esperar milagros, 

susurra una verdad. 

 

Hay música, también, 

bajo las cuerdas. 

 

Vanesa Pérez-Sauquillo

 

 

Marcos 13

CVMc

Domingo, 31 de enero de 2016

 

 

VIDA Y EVANGELIO:

UN MISMO CAMINO

Plan de oración con el Evangelio de Marcos

 

13. Mc 2,15-17

 

Una reflexión inicial:

 

                Por definición (definición que hacemos quienes decimos creer) los descreídos, los ateos, los increyentes, decimos, son gentes que no tienen fe, porque reniegan o hablan mal de ella, porque se han alejado de la iglesia, etc.

                Pero esto no es totalmente exacto. Con mucha frecuencia, entre los descreídos no solamente hay atisbos de fe, sino de hondo aprecio de la persona de Jesús y del Evangelio (aunque rechacen a la Iglesia por sus estructuras no evangélicas).

                Además, los descreídos nos hacen un gran favor a los creyentes al derribar muchos de los ídolos que construimos con nuestras prácticas religiosas, a veces tan deformantes. Ellos, los ateos, hacen la “limpieza” que nosotros no somos capaces de hacer.

                De ahí que no estaría nada mal entablar diálogo con ellos, tener la actitud e aprender de ellos, porque es cierto que nos pueden enseñar muchas cosas que nos animen a una vivencia del Evangelio más atinada.

 

El texto

 

                15Sucedió que, estando recostado a la mesa en su casa, muchos recaudadores y descreídos se fueron reclinando a la mesa con Jesús y sus discípulos; de hecho, eran muchos y lo seguían. 16Los fariseos letrados, al ver que comía con los recaudadores y los descreídos, decían a los discípulos: -¿Por qué come con los recaudadores y descreídos? 17Lo oyó Jesús y les dijo: -No sienten necesidad de médico los que son fuertes, sino los que se encuentran mal. No he venido a invitar justos, sino pecadores.

  • Uno de los rasgos que nos hace humanos es que comemos juntos, y con rituales de relación y de disfrute. Cuando este estar a la mesa se amplía a quienes la sociedad estigmatiza y excluye, el horizonte humano brilla más. Jesús es más humano cuando come con recaudadores y descreídos. Por eso mismo, es “más Dios” participando de esa mesa de exclusión.
  • Quien rechaza una comensalía abierta e incluyente está “fuera de la mesa”. Estar fuera de la mesa es estar fuera de lo humano. Los comportamientos inhumanos nos alejan de la mesa y nos privan de lo más importante de la vida: la buena relación.
  • Jesús, con su comportamiento, hace una propuesta de encuentro. Todos podrían sentarse a la mesa, incluso quienes estigmatizan a los pobres y descreídos. La mesa podría ser para todos. Pero tiene que haber una acogida básica, porque el rechazo destroza la relación y hace imposible la mesa.
  • Por otra parte, la división entre justos y pecadores es muy discutible desde el punto de vista moral, e incluso espiritual: aquí resulta que los descreídos son los que tienen “fe”, aceptan a Jesús, y los religiosos, no tienen “fe”, rechazan a Jesús. El mundo al revés.

 

Para pensar en silencio:

 

  1. 1.       ¿Subraya algún punto que te parezca interesante?
  2. 2.       ¿Te anima ver a un Jesús que se sienta con “descreídos” sin poner condiciones a nadie?
  3. 3.       ¿Encuentras algún parecido con otras “mesas” sociales en las que se sientan los más frágiles?

 

Un valor: comensalía abierta

 

                Ya hemos dicho que uno de los rasgos que nos hace más humanos es el comer. Por eso, una manera especial de generar humanidad es abrir la mesa, ampliarla, tener un talante integrador ante todo tipo de mesas, aquellas en las que se comen alimentos y aquellas en las que se “come” la vida. Para ampliar la mesa es precisa una serie de condiciones:

  • Es preciso mirar en la dirección del otro y sus circunstancias. Si solamente me interesa lo mío, la mesa permanecerá cerrada.
  • Hay que estar dispuesto a un constante compartir. Si yo quiera sacar beneficio y lucro a todo, la mesa se cerrará y será solamente para quien puede devolver el favor.
  • Habrá que tener conciencia de que es más importante la persona que lo que se come. Para ello será bueno alegrarse con quien se come, aunque sea alguien sencillo y frágil.
  • También habrá que dejar algo de lado las exigencias morales. Comer solamente con “los buenos” lleva a la exclusión y al desenfoque.
  •  Tendrá que estar activado el mecanismo del disfrute sencillo. Si en la mesa no se disfruta (con la comida, con la conversación, con el canto) algo falla.
  • No habrá que echar la llave al sitio donde se come. Siempre habrá que dejar la puerta abierta para que pueda entrar alguien de última hora.
  • Habrá que ampliar la mesa a los comensales “que no están”, o a los que están lejos. No para que coman, sino para saber que ellos también tienen un sitio guardado, que hay quien piensa en ellos.
  • Se podrá comer, incluso, con toda la creación, pues toda creatura tiene un hueco en el banquete de la vida.

 

 

Una imagen

 

 

            Esta foto es de una comida que llaman “Betania” que hace todos los domingos la parroquia de Sansomendi en Vitoria. Acude quien quiere, quien lleva y quien no lleva, quien es de la ciudad y quien está de paso, quien va a la parroquia y quien no va. Una mesa abierta y que acoge a quien simplemente quiere comer en compañía y fraternidad. Suelen ser comidas de gozo. Como las de Jesús.

 

 

Marcos 12

CVMc

Domingo, 24 de enero de 2016

 

 

VIDA Y EVANGELIO:

UN MISMO CAMINO

Plan de oración con el Evangelio de Marcos

 

12. Mc 2,14

 

Una reflexión inicial:

 

            Desde niños nos han enseñado que el mundo se dividía en buenos y malos. El éxito estaba en adherirse a los buenos y escapar de los malos. Pero esta división falla más que una escopeta de feria porque ni los buenos son tan buenos como ellos dicen, ni los malos son tan malos como nosotros decimos.

                A los “buenos” a veces se les pilla en grandes maldades. Y a los “malos” se les descubren, con frecuencia, maravillosas bondades.

                Por eso, hay que buscar otra manera de dividir o, mejor, de enfocar a las personas, incluso sin dividir. Esa manera es enfocar a la persona, toda persona, más allá de su comportamiento moral, como una persona digna.

                Efectivamente, toda persona es digna en su fondo y como tal ha de ser mirada y respetada. Otra cosa es su comportamiento moral, que puede ser bueno o malo. Y como tal habrá que discernirlo.

Pero la dignidad va emparejada al hecho de ser persona. Y, por eso mismo, nunca se puede perder. Otra cosa es que la dignidad se halle más o menos oscurecida, más o menos aceptada, más o menos tenida en cuenta. Pero siempre estará ahí aunque quede velada por la inmoralidad, la fragilidad, la postergación o cualquier otro velo.

La espiritualidad de la dignidad es básica no solamente para la convivencia social, sino para la relación elemental, para el amor. Cuando se aleja uno de la dignidad por una pérdida de respeto y de cariño, se cae en el precipicio de la inhumanidad.

 

El texto:

 

            15Yendo de paso vio a Levi de Alfeo sentado al mostrador de los impuestos y le dijo: -Sígueme. Él se levantó y lo siguió.

 

  • Jesús va “de paso”. Es el andar de la profecía, de quien anda buscando colaboradores para un proyecto. Jesús necesita de nosotros para que su oferta pueda arraigar en nuestra historia.
  • Levi está “sentado en el mostrador de los impuestos”, en el lugar mismo de la limitación. Es un “jefe de malos”, ya que los recaudadores eran tenidos por escoria, colaboracionistas y opresores, corruptos con amparo de la ley. A uno así se le ofrece el reino no en base a su moralidad, sino en base a su dignidad.
  • La propuesta de seguimiento es sin matices, sin explicaciones, sin una negociación de por medio. Es como el flechazo del amor: o se ama o no se ama. O se sigue o no se sigue. No hay que andar con muchas disquisiciones.
  • La respuesta es inmediata. Le sigue dejando todo empantanado, como quien acepta sin condiciones. Un “malo” responde al resorte de su dignidad y conecta con la propuesta de Jesús.

 

Para pensar en silencio:

 

  1. 1.       ¿Miro a las personas desde la dignidad?
  2. 2.       ¿Sé separar dignidad y moralidad?
  3. 3.       ¿Descubro en los “malos” aspectos positivos y buenos?

 

 

 

Un valor: la bondad original

 

                Dice el Papa Francisco hablando de san Francisco de Asís que  “por la reconciliación universal con todas las criaturas, de algún modo Francisco retornaba al estado de inocencia primitiva”. Esa “inocencia primitiva” no es estar en babia o ser un simplón. Se trataría de activa dinamismo como estos:

-          Mantener la capacidad de sorpresa que uno lleva dentro, el “niño/a” que no deberíamos abandonar.

-          Hacer de la bondad de toda creatura algo de lo que uno no se apea nunca. Creer en la bondad básica de todo corazón.

-          Hay que pensar que si se trata a la persona desde la dignidad, ésta, con frecuencia, responde positivamente.

-          Es preciso vivir cada jornada, cada situación, como una posibilidad, incluso más allá de la adversidad. Si se logra esto, se mira al mundo de otra manera.

-          Habrá que poner en un segundo plano ideas, prejuicios, velos, estereotipos que se van apegando a nuestra vida a lo largo de los días. Hay que obrar con discernimiento, pero sin retorcimiento.

 

Una imagen:

 

      Estos son los “bomberos de Lesbos”, jóvenes españoles que han ido a la isla de Lesbos con el único afán de tratar de evitar que el número de refugiados ahogados en el Egeo crezca más. Las autoridades los han visto como un peligro y los han encarcelado, aunque, ulteriormente, los pusieron en libertad. Son gente que no mira los componentes morales o sociales de los refugiados. Los ven como personas dignas de ayuda y se aprestan a ello. No hace falta más.

 

Un poema:

 

Desde que su madre tiene la enfermedad de Alzheimer, P. no habla con ella más que del presente. Pasan largos ratos juntos discutiendo la forma de las nubes del cielo. Un día ella le pide venir urgentemente "para ver una maravilla": es para  mostrarle el gato dormido sobre un cojín. Otro día pasa de la risa al llanto ante un pequeño limón que brota en el limonero de su jardín. Su enfermedad hace de ella una visionaria sin escritura. Los éxtasis que sufre le permiten ver los milagros que  nuestras pretensiones descuidan.

 

Ch. Bobin

 

 

 

 

 

 

Marcos 11

CVMc

Domingo, 17 de enero de 2016

 

 

VIDA Y EVANGELIO:

UN MISMO CAMINO

Plan de oración con el Evangelio de Marcos

 

11. 2,1-13

 

Una reflexión inicial:

 

            Una de las necesidades de nuestra sociedad es el perdón social. Para que la convivencias sea posible es necesario perdonar como trabajo de reconstrucción social.

                El perdón social es aquel que los miembros de una sociedad se otorgan para poder convivir en paz. No es algo que se exija por ley, sino que ha de brotar de la evidencia de que sin perdón no solamente se arriesga caer en aquello que nos hirió, sino que la paz social nunca llegará.

                La realidad del perdón implica a toda persona que vive en sociedad; no es cosa solamente de víctimas y victimarios. Implica a todos, porque todos hacemos parte del hecho social que necesita convivir.

                De ahí se derivan una serie de actitudes exigibles a todo ciudadano: tener buenas palabras, justas y humanas, para valorar a cualquier persona; mirar también al sufrimiento de los demás, no únicamente al propio; colaborar en los actos de reparación que se hacen a las víctimas; no instalarse en el odio o el menosprecio, sino buscar la convivencia básica (no tanto la amistad); tener un talante generoso para poder ofrecer lo que el victimario no me dio.

                Esto es más fácil decirlo y hacerlo si se hace “en frío”, mediando la reflexión (la oración si se es creyente). El diálogo respetuoso puede ser también reparador.

 

El texto:

 

                2,1 Entró de nuevo en Cafarnaún y, pasados unos días, se supo que estaba en casa. 2 Se congregaron tantos que no se cabía ni a la puerta, y él les exponía el mensaje. 3 Llegaron llevándole un paralítico transportado entre cuatro. 4 Como no podían acercárselo por causa de la multitud, levantaron el techo del lugar donde él estaba, abrieron un boquete y descolgaron la camilla donde yacía el paralítico.

  

5 Viendo Jesús la fe de ellos, le dice al paralítico: -Hijo, se te perdonan tus pecados. 6 Pero estaban sentados allí algunos de los letrados y empezaron a razonar en su interior: 7 - ¿Cómo habla éste así? ¡Está blasfemando! ¿Quién puede perdonar pecados más que Dios sólo? 8 Jesús, intuyendo cómo razonaban dentro de ellos, les dijo al momento: - ¿Por qué razonáis así en vuestro interior? 9 ¿Qué es más fácil, decirle al paralítico “se te perdonan tus pecados” o decirle “levántate, carga con tu camilla y echa a andar”? 10 Pues para que veáis que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados... [le dice al paralítico] 11 … A ti te digo: levántate, carga con tu camilla y márchate a tu casa. 12 Se levantó, cargó en seguida con la camilla y salió a la vista de todos. Todos se quedaron atónitos y alababan a Dios diciendo: - Nunca hemos visto cosa igual.

  • Jesús está en Cafarnaún, “su casa”. Es un exilado de su pueblo. Ahí, en el exilio, derrama el perdón social, el que hace que un excluido de la sociedad pueda ser autónomo y respetado.
  • El paralítico es uno que va sujeto a su camilla. Cuando se le diga que coja la camilla y la lleve se habrá verificado que toda persona tiene dentro las posibilidades de ser ella misma.
  • En base a ese componente de dignidad, si se lo reconoce, la persona puede llegar a ser perdonada socialmente, a ser integrada a la sociedad que la había excluido. Con ello, también el hecho social que excluye queda cuestionado. De ahí que el endurecimiento para “perdonar pecados” se vuelve acusación contra una sociedad excluyente.
  • Queda mucho camino por recorrer, ya que la gente que dice atónita “Nunca hemos visto cosa igual” lo dice no porque se adhiera al perdón que incluye en la sociedad, sino porque se resiste a aceptar el planteamiento incluyente de Jesús.

 

Para pensar:

  1. 1.       ¿Tienes una mentalidad incluyente?
  2. 2.       ¿Perdonas con facilidad?

 

Un valor: alejarse de la cultura del descarte

 

            Suele hablar mucho de eso el Papa Francisco: es entender que el hecho social produce “desechos”, personas excluidas, marginadas, náufragos del sistema, gentes que pueden ser desechados como piezas inútiles para el sistema.

                Es algo inaceptable porque atenta contra la dignidad inalienable de toda persona. Más aún: justamente en esos “desechos”, gente “improductiva”, hay que ver las posibilidades de humanización que con frecuencia nos brindan.

                Quizá sea cierto aquello que decía Ernesto Sábato de que han sido los débiles quienes nos han salvado cuando lo humano ha estado en peligro. Por eso, cuanto más alejados de la cultura del descarte, mejor, más humanos y más seguidores de Jesús.

                Esta espiritualidad habría que aplicarla incluso a la creación: generar los menos desechos posible, hacer las menos heridas posible, ya que todo ser es digno en sí mismo y valioso por el mismo. Es preciso salir de ese “antropoceno” que hace de la persona poderosa lo único valioso del sistema, como si los seres humildes y las realidades humildes no contaran para nada, no fueran importantes.

                Para alejarse de la cultura del descarte es preciso mirar al corazón de la realidad, a eso que hay más allá de la piel.

Una imagen:

 

 

 

 


 

 

 

 

                Esta es la portada de uno de los últimos números de Vida Nueva del año pasado. Es elocuente. Refleja la gran dificultad del ciudadano medio para pensar que se puede tener algún tipo de relación distinto al del odio, rechazo y condena con quien ha sido victimario en la sociedad. Muchos dicen: “Sí, claro”, como diciendo: ahora venía a pedir misericordia, la que vosotros no tuvisteis. Aunque sea verdad, hay que intentar algún tipo de perdón social para poder convivir.

 

Un poema (parte)

 

Guárdate 
de los cielos sin ojos ni ventanas 
guárdate 
de los mares cubiertos de escafandras 
guárdate 
guárdate 
de las voces sin risas ni esperanzas 
de los hombres de mirada vana 
guárdate 
de los libros sin lecturas ni palabras 
guárdate 
de las viejas historias trituradas. 
                                J.A.Labordeta

 

 

Marcos 10

CVMc

Domingo, 10 de enero de 2016

 

 

VIDA Y EVANGELIO:

UN MISMO CAMINO

Plan de oración con el Evangelio de Marcos

 

10. 1,39-45

 

Una reflexión inicial:

 

            Las leyes habrían de estar al servicio de los ciudadanos, no al revés. Y, más aún, sobre todo al servicio de los ciudadanos frágiles, de manera que sintieran que había estructuras sociales de amparo para situaciones de emergencia.

                Esas estructuras de amparo serían de esta índole o similar: nunca me voy a quedar sin casa si no me llega el sueldo, nunca me van a cortar la luz si no puedo pagarla, nunca me voy a quedar sin atención sanitaria, nunca me voy a quedar sin un trabajo decente cuando me despidan del que ahora tengo, nunca mis hijos se van a quedar sin escuela aunque mis ingresos sean escasos.

                Si esta clase de estructuras de amparo no están garantizadas por ley es que todavía las leyes no están al servicio de quien anda en necesidad. Aún no se ha conseguido la finalidad humanizadora de una legislación.

                Es raro leer o escuchar a quienes se dedican a la política que están dispuestos a que estas leyes de amparo se cumplan. Al final, todo queda a mitad de camino o menos. A veces hay atisbos de ello (ver la imagen del final), pero el camino por recorrer aún es muy largo.

                Por eso mismo, la denuncia y hasta la indignación son todavía necesarias. Ahora que estrenamos un gobierno nuevo es lícito aspirar a ello, para que no tengamos que esgrimir nuestro desacuerdo y nuestra indignación “como prueba contra ellos”.

 

El texto:

 

            39Fue predicando por las sinagogas de ellos, por toda Galilea, y expulsando los demonios. 40Se le acercó un leproso y le suplicó de rodillas: -Si quieres, puedes limpiarme. 41Conmovido, extendió la mano y lo tocó diciendo: -Quiero, queda limpio. 42Al momento se le quitó la lepra y quedó limpio. 43Reprimiéndolo, lo sacó afuera enseguida 44y le dijo: -¡Cuidado con decirle nada a nadie! Al contrario, ve a que te examine el sacerdote y ofrece por tu purificación lo que prescribió Moisés como prueba contra ellos. 45Pero él, al salir, se puso a proclamar y divulgar el mensaje a más y mejor; en consecuencia, Jesús no podía ya entrar manifiestamente en ninguna ciudad; se quedaba fuera, en despoblado, pero acudían a él de todas partes.

 

  • El leproso es en la antigüedad un caso extremo de marginación. La ley, elaborada por los sacerdotes (en tiempos de teocracia) impone su exclusión fuera “del campamento”, fuera de la comunidad.
  • Cuando Jesús “toca” al leproso comete un acto prohibido. Es su manera de decir que no está de acuerdo con una legislación que excluye a los débiles. El reino no excluye a nadie; más aún, el frágil debiera estar en el centro.
  • Por eso, dice que ofrezca lo prescrito “como prueba contra ellos”. Es decir, ellos han hecho una ley de exclusión del débil, ellos debieran rectificar. La curación se convierte en argumento contra una ley que no ampara al frágil.
  • Si la gente acude a Jesús de todas partes no solamente manifiesta con ello su necesidad, sino la evidencia de que el reino de Dios es para quien más excluido está. El reino ampara al frágil.

 

 

Para pensar y orar

 

  1. ¿Tienes una mentalidad inclusiva o excluyente?
  2. ¿Hay posibilidad de mejorar las leyes de amparo social?
  3. ¿Cómo ponerse de parte de quien lo pasa mal?

 

Un valor: recuperar la indignación

 

Como las cosas van tan rápidas, nos parece que aquello del 15-M es algo que pasó a la historia y era el 15 de mayo de 2011. Ayer. Allí la palabra “indignado” cobró un peso que no había tenido en toda la historia, sobre todo, porque ese movimiento se contagió a muchos países, sobre todo del área mediterránea.

                Y, sin embargo, la indignación no ha desaparecido ya que el sentimiento de indignación es un componente de la estructura humana. Quien nunca se indigna, quien todo le da igual, o es un apático o es un excluido de la sociedad. Indignarse es necesario; indignarse bien es difícil, indignarse mal, algo muy corriente. Pasar de la indignación a la violencia, es fácil; pasar de la indignación a la colaboración y a la responsabilidad es difícil.

Está claro que la indignación aislada no es suficiente. Es preciso añadirle una serie de ce apoyos y de cauces que den salida a lo bueno del ser humano:

  • Colaboradores: Si no estás dispuesto a colaborar en algo, tu indignación es una vaciedad, un grito al aire, pura fachada.
  • Respetuosos: Si indignarse supone faltar al respeto básico a la persona se entra en una espiral de desprestigio que no puede llevar a nada bueno.
  • Valoradores de lo positivo: Porque la indignación, lógicamente, apunta a asuntos negativos. Por eso mismo, hay que hacer esfuerzo para poner sobre la mesa del discernimiento también lo positivo. Si no, se produce un desenfoque.
  • Celebradores de la vida: Para que la indignación no se convierta en amargura, en crispación, en talante desagradable.
  • Insistidores: Porque se tiende a no insistir cuando algo no ha salido, y pensar que, por ello, se ha fracasado. Insistir es una manera de creer en el valor de la persona.

 

Una imagen:

 

El Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid ha acordado crear un fondo solidario, que se nutrirá de las aportaciones de las distintas administraciones públicas y de las empresas energéticas, para cubrir el pago de recibos de electricidad y de gas, de aquellas personas que se encuentren en situación de exclusión. Este fondo para luchar contra la “pobreza energética”, contará con una dotación inicial de un millón de euros, aportado por la Comunidad. Estos son los caminos del amparo social.

 

Un poema:


En busca de un sueño 
tallaron la piedra 
En busca de un sueño 
Dios vino a la tierra 

 

 

FELIZ 2016




 

Marcos 9

CVMc

Domingo, 20 de diciembre de 2015

 

 

VIDA Y EVANGELIO:

UN MISMO CAMINO

Plan de oración con el Evangelio de Marcos

 

9. 1,35-38

 

Una reflexión inicial:

 

            La vida de las personas, tanto a nivel individual como social, oscila entre el encerrarse y el salir. La tendencia a encerrarse es fuerte cuando las cosas no nos van bien o cuando nos van demasiado bien. El aislamiento no es bueno ni para quien quiere huir ni para quien se desentiende de los demás.

                De ahí que mejor medicina sea salir, pisar la calle, estar en el terreno del otro,  hacerse una idea de cuáles son los parámetros lejanos. Saliendo es como se entera uno de la verdadera dimensión de lo humano.

                Hoy es día de elecciones generales en España. Si miramos con detalle los programas de los principales partidos veremos que palabras como “amor”, “bondad”, “bien común”, “preocupación por los demás”,. “dolor ajeno”, etc. no tienen ningún sitio. Desvelan la cerrazón ideológica y social que los sustenta.

                Sin embargo, el éxito de un programa social y político ¿no sería el salir hacia la realidad y necesidad del otro? ¿Iría peor el país porque se pretendiera “políticamente” que los ciudadanos se quisieran más, como decía Tabaré Vazquez? Creemos que no.

                Mirar la realidad del otro, salir hacia ella, tenerla en consideración: he aquí una de las claves no solamente de la gobernabilidad, sino de la misma vida cristiana y humana.

 

El texto

 

            35Por la mañana, se levantó muy de madrugada y salió; se marchó a un despoblado y allí se puso a orar. 36Echó tras él Simón, y los que estaban con él; lo encontraron 37y le dijeron: -¡Todo el mundo te busca! 38Él respondió: -Vamos a la otra parte, a las poblaciones cercanas, a predicar también allí, pues para eso he salido.

 

  • Marcos es quien más habla de la oración de Jesús. Es una oración “dura”: en la noche (muy de madrugada) y en el desierto (en despoblado). Jesús ora buscando sentido y lo hace en la aspereza de la noche y del campo solitario. Indica eso que su búsqueda es dura, a contracorriente.
  • Se puede sospechar, por lo que sigue, que el tema de la oración de Jesús es si va “al otro lado” o no. En el otro lado del lago están los paganos. ¿Hay que ir a los paganos? ¿Esos condenados también tienen derecho al reino? ¿También son hijos amados de Dios, siendo como son unos paganos? Algo de eso es lo que quiere discernir Jesús.
  • Cuando Pedro le dice que le busca todo el mundo, se refiere al “todo el mundo” de los judíos. Es como si le dijera: deja de dar vueltas a lo que está claro. Lo tuyo es ser Mesías de los judíos; deja a los paganos que vayan a su ruina.
  • Jesús se crece y propone ir “a la otra orilla”. Ha comprendido que el éxito de su misión incluye el “salir” a los otros, a los más desprestigiados, a los condenados de antemano, a los despreciados desde la cuna. Por eso, en el salir está la clave de su éxito.
  • La primera misión cristiana llevó al cristianismo a respirar cuando salió a los paganos, como Jesús. Si se hubiera quedado en los estrechos límites de Palestina, se habría ahogado.

 

Para pensar un poco:

 

  1. ¿Crees que Jesús plantea bien la cosa cuando se decide a “salir”?
  2. ¿Qué tendríamos que hacer los cristianos hoy para “salir”?
  3. ¿Por qué nos cuesta tanto ponernos en la piel del otro?

 

Un valor: la apertura

 

            Quizá nos cueste salir porque adolecemos de apertura. Encerrados en nosotros mismos, nos incapacitamos cada vez más para salir.

  • Para salir hay que superar el síndrome de la conciencia aislada, de que si a mí me va bien, los demás que se las apañen. Ese no mirar al lado del débil y encegarse en el propio es fatal.
  • Hay que superar la autorreferencialidad, creer que todo se mide en la vida por lo que yo pienso, por lo que yo vivo, por los que yo soy. Esto empequeñece a la persona y lleva a una distorsión de la realidad que nos hace alejarnos de los demás sin remedio. 
  • Hay que superar, así mismo, la indiferencia, el pasotismo, esa dejadez ante las cosas y las personas refugiados en el falso aserto de que todo da igual y que nunca cambia nada. No es cierto, aunque las cosas no cambien y mejoren como uno desearía.
  • En la apertura de mente, de corazón, de casa, de ideas, de planteamientos sociales y políticos hay una clave no solamente para la saludable convivencia, sino también para el mismo amor. Pretender amar y ser amado cerrándose es equivocar cien por cien el camino.

  

Una imagen

 

            Esta imagen es elocuente. El Papa Fancisco, con gesto cansado, está sentado al mismo nivel que el imán de la mezquita del PK5 de Centroáfrica, el barrio donde se han atrincherado los musulmanes de Bangui cercados por las milicias cristianas. El Papa quiso ir ahí, a la boca del lobo (las balas andan libres) para pedir la paz y orar por la convivencia. Un “salir” peligroso pero elocuente, profético. Salir tiene sus riesgos, pero quizá sea un cauce para deponer la violencia y asome la nariz la posible convivencia.

 

 

Marcos 8

CVMc

Domingo, 13 de diciembre de 2015

 

 

VIDA Y EVANGELIO:

UN MISMO CAMINO

Plan de oración con el Evangelio de Marcos

 

8. 1,32-34

 

Una reflexión inicial:

 

            Hay un sector de la población española, dentro de los que lo pasan mal, que se podrían denominar “los precarios”. Son gente que no está en la indigencia pero que no consiguen llegar a final de mes y, aunque trabajen, tienen que recurrir a la solidaridad social para poder salir adelante. No pueden permitirse ninguna clase de excesos y aprovechan todas las fuentes de financiación que “para los pobres” ofrece la sociedad.

                Son personas que no han perdido su conciencia de dignidad y aún luchan por participar en el banquete de la vida sobre el que creen tener un cierto derecho. Con frecuencia son el sector más crítico de la sociedad y el que tiene más conciencia política, aunque su formación escolar sea muy sencilla. Son buenos lectores de la realidad y saben situar en su correcto lugar a quienes les expolian.

                No doblan el cuello ante los atropellos de la maquinaria neoliberal, aunque se vean escachados por ella. Lo dicho, mantienen la dignidad en el fondo del corazón, en la entraña de su ser.

                Por eso, los “precarios” son una esperanza para el futuro de esta sociedad, aunque no se les vea así. Y sus posiciones, sus votos, sus protestas, sus acciones en la calle, aunque parece que son ninguneadas por el olvido y el menosprecio, son realmente la semilla de una sociedad nueva.

 

El texto

 

            32Caída la tarde, cuando se puso el sol, le fueron llevando a todos los que se encontraban mal y a los endemoniados. 33La ciudad entera estaba congregada a la puerta. 34Curó a muchos que se encontraban mal con diversas enfermedades y expulsó muchos demonios; y a los demonios no les permitía decir que sabían quien era”

 

  • Estos “sumarios” transmiten la idea que ha quedado en la mente y en el corazón de las primeras comunidades cristianas: Jesús fue uno que se preocupó del dolor de otros, que salió al paso de las carencias de las clases marginadas. Su respuesta al dolor ajeno da la medida de su calidad moral y de su calidad mesiánica: fue Mesías porque se preocupó hondamente del dolor ajeno.
  • “Los que se encuentran mal” son el pueblo que sufre ante la indiferencia de los dirigentes. Seguimos en eso mismo: la conciencia aislada de quien dirige y tiene las espaldas cubiertas no llega a tocar al sector frágil de la sociedad. Y, encima, se hacen llamar bienhechores, servidores del pueblo. Gran cinismo.
  • Los endemoniados son aquellos que les hacen el juego a los poderosos. Quieren situarse por encima de los que están mal, tienen una ideología opresora. Son gente que usa como arma principal la violencia. Jesús se opone frontalmente a los tales.
  • Los precarios se congregan en la puerta, en otro lugar que el poder, porque en el lugar del poder no hay vida para ellos.
  • Jesús hace una obra de curación que consiste en hacer ver que los precarios, y los pobres, tienen un sitio en la sociedad, que la vida les pertenece, que no deben tolerar que se les arrebate la dignidad, que hay un lugar para ellos en el banquete de la vida. Es, más que nada, una curación social.
  • Los violentos, los prepotentes, los endemoniados, quieren usar el nombre de Jesús para su triunfo. Jesús les prohíbe usarlo para eso.

 

Para pensar un momento:

 

  1. ¿Crees que las situaciones se repiten hoy?
  2. ¿Cómo mirar la precariedad con otros ojos, humanos y sociales?
  3. ¿Qué estamos dispuestos a hacer para que esto, en lo que se pueda, mejore?

 

Un valor: el inapelable derecho a una vida con dignidad

 

                Algo de lo que, por suerte, no se apean muchos de “los precarios”. Creen que nadie les puede arrebatar la dignidad y, con ella, el derecho a una vida digna. Y luchan por ello.

  • Más allá de la riqueza económica hay otra riqueza que no se contabiliza en las estadísticas y que debemos proteger porque no es propiedad de nadie.
  • Más allá de los mensajes bidireccionales de compraventa estamos nosotros como personas, con todos los pliegues de humanidad que ello implica.
  • Más allá de las dinámicas que nos reducen a meros agentes comerciales de nosotros mismos, a simples productos del mercado laboral, está nuestro inapelable derecho a vivir con dignidad, con acceso a nuestras necesidades básicas, a una educación y sanidad de calidad, a una vivienda y a un empleo decentes.
  • Y también, cómo no, está nuestro derecho a disfrutar de lo que una inmensa cúpula de estrellas tenga que decirnos en mitad de la noche. Qué sería de la civilización si no miráramos más allá de la pantalla del televisor.

 

 

 

Una imagen

 

 

            Este señor a quien el Papa Francisco está dando la mano es el sacerdote murciano Joaquín Sánchez, portavoz en la región de Murcia de la PAH, organización que ha parado más de 1500 desahucios. Gente como él son quienes se han situado de manera activa en el lado de los precarios y de quienes andan en el margen. Si no fuera por ellos creeríamos que el sistema devorará a sus propias víctimas. Pero por ellos sabemos que esto nos va a ser a sí. Hay que felicitarles y animarles.

 

Un pensamiento (Vanesa Pérez Sauquillo)

 

En campos de silencio

las estrellas que caen

siempre germinan. 

 

Todo nos reconoce. 

Todo inclina su gesto generoso

hacia donde la vida

nos cubre y nos concreta. 

 

Hay un cuenco de asombro

en el umbral

de los que saben esperar milagros, 

susurra una verdad. 

 

Hay música, también, 

bajo las cuerdas. 

 

 

 

 

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Marcos 7

CVMc

Domingo, 6 diciembre de 2015

 

 

VIDA Y EVANGELIO:

UN MISMO CAMINO

Plan de oración con el Evangelio de Marcos

 

7. 1,29-31

 

Una reflexión inicial:

 

            Los humanos sufrimos de fiebres

 constantes. Y no nos referimos a fiebres que se miden con el termómetro, las calenturas. No, son otras fiebres: la fiebre del triunfo y del dinero, la de quedar siempre por encima del otro, la del dominio sin que me rechisten, la de la imposición de una ideología, las de la variada gama de violencias que se ejercen contra los demás.

                Fiebres que están ahí, que, a veces, devoran a la personas. Fiebres con frecuencia de consecuencias impredecibles. Nos envuelven esas fiebres. Vivimos enfebrecidos, febricitantes, acompañados siempre de tales fiebres.

                No se quitan con un analgésico; a veces parece que no hay medicina para ellas, porque son insaciables. No se calman ni aunque logren su propósito porque, enseguida, ya están deseando otra cosa.

                ¿Habrá posibilidad de controlar dichas fiebres, de tenerlas a raya, no decimos de hacerlas desaparecer? Sí, hay antídotos, antipiréticos para tales fiebres que tienen que ver con la generosidad, el servicio, la entrega, el amor en definitiva. Siempre ponemos el mismo tipo de remedios; pero es que no hay otros más eficaces. Hay que animarse a empelarlos. Veremos sus efectos.

 

 

 

El texto:

 

            29Al salir de la sinagoga se fue derecho a casa de Simón y Andrés, en compañía de Santiago y Juan. 30La suegra de Simón yacía en cama con fiebre. Enseguida le hablaron de ella. 31Él se le acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le quitó la fiebre y se puso a servirles.

  • Jesús toma al ala más conservadora del discipulado. El entorno familiar de Simón (nombre judío) y ellos mismos los discípulos están inficionados de lo que inficiona al judaísmo: el mesianismo potente, la ideología nacionalista amparada en las promesas de la religión.
  • El entorno de Simón (la suegra) está en cama “febricitante”. Siempre le acompaña la fiebre, no le abandona nunca. Fiebre y “fuego” se dicen en griego igual (pyr, de donde viene pirómano). El hombre del “fuego” es el profeta Elías que gozaba de gran reputación en tiempos de Jesús por su nacionalismo religioso. Es el fuego devastador de Elías (que jamás arregló nada) el que habita en el entorno de Simón. Están infectados de nacionalismo excluyente. Esa fiebre les devora.
  • Jesús hace una especie de nueva creación con la suegra: se acerca, la coge de la mano, la levanta. La recrea de nuevo para que produza otra cosa distinta al mesianismo político, al nacionalismo excluyente.
  • Y así es: se pone a servirles. El Evangelio pretende trasformar las fiebres de los humanos en servicio. ¿Será posible? Si no lo fuera en absoluto no lo propondría el Evangelio. De manera que tiene haber algún resquicio.

 

Para pensar un momento:

 

  1. 1.          ¿Qué fiebres crees que hay en ti?
  2. 2.          ¿Estarías dispuesto a tratar de que se convirtieran en otra cosa? ¿Qué hacer?
  3. 3.          ¿Por qué no usar el “antipirético” del servicio y de la entrega al otro?

Un valor: el servicio en lo oculto

 

            A muchos nos gustaría que nuestras fiebres no nos devorasen, que pudiéramos liberarnos de ellas. ¿Y si  aplicáramos el remedio de un servicio sencillo, en lo oculto? ¿Cómo ir construyendo un talante de servidor/a en lo oculto?

  • No quieras estar siempre en el candelero. Estar abajo no es mal sitio para quien quiera servir.
  • No quieras poner la firma a todo lo que haces. Aunque no se sepa que lo has hecho tú, lo bien hecho, bien hecho está.
  • No busques con frenesí el aplauso, el premio, el pago, el agradecimiento. Si lo hay, recíbelo con sencillez; si no lo hay, sigue entregándote sin resquemor.
  • Que tu alegría sea que el otro crezca por tu entrega, sobre todo si ese otro es una persona débil.
  • Los servicios sencillos, los poco reconocidos, son imprescindibles para que la máquina de la relación no chirríe. Por eso, no hay que desanimarse porque lo que hago sea de poca relevancia.
  • No te canses de servir en lo oculto. La perseverancia en ese camino puede dar muy buenos frutos de relación.
  • Depón cualquier actitud de poder. El ansia de poder bloquea el servicio y deriva en imposiciones febriles.

Puede ser estas algunas pistas para ir alejándose de las fiebres que nos reconcomen. Los demás saldrán ganando; nosotros/as también

 

Una imagen

 

            Este señor es Alberto Piris, un militar de alta graduación que, en su itinerario personal, ha llegado a ser una persona importante para la causa de la paz. No vamos a decir que su “fiebre militar” haya desaparecido del todo, pero ese potencial se ha orientado en otra dirección. Es un ejemplo de que lo que pretende el Evangelio con nosotros (cambiar nuestras fiebres en servicio) no es del todo imposible, al menos en parte, hay que animarse con esta personas que, dentro de lo razonable, orientan sus vidas al servicio de los demás.

 

Un pensamiento:

 

No vacilar en nuestros propósitos es la más segura manera de suprimir  

las sutilezas de la inteligencia y los matices de la sensibilidad, que son el mayor encanto de la vida. 

 

       Nicolás Gómez Dávila