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FIAIZ

Marcos 17

CVMc

Domingo,  28 de febrero de 2016

 

 

VIDA Y EVANGELIO:

UN MISMO CAMINO

Plan de oración con el Evangelio de Marcos

 

17. Mc 3,1-7a

 

Una reflexión inicial:

 

            El desarrollo de las potencialidades humanas es, a veces, un verdadero misterio. Hay personas que nunca llegarán a desarrollar todo el potencial de vida y de amor que llevan dentro. Otras lo harán a medias. Otras, sin embargo, lo harán en épocas tardías de su vida. Algunas otras lo harán cuando cambien de medio: nunca se pensaba que podrían ser lo que han sido en un determinado contexto. Lo que decimos: un misterio.

                Pero en el nivel de ese desarrollo se halla una de las mayores satisfacciones humanas. De ahí que poner empeño en lograr el mayor nivel de desarrollo personal es un trabajo de honda humanidad.

                Y no se trata solamente de desarrollar una parte, lo ideológico, sino el todo de la persona, esos valores que anidan en los adentros.

                Ayudarse a esta tarea de desarrollo personal es uno de los grandes favores que nos podemos hacer en la vida. El gozo humano no consiste solamente en darse cosas, bienes, dinero. También implica el darse ánimo para decirle a una persona: en tu interior hay valores interesantes: desarróllalos.

 

El texto:

 

            3,1Entró de nuevo en la sinagoga y había allí un hombre con el brazo atrofiado. 2Estaban al acecho para ver si lo curaba en sábado y presentar una acusación contra él. 3Le dijo al hombre del brazo atrofiado: -Levántate y ponte en medio. 4Y a ellos les preguntó: -¿Qué está permitido en sábado, hacer bien o hacer daño, salvar una vida o matar? Ellos guardaron silencio. 5Echándoles en torno una mirada de ira y apenado por su obcecación, le dijo al hombre: -Extiende el brazo. Lo extendió y su brazo volvió a quedar normal. 6Al salir, los fariseos, junto con los herodianos, se pusieron enseguida a maquinar en contra suya, para acabar con él; 7aJesús, junto con sus discípulos, se retiró en dirección al mar.

 

                Los relatos de milagros de los Evangelios, más que relatos de curación son, en realidad, relatos de inserción social. Lo que a Jesús le interesa no es tanto la curación física, sino aquella que vuelve a la persona a hacer parte de la familia humana.

  • Cuando dice, pues, al enfermo “ponte en medio” le está queriendo indicar que su lugar, por muy frágil que sea su salud, es “el medio”. Él hace parte integrante, y central, de la sociedad.
  • Cuando dice “extiende el brazo”, desde el punto de vista narrativo se refiere al brazo malo. Pero desde el valor de la persona quizá se esté refiriendo al brazo bueno que le queda. Es como si le dijera: desarrolla tus potencialidades, aunque no tengas más que un brazo dentro de ti hay una estupenda fuerza de vida.
  • Cuando le dice “levántate” se le está diciendo que si desarrolla lo que hay debajo, nacerá una persona nueva, “resucitada” (es el mismo verbo con el que se dice resucitar).

Este es el bien que Jesús hace a la persona: no tanto un milagro desde fuera sino, sobre todo, un milagro desde dentro, desde las potencialidades de la persona.

 

                Para pensar un poco:

 

  1. 1.       ¿Crees en el valor de lo que llevamos dentro?
  2. 2.       ¿Ayudas a que otros lo desarrollen?
  3. 3.       ¿Valoras a la persona por lo que es?

 

Un valor:

 

            La fe en el valor de lo pequeño. Nos seduce lo grande, lo deslumbrante, lo maravilloso. Pero lo pequeño, sencillo, oculto, interior tiene un gran valor de transformación.

  • Cree en la fuerza de lo pequeño, de los pocos. Es una fuerza, a veces, sofocada por el grito de los poderosos. Pero está ahí, como una buena noticia.
  • Cree en el valor de lo sencillo, porque lo grandioso deja un mal gusto de boca y de corazón, mientras que lo sencillo reconforta el alma.
  • Cree en el brillo de lo oculto, porque parece que no está, pero sigue ahí iluminándonos los ojos.
  • Cree en el valor del interior, de lo que está debajo de la piel, porque ahí anida una fuerza estupenda.

 

Una foto

 

                Este chico es Miguel Herrán que ha recibido este año 2016 el goya como mejor actor revelación por la película “A cambio de nada”. En los agradecimientos hizo un escueto pero bonitísimo agradecimiento al director de la película con estas palabras: “Has conseguido que un chaval sin ilusiones, sin ganas de estudiar, sin que le guste nada, descubra un mundo nuevo y quiera estudiar, quiera trabajar y se agarre a esta vida nueva como si no hubiera otra. Me has dado una vida, Daniel. Gracias”. Gente a la que le han ayudado a desarrollar lo que había dentro.

 

Un pensamiento:

 

 

En cada recién nacido Dios se vuelve a poner entre nuestras manos

poco seguras, como un jugador que, brillantemente, vuelve a apostar

a aquello que ha perdido mil veces. 

Christian Bobin

 

 

 

 

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