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FIAIZ

Juan 92

CVJ

Domingo, 27 de noviembre de 2011

 

VIDA ACOMPAÑADA

 Plan de oración con el Evangelio de Juan

 

 

92. Jn 13,21-31

 

Introducción:

 

                Es síntoma de humanidad el tener capacidad para agotar todos los recursos antes de romper una relación humana. Es preciso controlar esa tendencia natural a echar todo por la borda a la primera dificultad que surge en una relación. Agotar los recursos no quiere decir alargar innecesariamente las situaciones delicadas. Quiere decir, simplemente, mantener abiertas las puertas para hacer posible el “milagro” de volver al cauce de la buena relación. Hay quien dice que ese dejar abiertas las puertas no sirve de nada, no arregla nada. Quizá sea cierto, pero si se rompen todas las amarras, la reanudación de la relación herida resulta prácticamente imposible.

                Algo de eso vemos en este relato del “pan untado” que Jesús da a Judas. Es un “gesto de ultimidad” con el que quiere captar, en un último intento, el corazón de quien le traiciona. Es como si, con ese gesto, se le dijese: me traicionas, pero yo sigo amándote. Este dejar abierta la puerta de la relación desvela una de las fibras más humanas, más “divinas”, de la persona de Jesús: nunca nos dejará en la estacada, por muchas que sean nuestras “traiciones” siempre podremos contar con él, más allá de nuestros incomprensibles alejamientos. Una suerte.

***

Texto:

            21Dicho esto, Jesús, profundamente conmovido, declaró y dijo:

                -Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.

                22Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo decía.

23Uno de ellos, al que Jesús tanto amaba, estaba a la mesa a su derecha. 24Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía. 25Entonces él, sin más, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó:

                -Señor, ¿quién es?

                26Le contestó Jesús:

                - Aquel a quien yo le dé un trozo de pan untado.

Y untando el pan se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote. 27Detrás del pan, entró en él Satanás.

                Entonces Jesús le dijo:

                -Lo que tienes que hacer hazlo enseguida.

                28Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. 29(Como Judas guardaba la bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres).

30Judas, después de tomar el pan, salió inmediatamente. Era de noche.             

31Cuando salió dijo Jesús:

                -Ahora es glorificado el Hijo del Hombre y Dios es glorificado en él. 32Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará.

 

***

 

Ventana abierta:

 

 

                Este es el niño protagonista de aquella película La lengua de las mariposas de José L. Cuerda. Es la imagen de un menor que, instigado por su familia y su ambiente, “traiciona” a su maestro que le ha abierto las puertas del conocimiento. La mirada del viejo profesor cuando lo meten al camión y la piedra que arroja el niño son la versión de la incomprensible traición de la que somos capaces los humanos. Para pensarlo:

                Oramos: Que seamos fuertes y generosos para no traicionar a nadie; que responsamos con aprecio a quien se ha entregado por nosotros; que guardemos el amor al otro como un tesoro que no se vende.

 

***

 

Desde la persona de Jesús:

 

                Dice Jesús que, cuando Judas tomó el pan untado y salió, comenzaría a “manifestarse su gloria”. La gloria de Jesús no es la que brota del brillo y del triunfo, sino del amor que no pone condiciones: Jesús no condiciona su “triunfo” a nuestra respuesta. Es fruto, simplemente, de su indefectible amor. Así es él.

                Oramos. Gracias, Señor, por tu amor que no falla; gracias por tu fidelidad que nunca se desalienta; gracias por tu comprensión que siempre nos envuelve.

 

***

 

Ahondamiento personal:

 

                La pregunta del discípulo predilecto, “Señor, ¿quién es?”, parece excluir de la traición a quien pregunta. Pero, en realidad, toda persona lleva dentro la posibilidad de convertirse en un traidor. Esto habría de hacernos, por un lado, estar siempre vigilantes sobre nosotros mismos para tener a la traición lo más alejada posible. Y, además, habría de mantenernos en modos de vida generosos para no cerrar nunca las puertas a quien quiera reanudar la relación deteriorada.

                Oramos: Que estemos vigilantes para alejar de nuestra vida la traición; que seamos generosos para no cerrar nunca la puerta a quien desee reanudar la relación; que seamos sensibles al dolor de quien es traicionado y le animemos a no cerrarse en sí mismo.

 

***

 

Desde la comunidad virtual:

 

No existe entre nosotros el peligro de grandes traiciones. Pero sí puede haber comportamientos que apuntan en esa dirección: el olvido por descuido; la no participación por comodidad; el desentendimiento por pérdida de interés; las alegrías y penas guardadas para uno solo porque no se cree que el compartirlas puede ser algo bueno. Son comportamientos cotidianos que sería preciso controlar para que brille la buena relación.

Oramos: Que crezca cada día la preocupación por los caminos de los demás; que nos respetemos sin desentendernos; que compartamos cada vez más los gozos y las penas.

 

***

 

Poetización:

 

Nunca excluyó a nadie

de su amistad,

de su mesa,

de la oferta del Reino.

Por eso Judas

participó, él también,

de aquella cena última,

de su amor vivo, aunque herido.

Por eso también

le ofreció el trozo de pan,

gesto de amor último,

intento desesperado de mantenerlo

en el camino del amor.

Era como si le dijera:

por mucho que me traiciones

yo seguiré amándote.

Porque su hondo amor

no estaba atado

al cariz de la respuesta.

Él amaba sin condiciones,

aunque se le traicionase.

Había entendido

que así amaba el Padre.

Y él quería que aquel amor

se repitiera en todos.

Por eso mismo

cuando salió

a la oscuridad de la noche

la mirada amorosa de Jesús

fue tras él.

Nunca lo dejó,

aunque él le volviera la espalda.

Luego, en el huerto,

lo besaría con afecto

aunque no hubiera respuesta

para aquel amor fiel.

***

 

Para la semana:

 

                No contribuyas a romper ninguna relación. Haz de puente entre quien vive alejado de quien debería estar cerca.

 

 

 

 

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