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Conceptos bíblicos básicos (Nuevo Testamento)

 

 

 

 

CONCEPTOS BÍBLICOS BÁSICOS

(NUEVO TESTAMENTO)

 

         Tras haber ordenado el “armario” del Antiguo Testamento, nos disponemos a hacerlo con el Nuevo Testamento. Éste, por causa de la persona de Jesús, tiene más importancia para nosotros y nos es más grato. Una razón fuerte para sumergirnos en este mundo del NT.

         Además, el NT es algo ordenado. Tiene su orden, que no es el nuestro, más lógico, más cartesiano. Pero tiene su orden. Descubrirlo es un gran agarradero para hacer una lectura de la palabra de más calidad. Por eso es bueno darse con entusiasmo a la tarea.

         No estamos habituados los cristianos al manejo de la Palabra, a darle vueltas, a mirarla muchas veces, a volver sobre ella hasta que se nos haga familiar. Pero, poco a poco, habría que lograr esta tarea. Nos llevaría a amarla más, a sacarle más jugo.

         Dice san Jerónimo, un poco negativamente, que “desconocer la Escritura es desconocer a Jesucristo”. Quizá se podía haber dicho positivamente: conocer el NT es conocer a Jesucristo. No hay forma mejor de conocerlo. Quizá no haya otra y las demás tengan que pasar por esta.

         El Papa Francisco dice que hoy resulta imprescindible al cristiano tener una experiencia personal de Jesús. Creemos que esa experiencia se puede alimentar mucho si leemos el NT con deseo, con cabeza y con la ayuda del diálogo comunitario.

 

 

 

 

 

 

1

JESÚS: SU TIEMPO 

 

                  Hay que comenzar diciendo que el NT se inscribe en lo que se llama la Pax romana: un largo período que va del 26 a.C. al 180 d.C. en el que la administración del Imperio Romano logro tener tranquilo a todo el mundo conocido de entonces, a toda la cuenca del Mediterráneo, aunque hubiera guerras en las fronteras interiores. Eso quiere decir que el tiempo de Jesús fue, globalmente hablando, pacífico.

         En concreto, la tierra de Jesús, aunque tuviera movimientos latentes, estuvo básicamente tranquila durante su vida. De hecho, el movimiento de celotes, que era de naturaleza independentista y de componente violento, no aparece en tiempos de Jesús. Sí antes con judas el Galileo a comienzo de siglo, y sí después de Jesús en la guerra del 70. Pero no en su tiempo. Quizá eso contribuyó a dar alas a su utopía de la paz y de la fraternidad.

         Por lo que hace a la Palestina de la época, las instituciones oficiales eran: el llamado Gran Consejo o Sanedrín con competencia en cuestiones de menor rango (las grandes, como los  tributos, la pena de muerte, etc. se las reservaban los romanos). Estaba constituido por las familias sacerdotales, los saduceos, y controlaban el orden y el comercio interno del templo (escena de los mercaderes). Otras instituciones eran: el Templo, centro neurálgico, espiritual y económico del país; la casta sacerdotal que era el legislativo de la época; la Ley, como sustrato ideológico y moral de la nación; los escribas como el brazo ideológico del poder; el sábado como representante de la práctica religiosa concreta. Todas estas instituciones hacían un todo compacto. Difícil ser libres, cuestionarlas, desobedecerlas. La libertad de Jesús brilla ante un panorama tan sistémico.

         Las corrientes ideológicas son las que aparecen en los evangelios: los saduceos que, como hemos dicho, cortaban el bacalao; los fariseos que eran muchos, gente piadosa en general, muy apegados a las normas; los esenios que vivían en plan monástico en Qumrân y con los que Jesús probablemente no tuvo ningún contacto porque su propuesta del reino es diametralmente opuesta a la de aquellos; los celotas que, como hemos dicho, no existieron en tiempo de Jesús aunque, tras su muerte, rebrotó la cosa, gente de violencia política; los herodianos, al servicios de Herodes rey de Galilea; los samaritanos, gente no del todo pura racialmente y por ello menospreciada por los puros judíos. Un panorama complejo. Jesús no se alineó con ninguna de estas cosas corrientes. Supo ser único en su propuesta a contracorriente de un mesianismo pobre y de un reino para todos.

         El mundo de Jesús es un mundo agrario: el 90% de la gente vivía en el campo y se dedicaba a la agricultura. Además: analfabetismo general, esperanza de vida baja (en torno a 30 años); pocos propietarios de tierras y muchos braceros; muchas viudas y huérfanos; poca capacidad productiva. En ese ambiente de pobreza y desigualdad las profecías de la dicha arraigaban con más facilidad. Y la de Jesús es una propuesta de dicha.

         Se comprende fácilmente que aquella fuera una sociedad muy religiosa. Jesús lo fue. Pero tuvo la genialidad de cobrar perspectiva y saber distinguir lo importante y lo accesorio. Su crítica social y religiosa, sin pretenderlo, escondías semillas de liberación.

 

Texto ilustrativo: Lc 2,1-5

 

         “Sucedió que en aquellos días salió un decreto de César Augusto para que se empadronara todo el mundo. Este primer censo tuvo lugar siendo Quirino procurador de Siria. Marchaban todos a empadronarse, cada uno a su propia ciudad. Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazareth, a Judea, a la ciudad de David, llamada Belén, por ser él de la casa y de la estirpe de David, para empadronarse con su esposa María que estaba encinta”.

 

Augusto durante su mandato ordenó realizar varios censos a fin de controlar el número de habitantes de su Imperio para establecer tributos directos e indirectos, y con fines militares. La mayoría de historiadores modernos, tanto laicos como cristianos, sostienen que Lucas cometió un error al hacer coincidir el censo de Quirino (que tiene lugar durante el 6 d.C) y los hechos que rodearon al nacimiento de Jesús, que Mateo en su Evangelio sitúa en tiempos del rey Herodes (4 a.C). El fallo fue cometido por el deseo de Lucas de dar un cariz histórico al hecho de que el nacimiento del Mesías se produjera en Belén, tal y como proclamaba el Antiguo Testamento.

 

Nota de actualización:

 

La fe no está en el aire. Se inserta en una época y en un contexto. Ese contexto no es otro que el de la ciudadanía. La mejor aportación de la comunidad cristiana a la ciudadanía es ser amparo de los débiles. La mejor aportación de la comunidad cristiana y su sentido. Allí descubre su lugar en el conjunto social. Lo suyo es amparar y sostener el lado frágil de la sociedad. Por eso, los verdaderos hijos del Reino son los que acompañan la vida de los frágiles. 

 

Preguntas para el grupo:

 

  1. ¿Colaboramos a que nuestro tiempo sea un tiempo de paz?
  2. ¿Crees que estamos necesitados de una conversión a la ciudadanía?

 

 

 

2

JESÚS: SU MENSAJE

 

         A nosotros no nos cabe duda: el núcleo del mensaje de Jesús es el sueño de la nueva sociedad, de la fraternidad igualitaria, de la economía de inclusión. A todo esto Jesús lo llamaba “el reinado de Dios”, la era de la nueva justicia, el tiempo del amor que nace, el alborear de un tiempo nuevo. Quitar esto del Evangelio es matarlo.

         El Bautista tipifica la esperanza de cambio, el anhelo del fondo de lo humano que quiere que los corazones se toquen. Jesús se sintió llamado a trabajar en esa dirección de novedad. La escena del bautismo de Jesús en que el Espíritu de Dios, su Amor, se “queda” para siempre en él está indicando que tal sueño no es una fantasía.

         Pero el mensaje de Jesús no ha sido principalmente una doctrina sino, sobre todo, un trabajo por liberar a la persona. Este trabajo parte de una realidad indudable: Jesús fue un hombre libre. ¿Dónde aprendió la libertad en un contexto tan coactivo como el suyo? ¿En sus noches de oración (Mc 1,35)?

         Luego, ejerció su acción liberadora: liberación de la marginación (Mc 3,1-7); liberación del nacionalismo excluyente (Mc 1,29.31); liberación de la ideología opresora (Mt 15,14); liberación de la culpa (Jn 7,49); liberación del culto alienante (Jn 10,1-5); liberación del legalismo (Jn 5,8-18); liberación del pecado (Mc 1,15).

         Además, Jesús nos ha mostrado un perfil preciso de Dios. Por eso, nosotros los cristianos no creemos en Dios de maneras genéricas, sino en el modo concreto del Dios de Jesús. Lo que nosotros sabemos de Dios es lo que vemos en Jesús. Viendo cómo él es, deducimos cómo es Dios.

         Así: porque Jesús es bueno, deducimos que Dios es exclusivamente bueno para todos (Mt 5,45); porque Jesús se relaciona con todos, sobre todo con frágiles, creemos en Dios que es relación, amor (1 Jn 4,8); porque Jesús quiere potenciar a la persona, creemos en Dios que potencia a la persona (Jn 1,16); porque Jesús perdona, creemos en un Dios que perdona siempre (Lc 15,11-32); porque Jesús es alguien al servicio de la persona, creemos en un Dios que sirve a la persona (Jn 13,1ss); porque vemos en el Evangelio a un Jesús débil, creemos que Dios se hace “débil” con nosotros (Mc 14,35); porque vemos a un Jesús tierno, creemos en un Dios que es también tierno con nosotros (Mt 9,36).

         Jesús ha hablado de Dios de una manera que los marginados de la sociedad han percibido que ese Dios era el suyo. Un Dios que no juzga a nadie, que no se apropia de nadie y que ama aunque no se le ame. Eso ha animado a la persona a tener controlados los mecanismos de juicio, a no robar ni almas, ni corazones, ni voluntades, y a devolver amor incluso cuando el otro no me ame. Quizá por todo esto se acercaba a Jesús la gente humilde, más que por sus milagros, modestos, y sus ideas, no totalmente originales.

 

Texto ilustrativo: Mc 1,21-22:

 

         “El sábado entró en la sinagoga y se puso a enseñar. Estaban impresionados de su enseñanza, pues les enseñaba como quien tiene autoridad, no como los letrados”.

 

         Conocemos muy bien el método que empleaban los letrados para enseñar: citar a los grandes rabinos y, contrastando con sus opiniones, buscar la solución. Jesús no cita a nadie, cita su propia experiencia. Ésa es su autoridad. La gente queda impresionada y, quizá, contrariada porque ese tipo de enseñanza contraviene el sistema. Pero tiene mucha fuerza porque parte de la experiencia.

 

Nota de actualización:

 

         Dice el Papa Francisco en la EG que para hacer creíble el Mensaje de Jesús hoy son necesarias dos cosas: tener una experiencia personal de Jesús y proponer el Evangelio con alegría. Esa experiencia personal no la puede dar la mecánica religiosa. Hay que empeñar algo de lo que uno es en realidad: tiempo, ilusión, búsqueda continuada. Una manera concreta de tener esa experiencia es leer personalmente el Evangelio, subrayarlo, aprenderlo.

 

Para el diálogo en grupo:

 

  1. ¿Tu experiencia de Jesús mejora en estos grupos bíblicos?
  2. ¿Aunque no venimos de una cultura de Evangelios, nos animamos cada vez más a leerlo y subrayarlo?

 

3

JESÚS: SUS UTOPÍAS

 

         El Evangelio es un libro de relaciones y de utopías. La utopía es un dinamismo. No se posee plenamente nunca. Como el horizonte, cuanto más te acercas a él, más se aleja. Pero sirve para moverse, para no estar siempre en el mismo punto, para preguntarse, para avanzar. Quitar al Evangelio sus utopías, sus sueños, sus anhelos, es matarlo.

         Y ¿cuáles son las utopías de Jesús? No son utopías preferentemente religiosas, sino humanas. Por eso conectan con el fondo de lo humano, lo iluminan y alientan:

1)   Se puede conjurar la honda soledad de lo humano: “Yo no estoy solo; el Padre siempre está conmigo” (Jn 16,32). La utopía de vivir con la soledad controlada, en la conciencia de que se hace parte de una familia, de un grupo de amparo. Contra todo sentimiento de autoexclusión.

2)   Las desdichas de los infortunados se acabarán: “Comieron todos hasta saciarse” (Mt 14,20). No siempre el futuro va a ser tan negro como lo sufren los frágiles. No siempre el pez grande se va a comer al chico. La voz que reclama justicia va a ir siendo escuchada. El irrenunciable sueño de ir a mejor.

3)   La dignidad, no la moralidad, es la mejor manera de entender a la persona: “El Padre hace salir su sol sobre buenos y malos” (Mt 5,45). Antes de la moralidad, la dignidad. La dignidad como lo innegociable de la utopía. La necesaria y terca defensa de la dignidad.

4)   Todo el mundo puede tener fe (aunque no tenga religión): “¡Qué grande es tu fe, mujer!” (Mt 15,28). Una cosa es la fe religiosa y otra la fe en el Dios de Jesús. Esta se construye con los valores del Evangelio; aquella con los valores del sistema. ¿Es posible ir construyendo una fe con la religión controlada?

5)   El sector social más frágil habría de ser privilegiado: “No he venido a llamar a justos sino a pecadores” (Mt 9,13). No porque sean mejores, sino porque son más frágiles. Una fe que no contempla al sector frágil no es la fe de Jesús.

6)   La vida es una oferta de dicha: “¡Dichosos los ojos que ven lo que veis!” (Lc 10,24) Una fe que no lleva a la dicha no concuerda con el programa de Jesús. Una religión que atribula, atemoriza, causa perplejidad, no ayuda a elaborar los conflictos, no conecta bien con el Evangelio.

7)   La irrenunciable igualdad: “Uno es vuestro Padre y todos vosotros sois hermanos” (Mt 23,9). Contra la tendencia a la jerarquización, social o religiosa. Los modos alternativos de la utopía de Jesús.

 

A veces hemos entendido la resurrección de Jesús como una idea religiosa, como algo en que se cree sin más. Pero podría entenderse de manera más vivencial como la pervivencia de la utopía del Reino en la vida de quienes quieren seguir a Jesús, la certeza de que la nueva sociedad es algo que se puede ir consiguiendo, siquiera lentamente. Es preciso conjurar desalientos, negativizaciones y condenas para mantener viva hoy la utopía de Jesús.

 

 

 

Texto ilustrativo: Hech 26,23:

 

         “El Mesías tenía que padecer y, siendo el primero en resucitar de la muerte, anunciaría un amanecer lo mismo para el pueblo que para los paganos”.

 

         Es interesante esto de que Jesús anunciaría “un nuevo amanecer”, una utopía, un horizonte, no una moral o una religión. Con el amanecer vienen todas las posibilidades. Esa es la propuesta de Jesús: hay posibilidad de construir una nueva realidad social.

 

Nota de actualización:

 

Hace mucho tiempo que hubo quien vaticinó el fin de las utopías. Pero estas perviven en la vida de muchas personas que aspiran a una sociedad distinta. A veces hay ejemplos que nos causan estupefacción, personas que luchan, David contra Goliat, contra el plástico y creen que es posible liberar a los océanos de este cáncer. Soñar con una tierra limpia es posible. A veces basta un pequeño correctivo (el que nos cobren unos céntimos las bolsas de plástico) y la cosa empieza a funcionar. Como decía M. Hernández, un mundo sin utopías es un ensayo para la muerte.

 

Para el diálogo en grupo:

 

  1. ¿Cuál es el mayor enemigo de las utopías?
  2. ¿Cómo construir una comunidad cristiana que crea de verdad en la posibilidad de una nueva sociedad.

 

 

 

 

 

4

JESÚS: SU COMUNIDAD

 

         Jesús necesitó de la comunidad. Por eso planteó su siembra del reino con la presencia de un grupo de seguidores y seguidoras. Hay que decir que, más que por razones de ayuda para su predicación, Jesús formó una comunidad porque su corazón de hombre la necesitaba. Así es, necesitaba amar para poder decirnos cómo es el amor del Padre. Por eso, aunque a veces sus discípulos le “estorbase”, nunca los rechazó ni los despidió (Mc 4,36).

         ¿Cuáles son las notas de la comunidad de Jesús que luego habrá de copiar la comunidad cristiana? Algunas como éstas:

  • Una comunidad identificada con Jesús: porque no se trata tanto de “creer” en él con ideas religiosas, sino de “identificarse” con sus sueños y anhelos. Es una adhesión de amor. Por eso, es imposible pertenecer a la comunidad de Jesús sin amar. No es suficiente con llamarle “Señor” (Mt 7,21).
  • Una comunidad espiritual: que valora lo que hay debajo de la piel, que tiene interioridad, profundidad, que se deja guiar por el Espíritu que es como el viento, tan creativo, tan imaginativo (Jn 3,4). Esa manera espiritual se manifiesta en los diversos “carismas” que cada uno tiene para que vaya adelante el bien común.
  • Una comunidad de personas libres: porque la comunidad de Jesús va echando fuera el temor y la culpa que son las grandes cadenas de la opresión. Jesús no pide sometimiento, sino bondad (Mt 5,48). Por eso quiere que, como él, el seguidor sea libre ante la sociedad y ante las tradiciones religiosas.
  • Una comunidad de iguales: donde nadie es más que nadie y nadie es menos que nadie (Lc 22,27). Donde servir es un modo de vida (Mc 9,35) y donde las jerarquías no deben contar (Mt 20,20-28). Por mucho que haya derivado en otra cosa, la comunidad de Jesús está llamada a la simple igualdad de personas, más allá del género.
  • Una comunidad abierta a todos: algo que costó mucho a las primeras comunidades: tener una mentalidad universalista. Jesús cree en la dignidad de toda persona y, en base a esa dignidad, ofrece su propuesta a cualquier persona, más allá de su condición moral (Mc 2,14) o de su nacionalidad (Mt 15,21).
  • Una comunidad solidaria: como ha quedado claro en la multiplicación de los panes: la certeza de que compartiendo llega, no siendo obstáculo la pobreza (Jn 6,1ss). Así lo entendió la comunidad de san Pablo que organizó una gran colecta para los pobres de Jerusalén como una exigencia de la fe (Gál 2,10).

 

De estos planteamientos dimana la misión de la primera comunidad, algo que fue oxígeno para la fe naciente. Sin ese ir a los paganos, la fe se hubiera ahogado en los estrechos límites de Palestina. La comunidad de Jesús hizo lo mismo que él: él se sentó a la mesa con pecadores, la comunidad fue al lugar del “pecado”, al paganismo para hacerle una oferta de vida. Entonces es cuando la fe cobró un impulso de que todavía nos beneficiamos nosotros.

 

Texto ilustrativo: Mc 3,3-19:

 

“Subió al monte, convocó a los que él quería y se acercaron a él. Entonces constituyó a doce, para que estuviesen con él y para enviarlos a predicar, con autoridad para expulsar demonios”.

 

         Jesús llama a los discípulos: es una “convocación”. No van por su voluntad, sino convocados por Jesús. Él es quien hace la oferta, él es quien elige. Y lo hace, en primer lugar, para “que estén con él”. No tanto por necesidad del trabajo apostólico, sino por necesidad del corazón. Los necesita para poder amar. Y luego viene la oferta del reino, predicar, en los modos de sanación humana, expulsar espíritus, hacer obra de saneamiento, de bondad, de humanidad.

 

Nota de actualización:

 

         Cuando el papa Francisco volvía de Bangladesh dijo que la Iglesia no crece por proselitismo, sino por atracción. Hay muchos cristianos que sufren porque disminuye el número de creyentes, a veces en su propia familia. No sabemos cómo “atraerlos” porque eso ya no se hace con palabras ni con ritos religiosos. ¿Y si los atrajésemos por planteamientos sociales animosos de solidaridad? Si la comunidad cristiana atrae poco hay que preguntarse si es, de verdad, la comunidad imaginativa, creativa, sorprendente de Jesús.

 

Para el diálogo en el grupo:

 

  1. ¿Cómo está el sentimiento de comunidad en nuestras parroquias?
  2. ¿En qué cosas concretas de hoy ha de cambiar la comunidad cristiana para parecerse más a la comunidad de Jesús?

 

 

5

EL EVANGELIO DE MATEO

 

         No es el más antiguo de los Evangelios. El primero es Marcos. Pero lo colocamos en primer lugar porque es el primero de la lista de los cuatro evangelistas consignados en el NT. Es del año 80 de nuestra era, más o menos. Han pasado más de 40 años de la muerte de Jesús. Es para que midamos el alcance de los datos.

         Lo que ha ocurrido antes de que los Evangelios fueran puestos por escrito es un misterio, es como entrar en una nebulosa. Por más que nos gustaría saber cómo han llegado a nuestras manos estos textos, cómo se han escrito, quien los ha escrito, etc., nunca lo sabremos. Sí que podemos decir es que los Evangelios, tal como los tenemos, no es obra de una sola mano. Es de un autoría colectiva. ¿Hay algún rastro de un testigo ocular? Quizá. ¿Es el testigo el que da el nombre al Evangelio? No, se ha puesto el texto bajo el patronazgo de un apóstol, pero no lo escribió él. Es una costumbre de la época.

De cualquier modo, el valor del Evangelio no está ni en el autor, ni en cómo se ha escrito, ni en qué veracida histórica contienen los relatos. El asunto está en la hermosa experiencia espiritual de las primeras comunidades de cristianos en torno a la realidad de Jesús.

Viniendo al “armario” de Mateo diremos que su Evangelio está asentado sobre cinco grandes catequesis (los autores las llaman “instrucciones”) que tienen todas, como denominador común, el reinado de Dios. Veámoslas:

  • El programa del reino (Caps.5-7): es un programa de dicha que Jesús presenta a beneficio, sobre todo, de los más excluidos. En su reino no habrá exclusión y los pobres ocuparán el centro por lo que sus infortunios tienen los días, los siglos ya que esto va lentamente, contados. No alcanzar la medida posible de dicha a que aspiramos los humanos sería el mayor fracaso.
  • Los heraldos del reino (Cap.10): es el capítulo de la misión del reino. Éste merece ser difundido y ofrecido, no tanto como mensaje religioso, sino como mensaje de dicha. Toda persona, más allá del hecho religioso o moral, ha de tener la oportunidad de recibir este programa.
  • El reino revelado en parábolas (Cap.13): Un intento más específico, más popular para que el reino sea entendido. Parece que Jesús usara este género literario poco empleado en la Biblia. Todas las parábolas tienen como denominados la figura de un Padre compasivo que acompaña el caminar humano.
  • Los verdaderos hijos del reino (Cap.18): son aquellos que acompañan la vida de los pobres. El cometido de la comunidad de seguidores es amparar al frágil social, a los “niños”, a las ovejas “perdidas”. Para hacer esta obra de acompañamiento es imprescindible el perdón.
  • El alborear del reino (Caps.24-25): el reino comienza a amanecer cuando el hambriento come, cuando el preso es visitados, cuando el sediento bebe, etc. Es decir, el reino quiere colmar el amplio abanico de necesidades de las que se ve aquejada la existencia. Así nacerá una forma de vida nueva. Ésta será imposible sin la solidaridad humana.

Esta hermosa espiritualidad es la que, según Mateo, se encierra en la realidad del mesianismo pobre de Jesús. ¿Cómo un Mesías pobre iba a proponer algo valioso? Porque su propuesta del reino encierra un mensaje de vida para la persona, sobre todo para que la que sufre exclusión.

 

Texto ilustrativo: Mt 6,25-30:

 

“-Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?”.

 

Son las dos únicas parábolas ecológicas que hay en Mateo: los pájaros viven sin graneros, los lirios sin telares. Pero tanto pájaros como lirios trabajan duro para sobrevivir. El reino es un don del amor del Padre, pero la corresponsabilidad humana es totalmente necesaria.

 

Nota de actualización:

 

         Hay un autor que dice que nacemos con responsabilidades adquiridas. El hacer parte de la familia humana nos lleva a la responsabilidad de funcionar como una familia. Lo dice Agrelo, el obispo de Tánger: ¿Has hecho algo de más cuando has dado de comer a tu hijo? ¿Y el inmigrante que viene a tu tierra no es de tu familia? ¿Haces algo de más si lo acoges y le das de comer? Una fe que no nos responsabiliza de la situación ajena no contribuye al alborear del Reino que va amanecer sin más. Nuestra colaboración es imprescindible.

 

Para el diálogo en el grupo:

 

  1. ¿Te parece que tiene su lógica el orden de las cinco instrucciones del Evangelio de Mateo?
  2. ¿Cómo generar más responsabilidad social entre los cristianos?

 

6

EL EVANGELIO DE MARCOS

 

         Ya dijimos que una de las cosas más difíciles de entender es lo que ha ocurrido antes de que los Evangelios fueran puestos por escrito. Otra cosa complicada es saber las influencias que un texto ha tenido en otro. Hoy se admite una teoría que se llama de “las dos fuentes” (fuente en alemán de dice “quelle”).

 

         El Evangelio de Marcos es el primero de los cuatro. Es, más o menos, del año 70. Unos 30 años después de la muerte de Jesús. No es fácil saber qué es lo que pretende. Pero, grosso modo, quiere hacer ver que el Mesías de verdad no es el esperado por el judaísmo, el de la casa de David, sino el Hombre pleno Jesús.

Un mesías-hombre normal, por pleno que se quisiera, ponía muchos problemas. El mayor de todos, el universalismo: el mesías no es algo atado a un pueblo, sino que es la promesa de que toda persona puede alcanzar el nivel de dicha que le asigna la creación. Nada que ver con elecciones de Dios ni con prerrogativas religiosas.

Por eso, muchos de los personajes de Marcos son raros para el judaísmo: el chiquillo (9,36), los pequeños (10,42) la multitud (3,32). Son personajes no judíos, como queriendo decir que todos han de tener cabida en el programa de Jesús. Y así esos personajes se tornan representativos: el leproso representa los marginados por el judaísmo (1,39-45), el paralítico a la humanidad encadenada (2,1-13).

Eso hace que la vida se lea desde otra perspectiva: toda persona es igual, toda persona es digna, no hay gente con más derechos que otros, no hay obstáculo para entender a los humanos como una familia, las separaciones no tienen sentido y las fronteras tampoco. Podemos medir la lejanía de esta clase de planteamientos. Podemos darnos cuenta de que el Evangelio solamente ha arañado el exterior de nuestra “civilización” humana.

Desde aquí no nos puede extrañar que digamos que los Evangelios en general, y el de Marcos en particular, tengan una gran carga social. Nosotros pensamos que su carga es religiosa o moral, pero no social. Si se lee con una cierta profundidad, más de la mitad de los pasajes de Marcos tienen contenidos sociales (ver la catequesis social de Mc 9,30-10,31). No se habla tanto de tenidos religiosos sino sociales: el servicio, la libertad, la generosidad, la confianza, etc. El contacto con Jesús, persona en plenitud habría de hacernos personas más plenas.

 

Texto ilustrativo: Mc 1,29-30:

 

         “Al salir de la sinagoga fue derecho a casa de Simón y Andrés, en compañía de Santiago y Juan. La suegra de Simón yacía en cama con fiebre: él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le quitó la fiebre y se puso a servirles”.

 

Siempre se ha leído como un simple milagro de curación. En realidad, una sencilla curación: quitar la fiebre. Es algo más: el entorno de Pedro y él mismo están enfebrecidos con la fiebre del mesianismo religioso: el Mesías es para Israel, y éste país será el centro de todo. Jesús libera a ese entorno de esa fiebre y la transforma en servicio. El Evangelio quiere transformar nuestras fiebres en servicio.

 

Nota de actualización:

 

         Quizá una de las tareas de la fe es la humanización de Dios, de Jesús y de todo el ámbito religioso. La religión, con buena voluntad, tiende a sacar del ámbito humano a aquellas personas y realidades que quiere ensalzar. Considera que lo humano es un marco pobre para lo sublime de Dios, de Jesús y de todo lo sagrado. Sin embargo, el Evangelio se empeña en decir que es justamente en lo humano donde hay que vivir lo sagrado. Es el lo profundo de lo humano donde habita el misterio. Dios es humano y Jesús lo es porque han unido su suerte a la nuestra.

 

Para el diálogo en el grupo:

 

  1. ¿Por qué nos cuesta aceptar que somos familia humana con todos los humanos?
  2. ¿Es buen camino el de la humanización de Dios o de Jesús?

 

 

7

EL EVANGELIO DE LUCAS

 

         El Evangelio de Lucas es un caso único en el NT. Resulta que es la primera parte de una obra más completa (se le suele llamar la obra de Lucas) que une el Evangelio y los Hechos de los Apóstoles. Nos ha llegado partida: la primera parte la pusieron con los Evangelios y la segunda, los Hechos, ha quedado sola. Pero la obra es conjunta.

         ¿Qué pretende la obra de Lucas? Describir cómo la humilde semilla del reino sembrada por Jesús en su tierra de Galilea va pasando, de mano en mano, hasta que llega a su lugar natural: el corazón del paganismo, Roma. Porque resulta que la obra de Lucas no es una oferta a gente religiosa, sino una oferta a toda la gente, paganos incluidos. Por eso mismo, situar únicamente el Evangelio en marcos religiosos es secuestrarlo.

         Para el Evangelio de Lucas es muy importante mostrar que la vieja Ley ya no es lo decisivo, que lo verdaderamente importante es el servicio y el amor. Ahí es donde el creyente se juega su sentido, si se aprende a amar y a servir cada día como un estilo de vida que se va conformando.

         Por eso, los personajes que tienen como estilo de vida la autorreferencialidad, su propio egoísmo, su lucro, son tratados con mucha dureza (16,19-31). No podrán entender nunca la propuesta de Jesús porque su corazón está endurecido y vuelto sobre sí mismo.

         Es que, para Lucas, el Evangelio es más una propuesta ética que religiosa. Efectivamente, la identidad cristiana no se mide por la pertenencia religiosa, sino por los modos éticos. Esto queda muy claramente expresado en la parábola del samaritano que debería llamarse la parábola del amor social, ya que no se dice que el samaritano fuese una persona religiosa, sino que, siendo un excluido, se conmovió (Lc 10,25-32). Más aún, al estamento religioso no le sirvió de nada ser de la “parroquia” de Jerusalén.

         Lucas es buen escritor y escribe unos retratos, unos “iconos”, muy atractivos: el icono del amor agradecido (la mujer que le besa los pies en 7,36-50); el icono de la compasión laica (el citado del samaritano en 10,25-32); el antiicono del necio que acumula (12,13-21); el icono “mudo” de la liberación de género (la mujer encorvada de 13,10-17; el icono del perdón difícil (el hijo pródigo de 15,11-32); el antiicono de la conciencia aislada (el rico epulón de 16,19-31; etc.  Todos ellos, como hemos dicho, tiene como línea común el de un comportamiento humanizador más allá de cualquier debilidad.

         Se verifica en el Evangelio de Lucas la intuición de quien piensa que a Jesús no le interesó tanto la religión cuanto la relación. Lograr una buena relación, fraterna, igualitaria, solidaria, compasiva, es el éxito del seguimiento de Jesús.

 

Texto ilustrativo: Lc 12,13-21:

 

«Uno de la gente le dijo: «Maestro, di a mi hermano que reparta la herencia conmigo». El le respondió: «¡Hombre! ¿quién me ha constituido juez o repartidor entre vosotros?» Y les dijo: «Mirad y guardaos de toda codicia, porque, aun en la abundancia, la vida de uno no está asegurada por sus bienes». Les dijo una parábola: «Los campos de cierto hombre rico dieron mucho fruto; y pensaba entre sí, diciendo: "¿Qué haré, pues no tengo donde reunir mi cosecha?" Y dijo: "Voy a hacer esto: Voy a demoler mis graneros, y edificaré otros más grandes y reuniré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años. Descansa, come, bebe, banquetea." Pero Dios le dijo: "¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma; las cosas que almacenaste, ¿para quién serán?" Así es el que atesora riquezas para sí, y no se enriquece en orden a Dios».

 

         Es el antiicono del necio que acumula. Necio por muchos conceptos: porque es rico, ¿qué necesidad tenía de acumular más? Necio porque cree que los bienes son más que la vida. Necio porque no entiende que su vida es frágil. Necio porque no tiene previsto quién puede heredar lo suyo. La necedad de acumular sin horizonte.

 

Nota de actualización:

 

También a nivel personal, finalmente, la espiritualidad evangélica expuesta en pasajes como el que nos ocupa, lanza un cuestionamiento sobre los modos de ahorro de la ciudadanía de países desarrollados. El objetivo de ahorrar es, a veces, planificar un futuro que se teme creyendo que tal incertidumbre quedará conjurada a base de acumular dinero. La espiritualidad económica demanda una toma de postura personal en orden a las formas económicas de acumulación amparadas en las estructuras económicas neoliberales. Es preciso  transitar otros derroteros. La Banca Ética es una buena respuesta.

 

Para el diálogo en el grupo:

 

  1. ¿Qué hacer para entender el Evangelio como una propuesta ética?
  2. Pros y contras de la acumulación.

 

 

 

8

EL EVANGELIO DE JUAN

 

         Este Evangelio, escrito en torno al año 100 (después de más de 60 años tras la muerte de Jesús), va un poco “por libre”. Es cierto que guarda la forma y la estructura de un Evangelio, pero una parte notable de su texto le es propia. Escenas tan conocidas por nosotros como el diálogo con Nicodemo y el de la Samaritana, la curación del ciego de nacimiento, la resurrección de Lázaro o el lavatorio de los pies son, a modo de ejemplo, exclusivamente suyos. Aunque conoce los sinópticos, Juan tiene otras fuentes propias. Esto muestra que los Evangelios se escriben por manos humanas y al modo de los humanos.

         Además, Juan tiene un estilo característico, frase ampulosas, largas (excepto cuando “copia” de otros cuadernos, por ejemplo en el lavatorio de los pies donde las frases son supercortas). Le gusta también hacer largos discursos. Reflexiona profundamente sobre el hecho de Jesús. Desde antiguo se le ha llamado “evangelio espiritual” por su profundidad. Pero se puede entender si se le coge el aire.

         Este Evangelio tiene dos grandes partes: el llamado “libro de los signos” donde Jesús se muestra como mesías generoso con los frágiles mediante siete “signos” (milagros) a favor de ellos (caps.1-12). Y el llamado libro de la “gloria”, donde Jesús muestra que es mesías salvador en la “gloria” que no es sino la muerte y resurrección de Jesús (caps.13-21). Este es su orden. En cualquier caso, la figura de Jesús de este Evangelio es atrayente, muy propicia para la contemplación.

         La idea central de este Evangelio nos parece clara: el Padre y Jesús acompañan el caminar humano, la historia no está sola, Dios es fuente de amor y está en el fondo de la vida. Esto viene declarado en este famoso dicho de Jn 14,23: “Vendremos a él y nos quedaremos a vivir con él”. Dios, el cielo, están en el fondo de la historia. Nuestra vida es una vida acompañada.

         Este Evangelio es muy útil para reflexionar, profundizar y, si se quiere, para devolver sosiego y paz a la atormentada vida que es, a veces, la nuestra. Saber que Dios está en el cimiento de la vida habría de generar sosiego y calma, a la vez que resistencia, en nuestra vida. Las palabras del Evangelio de Juan siguen vivas y apuntan a generar vida.

 

Texto ilustrativo: Jn 12,20-26

 

Había ciertos griegos entre los que habían subido a adorar en la fiesta. Estos, pues, se acercaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le rogaron, diciendo: -Señor, quisiéramos ver a Jesús. Felipe fue y se lo dijo a Andrés; entonces Andrés y Felipe se lo dijeron a Jesús. Jesús les respondió diciendo: -Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado. De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto. El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará. Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará.

 

         Puede parecer éste un texto poco espiritual: Jesús dice a quellos griegos que han ido a ver cómo es el mesianismo de este hombre que él es un “grano caído en el surco”, uno para la muerte, como todos. Viene a decir que el misterio de la vida se encierra en la muerte. Puede parecer poco espiritual, pero es profundo: la vida anida en la muerte, en la historia pobre.

 

Nota de actualización:

 

         Una cosa que preocupa mucho al Papa Francisco en la Laudato Si’ es cómo dejar a las futuras generaciones un mundo mejor. Vivir hoy de manera humana y ecológica es promesa de mejor futuro para los que vengan detrás. Esto da sentido a nuestro “caer en el surco”, a nuestra vida humilde, a nuestra muerte. Tener esto presente ha de darnos alas para vivir la ciudadanía con todo el interés, sabiendo que este caminar nuestro contribuye a un futuro de esperanza para las siguientes generaciones.

 

 

 

 

Para el diálogo en grupo:

 

  1. ¿Por qué nos cuesta profundizar en la lectura del Evangelio?
  2. ¿Crees que tiene sentido nuestra vida como preparación para un futuro mejor de quienes vengan detrás?

 

 

 

9

LA PRIMITIVA MISIÓN

CRISTIANA

 

         Hablando humanamente habría que decir que la “herejía” cristiana (eso era para el judaísmo) se hubiera apagado si hubiera quedado en los estrechos límites de la tierra de Jesús. Pero los primeros cristianos, contra lo que se podía esperar (los judíos no hace proselitismo), se lanzaron a ofrecer el Evangelio a los paganos. Eso fue gasolina sobre el fuego. Y así ocurrió que, en menos de treinta años, el cristianismo era conocido en todos los países de la cuenca del Mediterráneo.

         ¿Por qué hicieron esto? No es fácil saberlo, pero parece que quisieron hacer algo que hizo Jesús. Efectivamente, en los Evangelios aparece muchas veces que Jesús se sentaba a la mesa con pecadores, con excluidos, con recaudadores. Para él, éstos eran los destinatarios primordiales del Reino. Pues bien, cuando el primitivo cristianismo se pregunta quiénes son los pecadores por antonomasia, se responde (con mentalidad judía), que esos tales son los paganos.

         Y se animan a llevarles el mensaje. Por eso, todo empieza cuando Pedro, empujado por el Espíritu, va a ofrecer el mensaje de Jesús a un centurión romano, un pagano, para lo que tiene que superar la contradicción que le produce el pensar que los paganos puedan aceptar la propuesta de Jesús (el relato viene en Hech 10).

         A partir de ahí todo sucede muy rápidamente, sobre todo por mano de Pablo (de hecho, el libro de los Hechos de los Apóstoles es casi el libro de los hechos de Pablo). Éste comienza una serie de largos viajes a tierras de Asia Menor, de Grecia, de Roma (hay incluso quien dice que estuvo en España, aunque no sea cosa probada). Y ocurre lo inesperado: los paganos no solamente aceptan el mensaje de Jesús, sino que en esa tierra pagana crecen comunidades muy florecientes.

         Así ocurre, por ejemplo, en Corinto. Nunca hubiera pensado Pablo que allá iba a arraigar la fe porque era una ciudad muy licenciosa, prototipo de urbe disoluta (“vivir a la corintia” era vivir de mala manera). Y allá se formaron comunidades muy vivas, con sus defectos, pero con un empuje creyente enorme, como se muestra en la correspondencia que Pablo tuvo con esa comunidad.

         Con ello quedaba probado algo elemental: que los valores del Reino (la paz, el perdón, la compasión, la generosidad, el servicio, el amor, etc.) no eran cosa privativa de una religión sino que toda persona podía vivir esos valores, fuera religiosa o no, si aceptaba la propuesta de Jesús. La comunidad cristiana se abría así a la universalidad, verdadero caballo de batalla de las primeras comunidades cristianas.

         De este fenómeno de la primera misión cristiana que, como decimos, no es fácil explicar estamos beneficiándonos nosotros porque nosotros somos “paganos”, no pertenecemos al judaísmo. De ahí que mucho del futuro de la fe esté en su capacidad de abrirse a los demás, a las modernas formas de cultura, a los signos de los tiempos.

 

Texto ilustrativo: 20,7-13:

 

El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente; y alargó el discurso hasta la medianoche. Y había muchas lámparas en el aposento alto donde estaban reunidos; y un joven llamado Eutico, que estaba sentado en la ventana, rendido de un sueño profundo, por cuanto Pablo disertaba largamente, vencido del sueño cayó del tercer piso abajo, y fue levantado muerto. Entonces descendió Pablo y se echó sobre él, y abrazándole, dijo: -No os alarméis, pues está vivo. Después de haber subido, y partido el pan y comido, habló largamente hasta el alba; y así salió. Y llevaron al joven vivo, y fueron grandemente consolados.

 

         Normalmente este pasaje se interpreta diciendo que es un relato de resurrección de muertos. Lo que hizo Jesús, lo hacen también los misioneros cristianos. Pero nosotros lo ponemos aquí por otra cosa. A veces uno puede preguntarse cómo los primeros cristianos aprendieron a Jesús. Y una respuesta puede ser: por medio de largas conversaciones sobre él. Este relato habla de una conversación “hasta el alba”. Esa es una manera buena de aprender el Evangelio: hablar sobre Jesús una y mil veces.

 

Nota de actualización:

 

         Va quedando atrás la mentalidad sostenida por aquel axioma de que “fuera de la Iglesia no hay salvación”, aunque queden todavía vestigios (recordar la Dominus Iesus de Benedicto XVI). Vamos entendiendo que hay que apearse de un orgullo eclesiástico que sigue diciendo que la Iglesia católica es la única verdadera. Por eso, no entendemos la “repugnancia” de la Iglesia católica a sentarse en el Consejo Mundial de las Iglesias. Cualquier respuesta que se dé para justificar esta ausencia no hace sino mostrar que el universalismo sigue siendo una asignatura pendiente para la Iglesia oficial.

 

Para el diálogo en grupo:

 

  1. ¿Crees que aún nos falta avanzar en el camino del universalismo?
  2. ¿Cómo reconocer los valores del Evangelio en los no creyentes?

 

 

10

LAS CARTAS AUTÉNTICAS

DE PABLO

 

         Se ve que Pablo escribió muchas cartas a las primeras comunidades que creó o con las que tuvo contacto. Esas cartas, como todas, fueron coyunturales, se escribieron en un momento concreto. Luego cayeron un tanto en el olvido. Pero, al tiempo, alguien vio que contenían cosas útiles para cualquier momento. Y “resucitaron”. Hasta hoy que las leemos por su contenido para nosotros, más allá del momento específico en el que se escribieron.

         Todos los estudiosos dicen que de las 13 cartas que el NT asigna a san Pablo, 7 solamente son suyas; las otras las escribieron sus comunidades. Las suyas son: 1 Tesalonicenses; 1 y 2 Corintios; Filemón; Filipenses; Gálatas y Romanos.

  • La más antigua es 1 Tesalonicenses (del año 50, más o menos). Los primeros cristianos creían que el fin del mundo venía ya. Pablo les dice que “cada uno trabaje tranquilo para ganar su propio pan” (1 Tes 4,11).
  • Con la comunidad de Corinto se ve que Pablo tuvo mucha correspondencia. Nos quedan 1 y 2 Corintios. En la primera tenemos la más antigua narración de la Eucaristía (1 Cor 11,23-27) y en la segunda se nos dan todos los detalles de la gran colecta que Pablo organizó para los pobres de Jerusalén (2 Cor 8).
  • Pablo tenía un mentalidad esclavista, como todos los de su época. Pero en la carta a Filemón abre brecha para considerar a toda persona en igual dignidad, “como hermano querido” (Film 16).
  • Con la comunidad de Filipos Pablo tuvo un idilio. La amó desde el principio. Eso se nota en la carta a los Filipenses porque les pidió ayuda en la necesidad con la conciencia de que nunca se lo echarían en cara. Desde ahí les anima a superar las divisiones que tenían poniendo el ejemplo de Cristo que se rebajó hasta el fondo (Filp 2,6-11).
  • La carta a los Gálatas es una carta dura en la que Pablo reivindica la libertad con la que hay que vivir la fe y la dignidad común de toda persona, más allá de sus circunstancias sociales (Gál  3,28).
  • Finalmente la carta a los Romanos es el verdadero testamento de Pablo, lo que él ha vivido, lo que ha dado sentido a su vida. Y es lo siguiente: Dios nos ha dado con la muerte de Jesús el acceso a una vida nueva (Rom 3,21ss/8,1-17).

Es, pues, una suerte contar con este tesoro de cartas, aunque  en algunas cosas el mismo Pablo no se pueda desprender de su mentalidad judía. Pero gran parte de ellas nos hoy muy útil.

 

Texto ilustrativo: Gál 3,28:

 

         “Ya no hay más judío ni griego, esclavo ni libre, varón o hembra, pues vosotros sois uno, por el Mesías Jesús”.

 

         Este ha sido uno de los grandes descubrimientos de Pablo: Jesús nos hace uno en la común dignidad. ¿Fue Pablo consecuente con este planteamiento? Hasta donde pudo, pues él no podía desprenderse de su mentalidad judía y de su clasismo. Pero se le abrió el horizonte.

 

Nota de actualización:

 

Más allá de los evidentes avances técnicos de nuestro momento histórico y de los que el futuro inmediato promete, hay que reconocer que la estructura básica humana sigue conteniendo una evidente ancestralidad. En los pliegues del alma humana sigue vigente la ancestral certeza de que los de mi caverna, los de mi tribu, son mi familia. El resto, los que están más allá de esos círculos inmediatos no cuentan, o son tenidos por enemigos. Hablar de la humanidad como de una familia contraviene ese fondo que sigue vigente en muchas manifestaciones sociales, políticas, económicas. Pero habrá que caminar en esa dirección.

 

Para el diálogo en el grupo:

 

  1. ¿Qué es lo más interesante de san Pablo para nosotros?
  2. ¿Cómo ir generando una espiritualidad de familia humana?

 

 

 

11

LAS CARTAS DE LA COMUNIDAD

DE PABLO

 

         Aunque se las refiere a Pablo, en realidad no son de él, ni por fechas ni por contenidos. Por eso decimos que son de las comunidades de Pablo. Algunas son del año 80, otras más tardías. Pablo llevaba ya muchos años muerto. Pero tienen una referencia a su persona y a su doctrina y por eso se las mete en el mismo paquete. Estas cartas son: Efesios, Colosenses, 2 Tesalonicenses, las dos de Timoteo y Tito.

         Como decimos, tienen cosas aprovechables. Vamos a subrayar algunas:

  • Las cartas de Efesios y Colosenses dicen, nada menos, que se puede conocer cuál era el secreto designio de Dios, su más íntimo pensamiento: reconciliar todas las cosas (Ef 2,16; Col 1,20). La vida de Jesús ha tenido ese horizonte. Caminar en la dirección de la reconciliación de lo humano, e incluso de lo cósmico. Es aquello del Reinado de Dios, la nueva sociedad, la fraternidad igualitaria, la economía de la inclusión.
  • Por su parte, las cartas de Timoteo siguen presentado el misterio de Cristo como uno que abrió su corazón del todo a Dios (1 Tim 3,16) y como uno que siempre permanecerá fiel a nosotros, aunque fallemos (2 Tim 2,11-13). Es decir, la persona de Jesús sigue siendo el cimiento sobre el que se asienta la fe.
  • La carta de Tito trata de organizar la comunidad para que no se disuelva en contradicciones y la carta 2 Tesalonicenses (la más reciente de todos los escritos del NT) hace lo propio.

Como decimos, son textos todavía interesantes para nosotros. Pero tienen algo que nos deja perplejos: por muy hermosa que sea la espiritualidad que manejen, sobre todo Ef y Col, los códigos domésticos, la idea de la sociedad, las relaciones humanas, quedan intocables, no se ven afectadas por la hermosa doctrina que propone.

         Además, lo que les interesa de verdad es que las cosas estén en orden, que todo siga igual, que la doctrina oficial sea considerada. Y, por supuesto, quienes tiran por otras sendas habrá de ser excluidos de la comunidad. Es la gran tentación en la que ha sucumbido la Iglesia: organización, doctrina, orden, leyes.

         Esto muestra que los mismos textos del NT caminan al ritmo del hecho social, no tanto al ritmo que marca el Evangelio. Es algo de lo que la comunidad cristiana habría de tomar nota. Aviso para navegantes.

 

Texto ilustrativo: Col 1,20:

 

         “Por medio de Jesús Dios quiso reconciliar consigo el universo, lo celeste y lo terrestre, después de hacer la paz con su sangre derramada en la cruz”.

 

         Lo de Jesús apunta a una gran obra de reconciliación, a unas relaciones distintas, a una mirada diferente sobre las realidades creadas. Esa mirada no es otra que la de verse familiar de toda criatura tratando alejar las relaciones de dominio sobre cualquiera de los seres.

 

Nota de actualización:

 

         La Iglesia ha dado mucha importancia a la reconciliación personal a través del sacramento de la penitencia, ahora en transformación. Pero hay otra reconciliación pendiente: la reconciliación social, política, económica. Es más importante que la reconciliación religiosa. Esta sin aquella sirve para poco. Una mentalidad de reconciliación es necesaria para fundamentar la convivencia social.

 

Para el diálogo en grupo:

 

  1. ¿Conforme lees reflexivamente la Palabra crees que crece tu aprecio por la persona de Jesús?
  2. ¿Cómo contribuir a la reconciliación social?

 

 

12

LA PELIGROSA CARTA A LOS HEBREOS

 

         Hasta hace no mucho, la carta a los Hebreos era atribuida a san Pablo. Pero la crítica bíblica vio que, tanto por fecha (es de hacia el año 90), como por la forma (no es una carta), como por el contenido (Pablo no habla del sacerdocio de Cristo) eran argumentos más que suficientes para no considerarla de san Pablo.

         ¿Por qué esta carta la consideramos “peligrosa”? Porque aunque habla del sacerdocio de Cristo y de los sacerdotes en modos muy peculiares, paradójicamente, ha contribuido a afianzar el carácter sacerdotal de Jesús, que no fue sacerdote sino laico, y, lo que es peor, a consagrar la casta sacerdotal en la Iglesia y su consiguiente jerarquización. El Papa Francisco dirá que el mayor mal de la Iglesia es el clericalismo. Pues aquí están sus raíces.

         Como decimos, el sacerdocio del que habla Hebreos es un antisacerdocio porque Jesús no pertenece a una casta, era un laico ya lo hemos dicho; no se le da el sacerdocio mediante ritos, sino por la aceptación de su destino en bien de la humanidad; no se le exige romper con los hombres como lo exige el carácter sacral de todo sacerdocio. O sea, no tiene nada que ver con lo que se entiende por sacerdocio religioso.

         ¿Entonces, qué quiere Hebreos decir cuando habla de Jesús como sacerdote? La consagración sacerdotal de Cristo consistió en la transformación íntima de su humanidad; esta, libre de pecado, pero sujeta a las consecuencias del pecado de los humanos, alcanzó la perfección consumada al aceptar la propia existencia, con su dolor y tragedia, y ofrecerla a Dios, transformando a la persona de inhumana en humana.

         Es decir, este sacerdocio no hace relación a un culto religioso, sino existencial. Es lo que san Pablo denominó en Rom 12,1 como “culto autentico”, el culto de la vida ofrecida en beneficio del otro, la entrega de uno mismo para que el otro, sobre todo el frágil, salga a flote. Por eso, el cristianismo tendría que haber sabido sobrevivir sin sacerdocio cultual, sin casta sacerdotal, aunque haya personas encargadas por la comunidad de animar su fe.

         La manera de volver a entender Hebreos de modo atinado es devolver a la experiencia cristiana la laicidad en la que nació. Con ello no se empobrece la experiencia evangélica. Muy por el contrario, nos acercamos más a la fe del laico Jesús que no necesitó salirse de la vida para vivir la fe en el Padre. Se hace precisa una fuerte reorientación de lectura de un texto como Hebreos.

 

Texto ilustrativo: Heb 4,15-16:

 

         “Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino uno probado en todo igual que nosotros, excluido el pecado. Acerquémonos, por tanto, confiadamente al tribunal de la gracia para obtener misericordia y alcanzar la gracia de un auxilio oportuno”.

 

         Por mucho que se diga que Jesús es un “excluido del pecado”, su total solidaridad con lo humano le hace solidario con nuestra debilidad, lo hace débil, “pecador” como nosotros. Si no, no se entiende el argumento de Hebreos: puede comprendernos porque ha pasado por lo mismo que nosotros. Ese es su “sacerdocio” que se entrega.

 

Nota de actualización:

 

         Algo que puede ser saludable para la religión es la recuperación de la laicidad que es garantía de respeto, de pluralidad y de amparo a las mismas creencias. Más aún, la laicidad podría quebrar ese muro granítico del clericalismo y de una comunidad cristiana dominada aún por los clérigos y su poder. Devolver la comunidad a los creyentes laicos es una tarea improrrogable ya.

 

 

13

LAS OTRAS CARTAS

 

         Las llaman “cartas católicas” porque en griego “católico” significa universal y estas cartas no tienen un destinatario concreto, como las de Pablo, sino que se dirigen a todas las comunidades. Por eso son universales. Son 7: Santiago, 1 y 2 Pedro, 1, 2 y 3 de Juan, Judas. Son textos muy dispares, no solamente en extensión sino en contenidos. De casi todas podemos sacar cosas provechosas para alimentar la espiritualidad.

  • La carta de Santiago es una carta muy social ya que el autor está chocado por el clasismo de la comunidad y por su hipocresía: mucho rezar, pero las obligaciones sociales quedan al margen. Aboga el autor fuertemente por una fe que se trasluzca en actitudes de justicia social. Textos como el de 5,4 (el jornal retenido a los segadores) sigue siendo elocuente, aunque hoy no haya segadores de hoz.
  • Las cartas de Pedro son muy distintas. La primera es una carta a “los emigrantes dispersos”. También entonces había emigración. Les viene a decir que, en su desamparo, pueden hallar una patria en la comunidad. Ésta les puede amparar; la comunidad como amparadora. La segunda habla de un problema que tuvieron las primeras comunidades de manera muy aguda: el retraso de la venida del Señor. Les viene a decir que la mejor manera de esperar es construir la justicia (2 Pe 3,13).
  • Las cartas de Juan son interesantes. La primera, el texto más largo de las católicas, viene a decir que el amor de Dios se construye en la solidaridad. Si dices que amas a Dios y no al hermano, te engañas (1 Jn 4,20). La segunda repite ideas de la primera. La tercera, sin embargo, es singular: trata el tema del poder. Un tal Diotrefes se ha apropiado de la comunidad y la gobierna tiránicamente. Ya en el año 100 el problema del poder estaba en primera línea.
  • La carta de Judas es un texto de gran componente judío que no entendemos cómo está en el NT por su carácter fanático, por su componente excluyente y por su inmovilismo. Pero ahí está.

Todas estas cartas están enmarcadas en una sociedad de tipo agrario, preindustrial. Pero todavía contienen valores interesantes para nuestra espiritualidad cristiana e, incluso, para la social. Podemos pensar que hemos avanzado mucho. Y en lo técnico es asís. Pero en lo moral el camino es más lento. Por eso esta clase de textos nos valen aún para seguir avanzando en lo espiritual.

 

 

 

Texto ilustrativo: 1 Jn 4,19-21:

 

Nosotros amamos porque él nos amó primero. Si alguien afirma: «Yo amo a Dios», pero odia a su hermano, es un mentiroso; pues el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios, a quien no ha visto. Y él nos ha dado este mandamiento: el que ama a Dios, ame también a su hermano”.

 

Uno dice que ama a Dios. Será verdad, pero eso no se ve. Pero sí se ve si ama a la persona o no. Y si vemos que no la ama, el amor a Dios queda en el aire. Es un argumento simple, pero verdadero que habrá que aplicar siempre para que el hecho creyente tenga un cimiento real, una base antropológica y un arraigo personal.

 

Nota de actualización:

 

         Necesitamos un cristianismo más social, algo menos religioso. Un cristianismo social es aquel que entiende que la fe hay que vivirla mezclada a la sociedad, que hay que leer a la vez el periódico y la Biblia, como se suele decir. De lo contrario, la religión se nos queda para la mera interioridad con todos sus riesgos. El cultivo de la ciudadanía está en el núcleo mismo del mensaje cristiano, un mensaje para mejorar las relaciones humanas, para construir la fraternidad social.

 

Para el diálogo en el grupo:

 

  1. ¿Cómo ves el tema del poder en la comunidad cristiana?
  2. ¿Por qué nos cuesta avanzar tanto en lo espiritual?

 

 

 

 

 

14

EL RARO LIBRO DEL

APOCALIPSIS

 

         Verdaderamente que es un libro raro. Su rareza ha atraído a muchos y se han hecho lecturas para todos los gustos. No terminamos de entender cómo ese libro está en el NT. Porque es verdad que continuamente se refiere a Cristo. Pero anida debajo de él un resquemor que no hay quien lo oculte.

Dicen casi todos los comentarios que es un libro de resistencia en una situación muy difícil (alguna persecución en el imperio romano). Y es cierto: se anima a la resistencia viniendo a decir que llegará un tiempo en que Dios pondrá las cosas en su sitio y dará a los perseguidores de los cristianos lo que se merecen. En sus sueños de mundo nuevo, que son sueños hermosos, late la venganza del que no se puede despegar. Eso le hace conectar difícilmente con la propuesta de paz y de perdón de Jesús.

Pero puede haber otra manera de leerlo. Es lo que llaman una lectura “especular” (viene de speculum, espejo). Un espejo refleja lo que refleja (el rostro, por ejemplo). Pero, a la vez, dice cosas más allá de la imagen: la percepción de la vejez, la alegría del rostro, etc. Ocurre lo mismo en los textos literarios que son como espejos. Una cosa es lo que dice y otra lo que se dice en relación con lo que no se escribe.

En el Apocalipsis hay un “vidente” que dice cosas muy duras; pero hay un “teólogo” que lee las cosas desde otro lado, con otra benignidad, con una valoración humana, más espiritual, más acorde con el Evangelio.

Así, en la primera parte se describe la realidad de las “siete iglesias”. Tienen muchos fallos, pero Jesús va a llamar a su puerta para una cena de amor, una cena que recrea y enamora (Ap 3,20). Por mucho que sea el mal, Dios siempre querrá “cenar” con la persona.

En la segunda parte, a pesar de las expresiones de condena de los malos, hay alguien que dice que la única manera evangélica de resistir es amando. Por eso se habla continuamente de una “boda” a la que está invitada la persona (19,9).

Y en la parte final se sueña con una tierra sin sombre, sin luto, sin llanto, sin muerte, viniendo a decir que ese mundo nuevo solamente lo podrá alumbrar un comportamiento humano y fraterno. Y esto es posible porque Dios no maldice, ni juzga, ni excluye. Por eso el sistema del mal será vencido (19,21).

Es decir, hay una manera positiva de leer el duro caminar de la historia; hay una manera fraterna de enfocar las debilidades que afectan a la hondura de lo humano; existen formas de perdón que hagan posible el mundo nuevo con que sueña la creación.

Así es más fácil de conectar este raro libro con el Evangelio. Y desde sus páginas se anima al creyente de hoy a resistir amando, a valorar colaborando, a contribuir a la ciudadanía alejando lo más posible el juicio y la condena.

 

Texto ilustrativo: Ap 21,4:

 

         “Él enjugará las lágrimas de sus ojos,

         ya no habrá más muerte ni luto

         ni llanto ni dolor,

         pues lo de antes ha pasado”.

 

Es el sueño del mundo nuevo al que siempre ha aspirado la humanidad desde el inicio de su andadura por esta historia. Lo ha expresado de una manera o de otra. Pero siempre, en el fondo del alma, ha anhelado la fraternidad.

 

Nota de actualización:

 

         Construir un mundo sin muerte es difícil porque ésta nos acecha de mil maneras. Una manera de lograr eso es que la pena de muerte sea abolida, que una de las fuentes de muerte (la muerte por ley), sea suprimida. En el mundo hay en estos momentos 142 países abolicionistas y 56 retencionistas. Vamos caminando, aunque aún falta. A veces se da un paso atrás después de haber avanzado: el presidente de Mongolia, Khaltmaagiin Battulga,  va a instaurar la pena de muerte para delitos de abusos infantiles cuando hace un año el parlamento la había suprimido.

 

Para el diálogo en el grupo:

 

  1. ¿Te parece que se puede leer el Apocalipsis desde otra perspectiva o es forzar mucho las cosas?
  2. ¿Por qué nos cuesta leer positivamente los acontecimientos?

 

 

15

EL CANON BÍBLICO

 

El canon bíblico de Iglesia católica reconoce 73 libros como parte de la Sagrada Escritura. Comprende 46 escritos para el Antiguo Testamento, y 27 para el Nuevo Testamento. Esta lista de libros (este canon) es el oficial. Otras Iglesias varían algo la lista porque, en su historia, han tenido otras experiencias bíblicas.

La lista del canon bíblico cristiano viene desde antiguo. Pero fue el concilio de Trento en el siglo XVI el que fijó para siempre la lista de libros inspirados. La definición de Trento fue confirmada y revalidada por el Concilio Vaticano I a causa del renacer de viejas teorías que volvían a plantear dudas sobre la autoridad de algunos libros bíblicos. 

¿Qué quiere decir que es la lista oficial de libros inspirados? Quiere decir que si el creyente que los lee ajusta su vida al camino espiritual que esos libros marcan, ese tal termina viviendo de acuerdo con el querer de Dios.

Aunque a todos los libros del canon se les considere inspirados, no lo son del mismo modo. Son libros escritos por humanos y la espiritualidad en algunos se esconde tanto que ni casi se la ve (Jueces, Apocalipsis), en otros está a flor de piel (Salmos, Evangelios) y en algunos hay que irla encontrando con paciencia.

Por otra parte, para nosotros los cristianos los Evangelios tienen una carga especial y única por causa de la persona de Jesús. No es lo mismo un Evangelio que los libros de los reyes, por ejemplo.

Además, es cierto que Trento dijo que esta era la lista definitiva y cerrada. Pero la inspiración no conoce límites y por eso, muchos textos son espirituales, tanto o más que los textos bíblicos. Y, aunque no pertenezcan al canon, esos textos alimentan nuestra espiritualidad y hay que valorarlos como inspirados por el amor de Dios que nos va llevando, por mediaciones, hacia él.

Más aún, el concilio Vaticano II animó en su día al creyente a escrutar a fondo los signos de los tiempos e interpretarlos a la luz del Evangelio (GS 4). En esos signos habla Dios y por ello, de alguna manera, son signos inspirados y entran en el canon de los hechos que nos inspiran. Esta espiritualidad esbozada en el Vaticano II encontró mucha acogida en su día, pero hoy está bastante muerta.

No hay que entender pues esta realidad nunca de manera cerrada. Muchas cosas, personas, situaciones, textos, acontecimientos nos hablan de Dios y aunque no hagan parte del canon oficial son para nosotros camino hacia Dios. No se trata de comparar con los textos del canon ni de decir cuáles son más importantes y cuáles menos. Lo decisivo es encontrar inspiración, alimento del alma y caminar hacia Dios en fraternidad humana.

 

Texto ilustrativo: 2 Tim 3,16:

 

         “Todo escrito inspirado por Dios sirve además para enseñar, reprender, corregir, educar en la rectitud; así el hombre de Dios será competente, perfectamente equipado para cualquier tarea buena”.

 

Este texto lo ha escrito alguien que entiende la Palabra casi más como un código que como un medio de inspiración. Es el peligro de toda codificación: entenderla como una realidad fija. Y si te sales de esa lista, no vas por buen camino. El Evangelio dice, en cambio, que el Espíritu sopla donde quiere.

 

 

Nota de actualización:

 

         Ya hemos dicho en otras ocasiones que la mayoría no venimos de una cultura bíblica. Por eso, terminado este camino de ordenar el “armario” bíblico quizá haya que apadrinar nuestro Nuevo Testamento: leerlo, subrayarlo, marcarlo, conservarlo muchos años, dejarlo a nuestros descendientes. Todo este amor a la Palabra se traducirá en vida espiritual y humana más fecunda.

 

 

 

1 comentario

Teresa -

Qué bueno todo, iluminador e inspirador. Qué verdad es, por desgracia, nuestra falta de cultura bíblica, de hábito de lectura de la Palabra, nuestra escasa familiaridad con ella a pesar de los avances.
Me ha resultado más novedosa la presentación de la Carta a los Hebreos, pero muy valiosa para comprenderla y asimilar su riqueza. Muy interesante la lectura sobre la laicidad, y extraordinariamente necesaria todavía.
Como siempre, muchas gracias.