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FIAIZ

Juan 98

CVJ

Domingo, 22 de enero de 2012

 

VIDA ACOMPAÑADA

 Plan de oración con el Evangelio de Juan

 

 

98. Jn 14,12-14

 

Introducción:

 

Se suele decir, y en parte resulta verdad, que la unión hace la fuerza. Pero, más allá de esta evidencia, la unión engendra humanidad, fraternidad esencial. La dispersión, el individualismo, el librar cada uno la guerra por su cuenta, no logra que los humanos progresemos en los caminos del corazón, aunque haya quien diga que esos son, justamente, los procedimientos acertados para generar riqueza. Por el contrario, la confluencia, la colaboración, el sentido de grupo, las vidas entrelazadas son las que hacen que el camino humano resulte hermoso, transitable, con futuro. De ahí que quien trabaja por crear familia, sociedad, vida colectiva, empresa común es quien más aporta a la vida. Esto no resta hermosura al individuo sino que, al volcarse a lo común, a lo social, lo enriquece y lo engrandece.

                Algo de eso parece querer decir el Evangelio cuando afirma que “lo que pidáis unidos a mí, yo lo haré”. Se suele creer que para Dios todo es posible. Habría que decir mejor que, con Dios, unidos a Dios, las cosas se hacen más posibles. Es de admirar, y de enternecerse, la realidad de un Jesús (del Padre) que no tiene objeciones para unirse a nuestro camino, que no se “avergüenza” de lo nuestro, como dice Hebreos. En su increíble amor, su mirada hondamente benigna, su misericordia esencial son las que posibilitan esa desigual unión. Todos salimos ganando: el Padre tiene a quien amar, Jesús aprende a ser Hijo por su entrega. Y nosotros, los más beneficiados. Adquirimos una luz nueva y un ánimo decisivo para vivir nuestra existencia. Las consecuencias de esta increíble unión son tremendamente positivas. Para quedarse “contemplando”.

 

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Texto:

 

12Os lo aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aun mayores. Porque yo me voy con el Padre; 13y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. 14Si me pedís algo unidos a mi persona, yo lo haré.

 

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Ventana abierta:

 

                Esta es la portada de la revista TIME que, en 2011, ha querido nombrar a El manifestante como el personaje del año por todas las protestas que han ido de África a Madrid, a USA, al mismo Moscú. Ciertamente algo ha ocurrido y, creemos, que, globalmente, ha sido bueno. Nos hubiere gustado más que hubiese sido, incluso en la foto, un manifestante colectivo, una de las grandes concentraciones que nos ha mostrado la televisión o que hemos visto con nuestros ojos. Son los grupos que, unidos, ejercen hoy la profecía global.

                Oramos: Gracias, Señor, por quienes se vuelcan a lo común; gracias por los profetas de la globalidad y la dignidad; gracias por quienes creen en la posibilidad de cambio.

 

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Desde la persona de Jesús:

 

Cuando Jesús dice que “lo que pidáis unidos a mí, yo lo haré”, ¿a qué se refiere? No puede referirse, por supuesto, a cualquier capricho que uno pueda tener por su natural egoísmo. Tiene que ser algo que sea beneficioso para el colectivo, para el hecho creacional. ¿Qué es lo más beneficioso para la creación, incluidos los humanos? La fraternidad, la buena relación, la reconciliación profunda. Esto es lo que Jesús hace por nosotros cuando nos unimos a ese mismo empeño.

                Oramos: Que aprendamos de Jesús su entrega en beneficio de la vida; que aprendamos de él su amor amplio y abrazador; que aprendamos de él el cuidado delicado y sencillo.

 

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Ahondamiento personal:

 

Dice Jesús que el adherido a él hará obras “aún mayores”. ¿A qué se refiere? A la obra “mayor” de una familia amigable (Jesús la tuvo con dificultades), una vida en grupo desprendida (el grupo de Jesús tenía fuertes dosis de egoísmo), a una comunidad creyente que se respeta y humaniza (Jesús hizo parte de un tipo de religión muy coactivo), a una relación política al servicio del débil (Jesús decía que los jefes tiranizan a los pueblos). Es decir, se trata de avanzar en la línea marcada por él, línea de amor total, aunque no haya respuesta de amor.

                Oramos: Que avancemos, tenaces, en el camino de amor marcado por Jesús; que construyamos la relación con benignidad; que miremos al otro como buen colaborador en el camino de la vida.

 

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Desde la comunidad virtual:

 

                Podría parecer que, debido a los distintos caminos, nuestra comunidad virtual pueda ser entendida como una comunidad “dispersa”. Pero nos une algo más que el trabajo orante que podamos hacer: nos une el afán de relacionarnos bien, con comprensión y humanidad. Esta es la obra “mayor” a la que alude el Evangelio, aunque, a veces, pueda parecernos cosa de poca monta. Por ello deberíamos apreciar la pertenencia a este grupo, más allá de sus resultados.

                Oramos: Que nos valoremos más allá de nuestra dispersión; que nos respetemos más allá de nuestras diferencias; que nos queramos más allá de nuestras peculiaridades.

 

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Poetización:

 

No lo tuvo fácil

para construir la relación.

Su familia,

su grupo de amigos,

sus paisanos,

su religión,

sus autoridades

fueron, con frecuencia,

un camino sembrado

de dificultades.

Pero él se empeñó

en construir la buena relación,

el camino compartido,

la casa que acoge a todos.

 Por eso dijo

que, si estábamos unidos a él,

él haría que esa buena relación

llegara a buen puerto.

Le parecía esto tan hermoso

que no dudó en calificarlo

de “obra mayor”.

Más que sus palabras únicas,

más que sus obras estupendas,

más que su oración viva,

más que su entrega total.

la obra mayor era

que lo humano,

lo cósmico,

alcanzara el nivel de buena relación

que el Padre anhelaba

para todo lo creado.

Este era el gran secreto desvelado,

el misterio conocido para todos,

la verdad asequible a cualquiera.

Y continúa siéndolo.

 

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Para la semana:

 

Trata estos días de ser consciente de la importancia que tiene construir en tu entorno la buena relación.

 

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