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FIAIZ

Juan 20

CVJ

Domingo, 1 de noviembre de 2009

 

VIDA ACOMPAÑADA

 Plan de oración con el Evangelio de Juan

 

20. Jn 5,19-24

 

Introducción:

 

                En nuestra vida nos cuesta levantarnos. A veces hasta físicamente. Levantarse es recomenzar, retomar la senda abandonada, superar las ganas de tirarlo todo por la borda, no caer en la dulce tentación de dejarse llevar. En definitiva, levantarse es tratar de tomar la propia vida en las manos, enseñorearse de los días propios, pensar que es posible escapar de un azar que, a veces, lo creemos superior a nosotros. Quien vive erguido, levantado del suelo (como diría Saramago), no soberbio, es la persona que camina hacia su humanización. Esto puede parecer filosofía barata pero, en realidad, levantar y levantarse es una de las actitudes que ennoblece a la persona y da sentido al caminar humano.

                El pasaje del evangelio que hoy tomamos en la mano va por ahí: Jesús ha aprendido del Padre un oficio singular: levantar muertos. El muerto, lógicamente, tiende a estar por tierra. Jesús nos levanta no como quien momentáneamente levanta a un muerto y éste, una vez dejado a su peso, vuelve a caer. No, Jesús levanta dando vida, animándonos a vivir en la mayor plenitud posible, descubriéndonos la hermosura de esta vida, por limitada que sea. Tal vez el verdadero milagro no sea tanto una curación (como la del paralítico), sino ir entrando en la certeza de que la vida, por limitada que sea, merece ser vivida en maneras levantadas, erguidas, "señoriales", disfrutantes, humanas. Saberse levantados/as por Jesús es lo que habría de empujarnos, así mismo, a tratar de colaborar en esa gran obra de humanidad que es "levantar del suelo" a quien, por inercia, tiende a dejarse caer. Todo un trabajo de hermosa humanización.

 

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Texto:

 

19Jesús tomó la palabra y les dijo:

                -Os lo aseguro: un hijo no puede hacer por su cuenta nada que no vea hacer a su padre. Lo que hace éste, eso mismo hace también el hijo, 20pues el padre ama al hijo y le muestra todo lo que hace, y le mostrará las mayores obras para vuestro asombro.

                        21Pues lo mismo que el Padre levanta a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida porque los ama. 22El Padre no juzga a nadie, sino que ha confiado al Hijo el juicio de todos, 23para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo envió.

                        24Os lo aseguro: quien escucha mi palabra y cree al que me envió, posee la vida eterna y no será condenado, porque ha pasado ya de la muerte a la vida.

 

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Ventana abierta:

 

 

                En muchas ciudades existe una organización que se denomina "Calor y Café". Calor y Café es un servicio que tiene por objeto ofrecer acogida nocturna a indomiciliados sin recursos económicos que pernoctan en las ciudades y no pueden acceder a los recursos establecidos, para iniciar con ellos un proceso de normalización. Es un modo humilde, pero eficaz, de intentar contribuir al, a veces, difícil proceso de ayudar a levantar a personas que, por la razón que sea, están apeadas de la vida. Su capacidad de signo nos dice que las cosas podrían ser de otra manera si nos diéramos a la tarea.

                Oramos: Gracias, Señor, por quienes sencillamente abren su casa y su corazón a los débiles; gracias por quienes creen en la dignidad de toda persona; gracias por quienes dan su tiempo a los demás sin pedir nada a cambio.

 

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Desde la persona de Jesús:

 

                Jesús dice que él levanta a los muertos, da vida, ayuda a que la persona se ponga en pie de manera lo más autónoma posible, porque eso es lo que ha visto que el Padre hace. Es decir: el gran trabajo del Padre es levantar a la humanidad, a la historia, llegar a hacerla señora de sí misma. Saber esto habría de animarnos, llegando a la certeza de que la nuestra no es, en modo alguno, una vida desamparada, sino que el acompañamiento del Padre es un supuesto inamovible de la fe de Jesús y de la nuestra. Si esto fuera una certeza nuestra vida se llenaría de luz.

                Oramos: Te bendecimos, Señor, por no cansarte de darnos vida; te bendecimos porque no te cansan de acompañarnos; te bendecimos por nunca dejas de amarnos.

 

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Ahondamiento personal:

 

                Una manera de dar vida, a sí mismo/a y a los demás, es situarse lo más positivamente posible ante la vida. Lo duro de nuestros caminos va dejando un indudable poso de pesimismo en los pliegues del alma. Es preciso cerrar ese camino a la tristeza. Si no, terminará apropiándose e nuestro interior y amargándonos la vida. Y, aunque las dificultades sean notables, siempre quedan resquicios para la alegría, el disfrute y hasta el buen humor.

                Oramos: Que el abatimiento no nos pueda del todo; que la alegría viva siempre en nuestra casa; que hagamos la hermosa obra de alegrar vidas ajenas.

 

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Desde la comunidad virtual:

 

                No es que nuestra comunicación sea tan fluida como para saber de todos los malos momentos que la vida nos va ofreciendo. Pero en nuestras comunicaciones, reuniones, o simples contactos telefónicos nos vamos trasvasando, a veces, nuestros pequeños miedos, nuestros malos tragos, nuestras horas más grises. Compartirlas un poco, intentar ayudarnos a sobrellevarlas con dignidad, valorar el simple hecho de tener alguien que nos escucha con amabilidad es, de por sí, una manera de contribuir al "milagro" de "levantar" a la persona. No desdeñemos todo eso por humilde. Vale su peso en otro.

                Oramos: Nos agradecemos el consuelo y apoyo que nos damos; nos agradecemos el tiempo que gastamos escuchado; nos agradecemos la cercanía que nos ofrecemos.

 

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Para orar:

 

Levántate y anda

Un pasado cortado de raíz
Reaparece cada noche junto a ti
Una etapa parecía ser feliz
De repente todo pareció un desliz

Un desliz en tu existencia anterior
Un sueño del que jamás despertar
No caigas nunca más en el error
De sentirte culpable una vez más

Levántate y anda, queda mucha vida
Sigue el camino que se abre ante ti
Vuelve a la senda que queda dormida
Esperando verte pasar por allí

Se cierra una puerta, a veces de golpe
Algunas ventanas se abrirán por ti
Se cierra una etapa, no pierdas el norte
Levántate y anda, la vida está ahí

Recuerdos que se convierten en tristes
Sedimentos que siempre estarán ahí
Sólo como sombras, muñecos inertes
La vida despierta cada día por ti

Un pasado que no podrás variar
Días por escribir deben quedar
Levántate y anda y sigue de frente
Mírale a los ojos a quien te merece

No pienses que siempre lo mismo sucede
Que si te utilizan, que si una vez más
Levántate y anda y sigue de frente
Hay un camino largo por explorar

(Manu González )

 

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