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FIAIZ

Mateo 156

Domingo, 18 de enero de 2009

 

EL SUEÑO QUE TOCAN NUESTRAS MANOS

Plan de oración con san Mateo

 

 

156. Mt 28,11-15

 

Introducción:

 

                El engaño, la trampa, el embuste, siempre han hecho parte del caminar humano. Hay gente especialista en vender lo engañoso como verdadero. Y, con frecuencia, lo consiguen. Ahora mismo, el engaño cobra unas dimensiones planetarias por las modernas tecnologías cuando éstas son manipuladas para intereses engañosos. No es fácil hacer luz en este panorama ensombrecido por la trampa. Pero hay muchas personas que no se resignan, que intentan sacar a la luz la verdad, que ponen las ocas en su sitio. Es cierto que su voz, mucho más débil que los grandes instrumentos de difusión al servicio del dinero y del engaño, se escucha menos. Pero nunca se apaga.

                Es que el Evangelio que leemos esta semana es un "engaño": los judíos de la primera época de la fe decían que los discípulos habían robado el cuerpo del Resucitado para luego afirmar que había resucitado. Como contrarréplica, se inventó este relato: los guardias fueron sobornados para que dijeran una mentira. Pero este relato es de todo punto improbable (para empezar ¿cómo iba a dejar soldados el Gobernador para custodiar a un reo de ínfima condición, quizá insepulto sobre el estercolero?). Si Jesús hubiera podido hablar les diría: no es necesario inventar cosas que no han existido para fundamentar la verdad de mi resurrección; con vuestro amor fiel es bastante. Ése es el verdadero argumento. Por eso, cuando la fe se apoya en embustes, en invenciones, en falsedades, se le hace un flaco favor. La verdad pura y dura, desnuda, es la mejor aliada del Mensaje de Jesús, aunque haya que soportar interrogantes que nunca acaban de resolverse.

 

***

 

Texto:

 

                11Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad e informaron a los sumos sacerdotes de todo lo sucedido. 12Éstos se reunieron con los senadores, llegaron a un acuerdo y dieron a los soldados una suma considerable, 13encargándoles:

                -Decid que sus discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras vosotros dormíais. 14Y si esto llega a oídos del gobernador, nosotros lo calmaremos y os sacaremos de apuros.

                15Los soldados aceptaron el dinero y siguieron las instrucciones. Por eso corre esta versión entre los judíos hasta el día de hoy.

 

***

 

Desde un acontecimiento:

 

 

                Este señor es un fotógrafo llamado Gervasio Sánchez. En mayo pasado se le entregó el premio Ortega y Gasset de fotografía, el más importante en España. En el pequeño discurso ante las autoridades dijo cosas muy duras contra la venta de armas que hace España porque la foto premiada era la de una mujer mutilada junto a su niño. Entre otras cosas dijo: "me siento escandalizado cada vez que me topo con armas españolas en los olvidados campos de batalla del tercer mundo, y  me avergüenzo de mis representantes políticos". Son voces que no se callan ante la verdad, que la dicen ante quien sea, con las consecuencias que sea.

                Oramos: Gracias, Señor, porque no muere la verdad; gracias por quien la defiende sin miedo; gracias por los profetas que luchan contra la mentira.

 

***

 

Desde la persona de Jesús:

 

                Nada se dice de Jesús en este pasaje, pues se le supone muerto. Pero si él hubiera podido hablar habría dicho a las primeras comunidades cristianas: no teníais que haber inventado este relato para contrarrestar una mentira, porque una mentira no se contrarresta con otra. Además, la verdad de la resurrección se basta a sí misma y no se demuestra con relatos apologéticos, sino con la adhesión al Resucitado. Por eso, si queréis construir un argumento fuerte a favor de la resurrección, poneos de parte de la vida, apuntaos a una vida en justicia y amor, derramad alegría en torno. Esas son las maneras de "demostrar" la resurrección.

                Oramos: Que nos pongamos de parte de la vida para decir nuestra fe en el Resucitado; que nos apuntemos a una vida en justicia y amor para creer en el Resucitado; que derramemos alegría en los caminos humanos para creer en el Resucitado.

 

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Desde actitudes personales:

 

                Aceptar un soborno para justificar una mentira es una de las peores formas de mentira. El dinero es tentador, por eso hay que estar siempre muy alerta para que no justifique en nuestra vida ningún tipo de mentira. Y si, por lo que fuera, uno/a cae en esa tramapa, ser ágiles para reconocerlo y para volver a apuntarse de nuevo a la verdad, sin temer quedar a la intemperie. A la larga, una vida en verdad es mucho más reconfortante que otra en la impostura.

                Oramos: Que controlemos nuestro deseo del dinero para mantenernos en la verdad; que no justifiquemos ninguna mentira para crecer en estima de los poderosos; que seamos ágiles para reconocer el fallo y volver lo más pronto posible a la senda de la verdad.

 

***

 

Desde la comunidad virtual:

 

                Por suerte, nuestras relaciones son sinceras. Sería un cañonazo en la línea de flotación que funcionáramos entre nosotros/as con mentiras o con medias verdades. La limitación, el fallo, puede ser comprensible y excusable. Pero el engaño es mucho más difícil de perdonar.  No se trata de ir siempre cantando las verdades al lucero del alba, sino simplemente de funcionar en modos lo más claramente posibles. Eso lo agradece todo el mundo.

                Oramos: Que siempre nos relacionemos en modos de verdad y de aprecio; que valoremos a los otros/as más allá de su debilidad; que la verdad haga cada vez más parte de nuestras vidas.

 

***

Poetización:

 

Eran tiempos duros.

El nacimiento de la fe

fue dificultoso,

polémico.

Por eso,

se inventaron relatos

para justificar la fe.

Jesús podría haberlo dicho:

la fe en mi resurrección

no necesita

de relatos ficticios.

Basta con que me améis sencillamente,

con que derraméis justicia,

con que sembréis amor,

con que derrochéis alegría,

con que miréis con benignidad.

Porque creer en el Resucitado

no es algo que se demuestra con argumentos,

con relatos capciosos,

con ideas elaboradas.

La vida sencilla,

la generosidad creciente,

el amor afable,

el consuelo amable,

éstos son los argumentos

de la resurrección.

Porque si algo es compatible con la verdad

e incompatible con la mentira

es la resurrección.

Si Jesús hubiera podido hablar

les habría comprendido

cuando inventaron este relato.

Pero les habría animado

a no entrar en polémicas,

a no enzarzarse

en discusiones doctrinales,

a no porfiar

por cuestiones religiosas.

Les habría animado incluso

a ver en cualquier persona,

incluso en los judíos,

los de antes y los de ahora,

la innegable huella del Resucitado,

o lo que es lo mismo,

el deseo humano

de una vida

en humanidad y gozo.

Quizá ese ánimo

habría relativizado

tantos litigios.

 

***

 

               

 

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