Blogia
FIAIZ

Marcos 4

CVMc

Domingo, 15 de noviembre de 2015

 

 

VIDA Y EVANGELIO:

UN MISMO CAMINO

Plan de oración con el Evangelio de Marcos

 

4. Mc 1,14-15

 

Una reflexión inicial:

 

                Una frase que se oye ahora mucho y que, ciertamente, está bien lograda es aquella de que “no estamos en una época de cambios, sino en un cambio de época”. Es verdad, la evidencia de que el modelo de sociedad, sobre todo en lo económico y político, está como agotado es tan fuerte que muchas capas de la población anhelan otra época, otro paradigma, otro marco donde entenderse y vivirse. Un cambio de época.

                No es la mejor razón para cambiar que lo anterior no sirva, porque el ideal es que a eso acompañara la certeza de cuáles son los caminos que hoy habrá que seguir. Esto último está menos claro. Pero lo cierto es que anclarse en lo vivido es un romanticismo que lleva a poco.

                Para animarse al cambio es preciso hacerlo no desde el mero desasosiego, sino también desde la certeza de que la persona tiene capacidad para hacer grandes búsquedas en épocas de grandes cambios. Quizá el mayor de esos cambios haya de darse en el corazón de la persona: entender y vivir que el sentido de lo humano es, simplemente, vivir el uno con y para el otro. El logro de la fraternidad humana es el gran horizonte. Ha sido un horizonte de siempre pero hoy aparece con una fuerza que no deja lugar a ninguna duda. Cambiar de la época del “antropoceno” (la persona depredadora del mundo), al “fraternoceno”, la persona hermana en la creación con todos y con todo.

 

El texto

 

                14Cuando entregaron a Juan llegó Jesús a Galilea y se puso a proclamar la buena noticia de parte de Dios. 15Decía: -Se ha cumplido el plazo, está cerca el reinado de Dios. Enmendaos y tened fe en la buena noticia.

 

  • Jesús es uno que sabe leer bien el horizonte de la realidad. Olfatea e intuye que se está en un cambio de época: “se ha cumplido el plazo”. Es otro tiempo, hay que situarse de otra manera, es preciso abandonar las viejas formas de ver la realidad y situarse en una perspectiva de nueva. De lo contrario, quedamos en la oscuridad.
  • Muchos habían soñado con el reinado de Dios, con la nueva sociedad. Pero siempre quedaba lejos, vista la limitación histórica. Jesús dice que está “cerca”, que la nueva era está al alcance de la mano, dentro de cada persona. Por eso habrá que animarse a leer la realidad de otra manera, porque las aspiraciones grandes de los humanos están más cerca que nunca. 
  • Para captar bien este tipo de propuestas hay que “enmendarse y tener fe”, es preciso una sanación vital y un fe explícita en los valores que regeneran la vida. Sin fe en la vida y sin reorientación vital pretender leer el cambio de época y vivir de una manera que tenga la suficiente novedad como para pasarse a caminos nuevos, a adhesiones distintas, será imposible.

 

Para pensar un poco:

 

  1. ¿Te interesa lo nuevo o estás apalancado en lo antiguo?
  2. ¿Anhelas un cambio o no quieres que nadie te toque en tu manera de vivir?
  3. ¿Piensas que los grandes ideales son inútiles?

Un valor:

 

                Un gran valor, muy útil, es saber leer bien la realidad, lo que pasa y lo que nos pasa. Esto nos ayuda a no vivir atolondrados y a saber sacar partido a las situaciones que vamos viviendo. ¿Cómo leer bien la realidad, incluso desde el lado de la fe?

 

  • Hay que leer con discernimiento y con afecto. Lo primero para no hacer el juego a ningún poder fáctico que explote a la persona; lo segundo para poner ese punto de ternura que nos haga hermanos en el gozo.
  • Hay que leer la realidad como parte implicada, no como quien ve los toros desde la barrera. Si no hay implicación, los desenfoques son numerosos.
  • Habrá que leer desde presupuestos humanizadores, que son los del Evangelio también. Leer sin humanidad es estar abocados al fracaso.
  • Habrá que leer la realidad en modos incansables de compasión, de diálogo, de respeto y de aprecio. Porque sin esa “salsa” la lectura de lo que nos pasa es demasiado áspera y difícil.
  • Habrá que leer la realidad con los mismos ojos de Dios que no son otros que los ojos del amor, sabiendo que en el fondo de la realidad hay algo digno de ser amado y acogido. Sin ese fondo de humanidad, la realidad se hace dura y hostil

Esto de leer humana y creyentemente la realidad no es otra cosa que aquello de escuchar la voz de Dios en los signos de los tiempos que nos hablan y nos interpelan. Una tarea que habrá de acompañar el itinerario cristiano.

 

Una imagen:

 

                Juan José Millás lee cada domingo en el suplemento del País una foto. Algunas lecturas son magistrales, irónicas, luminosas, buscando siempre ese lado que pueda aportar algo al camino de la persona. Algunas son poéticas de verdad. Léase la colaboración titulada “envidia y pesadumbre” cuya ilustración ponemos aquí.

 

 

 

Un poema:

 

El Ser

 

                               ...estando ya mi casa sosegada

                                          SAN JUAN DE LA CRUZ

 

¿Cómo podríamos respirar y vivir

si el espacio no estuviese

lleno de alegría y de amor?

 

De la alegría nacen todos los seres,

a través de la alegría son mantenidos,

y con alegría desaparecen

cuando nos abandonan. 

 

¿Cómo podríamos reposar y morir,

si la muerte no fuese

otro modo de amor y de alegría?

 

Blas de Otero

 

 

 

 

0 comentarios