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FIAIZ

Misterio de carne nuestra

MISTERIO DE CARNE NUESTRA

 

Introducción

 

                 Ponerse ante el misterio de la encarnación es, ante todo, ponerse ante el misterio. Eso no quiere decir que haya que provocar una especie de enajenación mística, sino que hacer referencia a una actitud interior viva, gozosa, disfrutante. Ponerse ante ese misterio con unas entrañas capaces de “concebir”, no como las entrañas secas de Sara (Gen 18,11). El realismo, los años, la pertenencia a la cultura secular, la herida de los días nos incapacitan para temblar de vida y de deseo ante el misterio. Pero ¿cómo hablar de encarnación sin ese temblor? ¿Puede llevarnos a algo una reflexión ordenada, fría, escolar, oficial sobre el tema de la encarnación? ¿No habrá que intentar otros cauces, aunque quizá siempre caigamos en la fosa de nuestra propia ideología consagrada? Intentémoslo, echemos vibración interior a esta tarea. Quizá desde ahí la cosa cambie.

                 El misterio de la encarnación, digámoslo ya desde ahora, es el misterio de la carne, de la carnalidad como algo misterioso, de creer que en esta carnalidad, tan humilde, clamor puede tener cabida y, con él, la misma realidad de eso que llamamos Dios. Un Dios acogido en la carne, situado ahí, envuelto en ella, mezclado hasta no poder casi separarse. Esto es solamente creíble si se acepta la mezcla del amor, la evidencia de que Dios se hace de la misma condición de la carne (“Dos que duermen en el mismo colchón…”). Quizá haya que ensanchar la carne, ampliar su capacidad de ser marco de lo divino más allá de su pobreza, percibirla, como luego diremos, con otra mirada. Quizá también haya que poner con valentía el asunto de la humanización de Dios sobre la mesa de la reflexión teológica. Tal vez haya que volver a los textos bíblicos encarnacionales desde otra perspectiva. Desde ahí es desde donde podremos mirar con ojos nuevos a nuestras propias encarnaciones. Todo un programa.

                 En nuestro imaginario religioso la encarnación ha entrado por vía de la dogmática, no del estremecimiento del corazón. No vamos a cuestionar ese camino, pero tampoco lo vamos a seguir. Primero, porque básicamente ya lo conocemos; segundo, porque pensamos que está prácticamente agotado. ¿Hay posibilidad de otra senda? Es lo que queremos intentar, aunque no logremos despegarnos totalmente de nuestro componente dogmático. Volvemos a decir que el camino del estremecimiento del corazón y de la mirada a la más elemental y cotidiana realidad puede ayudarnos a percibirnos vivos ante el misterio. Reflexión que apunte al interior y mirada a lo que vivimos, esos serán nuestros caminos, nuestras herramientas para descubrir en modos algo renovados el misterio de nuestra carne que es la hermosura de lo más básico de la vida, esa zona en la que Dios ha hecho morada (Jn 14,23).

                 El fruto pretendido del trabajo de estos días será, justamente, un amor acrecentado a la pobre y hermosa carne que es casa del Dios que nos ama; un estremecimiento antes ese Dios mezclado a la carne y ante esta carne que se mezcla a Dios. Puede parecer que esto resulta, de salida, desvaído e inatrapable. Habrá que concretar.

                 Haremos alusiones frecuente a la espiritualidad franciscana que, así lo creemos, es espiritualidad de un descubrimiento maravillado de la humanización de Dios. Trabajaremos también, a modo de seminario común, una serie de documentales y de películas que, desde otro lado, apunten al tema de lo encarnacional.

                 Para comenzar, ponemos en esta introducción el texto que, en su día, escribiera Rufino Grández como un himno para la liturgia de Navidad que rememora el misterio de la encarnación en lacuela de Greccio. De él hemos tomado el título para nuestra reflexión:

 

Misterio de carne nuestra,

      ¡misterio!,

palabras de Aquel que sabe

más allá de las palabras,

palabras juntadas todas

en la Palabra encarnada,

      ¡Palabra!

 

Está gimiendo en el heno,

      ¡gimiendo!,

el amoroso Dios nuestro,

que si por fuerza sufriera,

dejara de ser quien es,

Señor de cielos y tierra,

      ¡Dios nuestro!

 

Ternura toda del cielo,

      ¡ternura!,

caricia de amor divino,

ternura de piel humana:

por siempre Dios el esposo

de una esposa perdonada,

      ¡por siempre!

 

 

Llegaos, hombres errantes,

      ¡llegaos!:

un Niño mendigo y rico

trae el abrazo de paz;

al odio le ha dado muerte

con armas de caridad,

      ¡un Niño!

 

Francisco lo está adorando,

      ¡Francisco!;

en Greccio exulta de amor

por el nombre de Jesús,

porque si Dios ha nacido

es segura la salud,

      ¡en Greccio!

 

Bendito el Hijo de Dios,

      ¡bendito!

¡Oh gloria eterna del Padre,

oh regalo del Espíritu,

Jesús de santa María,

gozo del orbe y los siglos!

      ¡bendito!

Amén.

 

I. UNA NUEVA MIRADA A LA HISTORIA

 

            Para intentar gestar una nueva espiritualidad sobre la encarnación, tal vez haya que comenzar por algo elemental: llegar a tener una nueva mirada sobre la historia, sobre los caminos humanos, sobre nuestro estar aquí en el concierto de la creación. Puede parecer que esto es ir demasiado lejos. Pero, en realidad, de ese “disco duro” dependen muchas de nuestras ideas y comportamientos religiosos. Por eso nos conviene comenzar por aquí:

 

1. Somos tierra

 

a) Frase guía:

 

“El error consistió en creer que la tierra era nuestra cuando la verdad de las cosas es que nosotros somos de la tierra (N. Parra).

 

Efectivamente, la ingenuidad de la persona (y su descontrolada soberbia) le ha llevado a creer que era “rey de la creación” con todos los derechos al expolio, cuando, en realidad, es un ser altamente dependiente del resto de seres. No ha tenido en cuenta jamás una humildad cósmica que lo situara correctamente en el coro de lo creado. La afirmación por la apropiación le ha llevado a la destrucción. Un camino equivocado de siglos que, tal vez ahora, estamos colectivamente comenzando a verlo de otra manera.

Nosotros somos de la tierra y, como dirá Boff, somos tierra, eso y no otra cosa. Tierra con toda su hermosura y su limitación, con su entrañabilidad y con su dureza. Pertenecemos al orden de la tierra. En base a una mal comprendida espiritualidad nos hemos alejado de lo “terrenal” y lo hemos opuesto a lo espiritual, ensalzando esto último y menospreciando a aquello, para perjuicio de ambos. No hemos sabido elaborar una espiritualidad de la tierra (hasta estos últimos tiempos) y, por lo mismo, no nos ha preocupado el cuidado de la tierra.

Pero hoy, como dice J. Gaillot, podemos soñar con un tiempo en que los humanos aprendamos que cuidar la tierra es cuidarnos a nosotros mismos, que saberse tierra es situarse en el mejor ámbito para comprender los inextricables caminos de nuestro arcaico corazón. Saberse tierra no es ningún desdoro y quizá sea la senda mejor para toparse por la honda espiritualidad de la existencia, y esto solamente en apariencia es paradójico.

 

b) Texto bíblico: Gen 3,19

 

            “Comerás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste sacado; pues eres polvo y al polvo volverás” (Gen 3,19).

 

  • El contexto es una profecía de maldición: la violación del precepto se concretiza en una percepción negativa y dialéctica con la tierra. La vuelta a la tierra es lo que marca la liberación de la condena. No se puede leer desde ahí la pertenencia a la tierra como un disfrute, sino como una negatividad. La misma concepción del pan-con-sudor, aun siendo una visión muy realista de una parte del trabajo humano, deja en la sombra loa otra parte, la creatividad, el disfrute, el logro. Una tierra conde se trabaja solo con sudor no puede ser una tierra amable.
  • Si uno es sacado de la tierra y vuelve a ella (fórmula de totalidad) es que es tierra. Lo que quiere decir que habría de vivir entre estos dos polos en modos terrenales positivos, no como si viviera en un destierro: siendo persona de tierra habría que amar la tierra. Parece que la tierra niega sus gozos a quien a transgredido el mandato divino, cuando, en realidad, es casa acogedora y consuelo para quien anda en dureza y en debilidad.
  • Considerar la tierra como “polvo” (al menos en la traducción castellana) manifiesta la visión negativa del hecho de ser tierra. El polvo es, efectivamente, lo menospreciable, lo pasajero, lo no fiable, lo no valioso. Si fuera “barro” ya sería algo, porque de barro, aunque frágil, se hacen vasijas. Si fuera tierra con cantos, cal y canto, sería argamasa dura de la que se hacen los cimientos de las ciudades. Pero no, se es polvo, tierra despreciada.
  • Es preciso leer estos textos “contra el texto”, especularmente pero de modo negativo: lo que dicen es lo que no quiero aceptar, aun siendo verdad, porque es solamente una parte de la realidad y, por razones de mentalidad, deja de lado otra parte que puede dar mucho más sentido al caminar de la persona por la vida.

 

c) Ahondamiento

 

            * Ama la tierra que el Señor te da: Como se le decía a Moisés. Despreciar la tierra es despreciar al donante. Considerarla un valle de lágrimas (aunque en eso la convertimos muchas veces) es un menosprecio a la generosidad de Dios. Por eso, es preciso amarla, aprender a amarla con sus limitaciones; amarla, contribuyendo a que, si es posible, no sea tan limitada. Hay que estar seguros de que se ama a la tierra. Y como quien sabe de amores, cuando se ama se sabe y cuando no se ama se sabe también.

            * De barro, pero con luz dentro: Eso somos las criaturas: de barro frágil y humilde, pero con luz dentro, fanales que pueden alumbrar. Hay que mantener con realismo que somos barro; pero con idéntico realismo habrá que mantener que tenemos posibilidades de ser luz y de iluminar. Tanto el ser barro como el ser luz lo recibimos de la mano generosa de Dios.

            * Besos piadosos a la tierra que huellan nuestros pies: Porque lo único que hacemos es hollarla, pisarla, despreciarla. Pero, a veces, habría que besara con delicadez, como se besa a quien se ama. Porque merece los besos de quienes somos tierra, de quienes somos familia terrena. Veneración delicada a la tierra de la que hacemos parte, sacramento verdadero de nuestra verdad más íntima.

            * Vivir con gozo el ritmo de la tierra: Del tiempo, de las estaciones, de los días, de las horas, de las épocas, del amanecer hasta el anochecer, el calendario que sustenta nuestra vida. Disfrutar de cada episodio; no renegar de ninguno; verlos todos como momentos propicios para ir caminando gozosos de la mano de la tierra que nos sostiene y abraza.

            * Un adiós para quedarse: Porque así es nuestro adiós a la tierra, como el de Jesús, para “volver” a lo profundo, a la verdad, a la entraña que nos amparará para siempre. Perdido en ese ser de todos que es el ser mismo de Dios donde nadie se pierde.

 

d) Perspectiva franciscana

 

            “Loado seas, mi Señor, por la hermana y madre tierra, que nos sustenta y gobierna y produce diversos frutos, con coloridas flores y hierbas” (Cánt ).

            Estas son las palabras hermosas de Francisco sobre la tierra: hermana que acompaña nuestro caminar día a día, hermana buena y generosa. Madre que nos engendra y nos acoge, nos consuela y abraza, nos da lo mejor. Sustento sin el que estaríamos perdidos por lo que merece el respeto y la racionalidad en el uso de bienes. Gobierno para darnos cuentas, en la brevedad de la vida, de la oportunidad recibida. Productora de frutos sin los que no habría horizontes para nadie y productora de belleza que alegra, tan importante como los frutos. Y hierbas, que parece que no valen para nada pero en las que viven y de las viven miles de seres que son nuestros benefactores en muchos casos. Misterio de la tierra buena.  

 

e) Taller rápido

 

            Piensa un adjetivo que daría tú a la tierra; que no sea rutinario, sino orginal, poético, delicado.

 

2. Somos familia humana

 

a) Frase guía

 

            “En medio de la magnífica diversidad de culturas y formas de vida, somos una sola familia humana y una sola comunidad terrestre con un destino común” (Carta de la tierra de la ONU, año 2000). 

 

            La diversidad de culturas y las formas distintas de vida no ejercen de disolvente de lo humano sino, al contrario, de aglutinador. Una sola familia humana, esa es la base de una comprensión nueva de la encarnación. Mientras el pensamiento teológico y esta evidencia histórica no se toquen, no habremos dado el primer paso. Una sola comunidad terrestre dotada de conciencia dentro de la gran comunidad cósmica. Es preciso ir elaborando un pensamiento cósmico, tan amplio como parece serlo la realidad de un cosmos inabarcable. Un destino común que no es otro que el del logro de la dicha, la bienaventuranza de una vida disfrutante, felicitante.

 

b) Texto bíblico: Gen 11,1-9

 

            “Toda la tierra hablaba una misma lengua con las mismas palabras. Al emigrar los hombres desde Oriente, encontraron una llanura en la tierra de Senaar y se establecieron allí. Se dijeron unos a otros: ‘Vamos a preparar ladrillos y a cocerlos al fuego’. Y emplearon ladrillos en vez de piedras, y alquitrán en vez de argamasa. Después dijeron: ‘Vamos a construir una ciudad y una torre que alcance el cielo, para hacernos un nombre, no sea que nos dispersemos por la superficie de la tierra’.

            El Señor bajó a ver la ciudad y la torre que estaban construyendo los hombres.

            Y el Señor dijo: ‘Puesto que son un solo pueblo con una sola lengua y esto no es más que el comienzo de su actividad, ahora nada de lo que decidan hacer les resultará imposible. Bajemos, pues, y confundamos allí su lengua, de modo que ninguno entienda la lengua del prójimo’.

            El Señor los dispersó de allí por la superficie de la tierra y cesaron de construir la ciudad. Por eso se llama Babel, porque allí confundió el Señor la lengua de toda la tierra”.

 

  • Tradicionalmente se ha interpretado este episodio desde la perspectiva del insensato orgullo humano que se atreve a desafiar al mismo Dios (“una torre que alcance al cielo”). No parece que esa sea la mejor manera de verlo. Se trata más bien de un relato etiológico que quiere explicar a su manera una evidencia incomprensible: la diversidad de lenguas que pueblan la tierra. De ahí tratará de sacar una lección: lo malo no es la temida dispersión sino la dificultad para admitir como humano a quien es de otra tierra y de otra lengua (en épocas donde la relación entre las gentes de diversas naciones era infinitamente menor que ahora el problema se planteaba con mucha más crudeza).
  • Efectivamente, el problema de fondo es el de la identidad (“vamos a hacernos un nombre”). Los “babelianos” entienden la identidad como la no dispersión y la evidencia de una sola lengua. Dios que dispersa y da distintas lenguas (por eso destruye la torre) propone una identidad basada en la comprensión de que más allá de la distinta lengua y la diferente patria se tiene en común la humanidad. Por eso no hay que temer en dispersarse por la tierra y hablar distintas lenguas. Se siegue siendo familia humana. Una identidad común más allá de toda identidad particular.
  • El temor a la dispersión revela que no se ha entendido aún la pertenencia familiar a lo humano (“no sea que nos dispersemos por la faz de la tierra”. Por eso la cerrazón sobre un país, una lengua, una manera de ser aleja de la certeza de que somos familia común, humana, universal, la verdadera familia. La vieja mentalidad clánica, o la nacionalista excluyente de hoy, quedan cuestionadas.
  • Las decisiones tomadas desde la no-familia, desde la fuerza de uno solo, son temibles (“nada de lo que decidan les resultará imposible”). Son decisiones que pueden llevar a la ruina.
  • Confundidos y dispersos (“los dispersó de allí por la superficie de la tierra”). Esa es la premisa para volverse a la verdad de la familia humana. Es una especie de “catequesis negativa”. Se podría haber dicho de forma positiva: convencidos del valor de las lenguas y de que la diversidad de patrias no solamente no nubla la identidad familiar humana, sino que la potencia y la enriquece con los valores de la pluriformidad.
  • La conclusión es clara: la identidad humana, el ser familia, está por encima de toda diversidad, peculiaridad, patria diferente, costumbres diversas, morales relativas, etc. Hay una dignidad común a cualquier humano e incluso a cualquier criatura. El gozo de lo humano, la vivencia de la identidad, no dependen de lo particular, sino de la pertenencia a lo común, a lo humano, a lo fraterno.

 

c) Ahondamiento

 

            * La gran vocación: Hemos fagocitado el vocablo “vocación” aplicándolo, casi con exclusividad, a la vocación religiosa o sacerdotal (a veces hablamos del matrimonio como una vocación). Pero, en realidad, la gran vocación, la única vocación, es la dada por Dios a toda realidad creada: vivir y dar vida. Toda otra vocación se asienta sobre ella, incluida la vocación a ser humano, a ser persona en relación con otras personas. Vocación a la vida, vocación a ser persona en la vida, vocación a creer como persona (o a no creer, que también puede ser una vocación), vocación a un modo de vida creyente concreto (matrimonio, sacerdocio, vida religiosa, etc.). Ese es el orden vocacional “lógico”.

            * Una mirada al lado familiar de toda persona: No al lado que no es familiar, que es diferenciador. El lado familiar de toda persona se sitúa en el ámbito del corazón. Será ahí donde habrá que mirar con más intensidad, saltar la valla que rodea todo corazón con sus específicas defensas; dejar que el otro salte nuestra valla sin absolutizar nuestras defensas. Estos son trabajos de mística familiar. Imposible percibir la hermosura de ser familia humana sin andar por estas sendas.

            * Flexibilizar conceptos rígidos: Que los hace rígidos la cultura,  el contexto histórico, la consagración de mitos, etc. Conceptos como patria, frontera, cultura, historia, moral, religión. Flexibilizar no quiere decir erradicar, sino hacer más porosos, menos absolutos, menos inamovibles. Acostumbrarse a buscar fuera del campamento, como decían los profetas. Y por lo mismo, no caer en la gran amenaza del universalismo impuesto: lo que considero bueno para mí también tiene que ser bueno, por necesidad, para los demás.

            * Descubrir el lado gozoso de las otras culturas: No únicamente el lado difícil, pesaroso, costoso, abrumador. Toda cultura tiene un  lado disfrutante. Si no se toca ese lado no es fácil tener mentalidad de familia. Lo que nos une a nuestra familia es, digamos lo que digamos, sobre todo el disfrute que nos ha dado, más que los pesares que hemos compartido.

 

d) Perspectiva franciscana

 

“Y deben gozarse cuando conviven con gente de baja condición y depreciada, con los pobres y débiles, y con los enfermos y leprosos, y con los mendigos de los caminos” (1R 9).

 

            No solamente deben aguantar, se pacientes, escuchar, soportar, acompañar, sino “gozarse”, disfrutar con quien socialmente es tan “distinto”, tan alejado del grupo normal. Porque si no se disfruta, no será posible tenerlos por familia, ya que es sobre todo el gozo lo que crea el verdadero vínculo familiar. El ser de baja condición, el desprecio social, la debilidad, la enfermedad extrema (la lepra), la mendicidad a la que la pobreza obliga no habrían de ser obstáculos definitivo para que el hermano/a menor haga familia con esa clase de personas.

 

e) Taller rápido

 

            Experiencias gratificantes de universalismo: ¿Mantienes activa una relación con hermanas de culturas y lenguas absolutamente distintas a la tuya?

 

3. Somos hermanamiento

 

a) Frase guía

 

            “El hermanamiento fortalece los vínculos debilitados, nos hace reconocer la familiaridad que nos transforma en co-habitantes de este espacio, en  hermanos que comparten una geografía, unos bienes, pero por sobre todo que comparten grandes motivaciones y esperanzas. Este es el lado iluminado de la globalización, un hermanamiento creciente, que va animando una nueva conciencia. Son muchos quienes buscan esta nueva conciencia de hermandad con el mundo y con las personas, muchos dentro y fuera de la Iglesia” (W.H.Elphick).

 

            La vida debilita los vínculos humanos hasta hacerlos peligrar, hasta considerarlos inútiles y contraproducentes. El hermanamiento los fortalece, les inyecta esa cantidad necesaria de utopía y de esperanza que sigue manteniendo con sentido unas relaciones humanas solidarias. El hermanamiento nos hace ver que el nicho humano es un espacio compartido y que expoliar a los demás de esa herencia de dignidad, expulsarlos del nicho es obrar inicuamente. Compartimos la geografía de lo humano, porque solamente hay una la que tenemos entre manos. Sin este compartir de la geografía de la humanidad las esperanzas de justicia se agostan. La globalización tiene algo muy positivo: el hermanamiento no retrocede, aunque crezca a ritmo, a veces, desesperadamente lento. Esto nos va llevando a la nueva conciencia de hermandad humana. Y quienes están empeñados en esta hermosa utopía del hermanamiento no son cuatro gatos, son muchos, y el que estén dispersos, ocultos, olvidados a propósito, perseguidos incluso no los hace menos reales.

 

b) Texto bíblico: Lc 22,24-27

 

            “Surgió además entre ellos una disputa sobre cuál de ellos debía ser considerado el más grande. Jesús les dijo:

            -Los reyes de las naciones las dominan, y los que ejercen autoridad sobre ellas se hacen llamar bienhechores. Pero vosotros, nada de eso: al contrario, el más grande entre vosotros iguálese al más joven, y el que dirige al que sirve. Vamos a ver, ¿quién es más grande, el que está a la mesa o el que sirve? El que está a la mesa, ¿verdad? Pues yo estoy en medio de vosotros como quien sirve.

 

  • La disputa que surge entre los discípulos para ver quién es el más grande resulta más estridente enmarcado el texto como está en los relatos de la pasión, en el marco de su gran entrega. Él se da del todo y los otros andan discutiendo quién es el más grande. La disputa indica que la ambición es común, compartida por todos. Peor todavía. El hermanamiento, la hermandad con rostro social, queda fuera.
  • Quienes no generan hermanamiento se hacen llamar “bienhechores”. Hay que medir la paradoja y la ironía. Destruyen las redes sociales y se autoerigen en bienhechores sociales. Esto está al orden del día. 
  • En una cultura donde la ancianidad es un valor superior, decir que el “más grande se iguale con el más joven” está metiendo un concepto revolucionario: toda persona es hermana independientemente de su edad (el Evangelio no respeta las divisiones sociales a priori. Para él, toda persona es digna, más allá de la estratificación social). Generar hermanamiento demanda esa postura que va contra la jerarquización social, una mentalidad igualadora e igualitaria. 
  • Cuando equipara “el que dirige al que sirve” está subvirtiendo los cimientos del edificio social que no encaja bien el hermanamiento. La distancia entre directores y servidores no tiene sentido. Pretender hacer obra de hermanamiento social manteniendo rangos es pretender un imposible. 
  • Cuando el texto afirma categóricamente que “yo estoy entre vosotros como el que sirve” está dando la clave para la construcción de toda clase de hermanamiento: esa calve es el servicio. Un hermanamiento que no tiene como motor el servicio es una conquista, una invasión, un allanamiento. 

 

c) Ahondamiento

 

            * Trabajos por engendrar hermandad: Eso es lo que llamamos hermanamiento: todo el esfuerzo social por aproximar culturas, pueblos, situaciones sociales para que se produzca un trasvase de valores que genere igualdad y reduzca el desequilibrio en las relaciones sociales. Ciertamente esta es una obra de gran humanidad.

            * La nueva mirada que lleva al hermanamiento: Es una nueva mirada necesaria que contiene una cierta dosis de compasión, pero, sobre todo, tiene una gran dosis de sentido de la dignidad común y de sensibilidad explícita por el sueño de la igualdad social. Mientras esta mirada igualado no florezca siempre se estará amenazado de superioridad y con ello de colonialismo cultural.

            * El hermanamiento, una manera nueva de poner “carne” a la encarnación: Porque se trata de trabajar en una obra de relación igualadora en todos los sentidos. Los proyectos, las colaboraciones, la misión incluso habría de estar imbuida de la espiritualidad del hermanamiento para que no degenere en actuaciones de suplantación que, en el fondo, encierran una indudable dosis de dominio.

            * Compartir la mesa como manera visible de hermanamiento: Toda mesa, la de la casa, la de los presupuestos sociales, la de los recursos naturales, la de la legislación humanizadora, la de la fe que libera. Hacer sitio en la mesa de la vida es un componente de la mística del hermanamiento.

 

d) Perspectiva franciscana

 

            5Y los hermanos que van, pueden conducirse espiritualmente entre ellos de dos modos. 6Un modo consiste en que no entablen litigios ni contiendas, sino que estén sometidos a toda humana criatura por Dios (1 Pe 2,13) y confiesen que son cristianos. 7El otro modo consiste en que, cuando vean que agrada al Señor, anuncien la palabra de Dios, para que crean en Dios omnipotente, Padre e Hijo y Espíritu Santo, creador de todas las cosas, y en el Hijo, redentor y salvador, y para que se bauticen y hagan cristianos, porque el que no vuelva a nacer del agua y del Espíritu Santo, no puede entrar en el reino de Dios (cf. Jn 3,5) (1R 16).

 

            Es tópica, pero no por ello menos sugerente, la idea de que Francisco no envió jamás a sus frailes como predicadores de la cruzada, y, aunque había enviado antes hermanos a Marruecos y a Siria, el año en que se iniciaba la cruzada prohibió enviar allí misioneros, para impedir el menor equívoco en el Islam. 

 

e) Taller rápido

 

            Contar algún tipo de hermanamiento social en el que, de una u otra manera, se haya participado.

 

Taller de cine: TIERRA, LA PELÍCULA DE NUESTRO PLANETA

 

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II. ESPIRITUALIDAD DE LA HUMANIZACIÓN

 

            Puede parecer que no terminamos de entrar en el tema de la encarnación, pero este segundo paso es muy importante: la humanización de la persona y del mismo Dios es puerta abierta a la comprensión de la espiritualidad de la encarnación.

 

1. La humanización de Dios

 

a) Frase guía

 

            “Si partimos del misterio de la Encarnación, mediante el que ‘lo divino’ y ‘lo humano’ se fundieron en un hombre concreto, Jesús de Nazaret, entonces nos encontramos con este planteamiento estimulante y motivador, a saber: nuestro itinerario de encuentro con Dios, el Dios encarnado en Jesús, no es el itinerario de la divinización, sino el incesante logro de la mejor y más entrañable humanización(J.M.Castillo).

 

            La espiritualidad tradicional ha hecho un fuerte hincapié en la divinización porque ha creído que divinizar era la mejor forma de honrar (a Dios, a Jesús, a los santos, a las personas eximias, etc.). Pero la dinámica encarnacional es justamente lo contrario: el camino de la mejor divinización es la honda humanización. Se “mide” el nivel de humanización por el de la humanización: Dios sería el “superhumano”, Jesús el más humano y luego los demás grandes de la fe, grandes por humanos.  Por eso el verdadero itinerario vital de quien anhele la encarnación pasa por la humanización. Es preciso alejar los temores religiosos, dogmáticos, tradicionales que ven en el camino de la humanización un peligro para la espiritualidad. Es justo lo contrario.

 

b) Texto bíblico: Sab 11,23-26.12,1.19a

 

            “Te compadeces de todos, porque todo lo puedes, cierras los ojos a los pecados de los hombres para que se arrepientan. Amas a todos los seres y no aborreces nada de lo que has hecho; si hubieras odiado alguna cosa, no la habrías creado. Y ¿cómo subsistirían las cosas si tú no lo hubieses querido? ¿Cómo conservarían su existencia si tú no las hubieses llamado? Pero, a todos perdonas, porque son tuyos, Señor, amigo de la vida. Todos llevan tu alma incorruptible…Actuando así enseñaste a tu pueblo que el justo debe ser humano”.

 

            Se puede decir que el libro de la Sabiduría es el más “moderno” de la Biblia. Su argumento es elemental: todo Dios que se precie ha de defender a sus fieles de las asechanzas de sus enemigos. El pueblo de Israel ha tenido muchos enemigos pero, sobre todo, dos: los egipcios y los cananeos. Si Dios hubiera obra como obra un dios tendría que haber aniquilado a estos enemigos de Israel. Pero no ha sido así. Les ha dejado tiempo para el arrepentimiento.

            Razones: todo viene de Dios, todo lleva su “alma” porque, si fuera así, no podrían subsistir. No puede dejar de amar lo que ha creado. Y los cananeos y egipcios también tienen alma y son, de algún modo, amados por Dios. Si Dios quisiera odiar algo, no lo habría creado. Toda la realidad ha sido llamada a la existencia por un designio de amor de Dios. El perdón a todos ha sido la evidencia del amor, el cerrar los ojos a los pecados. La razón: “son tuyos”. No son realidades huérfanas; tiene a Dios por origen común, por Padre.

            Dios es, por ello, “amigo de la vida” (única vez que aparece este término en la Biblia: ϕιλοψυχε). Si ama esta vida no puede ir contra quienes son de esta vida, de esta historia. Un aliado de la vida humana, un “humano” con los humanos, aunque él no tenga la carne de los humanos, pero tiene sus anhelos, sus intereses, sus búsquedas, sus sueños, sus honduras. Y todo ello lo tiene a la manera como lo tiene un Dios, en los límites que no podemos concebir.

            De todo esto, dice Sabiduría, viene la gran lección: “así enseñaste a tu pueblo que el justo debe ser humano”. Dios ha sido “humano”, ha obrado con los enemigos seculares de Israel no como un Dios, sino como un humano de buen corazón, paciente, generoso, olvidadizo del perdón, concediendo segundas oportunidades. Por eso, la justicia sin humanidad se queda corta. Lo que da el sentido a la misma justicia es la humanidad. Por eso, el logro de un talante humano y humanizador es la base, el paso primero para llegar a ser como ese Dios que se ha encarnado en lo humano antes de que naciera Jesús. El ser mismo de Dios es una realidad encarnada, humana.

 

c) Ahondamiento

 

            * Ante todo, humanidad: Nuestra formación tradicional nos ha llevado a valorar sobre todo “lo espiritual” en detrimento de “lo humano”. Es una deformación porque lo espiritual se vierte en lo humano; ambas realidades van unidas. Y si uno se aparta de lo humano, se aparta del espíritu. Y si uno acentúa lo humano, acentúa la posibilidad de una vida con espíritu. Por eso, cuanto más humano, más espiritual y nunca al revés. Lo más básicamente humano es la carnalidad (seres humanos de carne y hueso), la sociabilidad (al relación), la individuación (la libertad). Estos elementos (carnalidad, relación, libertad) son el cimiento de la humanidad. Si eso se resquebraja, el edificio espiritual se tambalea. El respeto, la tolerancia y la estima han de ser las herramientas para construir este cimiento. Desde aquí se puede calibrar con estremecimiento el unirse de Dios al fondo de lo humano, si ser carne con nosotros, los abismos de su relación, su apuesta incondicional por la libertad.

            *Ser humanos desde la verdad, más que desde la coherencia: Quien es coherente tiene una herramienta magnífica para construir lo humano. Pero quien no lo es, también puede aspirar a la espiritualidad de lo humano siempre que viva desde la verdad. Lo humano es compatible con una cierta incoherencia, pero es más difícil que lo sea con la hipocresía y la mentira. Por eso, el Dios que es humano es “veraz”, se ofrece en su verdad de amor. Un Dios veraz da sentido a su humanidad. El cultivo de la veracidad, la “honradez con lo real” (Sobrino) es camino imprescindible para quien aspira a una espiritualidad de encarnación.

            * Nada de lo humano es ajeno a Dios: Se puede aplicar con toda razón a Dios aquel dicho de Publio Terencio: “Nada de lo humano me es ajeno”. Porque Dios ha hecho de lo humano su pasión, su búsqueda, su apuesta, por increíble que resulte. Ha hecho de nuestro éxito el suyo; de alguna manera “depende” de nosotros, no nosotros de él. Por eso se entiende aquella extraña y hermosa expresión de Etty Hillesum: hemos de ayudar a Dios (“Te ayudaré, Dios mío, para que no me abandones, pero no puedo asegurarte nada por anticipado. Sólo una cosa es para mí cada vez más evidente: que tú no puedes ayudarnos, que debemos ayudarte a ti, y así nos ayudaremos a nosotros mismos”). Hemos de colaborar al sueño humano de Dios. Y el mejor modo es interesarse por lo humano, el mismo interés de Dios.

            * Expertas en humanidad: Así habríamos de ser, no tanto expertos en religión (así nos ve la gente). Expertos en superar situaciones de deshumanización, en reivindicar la humanidad que nos es propia. La humanidad como distintivo del creyente, no la religiosidad. En la humanidad de Jesús conocemos la humanidad de Dios, él es experto en humanidad. Al ser tan entrañablemente humano es radicalmente divino. El Dios que presentó y representó Jesús es un Dios que se hace presente, ante todo, en la humanidad, en lo humano de los seres humanos. Lo que más distingue al Dios de Jesús es su humanidad. De ese fondo humano habríamos de ser expertos.

 

d) Perspectiva franciscana

 

            En una época como la medieval, poco propicia para hablar de la humanidad de Jesús (menos aún de la de Dios) Francisco ha enfocado y descubierto un camino nuevo de comprensión y de vivencia espiritual de la persona de Jesús en el descubrimiento de su humanidad. La conocida escena de Greccio, escena de pobreza y humildad, lo deja bien claro: pobre rey, pobre ciudad, niño inválido (LM 10,7). El camino de la humanidad pobre de Jesús que se mira con ternura y comprensión y que deriva hacia una benigna comprensión de la propia humanidad es una marca de la espiritualidad de Francisco y del franciscano/a.

 

e) Taller rápido

 

            Pon sobre la mesa un ejemplo de comportamiento humano ante situaciones equívocas de la vida.

 

2. Nacido de mujer

 

a) Frase guía

 

            “El feminismo no es lo contrario al machismo, sino que reclama igualdad de derechos. No puedo entender que una mujer en su ser político no se defina como feminista” (Lara Alcázar, del movimiento Femen).

 

            La igualdad de género es todavía una batalla que se está dando y, en muchos sectores sociales y geográficos todavía no ha comenzado o está en los inicios. Verse como fuera de ese campo de lucha puede ser una obcecación (no se quiere ver) y una injusticia (porque se perpetúan los patrones de superioridad y opresión). No se puede ser neutral.

            El feminismo político es, quizá, uno de los primeros pasos a dar para entendernos en régimen de igualdad de género. Cuando hablamos de “encarnación”, si lo hacemos desde parámetros no solamente religiosos sino también seculares, estamos hablando de cosas así. Plantear de manera ahondada el tema de la encarnación es acercarse a esta clase de problemas.

 

b) Texto bíblico: Gal 4,4-5

 

            “Pero cuando se cumplió el plazo envió Dios a su hijo, nacido de mujer, sometido a la Ley, para rescatar a los que estaban sometidos a la Ley, para que recibiéramos la condición de hijos”.

 

  • Para leer bien a Pablo es preciso “aislarlo” de la perspectiva evangélica, que es desde donde se le suele leer. Parece que Pablo no ha tenido acceso a ninguno de los evangelios o relatos similares. El nacimiento de Jesús es entendido como “nacimiento de mujer, bajo la ley, uno de tantos”. Ningún relato de milagros es consignado. La resurrección es comprendida como una experiencia espiritual, no física, en la que él mismo se incluye (1Cor 15,1-10). El mismo canto de Filp se puede entender no en los modos teístas de identificación-encarnación divina, sino como un retrato de Jesús en el cual Dios ha derramado su ser divino. Dice que es portador de “una tradición anterior”. Ésta no ha entrado aún en los moldes del teísmo. Luego, al principio, la comprensión de Jesús no estaba cargada de teísmo. Pero Pablo, al elaborar una espiritualidad de proximidad total de identificación entre Jesús y Dios, al proponer una experiencia espiritual de Dios de una intensidad única arriesgaba el abrir la puerta a un modo teísta de mirar el hecho histórico de Jesús.
  • El hecho de Jesús se da “cumplido el plazo”: Dios tiene un designio, el de que la humanidad camine hacia su plenitud. Este camino está jalonado de hechos históricos. El de Jesús es decisivo. Por eso mismo, el “envío” de Jesús no es como alguien que está afuera y viene de afuera, sino que hay que insertarlo en el proceso histórico: surge en la historia porque es historia, no viene de fuera sino del “adentro” del deseo salvador de Dios (ni ser irá luego fuera de esta historia).
  • Jesús queda definido en este paleocristianismo de Pablo como un “nacido de mujer”. Uno de tantos, que dirá luego. Un perteneciente al camino histórico. Rebajar la verdad humana de Jesús es, como dice González Faus, una de las herejías pertinaces de la iglesia católica, un monofisismo latente dicen. Se parte de la realidad de Dios y como se asegura que Jesús es Dios, tiene que ser un hombre especial, un no-hombre en realidad. La evidencia de que es nacido de mujer tierra por tierra todas estas teorías. Lo escandaloso no es la encarnación de Dios en jesús, sino que sea pobre, sin poder, nacido de mujer, tan débil e indefenso como todos los nacidos de mujer. Un Dios encarnado en la pobreza, no en el poder, ése es el problema.
  • La condición de hijos se recibe por el cauce encarnacional de un Jesús sin poder que habla de un Dios sin poder. Un Dios que se pone de rodillas ente el hombre, que reza al hombre, que hace propia su causa de humanización creciente. Decir que Jesús es nacido de mujer es el mejor antídoto contra cualquier dualismo teológico. Nacido de mujer, como todo el mundo.

 

c) Ahondamiento

 

            * El tema aún vidrioso de la mujer: Es cierto que se van dando pasos en la buena dirección (movidos muchas veces por la sociedad secular, no por la comunidad cristiana). Pero aún es un tema “vidrioso”, a nivel moral, a nivel sexual, a nivel económico, a nivel social y político. Tema sin solucionar, porque la solución no encaja en paradigmas de desigualdad de género, de práctica comunitaria que consagra el patriarcalismo, de situaciones sociales de poder. Encarnarse por la mujer lleva implícita la pregunta por la dignidad de lo que la mujer engendra. La encarnación es, en el fondo, un tema de dignidad (no tanto una cuestión dogmática). Por eso, las posiciones ante el “problema de la mujer” desvelan las verdaderas posiciones encarnacionales.

            * Origen común: El argumento que emplea Gálatas es sencillo: si el origen es común (la mujer), somos familia. Dios mismo es familia porque hace parte del origen común, nacido de mujer. La encarnación de Jesús desvela la realidad hermosa del origen común a Dios y a la persona, que no es otro sino el increíble amor del Padre que anima el proceso histórico. La fraternidad encarnacional habría de brotar de la percepción de este “origen común” (así ocurre en el caso de Francisco LM 8).

            * Carne, psicología, espiritualidad: Son elementos que es preciso aplicar a la realidad de Jesús directamente. No solamente la primera (porque no hay más remedio), sino también la segunda (con todas las tendencias y avatares de la psicología humana) e, incluso, la tercera (una espiritualidad concreta con todas sus consecuencias, incluso las erróneas). Si algo tenemos claro de qué es Jesús es su humanidad por haber nacido de mujer. El resto entra en el terreno de la elucubración (en el sentido más positivo que se quiera).

            * El tema de María: Un asunto que si se repiensa la encarnación, es preciso repensar igualmente y en la misma de la encarnación humanizadora. Por lo tanto, se impone una limpieza de campo enorme, tanto en el plano devocional, cultural como teológico. Si no, la “desencarnación” de María está asegurada. ¿Mejoraría la valoración de María desde un lado encarnacional como el Jesús? Creemos que sí.

 

d) Perspectiva franciscana

 

            Dice 2C 198: “Rodeaba de amor indecible a la Madre de Jesús, por haber hecho hermano nuestro al Señor de la majestad. Le tributaba peculiares alabanzas (cf. SalVM y OfP ant), le multiplicaba oraciones, le ofrecía afectos, tantos y tales como no puede expresar lengua humana”. El amor proviene por hermanarnos con Jesús, por “atraparlo a él en el camino encarnacional humano. De ahí brotaba su valoración, su devoción, no de “prerrogativas marianas”.

 

e) Taller rápido

 

            Cuenta una experiencia gratificante de trabajo con mujeres empobrecidas.

 

3. Leer la realidad social desde la humanidad

 

a) Frase guía

 

            “Lo que Jesús dejó claro es que a Dios lo encontramos primordialmente y ante todo, no por el camino de la ‘perfección’, ni por el de la ‘santificación’, ni tampoco por el de la ‘espiritualización’, sino sobre todo por el camino de la ‘humanización’” (J.M.Castillo).

 

            El camino de la perfección era el techo: “sed perfectos…”, aunque eso no lograba absorber nuestra evidente debilidad (propósitos que nunca se cumplían). El camino de la santificación era un tópico (verdadero por ello) que se alejaba realmente de nuestros caminos concreto. El camino de la espiritualización ha engendrado muchos equívocos de los que nos vamos desembarazando poco a poco. ¿El camino de la humanización no daría mejores resultados? ¿No han sido nuestros mejores benefactores las personas que se han comportado con nosotros con humanidad? ¿No esperan los frágiles nuestra aportación humanitaria?

 

b) Texto bíblico: Mc 6,34

 

            “Al desembarcar vio una gran multitud; se conmovió, porque estaban como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles con calma”.

 

  • Es el relato que antecede a la multiplicación de los panes en Mc. “Vio una gran multitud”. ¿Cómo leer la realidad de una multitud deseosa de algo que le saque de la postración? ¿Cómo mirar en esa dirección? ¿Cómo se va a ser benigno si no se mira, si no se está en el mismo escenario, en el mismo marco geográfico, en la misma calle, en la misma lucha?
  • Es necesaria una conmoción ante el hecho social. Imposible que haya comportamiento humano sin conmoción, sin que algo por dentro se mueva. Leer el hecho social desde posiciones frías, alejadas, meramente analíticas impide el funcionamiento del parámetro de humanidad paras valorar una situación social.
  • Estaban como ovejas sin pastor: Jesús palpa el desamparo de la multitud desde su propio desamparo: él es también, encarnado, una especie de “oveja sin pastor”, un aherrojado a la historia sin otro amparo decisivo que el que le pueda dar el mismo Dios. Leer la realidad desde una afectación personal es la mejor manera de leerla.
  • Se puso a enseñarles con calma: Es la actitud de quien lee el hecho social de la humanidad. Para éste, el tiempo no cuenta, la dedicación es total, la persona débil merece un espacio que la sociedad mercantilista no le concede. Es la calma de quien es humano, de quien es hermano.

 

c) Ahondamiento

 

            * Las preocupaciones de Jesús: Desde estas preocupaciones lee Jesús la realidad: su cuidado por la vida en nuestra condición carnal humana; su insistencia en mejorar las relaciones humanas, es decir, las relaciones de alteridad con los otros; su respeto, tolerancia y estima hacia todos en la aceptación de la libertad de cada cual. Una lectura de la realidad desde estas perspectivas solamente puede hacerse desde una total encarnación en el fondo de lo humano.

            * Benignidad crítica: Este puede ser el gran principio de lectura creyente de la realidad (y franciscana): ser benigno y ser crítico. La benignidad lleva a situarse en la sociedad en el lado del amparo, del acompañamiento, de la solidaridad, de la condolencia, del no juicio. El componente crítico lleva al discernimiento, a la no connivencia con el sistema opresor e, incluso, a la denuncia. La mezcla de ambos elementos abre el camino a una verdadera encarnación en el hecho social.

            * Piensa bien y acertarás: Al contrario de lo que corrientemente se suele decir (piensa mal y acertarás). Pensar y actuar desde la bondad es camino preferible a cualquier otro para hacer una lectura humana y cristiana del hecho social. Esto presupone una verdadera encarnación con nuestra propia historia, personal y social, desde la más elemental pertenencia al hecho humano. Si esta encarnación básica no se da, el pensar y actuar bien no brota.

            * Ser humanos en los conflictos: Porque el conflicto acompaña el devenir humano y fraterno. Elaborar conflictos con humanidad (no tanto el solucionarlos, cosa que con frecuencia no está en nuestra mano) es un acto encarnacional porque trabaja el componente ineludible del conflicto para hacer de él un trampolín que nos lleve a una mayor fraternidad, una mayor solidaridad, una encarnación de más calidad.

 

d) Perspectiva franciscana

 

            La Carta a un Ministro es una manera clara de percibir a Francisco aplicando la benignidad crítica: “Y en esto quiero conocer si tú amas al Señor y a mí, siervo suyo y tuyo, si hicieras esto, a saber, que no haya hermano alguno en el mundo que haya pecado todo cuanto haya podido pecar, que, después que haya visto tus ojos, no se marche jamás sin tu misericordia, si pide misericordia. Y si él no pidiera misericordia, que tú le preguntes si quiere misericordia. Y si mil veces pecara después delante de tus ojos, ámalo más que a mí para esto, para que lo atraigas al Señor; y ten siempre misericordia de tales hermanos”. Benignidad que trasluce en la mirada; amor para proponer un cambio.

 

d) Taller rápido

 

            ¿Observas que en tu comunidad se elaboran los conflictos con humanidad?

 

 

 

Taller de cine: TIERRA DE ÁNGELES

 

  •  
    • La comunidad: personas que siguen a Jesús en grupo
    • Subraya aspecto encarnacional del filme
    • Cómo hacer del mundo una “tierra de ángeles”

 

III. ENCARNACIÓN

 

1. Qué no es

 

a) Frase guía

 

            “Jesús es la puerta de entrada a lo sagrado para aquellos de nosotros que tuvimos el privilegio de conocer su nombre, pero habrá otras puertas para otras personas” (J.S.Spong).

 

            No se puede entender la encarnación de Jesús en modos galácticos (un Jesús que viene del cielo) ni en maneras exclusivistas (solamente por él se hace presente la divinidad en la historia). Él pertenece a la vida y en él se hace visible el modo de ser de Dios; pero no viene de ningún lado ni excluye otras manifestaciones de la manera solidaria (encarnada) de Dios con la historia. Todas esas maneras confluyen en la verdad de que Dios es el fundamento del Ser, que ha soldado su suerte a la nuestra.

 

b) Texto bíblico: 1 Jn 4,2-3

 

            “Esta es la señal de la inspiración de Dios: toda inspiración que confiesa que Jesús es el mesías venido en carne mortal, procede de Dios; y toda inspiración que no confiesa a ese Jesús venido en carne mortal no procede de Dios”.

 

  • La 1 Jn tiene un problema comunitario: un grupo notable e influyente se ha ido de la comunidad porque dice que el camino de la historia pobre no es válido para el encuentro con Dios. Hay que usar otros caminos más sublimes, más “místicos”. Pero despreciar la historia pobre es depreciar a Jesús “en carne mortal”, su historia pobre. Y alejarse de la historia pobre de Jesús como ámbito de revelación deja inútil al proyecto cristiano.
  • Por eso, el gran problema de este texto es la “carne mortal”, si la historia es ámbito o no de revelación. Este problema de un gnosticismo religioso que olvida la historia es recurrente en el caminar de las religiones.
  • El autor, evidentemente, reafirma la carnalidad de Jesús (y la nuestra) con sus consecuencias (la solidaridad con “las carnes” débiles de los otros, cosa que olvidan esos que se han marchado de la comunidad). La carnalidad, la encarnación en lo pobre, es medida de la inspiración y certeza de que se “procede de Dios”, de que se está en el camino de una perspectiva correcta de la experiencia cristiana.

 

c) Ahondamiento

 

            Necesitamos una perspectiva nueva sobre la encarnación:

 

1)      Lo primero que es preciso constatar es que un esquema teísta de la encarnación necesita un mecanismo de entrada (nacimiento virginal) y un mecanismo de salida (ascensión). Esos dos mecanismos no están en los inicios de la comprensión de la experiencia cristiana (fuente Q, Mc, Pablo).

2)      El mecanismo de entrada ignora el papel de la mujer en la fecundación; si lo hubiera conocido, habría entendido que un nacimiento en la historia, por virginal que se quiera, tiene un 50% de aportación femenina, lo que daría origen a una extraña criatura. Resulta inviable. De no ser que se acepte que Dios, entendido teísticamente, intervino milagrosamente y realizó un acto que rompe todos los límites de nuestro conocimiento sobre las funciones reproductivas del universo.

3)      Por su parte, el mecanismo de salida, se hace inviable en la actual comprensión del universo (millones de galaxias, agujeros negros, etc…). Una salida así llevaría a la orbitación o a caer en la desolación del espacio infinito. Se impone también aquí una relectura del imaginario, aún vigente.

 

d) Perspectiva franciscana

 

            "Él que siendo rico por encima de todos, quiso en el mundo, con la santísima Virgen su madre, elegir la pobreza" (2CtaF 5).

 

            Según Francisco, Jesús “quiso elegir” la pobreza. Algunos traducen “quiso abrazar” la pobreza. Es una opción que se le ha impuesto: nació pobre, de María (ambiente social) pobre. Pudo rechazar, huir, maldecir de la pobreza. Pero él se abrazó a ella justamente para hacer una obra de liberación, para vencer a la pobreza en el combate cuerpo a cuerpo. Luchador contra la pobreza porque la conocía bien, porque la experimentaba en él mismo.

 

e) Taller rápido

 

            Encarnaciones que, a tu juicio, no lo son.

 

2. Qué es

 

a) Frase guía

 

            “Dios está más allá de Jesús, pero Jesús participó de la existencia de Dios y es mi camino para Dios” (J.S.Spong).

 

            Si funcionamos en modos esencialistas no hay nada que decir: jesús es Dios y punto. Si funcionamos en modos más amplios, Dios es la fuente del Ser, Jesús nos lo ha hecho ver porque ha participado en modo diáfano de esa Fuente del Ser y por eso, para nosotros, el camino de Jesús (su manera de pensar y sus estilos de vida) nos hacen conectar con Dios, colman nuestro anhelo de trascendencia.

 

b) Texto bíblico: Filp 2,6-11

 

Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios;
al contrario, se despojó de su rango
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
 

Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,
y una muerte de cruz.
 

Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo,
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
 

 

  • Es el famoso y conocido cántico de Filipenses. Generalmente se lo lee de una manera especialista (teísta): Cristo, como era Dios, estaba en el cielo, bajó de allí, vivió pobremente (anonadado) durante equis años, no salvó y volvió de nuevo a su lugar (a la derecha del Padre). Esta manera de entenderlo tiene muchas pegas: la mayor de todas que no se llega a tomar en serio la encarnación: un paso, unos años, un tránsito, no era realmente lo suyo (lo suyo era ser Dios). Y si no se toma totalmente en serio la encarnación, la humanización, ¿dónde queda lo de Jesús? ¿Y dónde queda la increíble apuesta de Dios por lo nuestro?
  • Había otra manera: Jesús pertenece a la historia, viene a ella como venimos nosotros. Pero su comportamiento humano (con la gracia enorme del amor del padre) llega a desvelar cómo es Dios. Y eso lo hace anonadándose, para demostrar que el Dios que se une a la existencia humana es un Dios menor, que no le asusta la pobreza, que se mezcla a ella. Hecho este trabajo histórico, vuelve al fondo de la vida (“vendremos a él” Jn 14,23) para seguir animando la historia humana, para seguir iluminando las zonas oscuras de la existencia, para colaborar a la liberación de la persona, para engendrar el nuevo horizonte, la nueva sociedad, la nueva relación, el reino de Dios. ¿Es esta manera de ver menos espiritual que la anterior?

 

c) Ahondamiento

 

            Veamos si estos puntos nos ayudan a ir cociendo una nueva visión de la encarnación:

 

1)      El reto está en emplear términos más adecuados al hoy manteniendo la experiencia de Dios que Jesús es para nosotros, la puerta que nos abre el misterio, la certeza paulina de que Dios estaba en Cristo. Quizá para ello se requiere una experiencia viva de Jesús (no una experiencia meramente dogmática, catequética). Una experiencia dogmática busca soluciones dogmáticas; una vital, plantea soluciones vitales.

2)      Esa experiencia vital puede ser descrita con alguno de estos rasgos: un Jesús que vibra por el reino, por la nueva sociedad, por la nueva relación; un Jesús que deja sin sentido no solamente las fronteras tribales, sino la frontera entre lo puro y lo impuro, entre lo humano y lo divino; un Jesús que, proponiendo como tipo del reino al samaritano, apela a la “conmoción” ante las pobrezas como detonante de la pertenencia a la nueva humanidad; un Jesús que derriba todo prejuicio, haciendo ver que la verdadera vocación humana (no hay más que esa en sentido estricto) es vivir con y para el otro; un Jesús que es camino hacia una humanidad más plena, llevándonos por ella al misterio de un Dios más pleno; un Jesús que al dar la vida muestra que el donador nunca queda disminuido en la entrega; un ser humano de los que han tenido la capacidad de amar activada a unos niveles que nos superan. Al ver una vida que ama tanto decimos: “Dios está presente en esa vida”. Desde ahí se puede entender que la vida humana no necesita rescate. Lo que sí necesitamos es , más bien, una vida tan abierta, tan libre, tan plena y tan llena de amor que, al experimentarla, seamos llamados a la realidad del amor…A ese amor lo llamo Dios. Lo veo en Jesús de Nazaret y me siento llamado a una nueva forma de ser, una humanidad sin fronteras, y me siento pleno en su presencia. Así estaba Dios en Cristo. Por lo tanto, Jesús revela la fuente del amor y después nos llama a entrar en ella.

3)      Hemos llegado así a una nueva manera de hablar de Cristo: percibimos al Fundamento del Ser a través de él; experimentamos la cualidad incondicional del amor a través de él; es el canal a través del cual se recibe el mensaje de Dios a la vida, por eso es su “palabra”.

 

d) Perspectiva franciscana

 

            “Yo soy necesitado y pobre, ayúdame, oh Dios”. Esta frase es del Sal 39, pero Francisco la pone en boca de Jesús en OfP 8,6. Esta visión de la pobreza encarnacional de Jesús no le ha producido a Francisco un rechazo que le habría llevado al abandono del amor a Jesús o a su encumbramiento (como hace el mecanismo religioso). No, lo ha apreciado, amado, seguido y anhelo así como era, pobre y gusano (palabra que le recordaba mucho el anonadamiento, la kénosis, de Jesús).

 

e) Taller

 

            Encarnaciones que, a tu juicio, lo son.

 

3. Encarnación social

 

a) Frase guía

 

            “Podemos hacer todas las obras sociales que queramos, y dirán: ’Pero qué buena la Iglesia, qué buena la obra social que hace la Iglesia’ Pero si decimos que hacemos esto porque aquellas personas son la carne de Cristo, viene el escándalo. Y esa es la verdad, esa es la revelación de Jesús: esa presencia de Jesús encarnado” (Papa Francisco).

 

            La persona débil no solamente es la carne de Cristo, es la carne del mismo Dios. Pero no habría que hacer la obra social porque es carne de Dios sino, simplemente, porque es carne. La mejor solidaridad es, según Mt 25, la que se hace sin darse cuenta de que se está haciendo (“¿cuándo te vimos con hambre…?”). Poner una finalidad religiosa a la solidaridad es siempre un peligro.

 

b) Texto bíblico: 1 Pe 3,13-18

 

“¿Y quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien?  Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois.  Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis, sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones,  y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros; teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo. Porque mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal. Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu”.

 

  • La 1 Pe es un texto escrito a inmigrantes creyentes que sienten grandes dificultades para vivir su fe en tierra extranjera. Les viene a decir, en general, que en la comunidad cristiana tienen una patria con cuya ayuda subsistir en la vida y en la fe.
  • Sorprende que, ante la dificultad, para vivir en tierra extranjera, la carta no proponga un repliegue en la comunidad buscando en esta un consuelo y apoyo pero cerrándose al ambiente hostil que le rodea. No, muy al contrario, anima a los creyentes a mantenerse en actitud de apertura al medio social aunque éste no llegue a entenderle del todo. Como primera norma les dice que se den con empeño a lo bueno. La amargura de la emigración no debe anular el planteamiento evangélico básico de hacer el bien.
  • El sufrimiento que, indefectiblemente, conlleva la multiculturalidad ha de sobrellevarse con buen ánimo. El miedo ha de ser vencido amparado en la promesa de Jesús que anima a no tener miedo.
  • Se ha de dar razón de la esperanza no contra la sociedad en la que viven sino dentro de esa sociedad, aceptando estar encarnado en ella como ciudadanos que cumplen sus obligaciones. La tolerancia y el respeto son los “buenos modos” con los que hay que hacer todo este trabajo de encarnación social. 
  • La razón para arrostrar las dificultades de la encarnación social es el mismo Jesús quien también las tuvo que encajar. Esta ha de ser la fuente real de cualquier tipo de encarnación.

 

c) Ahondamiento

 

            * Dios en los procesos históricos: Habría que intentar mejorar nuestro imaginario religioso que siente y piensa a Dios fuera de los procesos históricos, en el más allá. Cómo pensar un “cielo” metido en el fondo de la vida, mezclado a él porque ahí está justamente la realidad del Padre que acompaña a la historia. Cómo sentir a Dios vecino nuestro, participante en nuestra vida, actuante en medio de la aldea. Y no se trata de colocarlo como centro, sino como dinamizador de nuestros procesos históricos. Es su gran obra.

            * Dios en la sociedad secular: Porque parece que Dios es echado de esta sociedad, que no se quiere que cuente en ella, porque se piensa que un mundo sin religiones sería un mundo más feliz. Quizá el problema no esté inicialmente en Dios, sino en la religión. Pero si se la pone a esta en su sitio, el anhelo de Dios está muy vivo en multitud de personas, aunque sea en lenguajes que no entendemos bien.

            * Dios en los sueños sociales: Aunque esos sueños no tenga rostro ni formulación religiosa. Dios en la erradicación de la pobreza, en el acceso al agua, en la globalización de la enseñanza, en la igualdad de género, en la justicia internacional, en la abolición de la pena de muerte, etc. Esos grandes sueños incumplidos son también los sueños de Dios, los sueños del reino.

            * Dios en los colectivos débiles: Porque es ahí sobre todo donde Dios ha puesto su morada: los desplazados, los despojados, los humillados, los explotados, los violados, los ninguneados por el sistema, los frágiles en todos los sentidos, los olvidados y no reclamados, los grandemente en soledad. Percibir a Dios que está ahí es posible solamente con una fuerte visión encarnacional social de Dios.

 

d) Perspectiva franciscana

 

            Pedir a san Francisco una gran encarnación social podría ser excesivo. Pero, en algunas cosas, la tiene mucho más que nosotros, quizá. Por ejemplo, en el tema de la paz. Él no ha rezado por la paz (o, al menos, no tenemos oraciones de él por la paz ya que la hermosa y “franciscana” Oración por la paz, Señor, haz de mí un instrumento de tu paz, no es suya) pero ha intervenido en procesos sociales de pacificación: Bolonia, Arezzo, Gubbio, Asís. Hombre de paz, hombre encarnado socialmente.

 

e) Taller rápido

 

            ¿Por qué cuesta tanto a los franciscanos/as integrarse de alguna manera en los trabajos de justicia y Paz?

 

Taller de cine: DE DIOSES Y HOMBRES

 

  •  
    • La encarnación en la tierra que Dios te da
    • Escena de encarnación en la película
    • Cómo encarnarse en una sociedad que nos cuesta amar

 

IV. NUESTRAS ENCARNACIONES

 

1. Espiritualidad con carne

 

a) Frase guía

 

            “Nunca occidente se alejó tanto del espíritu, y solo es paradójico en apariencia, como cuando abandonó el cuerpo” (A. Fermet).

 

            Efectivamente, algo nos ha hecho creer que los trabajos espirituales conllevaban la exigencia de alejarnos de la corporalidad. Por eso se ha estigmatizado tanto todo lo relativo a ella. Pero, en realidad, es a través del “abrazo” a esa corporalidad donde habría que haber encontrado la espiritualidad. Esta encarnación espiritual es lo que perseguimos como cambio de óptica.

 

b) Texto bíblico: Jn 15,26-27

 

            “Cuando llegue el valedor que yo voy a mandaros recibiéndolo del Padre, el espíritu de la verdad que procede del Padre, él dará testimonio en mi favor. Pero también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo”.

 

  • El testimonio tiene detrás al Espíritu. Es decir, Dios está presente en los procesos históricos y creemos que es el verdadero motor de la evolución histórica. Nosotros no creemos en el simple azar, sino que a esa fuerza que moviliza la historia le damos el nombre y el contenido del amor del Padre, de la fuerza del Espíritu, lo más vivo de Dios.
  • Esa fuerza va a dar testimonio en favor de Jesús. Es decir, va a confirmar que Jesús, por pobre que fuera, era el rostro vivo de Dios y que por él tenemos acceso a nuestro anhelo de conexión con Dios. Para el seguidor/a Jesús es el verdadero camino de acceso al Dios que anida en la historia, al fundamento del ser.
  • Pero ese testimonio del espíritu cobra un rostro histórico, una verdadera encarnación (tan potente y verdadera como la de Jesús) en la obra del creyente. Por esa obra se “ve” que Dios nos acompaña y se da fe del valor del testimonio de Jesús. Si esa obra del creyente falla, si la encarnación cristiana falla, se retrasan los procesos históricos no se sabe hasta cuándo, quizá hasta la imposibilidad.

 

c) Ahondamiento

 

            * El tiempo del reino: A este asunto de la encarnación en el hoy subyace el tema del tiempo. El tiempo cronológico es mecánico, inmanipulable (el día tiene 24 horas y no más). Pero el tiempo del reino es manipulable: se puede acercar o retrasar según sea el tipo de vida del seguidor/a, según se apunte a la justicia o a la injusticia. Cuanto más justo, más cerca el día del reino; cuanto más injusto, más lejos el día del reino.

            * El testimonio de una vida encarnada: Que no es otro que la preocupación por dejar un mundo mejor que el que encontramos cuando nos toque salir de esta etapa histórica que vivimos. Si el entorno en que se ha desarrollado nuestra vida no ha mejorado nada en humanidad, si todo sigue igual o peor, la encarnación se ha frustrado. Si ha mejorado, aunque fuere un poco, hemos tenido éxito porque el éxito no está en la salvación, sino en logro de una historia más humana.

            * Humildad esencial: Absolutamente necesaria para esta encarnación histórica. Eso quiere decir que la gran preocupación no ha de ser el hacer grandes obras encarnaciones, de testimonio cristiano, de misión, sino sobre todo tener la certeza de que la encarnación histórica avanza en lo humilde, en lo sencillo, en lo irrelevante, pero que la modestia de ese avance es la garantía de su verdad.

            * La encarnación hoy: En nuestro imaginario, y cuando hablamos de la encarnación, hemos de cambiar la perspectiva: lo importante no es aquella encarnación de Jesús que la fe venera y celebra. Lo importantes es ver si, por aquella encarnación, nuestras encarnaciones de hoy van tomando cuerpo. La encarnación de hoy es la gran preocupación de esta espiritualidad.

 

d) Perspectiva franciscana

 

            Cuentan las biografías de san Francisco que, cuando en la misa de san Matías escuchó el evangelio de la misión exclamó: «Esto es lo que yo quiero, esto es lo que yo busco, esto es lo que en lo más íntimo del corazón anhelo poner en práctica» (1 C 22). Esta lectura “literal” del Evangelio es una lectura encarnacional: Francisco pone en práctica el Evangelio tal como lo entiende, en directo. Precisamente ahí halla su fuerza, no en la literalidad, sino en la inmediatez. Encarnación total.

 

e) Taller rápido

 

            Nombra a alguna persona que, en tu opinión, vivan una espiritualidad con “carne”.

 

2. Carisma con carne

 

a) Frase guía

 

            “Los carismas se viven en la medida en que se recrean” (Vita Consecrata)

 

            Es decir, hay que poner también carne a los carismas. Estos no tienen vida meramente por el funcionamiento de la estructura, sino sobre todo por el afán que los miembros de la comunidad hacen, cada uno en supuesto, por recrear el carisma. Si no, aunque la estructura continúe, el carisma agoniza.

 

c) Texto bíblico: Lc 9,28-36

 

            Unos ocho días después Jesús tomó consigo a Pedro, a Juan y Santiago y los llevó al monte a orar. Mientras él oraba, cambió el aspecto de su rostro y sus vestidos se volvieron de una blancura resplandeciente. Dos hombres, de improviso, se pusieron a hablar con él. Eran Moisés y Elías, que aparecieron con un resplandor glorioso y hablaban con él de su muerte, que iba a tener lugar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño, pero lograron mantenerse despiertos y vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres que estaban con él. Cuando éstos se alejaban de Jesús, Pedro dijo: "Maestro, ¡qué bien se está aquí! Hagamos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías". No sabía lo que decía. Mientras hablaba estas cosas se formó una nube y los ocultó. Al entrar ellos en la nube, se atemorizaron. Y salió una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo, el Amado, escuchadle. Cuando sonó la voz, se quedó Jesús solo. Ellos guardaron silencio, y a nadie dijeron por entonces nada de lo que habían visto.

 

  • Normalmente se explica la transfiguración (término que no aparece en Lucas) como algo que viene “de fuera”: una luz “celestial” que ilumina al Jesús del Tabor. Tratemos de leerlo como una luz que brota desde dentro. La carne de Jesús como carne iluminada, recreada (en textos como la oración del huerto será el colmo de una carne tentada).
  • Pedro Juan y Santiago, aunque adheridos a Jesús, son el grupo más conservador, representantes de la dificultad para percibir el funcionamiento de los mecanismos del Reino. Por eso se les va a mostrar a ellos el sentido de la entrega de Jesús (son imagen de nuestras mismas imposibilidades para situarnos en parámetros evangélicos). La “oscuridad” que conlleva el ser carne.
  • La oración de Jesús es por pura necesidad: él necesita encontrar sentido a su camino creyente y utiliza un método conocido: la oración. Una oración buscada desde la necesidad de luz, de recrear día a día su camino hace el padre, de construir la encarnación (es una realidad que se construye).
  • No hay “transfiguración” en Lc. Es un “cambio de aspecto”, la percepción de quien ve a una persona con ánimo dentro cuando antes lo veía con desolación. La subida se hizo en el anhelo, la búsqueda y una cierta desolación. Y ahora, una luz se abre paso desde dentro y cambia su rostro y hasta su ropa cobra un nuevo brillo, una hermosura.
  • Moisés y Elías son los principales representantes de la Escritura, la Ley y la Profecía. La oración, la búsqueda de sentido se hace en diálogo con la Palabra. La Palabra como herramienta para construir la encarnación.
  • El tema de conversación, de la búsqueda de luz es “el éxodo que iba a completar en Jerusalén”, el sentido de su muerte, el valor de una entrega al límite, la luz que esconde la amargura de una muerte intuida.
  • La modorra de los discípulos es imagen de su dificultad, de su lejanía, del poco socorro que pueden prestar a la búsqueda de Jesús. Pero, aun así, ven “la gloria” de Jesús, le verdad del sentido de la entrega de Jesús y la confirmación de los dos que estaban con él.  Ellos reciben los destellos de esa iluminación, aunque se empeñen en negarlos luego. El trabajo enorme por hacer un camino encarnacional.
  • La intentona de hacer “tres chozas” no ha de interpretarse en clave contemplativa (ése no es el problema) sino histórica: quiere frenar el camino a Jerusalén, no le ven sentido a un éxodo que termina en muerte. La propuesta es tan pintoresca que el autor lo excusa diciendo: “No sabía lo que decía” (como en Lc 23,34 “no saben lo que están haciendo”). Todos los frenos que ponemos al hecho encarnacional.
  • La “nube”, la gloria, tiene que venir en confirmación de lo visto. Y lo hace con expresiones de los cantos del siervo: “Mi elegido, mi predilecto” (Is 44,2). Es decir: Dios confirma la opción de Jesús, la de la entrega hasta el fin; ése es el camino que Dios marca, que hay que “escuchar”. De ahí puede venir la luz a creyente, como le ha venido a Jesús. La encarnación en lo pobre como instancia de luz.
  • Jesús se queda “sólo”. Es decir, una vida iluminada no deja sin efecto el esfuerzo del camino histórico por construir una vida entregada.
  • El discipulado “no cuenta a nadie lo que ha visto” porque la iluminación, el sentido, no puede ser aún acogido en su planteamiento vital. Son necesarias más mediaciones.

 

c) Ahondamiento

 

            * La encarnación en Mª de la Pasión: Por lo que pone en vuestra web este tema espiritual de la encarnación lo ha vehiculado vuestra fundadora en la contemplación de María como madre de Jesús. Es más un tema “mariano” que cristológico en sí. Pero lo hace con mucha hondura, con pasión incluso. Eso sí, su imaginario está inscrito, como es normal, en el marco del teísmo imperante en la época. ¿Habría pensado y escrito lo mismo en esta época secular nuestra? ¿Puede una FMM situarse ahí o ha de dar un paso más hacia otro paradigma teológico y vivencial?

            * Vuestra indudable encarnación: La que hacéis en la misión. Esa es vuestra encarnación “en primer acto” (como los teólogos de primer acto, los que viven aunque no escriban). Esa encarnación es la que habría que mantener a toda costa. Pero quizá una encarnación “en segundo acto” reflexiva, en una dirección de componente más histórico podría seos útil. De hecho, en las entrevistas que se dan en la web, los modos de misión son realmente de componente encarnacional histórico.

            * La encarnación en el lado débil: Ese es un denominador común de vuestra acción misionera. Mientras esto se dé, la encarnación real, la de la vida, irá por buen camino. El resto puede venir después. Por lo tanto hay que estar vigilante para no ser tentadas por encarnaciones potentes, que lleguen a muchos, que demanden muchos medios porque así se llega a más gente. El tema no es la eficacia traducida en cifras, sino la mística con la que se hacen las cosas.

            * Encarnación universal: Es otra nota a mantener a pesar de los tiempos de cambio y reducción que nos han tocado. Esto habría que mantenerlo incluso en nuestros países occidentales tan marcados por esta situación. La tentación de un mero repliegue habría de ser encarada con fuerza.

 

d) Perspectiva franciscana

 

            La carne de Francisco ha acogido hasta físicamente al crucificado. Es el tema de las llagas que el franciscanismo lo ha tratado siempre con un cierto enojo. Pero hay que unir la carne llagada a la carne que ama. En la película Francesco de L. Cavani dice Clara cuando los primeros compañeros le preguntan qué piensa ella de las llagas de Francisco: “Yo las cuidé sin hacer preguntas. El amor hizo su cuerpo igual que el del amado. Me pregunto si yo seré capaz de amar tanto”.

 

e) Taller rápido

 

            ¿Corre peligro vuestra universalidad en estos momentos de reducción?

 

3. Encarnación política

 

a) Frase guía

 

"No logro entender qué Biblia leen quienes dicen que no hay que mezclar religión y política" (Desmond Tutu).

 

Es una frase tópica, pero viene a cuento. La lejanía del tema político de quienes leemos, apreciamos, la Palabra es proverbial, aunque, en realidad, el sistema católico (en sus múltiples variantes) siempre ha hecho política, generalmente de índole conservadora. Se trataría de hacer obra de encarnación política en la línea del Evangelio, es decir, en interés mayoritario de los débiles. Eso es posible en muchas maneras, siempre anide dentro el afán por la justicia.

 

 

b) Texto bíblico: Lc 20,20-2

 

“Y acechándole enviaron espías que se simulasen justos, a fin de sorprenderle en alguna palabra, para entregarle al poder y autoridad del gobernador. Y le preguntaron, diciendo: Maestro, sabemos que dices y enseñas rectamente, y que no haces acepción de persona, sino que enseñas el camino de Dios con verdad. ¿Nos es lícito dar tributo a César, o no? Mas él, comprendiendo la astucia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis?  Mostradme la moneda. ¿De quién tiene la imagen y la inscripción? Y respondiendo dijeron: De César. Entonces les dijo: Pues devolved al César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios. Y no pudieron sorprenderle en palabra alguna delante del pueblo, sino que maravillados de su respuesta, callaron”.  

 

  • Este episodio que se llama del tributo al Cesar se ha leído normalmente (hasta tópicamente) como lo que hay que dar a cada uno de los poderes, a Dios (a la Iglesia) lo de Dios, al César (al poder civil) lo del César. Obvia de decir que una lectura así resulta inaceptable desde el punto de vista evangélico porque Jesús es uno sin poder, un humilde. Y hasta el Dios que él ofrece es un Dios sin poder. De manera que no hay caso.
  • La clave está en ese “devolved” del v.25: la trampa de lo político, de ver si te alías con el poder fáctico o no, Jesús la resuelve en parámetros de libertad: habría que ser ciudadano libre (una ciudadanía libre). Pero eso conlleva el devolver al poder sus prebendas que llevan dentro la factura de la opresión y del servilismo. El devolver te deja a la intemperie, pero libre; el no devolver te pone al amparo del sistema, pero esclavo. Por lo tanto, la encarnación política tendrá que ver con la libertad, la intemperie y la fraternidad que hace de amparo.

 

c) Ahondamiento

 

            * Alejamiento del sistema: Hay personas religiosas que dicen que no hacen política. La hacen y generalmente de parte del sistema establecido (casi siempre de componente conservador). La encarnación política no exige no hacer política; lo que demanda es hacerla desde el lado y a beneficio exclusivo de los débiles. Para ello habrá que situarse lejos de los sistemas establecidos, aunque eso merme la cuantía que se dispone incluso para la ayuda social. Pero, evangélicamente hablando, más vale que nuestra colaboración a la mejora social sea humilde que potente teniendo que hacer la reverencia al poder con lo que eso conlleva. La encarnación política desde el Evangelio es un modo peculiar de hacer política, el mismo que hizo Jesús: trabajar con medios humildes para que el día del fin de las desventuras de los pobres venga cuanto antes.

            * Amistad cívica: Quizá sea un modo básicamente evangélico de hacer política. La amistad cívica la define así Adela Cortina: “La amistad cívica no consiste en que los ciudadanos se vayan de tapas, porque éstas son cosas que se hacen con los amigos corrientes, con ésos a los que, según el diccionario, se tiene afecto personal desinteresado que se fortalece con el trato. La amistad cívica sería más bien la de los ciudadanos de un Estado que, por pertenecer a él, saben que han de perseguir metas comunes y por eso existe ya un vínculo que les une y les lleva a intentar alcanzar esos objetivos, siempre que se respeten las diferencias legítimas y no haya agravios comparativos”. Esto habría que comenzar a ponerlo en práctica en las mismas comunidades religiosas, necesitadas de esta flexibilidad.

            * Sentido de ciudadanía: Algo imprescindible para la encarnación política: creerse ciudadano e implicarse algo en la ciudadanía. No vivir de espaldas a la ciudad de la que hago parte. Eso no es solamente votar cada cuatro años (algunos, ni eso), sino preocuparse realmente por el devenir humano de mi ciudad y tener algún tipo de implicación social tangible que ayude a mejorar el nivel relacional de esa ciudad. Esto no se ha llevado a la espiritualidad común, pero si hablamos realmente de encarnación estamos hablando de cosas como estas. De lo contrario, todo se esfuma.

 

d) Perspectiva franciscana

 

            Podrías pensarse que Francisco de Asís es un apolítico. Nada más lejos de la realidad. Pongamos como ejemplo la famosa bendición a la ciudad de Asís: “Al pasar junto al hospital, pidió a los que lo llevaban que dejaran la camilla en el suelo; y como, a consecuencia de la gravísima y larga enfermedad de los ojos, apenas podía ver, pidió que le giraran la camilla de suerte que quedara con el rostro vuelto a la ciudad de Asís. Enderezándose un poco, bendijo la ciudad, diciendo: «Señor, creo que esta ciudad fue en tiempos antiguos morada y refugio de hombres malos e injustos, mal vistos en todas estas provincias; pero veo que, por tu misericordia sobreabundante, cuando tú has querido, le has manifestado las riquezas de tu amor, para que ella sea estancia y habitación de quienes te conozcan, den gloria a tu nombre y difundan en todo el pueblo cristiano el perfume de una vida pura, de una doctrina ortodoxa y de una buena reputación. Te pido, por tanto, Señor Jesucristo, Padre de las misericordias, que no tengas en cuenta nuestra ingratitud, sino que recuerdes siempre la abundante misericordia que has mostrado en esta ciudad, para que ella sea siempre morada y estancia de quienes te conozcan y glorifiquen tu nombre bendito y glorioso en los siglos de los siglos. Amén». Acabada esta plegaria, le llevaron a Santa María de la Porciúncula”. Un hombre político que bendice a su ciudad porque siempre estuvo interesado por ella, aunque lo fuera desde sus propias opciones.

 

e) Taller rápido

 

            Por qué somos tan reacios a llevar asuntos políticos a la mesa de la comunidad.

 

Taller de cine: CÓMO MEJORAR EL MUNDO A TRAVÉS DE UN USO MÁS CONSCIENTE DEL DINERO

 

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CONCLUSIÓN

 

         Tal vez todo este trabajo que hemos realizado no haya alcanzado su finalidad: valorar la espiritualidad de la encarnación desde un lado más histórico y convertirla así en un motor de más potencia que el que nos prestado la espiritualidad tradicional. Esa era la intención. Si no se ha logrado, tengamos paz. Y si se ha logrado, demos gracias al Padre que nos acompaña, a Jesús que nos abre los secretos del misterio y a la fraternidad que nos acompaña en la búsqueda.

 

Fidel Aizpurúa Donazar

Madrid, junio de 2013 

 

 

 

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