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FIAIZ

Dar fe al Evangelio

DAR FE AL EVANGELIO

10 Caminos

 

            A veces, en Cuaresma, por ejemplo, se invita a los creyentes a “Creer en el Evangelio”. Nuestra fe está asentada sobre verdades, sobre dogmas, sobre normas, sobre mandamientos. Pero ¿está asentada sobre el Evangelio? ¿Cuál es la fe del Evangelio? ¿Cómo habría de ser la vida de quien da fe al Evangelio? Sería una contradicción decir que se tiene fe y no creer en la fe del Evangelio. Vamos a proponer diez caminos de fe evangélica que puedan iluminar nuestro itinerario cristiano en este año de la fe.

  1. 1.      El Evangelio cree que las entregas no se pierden: Jesús se entiende a sí mismo como un “entregado”, uno que se da hasta el final (Mc 9,31). De aquí se deriva la certeza de que las entregas tienen un valor en sí mismas. No dependen ni del aplauso, ni del premio, ni del pago. Ellas valen por sí mismas. Nadie agradeció a Jesús su entrega en cruz. Al contrario, se mofaban de él (Mc 15,29). Y sin embargo, su entrega valía absolutamente, entrega de salvación.
  2. 2.      El Evangelio cree en el poder de la generosidad: La generosidad es “salsa” para muchos guisos. La generosidad ilumina el interior de la persona. Por eso “si eres generoso, cuánta luz dentro” (Mt 6,22-23). Y esto por una sencilla razón: porque el mismo Dios, el Padre, es incomprensiblemente generoso con toda persona (Mt 20,15). Pretender ser creyente en el Evangelio desde actitudes tacañas, individualistas, es imposible.
  3. 3.      El Evangelio cree que cuando el otro gana, tú también ganas: Porque desde niños se nos ha hecho creer que si te das al otro, él gana y tú pierdes. Sumado esto al egoísmo natural de toda persona, el aserto evangélico de “invita a pobres que no pueden pagarte” se hace increíble (Lc 14,13). La fe evangélica tiene por cierto que cuando todos ganan, tú ganas; y cuando solamente tú ganas, en realidad, todos pierden, incluso tú.
  4. 4.      El Evangelio cree que se puede estar contento sirviendo: Porque algo nos dice que el servicio al hermano débil no nos puede contentar, satisfacer, realizar. Pero el Evangelio cree que se puede ser “primero” estando al servicio del otro (Mc 9,35). Jesús mismo se ha presentado como “uno que sirve” (Lc 22,27). Así él ha sido feliz, sirviendo, entregándose. No entender el servicio como modo de vida es arriesgarse a “no tener nada que ver” con Jesús (Jn 13,8).
  5. 5.      El Evangelio cree que no es imposible llegar a una comunidad de iguales: Porque nuestra mentalidad desigualadora y jerarquizante nos dice que eso es imposible, que siempre seremos desiguales. Pero el gran sueño de Jesús es una comunidad de seguidores en la que “uno es vuestro Padre y todos vosotros sois hermanos” (Mt 23,8). Es muy difícil llegar a esto. Quizá tengamos que recorrer aún muchos tramos largos de historia humana. Pero renunciar a este sueño hermoso de Jesús sería desdecirse de la fe del Evangelio.
  6. 6.      El Evangelio cree que las penalidades de los pobres han de tener fin: De ahí que no lee bien el Evangelio quien entiende Jn 12,8 como “a los pobres siempre los tendréis con vosotros”. No, Jesús cree que las desdichas de los débiles han de tener fin. Por eso, cuando proclama “Bienaventurados los pobres” está queriendo decir que los pobres, aunque despojados de sus derechos, tienen razón y que sus exigencias de justicia no prescriben (Mt 5,3).
  7. 7.      El Evangelio cree que la vida humana es una vida acompañada: Lo cree firmemente y de forma taxativa lo dice Juan 14,23: “Vendremos a él y pondremos nuestra morada en él”. Nosotros que somos gentes de superficie creemos, con frecuencia, que la vida está “dejada de la mano de Dios”. Pero, para el Evangelio, eso no es cierto, sino todo lo contrario: en el fondo de la vida, en el subsuelo de la existencia, en el cimiento de la realidad, Dios sostiene nuestro camino. Como dicen los teólogos, Dios es el fundamento del ser. Y esto es así porque en Jesús mismo ha venido a quedarse para siempre la realidad de lo divino (Jn 1,32). Por eso sabemos que Dios acompaña la existencia, porque antes ha acompañado el caminar de Jesús.
  8. 8.      El Evangelio cree que Dios ha sembrado en la historia la capacidad de llegar a ser hijo: Lo dice Jn 1,12: “les dio capacidad para ser hijos de Dios”. El acto creacional es la evidencia de que estamos llamados a la filiación. Las penalidades evidentes que conlleva el vivir, siendo la mayor de todas la muerte, quedan más que compensadas por la ganancia de poder llegar al gozo de la filiación, al sentido encontrado, a la dicha al alcance de la mano. Esto es lo que el Evangelio de Juan quiere decir: por la encarnación de Jesús (Jn 1,14) Dios te ha dotado de la capacidad de ser hijo. Ahora la pelota está en nuestro tejado.
  9. 9.      El Evangelio cree que el éxito de la vida es llegar a una buena relación: Porque si a Jesús le hubieran dicho si quería una nueva religión, se habría extrañado ya que tenía la suya, el judaísmo. Pero él cree que lo importante es que la persona llegue a una buena relación con Dios, con los hermanos, con la naturaleza. Piensa que esa nueva relación que va más allá de las normas (Mc 7,13), que se ofrece incluso a paganos (Mc 7,24-37) es el éxito de la ciudadanía del reino.

10.  El Evangelio cree que somos de la familia de Jesús: Porque ese es el mensaje y meollo de la resurrección: que el viejo sueño de la alianza ha tomado en Jesús la realidad de una familia: “Mi Padre es vuestro Padre, mi Dios es vuestro Dios” (Jn 20,17). Dios ha hecho a la creación de su familia y ninguna vicisitud romperá esa familiaridad. Si no fuera así, la vida y resurrección de Jesús carecerían de valor

            Estos son los caminos de fe que marca el Evangelio. Estas son las “palabras de vida” a las que haríamos bien en adherirnos porque redundarían en beneficio nuestro (Jn 6,68). Pretender avivar la fe sin creer a la Palabra del Evangelio nos parece imposible. Dice Benedicto XVI cuando catequiza sobre el año de la fe: “Es fundamental la Sagrada Escritura, donde la Palabra de Dios se hace audible para nosotros y alimenta nuestra vida de «amigos» de Dios. Toda la Biblia relata la revelación de Dios a la humanidad; toda la Biblia habla de fe y nos enseña la fe narrando una historia en la que Dios conduce su proyecto de redención y se hace cercano a nosotros, los hombres, a través de numerosas figuras luminosas de personas que creen en Él y a Él se confían, hasta la plenitud de la revelación en el Señor Jesús”. Dar fe al Evangelio es asentar la vida en el cimiento sólido de quien construye sobre roca (Mt 7,25).

 

Fidel Aizpurúa Donazar

 

 

 

 

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