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FIAIZ

Juan 120

CVJ 

Domingo, 21 de octubre de 2012

 

VIDA ACOMPAÑADA

 Plan de oración con el Evangelio de Juan

 

120. Jn 18,1-14

 

Introducción:

 

                Siempre ha dicho la tradición popular que “aunque la mona se vista de seda, mona se queda”. Se refiere el dicho a esa distancia que hay entre lo que se ve y que oculta lo que se ve. Una cosa son las apariencias y otra la verdadera realidad. Pero he aquí que, desde siempre, las apariencias han tenido para nosotros/as gran importancia. La apariencia nos despista: si es buena la apariencia, tendemos calificar a la persona de buena; si es mala, la persona no vale. La vida se encarga, muchas veces, de desenmascarar las apariencias. Pero éstas, en nuestra cultura de la imagen, triunfan. Por eso es una gran sabiduría saber distinguir la apariencia de la realidad y asentar la vida más sobre realidades que sobre apariencias.

                Es que este juego entre apariencia y realidad se da también en este primer pasaje del relato de la pasión de san Juan: Jesús aparece como un pobre hombre, un arrestado, ya que todos los arrestos son tristes. Pero eso era lo externo, la apariencia. En realidad, ese arrestado es una persona ante la que el mal (los que van a detenerlo) cae rendido (cayeron por tierra). Porque los ojos de la carne dirán que aquella persona era un pobre hombre arrestado, pero los ojos de la fe, que miran más al interior (a la verdad) que a las apariencias dicen que era el gran solidario con la vida, el gran amparador, el que nos salvaba de nuestra limitación, el que abría horizontes a la vida, el gran benefactor de lo humano. No lo vieron así quienes le detuvieron ni quienes lo vieron detener. Pero, ahora, con la perspectiva del tiempo y la experiencia de la fe podemos decirlo: más allá de su pobreza, era quien nos amparaba y nos amaba del todo. Esa entrega de Jesús a fondo es la que se narra en los relatos de la pasión.

 

***

 

Texto:

 

18,1Dicho esto, Jesús salió con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. 2(También Judas, el traidor, conocía el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos).

3 Judas entonces, tomando la compañía y unos guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos, entró allá con faroles, antorchas y armas.

4Jesús, sabiendo todo lo que venía sobre él, se adelantó a él  y les dijo:

                -¿A quién buscáis?

                5Le contestaron:

                -A Jesús el Nazareno.

                Les dijo Jesús:

                -Yo soy

                (Estaba quieto también con ellos Judas, el traidor).

6Al decirles, entonces, “Yo soy”, retrocedieron y cayeron a tierra.

7Les preguntó otra vez:

                -¿A quién buscáis?

                Ellos dijeron:

                -A Jesús el Nazareno

                8Replicó Jesús:

                -Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí, dejad marchar a estos.

                9Y así se cumplió lo que había dicho: “No he perdido a ninguno de los que me diste”.

10Entonces, Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al criado del sumo sacerdote cortándole la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco.

11Dijo entonces Jesús a Pedro:

                -Mete la espada en la vaina. ¿El amargo trago que me ha dado mi Padre, no lo voy a beber?

12La patrulla, el tribuno y los guardias de las autoridades judías prendieron a Jesús, lo ataron 13y lo llevaron primero a Anás (porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año); 14era Caifás el que había dado a los judíos este consejo: “Conviene que muera un solo hombre por el pueblo”.

 

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Ventana abierta:

 

 

                Este muchacho es Moncho Ferrer, hijo del filántropo y misionero, Vicente Ferrer. Por su apariencia sería alguien anodino, cuando no un poco extraño, con su pelo largo y sus abalorios de estilo hippi. Pero es una persona entregada a la causa de los más débiles. Ha prendido en él la llama de la filantropía y del amor social de su padre. Quienes se acercan a él se quedan extrañados de que con tan pocos medios pueda llegar a tantos. No es lo que puede parecer. Anida en su verdad el amor al otro, aunque las formas no sean las oficiales.

                Oramos: Gracias, Señor, por quienes tienen en el alma el anhelo del amor; gracias por quienes esconden, como una perla, el sentido de la solidaridad; gracias por quienes ponen más énfasis en lo que se es que en lo que aparece.

 

***

 

Desde la persona de Jesús:

 

                Cuando Jesús dice que si le buscan a él, dejen marchar a sus amigos, está desvelando la grandeza que encierra en su interior. Tendrían que haber luchado sus amigos por él; pero el miedo les pudo. Nunca se lo recriminó. Más aún, cuando él estaba en peligro, fue él quien les sacó la cara. En verdad su interior estaba lleno de amor. Aunque por fuera era un pobre arrestado.

                Oramos: Te alabamos, Jesús, por tu gran corazón; te alabamos por tu valentía a favor de tus amigo;  te alabamos por tu interior lleno de generosidad.

               

***

 

Ahondamiento personal:

 

                Dice el texto que llevaron a Jesús “atado”, aunque era una persona pacífica. En todos los arrestos se “ata” al reo. Un arrestado y un atado. Uno con muy poco margen para la bondad, para el amor. Pero su silencio, su respeto al enemigo, su acogida a Judas (se dejó besar), su serenidad para tratar de encajar una circunstancia adversa, desvelan la gran talla humana y espiritual de este hombre. En esas notas es donde se revela  la categoría de la persona.

                Oramos. Que mantengamos el respeto al otro aun en los momentos de adversidad; que tratemos de encajar con la mayor serenidad posible los palos de la vida; que el amor esté siempre presente en nuestra manera de mirar al otro.

               

***

 

 

 

Desde la comunidad virtual:

 

                Cada vez nos conocemos más en la comunidad virtual y los rasgos externos no nos despistan: sabemos desvelar el valor real de cada uno más allá de sus apariencias. Por eso, hemos de trabajar por acoger con aprecio el interior de la persona que tenemos cerca, aunque su aspecto externo pueda ser cuestionable. Cuanto más apreciemos el corazón del otro/a más cerca estamos de su verdad.

                Oramos: Que miremos con benignidad el corazón de quien convive con nosotros; que no nos cansemos de acoger a quien la vida hace que se cruce con nosotros; que creamos que el corazón del otro/a y su bondad es su verdadero valor.

               

***

 

Poetización:

 

Lo arrestaron,

como a cualquier preso,

de una manera violenta,

deshumanizadora,

despectiva.

Lo humillaron atándolo

amenazándolo,

 injuriándolo.

Un triste arresto,

como todos los arrestos.

Pero los ojos de la fe,

los ojos del amor,

veían otra cosa:

era nuestro amparo,

era el siempre solidario,

era el caminante que no se fatiga,

era el abrazador que quita el frío del corazón,

era el gran aliado de nuestros anhelos,

era el cercano que jamás de aleja.

era todo eso y mucho más.

No se le vio así,

pero era realmente así.

Por eso ahora,

que sabemos leer esa hermosa profundidad

es cuando se aviva

el amor

y también la fe.

“Lo veo crucificado,

arrestado,

y lo llamo rey”, decían los antiguos.

Algo de eso decimos

también nosotros.

 

 

***

 

Para esta semana:

 

                Procura no fijarte en las apariencias de quienes conviven contigo. Mira al fondo de la persona.

 

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